Universidad y atención farmacéutica: consenso teórico, pero apuesta desigual en la práctica

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Las facultades de Farmacia españolas van en bloque en lo que se refiere a cómo quieren que se contemple la atención farmacéutica (AF) en los futuros planes de estudio de la carrera.

P. M. P. pmolina@recoletos.es

Para ellas, como han manifestado en más de una ocasión varios decanos en este periódico y recoge el Libro Blanco de la titulación editado en septiembre de 2004, debe tratarse como materia troncal. Y, de hecho, eso es lo que esperan que ocurra cuando el Ministerio de Educación haga públicas las directrices para los nuevos planes de estudio de Farmacia, hecho que se esperaba para el arranque del año pero sobre el que aún no hay noticias.

De modo que, en la teorí­a, el consenso es total, y así­ ha quedado demostrado en una mesa redonda del VI Simposio de resultados del programa Dáder (Simpodáder 2006), organizado este fin de semana en Murcia por el COF de esta provincia y el Grupo de Investigación en AF de la Universidad de Granada en colaboración con CF.

Sin embargo, las distintas intervenciones, en las que el representante de cada centro ha dado respuesta a tres preguntas realizadas por la organización y ha expuesto lo que se está haciendo en su facultad, han evidenciado que, hoy por hoy, la apuesta por la docencia de la AF está siendo desigual, desde las universidades que incluyen esta materia en las Estancias Tuteladas a las que ya han creado una unidad especí­fica que coordine todas las asignaturas a las que impregna la AF, pasando por las que ofrecen una asignatura optativa o de libre configuración en la que se trata la farmacia asistencial de una forma más o menos directa. Y no sólo eso: ha quedado clado que aún hay muchos aspectos prácticos sobre los que debatir para lograr consenso. Y, sobre todos ellos, destacan dos.

En primer lugar, la discusión sobre qué departamento o departamentos deben asumir la coordinación y desarrollo de esta materia, que no es en sí­ misma un área de conocimiento. El resultado de este debate al que se enfrentan las facultades será crucial para definir el modo en que llegarán al alumno estos conocimientos.

También genera controversia, y dará que hablar, el grado de implicación que se va a permitir a los profesionales en ejercicio en la formación en una materia tan entroncada con la práctica profesional, ya que las posturas van desde el que les otorgarí­a un papel protagonista al que sólo contarí­a con ellos como ayuda puntual.

Así­ lo ven seis facultades

– Berta Las Heras (U. de Navarra) Deben desarrollarla docentes de Farmacologí­a.

Los profesores de Farmacologí­a y Farmacoterapia son los idóneos para desarrollar esta asignatura, en contacto con farmacéuticos comunitarios y de hospital. El alumno no siempre encuentra en el profesional el reflejo de su formación.

– Agustí­n Probanza (U. San Pablo-CEU) La AF aúna varias áreas de conocimiento.

La AF no es en sí­ misma un área de conocimiento, sino que aúna varias de las implicadas en la titulación. Tal vez esto sea uno de los aspectos que debamos abordar pronto.

– Eduardo Mariño (U. de Barcelona) Se habla mucho, pero no se apuesta en la práctica

Hay un excesivo predicamento de las autoridades sobre el interés en aproximar la enseñanza universitaria a la práctica profesional, pero no se traduce en acciones positivas. La investigación en AF muchas veces no se comprende.

– Carmen de Felipe (U. Miguel Hernández) Espero que sea troncal con las nuevas directrices

Poco a poco estamos introduciendo esta nueva materia con distintas iniciativas, y confiamos en que las directrices generales para los nuevos planes de estudios la recojan como troncal.

– M ª José Faus (U. de Granada) No hay sensibilidad para que forme el profesional

Al ser una asignatura con nuevos contenidos y no pertenecer a ninguna área de conocimiento concreta, no ha sido reivindicada desde las facultades, que tampoco son muy sensibles a la participación de profesionales en ejercicio.

– F. de Jesús (U. Alfonso X el Sabio) La AF es la interrelación de todos los conocimientos

La AF es la interrelación de todos los conocimientos que adquiere el farmacéutico en su currí­culum, pues incluye fisiologí­a, fisiopatologí­a, farmacologí­a y farmacoterapéutica.

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Seguimiento en el domicilio, un servicio eficaz en un ambiente más distendido

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¿Es necesario el seguimiento farmacoterapéutico domiciliario en pacientes ambulatorios que no tienen una oficina de farmacia de referencia? ¿Es posible? Y, lo más importante: ¿Es un servicio eficaz? Contestar a estas tres preguntas del modo más riguroso posible es el reto que se planteó la farmacéutica murciana Esther Belén Hernández hace ya casi tres años.

P. M. P. pmolina@recoletos.es

Y en el VI Simposio de Resultados del programa Dáder de seguimiento farmacoterapéutico (Simpodáder), organizado este fin de semana en Murcia por el Colegio de Farmacéuticos de esta provincia y el Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada con la colaboración de CORREO FARMACí‰UTICO, ha ofrecido una primera respuesta a todas, fruto de una investigación cuyo trabajo de campo se desarrolló entre septiembre de 2003 y febrero de 2005.

Para satisfacción de la investigadora, esas respuestas han sido positivas, ya que el resultado del estudio, por el que Hernández ha recibido en el simposio un premio otorgado por este periódico (ex aequo con otra experiencia de formación en seguimiento, ver página 26), revelan una excepcional aceptación de este servicio profesional por parte de los pacientes y un alto porcentaje de detección y resolución de resultados clí­nicos negativos (PRM).

Y todo ello con una impresión que la autora llevó a las conclusiones de su comunicación y que resulta interesante: la visita a domicilio propició un ambiente más distendido, lo que, por un lado permitió obtener más información sobre el paciente y su entorno y, por otro, que éste se beneficiara de otros servicios de atención farmacéutica domiciliaria, como la supervisión del botiquí­n, la elaboración de una lista de medicamentos y la oferta de recomendaciones farmacéuticas.

A estas conclusiones se ha llegado tras realizar el seguimiento de veinte pacientes (once mujeres y nueve varones de entre 23 y 78 años) con metodologí­a Dáder adaptada al ámbito domiciliario.

Así­ fue el proceso

Según explica Hernández a CF, una vez aceptado el servicio, se acordó con cada paciente dí­a y hora de la entrevista inicial en su domicilio. En esa visita se obtuvo información acerca de sus datos personales, sus preocupaciones de salud y sus medicamentos, se revisó el contenido de la bolsa de fármacos y se le ayudó a desechar los que estaban caducados y en mal estado.

Tras la visita se realizó toda la fase de evaluación hasta llegar a definir, en su caso, las sospechas de PRM. Además, en sesiones clí­nicas con otros compañeros se intercambiaron opiniones sobre esas sospechas y la estrategia de intervención, y después se celebró la segunda visita, previa cita telefónica y también en casa del paciente, para informarle de la situación y acordar las medidas que se debí­an tomar en cada caso.

Al final del proceso se habí­an realizado 42 intervenciones, de las que se aceptó el 81 por ciento, y al final se resolvió, entre las actuaciones aceptadas y las no aceptadas, un 73 por ciento de los resultados clí­nicos negativos detectados, lo que revela un grado de eficacia similar a los datos de prestación del servicio en la oficina de farmacia que arroja cada año el programa Dáder y, para la autora, evidencia la importancia de ofrecer este servicio.

Respecto al tipo de PRM detectado, destaca sobremanera que casi la mitad sean del tipo 1 (problema de salud no tratado), lo que, según Hernández, podrí­a ser consecuencia del escaso contacto que estos pacientes mantienen con los sanitarios hasta que el problema de salud que ha aparecido les resulta muy molesto.

En tal caso, afirma, el servicio de seguimiento es una alternativa y el papel del farmacéutico resulta fundamental para resolver este tipo de PRM mediante consejo o remisión al médico.

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Dispensación: boticas de Murcia pilotarán un ensayo a gran escala

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Una selección de farmacias de la Región de Murcia pilotará un proyecto de investigación sobre dispensación que se va a poner en marcha a corto plazo fruto de un acuerdo firmado la semana pasada en la capital autonómica en el Simpodáder 2006 entre la Universidad de Granada y la Fundación Hefame y que, en caso de lograr buenos resultados, se pretende extender a toda España.

P. M. P.

El convenio lo sellaron Antonio Abril, presidente del Grupo Hefame, y Fernando Martí­nez, profesor del Departamento de Quí­mica Fí­sica de la Facultad de Farmacia de Granada e investigador principal de un elenco formado por siete farmacéuticos más.

¿Qué busca la investigación? Pues, según explica a CF Martí­nez, analizar la implantación de una metodologí­a que pretende ser válida para la dispensación [activa] de cualquier medicamento.

El que fuera decano de la facultad granadina omite a propósito el adjetivo activa porque, para él -y para otros muchos farmacéuticosel término dispensación no se puede entender de otra forma que no sea activa, ya que lo contrario es una mera venta de medicamentos.

Es decir, que el estudio (en el que también participa la Fundación Empresa Universidad de Granada) se va a centrar, exclusivamente, en el acto por el que el farmacéutico entrega el medicamento como un servicio clí­nico que incluye las acciones e instrucciones de uso básicas para garantizar que éste va a ser utilizado correctamente y que hay ausencia de posibles causas prevenibles de resultados clí­nicos negativos derivados del mismo.

¿Y qué se va a analizar? A falta de que se perfilen más detalles metdológicos, el reto principal es, según Martí­nez, medir la calidad de la información que se facilita al paciente en la dispensación.

Y como objetivos especí­ficos, se tratará de integrar el sistema de información escrita en el programa de gestión de la farmacia como herramienta para dispensar, implantar un sistema de información escrita e individualizada al paciente para este acto, cuantificar el tiempo que requiere este servicio y, por último, medir la satisfacción percibida por el farmacéutico tras la implantación de la nueva herramienta.

Objetivos universales de toda dispensación

– Entrega: entregar el medicamento y/o producto sanitario en condiciones óptimas y de acuerdo con la normativa legal vigente.

– Información mí­nima: garantizar que el paciente posee la información mí­nima necesaria para optimizar el uso de los medicamentos.

– Prevención de problemas: proteger al paciente frente a la posible aparición de resultados clí­nicos negativos, lo que supone identificar situaciones que puedan necesitar otro servicio de la farmacia: indicación, seguimiento farmacoterapéutico, educación sanitaria o farmacovigilancia.

– Aspectos detallados del proceso de dispensación: complejidad y orientación al paciente, agilidad y cobertura a todos los usuarios, incorporación en la rutina diaria, flujo de información paciente-farmacéutico y farmacéutico-paciente, cumplimiento de los tres objetivos centrales, entrega del fármaco, remisión al médico u oferta de otros servicios de AF.

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