La mayoría son de cuarto de la ESO y de Bachillerato · La formación de apoyo ronda entre los 15 euros la hora a domicilio y los 2 euros en un centro especializado.
Acabar el curso con más de dos suspensos no es un trago fácil para las familias. Hay que cambiar los planes de vacaciones y tomar una decisión clave: dejar que el alumno afronte por sí solo la recuperación de las materias que no ha conseguido superar durante el curso, contratar a un profesor para que lo forme en casa o acudir a una academia de enseñanza para que se motive con más alumnos.
«No existe una explicación universal del por qué suspenden los chavales y tampoco una fórmula exclusiva para todos», aclara el profesor titular de Didáctica de la Universidad de Granada, Fernando Peñafiel. Según él, el papel del centro en el que está matriculado el alumno, el profesorado y sus circunstancias familiares son, «por igual», claves en el éxito de la educación reglada.
«Cuando llega el momento de afrontar los suspensos hay que abordarlo todo de forma conjunta y no olvidar que detrás de cada fracaso hay una falta de interés por parte de alguno de estos pilares», explica.
La mayoría de los alumnos que contratan los servicios de un profesor particular, sea a domicilio o en un centro especializado, son de Secundaria o de Bachillerato; un 80% tiene suspensas las matemáticas o la física; y, de media, se apunta a clases dos horas a la semana para cada materia.
Las clases particulares en el domicilio del alumno es la fórmula más extendida. Los padres se aseguran así que sus hijos tengan una atención personalizada, no les obliga a desplazarse a ningún centro y creen que evitan las distracciones propias de la convivencia con más alumnos.
La elevada demanda de este servicio llevó a Jesús Torralba a montar en Granada hace ocho años una empresa que se llama el Profe en Casa, que envía a domicilio a los docentes de apoyo. Proporcionan formación tanto a niños de Primaria como a los de estudios superiores, pero «de la universidad tenemos pocas peticiones», explica. Con una plantilla de 40 profesores (con alta movilidad), el Profe en Casa da servicio este mes a cerca de un centenar de alumnos, la mayoría de cuarto de la ESO y segundo de Bachillerato.
Coincide, como el resto de las fuentes consultadas, en que las materias más solicitadas son las de Ciencias (Matemáticas, Física y Química), Inglés y Lengua, aunque estas dos últimas son más demandadas por los de Primaria. «También los hay que tienen un 9 de expediente y quieren una preparación óptima para subir nota en Selectividad», añade.
En cuanto acaba el curso los padres dejan que sus hijos disfruten de una semana de descanso y luego los apuntan para que se les refuerce las asignaturas más flojas durante julio y agosto. Los profesores particulares son más caros, cobran de media unos 15 euros la hora, pero no tienen matrícula y precisan menos horas a la semana por materia (dos de media).
Sin embargo, los hay que prefieren la motivación grupal de las academias. «Estudiar con más alumnos genera una mayor competitividad y les motiva para superarse», dice el director de la Academia de Enseñanza Puerta Real, Jonathan Contreras. Asegura que se guían por la programación de cada centro y tratan de no tener a más de 10 alumnos por grupo. «Cada vez que dan las notas registramos un aluvión de llamadas de solicitudes para la academia», dice Contreras, quien afirma que los alumnos de su centro tienen una media de tres suspensos como mínimo cada uno.
El profesor Peñafiel considera que hay una razón muy clara para que se registre un mayor fracaso escolar en la Secundaria y Bachillerato: «La formación de este profesorado falla». En su opinión, los maestros de Infantil y Primaria sí están preparados para la docencia, pero un matemático no tiene porqué tener conocimientos pedagógicos». La única formación que reciben los profesores de Enseñanzas Medias es la del Máster de Secundaria, que amplía un poco los conocimientos que antes se daban en el CAP (Certificado de Aptitudes Pedagógicas), y para Peñafiel es claramente insuficiente. «Son muy buenos en su materia, pero no como profesores», dice, e insiste en que «una clase con un alto número de suspensos denota que el docente no ha sabido motivar a sus alumnos lo suficiente».
Aún así, el experto en Didáctica de la UGR asegura que el papel de los padres y madres es clave en la educación. «Con apuntar al niño a una academia no es suficiente -dice-, tienen que ayudarles, seguir su formación, establecer unos horarios e implicarse de lleno en la recuperación de sus hijos, aunque para ello tengan que cambiar sus planes de vacaciones».
Para el responsable de la Academia Puerta Real, detrás del alto porcentaje de suspensos que hay en la Secundaria hay un factor clave: «La base que llevan de Primaria no es buena». Contreras dice que el mayor índice de suscripciones lo tienen cuando acaba el primer trimestre, tras las notas de Navidad. «¿Cómo es posible que los chavales fracasen desde el principio del curso?», se pregunta, y contesta que sólo puede ser debido a que traen una formación en las asignaturas de Ciencias muy deficitaria.
Para el responsable del centro, el fracaso en Matemáticas no se justifica si hay una buena formación temprana, pero el caso de la Lengua es distinto, pues, según él, es la materia que menos les gusta en Secundaria. Dice que «muchos de sus alumnos llegan rebotados de las clases particulares, que no han conseguido superar la materia o no tienen buen entendimiento con el profesor y que en grupo resuelven mejor las dudas». Pero Torralba defiende la calidad de la enseñanza exclusiva y personalizada, que es lo que se demanda a la reglada.
Descargar