El País

Pág. 38: El Gobierno aprueba las carreras de tres años y los másteres de dos

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La UGR participa en la reunión de la Red de Gabinetes de Comunicación de las Universidades Españolas

Durante la jornada se ha debatido sobre divulgación científica, redes sociales y estrategias de comunicación y promoción

El coordinador de la Unidad de Cultura Científica de la UGR impartió la ponencia “Un caso de éxito: la divulgación científica en la Universidad de Granada” ante los responsables de Comunicación de todas las universidades españolas

El Gabinete de Comunicación de la Universidad de Granada ha participado en la reunión del Grupo de Trabajo REGACUE (Red de Gabinetes de Comunicación de las Universidades Españolas), celebrada en el Rectorado de la Universidad de Sevilla.

Durante la jornada se ha presentado el nuevo Plan de Comunicación y la nueva imagen de la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), y se ha debatido sobre divulgación científica, redes sociales y estrategias de comunicación y promoción.

El director de Comunicación de la UGRFrancisco Sánchez-Montes, ha participado en este encuentro, donde el coordinador de la Unidad de Cultura Científica de la institución granadina, Carlos Centeno,impartió la ponencia “Un caso de éxito: la divulgación científica en la Universidad de Granada”.

En el encuentro han participado también la catedrática de Matemáticas de la Universidad de Sevilla Clara Grima, que habló sobre cómo divulgar la Ciencia; Guillermo Conde, de Telefónica España, que ofreció la conferencia “Cómo comunicar en las redes sociales. El caso Movistar”, o Ana Rosa Pacheco, quien disertó sobre la organización de eventos como estrategia de comunicación y promoción de las universidades.

En la imagen, los responsables de Comunicación de todas las universidades españolas que han participado en la reunión de REGACUE.


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Granada Hoy

Portada: Honduras propone’Prokids’ para el Príncipe de Asturias

Pág. 3: Opinión: Lapidario. UN TRABAJO DE PREMIO

Francisco Ledesma recogerá la ‘llama olímpica’ en Eslovaquia

Pág. 14: El programa ProKids, propuesto para el premio Príncipe de Asturias

Pág. 17: Abierta una nueva convocatoria de I+D+i de Empleo Joven

Salud evalúa a 269 alumnos de Medicina con simulaciones

Págs. 20-21: Al océano profundo desde la UGR

‘Trepat. Vanguardias fotográficas: un caso de estudio’

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La Universidad de Granada distribuye 3,1 millones de euros entre sus grupos de investigación

A través de la convocatoria de “Ayudas para el mantenimiento de la actividad de los grupos de investigación de la UGR”, y con el objetivo de paliar la caída en financiación pública

El Vicerrectorado de Política Científica e Investigación de la Universidad de Granada, con fecha de 31/10/2014, publicó la convocatoria de “Ayudas para el mantenimiento de la actividad de los grupos de investigación de la UGR” que ha sido completada durante el mes de enero.

El objetivo esencial de la misma es amortiguar desde la UGR la caída en la financiación pública de la I+D. Se facilita de esta forma a los investigadores de la institución obtener recursos económicos y humanos que les permitan mantener su nivel de investigación y publicación científica.

La presente convocatoria está cofinanciada con Ayudas del Fondo Europeo de Desarrollo Regional a través de la Subvención excepcional solicitada por la UGR a la Junta de Andalucía dentro del Programa de Fortalecimiento de la I+D+i. Para la distribución de la ayuda se evaluaron desde el Vicerrectorado de Política Científica e Investigación un total de 482 grupos de investigación de la UGR. Finalmente, se han financiado un total de 443 grupos repartiéndose 3.181.00 euros.

Del montante económico final distribuido, un total de 2.331.000 euros se destinaron directamente a financiar los grupos; 850.000 se destinaron a la contratación de recursos humanos para la financiación de 75 contratos a doctores con 6 meses de duración. La financiación media por grupo se ha situado en 5.262 euros.

Según la vicerrectora de Política Científica e Investigación de la UGRMaría Dolores Suárez Ortega, esta ayuda “supone un esfuerzo importante por parte de la UGR para intentar compensar el descenso en la financiación de proyectos de I+D desde la administración pública que han sufrido los grupos. Si bien no resuelve el problema, permitirá a muchos grupos la continuidad de parte de sus proyectos y su personal de investigación”.

Se pueden consultar más sobre el programa y la valoración de los grupos en la plataforma ugrinvestiga en su Hoja Bibliométrica nº 6.

http://investigacion.ugr.es/ugrinvestiga/pages/doc_ugrcifras/hojabibliometrican6/!

Teléfono: 958 244135 Correo electrónico: mguardia@ugr.es


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Buscan personas que hayan sufrido la pérdida de algún familiar cercano para un estudio sobre el procesamiento emocional en el duelo

Investigadores del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) de la Universidad de Granadaexplorarán las alteraciones emocionales que se producen tras la pérdida de un ser querido, así como los circuitos y áreas cerebrales implicadas en la experiencia de dichos procesos de duelo

Para ello, buscan la colaboración de personas de entre 18 y 60 años que hayan perdido a un ser querido hace un mínimo de un año y medio

Investigadores del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) de la Universidad de Granada buscan personas que hayan sufrido el fallecimiento de algún familiar cercano y se encuentren en un proceso de duelo para participar en un estudio sobre procesamiento emocional.

El objetivo de este estudio es explorar las alteraciones emocionales que se producen tras la pérdida de un ser querido, así como los circuitos y áreas cerebrales implicadas en la experiencia de dichos procesos de duelo.

La participación en la investigación consistirá en la realización de tres sesiones de evaluación que incluirán: completar una serie de cuestionarios y tareas sobre procesos emocionales, así como la realización de un experimento con resonancia magnética funcional.

Los requisitos para participar en el estudio son tener entre 18 y 60 años y haber perdido a un ser querido hace un mínimo de un año y medio.

La investigación está dirigida por los profesores Jacqueline Schmidt-Rio ValleFrancisco Cruz Quintana, pertenecientes al grupo de investigación CTS-436 “Aspectos psicosociales y transculturales de la salud y la enfermedad”, y ha sido financiada por el Centro de Investigación CEI-BioTic de la Universidad de Granada.

Los interesados en participar en el estudio o en obtener más información al respecto pueden ponerse en contacto con los investigadores a través del siguiente correo electrónico: mfernandeza@ugr.es


Los miembros del Grupo de Investigación de la UGR CTS-436 “Aspectos Psicosociales y Transculturales de la Salud y la Enfermedad”.

Correo electrónico: mfernandeza@ugr.es


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El profesor José Luis Martínez-Dueñas ingresa en la Academia de Buenas Letras de Granada

Es catedrático de Filología Inglesa en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada

La Academia de Buenas Letras de Granada eligió, en su Junta ordinaria del pasado 26 de enero, nuevo académico numerario, letra L, a José Luis Martínez-Dueñas Espejo, profesor de la Universidad de Granada.

José Luis Martínez-Dueñas Espejo (Madrid, 1953) es catedrático de Filología Inglesa en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada. Completó su formación en universidades de Alemania, EE.UU. y del Reino Unido.

Es miembro de varias asociaciones nacionales e internacionales y autor de diversos artículos de lingüística, estilística y retórica de la lengua inglesa, y otras lenguas y sus literaturas, en numerosas revistas especializadas, y ha colaborado en diferentes medios de prensa.

Ha escrito, entre otros, los libros “Estilística del discurso narrativo”, “La metáfora”, “Las fronteras de los ingleses”, y la edición y la traducción de “La conquista de Granada por los españoles”, de John Dryden. Ha sido profesor visitante en la Universidad de Leeds (R.U.) y en la Universidad Lingüística de Moscú.


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Ideal

Pág. 11: La UGR dedicará más de un millón de euros a la mejora de la docencia en másteres
Piden el Príncipe de Asturias para DNA-Prokids
El océano alberga materia fluorescente que tarda 600 años en degradarse
Pág. 54: La U quebrada se hace medalla
Pág. 73: Agenda:
– Cine:
‘La película del soldado francés’
– Música:
«Acuarelismos»
«Tricotomía»
«O fin do mondo»
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Pág. 11: La UGR dedicará más de un millón de euros a la mejora de la docencia en másteres

Piden el Príncipe de Asturias para DNA-Prokids

El océano alberga materia fluorescente que tarda 600 años en degradarse

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Al océano profundo desde la UGR

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Una investigación descubre materia orgánica fluorescente a más de 200 metroCientíficos nacionales e internacionales, liderados por la Universidad de Granada, han descubierto que el océano profundo (por debajánica fluorescente que resiste a la degradación entre 400 y 600 años, y que supone un almacenamiento de carbono orgánico reducido. Este trabajo aporta nuevos datos sobre la materia orgánica del océano profundo, un enigma para muchos investigadores por su elevada complejidad química, formada por miles de sustancias que persisten durante cientos o miles de años.

Las investigadoras de la Universidad de Granada Teresa S. Catalá e Isabel Reche, autoras principales junto a sus colegas de la expedición Malaspina 2010, han avanzado en el conocimiento de esta materia orgánica gracias a su caracterización espectrofluorimétrica.

Los resultados profundizan en el conocimiento de la denominada bomba microbiana de carbono, un proceso que consiste en que los microorganismos del océano profundo, durante la mineralización de la materia orgánica, generan compuestos reducidos que son persistentes y pueden ser almacenados en profundidad. Este almacenamiento evita que sean devueltos a la atmósfera en forma de CO2y, así, mitigar su incremento en la atmósfera.

«Esto significa que las moléculas orgánicas fluorescentes, que representan entre el 1 y el 15 por ciento de la materia orgánica disuelta, tienen el potencial de secuestrar carbono en las profundidades del océano y, con ello, contribuir a reducir el efecto invernadero», explica Isabel Reche Cañabate, del departamento de Ecología de la Universidad de Granada y coautora del trabajo.

La circunnavegación realizada por el buque Hespérides en 2010 y 2011, en el marco de la expedición Malaspina 2010, supuso «una oportunidad única» para obtener muestras de los tres grandes océanos, el Atlántico, el Índico y el Pacífico y de profundidades que alcanzaron los 4.000 metros.

«Hemos realizado un censo de las moléculas orgánicas fluorescentes en 800 muestras presentes en 24 masas de agua diferentes recogidas en todos los océanos» explica Teresa S. Catalá. Las 800 muestras recogidas fueron analizadas a bordo, inmediatamente después de ser tomadas, para que sus propiedades no se alterasen. Para ello, los científicos emplearon un espectrofluorímetro, con el que registraron la emisión de fluorescencia de cada muestra de agua en respuesta a una luz de distintas longitudes de onda (colores). 

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La materia fluorescente del océano profundo

75463 Los investigadores han encontrado esta sustancia, que tarda 400 años en degradarse 

Científicos nacionales e internacionales, liderados por la Universidad de Granada, han descubierto que el océano profundo, donde la luz solar no penetra, alberga materia orgánica fluorescente que resiste a la degradación entre cuatrocientos y seiscientos años y que supone un almacenamiento de carbono orgánico reducido.

Este trabajo aporta nuevos datos sobre la materia orgánica del océano profundo, por debajo de los doscientos metros de profundidad, y esclarece un enigma para muchos investigadores por su elevada complejidad química, formada por miles de sustancias que persisten durante cientos o miles de años.

Las investigadoras de la Universidad de Granada Teresa Catalá e Isabel Reche, autoras principales del estudio, junto a sus colegas de la expedición Malaspina 2010, han avanzado en el conocimiento de esta materia orgánica gracias a su caracterización «espectrofluorimétrica».

Los resultados profundizan en el conocimiento de la denominada «bomba microbiana de carbono», un proceso que consiste en que los microorganismos del océano profundo, durante la mineralización de la materia orgánica, generan compuestos reducidos que son persistentes y pueden ser almacenados en profundidad.

Este almacenamiento evita que sean devueltos a la atmósfera en forma de CO2 y así mitigar su incremento en la atmósfera, según detalló el jueves la institución académica.

Los científicos se han centrado en las moléculas orgánicas que tienen la particularidad de absorber luz y de reemitirla en forma de fluorescencia y que representan los compuestos persistentes.

Han descubierto que estas moléculas persisten entre cuatrocientos y seiscientos años en el océano profundo, por debajo de los doscientos metros de profundidad, donde la luz solar no penetra.

Un tiempo de vida que es superior al tiempo que tarda en renovarse el océano profundo, cuantificado en unos 350 años.

«Esto significa que las moléculas orgánicas fluorescentes, que representan entre el uno y el quince por ciento de la materia orgánica disuelta, tienen el potencial de secuestrar carbono en las profundidades del océano y, con ello, contribuir a reducir el efecto invernadero», explicó Reche.

La navegación del buque ‘Hespérides’ en 2010 y 2011, en el marco de la expedición ‘Malaspina 2010’, supuso «una oportunidad única» para obtener muestras de los tres grandes océanos, el Atlántico, el Índico y el Pacífico y de profundidades que alcanzaron los 4000 metros.

«Hemos realizado un censo de las moléculas orgánicas fluorescentes en ochocientas muestras presentes en veinticuatro masas de agua diferentes recogidas en todos los océanos», explicó Catalá, primera firmante de la investigación.

Las ochocientas muestras recogidas fueron analizadas a bordo, inmediatamente después de ser tomadas, para que sus propiedades no se alterasen.

Para eso, los científicos emplearon un espectrofluorímetro, con el que registraron la emisión de fluorescencia de cada muestra de agua en respuesta a una luz de distintas longitudes de onda (colores).

«Este instrumento estuvo trabajando unas 270 horas y nos proporcionó 2,5 millones de datos. Nunca hasta la fecha se había hecho un esfuerzo similar, ni se habían recopilado tantos datos para conocer la fluorescencia del océano profundo», destacó Catalá.

Los científicos esperan con su trabajo contribuir a seguir avanzando en el conocimiento de la «bomba microbiana de carbono», un mecanismo que podría llegar a emplearse en un futuro para producir mayor cantidad de materia orgánica disuelta persistente y así contrarrestar en parte los efectos del incremento de CO2 en la atmósfera.

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El océano profundo alberga sustancias fluorescentes capaces de almacenar carbono de origen humano

75463 Investigadores de la expedición Malaspina han dado un paso adelante en el conocimiento de la materia orgánica disuelta en el océano profundo, una enorme «caja negra» formada por gran cantidad de sustancias que persisten de cientos a miles de años. Los resultados, basados en 800 muestras de todos los océanos recogidas durante la circunnavegación del buque Hespérides entre 2011 y 2012, profundizan en el conocimiento de la «bomba microbiana de carbono», un mecanismo con el que el océano almacena carbono procedente de la actividad humana.
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El océano contiene una enorme cantidad de carbono en forma de materia orgánica disuelta. El volumen, unos 700 billones de kilogramos, es comparable a todo el dióxido de carbono acumulado en la atmósfera. Casi toda la materia orgánica disuelta es producida por los microorganismos unicelulares que habitan los océanos y, mayoritariamente, persiste en el agua sin alterarse entre décadas y miles de años. La generación de estas sustancias se conoce como «bomba microbiana de carbono».

 

Los científicos, que publican sus conclusiones en el último número de la revista Nature Communications, se han centrado en aquellas moléculas orgánicas que tienen la particularidad de absorber luz y reemitir una parte en forma de fluorescencia. Han descubierto que persisten entre 400 y 600 años en el océano profundo, por debajo de los 200 metros de profundidad, donde no penetra la luz solar.

«Este tiempo de vida es superior al tiempo que tarda en renovarse el océano profundo, unos 350 años, lo que significa que las moléculas fluorescentes, que representan entre el 1% y el 15% de la materia orgánica, tienen potencial para secuestrar carbono antropogénico en las profundidades y, por tanto, contribuir a mitigar el efecto invernadero debido a la quema de combustible fósiles», explica Xosé Antón Álvarez Salgado, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

800 muestras y 2,5 millones de datos

La circunnavegación realizada por el buque Hespérides en el marco de la expedición Malaspina supuso una oportunidad única para obtener muestras de los tres grandes océanos, el Atlántico, el Índico y el Pacífico.

«Hemos realizado un censo de las moléculas fluorescentes presentes en las masas de agua principales de todos los océanos, incluidos las polares Aunque la expedición no navegó por mares polares, las corrientes oceánicas llevan cientos de años transportando aguas polares hacia las latitudes templadas, tropicales y ecuatoriales que cruzó la expedición», explica la primera autora del trabajo, Teresa S. Catalá, de la Universidad de Granada.

Las 800 muestras recogidas fueron analizadas a bordo poco después de ser tomadas para que sus propiedades no se alterasen. Para ello, los investigadores emplearon un espectrofluorímetro, con el que registraron la emisión de fluorescencia de cada muestra de agua en respuesta a una luz con distintas longitudes de onda. Este instrumento estuvo trabajando unas 270 horas y proporcionó 2,5 millones de datos. «Nunca hasta la fecha se había hecho un esfuerzo tal ni se habían recopilado tantos datos para conocer la fluorescencia del océano profundo», destaca Catalá.

Los científicos esperan con su trabajo seguir avanzando en el conocimiento de la «bomba microbiana de carbono», un mecanismo que podría llegar a emplearse en un futuro para producir mayor cantidad de materia orgánica disuelta persistente y contribuir así a mitigar los efectos del calentamiento global.

«Se trata de una iniciativa controvertida, tanto en lo que respecta a la forma de implementarla a escala global como a su eficacia y posibles efectos secundarios. En este contexto, nuestro trabajo contribuye a aportar un poco de luz científica a la controversia. Queda aún un largo camino por recorrer para conocer la composición y tiempo de vida del resto de esta materia orgánica tan persistente», agrega Álvarez Salgado.

La expedición Malaspina es un proyecto Consolider-Ingenio 2010 gestionado por el CSIC y financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Malaspina comprende cerca de 50 grupos de investigación, incluyendo 27 grupos de investigación españoles, del CSIC, el Instituto Español de Oceanografía, 16 universidades españolas, un museo, la fundación de investigación AZTI-Tecnalia, la Armada Española, y varias universidades españolas. La financiación total, en la que también han colaborado el CSIC, el IEO, la Fundación BBVA, AZTI-Tecnalia, varias universidades españolas y organismos públicos de investigación, ronda los 6 millones de euros.

T. S. Catalá, I. Reche, A. Fuentes-Lema, C. Romera-Castillo, M. Nieto-Cid, E. Ortega-Retuerta, E. Calvo, M. Álvarez, C. Marrasé, C. A. Stedmon, X. A. Álvarez-Salgado. Turnover time of fluorescent dissolved organic matter in the dark global ocean. Nature Communications. DOI: 10.1038/ncomms6986.

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El océano profundo alberga materia orgánica fluorescente que tarda entre 400 y 600 años en degradarse

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Matrices de exitación-emisión de los 4 grupos de compuestos fluorescentes del océano profundo. Los componentes similares a los ácidos húmicos (C1 y C2) persisten durante siglos.

Matrices de exitación-emisión de los 4 grupos de compuestos fluorescentes del océano profundo. Los componentes similares a los ácidos húmicos (C1 y C2) persisten durante siglos.

Científicos nacionales e internacionales, liderados por la Universidad de Granada, han descubierto que el océano profundo (por debajo de los 200 metros de profundidad, donde la luz solar no penetra) alberga materia orgánica fluorescente que resiste a la degradación entre 400 y 600 años, y que supone un almacenamiento de carbono orgánico reducido.

Este trabajo, que publica hoy la prestigiosa revista Nature Communications, aporta nuevos datos sobre la materia orgánica del océano profundo, un enigma para muchos investigadores por su elevada complejidad química, formada por miles de sustancias que persisten durante cientos o miles de años.

Las investigadoras de la Universidad de Granada Teresa S. Catalá e Isabel Reche, autoras principales de este artículo, junto a sus colegas de la expedición Malaspina 2010, han avanzado en el conocimiento de esta materia orgánica gracias a su caracterización espectrofluorimétrica.

Los resultados profundizan en el conocimiento de la denominada «bomba microbiana de carbono», un procesoque consiste en que los microorganismos del océano profundo, durante la mineralización de la materia orgánica, generan compuestos reducidos que son persistentes y pueden ser almacenados en profundidad. Este almacenamientoevita que sean devueltos a la atmósfera en forma de CO2y, así, mitigar su incremento en la atmósfera.

Los científicos se han centrado en las moléculas orgánicas que tienen la particularidad de absorber luz y de reemitirla en forma de fluorescencia y que representan los compuestos persistentes. Han descubierto que estas moléculas persisten entre 400 y 600 años en el océano profundo, por debajo de los 200 metros de profundidad, donde la luz solar no penetra. Un tiempo de vida que es superior al tiempo que tarda en renovarse el océano profundo: unos 350 años.

«Esto significa que las moléculas orgánicas fluorescentes, que representan entre el 1% y el 15% de la materia orgánica disuelta, tienen el potencial de secuestrar carbono en las profundidades del océano y, con ello, contribuir a reducir el efecto invernadero», explica Isabel Reche Cañabate, del departamento de Ecología de la Universidad de Granada y coautora del trabajo.

800 muestras de todos los océanos

La circunnavegación realizada por el buque Hespérides en 2010 y 2011, en el marco de la expedición Malaspina 2010, supuso «una oportunidad única» para obtener muestras de los tres grandes océanos, el Atlántico, el Índico y el Pacífico y de profundidades que alcanzaron los 4000 m.

Inmersión hasta 4.000 m de profundidad de roseta oceanográfica para extraer muestras de agua de los diferentes océanos.

Inmersión hasta 4.000 m de profundidad de roseta oceanográfica para extraer muestras de agua de los diferentes océanos.

«Hemos realizado un censo de las moléculas orgánicas fluorescentes en 800 muestras presentes en 24 masas de agua diferentes recogidas en todos los océanos» explica la investigadora de la UGR Teresa S. Catalá, primera firmante de este artículo. Este trabajo forma parte de su tesis doctoral dirigida por Isabel Reche (Universidad de Granada) y Xosé Antón Álvarez Salgado(CSIC).

Las 800 muestras recogidas fueron analizadas a bordo, inmediatamente después de ser tomadas, para que sus propiedades no se alterasen. Para ello, los científicos emplearon un espectrofluorímetro, con el que registraron la emisión de fluorescencia de cada muestra de agua en respuesta a una luz de distintas longitudes de onda (colores).

«Este instrumento estuvo trabajando unas 270 horas y nos proporcionó 2,5 millones de datos. Nunca hasta la fecha se había hecho un esfuerzo similar, ni se habían recopilado tantos datos para conocer la fluorescencia del océano profundo», destaca Catalá.

Los científicos esperan con su trabajo contribuir a seguir avanzando en el conocimiento de la «bomba microbiana de carbono», un mecanismo que podría llegar a emplearse en un futuro para producir mayor cantidad de materia orgánica disuelta persistente y así a contrarrestar en parte los efectos del incremento de CO2 en la atmósfera.

La expedición Malaspina 2010 es un proyecto Consolider-Ingenio 2010 que, gestionado por el CSIC y financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, comprende a unos 50 grupos de investigación entre los que se encuentra el de la Universidad de Granada liderado por Isabel Reche.

Referencia bibliográfica:

T. S. Catalá, I. Reche, A. Fuentes-Lema, C. Romera-Castillo, M. Nieto-Cid, E. Ortega-Retuerta, E. Calvo, M. Álvarez, C. Marrasé, C. A. Stedmon, X. A. Álvarez-Salgado.Turnover time of fluorescent dissolved organic matter in the dark global ocean.Nature Communications. DOI: 10.1038/ncomms6986

Contacto:

Isabel Reche Cañabate

Departamento de Ecología de la Universidad de Granada

Correo electrónico: ireche@ugr.es

Teléfono: 958 241000 Ext 20018

Contacto: Isabel Reche CañabateDepartamento de Ecología de la Universidad de GranadaCorreo electrónico: ireche@ugr.esTeléfono: 958 241000 Ext 20018

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La UGR aporta nuevos datos sobre materia orgánica fluorescente en el océano

75463 Científicos nacionales e internacionales, liderados por la Universidad de Granada, han descubierto que el océano profundo (por debajo de los 200 metros de profundidad, donde la luz solar no penetra) alberga materia orgánica fluorescente que resiste a la degradación entre 400 y 600 años, y que supone un almacenamiento de carbono orgánico reducido.

 

Este trabajo, que publica la prestigiosa revista Nature Communications, aporta nuevos datos sobre la materia orgánica del océano profundo, un enigma para muchos investigadores por su elevada complejidad química, formada por miles de sustancias que persisten durante cientos o miles de años.

Las investigadoras de la Universidad de Granada Teresa S. Catalá e Isabel Reche, autoras principales de este artículo, junto a sus colegas de la expedición Malaspina 2010, han avanzado en el conocimiento de esta materia orgánica gracias a su caracterización espectrofluorimétrica.

Los resultados profundizan en el conocimiento de la denominada «bomba microbiana de carbono», un procesoque consiste en que los microorganismos del océano profundo, durante la mineralización de la materia orgánica, generan compuestos reducidos que son persistentes y pueden ser almacenados en profundidad. Este almacenamientoevita que sean devueltos a la atmósfera en forma de CO2y, así, mitigar su incremento en la atmósfera.

Los científicos se han centrado en las moléculas orgánicas que tienen la particularidad de absorber luz y de reemitirla en forma de fluorescencia y que representan los compuestos persistentes. Han descubierto que estas moléculas persisten entre 400 y 600 años en el océano profundo, por debajo de los 200 metros de profundidad, donde la luz solar no penetra. Un tiempo de vida que es superior al tiempo que tarda en renovarse el océano profundo: unos 350 años.

«Esto significa que las moléculas orgánicas fluorescentes, que representan entre el 1% y el 15% de la materia orgánica disuelta, tienen el potencial de secuestrar carbono en las profundidades del océano y, con ello, contribuir a reducir el efecto invernadero», explica Isabel Reche Cañabate, del departamento de Ecología de la Universidad de Granada y coautora del trabajo.

800 muestras de todos los océanos

La circunnavegación realizada por el buque Hespérides en 2010 y 2011, en el marco de la expedición Malaspina 2010, supuso «una oportunidad única» para obtener muestras de los tres grandes océanos, el Atlántico, el Índico y el Pacífico y de profundidades que alcanzaron los 4000 m.

«Hemos realizado un censo de las moléculas orgánicas fluorescentes en 800 muestras presentes en 24 masas de agua diferentes recogidas en todos los océanos» explica la investigadora de la UGR Teresa S. Catalá, primera firmante de este artículo. Este trabajo forma parte de su tesis doctoral dirigida por Isabel Reche (Universidad de Granada) y Xosé Antón Álvarez Salgado(CSIC).

Las 800 muestras recogidas fueron analizadas a bordo, inmediatamente después de ser tomadas, para que sus propiedades no se alterasen. Para ello, los científicos emplearon un espectrofluorímetro, con el que registraron la emisión de fluorescencia de cada muestra de agua en respuesta a una luz de distintas longitudes de onda (colores).

«Este instrumento estuvo trabajando unas 270 horas y nos proporcionó 2,5 millones de datos. Nunca hasta la fecha se había hecho un esfuerzo similar, ni se habían recopilado tantos datos para conocer la fluorescencia del océano profundo», destaca Catalá.

Los científicos esperan con su trabajo contribuir a seguir avanzando en el conocimiento de la «bomba microbiana de carbono», un mecanismo que podría llegar a emplearse en un futuro para producir mayor cantidad de materia orgánica disuelta persistente y así a contrarrestar en parte los efectos del incremento de CO2 en la atmósfera.

La expedición Malaspina 2010 es un proyecto Consolider-Ingenio 2010 que, gestionado por el CSIC y financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, comprende a unos 50 grupos de investigación entre los que se encuentra el de la Universidad de Granada liderado por Isabel Reche.

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