entrevista
No existe poesía tan flamenca y dramática a la vez como la de Lorca
El bailaor y coreógrafo Mario Maya ha recibido el encargo de la Consejería de Cultura de poner sobre la escena una nueva producción de Lorca y Granada, un proyecto que cada año intenta sacar el jugo flamenco a la obra del gran poeta granadino. La cita será el próximo jueves, 21 de julio, y la producción viene avalada por la aún reciente Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco.
maría de la cruz
rotundo. De la nada no se crea, dice Maya, que apura las horas previas para el estreno.
JUAN VERGILLOS
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sevilla. Es uno de los grandes de la danza flamenca contemporánea. Dio un giro al baile flamenco en los años setenta, incluyendo argumentos con mensaje y escenografías y vestuarios de calle en obras como Camelamos naquerar (1976)o ¡Ay, jondo! (1977). Mario Maya (Córdoba, 1937) presentará el próximo jueves, en el Palacio de Carlos V, y hasta el 27 de agosto, Diálogo del Amargo, la nueva producción del programa Lorca y Granada que cada verano se programa en el entorno de La Alhambra. La propuesta recoge elementos de un montaje anterior del coreógrafo, director y bailaor: Amargo, de 1983. Una nueva reflexión de Maya sobre el tiempo y la muerte, y una nueva incursión de este creador en el mundo lorquiano. Para ello contará con bailaores y músicos de la tierra como Juan Andrés Maya, Diego Llori, El Parrón o Miguel Ochando. El espectáculo se divide en dos partes: la primera, Poemas, sobre canciones de Morente y Diego Carrasco, entre otros; y la segunda, Diálogo del Amargo, sobre dos composiciones de Poema del cante jondo.
–Diálogo del Amargo está basado en textos dramáticos de Poema del cante jondo.
–Nuestra propuesta se basa en dos o tres páginas del final de este libro, que son muy abstractas, y eso lo he relacionado con vivencias del autor, en concreto con una anécdota de su infancia en que un muchacho gitano le escupió en la cara sin venir a cuento. Por lo visto, este gitanito se llamaba, en un onírico recuerdo que el propio poeta nos proporciona, Amargo. Las páginas del Poema del cante jondo a las que me refiero son un diálogo entre el Amargo y un jinete que representa a la muerte. Sin embargo, el leit motiv de la obra que presentamos está tomado del Amor de Perlimplín, y a ello se une el Romance del Emplazado y el tema de la premonición. Es decir, que uno diferentes elementos de la obra de Lorca en torno a este personaje del Amargo. El adagio de la obra, el paso a dos, también está tomado de Don Perlimplín. He recogido diferentes elementos dramáticos de la obra de Lorca aglutinados en torno al Amargo. Me hubiese gustado hacer algo completamente nuevo, pero no había tiempo.
–¿La Agencia para el Desarrollo del Flamenco le propuso este tema?
–No, yo lo tenía ya trabajado.
–Hay una obra suya de 1983, Amargo, que gira en torno al mismo personaje.
–Sí, yo he tomado este trabajo anterior, intentando mejorarlo en la medida de lo posible, introduciendo elementos nuevos, como una música de Stravinski que utilizo, de La consagración de la primavera. Al margen del Diálogo del Amargo, tengo un proyecto completamente nuevo, también lorquiano, pero éste es más ambicioso y muy difícil teatralmente. Es Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Hay que hacer una música nueva para la obra, para el texto del poema, y dejar la parte flamenca para la vida íntima del torero. Espero contar con la ayuda económica que necesito para llevarla a cabo, porque es un proyecto muy ambicioso.
–Lorca es una obsesión para los creadores flamencos.
–Hay mucha poesía andaluza cercana al universo flamenco, pero ninguna tan dramática como la de Lorca. Aunque lo están quemando. Hay uno de Sevilla que me gusta mucho en este sentido, un poeta, Rafael Montesinos.
–En sus primeros montajes teatrales buscó la inspiración en el sentimiento de marginalidad, primero de los gitanos y luego de los jornaleros. ¿Cómo se identifica con este sentimiento? ¿Ha sufrido algún vez esta marginalidad?
–Yo me marché en los años sesenta a Nueva York y tomé contacto con los bailarines y la música contemporáneos: Alwin Nicolai, Alvin Ailey, Merce Cunningham. Imagínese, yo flamenco y ellos con la música atonal. A mi regreso a Granada conocí a los poetas de la tierra. Al irme fuera, con la distancia, cobré conciencia de la fuerza del flamenco. Yo no quería hacer el flamenco que se hacía entonces, de entretenimiento. Trabajé con Pepe Maya para crear una conciencia, no para buscar el divertimento. No es que yo tuviera una gran conciencia social. Yo no me sentía un líder social ni nada por el estilo. Lo que pasa es que estaba interesado en trasmitir un mensaje en lugar de hacer un puro entretenimiento, y con esto conectaba con las letras primitivas flamencas, que eran comprometidas.
–Sin embargo, en las obras de los 80 y 90 su inspiración gira hacia los grandes temas clásicos: amor, muerte, tiempo, soledad, ¿buscaba darle una dimensión más universal a su obra?
–Esta evolución es también consecuencia de la época, y también por mi evolución personal, por mi inquietud por la música, por la danza, por las diferentes culturas. Yo nunca estuve en una línea política. De hecho mi compromiso era más musical que de otro tipo, fue fruto de una toma de conciencia de la importancia de la escala andaluza en la historia de la música. La escala andaluza viene del siglo VI o VII. Ésa es la fuerza del flamenco, a la que hay que sumar la capacidad de improvisación. Esta intensidad musical es una cultura muy profunda, de mucho calado. Yo tengo conciencia de esta cultura y de la importancia de esta cultura. Por eso no soy el flamenco típico. Y por eso, en ocasiones, algunos políticos que tienen un tópico sobre el flamenco y los flamencos, se descolocan conmigo. Se piensan que me pueden tratar con unas palmadas en la espalda. Yo tengo conciencia flamenca y conocimiento de su importancia como cultura. Yo no doy ojana y por eso no caigo bien a veces. Siempre he dicho que hasta los profesionales de la danza no seamos conscientes y dejemos de vincularnos políticamente de forma gratuita, no seremos respetados por nuestros compañeros.
–El mensaje, a veces, es una excusa para no asumir uno sus propios argumentos y ponerlos en boca de otros.
–Son épocas. Yo en aquella época estaba concienciado con eso. Ahora ya no funcionaría. Me han propuesto a veces reponer Camelamos naquerar, pero creo que socialmente fue justo para esa época, pero ahora ya no resultaría.
–¿Cómo define usted su flamenco-teatro? La danza flamenca no deja de ser una forma de actuación, ¿qué aporta lo teatral en el flamenco o cómo y porqué se introduce?
–Creo que un bailarín puede usar la parte teatral, tiene un armazón más sólido teatralmente que si es mero virtuosismo. El flamenco ha servido para divertir a los pocos que lo podían pagar. El teatro da posibilidades. Cuesta a los cantaores sacarlos de lo suyo, hacerlos actuar. Me está costando mucho en este montaje. En mi centro de La Chumbera [el Centro de Estudios Flamencos Mario Maya, puesto en funcionamiento en 2002] pretendía enseñar eso, un concepto flamenco que fuera musical, literario, histórico, para que los profesionales de la danza flamenca tuvieran una conciencia de lo que estaban haciendo y porqué, un no ser meros repetidores de pasos. Esto se ha ido al garete porque los políticos que una vez nos apoyaron ahora están más reticentes. Esto es un proyecto a largo plazo, pero ellos ya se hicieron la foto y han perdido el interés. Estoy intentando, a través de la peña La Platería, que el centro se vincule a la Universidad de Granada.
–El Centro de Estudios Mario Maya tiene una sede impresionante, en el corazón del Sacromonte.
–Tengo un auditorio y una serie de aulas con vistas al Albaicín y La Alhambra. Es una pena que esté cerrado.
–Esto conecta con sus críticas hacia el baile flamenco actual y su obsesión de que a los jóvenes les falta preparación intelectual.
–Ahí hay algo que me produce desconfianza. Creen que quitarse una camisa o hacer una postura antiestética, contraria a la ética flamenca, es lo nuevo, lo vanguardista. Para mí lo revolucionario es la afinación de los fandangos de Corruco de Algeciras, que afinaba al revés, o la malagueña de Enrique el Mellizo, que está basada en el canto gregoriano. Si no conoces nada de esto cómo vas a hacer algo nuevo. Un bailaor tiene que conocer la música flamenca. El conocimiento es muy importante. Son las bases musicales de nuestra cultura. Esta supuesta vanguardia es un poco banal. De la nada no se crea; se crea a través del conocimiento.