OPINIÓN
TRIBUNAABIERTA
El Albayzín o el éxodo de sus artesanos
MIGUEL J. CARRASCOSA SALAS/PRESIDENTE DEL CENTRO UNESCO DE ANDALUCÍA
Imprimir Enviar
Publicidad
SI tuviésemos que hacer una indagación objetiva, crítica y exigente acerca de las causas que han provocado la despoblación del Albayzín primigenio y su posterior conversión -a lo largo de los últimos 40 años- en atractivo y caro barrio residencial, diríamos que la negligente, además de cicatera y torpe, política de las distintas administraciones públicas que con él se han relacionado (municipal, provincial, regional y central) ha paralizado cuantos intentos, planes y proyectos de promoción integral del Albayzín elaboraron y pusieron a discusión en su día la propia administración municipal y determinados colectivos culturales, sociales y comunitarios comprometidos con la ciudad. (Asociación de Amigos del Albayzín y Sacromonte, Colectivo 220, Asociaciones de Vecinos/as del Albayzín, Universidad de Granada, Real Academia Nuestra Señora de las Angustias de Bellas Artes, Centro UNESCO de Andalucía, Granada Histórica y Cultural, escritores, poetas y críticos de la ciudad, etc.).
Aludamos, en primer lugar, al Plan Especial de Ordenación del Albayzín de 1976, que suponía desarrollar en el barrio un denso programa de actuaciones urgentes, con tres objetivos claramente definidos:
-La renovación general de la infraestructura básica del barrio, profundamente deteriorada e incompleta.
-La ejecución de los equipamientos previstos en el Plan.
-La recuperación y rehabilitación de todo el patrimonio del Albayzín, en avanzado proceso de degradación, abandono y demolición.
La incapacidad financiera y de gestión del Ayuntamiento de Granada, por un lado, y la propia envergadura del plan de revitalización, restauración y mejora del conjunto urbano, por otro, impidieron su ejecución en este período. Una vez más, la Corporación Municipal granadina perdió en esta década la oportunidad histórica de acometer, con éxito, la recuperación integral del Albayzín y de asegurar la permanencia en el mismo de un amplio sector de población trabajadora (artesanos en su mayoría), ya que no tuvo en consideración la buena disposición de la Administración Central en esta coyuntura, ni las recomendaciones y sugerencias contenidas en el III Plan de Desarrollo de 1978, tales como la creación de un Servicio de Gestión Urbanística, debidamente dotado; la inclusión, en los presupuestos municipales, durante 8 a 13 años, de 655,87 millones de pesetas, exclusivamente dedicados al Albayzín, actualizándolos anualmente de acuerdo con el poder adquisitivo de la peseta; solicitar de la Administración Central -fundamentalmente de los Ministerios de la Vivienda y Cultura- una inversión de 250 millones de pesetas, a fondo perdido, en 8 años.
Y así se llegó al Albayzín de los años 90, después de una accidentada carrera de avances y retrocesos evidentes, luces, sombras y desencantos en su camino, mejoras urbanas parciales, debidas sobre todo a la iniciativa privada. Y descomunales atentados cometidos por los desaprensivos y especuladores del suelo en el propio corazón del casco histórico del barrio, ante la indiferencia y pasividad de la Corporación Municipal y la resignada impotencia de los ciudadanos, pese a las denuncias de entidades, asociaciones, colectivos y grupos muy comprometidos con la defensa, a ultranza, del rico patrimonio histórico, cultural, humano y artístico del Albayzín.
Otro intento plausible de recuperación integral del Albayzín se produjo con la aprobación, en 1990, del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del barrio, por parte de la Corporación Municipal de la ciudad. A este Plan, redactado por el arquitecto madrileño don Santiago Rodríguez Gimeno y actualmente sometido a un lento proceso de modificación y adecuación a las nuevas necesidades de la población, se deben sin duda importantes mejoras estructurales, urbanísticas y de servicios del barrio, inspiradas en los criterios y recomendaciones ya recogidos, con anterioridad, en el Plan General de Ordenación Urbana de Granada, respecto a:
1. La protección del ámbito como parte integrante del conjunto histórico, monumental y artístico.
2. La precisa definición de las actuaciones dirigidas a la rehabilitación del área delimitada.
3. La expresa definición del régimen de los usos urbanos, y lo que es más importante.
4. El mantenimiento de la población residente y la mejora de su calidad de vida.
Es cierto que, en los últimos 16 años, se han llevado a cabo en el Albayzín importantes obras de carácter urbanístico y de conservación de su patrimonio, que ya tuvimos la oportunidad de reseñar, con más detalle, en el primer volumen de nuestra colección dedicada al Albayzín (Carrascosa, M.J., El Albayzín: datos para la historia. Ed. Proyecto Sur de Ediciones, S.L., Armilla (Granada), 2001, pp. 228-231); pero, desgraciadamente, no todas las estrategias y recomendaciones, previstas y diseñadas en el Plan Especial de Protección, se han hecho realidad, especialmente las referidas al mantenimiento y consolidación de la población residente y a la prometida, por necesaria y urgente, mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Este hecho -fácilmente constatable- ha contribuido en gran medida al éxodo masivo de numerosas familias de viejos artesanos y trabajadores y a la consiguiente desaparición de las pequeñas industrias, actividades y manifestaciones de sus antiguos oficios, lo que ha convertido al barrio en una zona simplemente residencial de nuestra ciudad, desposeyéndolo de su antiguo carácter de población castiza, industriosa y singular.
Lamentablemente, las distintas administraciones públicas que se han ocupado del Albayzín durante los últimos cincuenta años, no han sabido interpretar -y mucho menos llevar a feliz término- las recomendaciones del Plan Especial de Protección y Reforma Interior de 1990 y las numerosas propuestas de mejora que en su día hicieron llegar a las autoridades municipales, provinciales y regionales las distintas entidades, asociaciones, grupos y personas más seriamente comprometidas con el Albayzín y con Granada. De interpretar, sí, los auténticos valores etnográficos, culturales, monumentales y artísticos de este singular conjunto, tan necesarios para poder acometer, con rigor e integración, el planeamiento y la conservación de un espacio único, que ha desempeñado, en la azarosa historia del reino de Granada, un papel singular como crisol de civilizaciones y culturas tan diferenciadas y valiosas en el espacio y en el tiempo.
Es de esperar que, una vez modificado y a punto el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Albayzín, gracias a las alegaciones, sugerencias y propuestas de los distintos grupos políticos, de las asociaciones de vecinos/as y de otros grupos y personas interesados por el barrio, se pongan en ejecución -sin más dilaciones- los proyectos y programas de revitalización del Albayzín, de los que tan necesitados están sus vecinos, sus instituciones y su siempre amenazado patrimonio histórico-monumental. ¿Ya va siendo hora, caramba !
Descargar