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GRANADA
La Policía ha peinado la Universidad de Granada en busca de yihadistas
Presuntos miembros del estado mayor de Al Qaeda han estado en la provincia, entre ellos, Mustafá Setmarian, un hombre por cuya captura EE UU ofrece cuatro millones de euros
C. MORÁN Y A. BAO/GRANADA
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Mustafá Setmarian es seguramente el supuesto dirigente de Al Qaeda con más galones que ha estado en Granada, pero no el único. Varios presuntos integrantes de la cúpula europea y española de la multinacional del terror han dormido a la sombra de la Alhambra. Esa relación ha hecho que las Fuerzas de Seguridad del Estado hayan dedicado importantes esfuerzos a vigilar la erupción de grupos radicales. La lupa se ha detenido con especial intensidad en la Universidad de Granada -donde estudian cerca de dos mil jóvenes musulmanes-, según han confirmado a este periódico fuentes oficiales. La Policía ha peinado la institución académica en busca de células yihadistas. El periodista y escritor José María Irujo -autor de El Agujero, España invadida por la yihad y miembro del equipo de investigación del diario El País- también conoce este extremo. «Me consta que la Policía se ha centrado bastante en la Universidad de Granada», ratifica.
Y, ¿por qué? Los investigadores lo tienen claro: «Es típico que las células durmientes mantengan una vida callada en algún lugar, hasta que sean activadas para un ataque. Otras células brindan apoyo logístico a las células durmientes. Esto incluye proporcionarles dinero, pasaportes y otros documentos». Y añaden que nadie olvida la frase con la que las autoridades de EE UU definieron a varios de los autores de la masacre del 11-S: «Eran simplemente típicos estudiantes universitarios».
La fijación policial con Granada no es nueva. Los agentes de información tienen perfectamente documentada la presencia en la capital, desde finales de los años 80, de destacados radicales islamistas, caso del citado Mustafá Setmarian, un ciudadano sirio nacionalizado español cuya carrera en Al Qaeda ha sido meteórica.
Recompensa millonaria
A principios de la década de los 90, Setmarian vendía ropa usada en una modesta tiendecita de la calle Elvira, en el corazón musulmán de Granada. Hoy ocuparía un lugar muy destacado en el estado mayor de la organización terrorista creada por Bin Laden.
Los servicios secretos de todo el planeta están convencidos de que Setmarian, un hombre de cabello pelirrojo que está casado con una española, ha colaborado en la organización de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, Casablanca y el 11 de Marzo.
El gobierno de Estados Unidos ofrece casi cuatro millones de euros por su cabeza. Y el juez Juan del Olmo, el togado que dirige la investigación sobre la masacre de los trenes en Madrid, ha pedido a la Policía que le informe de todo lo que tiene sobre Setmarian. No en vano, las Fuerzas de Seguridad piensan que Setmarian fue el fundador de la célula de Al-Qaeda en España. Amigo íntimo del Mulá Omar -el religioso tuerto que estaba en en la cúspide del régimen afgano de los talibanes-, hay quien cree que Setmarian comparte escondite con Bin Laden en algún lugar entre Afganistán y Pakistán.
Otros, en cambio, sitúan al hispano-sirio en el convulso Irak de la postguerra. Allí estaría echando una mano al jordano Abu Musab al Zarqawi, el terrorista que ha convertido los degollamientos de extranjeros en un arma psicológica de primer orden. La retransmisión de las espeluznantes ejecuciones a través de internet ha hecho más por la causa de los terroristas que mil carros de combate.
Taller de costura
Aunque su familia lo niega, Setmarian estaría detrás de la cadena de horrores que ha asolado el inicio del siglo XXI. Y Setmarian vivió en Granada durante un par de años. Según José María Irujo, el árabe pelirrojo quiso montar una pequeña empresa en una vivienda de Alfacar. «Se sabe que compró varias máquinas de coser para fabricar ropa en el sótano de la casa, pero aquello no salió. Luego pasó a dirigir una revista islamista en Londres. Posteriormente, deja el Reino Unido y reaparece en Afganistán al mando de un campo de entrenamiento de yihadistas », refiere Irujo, un informador pionero en la investigación de tramas islamistas en España.
A partir de entonces, comienza su imparable ascensión en el organigrama de Al Qaeda. «Mientras vivió en Granada, parece que ya tenía relación con la red de Bin Laden. Pero su labor entonces consistía más bien en hacer proselitismo y captar gente. Pero ahora mismo todo apunta a que es un pez gordo, un activista muy peligroso», explica Javier Jordán, un profesor de Ciencia Política de la Universidad de Granada especializado en el terrorismo islamista -es autor del libro Profetas del miedo. Aproximación al terrorismo islamista-.
El cajero
Otro peso pesado de Al Qaeda que, en alguna ocasión, ha sido detectado en Granada por las Fuerzas de Seguridad es Mamoun Darkanzali, otro sirio en este caso nacionalizado alemán.
Según las averiguaciones de Baltasar Garzón, magistrado de la Audiencia nacional, Darkazanli se hospedó en julio de 2001 en una pensión situada en la céntrica calle Natalio Rivas, junto a la Gran Vía, en pleno centro de la capital granadina.
Darkanzali, de 46 años, casado con una alemana y residente en Hamburgo desde hace más de veinte años, fue detenido hace unos meses en esa ciudad. El juez Garzón había pedido su extradición a España y la Fiscalía germana entendía que existía riesgo de fuga.
La Justicia considera que Darkanzali, un rico comerciante, ejercía como cajero de Al Qaeda en Europa. Un detalle curioso: el sospechoso colaboró en la compra de un yate para Bin Laden.
Pero lo que interesa a más a Garzón de Darkanzali es la relación de éste con el tristemente célebre Imad Eddin Barakat Yarbas, alias Abu Dahdah -otro hispanosirio-, el presunto líder de Al Qaeda en España.
Abu Dahdah
Abu Dahdah fue detenido en 2001 en el marco de la operación Dátil. La Fiscalía de la Audiencia Nacional le acusa de haber facilitado la preparación de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York y algún mando policial ha definido a Abu Dahdah como el autor intelectual de la masacre del 11 de Marzo.
Abu Dahdah también ha estado en Granada, «y en varias ocasiones», según José María Irujo.
No es raro. En septiembre de 2003, fueron detenidos en Huétor Vega y Alfacar dos ciudadanos sirios por ser, presuntamente, seguidores de Abu Dahdah. Los arrestados en aquella ocasión fueron Hasan Al Husein, alias Abu Abbud y Abu Udaba y Jamal Husein Husein, apodado Abu Ali. El primero de ellos, supuestamente, era un muyahidin, un combatiente islamista, un yihadista.
Más. En el auto de procesamiento de Bin Laden -un documento en el que aparecen, entre otros, el periodista de Alfacar Taysir Alony, que siempre ha insistido en su inocencia, y Mohamed Zaher Asade-, el juez Garzón hace 341 menciones a Granada.
¿Quiere todo esto decir que la ciudad de la Alhambra es -o ha sido- una especie de vivero de extremistas? José María Irujo y Javier Jordán creen que no. «Es cierto que, fuera de aquí, se piensa que Granada es un lugar en el que hay muchos radicales islamistas. Esa imagen existe, pero los núcleos verdaderamente importantes, como se ha demostrado, estaban en Madrid o en Almería. Lo que ha habido aquí tiene más que ver con lazos familiares y de amistad entre determinadas personas», concluye Javier Jordán.
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