Sierra Nevada refuerza la presencia de expertos en turismo para mejorar su oferta

El consejo de administración de Cetursa Sierra Nevada SA modificó ayer su composición para reforzar la presencia de expertos en turismo y deporte con la meta de mejorar la oferta de la estación y «reinventarla con todos sus colores y posibilidades». Así lo afirmó el consejero de Turismo, Comercio y Deporte, Luciano Alonso, quien presidió la primera reunión del principal órgano de gobierno de esta empresa pública tras su adscripción a su departamento.

Entre las medidas a adoptar, figuran la venta anticipada de forfaits para la campaña invernal 2010/11, disponibles desde este jueves y con descuentos del 20%. Además, se instaura una tarifa plana para las nuevas recargas

De cara al verano, Alonso indicó que hay «mucha expectación», ya que la oferta de Sierra Nevada «una de las más atractivas» por ofrecer deporte y naturaleza.

El consejo de administración ha respaldado las acciones estratégicas con los «mejores clientes» como son los esquiadores y la Universiada 2015, al destinarse cuatro millones de euros para crear un túnel bajo la pista que acogerá una prueba deportiva y una balsa de 92.600 metros cúbicos para mejorar la capacidad de almacenamiento para producir de nieve.

El nuevo consejo pasa a ser de 15 miembros y reforzará la presencia de representantes e instituciones relacionadas con Granadina, como son la Universidad de Granada, el nombramiento de la delegada de Turismo, Sandra García, como nueva vicepresidenta, o el presidente de CajaGranada, Antonio Jara. Asimismo, la hasta ahora directora general de Cetursa, María José López, pasará a ser consejera delegada.

Alonso, por otra parte, señaló que el triunfo de la selección española en el Mundial de Sudáfrica ayudará a recuperar el crecimiento del turismo internacional, ya que aportará una «gran repercusión» para el país y supondrá «una buena noticia».

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Los profesionales sanitarios creen que, en la actualidad, no existen criterios válidos para diagnosticar una enfermedad terminal, según un estudio

Dibujo enfermeros

Una investigación realizada en la Universidad de Granada revela el peso que tienen las emociones en el juicio clínico de los profesionales a la hora de dar un diagnóstico de enfermedad terminal
Para llevar a cabo este trabajo, plantearon un estudio cualitativo  sobre una muestra de 42 entrevistas en profundidad para conocer la perspectiva y el discurso de los profesionales implicados en la atención al enfermo terminal

Los propios profesionales sanitarios que se encargan de diagnosticar cuándo una enfermedad es terminal perciben que en la actualidad, “no existen criterios válidos y aceptables para el uso del diagnóstico” de este tipo de enfermedades. Así se desprende de un trabajo pionero elaborado en la Universidad de Granada y publicado recientemente en la revista International Journal of Clinical and Health Phychology (IJCHP)

Para llevar a cabo este trabajo, los investigadores realizaron 42 entrevistas en profundidad a una muestra formada por 42 profesionales de la salud, 21 médicos y 21 enfermeros, que ejercen su actividad profesional en establecimientos sanitarios de Granada y provincia, y que trabajan con enfermos terminales y/o con enfermedad avanzada. De los 42 participantes, 22 eran mujeres y 20 eran hombres, con edades comprendidas entre los 23 y los 53 años; 17 trabajaban en centros de salud públicos; 18 en hospitales públicos, 4 en unidades mixtas y 3 en centros privados.

De su trabajo se obtienen muchas conclusiones interesantes.  Las respuestas de los profesionales entrevistados sobre la utilización del diagnóstico de enfermedad terminal (ET) en su trabajo cotidiano muestran diversidad de situaciones, relacionadas con el tipo de establecimiento en el que trabajan (atención primaria y atención especializada) y con el tipo de profesional del que se trate (médicos y enfermeros).

Empleo de eufemismos
En concreto, los profesionales que trabajan en centros de salud públicos (tanto enfermeros como médicos) utilizan y tienen recogido el diagnóstico de enfermedad terminal para determinar la situación clínica de sus pacientes.

Sin embargo, cuando se trata de los profesionales que trabajan en hospitales públicos, las respuestas obtenidas por los autores difieren notablemente: los profesionales enfermeros no incorporan este diagnóstico y prefieren usar algún eufemismo o sinónimo mientras que los profesionales médicos lo utilizan con frecuencia internamente, reconocen y determinan esta situación del enfermo, pero la omiten o la disfrazan en sus informes.

El trabajo realizado en la UGR revela que los profesionales perciben dificultades en diferentes aspectos del diagnóstico, lo que plantea la pregunta de si éstas pueden estar afectando a que en un importante número de pacientes no se inicien medidas paliativas y, por tanto, se esté perdiendo un tiempo valioso, para quienes ya no lo tienen, sin asistencia y sin medidas específicas para abordar el sufrimiento y la calidad de vida del periodo final de la misma. Además, apuntan los autores del trabajo, se distorsiona el sentido y la función de los cuidados paliativos, ya que los profesionales se sienten afectados por el peso emocional de un diagnóstico que en el imaginario social equivale a una “condena”.

Los autores de este trabajo son María Paz García Caro, Francisco Cruz Quintana, Jacqueline Schmidt Río Valle, Antonio Muñoz Vinuesa, Rafael Montoya Juárez, Diego Prados Peña y Miguel C. Botella López  (Universidad de Granada, España) y Atthanasios Pappous (Universidad de Kent, Reino Unido).

Pacientes con cáncer
Para profundizar en las dificultades que plantea el uso del diagnóstico de enfermedad terminal y sus consecuencias, los científicos preguntaron a los profesionales sanitarios tanto el tipo de enfermedades en las que se aplica este diagnóstico como el momento en que se produce. Para la mayoría de profesionales enfermeros y médicos, la enfermedad terminal siempre se refiere a los pacientes con cáncer, aunque un importante número que trabaja en centros de salud públicos también la asocian a la situación de deterioro avanzado de pacientes con enfermedades crónicas y/o degenerativas no cancerosas.

En cuanto al momento de hablar de “enfermedad terminal”, se identifica mayoritariamente  a un paciente como terminal cuando la situación es preagónica o claramente agónica. Siendo esta una opinión común para la mayoría de profesionales que trabajan tanto en hospitales como en atención primaria.

En este sentido, el trabajo llama la atención sobre el hecho de que contando desde hace una veintena de años con referencias y criterios para delimitar la enfermedad terminal  al menos en lo que a la enfermedad oncológica se refiere, se utilice de manera tan restrictiva un diagnóstico cuya razón de ser es ubicar el momento en el que la situación del enfermo requiere un cambio en la orientación terapéutica y el inicio de medidas especiales de atención y asistencia al enfermo y familia.

Del mismo modo, llama la atención sobre la falta de referencias  existentes en la bibliografía al peso emocional que soportan los profesionales ante este diagnóstico, apareciendo en este estudio como un factor clave para explicar por qué es problemático el uso de este diagnóstico, especialmente en el ámbito hospitalario.

El trabajo realizado en la UGR ha puesto de relieve la necesidad de mejorar la formación de los profesionales en cuanto a la delimitación del diagnóstico de enfermedad terminal, especialmente en enfermedades crónicas y degenerativas avanzadas, y de investigar para mejorar la evidencia científica de este procedimiento.

Contacto: María Paz García Caro. Departamento de Enfermería de la Universidad de Granada. Tfno: 958 24 28 95. Correo electrónico: mpazgc@ugr.es


La UGR acoge unas jornadas para dilucidar cómo será el ejército en el año 2025

  • Las Jornadas sobre las implicaciones tecnológicas de la Visión 2025 del Ejército se celebrarán mañana martes, 13 de julio, en el Hospital Real

¿Cómo será el Ejército de Tierra dentro de 15 años? La Universidad de Granada acogerá mañana martes, 13 de julio, a partir de las 9 horas unas Jornadas sobre las implicaciones tecnológicas de la Visión 2025 del Ejército, un encuentro en el que los máximos expertos en la materia desgranarán cómo puede la universidad contribuir al ejército del futuro.

Así, estas Jornadas pretenden identificar las áreas tecnológicas que podrían ayudar a satisfacer las necesidades operativas militares; localizar las capacidades de I+D+i de la Universidad y de la Empresa españolas relacionadas con las áreas tecnológicas identificadas y formular propuestas de actuación que permitan correlacionar las necesidades operativas con las capacidades tecnológicas para satisfacer las primeras de forma eficaz y eficiente.

En esta Visión 2025 del Ejército participarán representantes de la Universidad de Granada, el Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC), ISDEFE, la Cátedra ISDEFE-UPM y la Fundación Círculo Tecnológico para la Seguridad y la Defensa.

Las Jornadas se celebrarán en la Sala de Convalecientes del Hospital Real, y el acto de inauguración, que tendrá lugar a las 9 horas, estará presidido por la vicerrectora de Enseñanzas de Grado y Posgrado de la Universidad de Granada, Dolores Ferre Cano y el director de la OTRI, Jesús Chamorro, y contará con la presencia de diversas autoridades del MADOC y el ISDEFE.

PROGRAMA

08.30-08.45:Acto de inauguración

08.50-09.20: Contribución de ISDEFE al proceso de planeamiento de I+D+i en Defensa. Luis Alfonso García Caballero ISDEFE

09.25-10.05: Desarrollo del Doc. Visión desde el punto de vista de los materiales y las necesidades operativas. SUBDIDOM

10.05-10.25: Tendencias tecnológicas para responder a las capacidades operativas en las ayudas a la Instrucción y al adiestramiento. SUBDIRINS

10.25-11.00: Café

11.00-11.15: Debate sobre las ponencias presentadas

11.15-12.00: Estudio del Doc. Visión desde el punto de vista de la investigación en el ámbito universitario. OTRI (UGR) Jesús Chamorro Martínez OTRI

12.10-12.55: Estudio del Doc. Visión desde el punto de vista de la empresa. Ramón Nogales Morán. Visión Táctil Portable

13.00-13.30: Mesa redonda con todos los ponentes

13.30-13.45: Conclusiones

13.45-14.00: Clausura

CONVOCATORIA:

  • DÍA: Martes, 13 de julio
  • HORA: 9 horas
  • LUGAR: Sala de Convalecientes

Primera adjudicación de plazas para iniciar estudios en grados universitarios en la primera fase para el Curso 2010/2011

La Universidad de Granada ofertó 10.649 plazas, de las que se han adjudicado 9737

Mañana, día 13 de julio, el Distrito Único Andaluz hará pública la primera adjudicación de plazas para iniciar estudios en grados universitarios en la primera fase para el Curso 2010/2011, a través de la web http://www.juntadeandalucia.es/innovacioncienciayempresa/sguit/

Finalizada la primera fase de adjudicación de las plazas para iniciar estudios en grados universitarios, la Universidad de Granada informa que esta institución ofertó 10.649 plazas, de las que se han adjudicado 9737.

Este curso en el Distrito Único Andaluz se han presentado 8.000 solicitudes más de preinscripción que el anterior.

Las notas de corte más altas han sido las siguientes:

  • Grado en Administración y Dirección de Empresas y Derecho: 9.352.
  • Grado en Arquitectura: 10.61.
  • Grado en Bioquímica: 11.86.
  • Grado en Enfermería: 11.32.
  • Grado en Farmacia: 9.635.
  • Grado en Ingeniería Civil: 10.97.
  • Grado en Ingeniería de Tecnología de Telecomunicación: 10.15.
  • Grado en Medicina: 12.50.
  • Grado en Odontología. 11.75.
  • Grado en Traducción e Interpretación Inglés. 11.83.

Calendario:

Primer plazo de matrícula, reserva o entrega de documentos pendientes: Del 13 al 16 de julio.

  • Publicación de las listas de la 2ª adjudicación: El 26 de julio.

Como novedad en este curso todos los alumnos que se matriculen en primer curso en la Universidad de Granada deberán utilizar AUTOMATRÍCULA, a través de INTERNET.


Abierto el plazo de inscripción en las actividades culturales de Extensión Universitaria, convalidables por 3 créditos de libre configuración

El plazo, que se abrió el pasado 1 de julio, se cerrará en el momento en que se adjudiquen las 150 plazas disponibles

Tres créditos de libre configuración podrán obtener los alumnos que asistan a 30 actividades culturales de las aproximadamente 150 que organizará el Secretariado de Extensión Universitaria durante el curso 2010-2011.

El plazo de inscripción finalizará en el momento en que se complete el cupo de 150 plazas previsto en riguroso orden de inscripción. El precio de inscripción es de 30 euros.

Durante el año académico, el Secretariado de Extensión Universitaria organiza actividades culturales que suman alrededor de 150 días de actividad entre conferencias, charlas, mesas redondas de diversa índole, así como presentaciones de libros, recitales, u otras actividades como talleres de formación teatral o representaciones teatrales En el curso 2010-2011 se convalidará la participación en sus actividades culturales por tres créditos de libre configuración.

Inscripción:

Para ello y ya que se trata de una actividad fundamentalmente presencial, el estudiante tendrá que asistir a 30 actividades y realizar una memoria breve final.

1.- Dirigirse a una sucursal de la entidad bancaria Caja Granada y realizar el siguiente ingreso:

C.C.C.: 2031/0000/08/0101745071

Importe: 30€

Texto: Nombre y apellidos del estudiante – Actividades Culturales.

2.- Dirigirse al Secretariado de Extensión Universitaria donde:

2.1.- Entregará:

2.1.1.- Ficha de los datos personales adjunta completada.

2.1.2.- Dos fotos actuales tamaño carné (una para la ficha y otra para el carné de asistencia a las actividades).

2.1.3.- Resguardo del ingreso realizado en la entidad bancaria.

2.1.4.- Copia del resguardo de matrícula en la Universidad de Granada durante el curso 2010-2011.

2.2.- Recibirá:

2.2.1.- Carné de “Actividades Culturales de Extensión Universitaria” sellado junto con sus datos personales y 30 casillas correspondientes cada una a un día de actividad, a través del cual se controlará la asistencia.

2.2.2.- Copia de las instrucciones de la asignatura.

http://univex.ugr.es/pages/secext/actividadescreditos/index

Descargue la hoja de inscripción

Dirección: Secretariado de Extensión Universitaria. Tfn: 958 243484. Complejo Administrativo Triunfo. 2º Pabellón central – 1ª Planta (Pabellón del Servicio de Correos). Cuesta del Hospicio, s/n.


Las situaciones menos peligrosas al volante producen más siniestralidad en conductores de más de 60 años

Los conductores mayores de 60 años tienen más accidentes al volante en contextos que resultan poco peligrosos para el resto de conductores, según un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Granada, que se publica en el último número de la Revista Española de Geriatría y Gerontología.

Como aseguran David Cantón Cortés, Mercedes Durán Segura y Cándida Castro Ramírez, autores del estudio y profesores de Psicología de la Universidad de Granada, a pesar de que las habilidades al volante disminuyen con la edad, los ancianos que continúan conduciendo presentan patrones de conducción que compensan estos déficits, de modo que evitan conductas de riesgo: no corren, no adelantan temerariamente o no consumen alcohol cuando van a coger el coche.

El estudio se centra en una completa revisión bibliográfica de los riesgos que suponen la relación entre conducción y envejecimiento. En las últimas décadas se ha apreciado un importante incremento de la accidentalidad de conductores con más de 60 años. «Sin embargo, y en contra de lo que mucha gente piensa, el estudio pone de manifiesto que la tasa de siniestralidad en este sector de edad continúa siendo inferior a la de conductores jóvenes, en torno a 20 años», afirman los investigadores.

Autoestima al volante
Según Cantón, a la luz de esta investigación, «conducir en estas edades no parece suponer para el conductor un riesgo significativo de muerte en comparación con otras causas».

Además, algunos estudios han demostrado también «la existencia de una relación entre el mantenimiento de la conducción y unos niveles más elevados de satisfacción en la vejez».

El 24,8 por ciento de los mayores de 74 años continúa conduciendo. A pesar de que la tasa de siniestralidad es inferior en este grupo, debido a su mayor vulnerabilidad sufren daños físicos más graves que los conductores jóvenes o de mediana edad.

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Hipnóticos: su uso en ancianos no garantiza la buena calidad del sueño

El uso de hipnóticos en los mayores de 65 años dirigidos a mejorar la calidad del sueño parece no garantizar un buen descanso. Y es que un estudio realizado por el Grupo de Investigación de Atención Farmacéutica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada, junto con farmacéuticos comunitarios de Granada, Jaén, Málaga y Sevilla, y coordinado por José Pedro Corpas, de la facultad, revela que el 59,6 por ciento de los ancianos es mal dormidor a pesar de tomar hipnóticos o ansiolíticos para dormir.

Para María Teresa Cuerda, farmacéutica de Granada y participante en el estudio, «una de las causas de que ocurra esto es que el mayor desconoce qué puede hacer para mejorar el sueño y hace uso de estos fármacos como única solución». En su opinión, «hace falta mucha formación en higiene del sueño en este tipo concreto de población y el farmacéutico puede ayudar mucho en este sentido».

Como señala a CF Corpas, «el objetivo del estudio fue estudiar la relación existente entre la frecuencia de realizar determinados hábitos de vida y la calidad de sueño de los pacientes mayores de 65 años». Para ello, apunta, «se necesitó la colaboración de los farmacéuticos de las diferentes provincias participantes que ofrecieron participar a los usuarios que llegaban a la farmacia por cualquier motivo». Hay que destacar que se excluyeron aquéllos con enfermedades psiquiátricas o físicas que pudieran complicar la entrevista.

Así, participaron 276 pacientes a los que se les entrevistó acerca de hábitos diarios vinculados con el sueño. Para medir la calidad del descanso se usó el Indice de Calidad del Sueño de Pittsburg, que mide la calidad en el mes previo a su aplicación. Se usaron 19 preguntas que valoraron la calidad subjetiva, la latencia del sueño, su eficiencia habitual, las perturbaciones del sueño, el uso de medicación hipnótica y la disfunción diurna.

Entre otros datos relevantes, el trabajo señaló que el 49,3 por ciento de los ancianos participantes se duerme involuntariamente durante el día. Para Francisco J. Segarra, psicólogo clínico especialista en alteraciones del sueño y coordinador de la Clínica del Sueño Estivill, «esto puede derivarse de un mal uso de los hipnóticos «. En su opinión, «el uso de estos fármacos debería recomendarse sólo para los casos extremos y tras la puesta en marcha de consejos relacionados con el cambio de hábitos en general dirigidos a mejorar el sueño». Sin embargo, apunta, «no hay que condenar a un paciente que no puede dormir a vivir sin soluciones. Por ello, en caso de aplicar un tratamiento, será aconsejable emplear hipnóticos de vida media o corta, ya que los de vida larga pueden producir somnolencia durante el día y ser la consecuencia de caídas o problemas mayores». Además, recuerda, «es importante controlar el uso por el paciente, de ahí la importancia aún mayor del farmacéutico en esta materia».

ANDAR MEJOR QUE ESPERAR
Asimismo, el estudio reveló otros datos interesantes como que el 65 por ciento de los ancianos en general se queda en la cama después de despertarse, «cuando lo aconsejable es levantarse y andar», según explica a CF Segarra. En su opinión, «esta actitud produce ansiedad en el paciente, que se irrita porque no puede dormir, por lo que la mejor opción es levantarse y dar una vuelta hasta que se tenga sueño de nuevo».

En este sentido, Corpas recuerda que «una buena solución para evitar la ansiedad e irritabilidad es quitar los relojes de la habitación». Como explica, «el hecho de tener un reloj cerca hace que la persona se impaciente y que tienda a mirarlo constantemente, lo que perjudica la calidad del sueño». En su opinión, y en base a los datos del estudio, «es necesario que el boticario informe al paciente de las terapias cognitivo-conductuales que hay para mejorar el sueño y que producen resultados importantes, ya que tienen una duración más allá de las terapias».

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Alcohol en preadolescentes, riesgo de déficits cognitivos

Expertos del grupo de investigación Neuroplasticidad y Aprendizaje de la Universidad de Granada, coordinados por la psicobióloga Milagros Gallo, han analizado los efectos que provoca la exposición temprana al alcohol entre los más jóvenes.

Los resultados, publicados en el último número de las revistas Clinical and Experimental Research y Psicothema, revelan que durante la etapa preadolescente (de 11 a 14 años), se registra un mayor consumo en proporción a lo que el cuerpo puede asimilar, tendencia que parece ir descendiendo durante la adolescencia hasta alcanzar la etapa adulta.

Para comprobarlo, han desarrollado experimentos in vivo a partir de modelos de consumo voluntario de alcohol en ratas durante su juventud, que equivale a ejemplares de entre 28 y 48 días de vida. Se colocó a ratas muy jóvenes en jaulas individuales y en cada una pusieron cuatro botellas: una con agua y las otras tres llenas de alcohol de diferente graduación (comparable con los grados que tiene la cerveza, el vino y el whisky). Durante su etapa preadolescente, adolescente y adulta, los animales dispusieron de estas botellas durante 24 horas.

Los resultados han demostrado efectos perniciosos a largo plazo del consumo de alcohol sobre la capacidad de memoria adulta, especialmente durante la etapa adolescente. Según los responsables del estudio, el consumo de alcohol durante estas etapas produce deficiencias cognitivas a largo plazo de mayor magnitud que el consumo en adultos, poniendo de manifiesto que se trata de un periodo especialmente sensible en la formación del cerebro. Además, las hembras se mostraron más vulnerables a estos efectos.

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Dormir seis horas, suficiente para el descanso en los mayores de 65 años

Los requerimientos y patrones de sueño cambian a lo largo de la vida y con el envejecimiento éste se vuelve menos profundo y más ligero. Por este motivo, «a partir de una determinada edad es recomendable aconsejar dormir aproximadamente seis horas diarias para tener un descanso en condiciones en lugar de las ocho recomendadas para los jóvenes». Es la opinión de Francisco J. Segarra, psicólogo clínico especialista en alteraciones del sueño y coordinador de la Clínica del Sueño Estivill.

Como explica, «con la edad se produce un aumento de la frecuencia de los despertares nocturnos y la disminución en la eficiencia del sueño, lo que produce un sueño más ligero todavía». Para evitar esto y mejorar el descanso de los ancianos, Segarra aconseja realizar una serie de cambios conductuales como retrasar la hora de irse a la cama para tener una mayor sensación de cansancio y sueño y retrasar la hora de despertarse y tener la habitación despejada para facilitar el descanso y evitar posibles caídas o choques con las cosas en caso de despertares nocturnos.

NO A LAS COMIDAS COPIOSAS
A estos consejos, Alfonso Borrego, farmacéutico de Motril, en Granada, y participante en un estudio sobre la calidad del sueño realizado por la Universidad de Granada, añade, «reducir el consumo de tabaco, dormir en un lugar oscuro silencioso y confortable, no realizar ejercicio físico tres horas antes de acostarse, no irse a la cama con sensación de hambre y no beber líquidos al menos dos horas antes de dormir».

Además, recuerda Mª Teresa Cuerda, farmacéutica de Granada, «es importante recordar a los mayores que no deben hacer cenas copiosas o pesadas, ya que esto dificulta mucho el descanso, un consejo que desconoce la mayoría de este colectivo».

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D’après une étude, les professionnels de la santé estiment qu’il n’existe actuellement pas de critère valable pour diagnostiquer une maladie terminale

Une recherche réalisée à l’Université de Grenade révèle l’influence des émotions dans le jugement clinique des professionnels au moment de diagnostiquer une maladie terminale. Pour mener à bien ce travail, une étude qualitative a été réalisée sur un échantillon de 42 entrevues en profondeur afin de connaître la perspective et le discours des professionnels impliqués dans les soins au patient terminal

Les professionnels de la santé chargés de diagnostiquer une maladie terminale perçoivent que, dans  l’actualité, « il n’existe pas de critères valables et acceptables pour l’usage du diagnostic » de ce genre de maladies. C’est ce qui découle d’un travail pionnier élaboré à l’Université de Grenade, et publié récemment dans la revue International Journal of Clinical and Health Psychology (UJCHP).

Pour mener à bien ce travail, les chercheurs ont réalisé 42 entrevues en profondeur à un échantillon de 42 professionnels de la santé, 21 médecins et 21 infirmiers, exerçant leur activité professionnelle dans des établissements de Grenade et sa province, et qui travaillent avec des malades terminaux et/ou en état avancé. Parmi les 42 participants, 22 étaient des femmes et 20 des hommes entre 23 et 53 ans ; 17 travaillant dans des centres publics, 18 dans des hôpitaux publics, 4 dans des unités mixtes et 3 dans des centres privés.

Il en ressort de nombreuses conclusions intéressantes. Les réponses des professionnels interrogés sur l’utilisation du diagnostic de maladie terminale (MT) dans leur travail quotidien, démontrent la diversité des situations en rapport avec le genre d’établissement dans lequel ils travaillent (attention primaire et attention spécialisée), et le genre de professionnel dont il s’agit (médecin ou infirmier).

Emploi d’euphémismes
Concrètement, les professionnels qui travaillent dans des centres publics (aussi bien infirmiers que médecins) utilisent et retiennent le diagnostic de maladie terminale pour déterminer la situation clinique de leurs patients.

Cependant, lorsqu’il s’agit de professionnels travaillant dans des hôpitaux publics, les réponses obtenues par les auteurs diffèrent beaucoup : les professionnels infirmiers n’intègrent pas ce diagnostic et préfèrent utiliser un euphémisme ou un synonyme, tandis que les professionnels médecins l’utilisent fréquemment au niveau interne, reconnaissent et déterminent cette situation du patient, mais l’omettent ou bien la déguisent dans leurs rapports.

Le travail réalisé à l’UGR révèle que les professionnels perçoivent des difficultés dans différents aspects du diagnostic, ce qui pose la question sur la possibilité qu’un nombre important de patients n’initient pas de mesures palliatives et, en conséquence, perdent un temps, précieux pour certains, sans assistance médicale et sans mesures spécifiques pour aborder la souffrance et la qualité de vie de la période finale. Les auteurs de ce travail ajoutent que l’on dénature le sens et la fonction des soins palliatifs, vu que les professionnels se sentent affectés par le poids émotionnel d’un diagnostic qui, pour l’imaginaire social, équivaut à une « condamnation ».

Les auteurs de ce travail sont María Paz García Caro, Francisco Cruz Quintana, Jacqueline Schmidt Río Valle, Antonio Muñoz Vinuesa, Rafael Montoya Juárez, Diego Prados Peña et Miguel C. Botella López (Université de Grenade, Espagne), et Atthanasios Pappous (Université de Kent, Royaume-Uni).

Patients avec cancer
Afin d’en savoir plus sur les difficultés que pose l’usage du diagnostic de la maladie terminale et de ses conséquences, les scientifiques ont consulté les professionnels de la santé sur le genre de maladies auxquelles on applique ce diagnostic, ainsi que le moment où il se produit. Pour la plupart des professionnels infirmiers et médecins, la maladie terminale désigne toujours des patients avec cancer, même si un nombre important de ceux qui travaillent dans des centres de santé publics l’associent également à la situation de détérioration avancée de patients avec maladies chroniques et/ou dégénératives non cancéreuses.

Quant au moment de parler de « maladie terminale », un patient est identifié comme terminal quand la situation est préagonique ou clairement agonique, ceci étant une opinion commune pour la plupart des professionnels travaillant aussi bien dans des hôpitaux que dans l’attention primaire.

En ce sens, ce travail attire l’attention sur le fait que l’on compte depuis une vingtaine d’années avec des références et des critères pour délimiter la maladie terminale, du moins en ce qui concerne la maladie oncologique, de sorte que l’on utilise de manière restrictive un diagnostic dont la raison d’être est de situer le moment où la situation du patient requiert un changement dans l’orientation thérapeutique, et le début de mesures spéciales d’attention et d’assistance au patient et à sa famille.

De même, il faut remarquer le manque de références existant dans la bibliographie sur le poids émotionnel que supportent les professionnels face à ce diagnostic, qui se présente dans cette étude comme un facteur clé pour expliquer la raison pour laquelle l’usage de ce diagnostic est problématique, spécialement dans le domaine hospitalier.

Le travail réalisé à l’UGR a souligné le besoin d’améliorer la formation des professionnels quant à la délimitation du diagnostic de maladie terminale, spécialement dans le cas de maladies chroniques et dégénératives avancées, y de chercher à améliorer l’évidence scientifique de ce procédé.

Contact : María Paz García Caro. Département d’Infirmerie de l’Université de Grenade.Tél. : +34 958 242895 ; courriel : mpazgc@ugr.es


A study reveals that health professionals think that there are not adequate criteria for certifying that an illness is terminal

A research conducted at the University of Granada revealed that emotions play an important role when health professionals have to certify that a patient is in terminal stage. To the purpose of this research, a qualitative study was undertaken with a sample of 42 participants. Participants were thoroughly interviewed, with the aim of analyzing the approach and language employed by health professionals treating terminally-ill patients

Physicians that have to decide whether an illness is terminal think that “there are not valid and adequate criteria for certifying that an illness is terminal”. This is the conclusion drawn from a pioneer study conducted at the University of Granada, and recently published in the Journal of Clinical and Health Psychology (IJCHP).

For the purpose of this study, 42 health professionals were thoroughly interviewed. Of this group, 21 were physicians and 21 were nurses working with terminally-ill patients in hospitals in the province of Granada. Of the 42 participants, 22 were women and 20 were men with ages between 23 and 52. Of the participants, 17 worked in community health centers, 18 worked in public hospitals, 4 in combined units and 3 worked in private health centers.

This study revealed interesting findings. The answers given by the professionals interviewed revealed that the diagnosing of terminal illness in their daily work differs depending on the type of health centre –primary or specialized care– and the type of professional –physician or nurse.

Use of euphemisms
Concretely, those professionals working in community health centers –both physicians and nurses– use and record “terminal illness” diagnosis to define the clinical condition of their patients. On the other hand, the answers provided by professionals working in public hospitals differ significantly: while nurses use euphemisms or synonyms rather than “terminal illness” diagnosis, physicians use this diagnosis in professional circles and, although they are aware of this circumstance, they avoid using it in their medical reports.

This research conducted at the University of Granada reveals that health professionals have difficulties in certifying terminal illnesses. The question emerges on whether such situation could be preventing palliative care from being provided to a significant number of terminal patients. This means that many terminal patients are being deprived from professional assistance aimed at helping them in facing the end of their lives, and at providing them an acceptable quality of life. Additionally, professionals have a distorted view of the role and purpose of palliative assistance, since they are emotionally conditioned by a diagnosis that –in our society– is associated to a “death sentence”.

This study was co-authored by María Paz García Caro, Francisco Cruz Quintana, Jacqueline Schmidt Río Valle, Antonio Muñoz Vinuesa, Rafael Montoya Juárez, Diego Prados Peña y Miguel C. Botella López from the University of Granada, and Atthanasios Pappous, from the University of Kent, United Kingdom.

Patients with cancer
For a deeper understanding of the difficulties that a diagnosis of “terminal illness” involves and its consequences, health professionals were asked what illnesses get diagnosed as “terminal” and when such diagnosis is disclosed. For most physicians and nurses, “terminal illness” diagnosis is associated only to patients with cancer. However, a significant number of professionals working in community health centers also associate this diagnosis to patients with an advanced stage of some chronic and/or degenerative non-cancerous illness. 

As regards terminal diagnosis, it is mostly associated to patients in preagony or agony phase. This opinion is shared by most professionals working both in hospitals and in community health centers.

The study emphasizes the fact that, although the criteria and references for diagnosing a terminal illness –at least in oncological cases– were defined 20 years ago, such diagnosis is still employed in a very restrictive way. Diagnosis of a terminal illness involves a change of treatment, and when patients in terminal stage are not diagnosed as such, they and their families are deprived from the special care and assistance they need.

Similarly, the study remarks the lack of studies on the emotional charge suffered by health professionals treating terminal patients. This study states that this is a key factor when explaining the restrictive use of terminal illness diagnosis, especially in hospitals.

The research conducted at the University of Granada emphasizes the need to improve professional training of care providers in diagnosing a terminal illness, especially in chronic and degenerative illnesses in advanced stages. Additionally, the study remarks the need of further research for determining the scientific parameters on which terminal diagnosis must be based.

Contact: María Paz García Caro. Department of Nursing of the University of Granada. Phone: +34 958 24 28 95. E-mail: mpazgc@ugr.es


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Pág. 9 – Publicidad: La Universidad de Granada informa. Plazo de matrícula oficial

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