Seis de cada diez varones adictos a las drogas maltratan a sus parejas

Aproximadamente seis de cada diez varones drogodependientes ejercen algún tipo de violencia hacia sus parejas. La conducta agresiva más habitual es «no tener en cuenta sus necesidades, deseos e intereses», y la menos frecuente «obligar a abortar en contra de su voluntad». Más de la mitad de los hombres adictos a las drogas son conscientes de que maltratan a sus compañeras y, aunque saben que esto tiene consecuencias importantes para ellas, no están dispuestos a dejar la relación, ni a que ellas los abandonen. Para lograrlo, utilizan las estrategias que sean necesarias.

Éstas son algunas de las conclusiones de un estudio realizado en el Departamento de Pedagogía de la Universidad de Granada (UGR) que pone de manifiesto la elevada tasa de incidencia de violencia de género (tanto física como psicológica) ejercida hacia la mujer en las relaciones de pareja por la población drogodependiente.

El estudio reveló que existe un amplio intervalo de población (entre el 6,5% y el 72,4%) que reconoce que ejerce algún tipo de coacción sobre su pareja: La conducta en el menor rango es obligar a abortar en contra del deseo de la mujer y la más habitual entre los maltratadores es no tener en cuenta las necesidades, deseos o intereses de su pareja.

Es estudio resalta además que un 63,5% de los hombres encuestados»quieren saber qué hace su pareja en cada momento del día, sus horarios o con quien habla».

El trabajo indicó además que el 51% de los hombres drogodependientes son conscientes de que agreden a sus parejas. En este colectivo las conductas de maltrato psicológico son más habituales que las del físico y las más representadas por orden de frecuencia son: el control personal, el abuso sexual y económico, el abandono psicológico, el chantaje emocional por culpa, obligación o temor, la desvalorización ideológico-religiosa, el acoso por rol de género, la pérdida de control personal y el aislamiento social.

Según los resultados de la investigación, se produjeron separaciones en el 78,8% de los casos, pero éstas suelen ser generalmente temporales y en la mayoría de las ocasiones se vuelve a la convivencia. «La presión de ellos y la concepción de la pareja basada en el desequilibrio, la entrega al otro y determinados mitos del amor romántico contribuyen al mantenimiento de ellas en este tipo de relaciones, a pesar de los costes en salud y bienestar que este tipo de relaciones tienen para ellas», apuntó Amelia Matute, una de las investigadoras que realizó el estudio bajo la dirección de Andrés Soriano Díaz.

La autora trabajó con 153 hombres que estaban recibiendo tratamiento de desintoxicación de alguna drogodependencia en comunidades terapéuticas andaluzas, con edades comprendidas entre 20 y 65 años; todos eran consumidores de cocaína, alcohol o heroína. Se les pasó unos cuestionarios donde se recogía información sobre conductas violentas que acostumbran a ejercer en la convivencia en pareja, así como información con la que se configuraban las variables seleccionadas.

Esta investigación aportó un conocimiento real del fenómeno de la violencia de género en un grupo de población del que no se tenían datos. En España existen estudios sobre la sociedad en general, pero no en secotres específicos que podrían considerarse de alto riesgo como pone de manifiesto este estudio. 63,5%
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De baya milagro a ¡vaya timo!

La OCU exige retirar del mercado varias marcas de bayas de Goji, los frutos rojos a los que se atribuían efectos medicinales, tras detectar sustancias tóxicas

concha lago – Viernes, 23 de Julio de 2010 – Actualizado a las 04:40h.

Una vizcaina se dispone a servirse bayas de Goji en un yogur, convencida de los efectos beneficiosos para la salud.

Una vizcaina se dispone a servirse bayas de Goji en un yogur, convencida de los efectos beneficiosos para la salud. (Foto: José maría martínez)

DE producto milagro a producto fiasco. Presentadas como el elixir de la eterna juventud, las bayas de Goji, unos frutos secos de color rojo intenso y del tamaño de una uva pasa que han invadido las estanterías de fruterías y supermercados, están ahora en el ojo del huracán. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) exigió ayer a la Agencia española de Seguridad Alimentaria y Nutrición que retire del mercado diez marcas de bayas de Goji después de haber detectado sustancias tóxicas como metales pesados o pesticidas. A este complemento nutricional, última moda en alimentación, se le atribuían hasta ahora efectos medicinales que procedían nada menos que del Tíbet. Además se creía que poseían propiedades casi mágicas que nos aseguraban salud y longevidad por su altísimo contenido en antioxidantes naturales.

La denuncia de la OCU se produce después de haber analizado diez muestras de bayas de Goji en distintos puntos de venta como tiendas de frutos secos, horchaterías, herbolarios y supermercados de Madrid y Barcelona, para comprobar si presentaban algún riesgo para la salud. En concreto analizaron las marcas Int-salim, Parami, Manantial de salud, Bayas tibetanas Carrefour (envasado de Ferrer Segarra), Tibetinas, Marini Natura, Frutos secos Herranz, Frutos secos A. Carreter, Frutos secos DLV Tostadero artesanal (en Eroski), y Bayas de Goji Aperitivos Medina (Hipercor).

La OCU ha verificado la presencia de metales pesados, concretamente de cadmio (en dos de las marcas), plomo (en nueve de las diez muestras) y cobre. Además, el análisis de pesticidas revela la existencia de 13 pesticidas en las muestras de bayas, con «marcas que emplean hasta 10 pesticidas diferentes».

Un coste asequible, alrededor de 1,50 euros los cien gramos, ha propiciado que millones de consumidores se hayan aficionado a tomar estas bayas con yogur, con cereales en el desayuno, o con batidos. Y es que todas las indicaciones señalaban que ingerir unas veinte bayas al día era más que suficiente para gozar de un potente cóctel de antioxidantes naturales.

«Lo realmente grave -señala la OCU- es que, de las trece sustancias empleadas como pesticidas tres no se encuentran autorizadas en la Unión Europea; el cyhalotrin, el fenpropatrin y el fenvalerato». Además, se usan sustancias autorizadas pero a menudo por encima de los límites establecidos, como sucede con la cipermetrina y acetamiprid, ambas con efecto irritante. Pese a todo, aseguran que la ingesta de estas bayas no va a causar una intoxicación aguda, ya que «sería necesario ingerir kilos para que esas sustancias hicieran efecto inmediato, si bien su consumo puede tener efectos a largo plazo».

Aunque la supuesta lista de propiedades de este producto era inmensa, desde reducir el colesterol hasta ser un infalible afrodisiaco, los especialistas mantenían los pies en el suelo. «Las bayas del Goji no tienen ninguna propiedad beneficiosa probada en estudios científicos. Contienen los mismos nutrientes que las frutas y las verduras tradicionales, salvo ese importante efecto placebo que le añaden algunos pícaros y propagan los ingenuos», explica Emilio Martínez de Victoria, director del Instituto de Nutrición de la Universidad de Granada

Los naturistas ya habían denunciado que no era oro todo lo que relucía. Al parecer, aprovechando su popularidad, se habían comercializado bayas pirata. Bayas bajo el nombre Goji que pertenecen a otras variedades, como la Lycium chinense que se cultiva en China y no en el Himalaya, aunque compartan el mismo aspecto.

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Abre el puente sobre el río Monachil, en la prolongación de la avenida de Cádiz

Hoy se abrirá al tráfico el nuevo puente de sobre el río Monachil en la prolongación de la avenida de Cádiz, que forma parte de la urbanización del Parque Tecnológico de la Salud (PTS). Las obras, que han supuesto una inversión de más de tres millones de euros, aliviarán el tránsito de vehículos desde el Zaidín hacia la autovía.

Los trabajos de la Agencia Andaluza de Agua en el cauce del río y el encauzamiento del barranco Hondo han obligado a cortar el paso desde la avenida de Dílar hacia el PTS, impidiendo el acceso a la zona residencial de la prolongación de dicha vía. El Ayuntamiento entiende que esta actuación “se tendría que haber llevabado a cabo hace años” y se ejecutaron “fuera de tiempo”, lo que ahora provoca “molestias a los vecinos”. Por ello han construido un puente en la avenida de Cádiz, esperando que el encauzamiento del Monachil concluya antes del 1 de septiembre.

El Consistorio, por otra parte, ha vuelto a solicitar a la Universidad de Granada (UGR) que permita construir un carril en superficie por los terrenos que posee en el PTS para dar salida al tráfico rodado hacia el camino de los Ogíjares, una iniciativa que respaldan los vecinos -aunqne éstos pedían un paso subterráneo-.

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Expertos de la UGR crean la primera escala española para medir la soledad social en mayores

Este instrumento permitirá a los expertos analizar la experiencia subjetiva que tiene el sujeto ante los cambios sociales, la era digital y la adaptación a las nuevas tecnologías

GRANADA.- La catedrática en Psicogerontología Social Ramona Rubio Herrera y las jóvenes investigadoras Mercedes Pinel y Laura Rubio han creado y validado la primera escala de medición de la soledad social, desde el Gabinete de Calidad de Vida y Envejecimiento de la Universidad de Granada (UGR), único departamento de este tipo en toda España.

Denominada Escala de Soledad Social Este II, este instrumento permitirá a los expertos analizar la experiencia subjetiva que tiene el sujeto ante los cambios sociales, la era digital y la adaptación a las nuevas tecnologías, entre otros, donde están implicados componentes cognitivos y emocionales, informa Andalucía Innova.

La soledad social, según algunos autores, hace referencia a un déficit en las relaciones sociales, y produce un sentimiento de marginalidad, aislamiento y aburrimiento. Quienes la padecen desean tener un lugar dentro de un grupo de personas con las que puedan compartir intereses y preocupaciones.

La Escala de Soledad Social Este II, resultado del proyecto de investigación La soledad en mayores realizado por la Universidad de Granada y el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) a lo largo del año 2009, es la continuación de la Escala Este I, creada en 1999 por Rubio y el profesor Manuel Aleixandre para medir cuatro tipos de soledad: soledad conyugal, soledad familiar, soledad existencial y soledad social.

Método de baremación
Esta nueva escala está compuesta por 15 ítems (temas) con tres alternativas de respuesta: siempre, a veces y nunca.
Los encuestados deben responder a cuestiones relacionadas con su percepción de apoyo social a partir de preguntas como «¿Tiene usted a alguien con quien puede hablar de sus problemas cotidianos?» o «¿Se siente usted solo?»; con el uso de las nuevas tecnologías, («¿Utiliza usted el móvil, el ordenador o Internet?») y sobre el índice de participación social subjetiva («¿Le resulta fácil hacer amigos?»).

Tal y como afirma Rubio, «lo único constante en este mundo es el cambio y mucho queda aún por analizar sobre la percepción y adaptación del ser humano a esos constantes cambios que le rodean».

Las mujeres, las más afectadas
Para certificar la validez de este instrumento, se realizó un estudio experimental con 780 mayores de más de 65 años de la provincia de Granada, con quienes se contactó por vía telefónica.

Según los resultados de este estudio, publicado en la web del IMSERSO, el perfil de las personas mayores que viven en soledad son mujeres de entre 70 y 75 años que residen en zonas rurales y tienen lejos a sus familiares.

«La soledad social afecta más a mujeres que hombres debido al rol que las mujeres de esta generación han desempeñado a lo largo de su vida. Con el paso del tiempo dejan de sentirse elemento protector de sus familias para pasar a ser las protegidas de las mismas. La pérdida de los seres queridos, de la red de apoyo social, la crisis del nido vacío, etc. les hace encontrarse en una situación que en ocasiones no les permite adaptarse al cambio social que experimentan», argumenta la responsable del estudio.

La teleasistencia también influye en la soledad social. Las personas encuestadas que disponen de este servicio manifiestan sentirse más solas que aquellas que no cuentan con él. «Es un dato interesante, pues podría ser que el sentimiento de soledad de estas personas les impulsara a utilizar este servicio como una forma de contacto social y de sobrellevar los sentimientos negativos hacia los cambios que le están aconteciendo. De confirmarse esta hipótesis, la teleasistencia sería un recurso notable como fuente de apoyo social en las personas mayores», plantea la catedrática de la UGR.

Con este estudio, sus responsables pretenden además favorecer la adaptación de los mayores a los ritmos sociales y promover así un envejecimiento activo. Este proyecto de investigación contempla además una fase de actuación para combatir la soledad en personas mayores, concretamente mediante el diseño de programas de intervención que puedan paliar estos efectos.

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Investigan en biosensores contra las enfermedades en acuicultura

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) están construyendo un biosensor con una cepa de Halomonas anticariensis, una bacteria que se desarrolla sin dificultad en ambientes hipersalinos. Con él, los expertos granadinos podrán controlar la virulencia de algunas bacterias marinas y halófilas, es decir, aquellas que necesitan de sal para vivir, y que son responsables de enfermedades patógenas en peces y moluscos criados en piscifactorías.

Tradicionalmente las enfermedades bacterianas en el sector de la Acuicultura se han combatido empleando antibióticos. Pero el uso masivo de estas sustancias ha provocado la aparición de microorganismos resistentes a nuevos tratamientos, dificultando así el control de enfermedades que afectan tanto a peces como a moluscos criados en piscifactorías. Por ello, es necesario «engañar a las bacterias».

En esta línea trabaja un equipo de científicos del grupo de investigación Exopolisacáridos Microbianos de la Universidad de Granada (UGR), coordinados por la catedrática de Microbiología Emilia Quesada Arroquia y la profesora Inmaculada Llamas Company, están construyendo un biosensor que les permitirá controlar a largo plazo la virulencia de algunas bacterias marinas y halófilas, es decir, aquellas que requieren sal para vivir, y que son responsables de enfermedades patógenas en peces y moluscos.

El bionsensor se basará en el denominado quorum sensing, que permite a las bacterias comunicarse entre sí a través de moléculas señales. Entre sus funciones destaca el control celular de la expresión de factores de virulencia y exoenzimas, la capacidad de transferencia de DNA y la producción de antibióticos, entre otras. La particularidad de este sistema comunicativo intercelular bacteriano es su producción cuando «hay quórum», es decir, requiere la producción de una gran cantidad de estas moléculas para el correcto funcionamiento de dicho sistema.

Detector de patógenos
Para la construcción del biosensor, los expertos de la UGR emplearán una cepa de Halomonas anticariensis, una bacteria que crece en concentraciones salinas muy variadas, desde apenas una baja concentración de cloruro sódico (NaCl), más conocido como sal común, hasta salinidades extremas y que cuenta además con un sistema quorum sensing particular y ya caracterizado.

Con este biosensor, los investigadores granadinos se plantean analizar qué tipo de funciones están reguladas por estos sistemas comunicativos. «En concreto, queremos comprobar si los mecanismos patogénicos de las bacterias que afectan a peces y moluscos en los criaderos se activan mediante este sistema», concreta Emilia Quesada.

Una vez demostrado, podrán desarrollar nuevos compuestos antimicrobianos que interfieran los sistemas quorum sensing, una alternativa en la lucha contra las infecciones que sufren los peces y moluscos de los criaderos debido a la ineficacia de algunas vacunas y al restringido uso de antibióticos.

Con estos compuestos, los investigadores de la UGR conseguirán frenar los mecanismos de virulencia que provocan enfermedades en peces y moluscos de acuicultura marina de Andalucía, así como de otras regiones.

Entre las infecciones más comunes se encuentra la vibriosis, también conocida como peste bubónica roja. Es la enfermedad más grave que pueden padecer los peces marinos en estado libre o en el acuario. El periodo de incubación está relacionado con la temperatura del agua (entre 10 y 16 ºC), con la virulencia de la cepa y con el grado de estrés al que se encuentre sometido el pez.

Según la responsable del proyecto, «cada vez está más claro que la virulencia de muchas bacterias depende de la activación de un sistema quorum sensing».

Interés para la medicina y la acuicultura

Una de las aplicaciones de este proyecto es el desarrollo de compuestos quimioterápicos cuya diana sea los sistemas quorum sensing implicados en mecanismos de virulencia de los microorganismos causantes de enfermedades patógenos. De hecho, ya se han hallado compuestos que interfieren los sistemas quorum sensing como furanonas halogenadas producidas por el alga roja Delisea pulcra, que actúan como agonista de las moléculas señal e impiden la interacción de éstas con su receptor en la bacteria.

Emilia Quesada y su equipo han descrito además nuevos géneros y especies de bacterias halófilas, algunas de ellas productoras de exopolisacáridos (moléculas formada por diferentes azúcares) de interés industrial y médico, como la especie Halomonas maura y han llevado a cabo estudios de la biodiversidad de ambientes hipersalinos.

En el proyecto, catalogado de excelencia y financiado con 395.336 euros por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia, trabajan conjuntamente con los científicos granadinos expertos en Microbiología de la Universidad de Sevilla, liderados por el también catedrático de Microbiología Antonio Ventosa. Este equipo está interesado en ensayar el biosensor en sus cepas halófilas productoras de enzimas de interés biotecnológico, lipasas y proteasas.

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Las inmigrantes irregulares sufren seis veces más la violencia de género, según el fiscal general de Andalucía

El Fiscal General de Andalucía, Jesús María García Calderón, aseguró este miércoles, durante el encuentro ‘Inmigración ilegal: cooperación judicial en el ámbito de la Comunidad Europea’ de los cursos de verano que la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) imparte en La Rábida (Huelva), que Elas posibilidades de ser víctimas de violencia de género se sextuplican» en el caso de las mujeres inmigrantes irregulares.

LA RÁBIDA (HUELVA), 21 (EUROPA PRESS)

El Fiscal General de Andalucía, Jesús María García Calderón, aseguró este miércoles, durante el encuentro ‘Inmigración ilegal: cooperación judicial en el ámbito de la Comunidad Europea’ de los cursos de verano que la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) imparte en La Rábida (Huelva), que Elas posibilidades de ser víctimas de violencia de género se sextuplican» en el caso de las mujeres inmigrantes irregulares.

En rueda de prensa, García Calderón hizo alusión a estos datos de un estudio de la fiscal coordinadora de violencia de género en Andalucía en colaboración con un grupo de la Universidad de Granada y destacó que la única forma de combatir esta situación pasa por la «integración social» de las indocumentadas.

El fiscal general de Andalucía destacó que «la legislación española ha tomado conciencia de la necesidad de dar un status propio a la mujer víctima de violencia de género», haciendo referencia a la reforma legal de 2009. Así, hizo hincapié en que «resultaba llamativo que en la Ley Orgánica de 2004, prácticamente, no había referencias a la mujer extranjera», por lo que se siente satisfecho ante la creación del plan de atención de 2009, «donde la violencia de género en población extranjera inmigrante empieza a abordar este problema».

Por otro lado, afirmó que «se trata de un problema del que tenemos pocos datos que nos permitan conocerlo con profundidad», sosteniendo que ello «es un elemento decisivo para poder afrontar la situación con autoridad y eficacia», aclaró. No obstante, destacó que «de las 271 víctimas que han fallecido entre 2003 y 2008 como consecuencia de la violencia de género, 97 de ellas eran de procedencia extranjera».

Esta cifra ha continuado ascendiendo desde 2005 y se prevé que continúe incrementando, lo que se suma a «las limitaciones y dificultades que la mujer extranjera sigue teniendo a la hora de denunciar». García Calderón también manifestó que «de las órdenes de protección solicitadas en España, el 35 por ciento son de inmigrantes».

Por su parte, el magistrado y director del curso, Manuel Gutiérrez Luna, mostró su «satisfacción por haber tocado todos los temas en profundidad» durante el desarrollo del encuentro, así como por «el gran interés que ha suscitado entre los alumnos». En ‘Inmigración ilegal: cooperación judicial en el ámbito de la Comunidad Europea’, diferentes expertos en la materia analizaron temas como la situación de los matrimonios de conveniencia para estudiar «cuáles son los medios que el Estado español está poniendo para intentar impedir que se celebren», según expuso Gutiérrez Luna.

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Expertos de la UGR crean la primera escala española para medir la soledad social en mayores

GRANADA.- La catedrática en Psicogerontología Social Ramona Rubio Herrera y las jóvenes investigadoras Mercedes Pinel y Laura Rubio han creado y validado la primera escala de medición de la soledad social, desde el Gabinete de Calidad de Vida y Envejecimiento de la Universidad de Granada (UGR), único departamento de este tipo en toda España.

Denominada Escala de Soledad Social Este II, este instrumento permitirá a los expertos analizar la experiencia subjetiva que tiene el sujeto ante los cambios sociales, la era digital y la adaptación a las nuevas tecnologías, entre otros, donde están implicados componentes cognitivos y emocionales.

La soledad social, según algunos autores, hace referencia a un déficit en las relaciones sociales, y produce un sentimiento de marginalidad, aislamiento y aburrimiento. Quienes la padecen desean tener un lugar dentro de un grupo de personas con las que puedan compartir intereses y preocupaciones.

La Escala de Soledad Social Este II, resultado del proyecto de investigación La soledad en mayores realizado por la Universidad de Granada y el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) a lo largo del año 2009, es la continuación de la Escala Este I, creada en 1999 por Rubio y el profesor Manuel Aleixandre para medir cuatro tipos de soledad: soledad conyugal, soledad familiar, soledad existencial y soledad social.

Método de baremación

Esta nueva escala está compuesta por 15 ítems (temas) con tres alternativas de respuesta: siempre, a veces y nunca.
Los encuestados deben responder a cuestiones relacionadas con su percepción de apoyo social a partir de preguntas como «¿Tiene usted a alguien con quien puede hablar de sus problemas cotidianos?» o «¿Se siente usted solo?»; con el uso de las nuevas tecnologías, («¿Utiliza usted el móvil, el ordenador o Internet?») y sobre el índice de participación social subjetiva («¿Le resulta fácil hacer amigos?»).

Tal y como afirma Rubio, «lo único constante en este mundo es el cambio y mucho queda aún por analizar sobre la percepción y adaptación del ser humano a esos constantes cambios que le rodean».

Las mujeres, las más afectadas

Para certificar la validez de este instrumento, se realizó un estudio experimental con 780 mayores de más de 65 años de la provincia de Granada, con quienes se contactó por vía telefónica.

Según los resultados de este estudio, publicado en la web del IMSERSO, el perfil de las personas mayores que viven en soledad son mujeres de entre 70 y 75 años que residen en zonas rurales y tienen lejos a sus familiares.

«La soledad social afecta más a mujeres que hombres debido al rol que las mujeres de esta generación han desempeñado a lo largo de su vida. Con el paso del tiempo dejan de sentirse elemento protector de sus familias para pasar a ser las protegidas de las mismas. La pérdida de los seres queridos, de la red de apoyo social, la crisis del nido vacío, etc. les hace encontrarse en una situación que en ocasiones no les permite adaptarse al cambio social que experimentan», argumenta la responsable del estudio.

La teleasistencia también influye en la soledad social. Las personas encuestadas que disponen de este servicio manifiestan sentirse más solas que aquellas que no cuentan con él. «Es un dato interesante, pues podría ser que el sentimiento de soledad de estas personas les impulsara a utilizar este servicio como una forma de contacto social y de sobrellevar los sentimientos negativos hacia los cambios que le están aconteciendo. De confirmarse esta hipótesis, la teleasistencia sería un recurso notable como fuente de apoyo social en las personas mayores», plantea la catedrática de la UGR.

Con este estudio, sus responsables pretenden además favorecer la adaptación de los mayores a los ritmos sociales y promover así un envejecimiento activo. Este proyecto de investigación contempla además una fase de actuación para combatir la soledad en personas mayores, concretamente mediante el diseño de programas de intervención que puedan paliar estos efectos.

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La ansiedad modifica la atención

El estado de ánimo quizás afecte la forma en que cada persona mira al mundo que la rodea. La gente de carácter nervioso o que pasa por un momento de ansiedad parece modificar su atención a lo que sucede, concluyó una investigación.

Los investigadores de la Universidad de Granada (España), que publicaron sus conclusiones en la revista Psychological Science, afirmaron que la ansiedad genera cambios en la atención, haciendo por ejemplo que los individuos sean más receptivos a la información negativa que los rodea y menos permeables a los aspectos positivos o neutros.

Qué es la ansiedad

La ansiedad generalmente se define como un estado de nerviosismo o recelo cuyas causas muchas veces se desconocen. En ocasiones, esta situación genera síntomas físicos como dolor abdominal, dolor de cabeza, diarreas, tensión muscular y contracturas, sudoración, dificultades para dormir y cambios cardiovasculares.

Este nerviosismo puede también ser parte de una enfermedad psicológica, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico o el stress post-traumático.

La mirada ansiosa

Los autores trabajaron con dos tipos de ansiedad. La ansiedad como un rasgo de personalidad, que indica una tendencia a sentirse nervioso o inquieto, y el estado de ansiedad, que es una respuesta a una situación estresante que suele durar poco tiempo.

Los voluntarios fueron elegidos especialmente para ser incluidos en dos grupos, uno para cada tipo de ansiedad. Para estudiar su nivel de atención los autores diseñaron un test específico para esta investigación.

Los participantes con una personalidad ansiosa mostraron una atención deficiente en torno a la resolución de conflictos y el control de la acción.

Por el contrario, los voluntarios en un estado temporal de ansiedad (inducido en el momento por los científicos) lograron una mejor función de alerta y orientación.

Los investigadores afirmaron que es la primera vez que se comprueba que los distintos tipos de ansiedad generan cambios diferentes a nivel de la atención. Esperan que sus hallazgos sirvan para mejorar el tratamiento de los trastornos de ansiedad, que cada día afectan a más personas.

www.neomundo.com.ar

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Expertos de la Universidad de Granada crean la primera escala española para medir la soledad social en mayores

La catedrática en Psicogerontología Social Ramona Rubio y las investigadoras Mercedes Pinel y Laura Rubio han creado y validado la primera escala de medición de la soledad social, desde el Gabinete de Calidad de Vida y Envejecimiento de la Universidad de Granada (UGR), único departamento de este tipo en toda España.

Según ha explicado Andalucía Innova en una nota, este instrumento, denominado ‘Escala de Soledad Social Este II’, permitirá a los expertos analizar la experiencia subjetiva que tiene el sujeto ante los cambios sociales, la era digital y la adaptación a las nuevas tecnologías, entre otros, donde están implicados componentes cognitivos y emocionales.

Según algunos autores, la soledad social hace referencia a un déficit en las relaciones sociales, y produce un sentimiento de marginalidad, aislamiento y aburrimiento, y quienes la padecen desean tener un lugar dentro de un grupo de personas con las que puedan compartir intereses y preocupaciones.

La ‘Escala de Soledad Social Este II’, resultado del proyecto de investigación ‘La soledad en mayores’ realizado por la Universidad de Granada y el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) a lo largo del año 2009, es la continuación de la Escala Este I, creada en 1999 por Rubio y el profesor Manuel Aleixandre para medir cuatro tipos de soledad, la soledad conyugal, la familiar, la existencial y la social.

Esta nueva escala está compuesta por quince ítems (temas) con tres alternativas de respuesta, que son siempre, a veces y nunca; los encuestados deben responder a cuestiones relacionadas con su percepción de apoyo social a partir de preguntas como ‘¿Tiene usted a alguien con quien puede hablar de sus problemas cotidianos?’ o ‘¿Se siente usted solo?’; con el uso de las nuevas tecnologías, (‘¿Utiliza usted el móvil, el ordenador o Internet?’) y sobre el índice de participación social subjetiva (‘¿Le resulta fácil hacer amigos?’).

Tal y como afirma Rubio, «lo único constante en este mundo es el cambio y mucho queda aún por analizar sobre la percepción y adaptación del ser humano a esos constantes cambios que le rodean».

ESTUDIO A 780 PERSONAS DE MÁS DE 65 AÑOS

Además, para certificar la validez de este instrumento, se realizó un estudio experimental con 780 mayores de más de 65 años de la provincia de Granada, con quienes se contactó por vía telefónica y, según los resultados, el perfil de las personas mayores que viven en soledad son mujeres de entre 70 y 75 años que residen en zonas rurales y tienen lejos a sus familiares.

«La soledad social afecta más a mujeres que hombres debido al rol que las mujeres de esta generación han desempeñado a lo largo de su vida. Con el paso del tiempo dejan de sentirse elemento protector de sus familias para pasar a ser las protegidas de las mismas. La pérdida de los seres queridos, de la red de apoyo social o la crisis del nido vacío les hace encontrarse en una situación que en ocasiones no les permite adaptarse al cambio social que experimentan», argumentó la responsable del estudio.

La teleasistencia también influye en la soledad social puesto que las personas encuestadas que disponen de este servicio manifestaron sentirse más solas que aquellas que no cuentan con él.

«Es un dato interesante, pues podría ser que el sentimiento de soledad de estas personas les impulsara a utilizar este servicio como una forma de contacto social y de sobrellevar los sentimientos negativos hacia los cambios que le están aconteciendo. De confirmarse esta hipótesis, la teleasistencia sería un recurso notable como fuente de apoyo social en las personas mayores», planteó la catedrática de la UGR.

Con este estudio, sus responsables pretenden además favorecer la adaptación de los mayores a los ritmos sociales y promover así un envejecimiento activo. Además, el proyecto contempla una fase de actuación para combatir la soledad en personas mayores, concretamente mediante el diseño de programas de intervención que puedan paliar estos efectos.

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Expertos de la Universidad de Granada crean la primera escala española para medir la soledad social en mayores

La catedrática en Psicogerontología Social Ramona Rubio y las investigadoras Mercedes Pinel y Laura Rubio han creado y validado la primera escala de medición de la soledad social, desde el Gabinete de Calidad de Vida y Envejecimiento de la Universidad de Granada (UGR), único departamento de este tipo en toda España.

Según ha explicado Andalucía Innova en una nota, este instrumento, denominado ‘Escala de Soledad Social Este II’, permitirá a los expertos analizar la experiencia subjetiva que tiene el sujeto ante los cambios sociales, la era digital y la adaptación a las nuevas tecnologías, entre otros, donde están implicados componentes cognitivos y emocionales.

Según algunos autores, la soledad social hace referencia a un déficit en las relaciones sociales, y produce un sentimiento de marginalidad, aislamiento y aburrimiento, y quienes la padecen desean tener un lugar dentro de un grupo de personas con las que puedan compartir intereses y preocupaciones.

La ‘Escala de Soledad Social Este II’, resultado del proyecto de investigación ‘La soledad en mayores’ realizado por la Universidad de Granada y el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) a lo largo del año 2009, es la continuación de la Escala Este I, creada en 1999 por Rubio y el profesor Manuel Aleixandre para medir cuatro tipos de soledad, la soledad conyugal, la familiar, la existencial y la social.

Esta nueva escala está compuesta por quince ítems (temas) con tres alternativas de respuesta, que son siempre, a veces y nunca; los encuestados deben responder a cuestiones relacionadas con su percepción de apoyo social a partir de preguntas como ‘¿Tiene usted a alguien con quien puede hablar de sus problemas cotidianos?’ o ‘¿Se siente usted solo?’; con el uso de las nuevas tecnologías, (‘¿Utiliza usted el móvil, el ordenador o Internet?’) y sobre el índice de participación social subjetiva (‘¿Le resulta fácil hacer amigos?’).

Tal y como afirma Rubio, «lo único constante en este mundo es el cambio y mucho queda aún por analizar sobre la percepción y adaptación del ser humano a esos constantes cambios que le rodean».

ESTUDIO A 780 PERSONAS DE MÁS DE 65 AÑOS

Además, para certificar la validez de este instrumento, se realizó un estudio experimental con 780 mayores de más de 65 años de la provincia de Granada, con quienes se contactó por vía telefónica y, según los resultados, el perfil de las personas mayores que viven en soledad son mujeres de entre 70 y 75 años que residen en zonas rurales y tienen lejos a sus familiares.

«La soledad social afecta más a mujeres que hombres debido al rol que las mujeres de esta generación han desempeñado a lo largo de su vida. Con el paso del tiempo dejan de sentirse elemento protector de sus familias para pasar a ser las protegidas de las mismas. La pérdida de los seres queridos, de la red de apoyo social o la crisis del nido vacío les hace encontrarse en una situación que en ocasiones no les permite adaptarse al cambio social que experimentan», argumentó la responsable del estudio.

La teleasistencia también influye en la soledad social puesto que las personas encuestadas que disponen de este servicio manifestaron sentirse más solas que aquellas que no cuentan con él.

«Es un dato interesante, pues podría ser que el sentimiento de soledad de estas personas les impulsara a utilizar este servicio como una forma de contacto social y de sobrellevar los sentimientos negativos hacia los cambios que le están aconteciendo. De confirmarse esta hipótesis, la teleasistencia sería un recurso notable como fuente de apoyo social en las personas mayores», planteó la catedrática de la UGR.

Con este estudio, sus responsables pretenden además favorecer la adaptación de los mayores a los ritmos sociales y promover así un envejecimiento activo. Además, el proyecto contempla una fase de actuación para combatir la soledad en personas mayores, concretamente mediante el diseño de programas de intervención que puedan paliar estos efectos.

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Expertos de la Universidad de Granada crean la primera escala española para medir la soledad social en mayores

La catedrática en Psicogerontología Social Ramona Rubio y las investigadoras Mercedes Pinel y Laura Rubio han creado y validado la primera escala de medición de la soledad social, desde el Gabinete de Calidad de Vida y Envejecimiento de la Universidad de Granada (UGR), único departamento de este tipo en toda España.
GRANADA, 21 (EUROPA PRESS) La catedrática en Psicogerontología Social Ramona Rubio y las investigadoras Mercedes Pinel y Laura Rubio han creado y validado la primera escala de medición de la soledad social, desde el Gabinete de Calidad de Vida y Envejecimiento de la Universidad de Granada (UGR), único departamento de este tipo en toda España. Según ha explicado Andalucía Innova en una nota, este instrumento, denominado ‘Escala de Soledad Social Este II’, permitirá a los expertos analizar la experiencia subjetiva que tiene el sujeto ante los cambios sociales, la era digital y la adaptación a las nuevas tecnologías, entre otros, donde están implicados componentes cognitivos y emocionales. Según algunos autores, la soledad social hace referencia a un déficit en las relaciones sociales, y produce un sentimiento de marginalidad, aislamiento y aburrimiento, y quienes la padecen desean tener un lugar dentro de un grupo de personas con las que puedan compartir intereses y preocupaciones. La ‘Escala de Soledad Social Este II’, resultado del proyecto de investigación ‘La soledad en mayores’ realizado por la Universidad de Granada y el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) a lo largo del año 2009, es la continuación de la Escala Este I, creada en 1999 por Rubio y el profesor Manuel Aleixandre para medir cuatro tipos de soledad, la soledad conyugal, la familiar, la existencial y la social. Esta nueva escala está compuesta por quince ítems (temas) con tres alternativas de respuesta, que son siempre, a veces y nunca; los encuestados deben responder a cuestiones relacionadas con su percepción de apoyo social a partir de preguntas como ‘¿Tiene usted a alguien con quien puede hablar de sus problemas cotidianos?’ o ‘¿Se siente usted solo?’; con el uso de las nuevas tecnologías, (‘¿Utiliza usted el móvil, el ordenador o Internet?’) y sobre el índice de participación social subjetiva (‘¿Le resulta fácil hacer amigos?’). Tal y como afirma Rubio, «lo único constante en este mundo es el cambio y mucho queda aún por analizar sobre la percepción y adaptación del ser humano a esos constantes cambios que le rodean». ESTUDIO A 780 PERSONAS DE MÁS DE 65 AÑOS Además, para certificar la validez de este instrumento, se realizó un estudio experimental con 780 mayores de más de 65 años de la provincia de Granada, con quienes se contactó por vía telefónica y, según los resultados, el perfil de las personas mayores que viven en soledad son mujeres de entre 70 y 75 años que residen en zonas rurales y tienen lejos a sus familiares. «La soledad social afecta más a mujeres que hombres debido al rol que las mujeres de esta generación han desempeñado a lo largo de su vida. Con el paso del tiempo dejan de sentirse elemento protector de sus familias para pasar a ser las protegidas de las mismas. La pérdida de los seres queridos, de la red de apoyo social o la crisis del nido vacío les hace encontrarse en una situación que en ocasiones no les permite adaptarse al cambio social que experimentan», argumentó la responsable del estudio. La teleasistencia también influye en la soledad social puesto que las personas encuestadas que disponen de este servicio manifestaron sentirse más solas que aquellas que no cuentan con él. «Es un dato interesante, pues podría ser que el sentimiento de soledad de estas personas les impulsara a utilizar este servicio como una forma de contacto social y de sobrellevar los sentimientos negativos hacia los cambios que le están aconteciendo. De confirmarse esta hipótesis, la teleasistencia sería un recurso notable como fuente de apoyo social en las personas mayores», planteó la catedrática de la UGR. Con este estudio, sus responsables pretenden además favorecer la adaptación de los mayores a los ritmos sociales y promover así un envejecimiento activo. Además, el proyecto contempla una fase de actuación para combatir la soledad en personas mayores, concretamente mediante el diseño de programas de intervención que puedan paliar estos efectos.
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