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Mapas para gestionar el ruido
Mapas sonoros. En 2006 comenzarán a instalarse los instrumentos fijos que medirán el ruido en Granada. Estas medidas formarán parte del mapa del ruido que está confeccionando la Universidad
g. h.
GRAN VÍA. Esta arteria es una de las más ruidosas de la ciudad, según las mediciones tomadas por los científicos.
I. GARCÍA
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Granada. El ruido es uno de los efectos colaterales del desarrollo urbanístico y uno de los principales problemas para el 43 por ciento de los andaluces, según una encuesta de 2004. Diversos estudios muestran que la exposición prolongada a la contaminación acústica puede provocar problemas de salud, tanto físicos (hipertensión, insomnio, crisis cardiacas) como psicológicos.
Uno de los tópicos de Granada es decir que es la ciudad más ruidosa de Andalucía. Lo cierto es que la ciudad tiene un problema de ruido: diversas mediciones sitúan los niveles sonoros de zonas como la Gran Vía (en la madrugada de un fin de semana) en niveles que superan los 70 decibelios, cuando la Organización Mundial de la Salud pone como límite saludable los 55 para la noche. Para atajar este problema, el Ayuntamiento firmó en 2004 un convenio con la Universidad de Granada para realizar el mapa sonoro de la ciudad.
El mapa sonoro es la principal herramienta que establece la normativa europea para controlar los niveles de contaminación acústica en las ciudades. Este instrumento ha de cumplir unos criterios científicos comunes en todos los países. Jerónimo Vida es investigador de la Unidad de Acústica Física y Ambiental de la UGR y coordinador del mapa sonoro de la ciudad, un proyecto dirigido por Diego Pablo Ruiz Padillo y en el que trabajan las investigadoras Susana Serrano y Otilia Herrera. Vida explica que en este año que termina han recopilado datos de la ciudad como los flujos de tráfico pormenorizados por calles, el número de viviendas y los habitantes en cada una de ellas, entre otros.
Estas medidas, que no tenía el Ayuntamiento, forman parte de la información que necesita el costoso programa informático adquirido para confeccionar el mapa sonoro. A partir de los datos experimentales, el ordenador realiza un modelo, una estimación de los niveles de ruido de la ciudad. Por eso las mediciones tienen que ser lo más precisas posible, ya que hacen que el modelo funcione mejor.
Junto a las medidas objetivas del ruido, a la postre una cualidad física que se mide de forma científica con instrumentos denominados sonómetros, los investigadores granadinos están realizando una encuesta para medir los efectos subjetivos del ruido, es decir, la impresión personal de los afectados. Este estudio, que completará al mapa del ruido, es novedoso en Andalucía.
En principio, las encuestas se limitan a la zona de actuación del mapa sonoro, que se circunscribe al territorio dentro del Plan Albaicín (el centro histórico), aunque en el futuro se ampliarán a otros distritos siguiendo la extensión del mapa sonoro anunciado en diciembre. Este trabajo está dentro de las actuaciones del plan Agenda 21 de Granada.
La idea es relacionar la percepción de los ciudadanos de cada zona con el valor objetivo del ruido en ese mismo terreno, explica Vida. Los científicos tardaron más de 6 meses en confeccionar la encuesta: No es tan fácil como preguntarle a alguien si le molesta el ruido o no. Se trata de ver cómo, cuándo, en qué medida le molesta y relacionarlo con las situaciones personales o la satisfacción con el barrio donde se vive, argumenta. Si el estado de ánimo influye en la percepción del ruido, la edad también lo hace: según la citada encuesta, el ruido es un problema para el 38 por ciento de los menores de 30 años, mientras que el porcentaje se eleva al 52 por ciento entre los mayores de 60.
Para Jerónimo Vida es imprescindible la colaboración ciudadana para recopilar datos veraces que ajusten el mapa sonoro a la realidad de la ciudad. Los investigadores sólo han recogido 98 encuestas de las 440 que distribuyeron en el Distrito Sagrario-Centro, lo que constituye una tasa de respuesta ciudadana muy baja. Ahora están inmersos en el estudio de la zona del Camino de Ronda. Según estas encuestas, el tráfico es uno de los problemas prioritarios para los habitantes del centro (en el reciente Granabarómetro aparecía quinto en importancia), y las motocicletas, a pesar de su presencia menor en el tráfico, son consideradas como la principal fuente de molestia.
En cuanto al año que empieza, Vida destaca que en 2006 comenzarán a instalarse los sonómetros fijos en puntos estratégicos de la ciudad. Dado que la norma exige que estas mediciones se tomen a una altura de 4 metros, estos caros aparatos se ubicarán, probablemente, en fachadas de edificios oficiales o en zonas donde ya se han situado cámaras para vigilar el tráfico. Las mediciones realizadas en 2005 sirven también para seleccionar las zonas donde ubicar estos instrumentos.
Los sonómetros tomarán medidas diarias del ruido, que serán utilizadas inmediatamente por el programa informático para afinar sus estimaciones. Se conseguirá así, según Vida, que el mapa sonoro no sea una foto fija del ruido en la ciudad, sino que sea dinámico. Granada, que no tiene la obligación de aplicar este sistema por tener menos de 250.000 habitantes, podrá utilizar este novedoso instrumento para, según Vida, ajustar su crecimiento urbanístico (ver el gráfico superior), a criterios más sostenibles, saludables, y, sobre todo, menos ruidosos.