las condiciones para abandonar el palacio obstaculizan el proyecto
La Academia de Bellas Artes exige un edificio digno para dejar La Madraza
La Universidad de Granada, responsable del histórico edificio, no podrá ejecutar la tercera fase del proyecto de restauración si la Academia no se traslada a otro inmueble y el palacio queda completamente libre
esther falcón
en rehabilitación. La segunda fase del proyecto, que comenzó el pasado mes de enero, se prolongará hasta finales de año.
MAGDA TRILLO
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granada. El ambicioso proyecto de restauración del Palacio de la Madraza, que fue emprendido por la Universidad hace dos años, no podrá continuar dentro de unos meses si el inmueble no queda completamente libre y la Academia de Bellas Artes, que aún mantiene su sede en el histórico edificio, se traslada a una ubicación provisional, tal y como le solicitó la Universidad hace ahora justo un año.
Las condiciones planteadas por la Academia para abandonar su sede –una concesión que se remonta a la etapa de Gallego Morell– ha situado a la institución universitaria en una difícil situación, ya que podría hacer perder la subvención concedida hace unos meses por la Junta para acometer la segunda fase de la reforma e, incluso, paralizar el proyecto, ya que la ejecución de la tercera fase –prevista para 2006– exige la clausura del edificio.
El objetivo y la predisposición manifestada por parte de las dos instituciones es alcanzar un acuerdo cuanto antes e intentar que el traslado se realice este mismo verano para no interferir en el ritmo de las obras. Pero, a pesar de esta explícita voluntad de diálogo, la situación en estos momentos no parece vislumbrar una salida fácil.
La Academia de Bellas Artes no está dispuesta a irse de cualquier manera y no abandonará el edificio si la Universidad no le asegura un edificio digno. Tiene que quedar muy claro cómo y a dónde se va la Academia y cómo y cuándo vuelve, es decir, asegurar el lugar a la Academia y asegurar la salida y la entrada como corresponde a una institución con un patrimonio de varios siglos, explicó ayer el compositor José García Román, director de la institución, al ser preguntado por el malestar y la situación de bloqueo del proyecto que es objeto de comentarios en determinados círculos de la ciudad desde hace meses.
En realidad, hace ya un año que el Rectorado remitió a Bellas Artes un escrito pidiendo que dejara sus dependencias en La Madraza de una forma provisional –sólo durante el periodo de ejecución del proyecto de restauración– y garantizando siempre que la institución podría recuperar sus espacios en cuanto culminase la rehabilitación. Esta petición se hizo extensiva a todas las entidades que entonces estaban utilizando espacios de La Madraza –como la Fundación Ayala– y en todos los casos, a excepción de Bellas Artes, se ha procedido al abandono del edificio.
García Román, que se expresó ayer muy preocupado por el futuro de la Academia, considera que Bellas Artes es un caso especial: en primer lugar, porque no se trata de una mudanza al uso –por el patrimonio con que cuentan y la necesidad de garantizar la seguridad y el buen estado de todos sus bienes– y, en segundo lugar, porque se trata de una entidad con un prestigio y una trayectoria que requiere un lugar digno donde ubicarse.
Para resolver y asegurar todas estas cuestiones, y después de varias reuniones y de los encuentros personales entre el director de la Academia y el propio rector que se han celebrado en los últimos meses, las dos instituciones decidieron redactar un convenio que recogiera las condiciones planteadas, un documento que ya ha sido aprobado por Bellas Artes y que en estos momentos está siendo estudiado por el Vicerrectorado de Patrimonio.
En el momento en el que todo esté listo y aprobado, automáticamente nos sentamos a firmarlo y todo para adelante. Yo no tengo alternativa. No conozco alternativa, expuso ayer García Román en referencia a las exigencias que se recogen en dicho documento. En la práctica, lo que Bellas Artes plantea es que la sede provisional no puede ser cualquier lugar –debe ser un inmueble con valor histórico, un edificio emblemático que corresponda a las características de la institución–; que la solución no puede ser meter las cosas en un cajón; y que, dada la situación de la Academia, con un presupuesto muy limitado, no puede hacerse cargo de un traslado de esa índole, de una vuelta de esa índole ni de un mantenimiento de esa índole.
Por parte de la Univesidad, tanto la vicerrectora de Patrimonio, Elena Díez, como la titular de Extensión Universitaria, María José Osorio, explicaron que se trata de unas condiciones muy complicadas, si bien recalcaron que se están estudiando y que, en todo caso, se buscará una salida.
Recordaron, no obstante, que la Universidad no tiene ningún tipo de responsabilidad con la Academia de Bellas Artes –en tanto que no depende de la institución académica, sino de la Consejería de Innovación de la Junta– y que ni siquiera existe una vinculación directa o contractual con La Madraza –fue en la etapa de Gallego Morell cuando la Universidad decidió prestarles estos espacios–.
También insistieron en que, hasta ahora, se han planteado todo tipo de salidas y posibilidades para el traslado –el propio Ayuntamiento ha ofrecido dependencias municipales como sede provisional– y que la postura siempre ha sido de rechazo.
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