Durante el verano muchos son los jóvenes que deben dejar a un lado las vacaciones antes de lo previsto. Los estudiantes que tienen cita con sus exámenes en septiembre comenzaron a hincar los codos desde hace ya semanas. Así, la concentración le declara la guerra al calor asfixiante del verano en la capital. Pero el debate se abre cuando estos jóvenes reclaman a la Universidad de Granada lugares donde poder estudiar no sólo por la mañana sino también por la tarde. El pasado lunes el Aulario de Derecho, situado en la Avenida Fuentenueva, pasó a ser la única biblioteca que durante esta semana permanecerá abierta las 24 horas. Este horario permanecerá hasta el 20 de septiembre y será interrumpido con dos horas de intervalo cada día, de 6 a 8 de la mañana, para la limpieza de las aulas.
Sin embargo los estudiantes coinciden en que la fecha para la apertura de esta biblioteca 24 horas es muy tardía. «Se supone que debemos estudiar durante todo el verano, si los profesores dicen que en una semana no se puede aprobar cómo vamos a intentar estudiar en diez días», asegura Alberto Toro estudiante de la Licenciatura en Economía que tiene su primer examen el día 1 de septiembre. Las distintas facultades de la Universidad de Granada han abierto durante estos días por la mañana, pero por las tardes las casas de estos jóvenes parecen ser el único lugar disponible para su estudio. José Luis Ruiz, alumno de la Licenciatura de Economía llevaba semanas preguntándose dónde estudiar con 40 grados de temperatura, «nuestro horario es de todo el día, por otro lado los que tienen prácticas por la mañana sólo pueden estudiar por la tarde».
El hecho de que el Aulario aporte las únicas aulas de estudio abiertas durante todo el día, presenta el problema de la gran afluencia de estudiantes hasta que el día 29 de este mes se abrán el resto de bibliotecas. Según explica Conchi Madrid, personal de conserjería, hay abiertas cinco aulas ampliables a cuatro si es necesario. Además explica que «sólo se utilizan las aulas de la planta baja para evitar que haya un trasiego de gente por todo el edificio». De este modo, los estudiantes aseguran que a mitad de la tarde ya no hay asientos libres, «ayer a las ocho de la tarde había 400 estudiantes», explica la vigilante de seguridad.
Estas aulas también presentan el ya conocido problema de la reserva de sitios dejando libros durante horas en ausencia de su dueño. «En la biblioteca de la Junta el vigilante a los diez minutos quita las cosas de los que se han levantado, pero aquí esto no se lleva a raja tabla», advierte Daniel Martín, estudiante de Trabajo Social. Por otro lado, son los propios jóvenes los que exponen posibles soluciones a la Universidad, «deberían habilitar durante todo el mes de agosto la biblioteca Biosanitaria, que es bastante grande, para estudiar tanto mañana como tarde», explica Jose Luís Ruiz.
Muchos estudiantes necesitan para concentrarse bibliotecas o aulas de estudio. Cada joven con sus múltiples formas de aprendizaje. Entre los que prefieren las zonas compartidas a quedarse en casa, se expande la indignación por la falta de espacio para estudiar.