Una progresiva pérdida de biodiversidad y la transformación de los hábitats complejos en simples es ya una evidencia en las ciudades, según la tesis “El efecto de la antropización en los sistemas naturales del área metropolitana de Granada: el gradiente rural-urbano, realizada por Francisco Tarragona Gómez y dirigida por los profesores José Luis Rosúa Campos y José Antonio Hódar Correa, del departamento de Botánica de la Universidad de Granada.
Según el autor de la tesis, Francisco Tarragona, “el paisaje en torno a las ciudades está condicionado por la presencia humana y el uso que se hace del territorio, dando lugar a un gradiente que va desde lo rural a lo urbano”.
Los espacios humanizados como la vega, alamedas y olivares, junto a galería de río, alcanzan los valores máximos para densidad, riqueza y diversidad de plantas y aves, y, ha decir del autor de la tesis, “estos indicadores deberán ser tenidos en cuenta para el futuro diseño del uso del territorio, para mantener la diversidad biológica en dicha zona”.
Para mantener una línea conservacionista integral, se proponen en este trabajo de investigación dos herramientas posibles: “las figuras de parque agrícola y forestal y de corredor verde, la primera aplicable a los hábitats de vega y la segunda a los sistemas fluviales del Área Metropolitana de Granada (AMG). Una gestión sistémica del territorio protegido estaría enfocada al restablecimiento de la conectividad natural que aportan los ríos entre la Sierra Nevada y las vegas de Granada y Loja”.
En cuanto a los hábitats urbanos, siempre según Francisco Torres, “la gestión debe pasar por una ampliación y mejora de las zonas verdes para satisfacer las demandas de ocio y recreo de la población y mantener la biodiversidad. La mejora del paisaje urbano basada en el uso de la información ecológica como una herramienta integral en la planificación urbana del hábitat, posibilitaría una gestión del territorio más coherente con el desarrollo sostenible en la ciudad, y a mayor escala en el AMG”.
De los resultados de esta tesis podría materializarse el diseño de una unidad didáctica de Biodiversidad urbana para que los ciudadanos “aprendan a valorar los problemas ambientales y adquieran un compromiso personal y colectivo con el medio ambiente.”
Según Francisco Tarragona Gómez, “el gradiente rural-urbano se ha estudiado en el Área Metropolitana de Granada caracterizando veinticinco hábitats distribuidos en cinco franjas, que representan los diferentes grados de influencia del proceso de urbanización. En estos hábitats se ha cuantificado la estructura del hábitat, abundancia, riqueza, y diversidad para la vegetación y la avifauna. La estructura del hábitat muestra que el porcentaje de territorio cubierto por cemento, muy elevado en los hábitats urbanos, disminuye hacia los hábitats rurales, mientras que la presencia de rocas y suelo desnudo aumentan, así como la cobertura arbórea. Sin embargo, los valores máximos de cobertura arbórea se encuentran en lugares humanizados como alamedas, pinares y jardines”.
Por otra parte, en el estudio de la vegetación se aprecia un gradiente, o variación, en los parámetros de riqueza y diversidad, que decrece desde los hábitats rurales a los urbanos, alcanzando los mayores valores en cada franja los hábitats fluviales. Algunos hábitats humanizados como los olivares, presentan valores más altos que los naturales, como los encinares. Los valores máximos del gradiente aparecen en la vega. La razón de los elevados valores de diversidad en los hábitats humanizados es la gran cantidad de especies, muchas de ellas exóticas, usadas en los jardines y en los cultivos.
“Para la avifauna –asegura el autor de la tesis– la abundancia presenta un descenso progresivo desde los hábitats urbanos a los rurales, alcanzando los valores máximos en la vega; en cambio, la riqueza y diversidad presentan un patrón inverso a la abundancia, con un incremento desde los hábitats urbanos a los rurales, los valores máximos en riqueza de nuevo aparecen en la vega, alameda y olivar. También hay una relación directa entre la riqueza y diversidad de aves y la cobertura de vegetación arbórea, ya que es ésta la que más contribuye a incrementar la complejidad del medio”.
Para Francisco Tarragona, “el hecho de que un nivel moderado de desarrollo incremente la diversidad de especies puede dar lugar a conclusiones erróneas si se usan solamente medidas demasiado sintéticas de diversidad, tales como riqueza total o índices de diversidad. Los niveles moderados de desarrollo incrementan la diversidad, pero el incremento resulta de la adición de especies ampliamente distribuidas, generalistas, invasoras o introducidas, a expensas de las especies especialistas de los ecosistemas mediterráneos”.
Para más información: Prof. Francisco Tarragona Gómez.
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