Identificadas bacterias que llegan del Sáhara

Un equipo internacional de investigadores, entre ellos científicos españoles, han identificado las bacterias que llegan cada día desde el Sáhara a España, que colonizan lagos de alta montaña en Sierra Nevada y Pirineos y que podría estar dañando a la fauna y flora de algunos ecosistemas.

El citado equipo, del proyecto Ecosensor, reúne a físicos de la atmósfera y biólogos liderados por Isabel Reche, de la Universidad de Granada, junto con Emilio O. Casamayor, del Centro de Estudios de Blanes, según ha informado hoy la Fundación BBVA, que financia al grupo.

Del Sáhara y el Sahel llegan volando cada día a España millones de microorganismos, según recuerdan los investigadores.

El equipo internacional del proyecto Ecosensor, financiado por la Fundación BBVA, ha analizado por primera vez los microorganismos viajeros con técnicas de biología molecular y, además de identificarlos, ha descubierto que colonizan lagos de alta montaña en Sierra Nevada y Pirineos.

Los resultados, presentados en varias publicaciones científicas recientes, muestran que los citados lagos albergan microorganismos «que también hemos encontrado en el suelo de Mauritania», dice Reche, quien añade que se trata de «algo sorprendente».

Entre los microorganismos identificados hay pseudomonas -un género de bacilos capaces de colonizar un amplio rango de nichos; estafilococos -un género que incluye microorganismos presentes en la piel humana-; o los Acinetobacter, que contribuyen a la mineralización del suelo.

«El incremento de estos aportes de polvo a ecosistemas prístinos, como los lagos de alta montaña, es muy importante, pues traen nutrientes que ‘fertilizan’ los lagos y cambian sus comunidades microbianas», explica Reche.

Algunos de estos cambios no son positivos; de hecho el polvo podría estar dañando ya a la fauna y flora de algunos ecosistemas, recuerda en su comunicado la Fundación BBVA.

La «migración» de microorganismos en el polvo africano es más intensa en primavera y verano, y muy en especial en los últimos años, en que en ocasiones se ha llegado a multiplicar por diez el número de microorganismos.

Esto se debe, afirman los investigadores, a la sequía que afecta a la franja africana del Sahel desde hace treinta años, y que se relaciona a su vez con el cambio climático.

Un factor añadido es la pérdida de cubierta vegetal en África asociada a cambios en las prácticas agrícolas, recuerda el comunicado.

Sáhara emite cada año 60 y 200 millones de toneladas de polvo

Como cálculo global, se estima que el Sáhara emite cada año entre 60 y 200 millones de toneladas de polvo; es un material rico en nitrógeno, fósforo y hierro con un papel importante en el crecimiento del plancton oceánico, e incluso en la fertilización de las selvas tropicales, recuerda la Fundación BBVA.

Las técnicas de biología molecular que usan estos investigadores permiten detectar casi todos los organismos presentes en una muestra, mientras que los métodos usados hasta ahora revelaban «bastante menos de lo que hay realmente», explica Reche.

Los investigadores de Ecosensor han tomado muestras de aire en los lugares donde es más fácil detectar la lluvia de microorganismos, como los lagos de alta montaña.

«Son enclaves poco alterados por la acción humana local, por eso son muy útiles para estudiar la incidencia de microorganismos invasores aerotransportados de origen remoto», señala Reche.

Los lagos escogidos están en Sierra Nevada y Pirineos, y también en los Alpes (Austria), la Patagonia argentina, las islas Bylot, en el Ártico (Canadá), y el archipiélago de las Shetland del Sur (Antártida).

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IDENTIFICAN LAS BACTERIAS QUE CADA DÍA LLEGAN A ESPAÑA DESDE EL SÁHARA

Este estudio forma parte del proyecto Ecosensor y reúne a físicos de la atmósfera y biólogos liderados por Isabel Reche, de la Universidad de Granada, junto con Emilio O. Casamayor, del Centro de Estudios de Blanes. En concreto, estos expertos han analizado por primera vez los microorganismos viajeros con técnicas de biología molecular y, además de identificarlos, han descubierto que colonizan lagos de alta montaña en Sierra Nevada y Pirineos.

Un equipo internacional de investigadores, entre ellos científicos españoles, han identificado las bacterias que llegan cada día desde el Sáhara a España, que colonizan lagos de alta montaña en Sierra Nevada y Pirineos y que podría estar dañando a la fauna y flora de algunos ecosistemas. Dicho fenómeno aumenta en los meses de verano y con el cambio climático.

Este estudio forma parte del proyecto Ecosensor, financiado por la Fundación BBVA, y que reúne a físicos de la atmósfera y biólogos liderados por Isabel Reche, de la Universidad de Granada, junto con Emilio O. Casamayor, del Centro de Estudios de Blanes.

«Del Sáhara y el Sahel llegan volando cada día a España millones de microorganismos», apuntan los investigadores.

Estos expertos han analizado por primera vez los microorganismos viajeros con técnicas de biología molecular y, además de identificarlos, han descubierto que colonizan lagos de alta montaña en Sierra Nevada y Pirineos.

Los resultados, presentados en varias publicaciones científicas recientes, muestran que los citados lagos albergan microorganismos «que también hemos encontrado en el suelo de Mauritania», dice Reche, quien añade que se trata de «algo sorprendente».

Entre los microorganismos identificados hay pseudomonas -un género de bacilos capaces de colonizar un amplio rango de nichos; estafilococos -un género que incluye microorganismos presentes en la piel humana-; o los Acinetobacter, que contribuyen a la mineralización del suelo.

«El incremento de estos aportes de polvo a ecosistemas prístinos, como los lagos de alta montaña, es muy importante, pues traen nutrientes que ‘fertilizan’ los lagos y cambian sus comunidades microbianas», explica Reche.

Algunos de estos cambios no son positivos; de hecho el polvo podría estar dañando ya a la fauna y flora de algunos ecosistemas.

La «migración» de microorganismos en el polvo africano es más intensa en primavera y verano, y muy en especial en los últimos años, en que en ocasiones se ha llegado a multiplicar por diez el número de microorganismos.

Esto se debe, afirman los investigadores, a la sequía que afecta a la franja africana del Sahel desde hace treinta años, y que se relaciona a su vez con el cambio climático. Un factor añadido es la pérdida de cubierta vegetal en África asociada a cambios en las prácticas agrícolas, recuerda el comunicado.

Como cálculo global, se estima que el Sáhara emite cada año entre 60 y 200 millones de toneladas de polvo; es un material rico en nitrógeno, fósforo y hierro con un papel importante en el crecimiento del plancton oceánico, e incluso en la fertilización de las selvas tropicales, según la Fundación BBVA.

Las técnicas de biología molecular que usan estos investigadores permiten detectar casi todos los organismos presentes en una muestra, mientras que los métodos usados hasta ahora revelaban «bastante menos de lo que hay realmente», explica Reche.

Los investigadores de Ecosensor han tomado muestras de aire en los lugares donde es más fácil detectar la lluvia de microorganismos, como los lagos de alta montaña. «Son enclaves poco alterados por la acción humana local, por eso son muy útiles para estudiar la incidencia de microorganismos invasores aerotransportados de origen remoto», señala Reche.

Los lagos escogidos están en Sierra Nevada y Pirineos, y también en los Alpes (Austria), la Patagonia argentina, las islas Bylot, en el Ártico (Canadá), y el archipiélago de las Shetland del Sur (Antártida).

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UN ESTUDIO ANALIZA EL NIVEL DE ANSIEDAD SOCIAL ENTRE UNIVERSITARIOS ESPAÑOLES

El trabajo, realizado por las universidades de Granada y Valladolid, ha contado con una muestra formada por 15.504 estudiantes (67,76% mujeres y 32,24% hombres), con una edad media de 21,16 años, pertenecientes a las 17 comunidades autónomas y a 20 carreras universitarias. Esta investigación ha analizado las diferencias y similitudes en la ansiedad social entre diferentes carreras universitarias y, sobre todo, entre todas las comunidades autónomas españolas.

Los universitarios varones del País Vasco presentan una mayor ansiedad social a la hora de relacionarse con las chicas que los jóvenes de otras comunidades autónomas, como Aragón, Asturias, Castilla y León y Galicia. Además, las mujeres universitarias de la comunidad autónoma de Navarra tienen mayor ansiedad social que otras comunidades autónomas para relacionarse con los chicos.

Así se desprende de un artículo titulado Validación del «Cuestionario de ansiedad social para adultos» (CASO-A30) en universitarios españoles: similitudes y diferencias entre carreras universitarias y comunidades autónomas que ha sido publicado recientemente en la revista Behavioral Psychology / Psicología Conductual (2010) y que ha sido realizado por investigadores de las universidades de Granada y Valladolid.

El trabajo ha sido elaborado a partir de una muestra formada por 15.504 estudiantes (67,76% mujeres y 32,24% hombres), con una edad media de 21,16 años, pertenecientes a las 17 comunidades autónomas y a 20 carreras universitarias. Esta investigación ha analizado las diferencias y similitudes en la ansiedad social entre diferentes carreras universitarias y, sobre todo, entre todas las comunidades autónomas españolas.

Las mujeres puntúan más alto

La investigación ha revelado asimismo que, en general, las mujeres puntúan más alto que los hombres en todas las dimensiones de la ansiedad social analizadas (hablar en público/interacción con personas de autoridad; interacción con desconocidos; interacción con el sexo opuesto; expresión asertiva de molestia, desagrado o enfado, y quedar en evidencia o en ridículo), aunque esas diferencias son, en general, pequeñas.

Además, las mujeres andaluzas y catalanas son las que menos ansiedad social presentan al interactuar con desconocidos, seguidas de las de Asturias, Madrid y Baleares. En la cuarta dimensión, “Expresión asertiva de molestia, desagrado o enfado”, las estudiantes de Cataluña tienen menos ansiedad social que algunas otras comunidades autónomas. Finalmente, a las mujeres universitarias de Cataluña, Galicia y Murcia les produce menos ansiedad social la quinta dimensión, “Quedar en evidencia o en ridículo”, que a las chicas de algunas otras comunidades autónomas.

Con respecto a las carreras universitarias, en general no hay prácticamente diferencias entre los varones universitarios de las 20 carreras comparadas. Pero cuando se considera a las mujeres universitarias, las estudiantes de Derecho y de Política y Sociología parecen tener menos ansiedad social que la media de algunas otras carreras universitarias.

El catedrático de Psicopatología de la Universidad de Granada y autor principal del estudio, Vicente Caballo Manrique, señala que, pese a estas pequeñas diferencias, “en general la ansiedad que sienten tanto hombres como mujeres en todas las comunidades autónomas en los cinco tipos de situaciones sociales es similar”. Además, apunta que “una elevada ansiedad social está estrechamente unida con la evitación y el escape de las situaciones que se temen”.

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Professionals think that there aren’t criteria for certifying that an illness is terminal

Physicians that have to decide whether an illness is terminal think that ‘there are not valid and adequate criteria for certifying that an illness is terminal.’ This is the conclusion drawn from a pioneer study conducted at the University of Granada, and recently published in the International Journal of Clinical and Health Psychology (IJCHP).

For the purpose of this study, 42 health professionals were thoroughly interviewed. Of this group, 21 were physicians and 21 were nurses working with terminally-ill patients in hospitals in the province of Granada. Of the 42 participants, 22 were women and 20 were men with ages between 23 and 52. Of the participants, 17 worked in community health centres, 18 worked in public hospitals, 4 in combined units and 3 worked in private health centres.

This study revealed interesting findings. The answers given by the professionals interviewed revealed that the diagnosing of terminal illness in their daily work differs depending on the type of health centre – primary or specialised care – and the type of professional – physician or nurse.

Concretely, those professionals working in community health centres – both physicians and nurses – use and record ‘terminal illness’ diagnosis to define the clinical condition of their patients. On the other hand, the answers provided by professionals working in public hospitals differ significantly: while nurses use euphemisms or synonyms rather than ‘terminal illness’ diagnosis, physicians use this diagnosis in professional circles and, although they are aware of this circumstance, they avoid using it in their medical reports.

This research conducted at the University of Granada reveals that health professionals have difficulties in certifying terminal illnesses. The question emerges on whether such situation could be preventing palliative care from being provided to a significant number of terminal patients. This means that many terminal patients are being deprived from professional assistance aimed at helping them in facing the end of their lives, and at providing them an acceptable quality of life. Additionally, professionals have a distorted view of the role and purpose of palliative assistance, since they are emotionally conditioned by a diagnosis that – in our society – is associated to a ‘death sentence.’

This study was co-authored by Maria Paz Garcia Caro, Francisco Cruz Quintana, Jacqueline Schmidt Rio Valle, Antonio Munoz Vinuesa, Rafael Montoya Juarez, Diego Prados Pena y Miguel C. Botella Lopez from the University of Granada, and Atthanasios Pappous, from the University of Kent, United Kingdom.

For a deeper understanding of the difficulties that a diagnosis of ‘terminal illness’ involves and its consequences, health professionals were asked what illnesses get diagnosed as ‘terminal’ and when such diagnosis is disclosed. For most physicians and nurses, ‘terminal illness’ diagnosis is associated only to patients with cancer. However, a significant number of professionals working in community health centres also associate this diagnosis to patients with an advanced stage of some chronic and/or degenerative non-cancerous illness.

As regards terminal diagnosis, it is mostly associated to patients in preagony or agony phase. This opinion is shared by most professionals working both in hospitals and in community health centres.

The study emphasises the fact that, although the criteria and references for diagnosing a terminal illness – at least in oncological cases – were defined 20 years ago, such diagnosis is still employed in a very restrictive way. Diagnosis of a terminal illness involves a change of treatment, and when patients in terminal stage are not diagnosed as such, they and their families are deprived from the special care and assistance they need.

Similarly, the study remarks the lack of studies on the emotional charge suffered by health professionals treating terminal patients. This study states that this is a key factor when explaining the restrictive use of terminal illness diagnosis, especially in hospitals.

The research conducted at the University of Granada emphasises the need to improve professional training of care providers in diagnosing a terminal illness, especially in chronic and degenerative illnesses in advanced stages. Additionally, the study remarks the need of further research for determining the scientific parameters on which terminal diagnosis must be based.

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Health Professionals Believe There Is Inadequate Criteria For Certifying That An Illness Is Terminal

Research conducted at the University of Granada revealed that emotions play an important role when health professionals have to certify that a patient is in terminal stage. To the purpose of this research, a qualitative study was undertaken with a sample of 42 participants. Participants were thoroughly interviewed, with the aim of analyzing the approach and language employed by health professionals treating terminally-ill patients

Physicians who have to decide whether an illness is terminal think that «there are not valid and adequate criteria for certifying that an illness is terminal». This is the conclusion drawn from a pioneer study conducted at the University of Granada, and recently published in the Journal of Clinical and Health Psychology (IJCHP).

For the purpose of this study, 42 health professionals were thoroughly interviewed. Of this group, 21 were physicians and 21 were nurses working with terminally-ill patients in hospitals in the province of Granada. Of the 42 participants, 22 were women and 20 were men with ages between 23 and 52. Of the participants, 17 worked in community health centers, 18 worked in public hospitals, 4 in combined units and 3 worked in private health centers.

This study revealed interesting findings. The answers given by the professionals interviewed revealed that the diagnosing of terminal illness in their daily work differs depending on the type of health centre – primary or specialized care – and the type of professional – physician or nurse.

Use of euphemisms

Concretely, those professionals working in community health centers – both physicians and nurses – use and record «terminal illness» diagnosis to define the clinical condition of their patients. On the other hand, the answers provided by professionals working in public hospitals differ significantly: while nurses use euphemisms or synonyms rather than «terminal illness» diagnosis, physicians use this diagnosis in professional circles and, although they are aware of this circumstance, they avoid using it in their medical reports.

This research conducted at the University of Granada reveals that health professionals have difficulties in certifying terminal illnesses. The question emerges on whether such situation could be preventing palliative care from being provided to a significant number of terminal patients. This means that many terminal patients are being deprived from professional assistance aimed at helping them in facing the end of their lives, and at providing them an acceptable quality of life. Additionally, professionals have a distorted view of the role and purpose of palliative assistance, since they are emotionally conditioned by a diagnosis that – in our society – is associated to a «death sentence».

This study was co-authored by María Paz García Caro, Francisco Cruz Quintana, Jacqueline Schmidt Río Valle, Antonio Muñoz Vinuesa, Rafael Montoya Juárez, Diego Prados Peña y Miguel C. Botella López from the University of Granada, and Atthanasios Pappous, from the University of Kent, United Kingdom.

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Los universitarios vascos presentan una mayor ansiedad a la hora de relacionarse con las chicas que los de otras comunidades autónomas, según un estudio

Un estudio realizado en las universidades de Granada y Valladolid analiza las diferencias y similitudes en la ansiedad social entre diferentes carreras universitarias y, sobre todo, entre todas las comunidades autónomas españolas Este trabajo ha sido elaborado en una muestra formada por 15.504 estudiantes, pertenecientes a las 17 comunidades autónomas y a 20 carreras universitarias

Los universitarios varones del País Vasco presentan una mayor ansiedad social a la hora de relacionarse con las chicas que los jóvenes de otras comunidades autónomas, como Aragón, Asturias, Castilla y León y Galicia. Además, las mujeres universitarias de la comunidad autónoma de Navarra tienen mayor ansiedad social que otras comunidades autónomas para relacionarse con los chicos.

Así se desprende de un artículo titulado “Validación del «Cuestionario de ansiedad social para adultos» (CASO-A30) en universitarios españoles: similitudes y diferencias entre carreras universitarias y comunidades autónomas” que ha sido publicado recientemente en la revista Behavioral Psychology / Psicología Conductual (2010) y que ha sido realizado por investigadores de las universidades de Granada y Valladolid.

El trabajo ha sido elaborado en una muestra formada por 15.504 estudiantes (67,76% mujeres y 32,24% hombres), con una edad media de 21,16 años, pertenecientes a las 17 comunidades autónomas y a 20 carreras universitarias. Esta investigación ha analizado las diferencias y similitudes en la ansiedad social entre diferentes carreras universitarias y, sobre todo, entre todas las comunidades autónomas españolas.

Las mujeres puntúan más alto

La investigación ha revelado asimismo que, en general, las mujeres puntúan más alto que los hombres en todas las dimensiones de la ansiedad social analizadas (hablar en público/interacción con personas de autoridad; interacción con desconocidos; interacción con el sexo opuesto; expresión asertiva de molestia, desagrado o enfado, y quedar en evidencia o en ridículo), aunque esas diferencias son, en general, pequeñas.

Además, las mujeres andaluzas y catalanas son las que menos ansiedad social presentan al interactuar con desconocidos, seguidas de las de Asturias, Madrid y Baleares. En la cuarta dimensión, “Expresión asertiva de molestia, desagrado o enfado”, las estudiantes de Cataluña tienen menos ansiedad social que algunas otras comunidades autónomas. Finalmente, a las mujeres universitarias de Cataluña, Galicia y Murcia les produce menos ansiedad social la quinta dimensión, “Quedar en evidencia o en ridículo”, que a las chicas de algunas otras comunidades autónomas.

Con respecto a las carreras universitarias, en general no hay prácticamente diferencias entre los varones universitarios de las 20 carreras comparadas. Pero cuando se considera a las mujeres universitarias, las estudiantes de Derecho y de Política y Sociología parecen tener menos ansiedad social que la media de algunas otras carreras universitarias.

El catedrático de Psicopatología de la Universidad de Granada y autor principal del estudio, Vicente Caballo Manrique, señala que, pese a estas pequeñas diferencias, “en general la ansiedad que sienten tanto hombres como mujeres en todas las comunidades autónomas en los cinco tipos de situaciones sociales es similar”. Además, apunta que “una elevada ansiedad social está estrechamente unida con la evitación y el escape de las situaciones que se temen”.

Contacto: Prof. Vicente Caballo Manrique. Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada. Teléfono: 958 243751. Correo electrónico: vcaballo@ugr.es


“Incluso el deseo de saber es una pasión”, afirma el profesor Armando Segura en su libro “Ser y poder”, publicado por la UGR

En el volumen se recogen los resultados del seminario sobre el pensamiento de Baruch de Spinoza organizado por el departamento de Filosofía de la UGR, bajo la dirección del catedrático de Historia de la Filosofía Moderna Armando Segura Naya.

“Incluso el deseo de saber es una pasión”, afirma el profesor Armando Segura en su libro Ser y poder, publicado por la editorial UGR. El autor asegura que “El ser es lo que hay pero siempre hay más de lo que se puede verificar. El verificar es un modo de apropiación que comienza por la percepción y la observación empírica. El deseo por su parte es una pasión, incluso el deseo de saber. La observación viene del deseo de saber que estimula la atención como la antena que lo espera todo del satélite al que está dirigida. La percepción captura la señal y la hace suya de modo que lo que no percibimos o aquello de lo que no podemos apropiarnos por la percepción declaramos que no existe”.

En el volumen, publicado en la colección “Biblioteca de Humanidades/Filosofía y Pensamiento”, que dirige la profesora Remedios Ávila Crespo, se recogen los resultados del seminario sobre el pensamiento de Baruch de Spinoza organizado por el departamento de Filosofía de la UGR, bajo la dirección del catedrático de Historia de la Filosofía Moderna Armando Segura Naya.

El libro contiene las siguientes aportaciones: “Significado del laicismo desde las luchas de religión hasta Spinoza” (Armando Segura Naya); “Religión y política en el tratado teológico-político” (Miguel Ángel Almendros); “El principio del discurso del Método y del tratado de la reforma del entendimiento” (Diego Mogollón del Río); “El Dios de los filósofos” (José María Gómez Delgado); “Parte cuarta de la Ética demostrada según el orden geométrico: de la servidumbre humana, o de la fuerza de los afectos” (Luis Fernando López); “La libertad de Spinoza” (Francisco Aranda Martínez); “Conocimiento y Dios en Spinoza” (Javier Gálvez).

Contacto: Profesor Armando Segura. Departamento de Filosofía. Universidad de Granada. Tfn: 958 243780. Correo electrónico: arsegura@ugr.es


20 Minutos

Pág. 4: Los universitarios andaluces quieren ser médicos y enfermeros

Pág. 13 – Publicidad: Cursos de verano 2010

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El País

ANDALUCÍA – Portada: La fiscalía tramitó un 24% más de casos de violencia machista en 2009

ANDALUCÍA – Pág. 5: El 28% de los nuevos universitarios quieren ser sanitarios o profesores

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Ideal

Pág. 10: Medicina, Enfermería y Magisterio, las carreras más codiciadas |Problemas y confusiones con la página web para hacer la matrícula el primer día

Pág. 41: Alimentos a medida del cuerpo

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Granada Hoy

Pág. 2: Las listas de admitidos, de madrugada

Pág. 12: La Sanidad, cada día más “verde” |Autorizan la adjudicación de dos parcelas del PTS en suelo de Armilla

Pág. 21: II Congreso de Aguas Medicinales

DEPORTES – Contraportada: El Universidad, campeón del torneo Ciudad de Motril

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El consumo de alcohol durante la preadolescencia es mayor que en cualquier otra etapa de la vida

Expertos del grupo de investigación Neuroplasticidad y Aprendizaje de la Universidad de Granada (UGR), coordinados por la psicobióloga Milagros Gallo, han analizado los efectos que provoca la exposición temprana al alcohol y a otras drogas entre los más jóvenes. Estos resultados, publicados en las revistas Alcoholism: Clinical and Experimental Research y Psicothema, revelan que durante la etapa pre-adolescente, que «abarca las edades comprendidas entre los 11 y los 14 años», se registra un mayor consumo de alcohol en proporción a lo que su cuerpo puede asimilar, tendencia que va descendiendo durante la adolescencia hasta alcanzar la etapa adulta.

Para comprobarlo, han desarrollado experimentos in vivo a partir de modelos de consumo voluntario de alcohol en ratas durante su juventud, que equivale a ejemplares de entre 28 y 48 dí­as de vida. En este estudio han contado con la colaboración de la profesora Felisa González Reyes, también de la Universidad de Granada.

«En ratas, el comportamiento es muy similar al que experimentan los seres humanos, concretamente los adolescentes, cuyo consumo de alcohol cumple unos patrones concretos: un consumo de grandes cantidades de alcohol de forma intermitente en pocos dí­as», puntualiza Gallo, que es además miembro del Instituto de Neurociencias «Federico Olóriz».

Los estudios publicados hasta ahora revelaban que la adolescencia es la etapa en la que más alcohol consumen los jóvenes. Sin embargo, la mayor parte de los estudios en animales y las estadí­sticas en humanos suelen comparar la etapa adolescente y adulta, pero «no se habí­a dedicado atención a la preadolescencia y adolescencia temprana», afirma la responsable de la investigación.

En los experimentos realizados, los expertos de la UGR colocaron a ratas muy jóvenes en jaulas individuales y en cada una pusieron cuatro botellas: una con agua y las otras tres llenas de alcohol de diferente graduación (comparable con los grados que tiene la cerveza, el vino y el whisky).

Durante su etapa preadolescente, adolescente y adulta, las ratas dispusieron de estas botellas durante las 24 horas con el objetivo de realizar un exhaustivo estudio del patrón de ingestión alcohólica, de comida y de agua de cada grupo. Estos ensayos han permitido además a los investigadores comprobar la ritmicidad circadiana y el modo en que respondí­an las ratas ante el alcohol después de un periodo de privación.

Con todo ello, Gallo y su equipo han realizado un seguimiento con periodos intermitentes de exposición y privación de alcohol. En concreto, han estudiado el proceso a lo largo de la vida de estos animales, desde pequeños hasta que alcanzaron su etapa adulta.

Tras someterlas a un largo periodo de abstinencia, este equipo de investigación ha comparado la capacidad de aprendizaje y memoria de cada grupo con respecto a otro grupo que nunca habí­a probado el alcohol. «Estos ensayos no son un modelo de alcoholismo, sino de consumo voluntario con exposiciones relativamente cortas y periodos en los que no se consume», incide la responsable de la investigación.

A pesar de ello, los resultados han demostrado efectos perniciosos a largo plazo del consumo de alcohol sobre la capacidad de memoria adulta, especialmente durante la etapa adolescente. Según los responsables del estudio, el consumo de alcohol durante estas etapas produce deficiencias cognitivas a largo plazo de mayor magnitud que el consumo en adultos, poniendo de manifiesto que se trata de un periodo especialmente sensible en la formación del cerebro.

Este trabajo de investigación forma parte de un amplio estudio que se enmarca en el proyecto de Excelencia Educación, Aprendizaje, Cerebro y Desarrollo, al que la Consejerí­a de Economí­a, Innovación y Ciencia ha concedido incentivos por valor de 200.000 euros.

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