Policías, ladrones y ciudadanos «corrientes» tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio de la UGR

Policías, ladrones y ciudadanos «corrientes» tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio de la UGR

Una investigación realizada en las universidades de Granada y Cambridge revela que los policías y los delincuentes son más consistentes en sus valoraciones que los ciudadanos de a pie, si bien el razonamiento de los policías es más parecido al de éstos últimos que al de los ladrones. Esta información podría tener importantes implicaciones para la justicia criminal. Para llevar a cabo este trabajo, sus autoras realizaron un estudio en el que seleccionaron una muestra de 120 personas: 40 delincuentes expertos, 40 policías expertos, y 40 estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia

Una investigación realizada en la Universidad de Granada, en colaboración con la Universidad de Cambridge, ha demostrado que los policías y los ciudadanos de a pie tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones que los delincuentes, es decir, emplean razonamientos distintos al actuar, una información que podría tener importantes implicaciones para la justicia criminal.

Este trabajo ha sido realizado por Rocío García-Retamero del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la Universidad de Granada, y Mandeep K. Dhabi, del Institute of Criminology (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Para llevar a cabo este trabajo, García-Retamero y Dhami realizaron un estudio en el que seleccionaron una muestra de 120 personas, que participaron voluntariamente: 40 delincuentes, 40 policías expertos, y 40 estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia. Los policías habían trabajado para las fuerzas de seguridad durante 19,4 años de promedio y se habían centrado fundamentalmente en la investigación de casos de robo.

Los delincuentes informaron del número de robos que habían cometido (57,2 de media). Eran delincuentes convictos, que habían sido encarcelados por delito de robo sólo en una ocasión. Los estudiantes especificaron el número de veces que habían sufrido robo (sólo 0,6 ocasiones de promedio).

Algunas claves

Los participantes en la investigación –policías y delincuentes expertos, y estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia– debían estimar el peso de las claves como predictores de la probabilidad de robo en un inmueble. Algunas de estas claves eran tener el buzón de correos lleno o vacío; las luces encendidas o apagadas; el hecho de que las viviendas fueran pisos o casas, o que las plantas estuvieran más o menos cuidadas. También debían clasificarlas jerárquicamente, en función del grado en que permitieran predecir la probabilidad de éxito en el robo en dicho inmueble. Por ejemplo, para la clave «seguridad en el inmueble» se decía: «Imagine dos inmuebles: uno de ellos tiene sistema de alarma antirrobo, el otro no. ¿Hasta qué punto es más probable que roben en el inmueble sin sistema de alarma antirrobo que en el que sí lo posee?». Para emitir la respuesta, los participantes debían rodear con un círculo un valor entre cero y cien en una escala con intervalos de diez puntos. Tras ello, los participantes se clasificaban dependiendo de la estrategia utilizada.

Diferencias sustanciales

Los resultados han puesto de manifiesto que los dos grupos de expertos (ladrones y policías) muestran diferencias sustanciales en las estimaciones sobre los pesos de las claves y en la clasificación jerárquica que realizan sobre las mismas, y uno de ellos –los policías– presenta mayores similitudes con el grupo de noveles (no expertos) que el otro. Así, los policías y los participantes noveles coinciden en que el modo de acceso al inmueble es la clave de mayor poder predictivo a la hora de predecir el éxito del robo. Estas estimaciones contrastan con las que hacen los delincuentes, quienes consideran que la clave de mayor poder predictivo es si éste posee alarma antirrobo.

A pesar de las diferencias entre los grupos de expertos, éstos muestran mayor consistencia en sus respuestas que los noveles, es decir, son menos variables en sus propios juicios cuando utilizan distintos métodos para emitirlos, y son más consistentes con otros expertos de su mismo grupo.

Los resultados de este trabajo suponen, en palabras de sus autoras, “una aportación novedosa al estudio de las diferencias entre expertos y noveles, y podrían tener implicaciones importantes para la justicia criminal y los modelos de toma de decisiones”.
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Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la Universidad de Cambridge, ha demostrado que los policías y los ciudadanos de a pie tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones que los delincuentes, es decir, emplean razonamientos distintos al actuar, una información que podría tener importantes implicaciones para la justicia criminal.

Este trabajo ha sido realizado por Rocío García-Retamero del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la UGR, y Mandeep K. Dhabi, del Institute of Criminology (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Para llevar a cabo la investigación, García-Retamero y Dhami hicieron un estudio en el que seleccionaron una muestra de 120 personas, que participaron voluntariamente: 40 delincuentes, 40 policías expertos, y 40 estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia. Los policías habían trabajado para las fuerzas de seguridad durante 19,4 años de promedio y se habían centrado fundamentalmente en la investigación de casos de robo, informó la UGR en una nota.

Los delincuentes informaron del número de robos que habían cometido (57,2 de media). Eran delincuentes convictos, que habían sido encarcelados por delito de robo sólo en una ocasión. Los estudiantes especificaron el número de veces que habían sufrido robo (sólo 0,6 ocasiones de promedio).

Los participantes en la investigación –policías y delincuentes expertos y estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia– debían estimar el peso de las claves como predictores de la probabilidad de robo en un inmueble. Algunas de estas claves eran tener el buzón de correos lleno o vacío; las luces encendidas o apagadas; el hecho de que las viviendas fueran pisos o casas, o que las plantas estuvieran más o menos cuidadas.

También debían clasificarlas jerárquicamente, en función del grado en que permitieran predecir la probabilidad de éxito en el robo en dicho inmueble. Por ejemplo, para la clave «seguridad en el inmueble» se decía: «Imagine dos inmuebles: uno de ellos tiene sistema de alarma antirrobo, el otro no. ¿Hasta qué punto es más probable que roben en el inmueble sin sistema de alarma antirrobo que en el que sí lo posee?». Para emitir la respuesta, los participantes debían rodear con un círculo un valor entre cero y cien en una escala con intervalos de diez puntos. Tras ello, los participantes se clasificaban dependiendo de la estrategia utilizada.

DIFERENCIAS SUSTANCIALES

Los resultados han puesto de manifiesto que los dos grupos de expertos (ladrones y policías) muestran diferencias sustanciales en las estimaciones sobre los pesos de las claves y en la clasificación jerárquica que realizan sobre las mismas, y uno de ellos -los policías- presenta mayores similitudes con el grupo de noveles (no expertos) que el otro.

Así, los policías y los participantes noveles coinciden en que el modo de acceso al inmueble es la clave de mayor poder predictivo a la hora de predecir el éxito del robo. Estas estimaciones contrastan con las que hacen los delincuentes, quienes consideran que la clave de mayor poder predictivo es si éste posee alarma antirrobo.

A pesar de las diferencias entre los grupos de expertos, éstos muestran mayor consistencia en sus respuestas que los noveles, es decir, son menos variables en sus propios juicios cuando utilizan distintos métodos para emitirlos, y son más consistentes con otros expertos de su mismo grupo.

Los resultados de este trabajo suponen, en palabras de sus autoras, «una aportación novedosa al estudio de las diferencias entre expertos y noveles, y podrían tener implicaciones importantes para la justicia criminal y los modelos de toma de decisiones».
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Consistorio y UGR constituyen una comisión para implantar la Universidad

Consistorio y UGR constituyen una comisión para implantar la Universidad

Se trata de un proyecto desarrollado por Miguel Losada, profesor de la UGR, que va a ser el motor principal para la implantación real de la UGR en la localidad.

El alcalde, Carlos rojas, ha recibido en la Casa Consistorial a una delegación de la Universidad de Granada, presidida por su rector, Francisco González Lodeiro, con el objeto de constituir una comisión mixta que concrete las acciones a desarrollar para implantar la Universidad de Granada a través de una sede permanente en Motril.

El proyecto más relevante y de mayor envergadura es el de la creación del futuro Centro de Investigación y Postgrado, que se ubicará en Playa Granada, y que incluye un laboratorio de Ciencias y de Investigación especializado en hidrología, oceanografía y estudios de la atmósfera, además de una residencia de estudiantes, con una plantilla estable de profesorado para impartir cursos de postgrado relativos a dichas materias.

Otros temas importantes que se han abordado en la Comisión Mixta de trabajo son la creación de un Centro de Lenguas Modernas, donde se desarrollarán en un futuro cursos dirigidos tanto al estudio de lenguas extrajeras como el español dirigido a alumnos interesados en aprender nuestra lengua.

Asimismo, se ha debatido la posibilidad de implantar de forma inminente, y como primer paso, un Centro Universitario dotado con personal administrativo y docente, que sirva de enlace con la Universidad y que sea una muestra física de la apuesta y la presencia en Motril, facilitando el desarrollo de cursos de verano, cursos especializados o másters.

Para concluir, cabe destacar que la Comisión Mixta tendrá un carácter de continuidad, con la celebración de reuniones periódicas en las que se irán concretando y desarrollando todos los pasos a seguir con el único objetivo de acelerar al máximo las actuaciones que la UGR llevará a cabo en nuestra localidad.
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Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la Universidad de Cambridge, ha demostrado que los policías y los ciudadanos de a pie tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones que los delincuentes, es decir, emplean razonamientos distintos al actuar, una información que podría tener importantes implicaciones para la justicia criminal.

Este trabajo ha sido realizado por Rocío García-Retamero del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la UGR, y Mandeep K. Dhabi, del Institute of Criminology (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Para llevar a cabo la investigación, García-Retamero y Dhami hicieron un estudio en el que seleccionaron una muestra de 120 personas, que participaron voluntariamente: 40 delincuentes, 40 policías expertos, y 40 estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia. Los policías habían trabajado para las fuerzas de seguridad durante 19,4 años de promedio y se habían centrado fundamentalmente en la investigación de casos de robo, informó la UGR en una nota.

Los delincuentes informaron del número de robos que habían cometido (57,2 de media). Eran delincuentes convictos, que habían sido encarcelados por delito de robo sólo en una ocasión. Los estudiantes especificaron el número de veces que habían sufrido robo (sólo 0,6 ocasiones de promedio).

Los participantes en la investigación —policías y delincuentes expertos y estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia— debían estimar el peso de las claves como predictores de la probabilidad de robo en un inmueble. Algunas de estas claves eran tener el buzón de correos lleno o vacío; las luces encendidas o apagadas; el hecho de que las viviendas fueran pisos o casas, o que las plantas estuvieran más o menos cuidadas.

También debían clasificarlas jerárquicamente, en función del grado en que permitieran predecir la probabilidad de éxito en el robo en dicho inmueble. Por ejemplo, para la clave «seguridad en el inmueble» se decía: «Imagine dos inmuebles: uno de ellos tiene sistema de alarma antirrobo, el otro no. ¿Hasta qué punto es más probable que roben en el inmueble sin sistema de alarma antirrobo que en el que sí lo posee?». Para emitir la respuesta, los participantes debían rodear con un círculo un valor entre cero y cien en una escala con intervalos de diez puntos. Tras ello, los participantes se clasificaban dependiendo de la estrategia utilizada.

Diferencias sustanciales

Los resultados han puesto de manifiesto que los dos grupos de expertos (ladrones y policías) muestran diferencias sustanciales en las estimaciones sobre los pesos de las claves y en la clasificación jerárquica que realizan sobre las mismas, y uno de ellos -los policías- presenta mayores similitudes con el grupo de noveles (no expertos) que el otro.

Así, los policías y los participantes noveles coinciden en que el modo de acceso al inmueble es la clave de mayor poder predictivo a la hora de predecir el éxito del robo. Estas estimaciones contrastan con las que hacen los delincuentes, quienes consideran que la clave de mayor poder predictivo es si éste posee alarma antirrobo.

A pesar de las diferencias entre los grupos de expertos, éstos muestran mayor consistencia en sus respuestas que los noveles, es decir, son menos variables en sus propios juicios cuando utilizan distintos métodos para emitirlos, y son más consistentes con otros expertos de su mismo grupo.

Los resultados de este trabajo suponen, en palabras de sus autoras, «una aportación novedosa al estudio de las diferencias entre expertos y noveles, y podrían tener implicaciones importantes para la justicia criminal y los modelos de toma de decisiones».
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Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Este trabajo ha sido realizado por Rocío García-Retamero del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la UGR, y Mandeep K. Dhabi, del Institute of Criminology (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Para llevar a cabo la investigación, García-Retamero y Dhami hicieron un estudio en el que seleccionaron una muestra de 120 personas, que participaron voluntariamente: 40 delincuentes, 40 policías expertos, y 40 estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia. Los policías habían trabajado para las fuerzas de seguridad durante 19,4 años de promedio y se habían centrado fundamentalmente en la investigación de casos de robo, informó la UGR en una nota.

Los delincuentes informaron del número de robos que habían cometido (57,2 de media). Eran delincuentes convictos, que habían sido encarcelados por delito de robo sólo en una ocasión. Los estudiantes especificaron el número de veces que habían sufrido robo (sólo 0,6 ocasiones de promedio).

Los participantes en la investigación –policías y delincuentes expertos y estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia– debían estimar el peso de las claves como predictores de la probabilidad de robo en un inmueble. Algunas de estas claves eran tener el buzón de correos lleno o vacío; las luces encendidas o apagadas; el hecho de que las viviendas fueran pisos o casas, o que las plantas estuvieran más o menos cuidadas.

También debían clasificarlas jerárquicamente, en función del grado en que permitieran predecir la probabilidad de éxito en el robo en dicho inmueble. Por ejemplo, para la clave \’seguridad en el inmueble\’ se decía: \’Imagine dos inmuebles: uno de ellos tiene sistema de alarma antirrobo, el otro no. ¿Hasta qué punto es más probable que roben en el inmueble sin sistema de alarma antirrobo que en el que sí lo posee?\’. Para emitir la respuesta, los participantes debían rodear con un círculo un valor entre cero y cien en una escala con intervalos de diez puntos. Tras ello, los participantes se clasificaban dependiendo de la estrategia utilizada.

DIFERENCIAS SUSTANCIALES

Los resultados han puesto de manifiesto que los dos grupos de expertos (ladrones y policías) muestran diferencias sustanciales en las estimaciones sobre los pesos de las claves y en la clasificación jerárquica que realizan sobre las mismas, y uno de ellos -los policías- presenta mayores similitudes con el grupo de noveles (no expertos) que el otro.

Así, los policías y los participantes noveles coinciden en que el modo de acceso al inmueble es la clave de mayor poder predictivo a la hora de predecir el éxito del robo. Estas estimaciones contrastan con las que hacen los delincuentes, quienes consideran que la clave de mayor poder predictivo es si éste posee alarma antirrobo.

A pesar de las diferencias entre los grupos de expertos, éstos muestran mayor consistencia en sus respuestas que los noveles, es decir, son menos variables en sus propios juicios cuando utilizan distintos métodos para emitirlos, y son más consistentes con otros expertos de su mismo grupo.

Los resultados de este trabajo suponen, en palabras de sus autoras, \’una aportación novedosa al estudio de las diferencias entre expertos y noveles, y podrían tener implicaciones importantes para la justicia criminal y los modelos de toma de decisiones\’.

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El terremoto permitirá mejorar el conocimiento de la sismicidad de la región

El terremoto permitirá mejorar el conocimiento de la sismicidad de la región

El terremoto de esta madrugada con epicentro en el Cabo de San Vicente ha sido registrado por las estaciones sísmicas integradas en el proyecto Topo-Iberia, una investigación que persigue obtener información sobre movimientos de la superficie terrestre y la distribución de la sismicidad en la Península Ibérica y el Norte de Marruecos.

Para ello, este proyecto, en el que participan las universidades de Granada, Jaén, Cádiz y Pablo de Olavide y que está incluido dentro del programa Consolider del Ministerio de Ciencia e Innovación, se ocupa del despliegue y funcionamiento de la red sísmica y de GPS (Global Positioning System) en Andalucía, así como de la adquisición de datos geológicos de diverso tipo, que permitan evaluar la actividad tectónica más reciente y la actual en la Cordillera Bética y su entorno, como en el caso del terremoto de la pasada madrugada. En concreto, las estaciones sísmicas estudian qué ocurre en la corteza terrestre a nivel profundo, mientras que los GPS miden movimientos superficiales. El proyecto ha distribuido cuarenta estaciones sísmicas por todo el territorio español, que se irán desplazando de Sur a Norte. Además, los investigadores han buscado 26 ubicaciones permanentes para estaciones de GPS, informó la Universidad de Granada en una nota.

Con estas últimas, se persigue analizar el movimiento de la superficie terrestre, es decir, la elevación o, en su caso, el hundimiento y/o movimiento lateral que puedan sufrir los puntos del terreno seleccionados. Este desplazamiento es previsiblemente lento, del orden de un milímetro o menos por año, con lo que los efectos se observarán sólo a largo plazo. El proyecto contempla 26 estaciones permanentes de este tipo, de las cuales 9 se ubican en Andalucía. En Granada, se ha instalado una en Sierra Nevada y otra en la Sierra de Los Guájares, cerca de la costa.

PARTICIPACION ANDALUZA
Cada grupo andaluz tiene su cometido dentro del proyecto. Así, el equipo de Geodesia está integrado por investigadores de la Universidad de Jaén y del Real Observatorio de la Armada de San Fernando, que se encargan de controlar la red de GPS. Por su parte, los investigadores de las universidades de Granada, Pablo de Olavide y Cádiz se ocupan de la adquisición de todo tipo de datos geológicos, de la realización de los perfiles magneto-telúricos y todo lo relativo a sismicidad (despliegue de estaciones sísmicas y adquisición de datos). El equipo andaluz se integra entre los 140 científicos de diversas universidades y centros de investigación de toda España, que trabajan en establecer un marco científico-tecnológico en el que desarrollar de manera integrada estudios multidisciplinares en el \’micro-continente\’ que constituye la Península Ibérica y sus márgenes. Esta zona puede considerarse como un laboratorio natural idóneo para comprender la interacción entre procesos geológicos profundos y superficiales. De ahí que el proyecto integre investigaciones en geología, geofísica y geodesia.

Dada la diversidad geológica de la Península Ibérica, se han diferenciado tres zonas de actuación: el sistema Pirenaico-Cantábrico al norte, el área central y el sistema bético-rifeño al sur. Precisamente esta última franja es el objeto de estudio de los investigadores andaluces. «Constituye el sector más activo de España, como muestra su sismicidad, tanto en el número de terremotos como en la magnitud de éstos», explica el responsable del proyecto en la Universidad de Granada, Antonio Azor. En un territorio con tanta actividad como Andalucía y el Norte de Marruecos, los científicos se afanan en cuantificar los procesos geológicos activos, tanto los perceptibles por todos –terremotos o deslizamientos–, como los que requieren de una mirada más experta, como el encajamiento de los ríos o el levantamiento del relieve. «Es importante saber a qué velocidad están ocurriendo estos cambios, ya que eso nos da una idea del proceso de transformación geológica que está sufriendo la Península», matiza el investigador del departamento de Geodinámica.

MEJORAR EL CONOCIMIENTO DE LA SISMICIDAD
Los datos recogidos durante los cinco años que durará el proyecto quedarán almacenados en una base de datos, lo que supondrá una fuente esencial para conocer mejor el comportamiento sísmico, reológico y geológico de la corteza en el Sur de la Península. Hasta ahora, los investigadores han demostrado que los terremotos en la Cordillera Bética ocurren de forma continua y son de pequeña magnitud, pero es difícil localizar las fallas que los producen. Por ello, la ingente cantidad de información recogida por las estaciones sísmicas permitirá conocer mejor la distribución de la sismicidad, lo que puede ayudar en combinación con las características geotécnicas del terreno a planificar las grandes obras públicas. «Ahora tenemos errores importantes en el cálculo de las profundidades a que ocurren los terremotos», reconoce Azor. Si se llegan a conocer con más certeza las fuentes de los terremotos, es decir, las fallas que los producen, y se investiga el nivel de amplificación de las ondas sísmicas en cada tipo de material, será más fácil construir edificaciones más seguras y adecuadas a las características de cada zona.

ANDALUCIA SISMICA
Andalucía cuenta con unas peculiaridades que la convierten en un área sensible a los terremotos. Por un lado, su localización geodinámica en la zona de contacto entre las placas Euroasiática y Africana, hace que los movimientos sean continuos. A esto se añade su historia sísmica, ya que ha sufrido varios terremotos destructores.

En el Sur-Este peninsular, existe un gran arco imaginario donde la actividad sísmica es más probable. Se trata de una banda que comenzaría en Gibraltar y pasaría por Sevilla, Cádiz, Málaga, Granada, Almería, Murcia y Alicante. Los antecedentes históricos de esta franja y su localización le otorgan una especial \’sensibilidad\’ a los seísmos. Además, Andalucía está influida por los efectos de los terremotos que se producen en el Cabo de San Vicente, como el de la pasada madrugada, localizado en esta zona, a 240 kilómetros de Ayamonte (Huelva).
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Una comisión mixta ayudará a implantar la UGR en Motril

Una comisión mixta ayudará a implantar la UGR en Motril

El Ayuntamiento de Motril y la Universidad de Granada han constituido hoy una comisión mixta para hacer un seguimiento al proceso para la futura conversión de la localidad granadina en sede de la institución académica. En el acto de constitución han participado el alcalde de Motril, Carlos Rojas (PP), y el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro.

Los proyectos universitarios previstos en Motril pasan por la implantación de un Centro de Investigación y Postgrado, que se ubicaría Playa Granada y que incluye un laboratorio de Ciencias y de Investigación especializado en hidrología, oceanografía y estudios de la atmósfera, además de una residencia de estudiantes.

Esta residencia contaría con una plantilla estable de profesorado para impartir cursos de postgrado relativos a dichas materias. Se trata de un proyecto desarrollado por el profesor de la Universidad de Granada Miguel Losada, que será «el motor principal» para la implantación real de la universidad en Motril.

Durante la comisión de la constitución también se han abordado otros asuntos como la creación de un Centro de Lenguas Modernas y la posibilidad de implantar en breve, y como primer paso, un centro universitario dotado con personal administrativo y docente que sirva de enlace con la institución académica granadina para facilitar el desarrollo de cursos de verano y otros especializados.

La comisión mixta creada mantendrá reuniones periódicas para concretar y desarrollar los proyectos previstos.
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Expertos de la UGR identifican una molécula para detectar trastornos de ambigüedad sexual

Expertos de la UGR identifican una molécula para detectar trastornos de ambigüedad sexual

Un grupo de investigadores de la Universidad de Granada estudia la influencia de los microARN (o miRNA), unas pequeñas moléculas con importantes funciones en el organismo durante el desarrollo de los gónadas (testículos y ovarios, que son los órganos que determinan el sexo de un individuo).

El estudio, calificado de excelencia por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa e incentivado con más de 200.000 euros, se podría aplicar para la detección precoz de este tipo de problemas y para la realización de terapia génica en el futuro.

No ha pasado ni una década desde que se comenzó a estudiar la incidencia de los miRNA en la actividad celular del ser humano y, en este tiempo, explica el director del proyecto, Rafael Jiménez, se ha comprobado que se trata de elementos «muy poderosos» en el control de las proteínas que fabrica cada célula.

En este sentido, se apuntaba entonces que eran moléculas que regulan la expresión de cientos de genes, de ahí la decisión de estudiar hasta qué punto están implicados en el control de la determinación del sexo en los mamíferos.

Tras varios años de estudio, los científicos han identificado el primer miRNA implicado en el control de un gen del desarrollo testicular, el gen SOX9.
Este miRNA, denominado mir-124, cuya implicación en el control del desarrollo del sistema nervioso también se ha demostrado recientemente, tiene una influencia determinante en el desarrollo sexual de los mamíferos.

El grupo de Jiménez esta estudiando su funcionamiento y efectos en ratones. El proceso consiste en introducir una molécula extraña en gónadas embrionarias de ratones macho y hembra, que al unirse a mir-124 lo inactivan. Así, comprobaron que cuando mir-124 deja de controlar a SOX9, éste se manifiesta en células en las que no debería hacerlo. Esto provocaría, en este caso, el desarrollo testicular en hembras.

Desajustes

En este sentido, el director del proyecto explica que la función de los miRNAs es silenciar la expresión de los genes que controlan, impidiendo que fabriquen sus respectivas proteínas. Por ello, al eliminar el efecto de mir-124 en las células de hembra antes del desarrollo ovárico, se permite que el gen SOX9 sí fabrique la sustancia responsable del desarrollo testicular.

Esta sustancia, explica Miguel Burgos, codirector del proyecto, podría ser la explicación de por qué en algunos casos se producen desajustes en la determinación del sexo de los mamíferos y en un futuro, no muy lejano, posibilitar que a través de la activación o desactivación del miRNA adecuado, se consiga evitar que se produzca este trastorno.

Según explica el doctor Jiménez, los avances, en lo que a determinación sexual se refiere, han sido bastante lentos desde 1990, cuando se identificó el gen controlador maestro SRY, localizado en el cromosoma Y, que sólo portan los hombres, y que es responsable del desarrollo masculino.

La investigación posterior, que en principio se presuponía iba a ser rápida, ha experimentado, sin embargo, avances no tan significativos. «Es posible que el desconocimiento de la existencia e importancia de los microARN haya sido la causa de la dilación en este campo». Así, estas moléculas, que afectan a distintos genes e intervienen en números procesos del desarrollo vital, suponen un campo de estudio amplio y, según los investigadores, con muchas posibilidades.
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Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la Universidad de Cambridge, ha demostrado que los policías y los ciudadanos de a pie tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones que los delincuentes, es decir, emplean razonamientos distintos al actuar, una información que podría tener importantes implicaciones para la justicia criminal.

Este trabajo ha sido realizado por Rocío García-Retamero del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la UGR, y Mandeep K. Dhabi, del Institute of Criminology (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Para llevar a cabo la investigación, García-Retamero y Dhami hicieron un estudio en el que seleccionaron una muestra de 120 personas, que participaron voluntariamente: 40 delincuentes, 40 policías expertos, y 40 estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia. Los policías habían trabajado para las fuerzas de seguridad durante 19,4 años de promedio y se habían centrado fundamentalmente en la investigación de casos de robo, informó la UGR en una nota.

Los delincuentes informaron del número de robos que habían cometido (57,2 de media). Eran delincuentes convictos, que habían sido encarcelados por delito de robo sólo en una ocasión. Los estudiantes especificaron el número de veces que habían sufrido robo (sólo 0,6 ocasiones de promedio).

Los participantes en la investigación –policías y delincuentes expertos y estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia– debían estimar el peso de las claves como predictores de la probabilidad de robo en un inmueble. Algunas de estas claves eran tener el buzón de correos lleno o vacío; las luces encendidas o apagadas; el hecho de que las viviendas fueran pisos o casas, o que las plantas estuvieran más o menos cuidadas.

También debían clasificarlas jerárquicamente, en función del grado en que permitieran predecir la probabilidad de éxito en el robo en dicho inmueble. Por ejemplo, para la clave «seguridad en el inmueble» se decía: «Imagine dos inmuebles: uno de ellos tiene sistema de alarma antirrobo, el otro no. ¿Hasta qué punto es más probable que roben en el inmueble sin sistema de alarma antirrobo que en el que sí lo posee?». Para emitir la respuesta, los participantes debían rodear con un círculo un valor entre cero y cien en una escala con intervalos de diez puntos. Tras ello, los participantes se clasificaban dependiendo de la estrategia utilizada.

DIFERENCIAS SUSTANCIALES

Los resultados han puesto de manifiesto que los dos grupos de expertos (ladrones y policías) muestran diferencias sustanciales en las estimaciones sobre los pesos de las claves y en la clasificación jerárquica que realizan sobre las mismas, y uno de ellos -los policías- presenta mayores similitudes con el grupo de noveles (no expertos) que el otro.

Así, los policías y los participantes noveles coinciden en que el modo de acceso al inmueble es la clave de mayor poder predictivo a la hora de predecir el éxito del robo. Estas estimaciones contrastan con las que hacen los delincuentes, quienes consideran que la clave de mayor poder predictivo es si éste posee alarma antirrobo.

A pesar de las diferencias entre los grupos de expertos, éstos muestran mayor consistencia en sus respuestas que los noveles, es decir, son menos variables en sus propios juicios cuando utilizan distintos métodos para emitirlos, y son más consistentes con otros expertos de su mismo grupo.

Los resultados de este trabajo suponen, en palabras de sus autoras, «una aportación novedosa al estudio de las diferencias entre expertos y noveles, y podrían tener implicaciones importantes para la justicia criminal y los modelos de toma de decisiones».
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Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la Universidad de Cambridge, ha demostrado que los policías y los ciudadanos de a pie tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones que los delincuentes, es decir, emplean razonamientos distintos al actuar, una información que podría tener importantes implicaciones para la justicia criminal.

Este trabajo ha sido realizado por Rocío García-Retamero del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la UGR, y Mandeep K. Dhabi, del Institute of Criminology (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Para llevar a cabo la investigación, García-Retamero y Dhami hicieron un estudio en el que seleccionaron una muestra de 120 personas, que participaron voluntariamente: 40 delincuentes, 40 policías expertos, y 40 estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia. Los policías habían trabajado para las fuerzas de seguridad durante 19,4 años de promedio y se habían centrado fundamentalmente en la investigación de casos de robo, informó la UGR en una nota.

Los delincuentes informaron del número de robos que habían cometido (57,2 de media). Eran delincuentes convictos, que habían sido encarcelados por delito de robo sólo en una ocasión. Los estudiantes especificaron el número de veces que habían sufrido robo (sólo 0,6 ocasiones de promedio).

Los participantes en la investigación –policías y delincuentes expertos y estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia– debían estimar el peso de las claves como predictores de la probabilidad de robo en un inmueble. Algunas de estas claves eran tener el buzón de correos lleno o vacío; las luces encendidas o apagadas; el hecho de que las viviendas fueran pisos o casas, o que las plantas estuvieran más o menos cuidadas.

También debían clasificarlas jerárquicamente, en función del grado en que permitieran predecir la probabilidad de éxito en el robo en dicho inmueble. Por ejemplo, para la clave «seguridad en el inmueble» se decía: «Imagine dos inmuebles: uno de ellos tiene sistema de alarma antirrobo, el otro no. ¿Hasta qué punto es más probable que roben en el inmueble sin sistema de alarma antirrobo que en el que sí lo posee?». Para emitir la respuesta, los participantes debían rodear con un círculo un valor entre cero y cien en una escala con intervalos de diez puntos. Tras ello, los participantes se clasificaban dependiendo de la estrategia utilizada.

DIFERENCIAS SUSTANCIALES

Los resultados han puesto de manifiesto que los dos grupos de expertos (ladrones y policías) muestran diferencias sustanciales en las estimaciones sobre los pesos de las claves y en la clasificación jerárquica que realizan sobre las mismas, y uno de ellos -los policías- presenta mayores similitudes con el grupo de noveles (no expertos) que el otro.

Así, los policías y los participantes noveles coinciden en que el modo de acceso al inmueble es la clave de mayor poder predictivo a la hora de predecir el éxito del robo. Estas estimaciones contrastan con las que hacen los delincuentes, quienes consideran que la clave de mayor poder predictivo es si éste posee alarma antirrobo.

A pesar de las diferencias entre los grupos de expertos, éstos muestran mayor consistencia en sus respuestas que los noveles, es decir, son menos variables en sus propios juicios cuando utilizan distintos métodos para emitirlos, y son más consistentes con otros expertos de su mismo grupo.

Los resultados de este trabajo suponen, en palabras de sus autoras, «una aportación novedosa al estudio de las diferencias entre expertos y noveles, y podrían tener implicaciones importantes para la justicia criminal y los modelos de toma de decisiones».
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Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la Universidad de Cambridge, ha demostrado que los policías y los ciudadanos de a pie tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones que los delincuentes, es decir, emplean razonamientos distintos al actuar, una información que podría tener importantes implicaciones para la justicia criminal.

Este trabajo ha sido realizado por Rocío García-Retamero del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la UGR, y Mandeep K. Dhabi, del Institute of Criminology (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Para llevar a cabo la investigación, García-Retamero y Dhami hicieron un estudio en el que seleccionaron una muestra de 120 personas, que participaron voluntariamente: 40 delincuentes, 40 policías expertos, y 40 estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia. Los policías habían trabajado para las fuerzas de seguridad durante 19,4 años de promedio y se habían centrado fundamentalmente en la investigación de casos de robo, informó la UGR en una nota.

Los delincuentes informaron del número de robos que habían cometido (57,2 de media). Eran delincuentes convictos, que habían sido encarcelados por delito de robo sólo en una ocasión. Los estudiantes especificaron el número de veces que habían sufrido robo (sólo 0,6 ocasiones de promedio).

Los participantes en la investigación –policías y delincuentes expertos y estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia– debían estimar el peso de las claves como predictores de la probabilidad de robo en un inmueble. Algunas de estas claves eran tener el buzón de correos lleno o vacío; las luces encendidas o apagadas; el hecho de que las viviendas fueran pisos o casas, o que las plantas estuvieran más o menos cuidadas.

También debían clasificarlas jerárquicamente, en función del grado en que permitieran predecir la probabilidad de éxito en el robo en dicho inmueble. Por ejemplo, para la clave «seguridad en el inmueble» se decía: «Imagine dos inmuebles: uno de ellos tiene sistema de alarma antirrobo, el otro no. ¿Hasta qué punto es más probable que roben en el inmueble sin sistema de alarma antirrobo que en el que sí lo posee?». Para emitir la respuesta, los participantes debían rodear con un círculo un valor entre cero y cien en una escala con intervalos de diez puntos. Tras ello, los participantes se clasificaban dependiendo de la estrategia utilizada.

DIFERENCIAS SUSTANCIALES

Los resultados han puesto de manifiesto que los dos grupos de expertos (ladrones y policías) muestran diferencias sustanciales en las estimaciones sobre los pesos de las claves y en la clasificación jerárquica que realizan sobre las mismas, y uno de ellos -los policías- presenta mayores similitudes con el grupo de noveles (no expertos) que el otro.

Así, los policías y los participantes noveles coinciden en que el modo de acceso al inmueble es la clave de mayor poder predictivo a la hora de predecir el éxito del robo. Estas estimaciones contrastan con las que hacen los delincuentes, quienes consideran que la clave de mayor poder predictivo es si éste posee alarma antirrobo.

A pesar de las diferencias entre los grupos de expertos, éstos muestran mayor consistencia en sus respuestas que los noveles, es decir, son menos variables en sus propios juicios cuando utilizan distintos métodos para emitirlos, y son más consistentes con otros expertos de su mismo grupo.

Los resultados de este trabajo suponen, en palabras de sus autoras, «una aportación novedosa al estudio de las diferencias entre expertos y noveles, y podrían tener implicaciones importantes para la justicia criminal y los modelos de toma de decisiones».
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Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Policías, ladrones y ciudadanos corrientes tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones, según un estudio

Una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la Universidad de Cambridge, ha demostrado que los policías y los ciudadanos de a pie tienen una lógica distinta a la hora de tomar decisiones que los delincuentes, es decir, emplean razonamientos distintos al actuar, una información que podría tener importantes implicaciones para la justicia criminal.

Este trabajo ha sido realizado por Rocío García-Retamero del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la UGR, y Mandeep K. Dhabi, del Institute of Criminology (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Para llevar a cabo la investigación, García-Retamero y Dhami hicieron un estudio en el que seleccionaron una muestra de 120 personas, que participaron voluntariamente: 40 delincuentes, 40 policías expertos, y 40 estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia. Los policías habían trabajado para las fuerzas de seguridad durante 19,4 años de promedio y se habían centrado fundamentalmente en la investigación de casos de robo, informó la UGR en una nota.

Los delincuentes informaron del número de robos que habían cometido (57,2 de media). Eran delincuentes convictos, que habían sido encarcelados por delito de robo sólo en una ocasión. Los estudiantes especificaron el número de veces que habían sufrido robo (sólo 0,6 ocasiones de promedio).

Los participantes en la investigación –policías y delincuentes expertos y estudiantes no familiarizados con el ámbito de la delincuencia– debían estimar el peso de las claves como predictores de la probabilidad de robo en un inmueble. Algunas de estas claves eran tener el buzón de correos lleno o vacío; las luces encendidas o apagadas; el hecho de que las viviendas fueran pisos o casas, o que las plantas estuvieran más o menos cuidadas.

También debían clasificarlas jerárquicamente, en función del grado en que permitieran predecir la probabilidad de éxito en el robo en dicho inmueble. Por ejemplo, para la clave «seguridad en el inmueble» se decía: «Imagine dos inmuebles: uno de ellos tiene sistema de alarma antirrobo, el otro no. ¿Hasta qué punto es más probable que roben en el inmueble sin sistema de alarma antirrobo que en el que sí lo posee?». Para emitir la respuesta, los participantes debían rodear con un círculo un valor entre cero y cien en una escala con intervalos de diez puntos. Tras ello, los participantes se clasificaban dependiendo de la estrategia utilizada.

DIFERENCIAS SUSTANCIALES

Los resultados han puesto de manifiesto que los dos grupos de expertos (ladrones y policías) muestran diferencias sustanciales en las estimaciones sobre los pesos de las claves y en la clasificación jerárquica que realizan sobre las mismas, y uno de ellos -los policías- presenta mayores similitudes con el grupo de noveles (no expertos) que el otro.

Así, los policías y los participantes noveles coinciden en que el modo de acceso al inmueble es la clave de mayor poder predictivo a la hora de predecir el éxito del robo. Estas estimaciones contrastan con las que hacen los delincuentes, quienes consideran que la clave de mayor poder predictivo es si éste posee alarma antirrobo.

A pesar de las diferencias entre los grupos de expertos, éstos muestran mayor consistencia en sus respuestas que los noveles, es decir, son menos variables en sus propios juicios cuando utilizan distintos métodos para emitirlos, y son más consistentes con otros expertos de su mismo grupo.

Los resultados de este trabajo suponen, en palabras de sus autoras, «una aportación novedosa al estudio de las diferencias entre expertos y noveles, y podrían tener implicaciones importantes para la justicia criminal y los modelos de toma de decisiones».
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