Salud, psicología, constitucionalismo, temas de los cursos de verano

Los XX Cursos Internacionales de Verano «Ciudad de Melilla» analizarán este año asuntos de diversa índole relacionados con la salud, la psicología, el constitucionalismo, las nuevas tecnologías o los cien años de historia de los Regulares, la unidad más condecorada del Ejército español.

En rueda de prensa, la consejera de Cultura, Simi Chocrón, junto al director de los cursos, Manuel Ruiz, y el delegado del rector de la Universidad de Granada, Sebastián Sánchez, ha presentado la programación de este año, que incluye seis cursos distintos que se desarrollarán entre el 11 y el 29 de julio.

Durante la primera semana, el psicólogo y escritor Bernabé Tierno será uno de los protagonistas con un curso enfocado en las claves de una educación inteligente para garantizar el éxito escolar.

Asimismo, se hablará de los dos siglos de constitucionalismo en España gracias a un curso organizado de forma conjunta entre el Colegio de Abogados de Melilla y el Consejo Consultivo de Andalucía.

La segunda semana será el turno de las nuevas tecnologías y de las técnicas de liderazgo, con dos cursos sobre montaje, configuración y diagnóstico de ordenadores, y sobre gobernanza local en el marco de la Unión Europea.

Por último, los cien años de historia del Grupo Regulares y la atención al paciente neurológico y traumatizado cerrarán el programa de este año.

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Demuestran la importancia de entorno al tomar decisiones de riesgo financiero

Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada ha demostrado el «papel activo» del entorno a la hora de tomar decisiones de riesgo financiero.
Según ha informado Andalucía Investiga en un comunicado, el estudio es un proyecto de excelencia, incentivado con 554.000 euros por la Junta, para analizar qué mueve a las personas a invertir en sectores específicos y de riesgo como apuestas públicas, el sector inmobiliario o la bolsa.
La investigación parte de la Teoría de la Comparación Social de Festinger (1954), que describe la tendencia que tienen los individuos a compararse con sus semejantes y así evaluar sus propias decisiones y habilidades personales.
El proyecto propuesto por el grupo de investigación que dirige el catedrático Nikolaos Georgantzis «El papel de la comparación social en las decisiones económicas bajo incertidumbre» persigue, por tanto, conocer cómo se aplica la Teoría de Festinger en la toma de decisiones financieras de riesgo.
Los expertos se centran en primer lugar en el estudio del papel de las comparaciones sociales en la construcción de las actitudes personales frente a decisiones de riesgo.
«Analizamos el efecto que tiene en las decisiones económicas realizadas bajo incertidumbre el hecho de que el resultado final dependa de las emociones y actuaciones del entorno», explica el investigador principal.
Según apunta este experto, la investigación está enmarcada dentro del contexto de la economía experimental y se desarrolla a través de una metodología interdisciplinar basada en conceptos como la propia economía, la comparación social y la incertidumbre.
El estudio comienza con la captación de voluntarios mediante un anuncio público, en este caso, entre alumnos u otros colectivos afines.
A continuación, los expertos programaron un contexto de interacción social determinado en el que los participantes, siguiendo unas directrices, se relacionaron entre ellos y empezaron a tomar decisiones de riesgo.
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La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar

La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar, según constata un estudio del Departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Granada, sobre una muestra de 2.159 estudiantes del centro –344 hombres y 1.815 mujeres–.

   El objetivo del trabajo, publicado en ‘Gaceta Sanitaria’ y recogido por Europa Press, ha sido el de analizar el perfil de las víctimas y de los autores de abusos sexuales a menores y sus consecuencias en la salud mental de los afectados.

   El 95% de los agresores son hombres; más de la mitad (el 52,8%) son familiares de la víctima, y en un 44% de los casos son también menores de edad.

   El 12,5% de los universitarios manifiesta haber sufrido abusos sexuales antes de los 18 años –el 8,4% en el caso de los varones y el 13,2% de la muestra femenina–.

   En la mayoría de los casos, el 62,8%, consistió en tocamientos del agresor a la víctima o viceversa, mientras que un 24,5% de los sucesos comportó sexo oral, penetración (anal o vaginal) o ambos.

   Casi la mitad de los casos fueron incidentes aislados, mientras que en el 26,8% el abuso se caracterizó por la continuidad.

   La edad media de inicio fue a los 8,8 años, teniendo en cuenta que el 11% de las víctimas –29 mujeres, 2 hombres– volvió a sufrir abusos sexuales antes de los 18 años por parte de un agresor diferente y el 7,4% –todas mujeres excepto una– declaró haber cometido algún tipo de abuso sexual contra otro niño.

   Respecto al perfil del agresor, sólo el 10% fueron personas desconocidas, y el 53% de los abusos contra mujeres los cometió un pariente, mientras que en los hombres la tasa de abusos intrafamiliares fue del 51,7%.

   La mayoría tuvo lugar en el hogar de la víctima o del agresor, o en ambos, siendo las visitas y el contexto de cuidados al niño las circunstancias más habituales.

   El 75% de los abusos contra mujeres se cometió en la intimidad de un hogar, mientras que la tasa de abusos en lugares públicos tendía a ser algo mayor en los niños que en las niñas –34,5% frente a 25%–.

   El estudio también analiza las consecuencias psicológicas de haber sufrido abusos sexuales durante la infancia o la adolescencia, si bien las mujeres víctimas de abusos presentaron peores puntuaciones que las universitarias sin antecedentes en todas las variables de salud mental.

   Las secuelas se traducen en una menor autoestima y asertividad y en una actitud vital negativa, con mayores episodios de depresión y ansiedad. Sin embargo, las víctimas varones sólo diferían de sus compañeros sin antecedentes de abusos en su mayor nivel de ansiedad.

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La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar

La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar, según constata un estudio del Departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Granada, sobre una muestra de 2.159 estudiantes del centro –344 hombres y 1.815 mujeres–.

El objetivo del trabajo, publicado en ‘Gaceta Sanitaria’ y recogido por Europa Press, ha sido el de analizar el perfil de las víctimas y de los autores de abusos sexuales a menores y sus consecuencias en la salud mental de los afectados.

El 95% de los agresores son hombres; más de la mitad (el 52,8%) son familiares de la víctima, y en un 44% de los casos son también menores de edad.

El 12,5% de los universitarios manifiesta haber sufrido abusos sexuales antes de los 18 años –el 8,4% en el caso de los varones y el 13,2% de la muestra femenina–.

En la mayoría de los casos, el 62,8%, consistió en tocamientos del agresor a la víctima o viceversa, mientras que un 24,5% de los sucesos comportó sexo oral, penetración (anal o vaginal) o ambos.

Casi la mitad de los casos fueron incidentes aislados, mientras que en el 26,8% el abuso se caracterizó por la continuidad.

La edad media de inicio fue a los 8,8 años, teniendo en cuenta que el 11% de las víctimas –29 mujeres, 2 hombres– volvió a sufrir abusos sexuales antes de los 18 años por parte de un agresor diferente y el 7,4% –todas mujeres excepto una– declaró haber cometido algún tipo de abuso sexual contra otro niño.

Respecto al perfil del agresor, sólo el 10% fueron personas desconocidas, y el 53% de los abusos contra mujeres los cometió un pariente, mientras que en los hombres la tasa de abusos intrafamiliares fue del 51,7%.

La mayoría tuvo lugar en el hogar de la víctima o del agresor, o en ambos, siendo las visitas y el contexto de cuidados al niño las circunstancias más habituales.

El 75% de los abusos contra mujeres se cometió en la intimidad de un hogar, mientras que la tasa de abusos en lugares públicos tendía a ser algo mayor en los niños que en las niñas –34,5% frente a 25%–.

El estudio también analiza las consecuencias psicológicas de haber sufrido abusos sexuales durante la infancia o la adolescencia, si bien las mujeres víctimas de abusos presentaron peores puntuaciones que las universitarias sin antecedentes en todas las variables de salud mental.

Las secuelas se traducen en una menor autoestima y asertividad y en una actitud vital negativa, con mayores episodios de depresión y ansiedad. Sin embargo, las víctimas varones sólo diferían de sus compañeros sin antecedentes de abusos en su mayor nivel de ansiedad.

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La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar

La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar, según constata un estudio del Departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Granada, sobre una muestra de 2.159 estudiantes del centro –344 hombres y 1.815 mujeres–.

El objetivo del trabajo, publicado en ‘Gaceta Sanitaria’ y recogido por Europa Press, ha sido el de analizar el perfil de las víctimas y de los autores de abusos sexuales a menores y sus consecuencias en la salud mental de los afectados.

El 95% de los agresores son hombres; más de la mitad (el 52,8%) son familiares de la víctima, y en un 44% de los casos son también menores de edad.

El 12,5% de los universitarios manifiesta haber sufrido abusos sexuales antes de los 18 años –el 8,4% en el caso de los varones y el 13,2% de la muestra femenina–.

En la mayoría de los casos, el 62,8%, consistió en tocamientos del agresor a la víctima o viceversa, mientras que un 24,5% de los sucesos comportó sexo oral, penetración (anal o vaginal) o ambos.

Casi la mitad de los casos fueron incidentes aislados, mientras que en el 26,8% el abuso se caracterizó por la continuidad.

La edad media de inicio fue a los 8,8 años, teniendo en cuenta que el 11% de las víctimas –29 mujeres, 2 hombres– volvió a sufrir abusos sexuales antes de los 18 años por parte de un agresor diferente y el 7,4% –todas mujeres excepto una– declaró haber cometido algún tipo de abuso sexual contra otro niño.

Respecto al perfil del agresor, sólo el 10% fueron personas desconocidas, y el 53% de los abusos contra mujeres los cometió un pariente, mientras que en los hombres la tasa de abusos intrafamiliares fue del 51,7%.

La mayoría tuvo lugar en el hogar de la víctima o del agresor, o en ambos, siendo las visitas y el contexto de cuidados al niño las circunstancias más habituales.

El 75% de los abusos contra mujeres se cometió en la intimidad de un hogar, mientras que la tasa de abusos en lugares públicos tendía a ser algo mayor en los niños que en las niñas –34,5% frente a 25%–.

El estudio también analiza las consecuencias psicológicas de haber sufrido abusos sexuales durante la infancia o la adolescencia, si bien las mujeres víctimas de abusos presentaron peores puntuaciones que las universitarias sin antecedentes en todas las variables de salud mental.

Las secuelas se traducen en una menor autoestima y asertividad y en una actitud vital negativa, con mayores episodios de depresión y ansiedad. Sin embargo, las víctimas varones sólo diferían de sus compañeros sin antecedentes de abusos en su mayor nivel de ansiedad.

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La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar

La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar, según constata un estudio del Departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Granada, sobre una muestra de 2.159 estudiantes del centro –344 hombres y 1.815 mujeres–.

El objetivo del trabajo, publicado en ‘Gaceta Sanitaria’ y recogido por Europa Press, ha sido el de analizar el perfil de las víctimas y de los autores de abusos sexuales a menores y sus consecuencias en la salud mental de los afectados.

El 95% de los agresores son hombres; más de la mitad (el 52,8%) son familiares de la víctima, y en un 44% de los casos son también menores de edad.

El 12,5% de los universitarios manifiesta haber sufrido abusos sexuales antes de los 18 años –el 8,4% en el caso de los varones y el 13,2% de la muestra femenina–.

En la mayoría de los casos, el 62,8%, consistió en tocamientos del agresor a la víctima o viceversa, mientras que un 24,5% de los sucesos comportó sexo oral, penetración (anal o vaginal) o ambos.

Casi la mitad de los casos fueron incidentes aislados, mientras que en el 26,8% el abuso se caracterizó por la continuidad.

La edad media de inicio fue a los 8,8 años, teniendo en cuenta que el 11% de las víctimas –29 mujeres, 2 hombres– volvió a sufrir abusos sexuales antes de los 18 años por parte de un agresor diferente y el 7,4% –todas mujeres excepto una– declaró haber cometido algún tipo de abuso sexual contra otro niño.

Respecto al perfil del agresor, sólo el 10% fueron personas desconocidas, y el 53% de los abusos contra mujeres los cometió un pariente, mientras que en los hombres la tasa de abusos intrafamiliares fue del 51,7%.

La mayoría tuvo lugar en el hogar de la víctima o del agresor, o en ambos, siendo las visitas y el contexto de cuidados al niño las circunstancias más habituales.

El 75% de los abusos contra mujeres se cometió en la intimidad de un hogar, mientras que la tasa de abusos en lugares públicos tendía a ser algo mayor en los niños que en las niñas –34,5% frente a 25%–.

El estudio también analiza las consecuencias psicológicas de haber sufrido abusos sexuales durante la infancia o la adolescencia, si bien las mujeres víctimas de abusos presentaron peores puntuaciones que las universitarias sin antecedentes en todas las variables de salud mental.

Las secuelas se traducen en una menor autoestima y asertividad y en una actitud vital negativa, con mayores episodios de depresión y ansiedad. Sin embargo, las víctimas varones sólo diferían de sus compañeros sin antecedentes de abusos en su mayor nivel de ansiedad.

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La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar

La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar, según constata un estudio del Departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Granada, sobre una muestra de 2.159 estudiantes del centro –344 hombres y 1.815 mujeres–.

El objetivo del trabajo, publicado en ‘Gaceta Sanitaria’ y recogido por Europa Press, ha sido el de analizar el perfil de las víctimas y de los autores de abusos sexuales a menores y sus consecuencias en la salud mental de los afectados.

El 95% de los agresores son hombres; más de la mitad (el 52,8%) son familiares de la víctima, y en un 44% de los casos son también menores de edad.

El 12,5% de los universitarios manifiesta haber sufrido abusos sexuales antes de los 18 años –el 8,4% en el caso de los varones y el 13,2% de la muestra femenina–.

En la mayoría de los casos, el 62,8%, consistió en tocamientos del agresor a la víctima o viceversa, mientras que un 24,5% de los sucesos comportó sexo oral, penetración (anal o vaginal) o ambos.

Casi la mitad de los casos fueron incidentes aislados, mientras que en el 26,8% el abuso se caracterizó por la continuidad.

La edad media de inicio fue a los 8,8 años, teniendo en cuenta que el 11% de las víctimas –29 mujeres, 2 hombres– volvió a sufrir abusos sexuales antes de los 18 años por parte de un agresor diferente y el 7,4% –todas mujeres excepto una– declaró haber cometido algún tipo de abuso sexual contra otro niño.

Respecto al perfil del agresor, sólo el 10% fueron personas desconocidas, y el 53% de los abusos contra mujeres los cometió un pariente, mientras que en los hombres la tasa de abusos intrafamiliares fue del 51,7%.

La mayoría tuvo lugar en el hogar de la víctima o del agresor, o en ambos, siendo las visitas y el contexto de cuidados al niño las circunstancias más habituales.

El 75% de los abusos contra mujeres se cometió en la intimidad de un hogar, mientras que la tasa de abusos en lugares públicos tendía a ser algo mayor en los niños que en las niñas –34,5% frente a 25%–.

El estudio también analiza las consecuencias psicológicas de haber sufrido abusos sexuales durante la infancia o la adolescencia, si bien las mujeres víctimas de abusos presentaron peores puntuaciones que las universitarias sin antecedentes en todas las variables de salud mental.

Las secuelas se traducen en una menor autoestima y asertividad y en una actitud vital negativa, con mayores episodios de depresión y ansiedad. Sin embargo, las víctimas varones sólo diferían de sus compañeros sin antecedentes de abusos en su mayor nivel de ansiedad.

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La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar

La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar, según constata un estudio del Departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Granada, sobre una muestra de 2.159 estudiantes del centro –344 hombres y 1.815 mujeres–.

El objetivo del trabajo, publicado en ‘Gaceta Sanitaria’ y recogido por Europa Press, ha sido el de analizar el perfil de las víctimas y de los autores de abusos sexuales a menores y sus consecuencias en la salud mental de los afectados.

El 95% de los agresores son hombres; más de la mitad (el 52,8%) son familiares de la víctima, y en un 44% de los casos son también menores de edad.

El 12,5% de los universitarios manifiesta haber sufrido abusos sexuales antes de los 18 años –el 8,4% en el caso de los varones y el 13,2% de la muestra femenina–.

En la mayoría de los casos, el 62,8%, consistió en tocamientos del agresor a la víctima o viceversa, mientras que un 24,5% de los sucesos comportó sexo oral, penetración (anal o vaginal) o ambos.

Casi la mitad de los casos fueron incidentes aislados, mientras que en el 26,8% el abuso se caracterizó por la continuidad.

La edad media de inicio fue a los 8,8 años, teniendo en cuenta que el 11% de las víctimas –29 mujeres, 2 hombres– volvió a sufrir abusos sexuales antes de los 18 años por parte de un agresor diferente y el 7,4% –todas mujeres excepto una– declaró haber cometido algún tipo de abuso sexual contra otro niño.

Respecto al perfil del agresor, sólo el 10% fueron personas desconocidas, y el 53% de los abusos contra mujeres los cometió un pariente, mientras que en los hombres la tasa de abusos intrafamiliares fue del 51,7%.

La mayoría tuvo lugar en el hogar de la víctima o del agresor, o en ambos, siendo las visitas y el contexto de cuidados al niño las circunstancias más habituales.

El 75% de los abusos contra mujeres se cometió en la intimidad de un hogar, mientras que la tasa de abusos en lugares públicos tendía a ser algo mayor en los niños que en las niñas –34,5% frente a 25%–.

El estudio también analiza las consecuencias psicológicas de haber sufrido abusos sexuales durante la infancia o la adolescencia, si bien las mujeres víctimas de abusos presentaron peores puntuaciones que las universitarias sin antecedentes en todas las variables de salud mental.

Las secuelas se traducen en una menor autoestima y asertividad y en una actitud vital negativa, con mayores episodios de depresión y ansiedad. Sin embargo, las víctimas varones sólo diferían de sus compañeros sin antecedentes de abusos en su mayor nivel de ansiedad.

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La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar

La mitad de los abusos sexuales a menores son cometidos por un familiar, según constata un estudio del Departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Granada, sobre una muestra de 2.159 estudiantes del centro –344 hombres y 1.815 mujeres–.

El objetivo del trabajo, publicado en ‘Gaceta Sanitaria’ y recogido por Europa Press, ha sido el de analizar el perfil de las víctimas y de los autores de abusos sexuales a menores y sus consecuencias en la salud mental de los afectados.

El 95% de los agresores son hombres; más de la mitad (el 52,8%) son familiares de la víctima, y en un 44% de los casos son también menores de edad.

El 12,5% de los universitarios manifiesta haber sufrido abusos sexuales antes de los 18 años –el 8,4% en el caso de los varones y el 13,2% de la muestra femenina–.

En la mayoría de los casos, el 62,8%, consistió en tocamientos del agresor a la víctima o viceversa, mientras que un 24,5% de los sucesos comportó sexo oral, penetración (anal o vaginal) o ambos.

Casi la mitad de los casos fueron incidentes aislados, mientras que en el 26,8% el abuso se caracterizó por la continuidad.

La edad media de inicio fue a los 8,8 años, teniendo en cuenta que el 11% de las víctimas –29 mujeres, 2 hombres– volvió a sufrir abusos sexuales antes de los 18 años por parte de un agresor diferente y el 7,4% –todas mujeres excepto una– declaró haber cometido algún tipo de abuso sexual contra otro niño.

Respecto al perfil del agresor, sólo el 10% fueron personas desconocidas, y el 53% de los abusos contra mujeres los cometió un pariente, mientras que en los hombres la tasa de abusos intrafamiliares fue del 51,7%.

La mayoría tuvo lugar en el hogar de la víctima o del agresor, o en ambos, siendo las visitas y el contexto de cuidados al niño las circunstancias más habituales.

El 75% de los abusos contra mujeres se cometió en la intimidad de un hogar, mientras que la tasa de abusos en lugares públicos tendía a ser algo mayor en los niños que en las niñas –34,5% frente a 25%–.

El estudio también analiza las consecuencias psicológicas de haber sufrido abusos sexuales durante la infancia o la adolescencia, si bien las mujeres víctimas de abusos presentaron peores puntuaciones que las universitarias sin antecedentes en todas las variables de salud mental.

Las secuelas se traducen en una menor autoestima y asertividad y en una actitud vital negativa, con mayores episodios de depresión y ansiedad. Sin embargo, las víctimas varones sólo diferían de sus compañeros sin antecedentes de abusos en su mayor nivel de ansiedad.

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Investigadores de Granada demuestran el papel activo del entorno a la hora de tomar decisiones de riesgo financiero

«A la luz de los primeros datos, las personas que disponen de información acerca del comportamiento frente al riesgo de los demás, terminan coincidiendo en sus elecciones finales», apunta Nikolaos Georgantzis. Este es uno de los resultados del proyecto que coordina Georgantzis junto a un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada (Campus de la Cartuja). Se trata de un proyecto de excelencia de 5 años, incentivado con 554.000 euros por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia, para analizar qué mueve a las personas a invertir en sectores específicos y de riesgo como pueden ser las apuestas públicas, el sector inmobiliario o la bolsa.

El estudio parte de la Teoría de la Comparación Social de Festinger (1954), que describe la tendencia que tienen los individuos a compararse con sus semejantes y así evaluar sus propias decisiones y habilidades personales. El proyecto propuesto por el grupo de investigación que dirige el catedrático Nikolaos Georgantzis, El papel de la comparación social en las decisiones económicas bajo incertidumbre, persigue, por tanto, conocer cómo se aplica la Teoría de Festinger en la toma de decisiones financieras de riesgo como, por ejemplo, elegir una vivienda o elaborar estrategias para renovar el mercado actual de trabajo. Los expertos se centran, en primer lugar, en el estudio del papel de las comparaciones sociales en la construcción de las actitudes personales frente a decisiones de riesgo. «Analizamos el efecto que tiene en las decisiones económicas realizadas bajo incertidumbre el hecho de que el resultado final dependa de las emociones y actuaciones del entorno», explica el investigador principal.

Una investigación experimental

Según apunta el experto, la investigación está enmarcada dentro del contexto de la economía experimental y se desarrolla a través de una metodología interdisciplinar basada en conceptos como la propia economía, la comparación social y la incertidumbre. En primer lugar, el estudio comienza con la captación de voluntarios mediante un anuncio público, en este caso, entre alumnos u otros colectivos afines. A continuación, los expertos programaron un contexto de interacción social determinado en el que los participantes, siguiendo unas directrices, se relacionaron entre ellos y empezaron a tomar decisiones de riesgo.

«Durante la sesión, cada sujeto eligió una serie de loterías destinadas a medir su actitud frente al riesgo. En un momento determinado, los individuos recibieron información acerca del comportamiento y más tarde de los resultados de los demás, lo que creemos pudo condicionar su posterior toma de decisiones», resume Georgantzis.

Y continúa: «Una vez reunidos, al proporcionar a cada sujeto información sobre las decisiones tomadas por los demás se produjeron cambios significativos en sus elecciones finales. Eso sí, encontramos diferencias individuales significativas si informamos del dinero ganado o perdido por las personas que constituyen el entorno».

Esta iniciativa está permitiendo encontrar «explicaciones emocionales a fenómenos de gran calado en la sociedad como son las burbujas especulativas, el auge de los fondos de pensiones o el incremento sostenido de la inversión en vivienda». Asimismo, entre los actores principales que intervienen e interaccionan en el proceso están la envidia, la preocupación por la igualdad, el sentimiento de imitación o las propias alegrías y tristezas que surgen tras compartir el éxito o la decepción de manera conjunta. «Entendemos que, en ausencia de estas comparaciones sociales e interacciones, el ser humano podría tomar decisiones algo diferentes, es decir, más parecidas a lo que haría cualquier programa informático dedicado al cálculo y optimización matemáticos», concluye el investigador.

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Expertos demuestran el papel activo del entorno a la hora de tomar decisiones de riesgo financiero

Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada (UGR), coordinada por Nikolaos Georgantzis, ha concluido que las personas que disponen de información acerca del comportamiento frente al riesgo de los demás, «terminan coincidiendo en sus elecciones finales».

   En una nota, Andalucía Innova explica que se trata de un proyecto de excelencia de cinco años, incentivado con 554.000 euros por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia, para analizar qué mueve a las personas a invertir en sectores específicos y de riesgo como pueden ser las apuestas públicas, el sector inmobiliario o la bolsa.

   El estudio parte de la Teoría de la Comparación Social de Festinger (1954), que describe la tendencia que tienen los individuos a compararse con sus semejantes y así evaluar sus propias decisiones y habilidades personales. El proyecto propuesto por el grupo de investigación que dirige el catedrático Georgantzis, ‘El papel de la comparación social en las decisiones económicas bajo incertidumbre’, persigue, por tanto, conocer cómo se aplica la Teoría de Festinger en la toma de decisiones financieras de riesgo como, por ejemplo, elegir una vivienda o elaborar estrategias para renovar el mercado actual de trabajo.

   Los expertos se centran, en primer lugar, en el estudio del papel de las comparaciones sociales en la construcción de las actitudes personales frente a decisiones de riesgo. «Analizamos el efecto que tiene en las decisiones económicas realizadas bajo incertidumbre el hecho de que el resultado final dependa de las emociones y actuaciones del entorno», explica el investigador principal.

   Según apunta el experto, la investigación está enmarcada dentro del contexto de la economía experimental y se desarrolla a través de una metodología interdisciplinar basada en conceptos como la propia economía, la comparación social y la incertidumbre.

    En primer lugar, el estudio comienza con la captación de voluntarios mediante un anuncio público, en este caso, entre alumnos u otros colectivos afines. A continuación, los expertos programaron un contexto de interacción social determinado en el que los participantes, siguiendo unas directrices, se relacionaron entre ellos y empezaron a tomar decisiones de riesgo.

   «Durante la sesión, cada sujeto eligió una serie de loterías destinadas a medir su actitud frente al riesgo. En un momento determinado, los individuos recibieron información acerca del comportamiento y más tarde de los resultados de los demás, lo que creemos pudo condicionar su posterior toma de decisiones», resume Georgantzis.

   Así, insiste en que «una vez reunidos, al proporcionar a cada sujeto información sobre las decisiones tomadas por los demás se produjeron cambios significativos en sus elecciones finales. Eso sí, encontramos diferencias individuales significativas si informamos del dinero ganado o perdido por las personas que constituyen el entorno».

   Esta iniciativa está permitiendo encontrar «explicaciones emocionales a fenómenos de gran calado en la sociedad como son las burbujas especulativas, el auge de los fondos de pensiones o el incremento sostenido de la inversión en vivienda». Asimismo, entre los actores principales que intervienen e interaccionan en el proceso están la envidia, la preocupación por la igualdad, el sentimiento de imitación o las propias alegrías y tristezas que surgen tras compartir el éxito o la decepción de manera conjunta.

   «Entendemos que, en ausencia de estas comparaciones sociales e interacciones, el ser humano podría tomar decisiones algo diferentes, es decir, más parecidas a lo que haría cualquier programa informático dedicado al cálculo y optimización matemáticos», concluye el investigador.

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* Conferencia sobre “Interculturalidad, inmigración y educación”, en el seminario sobre “Melilla Modernista, Art Déco y Racionalista”

  • A cargo del catedrático de Didáctica y Organización Escolar, Sebastián Sánchez Fernández, tendrá lugar en la Sala de Grados del Campus de la Universidad de Granada en Melilla (c/ Alfonso XIII, s/n), el viernes, 3 de junio de 2011, a las 19 horas

El catedrático de Didáctica y Organización Escolar, Sebastián Sánchez Fernández, hablará de “Interculturalidad, inmigración y educación” en la Sala de Grados del Campus de la Universidad de Granada en Melilla (c/ Alfonso XIII, s/n), el viernes, 3 de junio de 2011, de 19 a 20.30 horas, dentro del seminario “Melilla Modernista, Art Déco y Racionalista” que se viene celebrando en Melilla y Granada (la sesión última, del sábado, 4 de junio, será en Málaga) del 30 de mayo al 4 de junio, organizado por el departamento de Historia del Arte y Música de la UGR y la “Fundación Melilla Ciudad Monumental”, dentro del convenio marco de colaboración entre la Universidad y la “Fundación Melilla Ciudad Monumental”.

Durante estas jornadas, que finalizan el 4 de junio, se tratan factores económicos, sociales, interculturales, mercantiles, turísticos, educativos, geográficos, políticos, religiosos, literarios e históricos, con el objeto de contextualizar el patrimonio arquitectónico e, inherentemente, la realidad pasada, presente y futura de esta urbe que aspira a convertirse en “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”.

Viernes, 3 de junio de 2011

  • 19:00-20:30 horas: “Interculturalidad, inmigración y educación”, a cargo de Sebastián Sánchez Fernández. Sede: Sala de Grados del Campus de la Universidad de Granada en Melilla (c/ Alfonso XIII, s/n).

Contacto: Profesor Salvador Gallego Aranda. Departamento de Historia del Arte. Universidad de Granada. Tfn: 958 241000, ext.: 20151. Móvil: 609551683. Correo electrónico: sgallego@ugr.es