HISTORIA: Colón, ¿un espía al servicio de Portugal?

– HISTORIA: Colón, ¿un espía al servicio de Portugal?

Sobre los orígenes de Cristóbal Colón, casi todo se ha dicho. Ríos de tinta se han vertido para exponer las más diversas teorías sobre la nacionalidad de este navegante, posiblemente el segundo personaje histórico más conocido universalmente después de Jesucristo.

Han pasado más de cinco siglos desde que Colón reclamó soberanía en favor de los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón de los territorios a los que arribó el 12 de octubre de 1492, cuando fondeó en la minúscula isla de San Salvador de Bahamas y que confundió con la costa de la codiciada India.

Las investigaciones sobre su vida y su nacionalidad continúan, simplemente porque la incógnita persiste. El investigador español Ángel de Altolaguirre y Duval, llegó a la conclusión en 1908 que la lengua usada por Colón era un dialecto seguramente portugués, mientras que Ramón Menéndez Pidal, presidente de la Real Academia Española de la Lengua de 1925 a 1939 y de 1947 a 1968, también aseveró que su vocalismo, tiende para el portugués

Uno de los más rigurosos investigadores que siguen el curso de vida del navegante es el médico e historiador luso-estadounidense Manuel Luciano da Silva, quien publicó en 2006 el libro titulado Cristóbal Colón era portugués. Este especialista en genética no niega la existencia de un humilde tejedor genovés llamado Cristophoro Columbo, que en 1476 se estableció en Lisboa, entonces la ciudad más rica y floreciente de Europa debido a la expansión portuguesa allende el mar, iniciada un siglo antes del arribo del almirante a lo que luego se llamó América.

Lo que sí cuestiona es que se tratase del almirante Cristóbal Colón, que se puso al servicio de las coronas de Castilla y Aragón para realizar el célebre viaje en busca de la mítica India y que en realidad culminó en otro continente.

La verdad, es que el hombre que se topó con América al intentar llegar a India, era un portugués de la aldea medieval de Cuba, ubicada en la región meridional de Alentejo, aseguró Luciano da Silva en entrevista con IPS.

Es una teoría apoyada por el historiador Augusto Mascarenhas Barreto (Colombo Português: Provas Documentais). El almirante habría nacido en Cuba de Alentejo, en 1448, como hijo bastardo del infante Don Fernando, duque de Vise y Beja, y de Isabel Zarco.

Mascarenhas Barreto asegura que el nombre Colombo habría sido el pseudónimo robado al tejedor genovés y que adoptó como espía al servicio de Don João II (rey Juan II de Portugal). Su nombre verdadero habría sido Salvador Fernandes Zarco, pero que, en cambio, lo identifica como nieto materno ilegítimo del filibustero lusitano João Gonçalves Zarco.

Cuba de Alentejo es mucho más antigua que la república del Caribe que adoptó ese nombre. Desde el siglo XIII, existen referencias a su existencia y en su subsuelo existen vestigios de la Lusitania Romana. En homenaje a su tierra natal, entonces el almirante habría bautizado Cuba a la mayor isla del Mar de las Antillas, una teoría también expuesta en el libro El Misterio de Colón Rebelado, editado en octubre de 2006. El historiador estadounidense Eric J. Steele, uno de sus autores, precisó en la oportunidad que todo parece indicar que estamos ante un espía portugués que condujo en forma magistral a los españoles para un logro, dejando el camino libre a los portugueses para llegar a la verdadera India, alcanzada por el almirante Vasco da Gama en 1498, estableciendo una ruta bordeando las costas africanas.

Entre todas las investigaciones realizadas, la del doctor Da Silva se presenta como la más consistente, al incluir exámenes genéticos y recurrir a la filología, analizando textos en castellano antiguo que le identificaban como un extranjero en España.

Sin embargo, para este persistente médico e investigador histórico, no ha sido fácil la recolección de datos, debido al gran secretismo sobre Colón conservado por las autoridades portuguesas pasados cinco siglos.

Consultado por IPS sobre una posible mayor apertura futura, Da Silva es enfático: infelizmente, todo sigue igual hasta el 30 de enero de 2008 y recuerda que en España, las autoridades eclesiásticas y gubernamentales autorizaron al doctor José Lorente, especialista en genética humana de la Universidad de Granada, a abrir los mausoleos de la Catedral de Sevilla.

La operación forense de Sevilla se destinó a obtener de los esqueletos de dos parientes próximos del navegante, su hijo Fernando y su hermano Bartolomeu, allí sepultados, los cromosomas Y para poder acabar científicamente con la vasta especulación histórica.

Las autoridades equivalentes de Portugal no permiten a los especialistas en genética humana de la Universidad de Coimbra realizar los estudios de ADN en los esqueletos (de presuntos parientes portugueses de Colón), para hacer el análisis comparativo con los cromosomas Y ya encontrados en España, deplora el investigador.

El proceso científico se basa en que los humanos poseen 46 cromosomas, dispuestos en 23 pares contenidos en cada célula. El 23, el más pequeño de esos pares, determina el sexo: XX femenino, XY masculino. El cromosoma Y del par 23, no modifica jamás de generación en generación por miles de años, lo cual permitiría determinar si los portugueses supuestamente parientes de Colón son realmente sus descendientes.

En 2005, luego de las conclusiones del profesor Lorente, aparecieron 477 presuntos descendientes de Colón, provenientes de España, Italia y Francia, pero en ninguna de ellas se demostró consistencia. En Portugal, ningún político debería bloquear el progreso de la ciencia, opina el médico e historiador, que lamenta no ver indicios de que el gobierno actual vaya a reconsiderar su actitud.

Sin embargo, reconoce otras dificultades en las búsquedas de ADN en los huesos de los mausoleos lusos, estimuladas por historiadores aficionados, porque los llamados historiadores profesionales de las universidades portuguesas no quieren saber de estas investigaciones, ya que no entienden nada de la ciencia de genética humana.

No obstante estas dificultades para continuar la investigación científica, Da Silva no tiene la más mínima duda de que Cristovão Cólon (como insiste en indicar la correcta escritura del nombre y el apellido, con acento en la primera o), era portugués.

Cita las dos Bulas Papales de 1493 sobre el descubrimiento de América, escritas en latín, indicando su nombre en portugués. No está escrito en latín Christophe Columbus, ni en italiano Cristophoro Colombo, ni en castellano, Cristóbal Colón, sino en portugués.

En la segunda Bula, su nombre es escrito Cristofõm, con la terminación õm del antiguo portugués, que luego derivó en la actual terminación ão, existente únicamente en este idioma. En el contexto histórico en que Colón vivió es impensable que un cardador de lanas genovés pudiese dominar el griego, latín, castellano, portugués y hebreo, además de poseer profundos conocimientos de cartografía, filosofía y navegación, sostiene, por su parte, el director editorial del semanario lisboeta Prespectiva, Pedro Laranjeira, en una amplia investigación publicada este mes.

Si se cuenta con un conocimiento mínimo de la sociedad del siglo XV, es fácil deducir que un pobre inmigrante jamás se podría haber casado con Doña Filipa de Perestrelo, hija del noble Bartolomeu de Perestrelo, capitán-general de Porto Santo, en el archipiélago atlántico de Madeira, asegura Laranjeira.

¿Por qué entonces Colón, sea él Cristovãm, Cristovão, Cristopharo, Cristóforo o Cristóbal escondió sus orígenes?

La teoría más plausible es que Don João II le convenció a presentarse en la corte de Burgos para desviar a España de sus apetitos sobre el codiciado comercio con Asia. Los intereses de Europa en esa época se centraban en las riquezas del oriente, pero el Imperio Otomano impedía a las naciones cristianas pasar por territorios islámicos. Portugal se empeño entonces en descubrir la manera de ir por mar y Colón aseguró a la monarquía española que esto era posible navegando hacia occidente.

Una buena parte de las escuelas históricas de varios países estiman que Portugal ya había fondeado en las Terras de Santa Cruz (actual Brasil) mucho antes del viaje de Colón y de la llegada del almirante Pedro Alvares Cabral a Porto Seguro en 1500, una fecha que marca sólo el descubrimiento oficial de ese territorio sudamericano. Como demostración, los archivos históricos de París y de Lisboa conservan una carta del francés Jean de Léry, fechada en 1480, y otra de Estêvão de Fríos, de 1493, que mencionan claramente la existencia de la Terras de Vera Cruz, más tarde llamadas de Santa Cruz.

Según Laranjeira, Portugal esperó pacientemente el regreso de Colón para firmar el Tratado de Tordesillas en 1494, dividiendo el mundo en dos mitades, una para España, pensando que India le pertenecería, y otra para Portugal, donde en cambio, estaba la verdadera India. En otras palabras, Don João II habría pedido al portugués Cristovãm Cólon, convencer a los reyes españoles que habían descubierto la ruta marítima a India.

Después de la llegada del portugués Vasco da Gama a la verdadera India, en 1498, Colón comienza a vivir una pesadilla en España, donde le era difícil insistir en que había alcanzado Asia, cuando en realidad no había pasado de las Antillas. Además de su supuesta condición de agente secreto al servicio de la corte lusitana, las razones más atendibles para ser discreto era su probable origen judío, en una época en que la Santa Inquisición de la Iglesia Católica se había instalado en España, en 1478, y en Portugal, en 1497.

A diferencia de España, en Portugal muchos hijos de la nobleza llamados ilegítimos ocuparon cargos de confianza en la corte. Asimismo, la mayoría de los cartógrafos, considerados los más precisos de los siglos XIV, XV y XVI, eran judíos de la zona de Covilhã y Belmonte, en el centro del país.

Colón fue genovés para los italianos, castellano para los españoles y ahora lusitano para los portugueses.

Pero al concluir su dialogo con IPS, Da Silva apuntó que su libro fue editado en mayo de 2006 y todavía no apareció ningún historiador cuestionándolo, porque no hay dudas de que era portugués.(FIN/2008)
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La colisión de seis coches y un camión en la AP-7 provoca diez kilómetros de colas

– La colisión de seis coches y un camión en la AP-7 provoca diez kilómetros de colas.

El accidente se saldó con dos heridos leves.

El cinturón de seguridad trasero disminuye el riesgo de muerte en un 44%

Un total de siete vehículos, seis turismos y un camión, se vieron implicados en una colisión múltiple ocurrida a primera hora en la autopista AP-7 a la altura de Gelida (Barcelona), y que provocó todavía hasta diez kilómetros de retenciones. Los Bomberos de la Generalitat informaron de que el accidente se saldó con dos heridos de carácter leve, los conductores de dos de los automóviles implicados, que fueron trasladados al Hospital de Martorell (Barcelona) para recibir atención médica.

La colisión, que obligó a cortar el carril en dirección a Tarragona a partir de las 07.37 horas, provocó hasta diez kilómetros de retenciones, según el Servei Català de Trànsit (SCT). Fuentes de los Mossos dEsquadra aseguraron que el accidente podría tener su origen en un turismo que paró en el carril izquierdo de la marcha y con el que habrían colisionado el resto de vehículos implicados. Por otra parte, un estudio realizado por los investigadores Pablo Lardelli Claret, José Juan Jiménez Moleón, y Aurora Bueno Cavanillas (del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Granada) y Juan de Dios Luna del Castillo (del departamento de Estadística), pone de manifiesto la importancia del uso del cinturón en los asientos traseros del vehículo. Su trabajo arroja datos tan significativos como que el empleo de este sistema de seguridad en dichos asientos disminuye el riesgo de muerte en un 44 por ciento. Los autores han trabajado sobre un total de 5260 pasajeros, que viajaban en 2266 vehículos y de los que fallecieron 2851, según informa la Universidad de Granada.
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Colón, ¿un espía al servicio de Portugal?

– Colón, ¿un espía al servicio de Portugal?
Las investigaciones sobre su vida y su nacionalidad continúan.

Sobre los orígenes de Cristóbal Colón, casi todo se ha dicho. Ríos de tinta se han vertido para exponer las más diversas teorías sobre la nacionalidad de este navegante, posiblemente el segundo personaje histórico más conocido universalmente después de Jesucristo.

Han pasado más de cinco siglos desde que Colón reclamó soberanía en favor de los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón de los territorios a los que arribó el 12 de octubre de 1492, cuando fondeó en la minúscula isla de San Salvador de Bahamas y que confundió con la costa de la codiciada India.

Las investigaciones sobre su vida y su nacionalidad continúan, simplemente porque la incógnita persiste. El investigador español Ángel de Altolaguirre y Duval, llegó a la conclusión en 1908 que la lengua usada por Colón era un dialecto seguramente portugués, mientras que Ramón Menéndez Pidal, presidente de la Real Academia Española de la Lengua de 1925 a 1939 y de 1947 a 1968, también aseveró que su vocalismo, tiende para el portugués

Uno de los más rigurosos investigadores que siguen el curso de vida del navegante es el médico e historiador luso-estadounidense Manuel Luciano da Silva, quien publicó en 2006 el libro titulado Cristóbal Colón era portugués. Este especialista en genética no niega la existencia de un humilde tejedor genovés llamado Cristophoro Columbo, que en 1476 se estableció en Lisboa, entonces la ciudad más rica y floreciente de Europa debido a la expansión portuguesa allende el mar, iniciada un siglo antes del arribo del almirante a lo que luego se llamó América.

Lo que sí cuestiona es que se tratase del almirante Cristóbal Colón, que se puso al servicio de las coronas de Castilla y Aragón para realizar el célebre viaje en busca de la mítica India y que en realidad culminó en otro continente.

La verdad, es que el hombre que se topó con América al intentar llegar a India, era un portugués de la aldea medieval de Cuba, ubicada en la región meridional de Alentejo, aseguró Luciano da Silva en entrevista con IPS.

Es una teoría apoyada por el historiador Augusto Mascarenhas Barreto (Colombo Português: Provas Documentais). El almirante habría nacido en Cuba de Alentejo, en 1448, como hijo bastardo del infante Don Fernando, duque de Vise y Beja, y de Isabel Zarco.

Mascarenhas Barreto asegura que el nombre Colombo habría sido el pseudónimo robado al tejedor genovés y que adoptó como espía al servicio de Don João II (rey Juan II de Portugal). Su nombre verdadero habría sido Salvador Fernandes Zarco, pero que, en cambio, lo identifica como nieto materno ilegítimo del filibustero lusitano João Gonçalves Zarco.

Cuba de Alentejo es mucho más antigua que la república del Caribe que adoptó ese nombre. Desde el siglo XIII, existen referencias a su existencia y en su subsuelo existen vestigios de la Lusitania Romana. En homenaje a su tierra natal, entonces el almirante habría bautizado Cuba a la mayor isla del Mar de las Antillas, una teoría también expuesta en el libro El Misterio de Colón Rebelado, editado en octubre de 2006. El historiador estadounidense Eric J. Steele, uno de sus autores, precisó en la oportunidad que todo parece indicar que estamos ante un espía portugués que condujo en forma magistral a los españoles para un logro, dejando el camino libre a los portugueses para llegar a la verdadera India, alcanzada por el almirante Vasco da Gama en 1498, estableciendo una ruta bordeando las costas africanas.

Entre todas las investigaciones realizadas, la del doctor Da Silva se presenta como la más consistente, al incluir exámenes genéticos y recurrir a la filología, analizando textos en castellano antiguo que le identificaban como un extranjero en España.

Sin embargo, para este persistente médico e investigador histórico, no ha sido fácil la recolección de datos, debido al gran secretismo sobre Colón conservado por las autoridades portuguesas pasados cinco siglos.

Consultado por IPS sobre una posible mayor apertura futura, Da Silva es enfático: infelizmente, todo sigue igual hasta el 30 de enero de 2008 y recuerda que en España, las autoridades eclesiásticas y gubernamentales autorizaron al doctor José Lorente, especialista en genética humana de la Universidad de Granada, a abrir los mausoleos de la Catedral de Sevilla.

La operación forense de Sevilla se destinó a obtener de los esqueletos de dos parientes próximos del navegante, su hijo Fernando y su hermano Bartolomeu, allí sepultados, los cromosomas Y para poder acabar científicamente con la vasta especulación histórica.

Las autoridades equivalentes de Portugal no permiten a los especialistas en genética humana de la Universidad de Coimbra realizar los estudios de ADN en los esqueletos (de presuntos parientes portugueses de Colón), para hacer el análisis comparativo con los cromosomas Y ya encontrados en España, deplora el investigador.

El proceso científico se basa en que los humanos poseen 46 cromosomas, dispuestos en 23 pares contenidos en cada célula. El 23, el más pequeño de esos pares, determina el sexo: XX femenino, XY masculino. El cromosoma Y del par 23, no modifica jamás de generación en generación por miles de años, lo cual permitiría determinar si los portugueses supuestamente parientes de Colón son realmente sus descendientes.

En 2005, luego de las conclusiones del profesor Lorente, aparecieron 477 presuntos descendientes de Colón, provenientes de España, Italia y Francia, pero en ninguna de ellas se demostró consistencia. En Portugal, ningún político debería bloquear el progreso de la ciencia, opina el médico e historiador, que lamenta no ver indicios de que el gobierno actual vaya a reconsiderar su actitud.

Sin embargo, reconoce otras dificultades en las búsquedas de ADN en los huesos de los mausoleos lusos, estimuladas por historiadores aficionados, porque los llamados historiadores profesionales de las universidades portuguesas no quieren saber de estas investigaciones, ya que no entienden nada de la ciencia de genética humana.

No obstante estas dificultades para continuar la investigación científica, Da Silva no tiene la más mínima duda de que Cristovão Cólon (como insiste en indicar la correcta escritura del nombre y el apellido, con acento en la primera o), era portugués.

Cita las dos Bulas Papales de 1493 sobre el descubrimiento de América, escritas en latín, indicando su nombre en portugués. No está escrito en latín Christophe Columbus, ni en italiano Cristophoro Colombo, ni en castellano, Cristóbal Colón, sino en portugués.

En la segunda Bula, su nombre es escrito Cristofõm, con la terminación õm del antiguo portugués, que luego derivó en la actual terminación ão, existente únicamente en este idioma. En el contexto histórico en que Colón vivió es impensable que un cardador de lanas genovés pudiese dominar el griego, latín, castellano, portugués y hebreo, además de poseer profundos conocimientos de cartografía, filosofía y navegación, sostiene, por su parte, el director editorial del semanario lisboeta Prespectiva, Pedro Laranjeira, en una amplia investigación publicada este mes.

Si se cuenta con un conocimiento mínimo de la sociedad del siglo XV, es fácil deducir que un pobre inmigrante jamás se podría haber casado con Doña Filipa de Perestrelo, hija del noble Bartolomeu de Perestrelo, capitán-general de Porto Santo, en el archipiélago atlántico de Madeira, asegura Laranjeira.

¿Por qué entonces Colón, sea él Cristovãm, Cristovão, Cristopharo, Cristóforo o Cristóbal escondió sus orígenes?

La teoría más plausible es que Don João II le convenció a presentarse en la corte de Burgos para desviar a España de sus apetitos sobre el codiciado comercio con Asia. Los intereses de Europa en esa época se centraban en las riquezas del oriente, pero el Imperio Otomano impedía a las naciones cristianas pasar por territorios islámicos. Portugal se empeño entonces en descubrir la manera de ir por mar y Colón aseguró a la monarquía española que esto era posible navegando hacia occidente.

Una buena parte de las escuelas históricas de varios países estiman que Portugal ya había fondeado en las Terras de Santa Cruz (actual Brasil) mucho antes del viaje de Colón y de la llegada del almirante Pedro Alvares Cabral a Porto Seguro en 1500, una fecha que marca sólo el descubrimiento oficial de ese territorio sudamericano. Como demostración, los archivos históricos de París y de Lisboa conservan una carta del francés Jean de Léry, fechada en 1480, y otra de Estêvão de Fríos, de 1493, que mencionan claramente la existencia de la Terras de Vera Cruz, más tarde llamadas de Santa Cruz.

Según Laranjeira, Portugal esperó pacientemente el regreso de Colón para firmar el Tratado de Tordesillas en 1494, dividiendo el mundo en dos mitades, una para España, pensando que India le pertenecería, y otra para Portugal, donde en cambio, estaba la verdadera India. En otras palabras, Don João II habría pedido al portugués Cristovãm Cólon, convencer a los reyes españoles que habían descubierto la ruta marítima a India.

Después de la llegada del portugués Vasco da Gama a la verdadera India, en 1498, Colón comienza a vivir una pesadilla en España, donde le era difícil insistir en que había alcanzado Asia, cuando en realidad no había pasado de las Antillas. Además de su supuesta condición de agente secreto al servicio de la corte lusitana, las razones más atendibles para ser discreto era su probable origen judío, en una época en que la Santa Inquisición de la Iglesia Católica se había instalado en España, en 1478, y en Portugal, en 1497.

A diferencia de España, en Portugal muchos hijos de la nobleza llamados ilegítimos ocuparon cargos de confianza en la corte. Asimismo, la mayoría de los cartógrafos, considerados los más precisos de los siglos XIV, XV y XVI, eran judíos de la zona de Covilhã y Belmonte, en el centro del país.

Colón fue genovés para los italianos, castellano para los españoles y ahora lusitano para los portugueses.

Pero al concluir su dialogo con IPS, Da Silva apuntó que su libro fue editado en mayo de 2006 y todavía no apareció ningún historiador cuestionándolo, porque no hay dudas de que era portugués.(FIN/2008)
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Judíos, cristianos, musulmanes… y la mujer

– Judíos, cristianos, musulmanes… y la mujer

La Universidad de Córdoba celebra el próximo 4 de febrero una conferencia- debate sobre el papel de la mujer en las tres grandes religiones monoteístas

La iniciativa, fruto del trabajo de la Junta Islámica de España y de la Consejería Cultural Iraní en España con la colaboración de la Universidad de Córdoba, ofrece cuatro ponencias en las que además del papel de las mujeres en el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam se analizarán los valores comunes de estas tres grandes religiones.

En este último aspecto se centrará el teólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid Juan Carlos Tamayo. Mientras que Ndeye Andújar, profesora en París y vicepresidenta de Junta Islámica Catalana se encargará de romper clichés y difundir el verdadero papel de la mujer en el Islam.

En cuanto al Judaísmo se refiere, intervendrá la profesora de Estudios Hebraicos de la Universidad de Granada, Carmen Caballero Navas. Por su parte Amelia Sanchís Vidal, profesora de Derecho Eclesiástico en la Universidad de Córdoba nos acercará al papel de la mujer en Cristianismo, desde una perspectiva jurídica.
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Fe religiosa y libertad cívica

– Fe religiosa y libertad cívica

Hay cosas que indignan y cosas que asombran: el comportamiento de la Iglesia Católica en España suscita ambos sentimientos. Claro que no solo en España, porque la radicalización integrista de esta institución sacro-política es evidente por todas partes desde hace más de tres lustros, gracias al papa Wojtyla y a su mentor teológico y después también papa, Joseph Ratzinger.

En nuestro país se ha hecho agresivamente perceptible durante el Gobierno de Zapatero, pero en Italia la padecen desde mucho antes, en Polonia ha llegado a convertirse en algo casi grotesco últimamente, e incluso en Gran Bretaña ha adquirido tal cariz su ofensiva contra la educación sexual en los colegios que los obispos han sido convocados al Parlamento para que expliquen lo que se traen entre manos.

Se trata de un fenómeno relativamente nuevo, aunque a mi juicio más bien cíclico, que Díaz-Salazar llama ‘la repolitización de la religión’. Por supuesto ‘la religión, cualquier religión, es en principio una cuestión de grupo, es decir, de poder’ (É. Barnavi) y las Iglesias siempre constituyen el concentrado jerárquico de dicho poder, en pugna social con otros concurrentes.

Pero el debilitamiento de los grandes discursos ideológicos en la posmodernidad y el renacer pujante, incluso amenazador, de la doctrina islámica han despertado el siempre latente instinto dogmático del catolicismo. El escepticismo posmoderno respecto a los ‘Grandes Relatos’ laicos y la sombra de una implacable ortodoxia rival le han hecho suponer que vuelve a haber posibilidades, si no para la añorada teocracia medieval, al menos para recuperar cierta tutela ideológica y una especie de capacidad legitimadora del poder en las atemorizadas democracias.

Y a ello se ha entregado la Iglesia, con la paciencia, la hipocresía y la demagogia que solo da una práctica de siglos. Dice Ramón Eder en una de sus estupendas Ironías (Eclipsados, 2007): ‘No sé si Dios existe, pero lo cierto es que insiste’. De que la Iglesia católica existe e insiste, no queda -¡ay!- ni la menor duda. Concretamente en España, uno de los países donde la Iglesia católica goza de más privilegios y de un reconocimiento público totalmente desmedido respecto a su presencia real en los comportamientos cotidianos de los ciudadanos (por no recordar su abominable papel histórico a lo largo de todo el siglo XX), resulta sin embargo que padecemos una de las jerarquías más militantemente reaccionarias, es decir, más acordes con las tonadas que hoy suenan en el Vaticano.

A pesar de mantenerse los antidemocráticos acuerdos con la Santa Sede, herederos del Concordato franquista y que cualquier gobierno progresista decente de izquierdas o derechas habría debido revisar hace mucho, a pesar de haber aumentado incluso la contribución económica a la Iglesia que vía impuestos pagamos a fin de cuentas todos los españoles, ahí los tenemos en la plaza de Colón denunciando como criminales las leyes aprobadas en el Parlamento, señalando al laicismo como enemigo de la democracia y hasta explicándonos cómo deben respetarse los Derechos Humanos, esos mismos que la Iglesia condenó desde el primer día y que en los territorios papales aún no se respetan.

Porque debe saberse que ni el Vaticano es un Estado de Derecho, ni ha suscrito en tanto miembro de la ONU los pactos sobre Derechos Humanos aprobados en 1966, ni tampoco la mayoría de los convenios y protocolos de dicha organización internacional sobre crímenes contra la humanidad, torturas, delitos de genocidio o contra las discriminaciones que imposibilitan la igualdad de derecho entre todos los seres humanos (véase la contribución de José M. Castillo, de la Universidad de Granada, al volumen Religión y democracia). ¿Se enseñan estos interesantes pormenores en las clases de religión de bachillerato?

Tras el aborto y el matrimonio entre homosexuales, esta ofensiva clerical se ha centrado principalmente en la batalla contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Y ha encontrado el insólito apoyo de una serie de intelectuales ex progresistas que, con tal de minar al Gobierno de Zapatero (contra el que desde luego no faltan motivos de descontento), han decidido ahora equivocarse con la derecha, supongo que para expiar los años que estuvieron equivocándose con la izquierda.
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El Centro de Instrumentación Científica de la UGR obtiene el Certificado de Calidad ISO 9001

El Centro de Instrumentación Científica (CIC) de la Universidad de Granada obtuvo el Certificado de Calidad ISO 9001 (Internal Standards Organization) el pasado mes de diciembre, después de someterse a una auditoria por la entidad independiente de certificación SGS, los auditores pudieron evidenciar como puntos fuertes entre otros aspectos: “el establecimiento de acciones de mejora en la Revisión por la Dirección, la conveniente provisión de recursos por parte de la Dirección, el satisfactorio ambiente de trabajo, la implicación del personal, la comunicación interna y externa, así como la adecuada identificación y verificación/calibración de equipos”.

Con esta auditoria se ha confirmado que el Sistema de gestión es conforme con los requisitos de la norma de referencia, que ha sido planificado e implantado eficazmente, y que está alcanzando los objetivos de la Política de Calidad de este servicio.

El CIC ofrece apoyo a la actividad investigadora de toda la comunidad universitaria. Y ésta se lleva a cabo mediante la gestión de los equipos de manejo complejo, y grandes equipos de alto costo que suelen requerir, además, medios sofisticados de instalación.

Así, sus actividades principales son el estudio de sustancias, la obtención de resultados analíticos, la producción de material biológico para experimentación, la interpretación de resultados y el asesoramiento científico-técnico. También, entre otras labores, este centro colabora con la enseñanza experimental y en cursos de especialización de postgrado.

La implantación de la Norma ISO 9001:2000 se realizó con la colaboración del Vicerrectorado de Planificación, Calidad y Evaluación y la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI).

Acercamiento al sector privado
La norma ISO 9001:2000 especifica los requisitos para un Sistema de gestión de la calidad que se centra en la eficacia del mismo para dar cumplimiento a los requisitos del usuario. Con la implantación de esta norma, pues, el Centro de Instrumentación Científica pretende aumentar por un lado la satisfacción de sus usuarios, y por otro el acercamiento a la industria privada mediante la aplicación eficaz del Sistema de Calidad, incluidos los procesos para la mejora continua y el aseguramiento de la conformidad con los requisitos del usuario y las normativas aplicables.

Referencia
Prof. Gloria Moreno Gutiérrez. Administradora del Centro de Instrumentación Científica. Universidad de Granada.
Tlf. 958 249069/243402
Correo e.: gmg@ugr.es
Web: http://cic.ugr.es/html/muestra.php