El ADN no garantiza identificar los restos de Alfacar, según Lorente
El director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada (UGR), José Antonio Lorente, aseguró ayer que el análisis de ADN que se practique a los enterrados en la fosa de Alfacar, donde yacen supuestamente los restos de Federico García Lorca, no garantiza su identificación, por la antigüedad de los huesos.
El profesor forense, que trabajará en la exhumación de la fosa, aseguró que, por su experiencia en identificación de restos que datan de la Guerra Civil, sólo en un 60 o 70% de los casos la prueba tiene un resultado verídico. Aún así, los restos podrán ser identificados tras ser estudiados antropológicamente, de manera que en el caso de, por ejemplo, del maestro Dióscoro Galindo, que era cojo, la tarea será sencilla, porque se habrá de buscar huesos con lesiones.
Tras la fase de individualización de los huesos y su estudio antropológico, el proceso de identificación pasará a la fase de análisis de ADN, que podrá practicarse a todos los enterrados, pero que sólo será comparado con el perfil genético de aquellos familiares partidarios de la apertura de la fosa.
De esa manera, sólo podrán conocerse los nombres de aquellos que sí han pedido la exhumación, por ahora el del banderillero Francisco Galadí, y no el del resto de los fusilados, es decir, Lorca, Galindo, y Joaquín Arcollas. «Si la familia Lorca no quiere colaborar, el ADN de la persona enterrada nunca se va a poder identificar, puesto que sólo se obtiene un perfil numérico. Así, aunque el ADN se sacase de todos los cuerpos, sólo se podrían identificar a los familiares de los que son proclives a la exhumación», señaló el experto, quien incidió en la importancia del estudio antropológico previo de los huesos.
Plazos. Según Lorente, el análisis de ADN puede prolongarse «desde un mes hasta un siglo» puesto que se trata de una prueba que no garantiza resultados a la primera, sobre todo por tratarse de huesos de cierta antigüedad, como es el caso. Por ahora, la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH) ha solicitado la exhumación de los restos de Galadí. En el caso de la familia Galindo, existe un conflicto de intereses entre Nieves García Catalán, acogida desde muy pequeña por los hijos del maestro, que reclama los restos, y Nieves Galindo, su hermanastra y nieta del republicano, que se opone a la exhumación. Joaquín Arcollas no dejó descendencia, si bien la CGT-A ha solicitado sus restos al considerarse su familia ideológica.
La Consejería de Justicia ha estimado además la petición de exhumación formulada por los familiares del que fuera inspector de tributos Fermín Roldán, que consideran que también podría estar enterrado en la misma fosa, y del restaurador granadino Miguel Cobo, que podría encontrarse en una ubicación cercana. La familia Lorca ha manifestado en varias ocasiones su oposición a la apertura y, de hecho ha presentado una alegación contra ésta.
En Alfacar ya ha comenzado la localización de la fosa y permanece vallada la zona que rodea al monolito situado en el Parque García Lorca, donde Ian Gibson situó el enterramiento por testimonio de su enterrador, Manuel Castilla. Un grupo de expertos del Instituto Andaluz de Geofísica ha trabajado durante estos últimos días en ese entorno, y lo hará previsiblemente la próxima semana en el Paraje del Caracolar, concretamente en la ubicación que apuntó el escritor Agustín Penón.
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