TRIBUNAABIERTA
Y repicaron las campanas (A los 10 años del Congreso Internacional de Paleontología Humana de Orce)
OSE GIBERT CLOLS/INVESTIGADOR DEL INSTITUTO DE PALEONTOLOGÍA E HIJO ADOPTIVO DE ORCE
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POR estas fechas, hace diez años, se celebró en Orce el Congreso Internacional de Paleontología Humana, del que fui en buena parte responsable, al que asistieron 300 científicos de 18 países, entre los que se encontraban los mejores especialistas de la Paleontología Humana y la Prehistoria de todo el mundo. El congreso fue un éxito científico y contribuyó a situar los yacimientos de Orce en el contexto mundial de nuestra ciencia, la Paleontología Humana, así como a cimentar un nuevo paradigma: los homínidos llegaron a Europa por el sur, por Andalucía, en una época muy remota, hace un millón y medio de años, es decir que el primer europeo estaba en Orce, más concretamente en Venta Micena, el emblemático yacimiento descubierto por científicos del Instituto de Paleontología M. Crusafont en 1976, hace 29 años.
La preparación del congreso fue laboriosa. En primer lugar debíamos convencer a la comunidad científica que en Orce había homínidos y superar la polémica iniciada por el Dr. Enry de Lumley en 1984, al afirmar en conferencias y ruedas de prensa que el famoso cráneo infantil VM-0 pertenecía a un potro. La polémica era muy intensa, por lo que los nuevos argumentos deberían ser contundentes.
LO primero era encontrar y publicar nuevos restos humanos así como vestigios de sus actividades, es decir industrias líticas, estrías de descarnación y huesos rotos intencionadamente. El Dr. Bienvenido Martínez encontró, revisando la colección de fósiles de Venta Micena una diálisis de húmero infantil humano que publicó, en primer lugar, en su tesis, de la que fui director, y denominó VM-1960. Era un gran hallazgo. A éste siguieron otros dos: un fragmento de diálisis humeral adulta y un molar alterado. Así que ya teníamos cuatro restos humanos. No era mucho, pero aplicando técnicas precisas podríamos avanzar bastante.
El Dr. Enrique García Olivares, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, inició un línea de investigación muy original consistente en caracterizar proteínas fósiles que se plasmó en una excelente tesis doctoral de la Dra. Concha Borja y varios artículos en revistas de impacto. Por este método caracterizamos como humanos los tres restos localizados en Venta Micena. Además, conseguimos publicar en importantes revistas los datos anatómicos de VM-0 y VM-1960.
FALTABA encontrar evidencias de sus actividades es decir industrias líticas en sílex o cuarcita incuestionables. En un permiso de prospección que nos concedió la Junta de Andalucía en 1987, el Dr. Alfredo Iglesias y yo encontramos varias lascas en los sedimentos del Barranco León y mi hijo Luis, junto con Alfredo, localizaron otras en el Cortijo Alfonso. Más tarde encontraron lascas mis colaboradores Fernando González y Alfonso Arribas, sumando un total de 15 piezas en muy buen estado. Eran muy buenos indicios, pero para convencer a los prehistoriadores era preciso realizar una excavación reglamentaria y, por suerte, la Junta nos concedió permiso el mismo año del congreso, en 1995. A este yacimiento se añadía el de Fuentenueva 3, donde Alain Buquet, Serralonga y yo mismo habíamos encontrado indicios que se convirtieron en evidencias al realizar obras para la instalación de un poste eléctrico. Los Drs. B. Martínez y A. Turq realizaron una excavación de urgencia financiada con fondos de un proyecto de la Dirección General de Investigación Científica y Técnica del que era Investigador Principal.
CON todos estos datos, es decir, nuevos restos humanos caracterizados con técnicas muy resolutivas y 15 industrias líticas en sílex participé en varios congresos internacionales, pero el más significativo fue el de Jerusalén en 1992. En esta reunión estaban importantes científicos a los que tenía que convencer. Los organizadores me concedieron un tiempo extra para presentar mi comunicación a la que asistieron la mayor parte de los reunidos a excepción del Dr. E. de Lumley, como era de esperar.
El debate fue intenso y al terminar la sesión me sentí muy satisfecho. Con las publicaciones que repartí y los nuevos datos de la comunicación podíamos empezar a pensar en un congreso internacional en Orce, pues todos los científicos a quienes expuse la idea en Jerusalén querían participar en el Comité Científico. Éste se amplió en los meses consecutivos y en él estaban especialistas de reputada solvencia, lo que era un gran aval para el éxito del congreso.
Por otra parte, el Ayuntamiento de Orce, presidido por Leandro Castellar, apoyó la idea sin reservas y empezamos a planificar el congreso. Se rehabilitó el Palacio de los Segura mediante una Escuela Taller, que se amplió con una Casa de Oficios, se buscaron subvenciones en los organismos oficiales de Madrid, Sevilla y Granada y los resultados fueron muy satisfactorios, pues la Junta apoyó el congreso gracias, entre otras cosas, a las intervenciones de los parlamentarios Paco Ríos y Amalia Gómez.
En mayo, las elecciones municipales, cambiaron el signo político del Consistorio. El socialista Leandro Castellar dio paso al independiente Leandro Torres, que gobernó conjuntamente con el actual alcalde José Ramón Martínez Olivares; a ellos les correspondió el honor de continuar con los preparativos y presidir la sesión inaugural en nombre de la Reina de España, Doña Sofía de Grecia, que asumió la Presidencia de Honor.
Las sesiones fueron muy vivas, pues al final de las mismas había un amplio debate presidido por una mesa que lo animaba. Al finalizar todos los asistentes salieron convencidos de la importancia de los yacimientos de la región de Orce y así lo mostraron en artículos publicados en Investigación y Ciencia por el Dr. Cela Conde, en Curren Anthropology por el Dr. G. Lovenstenin y la Dra. A. Zilman o en artículos de periódicos como el de le La Vanguardia firmado por el Dr. Turbón titulado: «Y Gibert tenía razón».
La clausura fue presidida por el consejero de Cultura Exmo. Sr. J. M. Martín Delgado que pronunció un discurso prometiendo un futuro espléndido para las investigaciones de Orce. Al final de sus palabras las campanas de la iglesia repicaron y yo no pude reprimir unas lágrimas de alegría, fundiéndome en un abrazo con mis hijos y mi mujer.