pintura
Paisajes que se hacen arte
BELÉN RICO
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Granada. Los jardines del Auditorio Manuel de Falla son una atalaya emblemática para asomarse a unas espectaculares vistas de la ciudad de Granada. Pero, además, el propio mirador ofrece un espectacular paisaje fruto de los juegos de luces y sombras que proyecta la vegetación. Este entorno idílico es el que el profesor de la Facultad de Bellas Artes Manuel Gómez Rivero ha elegido para la celebración de la última edición del curso de pintura, Paisaje y Naturaleza, su representación, que finalizará este miércoles.
Desde el pasado día 1 de septiembre, los doce jóvenes que participan en esta iniciativa, todos alumnos que cursan el doctorado en Bellas Artes en la Universidad de Granada, retratan las vistas y los rincones de los jardines del Auditorio Manuel de Falla. Diseminados con sus caballetes por el terreno de la entrada del edificio, cada pintor centra la atención en un lugar distinto: un hueco de la vegetación, una pequeña fuente rodeada de verde, la fachada del Auditorio flanqueada por árboles… que retratan ayudados por la luz de las mañanas de los últimos días del verano.
Pepa Salas, una de las alumnas de este curso de cuarenta horas de duración, explica que está todo muy organizado. Cada uno tiene total libertad para elegir el espacio sobre el que quiere trabajar, pero los tres ejercicios que hay que realizar están muy delimitados: una grisalla y dos de color. Se indica la técnica, las medidas del lienzo, tienen que ser obras realistas…
Gómez Rivero explica que se trata de un curso eminentemente práctico, quizás el más práctico del doctorado. La primera clase, que se imparte en la Facultad de Bellas Artes, es sólo teórica. El resto de los días los alumnos se viene ya al Auditorio a pintar. En primera hora de la clase, comento la evolución de las obras, doy orientaciones… El resto del tiempo ellos se dedica a pintar.
El profesor, que imparte también la asignatura de Pintura de Paisaje en la Facultad, es todo un experto en la organización del curso porque lleva más de una década impartiéndolo. En estos más de diez años de andadura, el curso se ha celebrado en muy distintos marcos, como la Carrera del Río Darro, los parajes de Dílar y Otura o los jardines de El Partal, en la edición del año pasado.
Yo siempre retrato la Alhambra en mis composiciones y he dado muchos cursos en lugares como el Carmen de la Fundación Rodríguez Acosta, de la Victoria o de los Mártires. Ahora he descubierto las grandes posibilidades de este sitio, que ofrece la opción de centrarse en las vistas de la ciudad o en la naturaleza del entorno. Es perfecto para pintar por su tranquilidad, ya que no se oye ni un ruido, dispone de muchos sitios con sombra, cafetería y servicios… Además la imperfección de los árboles, el tipo de vegetación… que da un aire romántico al paisaje.
Los doce alumnos de este curso de perfeccionamiento del doctorado también tienen experiencia en la pintura de paisajes. Julio César Sánchez, por ejemplo, además de haber cursado la asignatura que imparte Manuel Gómez Rivero en la Facultad, ha retratado los paisajes de la Fundación Rodríguez Acosta, de Salobreña o de la provincia de Málaga. El problema de la pintura de paisajes son los bártulos y aquí hay sitios donde poder dejarlos. David Martínez advierte que estar un poco delimitados por el especio de los jardines del Auditorio obliga a mirar con otros ojos el entorno, buscando así ese pequeño rincón con un atractivo especial. Juan Pablo Plata, por ejemplo, se muestra encantado con la localización de este curso porque en su pintura de paisajes el busca sobre todo las relaciones de luces y sombras, y en este jardín hay muchas zonas de penumbra.
Esta relativa veteranía de los alumnos del curso ofrece otra gran ventaja en el proceso de perfeccionamiento de los jóvenes pintores: Aprendes mucho de tus compañeros. Cada uno tiene su visión o su técnica de trabajo y es muy útil observarlos pintar, afirma Pepa Salas.