«El consumo de cánnabis es una tradición española» Una droga bien colocada
El investigador cree que esta droga goza de una buena imagen en la sociedad y aboga por reorientar las campañas antidroga La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción y la Junta publican un estudio sobre los fumadores de porros andaluces que aboga por reorientar las políticas antidroga El cánnabis disfruta de una imagen de producto amable, joven e incluso ecologista
I. G. INES GALLASTEGUI FOTOS:/GRANADA
IDEAL
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LIBRO TESTIMONIOS
F Título: El consumo prolongado de cánnabis. Pautas, tendencias y consecuencias.
F Autores: Juan F. Gamella y María Luis Jiménez Rodrigo.
F Editan: Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. Comisionado para la Droga de la Junta de Andalucía.
F Tirada: 3.000 ejemplares. ¯¿Tu consumo de cánnabis te ha causado alguna vez problemas en los estudios?:
¯«Faltar a clase por pereza o dejar de leer o estudiar. Después de comer, fumas un porro y no vas a clase» (Ruth, 26 años, estudiante universitaria).
¯«Me expulsaron del instituto» (David, 18 años, instalador de redes informáticas).
¯…problemas en el trabajo?:
¯«Falta de rendimiento y olvido de alguna tarea», (Santiago, 27 años, militar).
¯«No enterarme de lo que me decían» (Mauricio, 21 años, estudiante).
¯«Hace años, un médico me advirtió que se había enterado que yo fumaba y que no permitiría que trabajase con él» (Rafael, 47 años, médico).
¯…problemas con tu familia?:
¯«Fui a casa demasiado ciega, me pillaron y me echaron la bronca del siglo» (Montse, 15 años, estudiante de ESO).
¯«Mi madre que todo lo mira, a veces ha encontrado indicios y hemos discutido. Yo la quiero convencer de que fume para dormir mejor» (María Dolores, 41 años, profesora de EGB).
¯«Mis padres se creían que yo era yonqui porque venía con los ojos coloraos e hinchados» (Ana María, 17 años, ayudante de automoción y estudiante de Graduado Escolar).
¯…problemas en tus relaciones personales?:
¯«Ruptura con mi última pareja» (Alfonso, 22 años, estudiante universitario y vigilante de seguridad).
«Distanciamiento social y confusión» (Emilio, 21 años, estudiante de COU).
¯…problemas económicos?:
¯«Gastar mucho dinero y pagar una multa de 53.000 pesetas» (Pablo, 22 años, estudiante).
¯«A veces me gasto mucho dinero en fumar y no me queda para otras cosas: comida, fotocopias…» (Tomás, 22 años, estudiante universitario).
¯…problemas de salud?:
¯«Taquicardias» (Anabel, 22 años, estudiante universitaria).
¯«Paranoias» (Silvio, 39 años, enfermero).
¯«Estados depresivos, malestar conmigo misma, crisis de angustia e ideas de suicidio» (Carmela, 23 años, estudiante de doctorado y acompañante de autobús escolar).
¯…problemas con la Policía?:
¯«El típico cacheo» (Nadia, 27 años, estudiante de doctorado).
¯«Robando en Zara me pillaron y me llevó la Policía a comisaría. La china (500 pesetas) que llevaba en el bolsillo me la comí y en el coche me entró una risa nerviosa constante, con el abogado también. 24 horas de arresto». (Noelia, 20 años, estudiante de Bachillerato y camarera).
¯«Tres veces en prisión por llevar hachís. Una vez con un cuarto y otra vez con 140 kilos» (Juan María, 47 años, en centro de rehabilitación).
¯¿Alguna vez te has sentido enganchado al cánnabis?:
¯«Fumo mucho. Si estoy en casa, cada 2 o 3 horas me fumo un porro» (María Dolores, 41 años, profesora de EGB).
¯«Sentía ansiedad, inseguridad, duda, impersonalidad, locura». (Pablo, 22 años, estudiante).
¯«Cuando llega la noche y no tengo porros me da ansiedad y tomo tila» (Anabel, 22 años, estudiante universitaria).
¯¿Crees que el cánnabis puede influir en tu conducta sexual?:
¯«No, porque si tienes ganas de follar, las tienes con cánnabis o sin él» (Montse, 15 años, estudiante de ESO).
¯«Si se consume mucho baja la líbido» (Beatriz, 45 años, trabajadora social).
¯¿Cuáles crees que son los aspectos atractivos o positivos del cánnabis?:
¯«Me relaja cuando estoy estresada» (Margarita, 28 años, expendedora).
¯«Desinhibe y fomenta la risa y la conversación» (Daniel, 23 años, en paro).
¯«Hace que me sienta feliz cuando no lo soy» (María Victoria, 25 años, estudiante universitaria).
¯«Me hace flotar» (Elvira, 26 años, limpiadora y estudiante).
«Es bueno para el cáncer» (Ismael, 15 años, estudiante de ESO).
¯«Es más sano que cualquier otra droga, incluido el tabaco y el alcohol» (Agustín, 28 años, estudiante universitario).
¯¿Cuáles crees que son los inconvenientes o aspectos negativos del cánnabis?:
¯«Si se abusa destroza la mente, la alegría y deja a la persona en un estado apático profundo» (Cristóbal, 23 años, estudiante de FP).
¯«Pérdida de capacidad cerebral» (Francis, 21 años, estudiante universitario y bailarín en discotecas).
¯«Incapacidad para relacionarme con los demás» (Rosalía, 28 años, encuestadora y camarera).
¯¿Por qué dejaste el cánnabis:
¯«Por experiencias negativas: crisis de ansiedad» (Alejandro, 26 años, asesor jurídico).
¯«Me hacía sentirme inseguro, pasivo, poco activo, descentrado» (Álvaro, 23 años, estudiante universitario).
Tan normal como el cubata, pero ilegal
HOY el cánnabis tiene entre nosotros un rostro brillante, amable y atractivo, un rostro creativo, estudiantil, juvenil; pero si continúa su expansión y se consolida su carácter multigeneracional y su amplio acceso, puede asociarse también con el fracaso profesional y familiar, el desarraigo… y convertirse en droga de sin techo, parados y, tristemente, enfermos mentales». Ésta es una de las conclusiones del primer estudio sobre consumidores veteranos de cánnabis en España, realizado por dos investigadores de la Universidad de Granada, que acaba de ser publicado por la Fundación de Ayuda para la Drogadicción y la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía.
En El consumo prolongado de cánnabis. Pautas, tendencias y consecuencias, el profesor de Antropología Juan Gamella y la investigadora María Luisa Jiménez llegan a conclusiones controvertidas sobre el uso de cánnabis. Así, destacan que los «usuarios expertos» no comparten ni «la imagen insensata y feliz que quieren vender los proselitistas del cáñamo como panacea» ni los anuncios de «degradación física y moral» que realizan muchas campañas institucionales.
Para abordar su estudio, los investigadores contactaron en las cuatro provincias de Andalucía oriental con 204 consumidores habituales de cánnabis, a los que aplicaron cuestionarios y entrevistas en profundidad, algunos de los cuales aparecen publicados en el libro. Se trata de hombres y mujeres de 16 a 50 años, «de muy distinta extracción social, ocupación e ingresos»: estudiantes, parados, obreros, profesionales, empresarios, reclusos y personas en tratamiento de desintoxicación. Los investigadores organizaron grupos de discusión entre usuarios y realizaron una «observación participante en contextos de venta y consumo de cánnabis».
Entre los encuestados, la edad media de inicio en el consumo de cánnabis es de 16 años y llevan, por término medio, 8,3 años de consumo. Suele tratarse de un consumo social, con amigos (40%) o con la pareja (18%). A mayor edad, más porros solitarios. En cuanto a la frecuencia, dos tercios fuman petas a diario.
El estudio destaca la estrecha relación entre el consumo de cánnabis y el de otras drogas. Así, la gran mayoría de los encuestados fuma o ha fumado tabaco y bebe alcohol regularmente. «En muchas ocasiones, el uso de cánnabis es también recreativo y festivo». Muchos fuman porros, igual que beben copas, como «facilitador social».
A la hora de valorar la relación entre el cáñamo y el tabaco, hay que tener en cuenta que el porro -es decir, la mezcla de hachís o maría con tabaco en un cigarro liado- es la vía mayoritaria de consumo de cánnabis. Muy por detrás quedan otros usos, como los cigarros de marihuana sola, las pipas, secas o de agua, los pasteles y otros alimentos elaborados con la droga, y las cervezas e infusiones.
Teoría de la escalada
Los consumidores prolongados de cánnabis también son, en mayor medida, usuarios de cocaína y drogas de diseño. Otra cosa distinta es el caballo. «La heroína ha sido importante para el grupo de los nacidos en los años cincuenta y sesenta, pero apenas para los adolescentes y veinteañeros actuales», apunta el estudio, y ni siquiera los jóvenes «más abiertos a la experimentación» con estupefacientes quieren probar la heroína. Los autores ponen en duda la «teoría de la escalada», es decir, la idea de que uno de los mayores peligros de los porros radica en que son un «peldaño necesario para el consumo de drogas más problemáticas».
Entre los motivos para fumar, los participantes alegan las propiedades calmantes y relajantes del cánnabis, una droga «placentera y alegre» que produce sentimientos de bienestar, euforia y sociabilidad. Muchos usuarios aseguran que «amplifica la percepción de los sentidos», por lo que ayuda a disfrutar más del sexo, el cine o la música. También provoca sequedad en la boca, sed, hambre y ataques de risa.
Paranoias y olvidos
Pero la cara amable tiene su cruz. Los fumadores regulares de porros se quejan de sufrir taquicardias, problemas respiratorios, dolores de pecho y de garganta, somnolencia y, con menos frecuencia, parálisis locales y reacciones alérgicas.
En el ámbito mental y anímico, esta droga produce apatía, pasividad y pereza. También aislamiento e incomunicación, lo que contradice su carácter de droga social. El 80% destaca que provoca pérdida de memoria, lo que se manifiesta en olvidos, despistes, incapacidad para recordar cosas y relacionar ideas. Los menos describen haber padecido obsesiones, paranoias, crisis de angustia e ideas de suicidio.
Un 18% de los consumidores veteranos de cánnabis reconoce haber participado, bajo los efectos de esta droga, en prácticas sexuales arriesgadas, como el coito sin preservativo o con desconocidos. Un alto número admite haber conducido después de fumar porros. Pero son infrecuentes las conductas violentas.
Los fumetas veteranos destacan que los efectos dependen de la dosis: es muy importante «aprender» a fumar cánnabis. Así, a dosis bajas tiene efectos sedantes y euforizantes, pero a medida que se va aumentando la dosis «produce euforia y una distorsión o elevación perceptiva que puede llegar a ser alucinatoria».
Cultivo casero
Los investigadores se detienen en un fenómeno que experimenta un auténtico boom: el cultivo casero. «Más del 40% ha cultivado cánnabis en alguna ocasión y el 12% fuma sobre todo de su propia cosecha». Estos agricultores obtienen los conocimientos necesarios para cuidar su cáñamo en libros, revistas, webs, asociaciones o alguna de las 150 growshops -tiendas especializadas en semillas- que existen en España. -En el libro sostiene que el hachís tiene buena imagen entre los jóvenes. Incluso mejor que el tabaco…
-Sí. Sobre todo entre los jóvenes varones, va teniendo peor fama el tabaco, se considera una droga más dañina para la salud, que engancha más: mucha gente quiere dejarlo y no puede, mientras que en el cánnabis es muy común dejar de consumirlo. También se ve peor un poco por rebeldía: el cánnabis es una droga muy asequible, pero sigue habiendo una prohibición, multas… así se le dota de una identidad rebelde y eso actúa como promoción indirecta. La gente ve una total hipocresía en que el Estado se beneficie de los impuestos del tabaco y no quiera aumentar los precios (para no incrementar la inflación) sabiendo que es un producto adictivo, venenoso y muy maligno a largo plazo. El cánnabis se ve incluso compatible con una postura verde, ecológica, ya que no es industrial, frente a las tabacaleras.
-¿Cuál es ahora mismo la situación legal del cánnabis?
-El consumo en sí mismo no ha sido nunca delito. No lo es formalmente desde las reformas legales de 1983, pero antes ya no lo era por la jurisprudencia del Tribunal Supremo. Sin embargo poseerlo o consumirlo en público es una falta por la que te pueden sancionar. La Ley Corcuera se aplica: la Policía registra continuamente a jóvenes y si llevan pequeñas cantidades de cánnabis les pone una multa de 300 euros. Si la quieren evitar tienen que solicitar tratamiento de desintoxicación.
-¿Y qué le parece?
-Mi opinión personal es que habría que establecer un sistema más parecido al holandés, aunque no se permitiera la venta libre. El consumo de cánnabis es una tradición española en la que ya participan tres generaciones: a lo mejor hay un millón o un millón y medio de consumidores regulares. La mejor forma de enfrentarse a un cambio cultural como éste no es sacar la ley penal y pegar martillazos, sino intentar crear acuerdos, regularlo y establecer prioridades.
-Todo el mundo es consciente de que el cánnabis no es tan adictivo ni tan peligroso como la heroína. Pero eso no significa que sea inocuo, ¿no?
-No hay nada inocuo, ni siquiera el agua; hay gente que se muere por consumir agua: 16 litros es la dosis letal. En el cánnabis no se conoce cuál es la dosis letal, pero eso no quiere decir que sea inocuo, en absoluto. El humo que sale de un porro tiene tantos o más factores cancerígenos que el de un cigarrillo, y aunque se fuman muchos menos porros que cigarrillos, el humo se mantiene más tiempo en los pulmones y el filtro no es el mismo. Luego hay gente psicológicamente vulnerable: probablemente son muy pocos, pero cuando una droga se extiende tanto… El cánnabis hay que aprender a fumarlo. Es una droga potente con una forma de administración muy intensa y tiene sus riesgos. Hay variedades alucinógenas, con un alto contenido de THC. Te guste o no te guste la marihuana, estarás de acuerdo en que no es bueno que la gente la consuma con 15 años. Hay que proteger a los adolescentes, tiene que haber las regulaciones necesarias.
-En el libro hay críticas a la hipocresía de las autoridades hacia el consumo de cánnabis. ¿Por qué?
-El cánnabis es una cosa muy atractiva. Ha fallado la utilización política de la prevención. Si tú te gastas recursos en hablar de droga en los colegios y aumenta a lo largo de todos los noventa el consumo de la principal droga ilegal… A lo mejor de lo que se trata no es de que haya menos gente que la pruebe, sino de que haya menos gente que tenga problemas por usarla. La gente ha ido construyendo una representación social de la heroína y no la quiere tocar. Con el cánnabis ha ocurrido lo contrario: nadie tiene poder para engañar a la gente constantemente sobre algo sobre lo que tanta gente tiene experiencia. Hay que seguir educando y formando y dando información fidedigna, pero no propaganda
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