´No se debe hacer creer que todo hueso de la Guerra Civil puede identificarse´
Lorente es profesor titular en Medicina Legal y Forense en la Universidad de Granada y dirigirá el futuro Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENyO)
Hijo y hermano de forenses, sus investigaciones genéticas le han conducido hasta adentrarse en la Historia de España. Por su laboratorio en la Universidad de Granada han pasado los restos de Cristobal Colón que se conservan en Sevilla. En el trabajo de estos profesionales depositan sus esperanzas miles de personas que se agarran al ADN, siglas del impronunciable ácido desoxirribonucleico, como argumento irrefutable para encontrar a seres queridos desaparecidos, ya estén vivos o muertos. Ahora afronta el reto de dirigir los trabajos de identificación genética de los restos que se puedan hallar en la fosa de Alfacar, donde supuestamente yace el poeta Federico García Lorca.
–Con frecuencia se confía en la magia del ADN para resolver desapariciones. ¿Es demasiada responsabilidad para un forense?
– Es cierto que muchas veces se confía en demasía no sólo en el ADN sino en cualquier otro tipo de técnica moderna que suene a ciencia. No es una responsabilidad para el que hace las pruebas de este tipo. Uno tiene que saber que tiene el mejor equipamiento, las mejores personas a su lado y que está tratando de hacer lo mejor posible su trabajo. El que luego funcione o no, no es un problema de una persona.
–¿Cuánto tiempo puede remontarse la ciencia para identificar unos restos óseos?
–Nosotros tenemos datos de momias del norte de Chile que tienen 2.500 años. Fragmentos de ADN se han sacado de Neandertales, también en Atapuerca, por tanto estamos hablando de miles de años. Lo que si hay que tener en cuenta es que cuanto más tiempo haya pasado la información que podamos obtener es, por lo general, menor.
–¿Hasta dónde se puede llegar con el ADN? ¿Se pueden conocer datos sobre la personalidad o conducta del individuo?
– Con una foto fija del ADN se puede tener muchísima información de las personas, de sus características e incluso de cuestiones relacionadas con el área de la conducta; lo que pasa es que luego está la influencia externa, educacional, medioambiental… El ADN puede darte una información equivocada: una persona puede tener tendencia genética a ciertas tipo de actividades de impulso muy motores, motrices e incluso con un componente de violencia y luego tener una educación donde ha prevalecido el autocontrol. En el caso del ADN que extraemos de fragmentos de huesos, evidentemente no se puede obtener esta información porque está muy degradado, a lo sumo sirve para la identificación. Para poder interpretar genes de características de las personas hace falta la foto completa.
–Usted participó en la primera identificación de un fusilado de la Guerra Civil mediante ADN. En el caso de Alfacar, ¿ qué posibilidades de éxito hay en los análisis de identificación?
–Las posibilidades de éxito dependerán del estado de los restos óseos. Si se encuentran en buenas condiciones y permiten un estudio antropológico completo y luego se puede llevar a cabo un análisis genético, las posibilidades de éxito serían grandes. Si no hubiera posibilidad de éxito, sería mejor estarse quieto. Pero si los huesos están en malas condiciones, muy poca información se podrá sacar y eso está sometido a tantas variables que, a priori, no se puede saber.
–Pero dadas las características del terreno de Alfacar, ¿tienen ustedes una idea del estado de conservación en el que pueden encontrarse los restos?
–En unos huesos que llevan más de setenta años enterrados, por lo general, la conservación no es perfecta. No van a ser los mejores huesos del mundo pero tampoco se puede especular sobre el estado en el que puedan estar hasta que no se encuentren. Por comparación, otros huesos de la misma antigüedad se han podido estudiar y en otros caso no. Cada caso es único.
–Lo que ocurre es que muchos familiares de desaparecidos tienen depositadas la confianza en que el ADN resuelva esas desapariciones. ¿Se crean expectativas falsas?
–No se debe hacer creer que todo hueso que se saque de la Guerra Civil va a poder ser identificado. Hay que estudiar cada uno de los casos y ver qué familiares hay dispuestos a ceder el ADN. No todos los familiares son útiles. En el caso de la Guerra Civil hay un porcentaje de personas muy grande, más del 50 por ciento en general, que será imposible. Hay que centrarse en aquellas situaciones o casos donde hay un número muy determinado de personas, donde se sabe quiénes pueden ser y que hay familiares que quieren colaborar. En exhumaciones masivas, el ADN difícilmente funciona.
–¿Pierde algo la familia del poeta Federico García Lorca si no se somete a las pruebas del ADN?
–No es un tema científico y no tengo ninguna opinión al respecto. Lo que sí pienso es que haga lo que haga la familia Lorca estará bien hecho. Personalmente respeto a las personas que quieren que se exhumen a sus familiares, como a los que creen lo contrario porque piensan que ese es el lugar de enterramiento porque allí lo mataron.
–En el hipotético caso de que se hallen restos óseos y la familia del poeta acceda a someterse a las pruebas de ADN, ¿ el perfil genético de los sobrinos ofrece fiabilidad en los resultados?
–Depende no sólo de la relación genética sino del estado de conservación de los supuestos huesos. Prefiero no opinar porque es especular. A priori sí se puede hacer una identificación adecuada a partir del ADN pero habrá que conocer el estado de los huesos.
– ¿Cuánto tiempo pueden prolongarse los trabajos genéticos?
– Lo trabajos de investigación son lentos tanto desde el punto de vista antropológico como genético. Cada prueba de ADN de un hueso dura tres o cuatro semanas. Por tanto, estamos hablando de un mínimo de tres o cuatro meses con seguridad absoluta. En ciencia un primer resultado no tiene validez, tienes que volver a repetir la prueba para que haya una consistencia en los resultados. Nosotros vamos a poner todos los medios necesarios de manera permanente para que sistemáticamente se esté trabajando en ello.
– ¿Qué parte del cuerpo humano ofrece más información para el estudio genético?
– En general, los más válidos son todos los huesos duros y compactos. Los dientes son piezas ideales pero hay que hacer un estudio previo.
– ¿Si no aparecieran los restos sería un fracaso o un fracaso hubiese sido no intentarlo?
–Desde el punto de vista humano no creo que sea un fracaso porque si hay unos familiares que reclaman unos restos en un lugar concreto y quieren recuperarlo y hay una legislación en España que permite hacerlo, el intento es digno y loable. Si por un fallo de documentación histórica, manipulación posterior de la tumba o cualquier problema técnico no se encuentran, no creo que admita crítica. Se ha hecho todo lo posible para satisfacer el deseo de los familiares, cosa diferente es que nadie hubiera reclamado los huesos y alguien estuviera allí montando un circo. Se está atendiendo una solicitud y en mi opinión ennoblece a quien lo hace.
– Se ha referido en alguna ocasión al riesgo a que se politice todo lo relacionado con las exhumaciones…
– Como acto de dignidad humana y como intento de devolver restos óseos a unos familiares que lo llevan reclamando desde décadas, creo que nadie en justicia y por dignidad y respeto a estas personas se puede negar. El problema es cuando se politiza por partidos políticos. Entonces, lo que es humano y científico pasa a convertirse en un mundo etéreo y bastante agresivo, se pierde la esencia. Lo bonito es devolver la identidad a seres humanos y darlos a la familia.
– Lleva toda su vida dedicado a la investigación genética. ¿Cuál es su trabajo más ambicioso?
– Si es por repercusión mediática, sin duda alguna Cristóbal Colón. Si es por trabajo donde se haya utilizado innovación tecnológica serían muchos que han aparecido en revistas científicas. Luego están los trabajos con un componente de servicio humanitario como ha sido nuestra colaboración para resolver casos de desaparecidos en Chile, identificar a mujeres en Ciudad Juárez, o el propio programa Fénix; pero el proyecto más bonito, desde el punto de vista humano y profesional y que tiene un componente científico y que sirve para prevenir otros delitos, es el proyecto de identificación de menores que son víctimas del tráfico de las mafias. Es el que más satisfacciones me está reportando porque podemos prevenir futuros delitos.
– ¿Es un problema que pasa desapercibido?
– En países como el nuestro no somos conscientes del drama de menores. El número de niños víctimas de tráfico es un millón al año.
– Hasta hace poco la aplicación del ADN en la investigación criminal era muy poco conocida. Las series televisivas han contribuido a acercar el trabajo del forense en la resolución de casos. ¿Se ajustan estas series a la realidad?
– Sólo veo las series cuando estoy de viaje. La verdad es que desde el punto de vista de medios tecnológicos se parece bastante. En las series se resuelve todo en hora y media, el guión hace que todo encaje pero la vida es mucho más dura y compleja. Los indicios no aparecen inmediatamente y los criminales a veces son mucho más listos o despistan mucho más. Un ejemplo de ello es el caso de Marta del Castillo que tiene a la Policía de Sevilla loca y es una de las mejores policías. Evidentemente hay parafernalia en las series pero los protocolos son bastante exactos…
– Usted que ha impartido clases al FBI, ¿están más preparados los americanos que nuestros agentes?
– Las Fuerzas de Seguridad no tienen nada que envidiar al FBI, en todo caso, sólo en lo concerniente al presupuesto. En España en los últimos años ha crecido el presupuesto y allí se ha congelado.
– ¿Hacia qué patologías debe dirigirse la investigación genética aplicada como medicina preventiva?
– Hoy en día hay un área de desarrollo enorme para conseguir una medicina individualizada, ver las características de cada persona y, de acuerdo a eso, elegir los tratamientos mejores. Hay otro campo que es el oncológico. Sin duda alguna, dentro de 50 o 60 años, el cáncer desde el punto de vista médico estará totalmente controlado a través de los avances de la genética y la medicina general y la gente no se creerá que en 2010 el 20% de la población se moría de cáncer. Dentro de 50 años pasará a ser una enfermedad crónica pero no podemos olvidarnos de las enfermedades raras o de otras líneas de investigación donde el componente genético no tiene tanta importancia.
– ¿Llegará el día en que el ADN sustituya al DNI en las identificaciones?
– Sí, llegará el día en que se introduzcan datos de identificación genética en un documento. Tendrá interés básicamente para la identificación de tipo civil, en caso de desapariciones o accidentes… Pero no soy partidario de hacer una base de datos de tipo criminal con todos los datos genéticos de todas las personas. Tampoco los hay de huellas dactilares. A día de hoy hay una tendencia en muchos países a generalizar el análisis genético de tal manera que cada vez son más los delitos por los cuales, si los cometes, te toman una muestra de ADN. Aunque a mí no me gusta, de aquí a 30 años todo el mundo estará fichado genéticamente, por eso será necesario buscar un control legal.
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