El cambio en las lluvias influye más que el calor en la disminución de nieve

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76461 El repliegue de la nieve hacia cotas más elevadas en el Parque Nacional de Sierra Nevada ha conllevado efectos importantes en los ecosistemas de la zona y en la presencia del agua. Por ejemplo, se ha observado que ciertas especies de flora que se desarrollaban en temperaturas bajas o que necesitan nieve han migrado hacia lugares más elevados donde han podido encontrar mejores condiciones. Sin embargo, la causa no parece estar exclusivamente en el cambio reciente del régimen de temperaturas.

 

Un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Granada y Córdoba, financiado por la Fundación Biodiversidad y que se presentó ayer en la Universidad de Córdoba, ha logrado determinar que esta disminución de la presencia de nieve en las cumbres penibéticas está más asociada a la forma y frecuencia en la que nieva que en la evolución de temperaturas hacia valores más extremos.

Un equipo de investigadores del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada. Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve.

El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático. Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio). Con estos informes, el IPCC dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponilidad de comida. Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en el entorno del parque nacional. En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas. «Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y, en algún punto, incluso hemos tenido que transportar el material con mulos», apunta el investigador Javier Herrero Lantarón, de la UGR, durante la presentación.

Las observaciones en esas cuatro décadas mostraron que la presencia de nieve decrecía en zonas con cotas superiores a 1.200 metros. También se apreciaron tendencias medias decrecientes en cuanto a la precipitación anual general (4 milímetros) y de nieve en particular (1,3 milímetros). «Se pierde algo más de un día al año de ocurrencia de precipitación como media», ha señalado María José Polo. El proceso del cambio de régimen de precipitaciones ha pasado a ser más acentuado en la última década.

Por su parte, los valores máximos y mínimos de temperatura se extremaron ligeramente. La temperatura máxima ascendió en el periodo de estudio en 0,04 grados y la mínima cayó 0,01 grados. El resultado fue un incremento en la media de 0,02 grados. Las conclusiones del estudio apuntan «a una mayor influencia de la modificación del régimen de precipitación sobre la presencia de nieve, y no tanto al cambio del régimen térmico en general». Se podría pensar que el incremento de temperaturas ayuda a evaporar directamente la nieve, pero no es así, es más, las lluvias y nevadas son más torrenciales.

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Investigadores de Córdoba y de Granada estudian el efecto del cambio global en el parque nacional de Sierra Nevada

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76461 El repliegue de la nieve hacia cotas más elevadas en el Parque Nacional de Sierra Nevada ha conllevado efectos importantes en los ecosistemas de la zona y en la presencia del agua. Por ejemplo, se ha observado que ciertas especies de flora que se desarrollaban en temperaturas bajas o que necesitan nieve han migrado hacia lugares más elevados donde han podido encontrar mejores condiciones. Sin embargo, la causa no parece estar exclusivamente en el cambio reciente del régimen de temperaturas. Un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Córdoba y de Granada, financiado por la Fundación Biodiversidad, ha logrado determinar que esta disminución de la presencia de nieve en las cumbres penibéticas está más asociada a la forma y frecuencia en la que nieva que en la evolución de temperaturas hacia valores más extremos.

 

El equipo de investigadores del grupo de Dinámica Fluvial e Hidrología del Insituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada. Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve.

El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático. Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (Ipccpor sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio). Con estos informes, el Ipcc dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponilidad de comida. Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) en el entorno del parque nacional. En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas. «Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y en algún punto, incluso hemos tenido que transportar incluso el material con mulos», ha apuntado Javier Herrero Lantarón, de la Universidad de Granada.

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El cambio en las precipitaciones ha influido más que el calor en la disminución de nieve en Sierra Nevada

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76461 Un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Granada y Córdoba, financiado por la Fundación Biodiversidad, ha logrado determinar que la disminución de la presencia de nieve en las cotas más elevadas del Parque Nacional de Sierra Nevada, que ha conllevado efectos importantes en el ecosistema, está más asociada a la forma y frecuencia en la que nieva que en la evolución de temperaturas hacia valores más extremos.
CÓRDOBA, 5 (EUROPA PRESS)
Un equipo de investigadores del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada.
Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve. El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático.
Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio).
Con estos informes, el IPCC dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponibilidad de comida.
Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en el entorno del parque nacional.
En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas.
«Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y, en algún punto, incluso hemos tenido que transportar el material con mulos», ha apuntado el investigador Javier Herrero Lantarón, de la Universidad de Granada, durante la presentación, que ha tenido lugar en Córdoba.
PRECIPITACIÓN Y TEMPERATURA
Las observaciones en esas cuatro décadas mostraron que la presencia de nieve decrecía en zonas con cotas superiores a 1.200 metros. También se apreciaron tendencias medias decrecientes en cuanto a la precipitación anual general (4 milímetros) y de nieve en particular (1,3 milímetros).
«Se pierde algo más de un día al año de ocurrencia de precipitación como media», ha señalado María José Polo. El proceso del cambio de régimen de precipitaciones ha pasado a ser más acentuado en la última década.
Por su parte, los valores máximos y mínimos de temperatura se extremaron ligeramente. La temperatura máxima ascendió en el periodo de estudio en 0,04 grados y la mínima cayó 0,01 grados. El resultado fue un incremento en la media de 0,02 grados.
Las conclusiones del estudio apuntan «a una mayor influencia de la modificación del régimen de precipitación sobre la presencia de nieve, y no tanto al cambio del régimen térmico en general».
Se podría pensar que el incremento de temperaturas ayuda a evaporar directamente la nieve, pero no es así. Más bien, las lluvias y nevadas son más torrenciales, lo que afecta en última instancia a la capacidad del terreno para retener el agua.
COMPARACIÓN CON LOS DATOS DEL IPCC
Con respecto a la comparación de los modelos el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas y las observaciones meteorológicas, los científicos de las universidades de Córdoba y de Granada han observado «una representación insuficiente de las variables meteorológicas».
Las previsiones sobreestimaron un 12,5% en la disminución anual media de precipitación y algo más del 11% del aumento de la temperatura media. No ocurrió ni lo uno ni lo otro.
Para solventar estas diferencias, los investigadores han puesto en marcha un proceso de corrección de los resultados de precipitación y temperatura simuladas.
«Se han puesto de manifiesto las dificultades existentes a la hora de proyectar dichos escenarios en la región», han concluido.
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76461 Un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Granada y Córdoba, financiado por la Fundación Biodiversidad, ha logrado determinar que la disminución de la presencia de nieve en las cotas más elevadas del Parque Nacional de Sierra Nevada, que ha conllevado efectos importantes en el ecosistema, está más asociada a la forma y frecuencia en la que nieva que en la evolución de temperaturas hacia valores más extremos.

 

Un equipo de investigadores del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada.

Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve. El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático.

Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio).

Con estos informes, el IPCC dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponibilidad de comida.

Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en el entorno del parque nacional.

En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas.

«Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y, en algún punto, incluso hemos tenido que transportar el material con mulos», ha apuntado el investigador Javier Herrero Lantarón, de la Universidad de Granada, durante la presentación, que ha tenido lugar en Córdoba.

PRECIPITACIÓN Y TEMPERATURA

Relacionadas

Las observaciones en esas cuatro décadas mostraron que la presencia de nieve decrecía en zonas con cotas superiores a 1.200 metros. También se apreciaron tendencias medias decrecientes en cuanto a la precipitación anual general (4 milímetros) y de nieve en particular (1,3 milímetros).

«Se pierde algo más de un día al año de ocurrencia de precipitación como media», ha señalado María José Polo. El proceso del cambio de régimen de precipitaciones ha pasado a ser más acentuado en la última década.

Por su parte, los valores máximos y mínimos de temperatura se extremaron ligeramente. La temperatura máxima ascendió en el periodo de estudio en 0,04 grados y la mínima cayó 0,01 grados. El resultado fue un incremento en la media de 0,02 grados.

Las conclusiones del estudio apuntan «a una mayor influencia de la modificación del régimen de precipitación sobre la presencia de nieve, y no tanto al cambio del régimen térmico en general».

Se podría pensar que el incremento de temperaturas ayuda a evaporar directamente la nieve, pero no es así. Más bien, las lluvias y nevadas son más torrenciales, lo que afecta en última instancia a la capacidad del terreno para retener el agua.

COMPARACIÓN CON LOS DATOS DEL IPCC

Con respecto a la comparación de los modelos el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas y las observaciones meteorológicas, los científicos de las universidades de Córdoba y de Granada han observado «una representación insuficiente de las variables meteorológicas».

Las previsiones sobreestimaron un 12,5% en la disminución anual media de precipitación y algo más del 11% del aumento de la temperatura media. No ocurrió ni lo uno ni lo otro.

Para solventar estas diferencias, los investigadores han puesto en marcha un proceso de corrección de los resultados de precipitación y temperatura simuladas.

«Se han puesto de manifiesto las dificultades existentes a la hora de proyectar dichos escenarios en la región», han concluido.

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76461 El repliegue de la nieve hacia cotas más elevadas en el Parque Nacional de Sierra Nevada ha conllevado efectos importantes en los ecosistemas de la zona y en la presencia del agua. Por ejemplo, se ha observado que ciertas especies de flora que se desarrollaban en temperaturas bajas o que necesitan nieve han migrado hacia lugares más elevados donde han podido encontrar mejores condiciones. Sin embargo, la causa no parece estar exclusivamente en el cambio reciente del régimen de temperaturas.

 

Un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Granada y Córdoba, financiado por la Fundación Biodiversidad y que se ha presentado esta mañana en la Universidad de Córdoba, ha logrado determinar que esta disminución de la presencia de nieve en las cumbres penibéticas está más asociada a la forma y frecuencia en la que nieva que en la evolución de temperaturas hacia valores más extremos.

Un equipo de investigadores del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada. Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve.

El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático. Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio). Con estos informes, el IPCC dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponilidad de comida.

Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en el entorno del parque nacional. En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas. «Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y, en algún punto, incluso hemos tenido que transportar el material con mulos», ha apuntado el investigador Javier Herrero Lantarón, de la Universidad de Granada, durante la presentación.

Precipitación y temperatura
Las observaciones en esas cuatro décadas mostraron que la presencia de nieve decrecía en zonas con cotas superiores a 1.200 metros. También se apreciaron tendencias medias decrecientes en cuanto a la precipitación anual general (4 milímetros) y de nieve en particular (1,3 milímetros). «Se pierde algo más de un día al año de ocurrencia de precipitación como media», ha señalado María José Polo. El proceso del cambio de régimen de precipitaciones ha pasado a ser más acentuado en la última década.

Por su parte, los valores máximos y mínimos de temperatura se extremaron ligeramente. La temperatura máxima ascendió en el periodo de estudio en 0,04 grados y la mínima cayó 0,01 grados. El resultado fue un incremento en la media de 0,02 grados. Las conclusiones del estudio apuntan «a una mayor influencia de la modificación del régimen de precipitación sobre la presencia de nieve, y no tanto al cambio del régimen térmico en general». Se podría pensar que el incremento de temperaturas ayuda a evaporar directamente la nieve, pero no es así. Más bien, las lluvias y nevadas son más torrenciales, lo que afecta en última instancia a la capacidad del terreno para retener el agua.

Comparación con los datos del IPCC
Con respecto a la comparación de los modelos el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas y las observaciones meteorológicas, los científicos de las universidades de Córdoba y de Granada han observado «una representación insuficiente de las variables meteorológicas». Las previsiones sobreestimaron un 12,5% en la disminución anual media de precipitación y algo más del 11% del aumento de la temperatura media. No ocurrió ni lo uno ni lo otro. Para solventar estas diferencias, los investigadores han puesto en marcha un proceso de corrección de los resultados de precipitación y temperatura simuladas. «Se han puesto de manifiesto las dificultades existentes a la hora de proyectar dichos escenarios en la región», han concluido.

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El cambio en las precipitaciones ha influido más que el calor en la disminución de nieve en Sierra Nevada

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76461 El repliegue de la nieve hacia cotas más elevadas en el Parque Nacional de Sierra Nevada ha conllevado efectos importantes en los ecosistemas de la zona y en la presencia del agua. Por ejemplo, se ha observado que ciertas especies de flora que se desarrollaban en temperaturas bajas o que necesitan nieve han migrado hacia lugares más elevados donde han podido encontrar mejores condiciones. Sin embargo, la causa no parece estar exclusivamente en el cambio reciente del régimen de temperaturas. Un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Córdoba y de Granada ha logrado determinar que esta disminución de la presencia de nieve en las cumbres penibéticas está más asociada a la forma y frecuencia en la que nieva que en la evolución de temperaturas hacia valores más extremos.

 

El equipo de investigadores del grupo de Dinámica Fluvial e Hidrología del Insituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada. Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve. El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático. Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio). Con estos informes, el IPCC dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponilidad de comida. Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) en el entorno del parque nacional. En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas. «Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y en algún punto incluso hemos tenido que transportar el material con mulos», ha apuntado Javier Herrero Lantarón, de la Universidad de Granada.

Precipitación y temperatura

Las observaciones en esas cuatro décadas mostraron que la presencia de nieve decrecía en zonas con cotas superiores a 1.200 metros. También se apreciaron tendencias medias decrecientes en cuanto a la precipitación anual general (4 milímetros) y de nieve en particular (1,3 milímetros). «Se pierde algo más de un día al año de ocurrencia de precipitación como media», ha señalado María José Polo. El proceso del cambio de régimen de precipitaciones ha pasado a ser más acentuado en la última década.

Por su parte, los valores máximos y mínimos de temperatura se extremaron ligeramente. La temperatura máxima ascendió en el periodo de estudio en 0,04 grados y la mínima cayó 0,01 grados. El resultado fue un incremento en la media de 0,02 grados. Las conclusiones del estudio apuntan «a una mayor influencia de la modificación del régimen de precipitación sobre la presencia de nieve, y no tanto al cambio del régimen térmico en general». Se podría pensar que el incremento medio de temperaturas ayuda a evaporar directamente la nieve, pero no es así. Más bien, las lluvias y nevadas son más torrenciales, lo que afecta en última instancia a la capacidad del terreno para retener el agua.

Comparación con los datos del IPCC

Con respecto a la comparación de los modelos el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas y las observaciones meteorológicas, los científicos de las universidades de Córdoba y de Granada han observado «una representación insuficiente de las variables meteorológicas». Las previsiones sobreestimaron un 12,5% en la disminución anual media de precipitación y algo más del 11% del aumento de la temperatura media. No ocurrió ni lo uno ni lo otro. Para solverntar estas diferencias, los investigadores han puesto en marcha un proceso de corrección de los resultados de precipitación y temperatura simuladas. «Se han puesto de manifiesto las dificultades existentes a la hora de proyectar dichos escenarios en la región», han resumido.

A juicio del vicerrector de Innovación, Transferencia y Campus de Excelencia de la Universidad de Córdoba, Enrique Quesada, «el estudio ha mostrado lo importante de la colaboración iniciada con la Universidad de Granada y el enorme potencial de este tipo de trabajos en el que se combinan las observaciones y el modelado hidrológico». El trabajo ha sido financiado por la Fundación Biodiversidad. Su origen estuvo en una investigación previa en 2004 en la cuenca del Guadalfeo. «De ahí surgió la necesidad de establecer un modelo sobre la nieve», ha concluido María José Polo.

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El cambio en las precipitaciones ha influido más que el calor en la disminución de nieve en Sierra Nevada

76461 Un equipo de investigadores del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada.

 

Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve. El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático.

Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio).

Con estos informes, el IPCC dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponibilidad de comida.

Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en el entorno del parque nacional.

En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas.

«Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y, en algún punto, incluso hemos tenido que transportar el material con mulos», ha apuntado el investigador Javier Herrero Lantarón, de la Universidad de Granada, durante la presentación, que ha tenido lugar en Córdoba.

PRECIPITACIÓN Y TEMPERATURA

Las observaciones en esas cuatro décadas mostraron que la presencia de nieve decrecía en zonas con cotas superiores a 1.200 metros. También se apreciaron tendencias medias decrecientes en cuanto a la precipitación anual general (4 milímetros) y de nieve en particular (1,3 milímetros).

«Se pierde algo más de un día al año de ocurrencia de precipitación como media», ha señalado María José Polo. El proceso del cambio de régimen de precipitaciones ha pasado a ser más acentuado en la última década.

Por su parte, los valores máximos y mínimos de temperatura se extremaron ligeramente. La temperatura máxima ascendió en el periodo de estudio en 0,04 grados y la mínima cayó 0,01 grados. El resultado fue un incremento en la media de 0,02 grados.

Las conclusiones del estudio apuntan «a una mayor influencia de la modificación del régimen de precipitación sobre la presencia de nieve, y no tanto al cambio del régimen térmico en general».

Se podría pensar que el incremento de temperaturas ayuda a evaporar directamente la nieve, pero no es así. Más bien, las lluvias y nevadas son más torrenciales, lo que afecta en última instancia a la capacidad del terreno para retener el agua.

COMPARACIÓN CON LOS DATOS DEL IPCC

Con respecto a la comparación de los modelos el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas y las observaciones meteorológicas, los científicos de las universidades de Córdoba y de Granada han observado «una representación insuficiente de las variables meteorológicas».

Las previsiones sobreestimaron un 12,5% en la disminución anual media de precipitación y algo más del 11% del aumento de la temperatura media. No ocurrió ni lo uno ni lo otro.

Para solventar estas diferencias, los investigadores han puesto en marcha un proceso de corrección de los resultados de precipitación y temperatura simuladas.

«Se han puesto de manifiesto las dificultades existentes a la hora de proyectar dichos escenarios en la región», han concluido.

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El cambio en las precipitaciones ha influido más que el calor en la disminución de nieve en Sierra Nevada

76461 El repliegue de la nieve hacia cotas más elevadas en el Parque Nacional de Sierra Nevada ha conllevado efectos importantes en los ecosistemas de la zona y en la presencia del agua. Por ejemplo, se ha observado que ciertas especies de flora que se desarrollaban en temperaturas bajas o que necesitan nieve han migrado hacia lugares más elevados donde han podido encontrar mejores condiciones. Sin embargo, la causa no parece estar exclusivamente en el cambio reciente del régimen de temperaturas.

 

Un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Granada y Córdoba, financiado por la Fundación Biodiversidad y que se ha presentado esta mañana en la Universidad de Córdoba, ha logrado determinar que esta disminución de la presencia de nieve en las cumbres penibéticas está más asociada a la forma y frecuencia en la que nieva que en la evolución de temperaturas hacia valores más extremos. Un equipo de investigadores del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada. Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve. El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático. Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio). Con estos informes, el IPCC dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponilidad de comida. Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en el entorno del parque nacional. En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas. «Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y, en algún punto, incluso hemos tenido que transportar el material con mulos», ha apuntado el investigador Javier Herrero Lantarón, de la Universidad de Granada, durante la presentación. Precipitación y temperatura
Las observaciones en esas cuatro décadas mostraron que la presencia de nieve decrecía en zonas con cotas superiores a 1.200 metros. También se apreciaron tendencias medias decrecientes en cuanto a la precipitación anual general (4 milímetros) y de nieve en particular (1,3 milímetros). «Se pierde algo más de un día al año de ocurrencia de precipitación como media», ha señalado María José Polo. El proceso del cambio de régimen de precipitaciones ha pasado a ser más acentuado en la última década. Por su parte, los valores máximos y mínimos de temperatura se extremaron ligeramente. La temperatura máxima ascendió en el periodo de estudio en 0,04 grados y la mínima cayó 0,01 grados. El resultado fue un incremento en la media de 0,02 grados. Las conclusiones del estudio apuntan «a una mayor influencia de la modificación del régimen de precipitación sobre la presencia de nieve, y no tanto al cambio del régimen térmico en general». Se podría pensar que el incremento de temperaturas ayuda a evaporar directamente la nieve, pero no es así. Más bien, las lluvias y nevadas son más torrenciales, lo que afecta en última instancia a la capacidad del terreno para retener el agua. COMPARACIÓN CON LOS DATOS DEL IPCC Con respecto a la comparación de los modelos el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas y las observaciones meteorológicas, los científicos de las universidades de Córdoba y de Granada han observado «una representación insuficiente de las variables meteorológicas». Las previsiones sobreestimaron un 12,5% en la disminución anual media de precipitación y algo más del 11% del aumento de la temperatura media. No ocurrió ni lo uno ni lo otro. Para solventar estas diferencias, los investigadores han puesto en marcha un proceso de corrección de los resultados de precipitación y temperatura simuladas. «Se han puesto de manifiesto las dificultades existentes a la hora de proyectar dichos escenarios en la región», han concluido.

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El cambio en las precipitaciones ha influido más que el calor en la disminución de nieve en Sierra Nevada

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76461 Un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Granada y Córdoba, financiado por la Fundación Biodiversidad, ha logrado determinar que la disminución de la presencia de nieve en las cotas más elevadas del Parque Nacional de Sierra Nevada, que ha conllevado efectos importantes en el ecosistema, está más asociada a la forma y frecuencia en la que nieva que en la evolución de temperaturas hacia valores más extremos. Ampliar foto Un equipo de investigadores del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada. Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve. El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático. Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio). Con estos informes, el IPCC dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponibilidad de comida. Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en el entorno del parque nacional. En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas. «Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y, en algún punto, incluso hemos tenido que transportar el material con mulos», ha apuntado el investigador Javier Herrero Lantarón, de la Universidad de Granada, durante la presentación, que ha tenido lugar en Córdoba. Precipitación y temperatura Las observaciones en esas cuatro décadas mostraron que la presencia de nieve decrecía en zonas con cotas superiores a 1.200 metros. También se apreciaron tendencias medias decrecientes en cuanto a la precipitación anual general (4 milímetros) y de nieve en particular (1,3 milímetros). «Se pierde algo más de un día al año de ocurrencia de precipitación como media», ha señalado María José Polo. El proceso del cambio de régimen de precipitaciones ha pasado a ser más acentuado en la última década. Por su parte, los valores máximos y mínimos de temperatura se extremaron ligeramente. La temperatura máxima ascendió en el periodo de estudio en 0,04 grados y la mínima cayó 0,01 grados. El resultado fue un incremento en la media de 0,02 grados. Las conclusiones del estudio apuntan «a una mayor influencia de la modificación del régimen de precipitación sobre la presencia de nieve, y no tanto al cambio del régimen térmico en general». Se podría pensar que el incremento de temperaturas ayuda a evaporar directamente la nieve, pero no es así. Más bien, las lluvias y nevadas son más torrenciales, lo que afecta en última instancia a la capacidad del terreno para retener el agua. Comparación con los datos del ipcc Con respecto a la comparación de los modelos el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas y las observaciones meteorológicas, los científicos de las universidades de Córdoba y de Granada han observado «una representación insuficiente de las variables meteorológicas». Las previsiones sobreestimaron un 12,5% en la disminución anual media de precipitación y algo más del 11% del aumento de la temperatura media. No ocurrió ni lo uno ni lo otro. Para solventar estas diferencias, los investigadores han puesto en marcha un proceso de corrección de los resultados de precipitación y temperatura simuladas. «Se han puesto de manifiesto las dificultades existentes a la hora de proyectar dichos escenarios en la región», han concluido.
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Abierto el plazo de inscripción para el curso “Animación Japonesa. Historia, estética y proceso de producción”

Analizará en profundidad el amplio mundo del “Anime”, desde el punto de vista histórico, estético, técnico y como fenómeno sociocultural, y se harán prácticas con software profesional

Ya está abierto el plazo de inscripción para el curso “Animación Japonesa. Historia, estética y proceso de producción”, que se celebrará en la Facultad de Bellas Artes “Alonso Cano” de la Universidad de Granadaen el mes de mayo, organizado por la Escuela Internacional de Posgrado y la Fundación General UGR – Empresa y dirigido por Antonio Horno López, profesor del Departamento de Dibujo.

De la misma manera que toda forma de arte tiene una historia, en el caso especial de la animación hay muchas historias que todavía están siendo investigadas. Una de ellas corresponde al particular modelo de la animación japonesa, conocida generalmente como “Anime”. Un poderoso fenómeno social que se ha expandido con suma rapidez a prácticamente todo el mundo (el 60% de las series de animación emitidas en el mundo son fruto de estudios japoneses).

Inevitablemente dicha expansión ha llegado a nuestro país y una evidencia de la enorme popularidad que está consiguiendo esta industria en España la encontramos en las cifras alcanzadas en el último Salón del Manga celebrado en Barcelona, con alrededor de 130.000 visitantes en un solo día. Esto se debe a que, hasta finales del siglo pasado, lo único que se conocía en nuestro país respecto al “Anime” era apenas un puñado de series televisivas, tales como Oliver y Benji, Caballeros del Zodiaco, Candy Candy o Bola de Dragón. Sin embargo, en la actualidad la situación ha cambiado asombrosamente: salones del manga prácticamente en cada ciudad, infinidad de asociaciones y festivales orientados al mundo del cine, el cómic y la animación. Eventos que han promovido la aceptación y expansión de este mercado y de la cultura japonesa.

En este curso se propone analizar profundamente el amplio mundo del “Anime”, desde el punto de vista histórico, estético, técnico y como fenómeno sociocultural. Se repasará su evolución histórica, dando a conocer los últimos descubrimientos en torno a su origen a principios del siglo XX, se estudiará la técnica y estética de las series de animación japonesa más populares de la última década, y por último se reproducirá el proceso de elaboración de un “Anime” comercial mediante una serie de prácticas con el paquete de software profesional RETAS Pro HD (Revolutionary Engineering Total Animation System), utilizado en el 90% de los estudios de animación japonesa y considerado líder en la industria del “Anime”.

  • Horario: lunes 4, 11 y 25 de mayo de 16:00 a 19:00 horas. Martes 5, 12, 26 de mayo de 16:00 a 19:00 horas. Viernes 8, 15 y 29 de mayo de 16:00 a 19:00 horas. Viernes 22 de mayo de 16:00 a 21:00 horas. Lunes 1 y martes 2 de junio de 16:00 a 19:00 horas.
  • Plazo de inscripción: del 5 de marzo al 30 de abril de 2015.
  • Fecha de realización: del 4 de mayo al 2 de junio de 2015.
  • Importe de matrícula: 60 Euros.

– Empresa. Centro de Transferencia Tecnológica. Planta 1ª. Gran Vía de Colón, 48, 18071 – Granada. Teléfono: 958 24 61 20. Correo elec: posgrados@fundacionugrempresa.es

Web: https://fundacionugrempresa.es


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El cambio en las lluvias influye más que el calor en la disminución de nieve

76461
76461 El repliegue de la nieve hacia cotas más elevadas en el Parque Nacional de Sierra Nevada ha conllevado efectos importantes en los ecosistemas de la zona y en la presencia del agua. Por ejemplo, se ha observado que ciertas especies de flora que se desarrollaban en temperaturas bajas o que necesitan nieve han migrado hacia lugares más elevados donde han podido encontrar mejores condiciones. Sin embargo, la causa no parece estar exclusivamente en el cambio reciente del régimen de temperaturas.

 

Un estudio conjunto de investigadores de las universidades de Granada y Córdoba, financiado por la Fundación Biodiversidad y que se presentó ayer en la Universidad de Córdoba, ha logrado determinar que esta disminución de la presencia de nieve en las cumbres penibéticas está más asociada a la forma y frecuencia en la que nieva que en la evolución de temperaturas hacia valores más extremos.

Un equipo de investigadores del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, dirigido por la profesora de la Universidad de Córdoba e investigadora del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3 María José Polo, ha evaluado recientemente el impacto del cambio global sobre la nieve y la hidrología de alta montaña del Parque Nacional de Sierra Nevada. Para ello, estudió las tendencias en precipitación y temperatura durante el periodo 1960-2000 y las asociadas a las variables más significativas para el análisis de la nieve.

El periodo 1960-2000 es la referencia habitual empleada en estudios de cambio climático. Además, el grupo de científicos analizó los escenarios que el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) estableció en su cuarto informe de evaluación (de 2007, el que estaba disponible al comienzo del estudio). Con estos informes, el IPCC dibuja proyecciones a futuro sobre los efectos que el cambio global puede producir en los ecosistemas, el agua o la disponilidad de comida. Estas previsiones se confrontaron con datos de las estaciones meteorológicas de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en el entorno del parque nacional. En algunos casos, como no había estaciones en lugares de gran altura o de difícil acceso, los investigadores tuvieron que establecer las suyas. «Hemos llegado a instalar dos a 2.500 metros y, en algún punto, incluso hemos tenido que transportar el material con mulos», apunta el investigador Javier Herrero Lantarón, de la UGR, durante la presentación.

Las observaciones en esas cuatro décadas mostraron que la presencia de nieve decrecía en zonas con cotas superiores a 1.200 metros. También se apreciaron tendencias medias decrecientes en cuanto a la precipitación anual general (4 milímetros) y de nieve en particular (1,3 milímetros). «Se pierde algo más de un día al año de ocurrencia de precipitación como media», ha señalado María José Polo. El proceso del cambio de régimen de precipitaciones ha pasado a ser más acentuado en la última década.

Por su parte, los valores máximos y mínimos de temperatura se extremaron ligeramente. La temperatura máxima ascendió en el periodo de estudio en 0,04 grados y la mínima cayó 0,01 grados. El resultado fue un incremento en la media de 0,02 grados. Las conclusiones del estudio apuntan «a una mayor influencia de la modificación del régimen de precipitación sobre la presencia de nieve, y no tanto al cambio del régimen térmico en general». Se podría pensar que el incremento de temperaturas ayuda a evaporar directamente la nieve, pero no es así, es más, las lluvias y nevadas son más torrenciales.

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