Más allá de los límites de la Tierra, en los confines del Universo, el hombre busca desde tiempos remotos la huella de su origen y la presencia de algún semejante. Pero ¿realmente existen evidencias de vida fuera de nuestro planeta? ¿Y si existieran, habría alguna forma de reconocerlas? El director del Centro Nacional de Astrobiología (CNA), Juan Pérez Mercader, responde a estas preguntas afirmando que “el Universo está preñado de lugares como nuestro planeta” y añade que “sólo es necesario ente
nder la vida para poder reconocerla más allá de las fronteras terrestres”.
Según Mercader, que participa esta semana en Astrobiología: Buscando Vida fuera de la Tierra, un curso organizado por el Centro Mediterráneo de la Universidad de Granada, “cuando se estudia la vida, se descubre que se guía por pautas muy parecidas a las que sigue el Universo a gran escala. De hecho, la vida terrestre está basada, al igual que la evolución del Cosmos, en la química del carbono, algo que lleva a pensar que nosotros somos una consecuencia de la evolución del Universo y, al igual que nosotros, otros seres en otros puntos del Cosmos también pueden ser una consecuencia de esto”.
La necesidad de encontrar respuestas al gran enigma de la humanidad (el origen de la vida) ha llevado al hombre a poner en marcha misiones espaciales que ya han dado alguna pista sobre la posible existencia de seres extraterrestres. Una de ella es la Mars Express que, aunque todavía no ha desarrollado una búsqueda exhaustiva en la subsuperficie del planeta, ya ha encontrado la huella de que algún día hubo vida, ya que, como explica Pérez Mercader, se ha encontrado jarosita, un mineral “que sólo se forma en agua líquida durante decenas de miles años”.
Satélite Europa, otro foco de vida
Pero hay más sitios en el Sistema Solar donde pudiera haber emergido la vida. Se trata de Europa, el satélite de Júpiter, ya que como se ha demostrado en investigaciones realizadas en la Tierra, los organismos vivos pueden surgir en las condiciones más extremas. Un ejemplo de ello es la presencia de microorganismos en las aguas del Río Tinto, donde el Centro Nacional de Astrobiología está desarrollando un proyecto de investigación desde hace varios años por su analogía con Marte, algo que está permitiendo el diseño de instrumentos con los que luego se pueda estudiar minuciosamente el planeta rojo.
A pesar de todos los proyectos y misiones espaciales que se han puesto en marcha en las últimas décadas, el director del CNA señala que tan sólo la misión Viking que la NASA envió a Marte en 1976 tenía como objetivo la búsqueda de vida, aunque no pudo obtener ninguna prueba concluyente de la existencia de la misma. Tras esta iniciativa, habrá que esperar hasta 2011 y 2013, fechas en las que están previstas sendas misiones al planeta rojo, para que la Astrofísica diseñe una misión orientada exclusivamente a la búsqueda de vida.
En este proyecto, está prevista la participación del Centro Nacional de Astrobiología con el diseño de uno de los instrumentos. Pero éste no será el único papel importante que el CNA represente en la búsqueda de seres vivos más allá de los límites de la Tierra. Además de este trabajo, el Centro de Astrobiología desarrolla en la actualidad otras investigaciones que persiguen la comprensión más profunda de la vida, como el diseño de instrumentos en Río Tinto para investigar en Marte, el análisis de la evolución de los virus, la creación de robots con patas, o experimentos de química prebiótica.
“La vida terrestre está basada en la química del carbono, un hecho que argumenta la teoría de que la vida es consecuencia de la evolución del Universo”
“El hallazgo de jarosita, un mineral que sólo se forma en agua líquida durante decenas de miles años, es la huella que permite suponer que algún día hubo vida en Marte.
“En 2011 y 2013, partirán hacia Marte las dos primeras misiones dirigidas exclusivamente a la búsqueda de vida en el planeta rojo”
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