La Universidad vigilará muy de cerca las buenas maneras entre su personal

– La Universidad vigilará muy de cerca las buenas maneras entre su personal.

El inspector de servicios estudia si se abre expediente a los dos profesores que se enfrentaron en Educación y en Derecho otro caso llegó a los juzgados.

No es generalizado. Pasa como en casa de todo buen vecino. Son algunas de las argumentaciones que se escuchan cada vez que se mencionan los problemas en las relaciones interpersonales en la Universidad de Granada (UGR). No obstante, en este nuevo mandato en la institución universitaria se quieren cambiar un poco los comportamientos y las actuaciones fuera de lugar. Nada más llegar al Rectorado, Francisco González Lodeiro, se encontró con el problema de la Facultad de Ciencias de la Educación en el que dos profesores se enfrentaron, según se contó en el despacho que ambos comparten.

Lo que ocurrió -día 10 de enero- no ha quedado en saco roto y el rector no tiene intención que sea así. El inspector de servicios ya ha recibido informes del decano del centro y del director del departamento de Didáctica y Organización Escolar. El inspector está estudiando qué es lo que realmente ocurrió y el procedimiento sigue abierto.

Después de estudiar el caso, si es necesario actuará un instructor y si se requiere incluso se abrirá expediente. La pelea entre el profesor y la profesora puede tener sus consecuencias. El tiempo que se tardará en llevar a cabo todos los trámites que requieren estas situaciones no está estipulado. Si bien, el inspector estudiará detenidamente qué es lo que realmente sucedió.

Programa específico

El caso de la Facultad de Ciencias de la Educación no ha sido el único en la Universidad de Granada. Tampoco significa que haya problemas todos los días en los centros universitarios. Dicen que son puntuales y casos muy aislados. También es cierto que cada caso tiene unas consecuencias y la raíz de los problemas es variopinta. En la Facultad de Derecho, por ejemplo, el año pasado también hubo problemas y al final los protagonistas acabaron en los juzgados.

Sea como fuere, el rector de la institución universitaria granadina explica que «vamos a estar muy atentos» a este tipo de enfrentamientos. El Rectorado, parece ser que no volverá la cara para otro lado cuando se planteen problemas de este tipo.

El nuevo vicerrectorado de Calidad Ambiental, Bienestar y Deporte será el que se encargue directamente de que mejoren las relaciones interpersonales entre los empleados de la Universidad granadina. Su responsable, Pedro Espinosa, se ha marcado como reto mejorar las relaciones entre los compañeros. Se desarrollará un programa específico para evitar esos conflictos. Los nuevos mandatarios universitarios no quieren peleas.
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José Luis Chicharro

– José Luis Chicharro

Vuelve a la docencia y a la investigación histórica el profesor José Luis Chicharro Chamorro que, durante casi diecisiete años ha sido eficaz y brillante director del Museo Provincial de Jaén. Su labor, al frente de dicha institución, se ha desarrollado en dos etapas: la primera desde octubre de 1989 hasta septiembre de 1992 y la segunda entre marzo de 1994 y enero de 2008. A la cabeza de un equipo de excelentes profesionales, el Dr. Chicharro Chamorro ha dado un gran impulso al Museo. Lo ha hecho más abierto, más didáctico y lo ha dotado de los mejores equipamientos. Sus colecciones se han enriquecido considerablemente. Un museo tiene mucho de almacén, de sitio donde se guardan sus fondos, pero para Chicharro el Museo Provincial es una institución viva, puesta disposición del pueblo, para forjar la cultura. En su puesto de responsabilidad el hasta ahora director ha trabajado con gran intensidad y mucho cariño. Ha sido un valedor esencial para incorporar al Museo obras de arte que tenía que estar en Jaén.

A José Chicharro Chamorro hay que agradecerle su trabajo bien hecho, sus desvelos permanentes, su espíritu de superación y de perfeccionamiento. Su tesis doctoral fue precisamente sobre el Museo y ahí ha quedado su espléndido libro El Museo Provincial de Jaén, 1846-1984, editado conjuntamente por el Instituto de Estudios Giennenses y la Junta de Andalucía. En el prólogo, escrito por su maestro, el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada, Juan C. Gay Armenteros, viene de decir: «No creo descubrir nada si pongo de manifiesto que Chicharro ha hecho del Museo algo vivo, útil, hermoso. Un foco de cultura que vive de la cultura y sirve a la cultura, sin limitaciones ni pequeñeces».

José Luis Chicharro vuelve a la enseñanza de la Historia y el Arte en el Instituto Santísima Trinidad, de Baeza, para volcar sus experiencias y conocimientos en el ámbito de la docencia. Seguirá ahí, en el ancho campo de la cultura, para hacer una prometedora siembra de sus apretados saberes y sus hermosas experiencias. En Jaén le recordaremos siempre como el buen director que ha sido del Museo y como la excelente persona que es. Sus incontables amigos le vamos a echar de menos. Baeza, su pueblo, al que ha dedicado muchos de sus trabajos y una espléndida guía artística, le recibe para una nueva etapa de su vida como profesor. Aunque se haya alejado un poco de la capital tendremos siempre la cercanía de la obra que deja entre nosotros.

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Mayores solos, en Baleares

– Mayores solos, en Baleares
La Comunidad Autónoma de Baleares es la que registra un mayor número de personas mayores que viven solas. Y es que más del 22% de las personas mayores de 65 años que residen en Baleares lo hacen sin compañía, según un estudio elaborado por la Universidad de Granada que compara la situación de Andalucía con el resto de comunidades.

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Mapa genético contra la obesidad

– Mapa genético contra la obesidad.

La alimentación de la madre antes y durante el embarazo, así como determinadas patologías, como la diabetes gestacional, parecen estar implicados en el desarrollo de la obesidad de sus hijos. El trabajo de la investigadora Cristina Campoy Folgoso, profesora de Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, se encamina en esta línea. «Queremos averiguar si algunas de estas situaciones modifican la genética del bebé y hacen que tenga más riesgo de padecer obesidad», explica esta doctora. Campoy, que trabaja en esta materia desde hace dos años, será la primera investigadora que estudie este comportamiento genético en humanos, ya que hasta ahora los estudios sólo se habían desarrollado en animales. Tiene hasta 2010 para completar su proyecto. Ya han reclutado a las 120 mujeres que participarán en la investigación. Les harán revisiones y toma de muestras a las 20, 24 y 34 semanas de gestación; en el parto, a la semana del parto y a los uno, tres y seis meses después del alumbramiento. A los niños les harán pruebas nada más nacer, a la semana y a los 3, 6, 9, 12 y 18 meses. «Ya sabemos que los niños que nacen con poco peso y los que lo hacen con mucho tienen más riesgos de ser obesos», aclara Campoy. La clave está en que esos niños se han desarrollado con un desequilibrio de nutrientes. Al nacer, el número y tamaño de sus células aumenta de manera más rápida de lo normal. La etapa fetal y el primer año de vida son claves en la programación de su futuro desarrollo, aunque sin olvidar la nutrición.

DATOS

Investigador principal Cristina Campoy Folgoso w Financiación 249.536 1 w colaboradores Hospital Clínico de Granada, Laboratorios Lorgen, Dpto. Farmacología de la UGR, CSIC y Univ. de Barcelona. w Futuro Saber qué marcadores genéticos determinan que los niños vayan a padecer obesidad.

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Nace ‘DáderWeb’, ayuda para el seguimiento farmacoterapéutico

– Nace DáderWeb, ayuda para el seguimiento farmacoterapéutico.

El Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada, impulsor del Programa Dáder de seguimiento farmacoterapéutico (SFT), ha presentado oficialmente DáderWeb (www.daderweb.es), una nueva aplicación on line gratuita para facilitar el trabajo y la comunicación de todos los profesionales implicados en el ejercicio de esta actividad asistencial.
CF 04/02/2008
Para acceder a esta aplicación, de cuyos trabajos previos ya informó este periódico, tan sólo hay que trabajar en algún servicio de farmacia (botica, hospital, centro de primaria, etc.) donde se realice seguimiento a los pacientes.

DáderWeb dispone por el momento de seis módulos (se prevé su ampliación a nueve) a través de los cuales el profesional podrá encontrar recursos para documentar y comunicar sus intervenciones farmacéuticas, potenciar el contacto con otros profesionales, resolver casos clí­nicos y obtener recursos bibliográficos para el seguimiento.
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La Reserva Federal pide consejo a la Universidad de Granada

– La Reserva Federal pide consejo a la Universidad de Granada.

El decano de Económicas asesorará al organismo financiero de EEUU.

En un momento especialmente delicado para la economía mundial, Santiago Carbó (Gandía, Valencia, 1966), ha sido invitado por uno de los grandes templos económicos, la Reserva Federal de Estados Unidos. Desde su sede de Chicago, está llamado a realizar diferentes tareas de investigación y asesoría durante seis meses, en los que Carbó trabajará en cuestiones relacionadas con la evolución del sistema bancario internacional, la actual crisis crediticia y el creciente clima de incertidumbre que arrastran la economía y a los mercados financieros internacionales en la actualidad.

Se trata de un reto muy tentador, comenta Carbó sentado en su despacho de decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada. Acepté el proyecto al final del verano, pero los acontecimientos relacionados con la economía lo han hecho mucho más atractivo, reconoce, en alusión a la importante recesión económica que está experimentando desde hace meses Estados Unidos.

En opinión de Carbó, la crisis que padece el país norteamericano es una clara consecuencia de los préstamos hipotecarios de alto riesgo, ya que la bonanza económica del país llevó a los bancos a conceder hipotecas a personas en las que existía un riesgo muy grande de que no pudieran pagarlas. Cuando esta situación se ha dado, los pisos ya valían un 30% y hasta un 40% menos, lo que supone una crisis significativa, explica Carbó, sin olvidar el hecho de que se llegaron a emitir muchos títulos de propiedad que en la actualidad no se saben donde están, lo que está acentuando una situación ya de por sí negativa.

Carbó, que es catedrático de Análisis Económico, considera que, aunque se hayan encendido las alarmas, en España el riesgo es bastante menor, ya que este modelo hipotecario ha sido muy minoritario entre los bancos que operan en nuestro país. Sin embargo, lo que ocurre en el mercado estadounidense siempre se acaba reflejando en la economía del resto del mundo, lo que el decano explica con un ejemplo muy claro: La economía mundial en la actualidad es una gran autopista. Si alguien sufre un accidente todos vamos a ir más despacio. No va a librarse nadie. Ahora Europa entra en un periodo de desaceleración por lo que ha ocurrido en Estados Unidos.

Carbó advierte, además, de que hay que ser conscientes de que la fortaleza económica de España reside en el hecho de que invierte en todo el mundo, lo que provocará que también se vea afectada, tarde o temprano, aunque el país no vaya a tener un papel protagonista en la desaceleración económica mundial.

Por el contrario, considera que en la economía española todavía no se han producido signos claros de recesión, aunque la incertidumbre es muy grande. Según el catedrático, esto ha propiciado que todavía no hayamos notado la crisis, porque aún no ha llegado, a pesar de los últimos ocho meses que no han sido nada buenos para el mercado inmobiliario, que tiene una gran repercusión en la economía española, sentencia.

Regresando a la colaboración que Carbó va a prestar en Estados Unidos, el analista explica que la Reserva Federal es el sistema bancario central del país norteamericano. Para un español, su equivalente sería el Banco Central Europeo, que es responsable de la marcación del Euribor. Es una institución cuyas decisiones tienen una trascendencia mundial, lo que, reconoce, constituyó una de las razones principales para que aceptara la propuesta de colaboración y asesoría de la institución norteamericana , después de participar en diferentes congresos y conferencias sobre las relaciones bancarias.

No será, por tanto, la primera incursión profesional de Santiago Carbó en Estados Unidos, un país en que el decano de Económicas y Empresariales ha sido profesor y en donde ha impartido seminarios en varios bancos de la propia Reserva Federal, así como en universidades como las de Nueva York, Boston, Indiana o Florida, además de las de Alberta (Canadá), Leuven (Bélgica) o Warwich (Reino Unido).
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¿Quién da más?

– ¿Quién da más?

Zapatero y Rajoy intentan romper el equilibrio electoral con una cascada de promesas.

´Veinte años no es nada, pero cinco semanas pueden resultar eternas. Faltan exactamente treinta y cinco días para unas elecciones generales que se presentan más inciertas que nunca y la imaginación ya no da para predecir cuántas promesas destaparán aún los principales partidos en su intento de seducir al escéptico electorado español. Un esfuerzo sin demasiadas posibilidades de éxito. Datos del Centro de Investigaciones Sociológicas publicados hace poco más de un año describen a un ciudadano descreído, insensible ante esa oferta de un mundo feliz que les presentan sus líderes políticos al módico precio de un voto.

La referencia aparece en el estudio número 2671 del CIS, con fecha del 15 de enero del 2007: entonces, sólo el 13% de los encuestados se mostró de acuerdo en algún grado cuando se les presentó la afirmación de que «los diputados y senadores se esfuerzan en cumplir las promesas que han hecho durante las elecciones». Nada extraño a la vista de otro índice de descreimiento desvelado, también por el CIS, justo un año antes. En este caso, los partidos ocuparon el último lugar de una clasificación de instituciones elaborada según de la confianza que merecían a los encuestados. Según una escala de 0 a 10, en la que 0 significaba ninguna confianza y 10 total confianza, las formaciones políticas obtuvieron un 4,25 de nota media.

Pero, a pesar de ello, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy llevan ya tres meses enfrascados en una enconada puja para intentar cautivar a electorado. Una extenuante subasta que puede poner en dificultades a los estrategas de cada partido cuando, ya en plena campaña electoral -aún faltan 19 días para su inicio- tengan que marcar el mensaje claro y contundente de cada jornada.

Es una época de política de «saldo», según la terminología que emplean los sociólogos Paco Llera, profesor de la UPV y director del Euskobarómetro, y Josetxo Beriain, profesor de la Universidad Pública de Navarra. Aunque no existen estudios que midan el resultado de tan amplio despliegue de compromisos y promesas, todos los expertos coinciden en reducirlo a una mínima expresión. «Al final, los efectos se neutralizan», apunta Antonio M. Jaime Castillo, profesor de Sociología Electoral de la Universidad de Granada.

Empate técnico

PSOE y PP están, en cualquier caso, abocados a echar el resto. Así lo impone el mapa electoral que perfila la demoscopia en puertas ya de la cita con las urnas. Los últimos datos del CIS presentan un empate técnico, dado que la ventaja de los socialistas se sitúa por debajo de los tres puntos.

La igualdad entre los partidos más fuertes no es un fenómeno típicamente español. Con el nuevo siglo, «se ha generalizado en Australia, Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos», recuerda Lourdes López Nieto, profesora titular de Sociología Electoral de la UNED. Sin embargo, el equilibrio actual (la historia de los sondeos cuenta con errores memorables) no tiene precedentes. Hace cuatro años, los socialistas se impusieron por cinco puntos a los populares. Aquellas elecciones pusieron de manifiesto la forma en la que un acontecimiento inesperado -la masacre del 11-M- y su gestión política pueden destrozar todos los pronósticos.

En un escenario tan incierto, los analistas coinciden en señalar que el índice de afluencia de los votantes a los colegios electorales puede resultar clave. También el PSOE está persuadido de que las posibilidades de triunfo de Rodríguez Zapatero pasan por un alto porcentaje de participación, dado que el PP registra un índice de fidelidad de voto de en torno al 90%. Hace cuatro años, acudió a las urnas más del 75% del censo electoral; los socialistas ambicionan que ahora lo haga, al menos, el 70%.

Igualdad y participación obligan a los partidos a forzar la máquina en el diseño de sus programas. Y, a falta de soluciones más imaginativas, ofrecen una avalancha de promesas que muchos ciudadanos empiezan a no tomarse en serio. «Algunos ya están hartos», destaca Javier Elzo. Según el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, «una promesa hecha en el momento correcto -la campaña electoral- bien pensada y bien fundamentada puede tener un efecto en los indecisos. Pero mi opinión es que esta cascada de promesas ha perdido toda su efectividad. ¿Quién se acuerda ahora del cheque-bebé?», pregunta Elzo.

La nueva preocupación

La necesidad de conectar con los electores ha situado a la economía en el primer plano del discurso político. El barómetro del CIS que vio la luz el pasado jueves no hizo sino confirmar que ése es el asunto que más preocupa a los ciudadanos desde la segunda mitad del pasado año. La subida de los precios, el encarecimiento de las hipotecas y las malas cifras del paro sustentan esa inquietud a pesar de los esfuerzos del Gobierno en destacar la supuesta solidez económica española.

No fue así durante los tres primeros años de la legislatura. Hace doce meses, el debate se centraba en cuestiones muy diferentes que han pasado a un plano muy secundario -la ruptura de España- o han quedado al margen de la agenda política. Es el caso del 11-M, un tema intocable desde que, el pasado 30 de octubre -una vez publicada la sentencia de la Audiencia Nacional- Rajoy ordenara a los suyos que lo desterraran de la disputa. «La agenda de los partidos se marca de manera coyuntural. En realidad, los temas devienen en importantes en función de sus intereses», critica Josetxo Beriain.

Las circunstancias han forzado ahora que ese interés por la economía sea compartido. El PSOE intenta movilizar al electorado de izquierdas y ser la principal referencia para la mujer y los jóvenes con promesas de corte social -discriminación positiva, viviendas de protección oficial, ayudas al alquiler- que, en gran medida, también realiza el PP. El partido de Rajoy, igualmente interesado en captar al mismo segmento, pinta un negro panorama económico cuya responsabilidad atribuye en exclusiva al Gobierno socialista.
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¿Quién da más?

– ¿Quién da más?

Zapatero y Rajoy intentan romper el equilibrio electoral con una cascada de promesas.

´Veinte años no es nada, pero cinco semanas pueden resultar eternas. Faltan exactamente treinta y cinco días para unas elecciones generales que se presentan más inciertas que nunca y la imaginación ya no da para predecir cuántas promesas destaparán aún los principales partidos en su intento de seducir al escéptico electorado español. Un esfuerzo sin demasiadas posibilidades de éxito. Datos del Centro de Investigaciones Sociológicas publicados hace poco más de un año describen a un ciudadano descreído, insensible ante esa oferta de un mundo feliz que les presentan sus líderes políticos al módico precio de un voto.

La referencia aparece en el estudio número 2671 del CIS, con fecha del 15 de enero del 2007: entonces, sólo el 13% de los encuestados se mostró de acuerdo en algún grado cuando se les presentó la afirmación de que «los diputados y senadores se esfuerzan en cumplir las promesas que han hecho durante las elecciones». Nada extraño a la vista de otro índice de descreimiento desvelado, también por el CIS, justo un año antes. En este caso, los partidos ocuparon el último lugar de una clasificación de instituciones elaborada según de la confianza que merecían a los encuestados. Según una escala de 0 a 10, en la que 0 significaba ninguna confianza y 10 total confianza, las formaciones políticas obtuvieron un 4,25 de nota media.

Pero, a pesar de ello, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy llevan ya tres meses enfrascados en una enconada puja para intentar cautivar a electorado. Una extenuante subasta que puede poner en dificultades a los estrategas de cada partido cuando, ya en plena campaña electoral -aún faltan 19 días para su inicio- tengan que marcar el mensaje claro y contundente de cada jornada.

Es una época de política de «saldo», según la terminología que emplean los sociólogos Paco Llera, profesor de la UPV y director del Euskobarómetro, y Josetxo Beriain, profesor de la Universidad Pública de Navarra. Aunque no existen estudios que midan el resultado de tan amplio despliegue de compromisos y promesas, todos los expertos coinciden en reducirlo a una mínima expresión. «Al final, los efectos se neutralizan», apunta Antonio M. Jaime Castillo, profesor de Sociología Electoral de la Universidad de Granada.

Empate técnico

PSOE y PP están, en cualquier caso, abocados a echar el resto. Así lo impone el mapa electoral que perfila la demoscopia en puertas ya de la cita con las urnas. Los últimos datos del CIS presentan un empate técnico, dado que la ventaja de los socialistas se sitúa por debajo de los tres puntos.

La igualdad entre los partidos más fuertes no es un fenómeno típicamente español. Con el nuevo siglo, «se ha generalizado en Australia, Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos», recuerda Lourdes López Nieto, profesora titular de Sociología Electoral de la UNED. Sin embargo, el equilibrio actual (la historia de los sondeos cuenta con errores memorables) no tiene precedentes. Hace cuatro años, los socialistas se impusieron por cinco puntos a los populares. Aquellas elecciones pusieron de manifiesto la forma en la que un acontecimiento inesperado -la masacre del 11-M- y su gestión política pueden destrozar todos los pronósticos.

En un escenario tan incierto, los analistas coinciden en señalar que el índice de afluencia de los votantes a los colegios electorales puede resultar clave. También el PSOE está persuadido de que las posibilidades de triunfo de Rodríguez Zapatero pasan por un alto porcentaje de participación, dado que el PP registra un índice de fidelidad de voto de en torno al 90%. Hace cuatro años, acudió a las urnas más del 75% del censo electoral; los socialistas ambicionan que ahora lo haga, al menos, el 70%.

Igualdad y participación obligan a los partidos a forzar la máquina en el diseño de sus programas. Y, a falta de soluciones más imaginativas, ofrecen una avalancha de promesas que muchos ciudadanos empiezan a no tomarse en serio. «Algunos ya están hartos», destaca Javier Elzo. Según el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, «una promesa hecha en el momento correcto -la campaña electoral- bien pensada y bien fundamentada puede tener un efecto en los indecisos. Pero mi opinión es que esta cascada de promesas ha perdido toda su efectividad. ¿Quién se acuerda ahora del cheque-bebé?», pregunta Elzo.

La nueva preocupación

La necesidad de conectar con los electores ha situado a la economía en el primer plano del discurso político. El barómetro del CIS que vio la luz el pasado jueves no hizo sino confirmar que ése es el asunto que más preocupa a los ciudadanos desde la segunda mitad del pasado año. La subida de los precios, el encarecimiento de las hipotecas y las malas cifras del paro sustentan esa inquietud a pesar de los esfuerzos del Gobierno en destacar la supuesta solidez económica española.

No fue así durante los tres primeros años de la legislatura. Hace doce meses, el debate se centraba en cuestiones muy diferentes que han pasado a un plano muy secundario -la ruptura de España- o han quedado al margen de la agenda política. Es el caso del 11-M, un tema intocable desde que, el pasado 30 de octubre -una vez publicada la sentencia de la Audiencia Nacional- Rajoy ordenara a los suyos que lo desterraran de la disputa. «La agenda de los partidos se marca de manera coyuntural. En realidad, los temas devienen en importantes en función de sus intereses», critica Josetxo Beriain.

Las circunstancias han forzado ahora que ese interés por la economía sea compartido. El PSOE intenta movilizar al electorado de izquierdas y ser la principal referencia para la mujer y los jóvenes con promesas de corte social -discriminación positiva, viviendas de protección oficial, ayudas al alquiler- que, en gran medida, también realiza el PP. El partido de Rajoy, igualmente interesado en captar al mismo segmento, pinta un negro panorama económico cuya responsabilidad atribuye en exclusiva al Gobierno socialista.
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¿Quién da más?

– ¿Quién da más?

Zapatero y Rajoy intentan romper el equilibrio electoral con una cascada de promesas.

´Veinte años no es nada, pero cinco semanas pueden resultar eternas. Faltan exactamente treinta y cinco días para unas elecciones generales que se presentan más inciertas que nunca y la imaginación ya no da para predecir cuántas promesas destaparán aún los principales partidos en su intento de seducir al escéptico electorado español. Un esfuerzo sin demasiadas posibilidades de éxito. Datos del Centro de Investigaciones Sociológicas publicados hace poco más de un año describen a un ciudadano descreído, insensible ante esa oferta de un mundo feliz que les presentan sus líderes políticos al módico precio de un voto.

La referencia aparece en el estudio número 2671 del CIS, con fecha del 15 de enero del 2007: entonces, sólo el 13% de los encuestados se mostró de acuerdo en algún grado cuando se les presentó la afirmación de que «los diputados y senadores se esfuerzan en cumplir las promesas que han hecho durante las elecciones». Nada extraño a la vista de otro índice de descreimiento desvelado, también por el CIS, justo un año antes. En este caso, los partidos ocuparon el último lugar de una clasificación de instituciones elaborada según de la confianza que merecían a los encuestados. Según una escala de 0 a 10, en la que 0 significaba ninguna confianza y 10 total confianza, las formaciones políticas obtuvieron un 4,25 de nota media.

Pero, a pesar de ello, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy llevan ya tres meses enfrascados en una enconada puja para intentar cautivar a electorado. Una extenuante subasta que puede poner en dificultades a los estrategas de cada partido cuando, ya en plena campaña electoral -aún faltan 19 días para su inicio- tengan que marcar el mensaje claro y contundente de cada jornada.

Es una época de política de «saldo», según la terminología que emplean los sociólogos Paco Llera, profesor de la UPV y director del Euskobarómetro, y Josetxo Beriain, profesor de la Universidad Pública de Navarra. Aunque no existen estudios que midan el resultado de tan amplio despliegue de compromisos y promesas, todos los expertos coinciden en reducirlo a una mínima expresión. «Al final, los efectos se neutralizan», apunta Antonio M. Jaime Castillo, profesor de Sociología Electoral de la Universidad de Granada.

Empate técnico

PSOE y PP están, en cualquier caso, abocados a echar el resto. Así lo impone el mapa electoral que perfila la demoscopia en puertas ya de la cita con las urnas. Los últimos datos del CIS presentan un empate técnico, dado que la ventaja de los socialistas se sitúa por debajo de los tres puntos.

La igualdad entre los partidos más fuertes no es un fenómeno típicamente español. Con el nuevo siglo, «se ha generalizado en Australia, Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos», recuerda Lourdes López Nieto, profesora titular de Sociología Electoral de la UNED. Sin embargo, el equilibrio actual (la historia de los sondeos cuenta con errores memorables) no tiene precedentes. Hace cuatro años, los socialistas se impusieron por cinco puntos a los populares. Aquellas elecciones pusieron de manifiesto la forma en la que un acontecimiento inesperado -la masacre del 11-M- y su gestión política pueden destrozar todos los pronósticos.

En un escenario tan incierto, los analistas coinciden en señalar que el índice de afluencia de los votantes a los colegios electorales puede resultar clave. También el PSOE está persuadido de que las posibilidades de triunfo de Rodríguez Zapatero pasan por un alto porcentaje de participación, dado que el PP registra un índice de fidelidad de voto de en torno al 90%. Hace cuatro años, acudió a las urnas más del 75% del censo electoral; los socialistas ambicionan que ahora lo haga, al menos, el 70%.

Igualdad y participación obligan a los partidos a forzar la máquina en el diseño de sus programas. Y, a falta de soluciones más imaginativas, ofrecen una avalancha de promesas que muchos ciudadanos empiezan a no tomarse en serio. «Algunos ya están hartos», destaca Javier Elzo. Según el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, «una promesa hecha en el momento correcto -la campaña electoral- bien pensada y bien fundamentada puede tener un efecto en los indecisos. Pero mi opinión es que esta cascada de promesas ha perdido toda su efectividad. ¿Quién se acuerda ahora del cheque-bebé?», pregunta Elzo.

La nueva preocupación

La necesidad de conectar con los electores ha situado a la economía en el primer plano del discurso político. El barómetro del CIS que vio la luz el pasado jueves no hizo sino confirmar que ése es el asunto que más preocupa a los ciudadanos desde la segunda mitad del pasado año. La subida de los precios, el encarecimiento de las hipotecas y las malas cifras del paro sustentan esa inquietud a pesar de los esfuerzos del Gobierno en destacar la supuesta solidez económica española.

No fue así durante los tres primeros años de la legislatura. Hace doce meses, el debate se centraba en cuestiones muy diferentes que han pasado a un plano muy secundario -la ruptura de España- o han quedado al margen de la agenda política. Es el caso del 11-M, un tema intocable desde que, el pasado 30 de octubre -una vez publicada la sentencia de la Audiencia Nacional- Rajoy ordenara a los suyos que lo desterraran de la disputa. «La agenda de los partidos se marca de manera coyuntural. En realidad, los temas devienen en importantes en función de sus intereses», critica Josetxo Beriain.

Las circunstancias han forzado ahora que ese interés por la economía sea compartido. El PSOE intenta movilizar al electorado de izquierdas y ser la principal referencia para la mujer y los jóvenes con promesas de corte social -discriminación positiva, viviendas de protección oficial, ayudas al alquiler- que, en gran medida, también realiza el PP. El partido de Rajoy, igualmente interesado en captar al mismo segmento, pinta un negro panorama económico cuya responsabilidad atribuye en exclusiva al Gobierno socialista.
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¿Quién da más?

– ¿Quién da más?

Zapatero y Rajoy intentan romper el equilibrio electoral con una cascada de promesas.

´Veinte años no es nada, pero cinco semanas pueden resultar eternas. Faltan exactamente treinta y cinco días para unas elecciones generales que se presentan más inciertas que nunca y la imaginación ya no da para predecir cuántas promesas destaparán aún los principales partidos en su intento de seducir al escéptico electorado español. Un esfuerzo sin demasiadas posibilidades de éxito. Datos del Centro de Investigaciones Sociológicas publicados hace poco más de un año describen a un ciudadano descreído, insensible ante esa oferta de un mundo feliz que les presentan sus líderes políticos al módico precio de un voto.

La referencia aparece en el estudio número 2671 del CIS, con fecha del 15 de enero del 2007: entonces, sólo el 13% de los encuestados se mostró de acuerdo en algún grado cuando se les presentó la afirmación de que «los diputados y senadores se esfuerzan en cumplir las promesas que han hecho durante las elecciones». Nada extraño a la vista de otro índice de descreimiento desvelado, también por el CIS, justo un año antes. En este caso, los partidos ocuparon el último lugar de una clasificación de instituciones elaborada según de la confianza que merecían a los encuestados. Según una escala de 0 a 10, en la que 0 significaba ninguna confianza y 10 total confianza, las formaciones políticas obtuvieron un 4,25 de nota media.

Pero, a pesar de ello, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy llevan ya tres meses enfrascados en una enconada puja para intentar cautivar a electorado. Una extenuante subasta que puede poner en dificultades a los estrategas de cada partido cuando, ya en plena campaña electoral -aún faltan 19 días para su inicio- tengan que marcar el mensaje claro y contundente de cada jornada.

Es una época de política de «saldo», según la terminología que emplean los sociólogos Paco Llera, profesor de la UPV y director del Euskobarómetro, y Josetxo Beriain, profesor de la Universidad Pública de Navarra. Aunque no existen estudios que midan el resultado de tan amplio despliegue de compromisos y promesas, todos los expertos coinciden en reducirlo a una mínima expresión. «Al final, los efectos se neutralizan», apunta Antonio M. Jaime Castillo, profesor de Sociología Electoral de la Universidad de Granada.

Empate técnico

PSOE y PP están, en cualquier caso, abocados a echar el resto. Así lo impone el mapa electoral que perfila la demoscopia en puertas ya de la cita con las urnas. Los últimos datos del CIS presentan un empate técnico, dado que la ventaja de los socialistas se sitúa por debajo de los tres puntos.

La igualdad entre los partidos más fuertes no es un fenómeno típicamente español. Con el nuevo siglo, «se ha generalizado en Australia, Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos», recuerda Lourdes López Nieto, profesora titular de Sociología Electoral de la UNED. Sin embargo, el equilibrio actual (la historia de los sondeos cuenta con errores memorables) no tiene precedentes. Hace cuatro años, los socialistas se impusieron por cinco puntos a los populares. Aquellas elecciones pusieron de manifiesto la forma en la que un acontecimiento inesperado -la masacre del 11-M- y su gestión política pueden destrozar todos los pronósticos.

En un escenario tan incierto, los analistas coinciden en señalar que el índice de afluencia de los votantes a los colegios electorales puede resultar clave. También el PSOE está persuadido de que las posibilidades de triunfo de Rodríguez Zapatero pasan por un alto porcentaje de participación, dado que el PP registra un índice de fidelidad de voto de en torno al 90%. Hace cuatro años, acudió a las urnas más del 75% del censo electoral; los socialistas ambicionan que ahora lo haga, al menos, el 70%.

Igualdad y participación obligan a los partidos a forzar la máquina en el diseño de sus programas. Y, a falta de soluciones más imaginativas, ofrecen una avalancha de promesas que muchos ciudadanos empiezan a no tomarse en serio. «Algunos ya están hartos», destaca Javier Elzo. Según el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, «una promesa hecha en el momento correcto -la campaña electoral- bien pensada y bien fundamentada puede tener un efecto en los indecisos. Pero mi opinión es que esta cascada de promesas ha perdido toda su efectividad. ¿Quién se acuerda ahora del cheque-bebé?», pregunta Elzo.

La nueva preocupación

La necesidad de conectar con los electores ha situado a la economía en el primer plano del discurso político. El barómetro del CIS que vio la luz el pasado jueves no hizo sino confirmar que ése es el asunto que más preocupa a los ciudadanos desde la segunda mitad del pasado año. La subida de los precios, el encarecimiento de las hipotecas y las malas cifras del paro sustentan esa inquietud a pesar de los esfuerzos del Gobierno en destacar la supuesta solidez económica española.

No fue así durante los tres primeros años de la legislatura. Hace doce meses, el debate se centraba en cuestiones muy diferentes que han pasado a un plano muy secundario -la ruptura de España- o han quedado al margen de la agenda política. Es el caso del 11-M, un tema intocable desde que, el pasado 30 de octubre -una vez publicada la sentencia de la Audiencia Nacional- Rajoy ordenara a los suyos que lo desterraran de la disputa. «La agenda de los partidos se marca de manera coyuntural. En realidad, los temas devienen en importantes en función de sus intereses», critica Josetxo Beriain.

Las circunstancias han forzado ahora que ese interés por la economía sea compartido. El PSOE intenta movilizar al electorado de izquierdas y ser la principal referencia para la mujer y los jóvenes con promesas de corte social -discriminación positiva, viviendas de protección oficial, ayudas al alquiler- que, en gran medida, también realiza el PP. El partido de Rajoy, igualmente interesado en captar al mismo segmento, pinta un negro panorama económico cuya responsabilidad atribuye en exclusiva al Gobierno socialista.
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El SAS indemniza sólo con 3.000 euros a una paciente a la que dejó una aguja en el corazón

– El SAS indemniza sólo con 3.000 euros a una paciente a la que dejó una aguja en el corazón.

La mujer fue operada en 2004 por una insuficiencia cardiaca y le dejaron dentro material de sutura · Salud asume la negligencia y el daño psíquico pero no el físico y moral · La afectada pide 180.300 euros.

La granadina E. P. J., de 59 años, vive desde marzo de 2004 con una aguja en el corazón. Un fallo humano en una operación hizo que los médicos se dejaran una pequeña aguja de sutura en el pericardio, la membrana que envuelve el corazón.

La Consejería de Salud ha reconocido la negligencia pero sólo le ha concedido una indemnización de 3.000 euros. Una cantidad que se otorga para reparar el daño producido pero que ha sido considerada por la afectada como insuficiente teniendo en cuenta el riesgo de vivir con una aguja en el corazón. Por eso, ha interpuesto un recurso ante la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJA. La paciente pide 180.000 euros.

Para comprender la entidad del daño basta con ponernos en su situación y pensar cómo viviríamos con una aguja en el corazón, con el permanente miedo y tensión, señala su abogado, José Miguel Castillo-Calvín.

Los hechos se remontan a febrero de 2003, cuando la mujer es diagnosticada de una insuficiencia mitral moderada-severa. Según el historial médico incorporado a la reclamación de responsabilidad patrimonial de la administración pública, iniciada en 2005, en marzo de 2004 se somete a una operación en el servicio de Cirugía Cardiovascular del Virgen de las Nieves. Operación que terminó con éxito. Ocho días más tarde recibió el alta.

Desde entonces no ha parado su periplo por médicos ni las dolencias cardiológicas. Sólo tres días después de recibir el alta fue a Urgencias con dolor en el hombro que le justificaron como normal tras una operación tan delicada.

Tras una primera revisión en abril de 2004, en la que no se vio nada raro, la paciente, aún con dolores y malestar, acudió en mayo a Urgencias del Hospital de la Axarquía -en Málaga-, donde, con dolor torácico punzante, le realizan pruebas radiológicas en las que se evidencia imagen curvilínea de densidad metálica en localización de aurículo derecha. La aguja de sutura.

El médico que la operó estudia de nuevo el caso y le explica que la única solución es la cirugía, pero que resulta muy arriesgado intervenirla de nuevo, por lo que se desaconseja. Pero le aseguran que la existencia de la aguja no conlleva peligro para su vida.

La realidad de la paciente es bien distinta ya que el dolor sigue en aumento y comienza con las crisis de ansiedad, insomnio y miedo a realizar una vida normal porque la aguja se le pueda clavar.

Los especialistas aseguran que ese dolor no está relacionado con la aguja pero la verdad es que no han sabido buscarle una causa.

El expediente de resolución del SAS (2007) reconoce negligencia médica al dejarse la aguja, olvido del que culpan al personal, que no contó bien el material tras la operación y considera los efectos psíquicos que ha causado en la paciente, que fue tratada por un psicólogo de trastorno por estrés postraumático.

Incluso un informe del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Granada corrobora la tesis de la deficiencia asistencial, que puede causar complicaciones muy graves como taponamiento cardiaco.

El SAS reconoce e ingresa 3.149,60 euros a la paciente por el daño psíquico ya que no existe daño físico cierto y actual acreditado. Distinto es el daño físico futurible y la Administración no es responsable de daños que aún no se han producido y que los médicos no contemplan, explica el informe.

La paciente espera ahora que el recurso le dé la razón.
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Ciencia en las vitrinas

– Ciencia en las vitrinas.

Más de 1.800 instrumentos componen el Inventario del Patrimonio Tecnológico e Industrial de la UGR

Las primeras radiografías de España las hizo en mayo de 1897 en Granada el catedrático de Farmacia Bernabé Dorronsoro. La mano en rayos X de su mujer, los tubos con los que hizo la máquina que generaba corriente o la correspondencia directa que mantuvo con su descubridor aparecen ahora en el Inventario de instrumentos científicos y técnicos del Patrimonio de la Universidad de Granada, un catálogo que reúne 1.871 piezas y que supone la primera piedra de un ingente trabajo que no ha hecho más que empezar.

Para Rafael García de la Mata, uno de sus autores, es imposible restaurar ni cuidar el patrimonio de la universidad si no sabemos lo que hay. El caso de la desaparición de la rotativa del Patria demuestra que este trabajo es útil. Del diario granadino aparecen inventariados otros muchos objetos con la finalidad de que no vuelvan a perderse, como una linotipia o una máquina de fotograbado.

Auténticas joyas como un telescopio ecuatorial Mailhat, un receptor de radio construido en el año 1911, una máquina de escribir Yost o un proyector de diapositivas componen sólo una pequeña parte del amplio catálogo que incluye fotografías y una completa ficha de cada objeto.

De la Mata es autor junto a Jesús Sánchez Tallón y la supervisión de Miguel Giménez Yanguas y Ramón Gago Bohórquez del catálogo que nació como idea en el 2003 pero que hasta el 2006 no se puso en marcha. Entre la multitud de instrumentos, destacan los que provienen de la Facultad de Farmacia, casi novecientas piezas, entre tubos de ensayo, probetas o termómetros. Todo gracias al catedrático y profesor emérito de la Universidad de Granada Jesús Thomas, hoy ya jubilado, quien se preocupó de que no se perdieran. Pero no es la única.

La Facultad de Ciencias, el Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales, el Observatorio de Cartuja o la Facultad de Biblioteconomía y Documentación han aportado los valiosos instrumentos que forman parte de la historia de la universidad granadina y que tiene como protagonistas a piezas tan curiosas como morteros, máscaras anti gas, aspiradores de mucosidad, una caja de pasteles Goya o prensas de aceite. Objetos que en algunos casos no tiene ni el propio fabricante y que en otros son auténticas piezas originales puesto que fueron creadas tras la Guerra Civil, cuando no había nada y las facultades se convertían en talleres autónomos.

Una de las más curiosas es la protagonizada por un teléfono Ader que comenzó en el despacho del rector Ruiz Rico y terminó, veinte años después, en el despacho de Elena Sánchez. Muchas piezas se han salvado gracias a Yanguas y Gago. El primer teléfono Ader está aquí… Ellos en su momento lo encontraron en el rastro de Madrid, porque muchas piezas se vendían en mercadillos y después de veinte años volvió a aparecer, cuenta García de la Mata.

Instrumentos con más de cien años de vida entre los que se han encontrado algunas sorpresas. Por ejemplo, un microscopio Zsigmondi bastante raro; o una colección de 3.500 negativos de exposiciones solares del Laboratorio de Cartuja. Una colección fuera de serie son las lámparas de proyección para didáctica de los alumnos de Física y Química que comenzaron siendo de carburo y luego de carbón, y daban unos chispazos tremendos.

La extraordinaria labor del Taller de Restauración del Patrimonio ha conseguido no sólo saber qué es cada cosa, si no de dónde vienen, su estado de conservación o el fabricante…, algo de lo que al principio no estábamos muy seguros.

Sin embargo, explica el autor, no es más que el principio, cada vez que se investigue saldrá algo nuevo. Una vez que se termine se tendrá conciencia de la bastísima colección que hay y del cuidado que hay que tener con ella. La colección de Dorronsoro es sólo una muestra. Están las placas de vidrio originales, hay un pájaro radiografiado o el programa de su asignatura….

El siguiente paso sería comenzar a restaurar los instrumentos que están en peor estado de conservación. Estamos intentando, afirma De la Mata, poner todas las colecciones en valor, que todo sea susceptible de ser expuesto en un buen estado. Todo lo que hay es restaurable y se puede volver a poner en un estado digno. Una de las piezas que más lo necesitaría es una máquina de vapor de la azucarera de Granada.

Lo próximo será inventariar instrumentos de biomedicina o astrología para completar el inmenso legado patrimonial de la Universidad de Granada.
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