Un violín de Trevélez en el cóctel inaugural
Preámbulos El lado social del Festival se inauguró con un cóctel en el Carmen de los Rodríguez Acosta. Allí, los protagonistas fueron los productos con denominación de calidad
@ Envíe esta noticia a un amigo
Los primeros acordes del Festival de Música fueron con un particular violín de Trevélez tocado de manera magistral por un experto en cortar jamón. Este espectáculo tuvo lugar en el tradicional cóctel de inauguración que se celebró en el Carmen de los Rodríguez Acosta.
La flor y nata de la sociedad granadina se fue dando cita en el Patio de Apolo para saludarse de manera ceremoniosa y espantar el calor con la tradicional limonada. Uno a uno fueron recibidos por Enrique Gámez, director del Festival y atento anfitrión en la tarde de ayer. El trámite lo pasaron, entre otros, María José López, consejera de Justicia, y Rosa Torres, titular de Cultura.
El ágape consistió en una degustación de productos con denominación de calidad de Granada. Tanto era así que hasta las bandejas con las copas de cerveza tenían en el centro un botellín de Alhambra 1925 para que no hubiera duda del DNI de la cerveza. Con cierta sorna, el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, saludó a los presidentes de las denominaciones de calidad. ¿Están buenos los productos?, le espetó mientras se dirigía con celeridad a un plato de jamón.
Quien se mueva no sale en la foto, popularizó Alfonso Guerra en sus tiempos. Algo parecido pasa con el cóctel del Festival, uno de los pocos barómetros con los que cuenta la sociedad granadina para saber quién es quién. Por allí deambulaba Antonio Cruz, subdelegado del Gobierno, Laura García-Lorca y su marido, Andrés Soria Olmedo, Lola Ruiz, de Izquierda Unida, José Antonio Pérez Tapias, delegado de Cultura, Pablo Suárez, director de Museos de la Junta, Inmaculada López Calahorro, diputada de Cultura, Nino García-Royo, concejal de Urbanismo…
También estaba el director de Exposiciones de la Universidad de Granada, Paco Sánchez, que portaba una cámara de fotos en la mano. Sánchez, que en su juventud llegó a ser fotógrafo para la revista Playboy, fotografiaba con los ojos de su cámara cualquier detalle de la reunión.
A falta de viento, un suave murmullo recorría las esquinas del Carmen de los Rodríguez Acosta. No se quejaba María José López. Todo lo contrario. Vengo de pasar mucho calor en el Parlamento de Sevilla y aquí se está en la gloria, explicó a sus contertulios. Por su parte, Antonio Cruz, al pasar junto a Laura García-Lorca, le espetó un enigmático qué mala eres. Y todos tan amigos.
Mientras, Torres Hurtado cogió asiento de primera fila frente al virtuoso del jamón en compañía de Nino García Royo y sus respectivas esposas. Por su parte, las consejeras tampoco se pasaban al grupo mixto y degustaron los productos granadinos en el colindante Patio de Venus, donde el metro cuadrado de suelo estaba menos frecuentado. Allí, las conversaciones se diluían en el agua del estanque y las bandejas llegaban casi intactas.
Sobre las diez de la noche, el séquito se trasladó al Palacio de Carlos V para nutrirse de la música de la Philharmonia Orchestra. De nuevo, Enrique Gámez recibía a las autoridades con delicadeza. Allí apareció Cándida Mártinez, consejera de Educación, que no participó en el cóctel. También Juan García Montero, concejal de Cultura.
Dentro, los músicos estaban ya afinando sus instrumentos y los espectadores dieron el primer aplauso del Festival. ¿Tan bella fue la afinación? No, era el director de la orquesta, Jukka-Pekka Saraste, que hacía su aparición en el escenario. Comenzó a sonar la música y, en ese preciso momento, todas las personas presentes tenían el mismo cargo: espectadores.
Descargar