Después de tres años de intenso trabajo, en 2008, Granada presentó su mapa de ruidos. Una radiografía acústica de la ciudad que permitió conocer la situación existente en materia sonora y que era la base para diagnosticar y establecer las medidas correctoras que «solventaran el problema de ruido que tiene la ciudad». En ese camino se encuentra actualmente el Ayuntamiento.
El área de Medio Ambiente, concretamente, el equipo de la Agenda Local 21 está trabajando en el llamado Plan de Acción contra el ruido que se ha denominado plan LORCA (Limitación, control y reducción de la contaminación acústica).
El objetivo de este plan no es otro que disminuir sustancialmente los elementos sonoros que afectan a un gran número de personas. Y que los niveles, durante el día, no superen los 65 decibelios y que por la noche no sobrepasen los 55.
¿Y cómo lo van a lograr? Apuntando directamente a las variables que disparan los niveles de contaminación en la ciudad. Punto número 1: el tráfico.
Jerónimo Vida, responsable junto a un nutrido equipo de profesionales del mapa de ruidos de la ciudad y de su plan de acción, comenta que aspectos como la peatonalización de las calles, la utilización de un asfaltado fonoabsorbente, el uso del transporte público y de vehículos adaptados al medio ambiente (híbridos) o las restricciones de tráfico son aspectos clave que el Ayuntamiento deberá tener en cuenta si quiere hacer de la ciudad un espacio más silencioso.
En este sentido y sin haber analizado de nuevo los datos del mapa que se realizó, Vida sabe que los niveles de ruido han tenido que bajar en la ciudad y que a lo largo de estos años se reducirán aún más. «Si lo hacen entre 3 y 4 decibelios me sentiré satisfecho», indica.
En esta línea, una de las zonas que más batallas ha ganado en la guerra contra al ruido ha sido el distrito Centro. Esta parte de la ciudad, a pesar de tener calles de gran nivel de ruido como Gran Vía o Reyes Católicos, va camino de convertirse en uno de los distritos más silenciosos. «Calles de doble sentido se han convertido en un vial simple, en otras ha desaparecido el tráfico o se ha restringido de manera considerable. Evidentemente, con estos cambios se obtendrán resultados positivos irremediablemente», expone el técnico.
Según explica el responsable, el Ayuntamiento de Granada es uno de los pocos que está apostando por el llamado desarrollo urbano sostenible que, básicamente, afecta al diseño de las ciudades y a los elementos que se deben incluir que pueden afectar a las variables de mejora acústica. «En estos últimos años hemos ganado en zonas verdes y parques, las avenidas y calles que se realizan son más amplias». Estos son pequeños detalles que ayudan a reducir decibelios. Ahora bien, también hay que tener en cuenta el diseño de la ciudad. Por ejemplo, evitar la contención urbanística, para no repetir errores.
Los responsables del mapa de ruidos se enfrentan a un largo camino de propuestas pero también de resultados. Durante el último año, las obras que poblaban la ciudad han motivado que no se pudieran hacer mediciones. «Entiendo que hayan sido molestas pero considero que tendrán resultados muy positivos para la calidad de vida de los ciudadanos».
Precisamente, uno de los aspectos que será clave en el desarrollo acústico de la ciudad será la llegada del Metro. El técnico, profesor también de la Universidad de Granada, explica un detalle curioso. «El que el Metro fuera o no soterrado no suponía generar más o menos ruido a las calles. Sobre todo, si se mantenía el tráfico existente, el quid de la cuestión es que la llegada del Metropolitano modificara los hábitos circulatorios y que, evidentemente, decreciera la circulación», subraya.
La cuestión no es que los coches que pasaban por un sitio se desvíen a otro. «Lo que hay que lograr es que desaparezcan de las calles cuantos más vehículos mejor». De esta manera, el distrito Ronda que era uno de los que tenían los niveles más elevados -si se trabaja con perspectiva ambiental- podría reducir de manera importante su problema de ruido. Y, según Vida, el Albaicín también lo podría haber hecho si en sus cambios de pavimento en lugar de empedrado se hubieran utilizado las rodaduras de asfalto. «Entiendo que el empedrado granadino es más bonito pero acústicamente es uno de los generadores de ruido más importantes», apunta.
El equipo de trabajo, además de plantear y proponer medidas para intervenir en las fuentes de ruido, en el diseño de la ciudad y en los hábitos de conducta de manera general, también lo está haciendo de manera particular, por distritos. Este paso se llama zonificación. Los expertos están delimitando todos los espacios de la ciudad y se están categorizando aspectos importantes para analizar el fenómeno del ruido como las diferentes actividades que se realizan en la zona, la proyección urbanística que pueda tener e, incluso, los modos de vida de los ciudadanos.
Con estas herramientas en la mano se podría decir que la ciudad, o en todo caso, el Ayuntamiento le ha declarado la «guerra» al ruido. Realizar el plan de choque es una de las obligaciones que tienen las instituciones pero aplicarlas y ser conscientes de ellas, también es tarea de los ciudadanos. El ruido, como muchos otros problemas sociales, es cosa de todos.
Descargar