Cuanto más chocolate, menos grasa corporal

68455 Científicos de la Universidad de Granada desmontan la creencia de que el chocolate engorda

UGR/DICYT Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina y la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada ha desmontado científicamente la vieja creencia de que comer chocolate engorda. En un artículo publicado esta semana en la revista Nutrition, sus autores han demostrado que un alto consumo de chocolate está asociado a niveles más bajos de grasa total (esto es, la grasa acumulada en todo su cuerpo) y central (abdominal), independientemente de si el sujeto practica o no actividad física y a la dieta que siga, entre otros factores.

En este trabajo, los científicos analizaron si un mayor consumo de chocolate se asocia con un mayor o menor índice de masa corporal, así como otros indicadores de grasa corporal total y central en los adolescentes que participaron en el estudio HELENA (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence). Se trata de un proyecto, financiado por la Unión Europea, sobre los hábitos alimentarios y el estilo de vida de los jóvenes de 9 países europeos, entre ellos España.

Independientemente de la dieta y la actividad física

Los resultados de este artículo, en el que participaron 1.458 adolescentes de entre 12 y 17 años, mostraron que un mayor consumo de chocolate se asoció con niveles más bajos de grasa total y central, según lo estimado por el índice de masa corporal, el porcentaje de grasa corporal (obtenido a partir de plicometría e impedancia bioeléctrica, dos técnicas de medición) y el perímetro de cintura. Estos resultados fueron independientes del sexo, la edad, la madurez sexual, la ingesta energética total, la ingesta de grasas saturadas, fruta y verdura, el consumo de té y café, y la actividad física de los participantes.

Como explica la autora principal de este artículo, Magdalena Cuenca García, aunque el chocolate está considerado como un alimento con un alto aporte energético (al ser rico en azúcares y grasas saturadas), «recientes estudios realizados en adultos sugieren que su consumo se asocia con un menor riesgo de trastornos cardiometabólicos».

De hecho, el chocolate es un alimento rico en flavonoides (especialmente catequinas), que proporcionan múltiples propiedades saludables: «es un gran antioxidante, anti-trombótico y anti-inflamatorio, tiene efectos anti-hipertensivos y puede ayudar a prevenir la cardiopatía isquémica».

Recientemente, otro estudio de carácter transversal desarrollado en adultos por científicos de la

Universidad de California observó que una mayor frecuencia en el consumo de chocolate también se asocia con un menor índice de masa corporal. Además, estos resultados se confirmaron en un estudio longitudinal en mujeres que siguieron una dieta rica en catequinas.

Este efecto podría deberse, en parte, a la influencia de las catequinas sobre la producción de cortisol y la sensibilidad a la insulina ambas, relacionados con el sobrepeso y la obesidad.

No sólo importa el impacto calórico

Los científicos de la UGR han querido ir más allá, y analizar lo que ocurre con el consumo de chocolate en una edad tan crítica como la adolescencia controlando también por otros factores que pudieran influir en el acúmulo de grasa. El estudio, además de novedoso es quizás el más amplio y mejor controlado realizado hasta la fecha, y el primero en población adolescente. El estudio contempla un número elevado de medidas corporales, una medida objetiva de la actividad física, detallado registro dietético mediante 2 recordatorios no consecutivos de 24 horas con un programa informático basado en imágenes, y controla el posible efecto de confusión de un conjunto de variables claves.

Los autores del artículo publicado en Nutrition destacan que el impacto biológico de los alimentos no debe ser evaluado sólo en términos calóricos. «Las investigaciones epidemiológicas más recientes están centrando su atención en estudiar la relación entre determinados alimentos (no sólo por su contenido calórico, también por sus componentes) y los factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas, incluyendo el sobrepeso o la obesidad».

Con todo, los científicos de la Universidad de Granada insisten en la necesidad de ser moderados en el consumo de chocolate. «En cantidades moderadas, el chocolate puede ser bueno, como ha demostrado nuestro estudio. Pero un consumo excesivo resulta, sin duda, perjudicial. Como se suele decir: demasiado de algo bueno, ya no es bueno».

Los investigadores de la UGR apuntan que sus hallazgos «tienen también importancia desde el punto de vista clínico, ya que contribuyen a entender los factores que subyacen en el control y mantenimiento del peso óptimo».

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La UGR impartirá online el grado de Derecho a partir del próximo curso

El grado de Derecho de la Universidad de Granada se impartirá a partir del próximo curso a distancia. La iniciativa, pionera en todas las universidades públicas presenciales, permitirá estudiar on line a medio centenar de alumnos de primer curso.

El decano de Derecho, Miguel Olmedo, señala que el proyecto -que ya ha sido aprobado por la junta de centro- «trata de mejorar la oferta» formativa y adecuar los estudios a las necesidades específicas de algunos de sus alumnos, que, por ejemplo, deben compatibilizar el grado con obligaciones familiares o laborales o que residen en el extranjero pero desean graduarse en Granada.

La ‘virtualización’ de la formación presencial ha requerido una modificación del plan de estudios de todas las asignaturas -aunque el próximo curso sólo se impartirán las de primero- y el visto bueno de Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca). Tras este trámite, la iniciativa pasará a consejo de gobierno de la Universidad.

El primer grupo virtual de alumnos de Derecho contará con un máximo de 50 alumnos, por lo que, pese a ‘romper’ con los límites físicos de las aulas de la Facultad se mantendrá un tope de matriculaciones. Es probable que haya más demanda que las plazas que se ofertan, ya que, por ejemplo, el grado en Derecho es el segundo más demandado en la sede de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Motril, sólo por detrás de Psicología.

Los créditos también costarán lo mismo que en la modalidad presencial. No será, por tanto, más barato que estudiar en la UNED, ya que el coste del crédito en esta titulación en primera matrícula de la Universidad Nacional de Educación a Distancia es de 12,24 euros. El crédito en las universidades públicas andaluzas está, por su parte, en 12,62 euros.

Otra ‘similitud’ con la Universidad Nacional de Educación a Distancia es que los exámenes sí serán presenciales.

Aparte de estas cuestiones, Olmedo insiste en que lo que quiere hacer Derecho «no es lo que hace la UNED». Precisamente, el decano reconoce que entre el profesorado «ha habido preocupación precisamente por creer que se trataba de hacer algo igual a lo que oferta la UNED «.

En este sentido, Olmedo asegura que se han acordado «medidas que garantizan la calidad del título». De hecho, hay expectación en otras facultades de la Universidad de Granada para ver cómo evoluciona este proyecto y, llegado el momento, adaptar sus propios grados a esta modalidad a distancia.

El próximo curso, el primero en el que un grado presencial pasará a ser on line, la dinámica de trabajo se centrará, según indica el decano de Derecho, en videoconferencias, chats y foros, plataformas en las que el profesorado -que tendrá que adecuar materiales teóricos y prácticos- estará conectado. Para adecuar la dinámica y los propios materiales que se van a impartir a este formato virtual, los docentes han participado a lo largo del último año en cursos formativos impartidos por el Centro de Enseñanzas Virtuales de la Universidad de Granada (Cevug), que también se encargará del mantenimiento de la plataforma.

La Universidad de Granada ya imparte a través de medios telemáticos un máster oficial y varios títulos propios. Sólo el pasado curso, según los datos de la memoria académica, se matricularon 14.143 alumnos en modalidad virtual.

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La ciencia demuestra que el chocolate no engorda

68455 No se conocen con certeza los orígenes del árbol de cacao (Theobroma cacao).

Algunas teorías proponen que su diseminación empezó en las tierras tropicales de América del Sur, de la cuenca del río Orinoco o el río Amazonas, extendiéndose poco a poco hasta llegar al sureste de México.

Otras plantean que ocurrió lo opuesto: se extendió desde el sureste de México hasta la cuenca del río Amazonas. Lo que se tiene por hecho es que las primeras evidencias de su uso humano se encuentran en territorio mexicano, que hace mucho tiempo fue ocupado por culturas prehispánicas.

En 2008 el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México publicó estudios de las Universidades de Columbia, Arizona, Yale, Wisconsin y Kennesaw, en los que los análisis aplicados a una vasija encontrada en las excavaciones de Cerro Manatí, ubicado dentro del ejido del Macayal, en el municipio de Hidalgotitlán, Veracruz, concluyen que el consumo de cacao puede haberse dado 800 años antes de lo que se creía, en el período formativo (1,900-900 a. C.).

La vasija está datada mediante carbono 14 en 1,750 a. C. y contiene restos de teobromina, componente marcador de la presencia de cacao en las vasijas es de alrededor del 1100 a. C. en el sitio arqueológico de Puerto Escondido (noreste de la actual Honduras), más recientes estudios (octubre de 2007) emprendidos por el equipo de arqueólogos dirigidos por John Henderson (Universidad Cornell) y Rosemary Joyce (Universidad de California, Berkeley) no solo ratifican que ya en el 1,000 a. C. se consumía el chocolate en la región sino que muy probablemente en ésta el consumo se inició hacia ca. el 1,500 a. C. Se encontró en muestras de cerámica de Belice de entre el 600 al 400 a. C. Según Michael Coe, la bebida fue popularizada en Mesoamérica por los olmecas, pero la evidencia indica una popularidad más temprana.

En los primeros tiempos el consumo parece haber sido en forma de una especie de «cerveza»; es decir, una bebida basada en la fermentación más que de los granos del cacao de la pulpa del mismo. Tal «cerveza de chocolate», cuyos restos se hallan en las vasijas cerámicas de Puerto Escondido, tendría una importante función ritual y muy probablemente se utilizaba en las celebraciones de matrimonios.

Bastante posteriormente, los olmecas, mayas y mexicas (entre otras civilizaciones mesoamericanas) comenzaron a consumir el chocolate derivado de la pasta de los granos aliñada o aderezada con chile. En forma semi líquida y líquida, el chocolate solía ser bebida preferida de las realezas, que lo consumían en vasos especiales (jícaras). Igualmente era considerado (con razón) un alimento tonificante o energizante, que se podía consumir mezclado en una masa de harina de maíz mezclada con chiles y miel.

De acuerdo a la mitología maya, Kukulkán le dio el cacao a los mayas después de la creación de la humanidad, hecha de maíz (Ixim) por la diosa Xmucané (Bogin 1997, Coe 1996, Montejo 1999, Tedlock 1985).

Los mayas celebraban un festival anual en abril, para honrar al dios del cacao, Ek Chuah, un evento que incluía sacrificios de perros y otros animales con marcas pintadas de chocolate, ofrendas de cacao, plumas, incienso e intercambio de regalos. Siglos después de los mayas, los mexicas (aztecas) continuaron el gusto por el chocolha maya. Se sabe que el emperador Moctezuma gustaba de beber una taza de éste diluido en agua. Una leyenda dice en México que el mismo dios Quetzalcóatl (casi equivalente al Kukulkán maya) en tiempos ancestrales dio a los hombres en sus manos las primeras semillas de cacao.

Era un alimento muy común entre los mexicas y mayas. Su preparación se efectuaba de la siguiente manera: las semillas eran primero tostadas y luego trituradas para hacer una pasta que después se mezclaba con agua. Esta mezcla se calentaba hasta que la manteca o grasa del cacao subía a la superficie.

Se le quitaba la espuma y luego se volvía a mezclar -según ciertas proporciones- con la bebida; finalmente se batía enérgicamente para formar un líquido con una espuma consistente que se bebía frío. A esta preparación de base se le añadían -según el gusto- diferentes ingredientes, como chile, achiote, vainilla y miel como endulzante y harina de maíz como emulsionante básico para absorber la manteca de cacao.

El resultado era una bebida sumamente energética pero también muy amarga y picante. En la región de Mesoamérica en México, las semillas de cacao eran tan apreciadas por los aztecas que eran usadas como moneda corriente para el comercio de la época. El cacao también era utilizado como moneda en las culturas prehispánicas ya que era uno de los productos que se utilizaban para pagar el tributo al «tlatohani».

Ahora, un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina y la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada (UGR) ha desmontado científicamente la vieja creencia de que comer chocolate engorda. En un artículo publicado esta semana en la revista ‘Nutrition’, sus autores han demostrado que un alto consumo de chocolate está asociado a niveles más bajos de grasa total (esto es, la grasa acumulada en todo su cuerpo) y central (abdominal), independientemente de si el sujeto practica o no actividad física y a la dieta que siga, entre otros factores. En este trabajo, los científicos analizaron si un mayor consumo de chocolate se asocia con un mayor o menor índice de masa corporal, así como otros indicadores de grasa corporal total y central en los adolescentes que participaron en el estudio Helena (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence).

Se trata de un proyecto, financiado por la Unión Europea, sobre los hábitos alimentarios y el estilo de vida de los jóvenes de nueve países europeos, entre ellos España, informa la UGR en una nota. Los resultados de este estudio, en el que participaron 1.458 adolescentes de entre 12 y 17 años, mostraron que un mayor consumo de chocolate se asoció con niveles más bajos de grasa total y central, según lo estimado por el índice de masa corporal, el porcentaje de grasa corporal (obtenido a partir de plicometría e impedancia bioeléctrica, dos técnicas de medición) y el perímetro de cintura.

Estos resultados fueron independientes del sexo, la edad, la madurez sexual, la ingesta energética total, la ingesta de grasas saturadas, fruta y verdura, el consumo de té y café, y la actividad física de los participantes.

Como explica la autora principal de este artículo, Magdalena Cuenca García, aunque el chocolate está considerado como un alimento con un alto aporte energético (al ser rico en azúcares y grasas saturadas), «recientes estudios realizados en adultos sugieren que su consumo se asocia con un menor riesgo de trastornos cardiometabólicos».

De hecho, el chocolate es un alimento rico en flavonoides (especialmente catequinas), que proporcionan múltiples propiedades saludables: «es un gran antioxidante, anti-trombótico y anti-inflamatorio, tiene efectos anti-hipertensivos y puede ayudar a prevenir la cardiopatía isquémica».

Recientemente, otro estudio de carácter transversal desarrollado en adultos por científicos de la Universidad de California observó que una mayor frecuencia en el consumo de chocolate también se asocia con un menor índice de masa corporal. Además, estos resultados se confirmaron en un estudio longitudinal en mujeres que siguieron una dieta rica en catequinas. Este efecto podría deberse, en parte, a la influencia de las catequinas sobre la producción de cortisol y la sensibilidad a la insulina ambas, relacionados con el sobrepeso y la obesidad.

Los científicos de la UGR han querido ir más allá, y analizar lo que ocurre con el consumo de chocolate en una edad tan crítica como la adolescencia controlando también por otros factores que pudieran influir en el acúmulo de grasa.

El estudio, además de novedoso es quizás el más amplio y mejor controlado realizado hasta la fecha, y el primero en población adolescente. Contempla un número elevado de medidas corporales, una medida objetiva de la actividad física, detallado registro dietético mediante dos recordatorios no consecutivos de 24 horas con un programa informático basado en imágenes, y controla el posible efecto de confusión de un conjunto de variables claves. Los autores del artículo publicado en ‘Nutrition’ destacan que el impacto biológico de los alimentos no debe ser evaluado sólo en términos calóricos.

«Las investigaciones epidemiológicas más recientes están centrando su atención en estudiar la relación entre determinados alimentos (no sólo por su contenido calórico, también por sus componentes) y los factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas, incluyendo el sobrepeso o la obesidad».

Con todo, los científicos de la Universidad de Granada insisten en la necesidad de ser moderados en el consumo de chocolate. «En cantidades moderadas, el chocolate puede ser bueno, como ha demostrado nuestro estudio. Pero un consumo excesivo resulta, sin duda, perjudicial. Como se suele decir: demasiado de algo bueno, ya no es bueno». Los investigadores de la UGR apuntan que sus hallazgos «tienen también importancia desde el punto de vista clínico, ya que contribuyen a entender los factores que subyacen en el control y mantenimiento del peso óptimo».

Aurea Gutierrez
Divulgadora Científica
Fuentes para compilación de este artículo: ep, tw, wikipedia

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Granada Hoy

Pág. 13: La UGR impartirá online el grado de Derecho a partir del próximo curso

Pág. 18: Un estudio del subsuelo determinará la evolución del clima en el sur peninsular

Pág. 19: ¿Cómo será internet en el futuro?

Pág. 21: Celebración del V aniversario del Instituto Confucio UGR

‘El Arte en la Granada del siglo XVI: encuentro de culturas’

Sup. Deportes Pág. 12: El Granada CF pierde su imbatibilidad con polémica en Almería

Sup. Deportes Pág. 17: El Universidad sigue sin dar con la tecla del triunfo

El arbitraje impide ganar al ‘Uni’

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Ideal

Pág. 5: La transferencia de I+D baja 3,6 millones de euros en un año en la UGR

30 nuevas patentes y la primera variedad vegetal protegida, que es de pistacho

Pág. 15: Investigan en Baza los cambios climáticos en el Mediterráneo

Pág. 46: El bonus defensivo palía el revés del ‘Uni’

Las chicas del Universidad rozan la victoria en la pista sevillana del Dos Hermanas

Pág. 73: Agenda:

– Conferencias:

‘Ciencia en la antigua China’

Charla de Gómez-Moreno Calera

– Exposiciones:

‘Los brillantes 50. 35 proyectos de arquitectura racionalista española’

‘Cuando el barro y el fuego se hacen arte en tus manos’

‘Metrópoli’

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La Universidad online

EL grado de Derecho se empezará a impartir online a partir del próximo curso con un máximo de cincuenta alumnos. Esta iniciativa de la Universidad de Granada, pionera entre las instituciones públicas presenciales, permitirá a los estudiantes compaginar las obligaciones familiares y laborales con los estudios y será también un atractivo para personas que viven en el extranjero pero quieren tener el título de una Facultad con el prestigio y tradición de la granadina. En la práctica, la UGR viene a responder a una demanda creciente del alumnado a la que se está dando respuesta con tremenda eficiencia desde la enseñanza privada. La apuesta por los estudios virtuales no es una moda ni puede entenderse como un paso atrás para una universidad ‘clásica’ como la de Granada sino como una imperiosa necesidad si quiere seguir contando en el contexto nacional, si quiere ocupar una posición destacada a nivel internacional y si no quiere ver cómo otras instituciones más ágiles le comen terreno. El perfil del alumnado ha cambiado, también sus necesidades y sus exigencias,y es una obligación de la UGR ser capaz de responder con la misma seriedad y reputación que ha labrado durante cinco siglos.
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La Ciudad cierra el jueves el plazo de matriculación del Aula de Mayores

La Consejería de Educación, Cultura y Mujer y la Universidad de Granada (UGR) han organizado una nueva edición, la décima, del Aula Permanente de Formación Abierta, más conocida como Aula de Mayores. El plazo de matriculación está abierto hasta el próximo jueves, si bien las clases comenzaron a primero de mes. Se trata de una de las actividades enmarcadas en el convenio con la UGR que financia la Ciudad y el objetivo es atender la demanda educativa de mayores de 50 años.

El único requisito exigido es haber cumplido esos años, es decir, no hace falta ni titulación académica ni hacer examen de acceso; y la matrícula cuesta 75 euros, precio que incluye dos asignaturas troncales y cinco complementarias. Las asignaturas optativas tienen un coste adicional de 30 euros cada una.

Los interesados pueden formalizar su matrícula en la Facultad de Educación y Humanidades y en la de Ciencias de la Salud, ambas ubicadas en el Campus Universitario; y, también, en las dependencias de la Consejería de Educación, Cultura y Mujer ubicadas en la tercera planta del Palacio de la Asamblea.

Además, hay becas que cubren parcial e íntegramente el importe de la matrícula, según el caso. La solicitud de beca debe formalizarse dentro del plazo de matriculación.

El programa mantiene el equilibrio entre las diversas disciplinas. Las asignaturas troncales son Aprendiendo a consumir: realidad y mito sobre los alimentos, que plantea una visión crítica sobre uno de los factores determinantes de la salud y pilar esencial del estilo de vida de una persona, como es la alimentación; y la continuación de Occidente y Oriente: una visión global de la civilización y el arte en la antigüedad, que prosigue con el acercamiento del alumno, mediante la historia, al patrimonio de la civilización y el arte de la antigüedad.

En cuanto a las asignaturas complementarias, estas son Psicología, que profundizará en el desarrollo de la persona a lo largo del ciclo vital; La ciencia en la vida cotidiana, sobre la traslación y aplicación del conocimiento científico a las actividades cotidianas; Música y cine, que el profesor impartirá con ejemplos cinematográficos para instruir al alumnos sobre la música en el cine.

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A más chocolate, menos grasa corporal

68455 a revista Nutrition publica esta semana un estudio, realizado por expertos de la Universidad de Granada (UGR), en el que analiza cómo influye el consumo de chocolate en los niveles de grasa total (la grasa acumulada en todo su cuerpo) y central (abdominal).

Este trabajo, que desmonta la vieja creencia de que comer chocolate engorda, tomó como muestra a los adolescentes que participaron en el estudio HELENA (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence), que analiza los hábitos alimentarios de los jóvenes de nueve países europeos, entre ellos España.

Los resultados, en el que participaron 1.458 adolescentes de entre 12 y 17 años, mostraron que un mayor consumo de chocolate se asoció con niveles más bajos de grasa total y central, según lo estimado por el índice de masa corporal, el porcentaje de grasa corporal (obtenido a partir de plicometría e impedancia bioeléctrica, dos técnicas de medición) y el perímetro de cintura.

Es importante destacar que estos datos fueron independientes del sexo, la edad, la madurez sexual, la ingesta energética total, la ingesta de grasas saturadas, fruta y verdura, el consumo de té y café, y la actividad física de los participantes.

Como explica la autora principal de este artículo, Magdalena Cuenca García, aunque el chocolate está considerado como un alimento con un alto aporte energético (al ser rico en azúcares y grasas saturadas), «recientes estudios realizados en adultos sugieren que su consumo se asocia con un menor riesgo de trastornos cardiometabólicos».

De hecho, el chocolate es un alimento rico en flavonoides (especialmente catequinas), que proporcionan múltiples propiedades saludables: «Es un gran antioxidante, anti-trombótico y anti-inflamatorio, tiene efectos anti-hipertensivos y puede ayudar a prevenir la cardiopatía isquémica».

Asimismo, otro estudio de carácter transversal desarrollado en adultos por científicos de la Universidad de California (EE UU) observó que una mayor frecuencia en el consumo de chocolate también se asocia con un menor índice de masa corporal. Además, estas cifras se confirmaron en un estudio longitudinal en mujeres que siguieron una dieta rica en catequinas.

Según los expertos, este efecto podría deberse, en parte, a la influencia de las catequinas sobre la producción de cortisol y la sensibilidad a la insulina ambas, relacionados con el sobrepeso y la obesidad.

No solo importa el impacto calórico

Los científicos de la UGR han querido ir más allá, y analizar lo que ocurre con el consumo de chocolate en una edad tan crítica como la adolescencia. El estudio contempla un número elevado de medidas corporales, una medida objetiva de la actividad física y un detallado registro dietético.

Los autores destacan que el impacto biológico de los alimentos no debe ser evaluado solo en términos calóricos. «Las investigaciones epidemiológicas más recientes están centrando su atención en estudiar la relación entre determinados alimentos y los factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas, incluyendo el sobrepeso o la obesidad».

Con todo, los investigadores insisten en la necesidad de ser moderados en el consumo de chocolate. «En cantidades moderadas, el chocolate puede ser bueno, como ha demostrado nuestro estudio. Pero un consumo excesivo resulta, sin duda, perjudicial. Como se suele decir: demasiado de algo bueno, ya no es bueno».

Los científicos apuntan que sus hallazgos «tienen también importancia desde el punto de vista clínico, ya que contribuyen a entender los factores que subyacen en el control y mantenimiento del peso óptimo».

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Así te delatan tus mentiras

60939 ¿Cómo detectar una mentira? Seguramente se trata de una pregunta que más de uno se ha hecho alguna vez. En ocasiones por simple curiosidad y en otras porque se sospecha de quien está contando algo. Pues bien, aquí ofrecemos una serie de pistas que pueden ayudar a identificar al mentiroso simplemente porque su cuerpo le delata.

Un equipo de investigadores de la Universidad de California del Sur, en Estados Unidos, dio hace años con un cambio físico curioso: el cerebro de los mentirosos compulsivos es distinta de la de los sinceros. Los primeros, según estos científicos, posee en el lóbulo frontal del cerebro un 22% más de cantidad de sustancia blanca que de sustancia gris,
Por otra parte, la Universidad de Granada ha descifrado lo que se podría conocer como el ‘efecto Pinocho’, o lo que es lo mismo, cuando una persona miente se produce un aumento o una disminución en la temperatura de su nariz. Del mismo modo, también asciende su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.
¿Y los ojos? ¿Nos traicionan? Así lo pone de manifiesto un estudio publicado hace poco en PLoS ONE que revela que el movimiento de los ojos hacia la derecha en el momento en el que nos estamos comunicando indica falta de sinceridad. Sin embargo, la investigadora Caroline Watt, de la Universidad de Edimburgo, sostiene que esto no es así.
En cambio, no cabe duda de que el estómago detecta las mentiras. Según un estudio de la Universidad de Texas hay una relación directa entre un vínculo directo entre el actor de mentir y el aumento de las arritmias gástricas. Los científicos emplearon simultáneamente en su trabajo electrocardiogramas, para el corazón, y electrogastrogramas, para el estómago, detectando incluso que los cambios en la fisiología gástrica podrían funcionar mejor que un polígrafo.
La rapidez en nuestros actos, por otro lado, también es sintomático de personas faltas de honestidad. Un informe elaborado por el Psychological Science refleja que las personas se muestran más predispuestas a mentir cuando actúan muy rápido y con poco tiempo. Por el contrario, sí tienen más tiempo para reflexionar, se lo piensan mejor.
Además, conviene recordar que decir habitualmente la verdad contribuye a mejorar la salud física y mental. Así lo deduce un estudio titulado ‘Ciencia de la Honestidad’ dado a conocer en la última convención Anual de la Asociación Americana de Psicología por el cual estimaron que un norteamericano miente 11 veces cada semana. Tras diversos experimentos con varios voluntarios, concluyeron que al cabo de diez semanas de sinceridad casi plena, su salud mental y física era mejor que con su estilo anterior de vida.

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La UGR publica “Lo que Lacan sabía”, de Vilma Coccoz Turinetto

Forma parte de la serie Lacan, de la colección sobre el Campo Freudiano, en la que se recogen distintas conferencias impartidas por profesores y especialistas

«Lo que Lacan sabía», de la psicóloga y ensayista Vilma Coccoz Turinetto, es el último título de la serie Lacan que publica la Editorial Universidad de Granada (eug) en colaboración con el Instituto del Campo Freudiano de Granada, que coordinan María José Olmedo y Juan Carlos Ríos.

En esta colección de bolsillo sobre Jacques Lacan se recogen distintas conferencias de profesores, investigadores y especialistas en la Universidad de Granada, con excepción de las tituladas «Salud mental y orden público», impartida por Jacques-Alain Miller en Sevilla; y «Consideraciones sobre la Histeria», impartida por Jacques Lacan en Bruselas en 1977. Esta última no estaba editada aún en castellano y, gracias a la gentileza de J. A. Miller, ha sido publicada por la eug.
La que en este volumen nos ocupa es una conferencia impartida por Vilma Coccoz en la Facultad de Ciencias Políticas de la UGR, en noviembre de 2008, dentro del ciclo de conferencias y debates que con el título «Todavía Lacan» organizó el Instituto del Campo Freudiano de Granada.

Según recoge Javier Cepero en la Introducción de este librito, el trabajo de Vilma Coccoz pone de relieve que el saber del psicoanálisis y la práctica efectiva del psicoanalista acogen lo más singular del sujeto. «El psicoanálisis es una pragmática que no ignora lo real como intenta hacer el saber y la práctica del experto, verdadera figura culmen de la estupidez de nuestro tiempo».

Vilma Coccoz

Psicoanalista en Madrid es psicóloga clínica, analista miembro de la escuela AME, miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Docente del Instituto del Campo Freudiano-NUCEP, autora de La neurosis obsesiva II (Biblioteca Básica de Psicoanálisis, Madrid, 2001) y coautora, entre otros, de Variantes de la depresión en las mujeres (DGM, Madrid, 1998), Las tres estéticas de Lacan (Ediciones del Cifrado, Buenos Aires, 2006), Mujeres, una por una (Editorial Gredos, Madrid, 2009), Una clínica posible del autismo (Grama Ediciones, Buenos Aires, 2012). Es además colaboradora habitual de revistas psicoanalíticas como El Psicoanálisis, Freudiana, Letras, Cuadernos de Psicoanálisis, Lacaniana, Mental, Virtualia.

La profesora Vilma Coccoz impartirá en la UGR una conferencia al respecto en febrero de 2014. (http://www.icf-granada.net/curso-2012-2013/conferencias-debates).

En la serie Lacan de la eug se ha publicado ya los títulos: «Lo infantil en el diván. La cura del pequeño neurótico», de Patrick Monribot; «Consideraciones sobre la histeria», de Jacques Lacan; «Lo que Lacan sabía», de de Vilma Coccoz.
Y de próxima aparición, «Cuerpos lacanianos. Novedades contemporanéas sobre el estadio del espejo», de Marie-Hélène Brouss

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Un estudio español desmonta la idea de que el chocolate engorda

Un equipo de investigadores de la Universidad de Granada ha desmontado científicamente la vieja creencia de que comer chocolate engorda. Su estudio –publicado esta semana en la revista Nutrition– demuestra que un alto consumo está asociado a niveles más bajos de grasa total (la de todo el cuerpo) y central (abdominal). Y ello, con independencia de si se practica o no actividad física y de la dieta que siga, entre otros factores. En el estudio participaron 1.458 adolescentes de entre 12 y 17 añosLos científicos de la Facultad de Medicina y de la de Ciencias del Deporte analizaron si un mayor consumo de chocolate se asocia con un mayor o menor índice de masa corporal, así como otros indicadores de grasa corporal total y central en los adolescentes que participaron en el estudio «Helena», un proyecto financiado por la Unión Europea sobre los hábitos alimentarios y el estilo de vida de los jóvenes de nueve países europeos, entre ellos España. Los resultados del trabajo de los investigadores españoles, en el que participaron 1.458 adolescentes de entre 12 y 17 años, mostraron que un mayor consumo de chocolate se asoció con niveles más bajos de grasa total y central. Estos resultados fueron independientes del sexo, la edad, la madurez sexual, la ingesta energética total, la ingesta de grasas saturadas, fruta y verdura, el consumo de té y café, y la actividad física de los participantes. Su consumo se asocia con un menor riesgo de trastorno cardiometabólicoSegún la autora principal del artículo, Magdalena Cuenca García, aunque el chocolate está considerado como un alimento con un alto aporte energético (al ser rico en azúcares y grasas saturadas), «recientes estudios realizados en adultos sugieren que su consumo se asocia con un menor riesgo de trastornos cardiometabólicos». De hecho, el chocolate es un alimento rico en flavonoides (especialmente catequinas), que proporcionan múltiples propiedades saludables. El chocolate es un buen antioxidante, antitrombótico y antiinflamatorio, tiene efectos antihipertensivos y puede ayudar a prevenir la cardiopatía isquémica, según los investigadores. Recientemente, otro estudio de carácter transversal desarrollado en adultos por científicos de la Universidad de California observó que una mayor frecuencia en el consumo de chocolate también se asocia con un menor índice de masa corporal. Sus resultados se confirmaron en un estudio longitudinal en mujeres que siguieron una dieta rica en catequinas.
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Cuanto más chocolate se come, menos grasa corporal se tiene

68455 Científicos de la Universidad de Granada desmontan la vieja creencia de que el chocolate engorda, en un artículo publicado esta semana en la revista Nutrition Un alto consumo de chocolate se asocia a niveles más bajos de grasa total (esto es, la acumulada en todo su cuerpo) y central (abdominal), independientemente de si el sujeto practica o no actividad física y a la dieta que siga En esta investigación, posiblemente la más completa realizada hasta la fecha, participaron 1.458 adolescentes europeos de entre 12 y 17 años

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina y la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada ha desmontado científicamente la vieja creencia de que comer chocolate engorda. En un artículo publicado esta semana en la revista Nutrition, sus autores han demostrado que un alto consumo de chocolate está asociado a niveles más bajos de grasa total (esto es, la grasa acumulada en todo su cuerpo) y central (abdominal), independientemente de si el sujeto practica o no actividad física y a la dieta que siga, entre otros factores.
En este trabajo, los científicos analizaron si un mayor consumo de chocolate se asocia con un mayor o menor índice de masa corporal, así como otros indicadores de grasa corporal total y central en los adolescentes que participaron en el estudio HELENA (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence). Se trata de un proyecto, financiado por la Unión Europea, sobre los hábitos alimentarios y el estilo de vida de los jóvenes de 9 países europeos, entre ellos España.

Independientemente de la dieta y la actividad física

Los resultados de este artículo, en el que participaron 1.458 adolescentes de entre 12 y 17 años, mostraron que un mayor consumo de chocolate se asoció con niveles más bajos de grasa total y central, según lo estimado por el índice de masa corporal, el porcentaje de grasa corporal (obtenido a partir de plicometría e impedancia bioeléctrica, dos técnicas de medición) y el perímetro de cintura. Estos resultados fueron independientes del sexo, la edad, la madurez sexual, la ingesta energética total, la ingesta de grasas saturadas, fruta y verdura, el consumo de té y café, y la actividad física de los participantes.

Como explica la autora principal de este artículo, Magdalena Cuenca García, aunque el chocolate está considerado como un alimento con un alto aporte energético (al ser rico en azúcares y grasas saturadas), «recientes estudios realizados en adultos sugieren que su consumo se asocia con un menor riesgo de trastornos cardiometabólicos».

De hecho, el chocolate es un alimento rico en flavonoides (especialmente catequinas), que proporcionan múltiples propiedades saludables: «es un gran antioxidante, anti-trombótico y anti-inflamatorio, tiene efectos anti-hipertensivos y puede ayudar a prevenir la cardiopatía isquémica».

Recientemente, otro estudio de carácter transversal desarrollado en adultos por científicos de la Universidad de California observó que una mayor frecuencia en el consumo de chocolate también se asocia con un menor índice de masa corporal. Además, estos resultados se confirmaron en un estudio longitudinal en mujeres que siguieron una dieta rica en catequinas.

Este efecto podría deberse, en parte, a la influencia de las catequinas sobre la producción de cortisol y la sensibilidad a la insulina ambas, relacionados con el sobrepeso y la obesidad.

No sólo importa el impacto calórico

Los científicos de la UGR han querido ir más allá, y analizar lo que ocurre con el consumo de chocolate en una edad tan crítica como la adolescencia controlando también por otros factores que pudieran influir en el acúmulo de grasa. El estudio, además de novedoso es quizás el más amplio y mejor controlado realizado hasta la fecha, y el primero en población adolescente. El estudio contempla un número elevado de medidas corporales, una medida objetiva de la actividad física, detallado registro dietético mediante 2 recordatorios no consecutivos de 24 horas con un programa informático basado en imágenes, y controla el posible efecto de confusión de un conjunto de variables claves.

Los autores del artículo publicado en Nutrition destacan que el impacto biológico de los alimentos no debe ser evaluado sólo en términos calóricos. «Las investigaciones epidemiológicas más recientes están centrando su atención en estudiar la relación entre determinados alimentos (no sólo por su contenido calórico, también por sus componentes) y los factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas, incluyendo el sobrepeso o la obesidad».

Con todo, los científicos de la Universidad de Granada insisten en la necesidad de ser moderados en el consumo de chocolate. «En cantidades moderadas, el chocolate puede ser bueno, como ha demostrado nuestro estudio. Pero un consumo excesivo resulta, sin duda, perjudicial. Como se suele decir: demasiado de algo bueno, ya no es bueno».

Los investigadores de la UGR apuntan que sus hallazgos «tienen también importancia desde el punto de vista clínico, ya que contribuyen a entender los factores que subyacen en el control y mantenimiento del peso óptimo».

Referencia bibliográfica:
Association between chocolate consumption and fatness in European adolescents Magdalena Cuenca-García, Jonatan R. Ruiz, Francisco B. Ortega, Manuel J. Castillo Nutrition (2013).

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