Un crimen machista aumenta un 67% el riesgo de que haya otro al día siguiente

Así se desprende de un estudio preliminar sobre la distribución espacio-temporal de los asesinatos por violencia machista ocurridos en España, desde 2003 hasta el 2010, que ha sido elaborado por el catedrático de Bioestadística de la Universidad de Granada, Juan de Dios Luna.

El estudio, que ha sido presentado esta tarde por Luna y por el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, confirma que los asesinatos machistas se concentran en el tiempo, al menos en una parte relevante de los casos, y que existe el denominado «efecto imitación» y el de «paso a la acción».

Luna ha explicado que desde 2003 han ocurrido 545 asesinatos machistas, de lo que ha concluido que ha habido 484 días en los que al menos ha tenido lugar un crimen de estas características, lo que representa un 16,56 por ciento de los días de esos ocho años.

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Granada recupera La Madraza

El Palacio de la Madraza, emblemático edificio cuya construcción se inició en el siglo XIV y que albergó la considerada primera universidad de Occidente al estilo de la norteafricana, ha sido inaugurado este miércoles tras su recuperación como espacio cultural para la Universidad de Granada.
El proyecto de recuperación se ha basado en actuaciones que aminoran las «intervenciones intensivas» sufridas por el inmueble y ponen en valor el pasado «mestizo y complejo» del edificio, según ha informado la Universidad de Granada. El rector en funciones, Francisco González Lodeiro, ha presidido el acto de inauguración del edificio, en el que también se ha inaugurado la exposición «Joan Hernández Pijuán en el Palacio de la Madraza, 1986-2005».
Se ha eliminado la entreplanta de oficinas bajo el Salón Caballeros XXIV para recuperar su primitiva disposición espacial, lo que ha supuesto la recuperación de su alfarje (techo) con la restauración de su decoración pictórica. También se ha remodelado la sala de exposiciones y se han limpiado las estructuras arquitectónicas, además de incorporar en diferentes ambientes los restos arqueológicos más significativos del edificio que evidencian su pasado hispanomusulmán.
Desde el año 2000 se han llevado a cabo tres fases de intervención en el palacio promovidas por la Universidad de Granada y el arquitecto Pedro Salmerón Escobar. La primera fase, entre los años 2000 y 2002, consistió en la restauración de la cubierta; la segunda, entre los años 2004 y 2006, en la restauración de la fachada.
Última fase
La tercera y última fase, realizada entre febrero de 2009 y febrero de 2011, ha consistido en las obras de recuperación como espacio cultural de la Universidad, que han sido financiadas por la Junta de Andalucía con una inversión que ronda los 5 millones de euros.
La fundación de La Madraza se produjo por iniciativa del sultán nazarí Yusuf I en el año 1349, cuando se erigió en el punto neurálgico de la medina en época nazarí junto al lugar elegido para edificar la mezquita aljama en el siglo XI. De este primitivo centro docente, dedicado principalmente a las enseñanzas de Teología y Derecho, se ha conservado el oratorio localizado en el lado opuesto a la entrada del edificio.
En 1500 se produjo la conversión del edificio en palacio municipal, de modo que la nueva sede del Concejo granadino quedó instituida junto a la Catedral y la Capilla Real en pleno centro neurálgico de la ciudad moderna. Ya en 1861 la sede administrativa del consistorio fue enajenada y adquirida por particulares con motivo del traslado de la Casa del Cabildo a su sede actual en la Plaza del Carmen.
A mediados de siglo un incendio destruyó la armadura del oratorio que se restauró en 1893, momento en el que también se reintegró la ornamentación nazarí siguiendo los criterios de reposición de la época.
La declaración de la Madraza como monumento histórico-artístico en 1922 y su adquisición por parte del Ayuntamiento en 1939 abrieron un nuevo periodo marcado por su reconocimiento y puesta en valor. El edificio pasó posteriormente a depender de la Universidad de Granada y se convirtió en uno de sus equipamientos más representativos por su localización en el corazón de la ciudad histórica.
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El riesgo de que se cometa un asesinato de violencia de género es 67% más alto al día siguiente de un primer homicidio

El riesgo de que un hombre mate a su pareja o ex pareja es un 67 por ciento más alto al día siguiente de un primer asesinato y hasta un 30 por ciento más elevado cuando se han cumplido diez días del primer crimen, según un estudio del que se desprende que existe un «patrón de concentración» de homicidios de violencia de género en España que no se da por azar, sino porque se produce un «efecto imitación» que podría estar motivado por la información que se publica sobre cada caso.

   El estudio, elaborado por el catedrático de Bioestadística de la Universidad de Granada, Juan de Dios Luna del Castillo, y presentado este miércoles por el Delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, analiza los 545 feminicidios cometidos en 484 días entre 2003 y 2010, y destaca que el 25 por ciento de ellos tuvieron lugar al día siguiente de un crimen previo, mientras que el 21,65 por ciento se concentraron al cabo de diez días de ese primer asesinato.

   Según ha explicado Lorente en declaraciones a Europa Press, el hecho de que los crímenes se den en el día 1 y en el día 10 después de un homicidio previo, revela que existen «dos tipos» de efectos, el de «precipitación o paso a la acción» de quien ya ha decidido matar y recibe el «último empujón» por una «información previa», y el de quien no está tan cerca de tomar esa decisión pero al cabo de unos días, acaba cometiendo el crimen.

   «Hay una concentración de casos y no se debe al azar: hay factores que dan lugar a que esa acumulación se produzca. Estamos hablando de conductas criminales de hombres que no pertenecen a una banda o asociación donde pueda haber contacto previo y pese a ello, comprobamos que existe esa imitación que incluso se da en el modus operandi», ha señalado Lorente, para añadir que el «elemento común» que tienen todos es la información que publican los medios de comunicación.

   En este sentido, el catedrático de Bioestadística ha remitido a un estudio previo en el que abordaba el fenómeno descrito por la Psicología como «aprendizaje vicario», por el que una persona aprende de otra mediante observación, sin necesidad de ensayo y error, «que es la forma en la que normalmente se aprende».

   «El aprendizaje vicario necesita de un medio entre el que enseña y el que aprende y lo que planteo en este estudio es que probablemente, los medios de comunicación, en su forma de exponer cómo ocurrían estos homicidios estaban siendo el medio que conectaba a un observador con alguien que había ejecutado la acción previamente y que así, se convertía en enseñante», ha explicado en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press.

   Lorente ha aclarado que «no se trata de que el Gobierno ponga la pelota en el tejado de los medios de comunicación, porque la violencia de género está en todos los tejados», sino que el objetivo es destapar la existencia de este efecto imitación, que «no es el único que influye para matar ni lo hace en todos los casos», y estudiar en qué medida puede verse precipitado por el tipo de información sobre violencia de género que se publica.

   «No se trata de responsabilizar a los medios ni les pedimos que no se informe, sólo pedimos que se informe bien, con responsabilidad», ha destacado Lorente, para quien se debería evitar la difusión, por ejemplo, de imágenes morbosas o pormenores del modus operandi. El delegado del Gobierno trabaja desde 2009 con distintos medios de comunicación españoles para abordar el tratamiento de este tipo de informaciones.

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Científicos españoles confirman que inyectar ‘botox’ en puntos clave de cabeza y cuello reduce las crisis de migraña

Científicos de la Universidad de Granada han confirmado que la inyección de un anestésico local o de toxina botulínica («botox») en una serie de puntos de la musculatura pericraneal y del cuello –denominados «gatillo»– reduce la frecuencia de las crisis de migraña en los pacientes con esta enfermedad.

Los investigadores granadinos han logrado, además, identificar la ubicación de estos puntos gatillo, cuya activación desencadena crisis de migraña, y la relación de éstos con la duración de la enfermedad y la severidad de las crisis.

Este trabajo es uno de los tres estudios que, simultáneamente, ha elaborado Juan Miguel García Leiva, investigador del Instituto de Neurociencias Federico Olóriz de la UGR, y dirigido la profesora Elena Pita Calandre.

En el primer trabajo, los científicos estudiaron sujetos sanos y pacientes diagnosticados de migraña con cualquier frecuencia de crisis al mes. Comprobaron las diferencias en la existencia o no de puntos «gatillo» –que en muchos pacientes tras la exploración les desencadenaba una crisis– y su localización.

Esta investigación descubrió que los puntos «gatillo» aparecen en un 94 por ciento de pacientes con migraña y sólo en un 25% de sujetos sanos y que las localizaciones de los puntos «gatillo» más habituales en los pacientes fueron la zona temporal anterior y la suboccipital, ambas a nivel bilateral, de la cabeza. Además, hallaron una correlación positiva entre el número de puntos que presenta el paciente, las crisis mensuales que padece y los años que dura la enfermedad.

REDUCIR A LA MITAD LA FRECUENCIA DE LAS CRISIS
Posteriormente, realizaron otro estudio con 52 pacientes migrañosos –refractarios a los tratamientos farmacológicos habituales–, a quienes se les infiltró subcutáneamente 1 miligramo de anestésico local en aquellos puntos que presentaban durante tres meses semanalmente.

En aquellos pacientes a quienes se inyectó un anestésico, los científicos observaron una disminución en la frecuencia de crisis superior o igual al 50 por ciento respecto al período basal en un 18 por ciento de pacientes. Además, hubo una disminución de entre un 11 y un 49 por ciento en un 38 por ciento de los mismos. Dos terceras partes de los pacientes tras el tratamiento refirieron sentirse «mejor» o «mucho mejor».

En un tercer estudio sobre 25 pacientes con migraña crónica aplicaron 12,5 unidades de toxina botulínica en cada punto gatillo dos veces, espaciadas por un período de tes meses. Se registraron la frecuencia de crisis (variable principal), la intensidad y diversas escalas para comparar los cambios producidos un mes antes del inicio del tratamiento con el estado del sujeto un mes después de finalizar el mismo. Además, registraron las reacciones adversas durante el estudio, que fueron pocas, leves y transitorias.

La mayor disminución en la frecuencia de crisis con las inyecciones de toxina botulínica se observó en la semana 20. Algo similar ocurrió en aquellas crisis consideradas de intensidad «moderada» y en el consumo de analgésicos por parte de los pacientes.

García Leiva advierte de que este sistema «no se trata de un tratamiento de primera elección para gente con migraña, sino que únicamente puede aplicarse en pacientes con migraña crónica que han probado varios tratamientos con resultados poco o nada alentadores y que muestran sensibilidad periférica en su musculatura».

Recientemente, las autoridades del medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado como medicamento con indicación terapéutica la toxina botulína para el tratamiento de la migraña crónica.

La cefalea es una experiencia prácticamente universal. Actualmente existen más de 100 tipos y una de las más prevalentes es la migraña, que en España afecta a entre el 10 y el 12 por ciento de la población, siendo de 2 a 3 veces más común en la mujer que en el hombre. Cuando la migraña pasa de episódica a crónica –más de 15 días al mes–, provoca gran incapacidad en la vida diaria de los pacientes.

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UN CRIMEN MACHISTA INCREMENTA EN UN 67% EL RIESGO DE QUE SE PRODUZCA OTRO AL DÍA SIGUIENTE

Un crimen machista incrementa en un 67% el riesgo de que se produzca otro al día siguiente, en el caso de maltratadores españoles y hasta en un 92% en el caso de extranjeros que viven en España, además, el riesgo de que una mujer sea asesinada en los diez días siguientes del primer homicidio es de un 30%, según un estudio realizado por el catedrático de bioestadística de la Universidad de Granada, Juan de Dios de Luna.

De Luna explicó que su estudio que analiza los casos de concentración de muertes por violencia de género concluye que un crimen machista al día siguiente de haberse producido otro no es fruto del azar.

El análisis realizado por De Luna y encargagado por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género recoge datos del uno de enero de 2003, al 31 de diciembre de 2010, es decir, se han analizado 2.922 días en los que se registraron 545 femicidios. «Hay días en los que no se ha dado ninguna muerte; 425 en los que se produjo una; 57 días en los que se cometieron dos femicidios y dos días en los que perdieron la vida tres mujeres, por lo tanto, el número total de días con, al menos un femicidio, son 484. La repetición de muertes de mujeres en determinados días nos lleva a concluir que los femicidios no siguen una distribución temporal aleatoria en el periodo estudiado, es decir, no son fruto del azar».

Según el profesor De Luna «si en un instante se comete un femicidio, el riesgo de que se cometa otro en el instante inmediatamente posterior es 67% de veces mayor». Por tanto, hay un incremento de riesgo muy alto de que una mujer maltratada pierda la vida, el día después de que se haya producido un crimen machista. El riesgo se eleva hasta en un 92% en el caso de los extranjeros.

El delegado del Gobierno para la Violencia de Género destacó que «la acumulación de homicidios no es casual, al igual que algunos modus operandi. El 10 de junio de 2009 una mujer fue descuartizada, dos días después perdió la vida otra de la misma manera. El 11 de septiembre de 2010 en Roquetas de Mar una mujer fue presuntamente asesinada a martillazos y cinco días después otra murió por la misma causa en La Coruña».

Asimismo, Lorente destacó «el enorme daño que ha hecho» la campaña de las denuncias falsas. En su opinión, esto ha provocado una mayor saña del asesino contra su víctima. «Si antes se daban 16 puñaladas como media a las mujeres ahora los agresores infringen 28».

Otro dato que pone de manifiesto que el comportamiento de los asesinos de mujeres está cambiando y que no se sienten marginados por la sociedad es el incremento de las llamadas que recibe el 016 de hombres que insultan a las mujeres. «En 2010, el 60% de las llamadas recibidas en el 016 fueron vejatorias», manifestó Lorente.

El delegado volvió a pedir una vez más la complicidad de la sociedad y de los medios de comunicación para erradicar esta lacra, sobre todo a las televisiones

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El riesgo de que se cometa un asesinato de violencia de género es 67% más alto al día siguiente de un primer homicidio

El riesgo de que un hombre mate a su pareja o ex pareja es un 67 por ciento más alto al día siguiente de un primer asesinato y hasta un 30 por ciento más elevado cuando se han cumplido diez días del primer crimen, según un estudio del que se desprende que existe un ‘patrón de concentración’ de homicidios de violencia de género en España que no se da por azar, sino porque se produce un ‘efecto imitación’ que podría estar motivado por la información que se publica sobre cada caso.

El estudio, elaborado por el catedrático de Bioestadística de la Universidad de Granada, Juan de Dios Luna del Castillo, y presentado este miércoles por el Delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, analiza los 545 feminicidios cometidos en 484 días entre 2003 y 2010, y destaca que el 25 por ciento de ellos tuvieron lugar al día siguiente de un crimen previo, mientras que el 21,65 por ciento se concentraron al cabo de diez días de ese primer asesinato.

Según ha explicado Lorente en declaraciones a Europa Press, el hecho de que los crímenes se den en el día 1 y en el día 10 después de un homicidio previo, revela que existen ‘dos tipos’ de efectos, el de ‘precipitación o paso a la acción’ de quien ya ha decidido matar y recibe el ‘último empujón’ por una ‘información previa’, y el de quien no está tan cerca de tomar esa decisión pero al cabo de unos días, acaba cometiendo el crimen.

‘Hay una concentración de casos y no se debe al azar: hay factores que dan lugar a que esa acumulación se produzca. Estamos hablando de conductas criminales de hombres que no pertenecen a una banda o asociación donde pueda haber contacto previo y pese a ello, comprobamos que existe esa imitación que incluso se da en el modus operandi’, ha señalado Lorente, para añadir que el ‘elemento común’ que tienen todos es la información que publican los medios de comunicación.

En este sentido, el catedrático de Bioestadística ha remitido a un estudio previo en el que abordaba el fenómeno descrito por la Psicología como ‘aprendizaje vicario’, por el que una persona aprende de otra mediante observación, sin necesidad de ensayo y error, ‘que es la forma en la que normalmente se aprende’.

‘El aprendizaje vicario necesita de un medio entre el que enseña y el que aprende y lo que planteo en este estudio es que probablemente, los medios de comunicación, en su forma de exponer cómo ocurrían estos homicidios estaban siendo el medio que conectaba a un observador con alguien que había ejecutado la acción previamente y que así, se convertía en enseñante’, ha explicado en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press.

Lorente ha aclarado que ‘no se trata de que el Gobierno ponga la pelota en el tejado de los medios de comunicación, porque la violencia de género está en todos los tejados’, sino que el objetivo es destapar la existencia de este efecto imitación, que ‘no es el único que influye para matar ni lo hace en todos los casos’, y estudiar en qué medida puede verse precipitado por el tipo de información sobre violencia de género que se publica.

‘No se trata de responsabilizar a los medios ni les pedimos que no se informe, sólo pedimos que se informe bien, con responsabilidad’, ha destacado Lorente, para quien se debería evitar la difusión, por ejemplo, de imágenes morbosas o pormenores del modus operandi. El delegado del Gobierno trabaja desde 2009 con distintos medios de comunicación españoles para abordar el tratamiento de este tipo de informaciones.

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Científicos españoles confirman que inyectar ‘botox’ en puntos clave de cabeza y cuello reduce las crisis de migraña

Científicos de la Universidad de Granada han confirmado que la inyección de un anestésico local o de toxina botulínica (‘botox’) en una serie de puntos de la musculatura pericraneal y del cuello –denominados ‘gatillo’– reduce la frecuencia de las crisis de migraña en los pacientes con esta enfermedad.

Los investigadores granadinos han logrado, además, identificar la ubicación de estos puntos gatillo, cuya activación desencadena crisis de migraña, y la relación de éstos con la duración de la enfermedad y la severidad de las crisis.

Este trabajo es uno de los tres estudios que, simultáneamente, ha elaborado Juan Miguel García Leiva, investigador del Instituto de Neurociencias Federico Olóriz de la UGR, y dirigido la profesora Elena Pita Calandre.

En el primer trabajo, los científicos estudiaron sujetos sanos y pacientes diagnosticados de migraña con cualquier frecuencia de crisis al mes. Comprobaron las diferencias en la existencia o no de puntos ‘gatillo’ –que en muchos pacientes tras la exploración les desencadenaba una crisis– y su localización.

Esta investigación descubrió que los puntos ‘gatillo’ aparecen en un 94 por ciento de pacientes con migraña y sólo en un 25% de sujetos sanos y que las localizaciones de los puntos ‘gatillo’ más habituales en los pacientes fueron la zona temporal anterior y la suboccipital, ambas a nivel bilateral, de la cabeza. Además, hallaron una correlación positiva entre el número de puntos que presenta el paciente, las crisis mensuales que padece y los años que dura la enfermedad.

REDUCIR A LA MITAD LA FRECUENCIA DE LAS CRISIS

Posteriormente, realizaron otro estudio con 52 pacientes migrañosos –refractarios a los tratamientos farmacológicos habituales–, a quienes se les infiltró subcutáneamente 1 miligramo de anestésico local en aquellos puntos que presentaban durante tres meses semanalmente.

En aquellos pacientes a quienes se inyectó un anestésico, los científicos observaron una disminución en la frecuencia de crisis superior o igual al 50 por ciento respecto al período basal en un 18 por ciento de pacientes. Además, hubo una disminución de entre un 11 y un 49 por ciento en un 38 por ciento de los mismos. Dos terceras partes de los pacientes tras el tratamiento refirieron sentirse ‘mejor’ o ‘mucho mejor’.

En un tercer estudio sobre 25 pacientes con migraña crónica aplicaron 12,5 unidades de toxina botulínica en cada punto gatillo dos veces, espaciadas por un período de tes meses. Se registraron la frecuencia de crisis (variable principal), la intensidad y diversas escalas para comparar los cambios producidos un mes antes del inicio del tratamiento con el estado del sujeto un mes después de finalizar el mismo. Además, registraron las reacciones adversas durante el estudio, que fueron pocas, leves y transitorias.

La mayor disminución en la frecuencia de crisis con las inyecciones de toxina botulínica se observó en la semana 20. Algo similar ocurrió en aquellas crisis consideradas de intensidad ‘moderada’ y en el consumo de analgésicos por parte de los pacientes.

García Leiva advierte de que este sistema «no se trata de un tratamiento de primera elección para gente con migraña, sino que únicamente puede aplicarse en pacientes con migraña crónica que han probado varios tratamientos con resultados poco o nada alentadores y que muestran sensibilidad periférica en su musculatura».

Recientemente, las autoridades del medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado como medicamento con indicación terapéutica la toxina botulína para el tratamiento de la migraña crónica.

La cefalea es una experiencia prácticamente universal. Actualmente existen más de 100 tipos y una de las más prevalentes es la migraña, que en España afecta a entre el 10 y el 12 por ciento de la población, siendo de 2 a 3 veces más común en la mujer que en el hombre. Cuando la migraña pasa de episódica a crónica –más de 15 días al mes–, provoca gran incapacidad en la vida diaria de los pacientes.

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Científicos españoles confirman que inyectar ‘botox’ en puntos clave de cabeza y cuello reduce las crisis de migraña

Científicos de la Universidad de Granada han confirmado que la inyección de un anestésico local o de toxina botulínica (‘botox’) en una serie de puntos de la musculatura pericraneal y del cuello –denominados ‘gatillo’– reduce la frecuencia de las crisis de migraña en los pacientes con esta enfermedad.

Los investigadores granadinos han logrado, además, identificar la ubicación de estos puntos gatillo, cuya activación desencadena crisis de migraña, y la relación de éstos con la duración de la enfermedad y la severidad de las crisis.

Este trabajo es uno de los tres estudios que, simultáneamente, ha elaborado Juan Miguel García Leiva, investigador del Instituto de Neurociencias Federico Olóriz de la UGR, y dirigido la profesora Elena Pita Calandre.

En el primer trabajo, los científicos estudiaron sujetos sanos y pacientes diagnosticados de migraña con cualquier frecuencia de crisis al mes. Comprobaron las diferencias en la existencia o no de puntos ‘gatillo’ –que en muchos pacientes tras la exploración les desencadenaba una crisis– y su localización.

Esta investigación descubrió que los puntos ‘gatillo’ aparecen en un 94 por ciento de pacientes con migraña y sólo en un 25% de sujetos sanos y que las localizaciones de los puntos ‘gatillo’ más habituales en los pacientes fueron la zona temporal anterior y la suboccipital, ambas a nivel bilateral, de la cabeza. Además, hallaron una correlación positiva entre el número de puntos que presenta el paciente, las crisis mensuales que padece y los años que dura la enfermedad.

REDUCIR A LA MITAD LA FRECUENCIA DE LAS CRISIS

Posteriormente, realizaron otro estudio con 52 pacientes migrañosos –refractarios a los tratamientos farmacológicos habituales–, a quienes se les infiltró subcutáneamente 1 miligramo de anestésico local en aquellos puntos que presentaban durante tres meses semanalmente.

En aquellos pacientes a quienes se inyectó un anestésico, los científicos observaron una disminución en la frecuencia de crisis superior o igual al 50 por ciento respecto al período basal en un 18 por ciento de pacientes. Además, hubo una disminución de entre un 11 y un 49 por ciento en un 38 por ciento de los mismos. Dos terceras partes de los pacientes tras el tratamiento refirieron sentirse ‘mejor’ o ‘mucho mejor’.

En un tercer estudio sobre 25 pacientes con migraña crónica aplicaron 12,5 unidades de toxina botulínica en cada punto gatillo dos veces, espaciadas por un período de tes meses. Se registraron la frecuencia de crisis (variable principal), la intensidad y diversas escalas para comparar los cambios producidos un mes antes del inicio del tratamiento con el estado del sujeto un mes después de finalizar el mismo. Además, registraron las reacciones adversas durante el estudio, que fueron pocas, leves y transitorias.

La mayor disminución en la frecuencia de crisis con las inyecciones de toxina botulínica se observó en la semana 20. Algo similar ocurrió en aquellas crisis consideradas de intensidad ‘moderada’ y en el consumo de analgésicos por parte de los pacientes.

García Leiva advierte de que este sistema «no se trata de un tratamiento de primera elección para gente con migraña, sino que únicamente puede aplicarse en pacientes con migraña crónica que han probado varios tratamientos con resultados poco o nada alentadores y que muestran sensibilidad periférica en su musculatura».

Recientemente, las autoridades del medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado como medicamento con indicación terapéutica la toxina botulína para el tratamiento de la migraña crónica.

La cefalea es una experiencia prácticamente universal. Actualmente existen más de 100 tipos y una de las más prevalentes es la migraña, que en España afecta a entre el 10 y el 12 por ciento de la población, siendo de 2 a 3 veces más común en la mujer que en el hombre. Cuando la migraña pasa de episódica a crónica –más de 15 días al mes–, provoca gran incapacidad en la vida diaria de los pacientes.

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El riesgo de que se cometa un asesinato de violencia de género es 67% más alto al día siguiente de un primer homicidio

El riesgo de que un hombre mate a su pareja o ex pareja es un 67 por ciento más alto al día siguiente de un primer asesinato y hasta un 30 por ciento más elevado cuando se han cumplido diez días del primer crimen, según un estudio del que se desprende que existe un «patrón de concentración» de homicidios de violencia de género en España que no se da por azar, sino porque se produce un «efecto imitación» que podría estar motivado por la información que se publica sobre cada caso.

El estudio, elaborado por el catedrático de Bioestadística de la Universidad de Granada, Juan de Dios Luna del Castillo, y presentado este miércoles por el Delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, analiza los 545 feminicidios cometidos en 484 días entre 2003 y 2010, y destaca que el 25 por ciento de ellos tuvieron lugar al día siguiente de un crimen previo, mientras que el 21,65 por ciento se concentraron al cabo de diez días de ese primer asesinato.

Según ha explicado Lorente en declaraciones a Europa Press, el hecho de que los crímenes se den en el día 1 y en el día 10 después de un homicidio previo, revela que existen «dos tipos» de efectos, el de «precipitación o paso a la acción» de quien ya ha decidido matar y recibe el «último empujón» por una «información previa», y el de quien no está tan cerca de tomar esa decisión pero al cabo de unos días, acaba cometiendo el crimen.

«Hay una concentración de casos y no se debe al azar: hay factores que dan lugar a que esa acumulación se produzca. Estamos hablando de conductas criminales de hombres que no pertenecen a una banda o asociación donde pueda haber contacto previo y pese a ello, comprobamos que existe esa imitación que incluso se da en el modus operandi», ha señalado Lorente, para añadir que el «elemento común» que tienen todos es la información que publican los medios de comunicación.

En este sentido, el catedrático de Bioestadística ha remitido a un estudio previo en el que abordaba el fenómeno descrito por la Psicología como «aprendizaje vicario», por el que una persona aprende de otra mediante observación, sin necesidad de ensayo y error, «que es la forma en la que normalmente se aprende».

«El aprendizaje vicario necesita de un medio entre el que enseña y el que aprende y lo que planteo en este estudio es que probablemente, los medios de comunicación, en su forma de exponer cómo ocurrían estos homicidios estaban siendo el medio que conectaba a un observador con alguien que había ejecutado la acción previamente y que así, se convertía en enseñante», ha explicado en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press.

Lorente ha aclarado que «no se trata de que el Gobierno ponga la pelota en el tejado de los medios de comunicación, porque la violencia de género está en todos los tejados», sino que el objetivo es destapar la existencia de este efecto imitación, que «no es el único que influye para matar ni lo hace en todos los casos», y estudiar en qué medida puede verse precipitado por el tipo de información sobre violencia de género que se publica.

«No se trata de responsabilizar a los medios ni les pedimos que no se informe, sólo pedimos que se informe bien, con responsabilidad», ha destacado Lorente, para quien se debería evitar la difusión, por ejemplo, de imágenes morbosas o pormenores del modus operandi. El delegado del Gobierno trabaja desde 2009 con distintos medios de comunicación españoles para abordar el tratamiento de este tipo de informaciones.

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El riesgo de que se cometa un asesinato de violencia de género es 67% más alto al día siguiente de un primer homicidio

El riesgo de que un hombre mate a su pareja o ex pareja es un 67 por ciento más alto al día siguiente de un primer asesinato y hasta un 30 por ciento más elevado cuando se han cumplido diez días del primer crimen, según un estudio del que se desprende que existe un «patrón de concentración» de homicidios de violencia de género en España que no se da por azar, sino porque se produce un «efecto imitación» que podría estar motivado por la información que se publica sobre cada caso.

El estudio, elaborado por el catedrático de Bioestadística de la Universidad de Granada, Juan de Dios Luna del Castillo, y presentado este miércoles por el Delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, analiza los 545 feminicidios cometidos en 484 días entre 2003 y 2010, y destaca que el 25 por ciento de ellos tuvieron lugar al día siguiente de un crimen previo, mientras que el 21,65 por ciento se concentraron al cabo de diez días de ese primer asesinato.

Según ha explicado Lorente en declaraciones a Europa Press, el hecho de que los crímenes se den en el día 1 y en el día 10 después de un homicidio previo, revela que existen «dos tipos» de efectos, el de «precipitación o paso a la acción» de quien ya ha decidido matar y recibe el «último empujón» por una «información previa», y el de quien no está tan cerca de tomar esa decisión pero al cabo de unos días, acaba cometiendo el crimen.

«Hay una concentración de casos y no se debe al azar: hay factores que dan lugar a que esa acumulación se produzca. Estamos hablando de conductas criminales de hombres que no pertenecen a una banda o asociación donde pueda haber contacto previo y pese a ello, comprobamos que existe esa imitación que incluso se da en el modus operandi», ha señalado Lorente, para añadir que el «elemento común» que tienen todos es la información que publican los medios de comunicación.

En este sentido, el catedrático de Bioestadística ha remitido a un estudio previo en el que abordaba el fenómeno descrito por la Psicología como «aprendizaje vicario», por el que una persona aprende de otra mediante observación, sin necesidad de ensayo y error, «que es la forma en la que normalmente se aprende».

«El aprendizaje vicario necesita de un medio entre el que enseña y el que aprende y lo que planteo en este estudio es que probablemente, los medios de comunicación, en su forma de exponer cómo ocurrían estos homicidios estaban siendo el medio que conectaba a un observador con alguien que había ejecutado la acción previamente y que así, se convertía en enseñante», ha explicado en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press.

Lorente ha aclarado que «no se trata de que el Gobierno ponga la pelota en el tejado de los medios de comunicación, porque la violencia de género está en todos los tejados», sino que el objetivo es destapar la existencia de este efecto imitación, que «no es el único que influye para matar ni lo hace en todos los casos», y estudiar en qué medida puede verse precipitado por el tipo de información sobre violencia de género que se publica.

«No se trata de responsabilizar a los medios ni les pedimos que no se informe, sólo pedimos que se informe bien, con responsabilidad», ha destacado Lorente, para quien se debería evitar la difusión, por ejemplo, de imágenes morbosas o pormenores del modus operandi. El delegado del Gobierno trabaja desde 2009 con distintos medios de comunicación españoles para abordar el tratamiento de este tipo de informaciones.

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Confirman que inyectar ‘botox’ en puntos clave de cabeza y cuello reduce las crisis de migraña

Científicos de la Universidad de Granada han confirmado que la inyección de un anestésico local o de toxina botulínica (‘botox’) en una serie de puntos de la musculatura pericraneal y del cuello –denominados ‘gatillo’– reduce la frecuencia de las crisis de migraña en los pacientes con esta enfermedad.

Los investigadores granadinos han logrado, además, identificar la ubicación de estos puntos gatillo, cuya activación desencadena crisis de migraña, y la relación de éstos con la duración de la enfermedad y la severidad de las crisis.

Este trabajo es uno de los tres estudios que, simultáneamente, ha elaborado Juan Miguel García Leiva, investigador del Instituto de Neurociecias Federico Olóriz de la UGR, y dirigido la profesora Elena Pita Calandre.

En el primer trabajo, los científicos estudiaron sujetos sanos y pacientes diagnosticados de migraña con cualquier frecuencia de crisis al mes. Comprobaron las diferencias en la existencia o no de puntos ‘gatillo’ –que en muchos pacientes tras la exploración les desencadenaba una crisis– y su localización.

Esta investigación descubrió que los puntos ‘gatillo’ aparecen en un 94 por ciento de pacientes con migraña y sólo en un 25% de sujetos sanos y que las localizaciones de los puntos ‘gatillo’ más habituales en los pacientes fueron la zona temporal anterior y la suboccipital, ambas a nivel bilateral, de la cabeza. Además, hallaron una correlación positiva entre el número de puntos que presenta el paciente, las crisis mensuales que padece y los años que dura la enfermedad.

REDUCIR A LA MITAD LA FRECUENCIA DE LAS CRISIS

Posteriormente, realizaron otro estudio con 52 pacientes migrañosos –refractarios a los tratamientos farmacológicos habituales–, a quienes se les infiltró subcutáneamente 1 miligramo de anestésico local en aquellos puntos que presentaban durante tres meses semanalmente.

En aquellos pacientes a quienes se inyectó un anestésico, los científicos observaron una disminución en la frecuencia de crisis superior o igual al 50 por ciento respecto al período basal en un 18 por ciento de pacientes. Además, hubo una disminución de entre un 11 y un 49 por ciento en un 38 por ciento de los mismos. Dos terceras partes de los pacientes tras el tratamiento refirieron sentirse ‘mejor’ o ‘mucho mejor’.

En un tercer estudio sobre 25 pacientes con migraña crónica aplicaron 12,5 unidades de toxina botulínica en cada punto gatillo dos veces, espaciadas por un período de tes meses. Se registraron la frecuencia de crisis (variable principal), la intensidad y diversas escalas para comparar los cambios producidos un mes antes del inicio del tratamiento con el estado del sujeto un mes después de finalizar el mismo. Además, registraron las reacciones adversas durante el estudio, que fueron pocas, leves y transitoias.

La mayor disminución en la frecuencia de crisis con las inyecciones de toxina botulínica se observó en la semana 20. Algo similar ocurrió en aquellas crisis consideradas de intensidad ‘moderada’ y en el consumo de analgésicos por parte de los pacientes.

García Leiva advierte de que este sistema «no se trata de un tratamiento de primera elección para gente con migraña, sino que únicamente puede aplicarse en pacientes con migraña crónica que han probado varios tratamientos con resultados poco o nada alentadores y que muestran sensibilidad periférica en su musculatura».

Recientemente, las autoridades del medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado como medicamento con indicación terapéutica la toxina botulína para el tratamiento de la migraña crónica.

La cefalea es una experiencia prácticamente universal. Actualmente existen más de 100 tipos y una de las más prevalentes es la migraña, que en España afecta a entre el 10 y el 12 por ciento de la población, siendo de 2 a 3 veces más común en la mujer que en el hombre. Cuando la migraña pasa de episódica a crónica –más de 15 días al mes–, provoca gran incapacidad en la vida diaria de los pacientes.

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Un crimen machista aumenta un 67% el riesgo de que haya otro al día siguiente

Cuando un maltratador comete un crimen de violencia de género, al día siguiente hay un 67% de posibilidades de que otro agresor le imite y asesine a su pareja o ex pareja, y ese riesgo aumenta al 92% cuando el hombre es extranjero. Así se desprende de un estudio preliminar sobre la distribución espacio-temporal de los asesinatos por violencia machista ocurridos en España, desde 2003 hasta el 2010, que ha sido elaborado por el catedrático de Bioestadística de la Universidad de Granada, Juan de Dios Luna.

El estudio, que ha sido presentado por Luna y por el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, confirma que los asesinatos machistas se concentran en el tiempo, al menos en una parte relevante de los casos, y que existe el denominado «efecto imitación» y el de «paso a la acción».

El primer efecto es aquel en el que agresor asesina a la mujer tomando como referencia un caso anterior, y el segundo, el de paso a la acción, cuando el agresor se decide a cometer el asesinato al ver otro, según ha matizado Lorente, quien ha recordado que en lo que va de año se han dado dos períodos en los que se han concentrado los homicidios: en el mes de enero y el pasado fin de semana en el que murieron tres mujeres a manos de sus parejas o ex parejas.

Luna ha explicado que desde 2003 hasta 2010 (en total 2.922 días) han ocurrido 545 asesinatos machistas y ha matizado que ha habido 425 días en los que se ha cometido un asesinato; 57 en los que han tenido lugar dos y dos días en los que ha habido tres. Así las cosas, Luna ha señalado que del estudio se desprende que el número total de días con al menos un crimen machista son 484 días, lo que representa un 16,56 por ciento de los días durante los ocho años analizados. Si se tiene en cuenta el número total de asesinatos, los 545, en los 2.922 días, la estadística refleja que hay una media de 0,1865 casos por día.

El estudio indica que si se comete un asesinato de violencia de género, el riesgo de que se cometa otro al día siguiente es 1,67 veces mayor que si no lo hubiera, lo que según Luna, quiere decir que hay un 67 por ciento mayor de posibilidades. En el caso de que el agresor sea extranjero, la posibilidad aumenta al 92 por ciento. Ningún efecto es significativo para periodos diferentes de este salvo el de los diez días transcurridos desde un homicidio machista, cuando aumenta un 30 por ciento.

Lorente ha asegurado que los maltratadores conocen los asesinatos machistas por los medios de comunicación, y ha instado a éstos a que en sus informaciones eviten elementos que puedan ser utilizados por los agresores para llevar a cabo el homicidio. El delegado del Gobierno ha dicho que no se trata de responsabilizar a los medios sino de que ayuden a sensibilizar a la sociedad contra la violencia machista y a culpabilizar al agresor y no a la víctima.

Por otra parte, ha indicado que en los últimos años la agresividad de los asesinos ha aumentado y ha puesto como ejemplo las sentencias por casos de violencia de género analizadas hasta 2008 por el Consejo General del Poder Judicial, que revelan que ha aumentado el número de puñaladas que asestaron los condenados a las víctimas. Asimismo, ha subrayado que se ha incrementado el número de llamadas al teléfono de ayuda contra el maltrato, el 016, por parte de hombres para amenazar e insultar y ha insistido en que el debate en torno a las denuncias falsas no ayuda a que las mujeres se atrevan a salir de la espiral de la violencia y denuncien a sus agresores.

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