LOCAL
GRANADA
«Sentí que me arrancaban de mi tierra»
La Junta entregó ayer las 16 banderas a los distinguidos este año en su trabajo por la provincia
QUICO CHIRINO //FOTOS: JUAN ORTIZ / GRANADA
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AMALIA se levantó titubeante. Luego le sirvieron una bandera en bandeja de plata. Entre el aplauso atronador apenas se intuyó la vocecilla de Amalia, que con la boca abierta de par en par simplemente acertó a decir «gracias», aunque se entendieron muchas más cosas. Amalia Salobreña, con 91 años sostenidos sobre el bastón, se acordó de su padre, esa persona que quiso que fuese la boticaria de la familia, pero a ella se le plantó ser abogada, hasta que se convirtió en la séptima mujer licenciada por la Universidad de Granada.
Francisco Portillo se estrujó la memoria: emigrante en Francia, detenido y torturado durante el franquismo, luchador incansable y debió pensar «¿qué leches! Yo también me merezco una bandera!». Entonces, mientras sonaban los acordes del himno de Andalucía, Francisco, que tiene mirada de hombre bueno, empezó a reír a carcajadas. «Mis padres eran analfabetos. A Andalucía le ha llevado mucho tiempo que se reconozca lo que se ha conseguido y la conquista de lo que tenemos ahora ha costado mucho», celebró.
La magistrada bastetana Raimunda de Peñafort dice que se emociona sobremanera con estas cosas: «Debe de ser la edad», ironiza. Ayer se sintió «correspondida» con la bandera andaluza. «Cuando me tuve que ir, sentí que me arrancaban de mi tierra y ese desgarre nunca se ha curado. Lo siento cada vez que cruzo Despeñaperros», exaltó la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Madrid.
Maribel Moreno y el resto de profesores de La Zubia tienen forjada en la mente la cara de sus alumnos cuando les dijeron que habían ganado un premio. Alguien se había acordado de aquellos medios chalados que pusieron en marcha un programa para integrar en las aulas al alumnado con síndrome de Down.
Amalia, Portillo, Raimunda Antonio Robles, Pilar Jiménez Torrecillas, Miguel del Pino y así hasta dieciséis homenajeados que ayer recogieron las distinciones que cada año entrega la Junta a los que trabajan por la provincia. Un acto tremendamente emotivo en el que también muchos protagonistas anónimos vieron reconocido su nombre.
Estatuto
El portavoz de los distinguidos fue Juan López Belmonte, representante de laboratorios Rovi. «Tendremos este día en el recuerdo como un momento señalado. Les felicito porque tienen una ciudad preciosa y todos los que venimos de fuera nos sentimos como en casa», agradeció el galardón con el que ha premiado a su empresa la Delegación de Innovación, que dirige Alejandro Zubeldia.
Luego tomaron la palabra la delegada de la Junta, Teresa Jiménez, y la consejera de Justicia, la granadina María José López. Ambas hablaron de estatuto y de autogobierno. Jiménez emplazó a alcanzar «los límites que marca la Carta Magna y respetar el marco constitucional» en un reto -la reforma estatutaria- que ya «encara su recta final». «Nuestro nuevo texto no puede emular a otros ni confrontar con nadie pero tiene que recoger la mayor proyección posible de nuestra tierra», subrayó la delegada de la Junta ante un auditorio en el que estuvo presente gran parte de los dirigentes y políticos granadinos.
La delegada del Gobierno de la Junta en Granada expresó que la «robustez» de la identidad de Andalucía como pueblo se demuestra en la voluntad de los andaluces para ejercer el autogobierno con «determinación y sin complejos» y consideró «imprescindible» afrontar el proceso de reforma con «generosidad, altura de miras y compromiso insobornable con la Andalucía de hoy».
En términos muy parecidos, María José López destacó que «nuestro objetivo es mejorar los mecanismos de autogobierno y generar nuevos derechos sociales». Tuvo la consejera palabras de felicitación hacia las 16 banderas: «Habéis dado identidad a todos los granadinos que trabajan en el anonimato. Cada uno de vosotros es reflejo de nuestro pueblo. Es un honor tener un ejemplo tan claro y definido». En estos tiempos, tan menesterosos de fábulas, todavía hay banderas que merecen la pena.