El País

ANDALUCÍA – Pág. 8: El viaje del joven Darwin

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Ideal

Pág. 11: Un juez llama a declarar a dos de los participantes del encierro “antibolonia”
Pág. 12 y 13: Un dragón a la conquista de la Alhambra
Pág. 14: La UGR eliminará 340 materias de su oferta |de 75 titulaciones a 58 grados

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Ingenieros debaten en Granada fórmulas para almacenar energías renovables

Más de trescientos ingenieros de unos 55 países se reunirán desde el martes en Granada con el fin, entre otras cuestiones, de buscar nuevas fórmulas para el almacenamiento de energías renovables con baterías eléctricas, y para la fabricación de vehículos para su distribución.

El almacenamiento de las nuevas energías, que hoy se suele realizar utilizando sales especiales, es uno de los grandes retos a los que se sigue enfrentando la comunidad científica, y será uno de los ejes de las discusiones de la octava edición de la Conferencia Internacional de Energías Renovables y Eficiencia Energética que se va a celebrar en la Universidad de Granada entre el 23 y el 25 de marzo, ha explicado a Efe el profesor Antonio Espín, coordinador del encuentro en Granada.

La cita reunirá a científicos así como a representantes de fabricantes y usuarios con el fin de poner en común las aproximadamente trescientas ponencias que se presentarán sobre el reciente desarrollo de energías como la solar, la eólica o la hidráulica, así como la eficiencia de las mismas.

Para el almacenamiento de estas energías renovables, los ingenieros trabajan ya en el desarrollo de baterías que, al modo de las eléctricas, puedan contener la energía que no se utiliza, acumulándola para lanzarla a la red cuando sea necesario.

Actualmente, la conservación con sales artificiales de la energía térmica captada del Sol tiene limitaciones y los científicos buscan nuevas fórmulas para desarrollarla.

Esta técnica se puso en marcha hace quince años y hace unos siete años en el ámbito industrial, ha explicado Espín, en distintas partes del mundo, instalándose hace tres años en la comarca del Marquesado (Granada), con una planta en funcionamiento y dos en proceso de montaje.

El otro ámbito en el que la comunidad científica trabaja «con insistencia», ha señalado Espín, es el de la distribución de estas energías con vehículos eléctricos para que las zonas beneficiadas por las renovables no sean sólo aquellas que cuentan con las fuentes que las suministran.

Entre los países participantes en esta conferencia internacional, que se organizará en torno a tres mesas plenarias, están Chequia, Austria, Alemania, Bélgica, Emiratos Árabes Unidos y México que cuentan con relevantes ingenieros especialistas no sólo en temas técnicos sino también en planificación y legislación relacionada con la distribución, la interconexión de las telecomunicaciones y la compatibilidad electromagnética de las nuevas formas de producir energía.

Está previsto que también acudan expertos de Túnez y Argelia, así como tres ingenieros de Irán, aunque su presencia no está confirmada por las restricciones políticas que sus gobiernos les plantean para participar en encuentros internacionales.

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Investigan el encierro de jóvenes ‘antibolonia’ en Trabajo y piden la declaración de dos imputados

El Juzgado de Instrucción 7 de Granada investiga el encierro de una veintena de jóvenes ‘antibolonia’ que permanecieron durante tres semanas en un aula de la Facultad de Ciencias del Trabajo el pasado mes de junio de 2008, y ha enviado un exhorto a dos de los imputados para que declaren al respecto, informaron a Europa Press fuentes judiciales.

Los jóvenes llegaron durante esos días a agredir verbalmente al decano de la facultad, Antonio Delgado –al que arrojaron además una tarta–, y al propio rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, que tuvo que intervenir para que los estudiantes abandonaran el centro, transmitiéndoles su intención de adoptar medidas «contundentes» como el desalojo si persistía la situación.

El asunto fue llevado por la institución académica a la Fiscalía y, aunque en un primer momento la investigación fue sobreseída, las diligencias fueron reabiertas con posterioridad, fruto de las cuales el Juzgado mencionado prosigue con la instrucción del caso.

El encierro provocó una situación de insalubridad en el aula ‘okupada’, donde los jóvenes ‘antibolonia’ convivieron con sus perros y enseres, como colchones, ollas y sacos de dormir. Por ello, la facultad procedió a la desinfección y desinsectación del lugar, ya que los trabajadores del centro llegaron a quejarse de haber padecido picaduras de pulgas.

Los jóvenes decidieron abandonar voluntariamente el centro después de entrevistarse con el rector y tras alcanzar un acuerdo con el equipo de gobierno de la facultad, que les cedería un aula alternativa a las actividades docentes. No recogieron sin embargo sus pertenencias como se comprometieron e incluso se volvieron a concentrar en el aula, a pesar de que ya tenían un espacio a su disposición.

Finalmente solicitaron el certificado que acreditaba la existencia de pulgas en el recinto y permanecieron en la clase hasta la noche, cuando decidieron en presencia del decano abandonarla. Fue entonces, el pasado 3 de junio de 2008, cuando procedieron a retirar sus cosas, tras lo que la facultad desinfectó el aula, que permaneció cerrada hasta que las sustancias utilizadas no supusieron un riesgo para la salud.

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Investigan el encierro de jóvenes ‘antibolonia’ en la Facultad de Trabajo de Granada

El Juzgado de Instrucción 7 de Granada investiga el encierro de una veintena de jóvenes ‘antibolonia’ que permanecieron durante tres semanas en un aula de la Facultad de Ciencias del Trabajo el pasado mes de junio de 2008, y ha enviado un exhorto a dos de los imputados para que declaren al respecto, informaron fuentes judiciales.

Los jóvenes llegaron durante esos días a agredir verbalmente al decano de la facultad, Antonio Delgado -al que arrojaron además una tarta-, y al propio rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, que tuvo que intervenir para que los estudiantes abandonaran el centro, transmitiéndoles su intención de adoptar medidas «contundentes» como el desalojo si persistía la situación.

El asunto fue llevado por la institución académica a la Fiscalía y, aunque en un primer momento la investigación fue sobreseída, las diligencias fueron reabiertas con posterioridad, fruto de las cuales el Juzgado mencionado prosigue con la instrucción del caso.

El encierro provocó una situación de insalubridad en el aula ‘okupada’, donde los jóvenes ‘antibolonia’ convivieron con sus perros y enseres, como colchones, ollas y sacos de dormir. Por ello, la facultad procedió a la desinfección y desinsectación del lugar, ya que los trabajadores del centro llegaron a quejarse de haber padecido picaduras de pulgas.

Los jóvenes decidieron abandonar voluntariamente el centro después de entrevistarse con el rector y tras alcanzar un acuerdo con el equipo de gobierno de la facultad, que les cedería un aula alternativa a las actividades docentes. No recogieron sin embargo sus pertenencias como se comprometieron e incluso se volvieron a concentrar en el aula, a pesar de que ya tenían un espacio a su disposición.

Finalmente solicitaron el certificado que acreditaba la existencia de pulgas en el recinto y permanecieron en la clase hasta la noche, cuando decidieron en presencia del decano abandonarla. Fue entonces, el pasado 3 de junio de 2008, cuando procedieron a retirar sus cosas, tras lo que la facultad desinfectó el aula, que permaneció cerrada hasta que las sustancias utilizadas no supusieron un riesgo para la salud.

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Investigan el encierro de jóvenes ‘antibolonia’ en Trabajo y piden la declaración de dos imputados

El Juzgado de Instrucción 7 de Granada investiga el encierro de una veintena de jóvenes ‘antibolonia’ que permanecieron durante tres semanas en un aula de la Facultad de Ciencias del Trabajo el pasado mes de junio de 2008, y ha enviado un exhorto a dos de los imputados para que declaren al respecto, informaron fuentes judiciales.

Los jóvenes llegaron durante esos días a agredir verbalmente al decano de la facultad, Antonio Delgado –al que arrojaron además una tarta–, y al propio rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, que tuvo que intervenir para que los estudiantes abandonaran el centro, transmitiéndoles su intención de adoptar medidas «contundentes» como el desalojo si persistía la situación.

El asunto fue llevado por la institución académica a la Fiscalía y, aunque en un primer momento la investigación fue sobreseída, las diligencias fueron reabiertas con posterioridad, fruto de las cuales el Juzgado mencionado prosigue con la instrucción del caso.

El encierro provocó una situación de insalubridad en el aula ‘okupada’, donde los jóvenes ‘antibolonia’ convivieron con sus perros y enseres, como colchones, ollas y sacos de dormir. Por ello, la facultad procedió a la desinfección y desinsectación del lugar, ya que los trabajadores del centro llegaron a quejarse de haber padecido picaduras de pulgas.

Los jóvenes decidieron abandonar voluntariamente el centro después de entrevistarse con el rector y tras alcanzar un acuerdo con el equipo de gobierno de la facultad, que les cedería un aula alternativa a las actividades docentes. No recogieron sin embargo sus pertenencias como se comprometieron e incluso se volvieron a concentrar en el aula, a pesar de que ya tenían un espacio a su disposición.

Finalmente solicitaron el certificado que acreditaba la existencia de pulgas en el recinto y permanecieron en la clase hasta la noche, cuando decidieron en presencia del decano abandonarla. Fue entonces, el pasado 3 de junio de 2008, cuando procedieron a retirar sus cosas, tras lo que la facultad desinfectó el aula, que permaneció cerrada hasta que las sustancias utilizadas no supusieron un riesgo para la salud.

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Investigan el encierro de jóvenes ´antibolonia´ en 2008

El Juzgado de Instrucción 7 de Granada investiga el encierro de una veintena de jóvenes ‘antibolonia’ que permanecieron durante tres semanas en un aula de la Facultad de Ciencias del Trabajo el pasado mes de junio de 2008, y ha enviado un exhorto a dos de los imputados para que declaren al respecto, informaron fuentes judiciales.

Los jóvenes llegaron durante esos días a agredir verbalmente al decano de la facultad, Antonio Delgado –al que arrojaron además una tarta–, y al propio rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, que tuvo que intervenir para que los estudiantes abandonaran el centro, transmitiéndoles su intención de adoptar medidas «contundentes» como el desalojo si persistía la situación.

El asunto fue llevado por la institución académica a la Fiscalía y, aunque en un primer momento la investigación fue sobreseída, las diligencias fueron reabiertas con posterioridad, fruto de las cuales el Juzgado mencionado prosigue con la instrucción del caso.

El encierro provocó una situación de insalubridad en el aula ‘okupada’, donde los jóvenes ‘antibolonia’ convivieron con sus perros y enseres, como colchones, ollas y sacos de dormir. Por ello, la facultad procedió a la desinfección y desinsectación del lugar, ya que los trabajadores del centro llegaron a quejarse de haber padecido picaduras de pulgas.

Los jóvenes decidieron abandonar voluntariamente el centro después de entrevistarse con el rector y tras alcanzar un acuerdo con el equipo de gobierno de la facultad, que les cedería un aula alternativa a las actividades docentes. No recogieron sin embargo sus pertenencias como se comprometieron e incluso se volvieron a concentrar en el aula, a pesar de que ya tenían un espacio a su disposición.

Finalmente solicitaron el certificado que acreditaba la existencia de pulgas en el recinto y permanecieron en la clase hasta la noche, cuando decidieron en presencia del decano abandonarla. Fue entonces, el 3 de junio de 2008, cuando procedieron a retirar sus cosas, tras lo que la facultad desinfectó el aula, que permaneció cerrada hasta que las sustancias utilizadas no supusieron un riesgo para la salud.

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La Universidad de Granada (UGR) eliminará 340 materias de libre configuración de su oferta

Llegan recortes a la Universidad de Granada (UGR) en forma de asignaturas. La culpa es del Plan Bolonia, que obliga a que se caiga la libre configuración específica de la ordenación académica, lo que llevará a la desaparición de unas 340 asignaturas que se pueden cursar en la actualidad y que «no tienen cabida» en los nuevos planes de estudio. El Vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado, Luis Miguel Jiménez del Barco, remitirá a los centros una propuesta para disminuir la oferta de estas asignaturas.

El recorte será progresivo, de forma que la intención es que el próximo curso afecte a un 25% y así paulatinamente hasta llegar en los próximos cuatro años al 100%. Un periodo en el que se implantarán los nuevos grados europeos para que en el curso 2010/2011 se ofrezcan los primeros títulos europeos con una duración de cuatro años, que contarán con «pocas» asignaturas de libre configuración.

Del Barco tiene claro que la decisión no afectará al número de profesores: «Esta ordenación docente no computa a efectos de contrataciones», manifestó, al tiempo que añadió que estas ofertas se hacían en los departamentos en los que «había recursos humanos suficientes como para poder impartir esas clases». Según el vicerrector, los estudiantes que están cursando ahora sus licenciaturas y diplomaturas tendrán el tiempo suficiente la oferta de libre configuración, aunque disminuya progresivamente, para poder completar los créditos que necesitan en sus actuales planes de estudio.

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El viaje del joven Darwin

El Parque de las Ciencias de Granada ha inaugurado La evolución de Darwin, una gran exposición coproducida con el Museo de Historia Natural de Nueva York y que ocupa más de 1.500 metros cuadrados. «Se trata de una exposición para todos los públicos presentada con todo el rigor para que puedan disfrutar de ella desde un investigador a alguien totalmente ajeno a la obra del científico inglés, que representa el rigor, la tenacidad y la capacidad para comunicar la ciencia», explicó durante la inauguración el director del parque, Ernesto Páramo.

La exposición comienza con una recreación del Gabinete de Curiosidades de Ole Worm, uno de los más famosos de finales del siglo XVII. A través de esta primera sala el visitante se adentra en la sociedad que precedió a Darwin. En este primer espacio pueden verse pliegos de herbarios y libros de botánica, cartas manuscritas, facsímiles, animales naturalizados y otros objetos que muestran el interés de la época por coleccionar y por conocer la diversidad del universo.

Es en este contexto en el que surge la necesidad de clasificar plantas y animales y cuando Linneo establece los nuevos sistemas de clasificación en su Sistema Naturae. En la exposición se muestra la edición original de la obra, una pieza de valor incalculable para la historia de la ciencia y para el posterior trabajo de colección y clasificación de especies que realizó Darwin. El final de la primera sala muestra otro de los grandes descubrimientos de la época: la Tierra era más antigua de lo que se pensaba, por lo que se hacía imposible que las especies hubieran permanecido inalterables desde su creación.

La segunda parte de la exposición tiene como protagonista un viaje crucial, la aventura que con 22 años inició el joven Darwin, que recorrió el mundo durante cinco años. De su ruta se muestran diferentes escenografías además de dos ejemplares de suricatas (mamíferos semejantes a las mangostas), dos iguanas y un terrario de saltarines (peces del fango), además de muestras de la flora y la fauna de las Islas Galápagos y de Argentina.

Fue John Stevens Henslow, amigo y mentor de Darwin, quien convenció al capitán Robert Fitzry para que el joven pudiera embarcar en el Beagle como naturista sin retribución. Su padre se opuso al principio al viaje, pero finalmente cedió gracias a la insistencia de su tío. Las cartas enviadas por su tío a su padre pueden leerse en la muestra.

Tras regresar a Inglaterra, Darwin ideó la hipótesis de que las especies habían evolucionado de un ancestro común y que el mecanismo que regulaba la evolución era la selección natural. Una de las áreas de la exposición se ha transformado en la casa victoriana de Londres en la que el investigador maduró sus ideas. En ella pueden verse algunos de sus objetos personales, libros y un facsímil de su cuaderno de notas sobre el matrimonio. En 1859, tras un largo proceso de trabajo, publica El origen de las especies, poniéndose en el centro de acalorados debates.

Por último, la exposición, que también ha contado con la colaboración de la Universidad de Granada y de la Fundación Gulbenkian de Portugal, analiza la evolución después de Darwin, los diferentes caminos que tomó la ciencia a raíz de su importante aportación.

Hasta el siglo XX no pudo resolverse el mayor enigma científico de Darwin, el mecanismo de la herencia. Para hacer más comprensible este descubrimiento, la exposición reproduce el experimento de los guisantes de Mendel con plantas vivas y se presenta la cadena de ADN con un módulo interactivo con forma de tobogán ideado especialmente para los niños.

La última sala, titulada La herencia de Darwin, muestra un árbol de la vida que no deja de crecer y explica cómo el estudio comparativo del material genético ha permitido establecer las relaciones entre los seres vivos. Además, se explican los diferentes proyectos en los que los científicos trabajan en la actualidad y sus posibles avances.

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Pan de cada día

EL olor de la ropa tendida, oreada al sol, y el del pan recién hecho: nada conozco, junto al buen vino, que funda mejor lo dado por la naturaleza y lo hecho por las manos del hombre. Ese universo de azoteas, tejas, cales y jaramagos a los que subíamos para recoger la ropa tendida, blanquiazules de añiles las sábanas y las camisas empapadas de sol, que al apretarse contra la cara olían a jabón recio, a aire puro y frío de mañana de invierno y a luz. Porque la ropa recién quitada de los tendederos huele a luz como el pan recién hecho huele a casa, a familia, a abrazos, a memorias y a reencuentros; a lo verdaderamente esencial y primero.

Olor a pan llenando las panaderías de paredes de azulejos, mostradores de mármol y cestos forrados de limpias telas blancas. Olor a pan saliendo de las talegas tibias en que lo llevábamos a casa sin poder resistirnos a pellizcar los picos de los bollos calientes. Olor a pan en las panaderías mías de Lobo en Regina, de calle Alcázares, de San Isidoro, de Dolorcitas la de la esquina de Rodrigo Caro, del Horno de Santa Cruz -azulejos, patio, plantas-, de San Buenaventura y de Las Doncellas. Crujido parisino de baguette con mantequilla fría, apretada miga del pan redondo almonteño de los veranos, quebrarse de las regañás de Las Doncellas, recias entrañas de las teleras que, cubiertas por un paño blanco, duraban los tres o cuatro días que se tardaba en volver a amasar y hornear o que volviera a pasar por las aldeas y los chalés el panadero que lo llevaba en angarillas a lomos de mulo. Panes en la mesa de La lechera de Vermeer y en la de San Hugo en el refectorio de los cartujos de Zurbarán, panes recios de los bodegones de Luis Meléndez y, sobre todo, pan místico y solo de La cesta del pan de Zurbarán.

Porque quiero seguir oliendo a pan caliente y viendo bodegones de Meléndez y Zurbarán sobre mi mesa. Porque deseo que viva muchos años -y yo que lo vea, lo huela y lo coma- la panadería Las Doncellas de Santa María la Blanca. Porque menos ella y San Buenaventura ya no existe ninguna de las que antes recordaba, me sumo a la campaña Pan de cada día que por tercer año consecutivo han puesto en marcha la interprofesional agroalimentaria Incerhpan y el Comité Científico del Pan -formado por investigadores de la Universidad de Granada y las Palmas de Gran Canaria, Complutense, Instituto Carlos III y Consejo Superior de Investigaciones Científicas- para que la irracionalidad dietética no arramble con el alimento primero a base de esa mezcla de leyendas urbanas e informaciones seudocientíficas que hoy tanto abundan y engañan.

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Pan de cada día

EL olor de la ropa tendida, oreada al sol, y el del pan recién hecho: nada conozco, junto al buen vino, que funda mejor lo dado por la naturaleza y lo hecho por las manos del hombre. Ese universo de azoteas, tejas, cales y jaramagos a los que subíamos para recoger la ropa tendida, blanquiazules de añiles las sábanas y las camisas empapadas de sol, que al apretarse contra la cara olían a jabón recio, a aire puro y frío de mañana de invierno y a luz. Porque la ropa recién quitada de los tendederos huele a luz como el pan recién hecho huele a casa, a familia, a abrazos, a memorias y a reencuentros; a lo verdaderamente esencial y primero.

Olor a pan llenando las panaderías de paredes de azulejos, mostradores de mármol y cestos forrados de limpias telas blancas. Olor a pan saliendo de las talegas tibias en que lo llevábamos a casa sin poder resistirnos a pellizcar los picos de los bollos calientes. Olor a pan en las panaderías mías de Lobo en Regina, de calle Alcázares, de San Isidoro, de Dolorcitas la de la esquina de Rodrigo Caro, del Horno de Santa Cruz -azulejos, patio, plantas-, de San Buenaventura y de Las Doncellas. Crujido parisino de baguette con mantequilla fría, apretada miga del pan redondo almonteño de los veranos, quebrarse de las regañás de Las Doncellas, recias entrañas de las teleras que, cubiertas por un paño blanco, duraban los tres o cuatro días que se tardaba en volver a amasar y hornear o que volviera a pasar por las aldeas y los chalés el panadero que lo llevaba en angarillas a lomos de mulo. Panes en la mesa de «La lechera» de Vermeer y en la de «San Hugo en el refectorio de los cartujos» de Zurbarán, panes recios de los bodegones de Luis Meléndez y, sobre todo, pan místico y solo de «La cesta del pan» de Zurbarán.

Porque quiero seguir oliendo a pan caliente y viendo bodegones de Meléndez y Zurbarán sobre mi mesa. Porque deseo que viva muchos años -y yo que lo vea, lo huela y lo coma- la panadería Las Doncellas de Santa María la Blanca. Porque menos ella y San Buenaventura ya no existe ninguna de las que antes recordaba, me sumo a la campaña «Pan de cada día» que por tercer año consecutivo han puesto en marcha la interprofesional agroalimentaria Incerhpan y el Comité Científico del Pan -formado por investigadores de la Universidad de Granada y las Palmas de Gran Canaria, Complutense, Instituto Carlos III y Consejo Superior de Investigaciones Científicas- para que la irracionalidad dietética no arramble con el alimento primero a base de esa mezcla de leyendas urbanas e informaciones seudocientíficas que hoy tanto abundan y engañan.

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Una ‘selectividad’ para los de 25 y Lengua para los 45 años

Los mayores de 40 años pueden consultar la puntuación que les darán en la web de la UGR

La cita para examinar a los mayores de 25 y de 45 años es el próximo 16 de abril, a las 16:30 en el edificio Politécnico del Campus de Fuentenueva. Los exámenes, con una duración de una hora cada uno y descansos de media hora, se celebrarán en dos días: el 16 y el 17 de abril.

El primero tendrá lugar el viernes 16 a las 17:00 horas, con Comentario de Texto; a las 18:30 le tocará el turno a Lengua Castellana; y el último será la traducción de un texto en Lengua Extranjera, a las 20:00. Y el sábado 17 la cita es a las 8:30 de la mañana, día en el que se examinarán según la especialidad que vayan a escoger, con las dos materias simultáneamente, desde las 9:00 hasta las 12:00 del mediodía.

Los mayores de 25 años son los que más exámenes deberán realizar, un total de cinco (las tres comunes y dos optativas), mientras que los de mayores de 45 años sólo tienen que enfrentarse a dos pruebas (Comentario de Texto y Lengua Castellana).

«Son vías distintas de acceso -explica el coordinador de CReCES, Ceferino Ruiz-, la de mayores de 25 años era la única que existía hasta que, en 2008, se elaboró un nuevo decreto en el que se recogían dos más: de 40 y 45».

En cambio, los que quieran obtener un título acorde a la experiencia deberán optar por la vía Mayores de 40, que no precisa pruebas alguna. Sólo con la acreditación de la Seguridad Social y una entrevista personal podrán acceder a la Universidad. Eso sí, sólo podrán acceder a una carrera vinculada a su trayectoria.

En hostelería, un pinche de cocina, cocinero, camarero, metre o el director de un hotel, entre otros, puede optar a una carrera que se parezca a lo que han hecho, como por ejemplo Turismo. Según la experiencia laboral que tengan, se acreditará el nivel 1 (menos formación), el nivel 2 (medio) o el nivel 3 (máxima formación). Si obtienen una puntuación suficiente (consultar en el serviciodealumnos.ugr.es, en el apartado de acceso), pasarán a la fase siguiente, consistente en una entrevista personal que tendrá lugar del 1 al 5 de mayo. «Es la fórmula escogida para determinar si estos aspirantes tienen capacidad para cursar estudios universitarios», dice Ruiz. En la Universidad de Granada están a la espera de conocer el número total de aspirantes para cada una de las tres vías de acceso, aunque saben que este año, con el azote de la crisis económica, ha crecido el interés por formarse en cualquiera de los tramos de edad establecidos. «Esperamos superar con creces los 500 candidatos», concluye Ruiz.

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