Científicos universitarios comparan en desastre de Aznalcóllar con el cretácico
Hace 65 millones de años se produjo una de las mayores extinciones masivas de la que tenemos constancia, al final del periodo Cretácico, acabando, entre otras muchas especies, con los dinosuarios. No ha sido la única, aún peor fue la del Pérmico-Triásico, que acabó con casi la totalidad de la vida marina hace 251 millones de años.
Y el 25 de abril de 1998, hace menos de doce, cuatro millones de metros cúbicos de materiales tóxico fueron a parar de una mina de pirita en la localidad de a los ríos Agrio y Guadiamar y tierra colindantes, en pleno Parque Nacional de Doñana. Para los científicos de la Universidad de Granada, ambos eventos son comparables en la medida en que permiten comprender cómo se recupera el ecosistema de choques tan brutales.
«La comparación con lo que ocurrió hace 65 millones de años podría ayudar a la mejor interpretación del evento del pasado», explica Francisco Rodríguez-Tovar, uno de los autores del estudio publicado por la revista Geobiology e investigador del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada.
Para Rodríguez-Tovar y su coautor, Francisco Matín peinado «las similitudes son obvias: impacto súbito, altos niveles de componentes tóxicos, y existencia de una capa contaminada que cubrió el área afectada». Sin embargo, también hay «diferencias importantes» como la recuperación mucho en Aznalcóllar, y el área implicada, que fue «de escala mundial en lo que respecta al evento del Cretácico-Terciario», explicaa Rodríguez-Tovar.
Gracias a las capas de lodo que no se habían retirado de Doñana, los científicos pudieron hacer diversos experimentos. Menos de diez años después del desastre, los científicos reconocieron rastros y hormigueros realizados por Tapinoma nigérrima, una especie con un carácter agresivo y un «comportamiento oportunista», claro signo de recuperación.
Así, a partir de los datos sobre trazas fósiles y de la comparación con desastres actuales como el de Aznalcóllar, los científicos han podido demostrar que «el inicio de la recuperación de la comunidad tras la extinción en masa debido al impacto ocurrido hace 65 millones de años fue comparativamente rápido, posiblemente en el orden de los centenares o miles de años», concluye el paleontólogo.
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