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La rehabilitación de Abrantes culmina la próxima semana
Las mejoras del palacio del XVII se inauguran en diciembre, y han sacado a la luz el pasado medieval del edificio
ÁNGELES PEÑALVER/GRANADA
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La próxima semana concluye la restauración de la fachada del Palacio de Abrantes, construido en el siglo XVI. Por fin desaparecerá el andamiaje tras ocho meses de intervención, pero gracias a estos arreglos se ha corroborado el origen medieval del edificio. Cuando se realizó el estudio previo a las obras se formuló la hipótesis de que en la construcción existían elementos preexistentes de época nazarí. Esto se debe a su situación próxima a la alhóndiga Yidida o Corral del Carbón, que en la época nazarí se conocía como barrio del Darro, considerado como el mejor sitio de la ciudad, donde discurrían -antes de la llegada de los cristianos- antiguas casas que configuraban un paisaje idílico de huertas y jardines. Hoy la construcción se localiza en la céntrica placeta de Tovar, en la intersección de la calle Reyes Católicos con Gran Vía.
Y efectivamente las obras han revelado que el enclave renacentista se levanta sobre una edificación medieval preexistente. Según la asociación Nueva Acrópolis -que tiene su sede este palacio- uno de los muros interiores corresponde a una construcción anterior de origen nazarí y se encuentran también unas columnas de mármol que se podrían haber conservado de la estructura primitiva.
No obstante, el arquitecto del proyecto, Javier Gallego Roca, es más cauteloso y señala que el pasado medieval del edificio es indiscutible, si bien habría que estudiar con más precisión si los restos corresponden al periodo nazarí.
El presupuesto del proyecto ha sido de unos 180.000 euros y la financiación ha corrido a cargo del Plan Urban -que gestiona el Ayuntamiento de Granada con fondos de la Unión Europea para la restauración de edificios históricos- y de los propietarios privados del edificio: la Sociedad Anónima Merlín.
Javier Gallego Roca ha trabajado junto a un equipo multidisciplinar de estudiantes, restauradores de la Universidad de Granada y artesanos que han realizado un amplio estudio que descubre algunas de las vicisitudes por las que pasó este edificio desde su construcción hasta nuestros días.
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Javier Gallego Roca señala que, una vez se ha finalizado la primera fase, en una segunda intervención se ha planteado el estudio y recuperación de la antigua fachada del edificio (siglo XVI), que actualmente se encuentra en el interior de éste, ya que la portada recién restaurada corresponde a una ampliación del palacio del siglo XIX. «No se debe hacer una política de conservación solamente de las fachadas, sino también de los interiores. Y esto se debe reflejar en toda la ciudad, nuestra cultura de conservación es más rica si se ponen en valor los interiores», explica Gallego Roca.
Uno de los detalles más importantes del Palacio de Abrantes corresponde a su arco gótico, el único que se conserva en Granada en un edificio civil y que se encuentra afectado por el mal de la piedra. Abrantes se levantó a principios del XVI por Francisco de Bobadilla -capitán de las Guardas de los Reyes Católicos- y su esposa, María de Peñalosa. El edificio sufre su primera reforma en el siglo XVII y posteriormente en el siglo XIX. Se realizan entonces unas obras de ampliación del inmueble, y se construyó una segunda fachada por delante de la primera. Se trasladó a la portada el arco gótico que adornaba el exterior original, donde aún se observan los escudos de armas de las familias Bobadilla y Peñalosa.