Los adolescentes que hacen ejercicio sacan mejores notas

66663 Los adolescentes que hacen más ejercicio físico en el instituto sacan mejores notas y tienen un mejor rendimiento cognitivo, lo que implica aspectos como la capacidad verbal y no verbal, el razonamiento abstracto, la capacidad espacial, el razonamiento verbal y la habilidad numérica.

Así lo ha confirmado un estudio realizado por un grupo de científicos españoles, entre los que se encuentran tres investigadores de la Universidad de Granada.

El objetivo de este trabajo, publicado en el último número de Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, era analizar los efectos de un programa de intervención escolar, denominado Edufit y centrado en aumentar el número de clases de Educación Física por semana y la intensidad de las mismas en un instituto de Murcia. Para ello, sus autores trabajaron con una muestra formada por 67 adolescentes de entre 12 y 14 años, de ambos sexos (43 chicos y 24 chicas), que se dividió en tres grupos distintos.

El primero de ellos actuó como grupo control (no se intervino en él), y siguió practicando con normalidad sus clases de Educación Física, esto es, dos sesiones de 55 minutos a la semana, incluido el tiempo de desplazamiento a las instalaciones, cambio de ropa y aseo después de la práctica.

En el segundo grupo, sus integrantes tuvieron el doble de horas de Educación Física a la semana (cuatro), mientras que a los miembros del tercero, además de duplicarles las horas de Educación Física, se le incluyeron ejercicios físicos de alta intensidad.

Antes y después de la intervención, que duró cuatro meses, los investigadores aplicaron a todos los participantes un test de inteligencia cognitiva, además de analizar su rendimiento académico. Observaron que todas las variables relacionadas con el rendimiento cognitivo, excepto el razonamiento verbal, aumentaron en el grupo que realizó cuatro horas de Educación Física de alta intensidad con respecto al grupo control que siguió recibiendo sus dos horas con normalidad. Francisco B. Ortega, investigador Ramón y Cajal de la UGR advierte que la intensidad de las sesiones de Educación Física en los centros educativos podría desempeñar un papel importante sobre el rendimiento.

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Los alumnos que hacen más ejercicio físico en el instituto sacan mejores notas

Los adolescentes que hacen más ejercicio físico en el instituto sacan mejores notas y tienen un mejor rendimiento cognitivo, lo que implica aspectos como la capacidad verbal y no verbal, el razonamiento abstracto, la capacidad espacial, el razonamiento verbal y la habilidad numérica.

 

[Img #11937] Así lo ha confirmado un estudio realizado por un grupo de científicos españoles, entre los que se encuentran tres investigadores de la Universidad de Granada.

El objetivo de este trabajo, publicado en el último número de ‘Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports’, era analizar los efectos de un programa de intervención escolar, denominado Edufit y centrado en aumentar el número de clases de Educación Física por semana y la intensidad de las mismas en un instituto de Murcia.

Para ello, sus autores trabajaron con una muestra formada por 67 adolescentes de entre 12 y 14 años, de ambos sexos (43 chicos y 24 chicas), que se dividió en tres grupos distintos.

El primero de ellos actuó como grupo control (no se intervino en él), y siguió practicando con normalidad sus clases de Educación Física, esto es, dos sesiones de 55 minutos a la semana, incluido el tiempo de desplazamiento a las instalaciones, cambio de ropa y aseo después de la práctica.

En el segundo grupo, sus integrantes tuvieron el doble de horas de Educación Física a la semana (cuatro), mientras que a los miembros del tercero, además de duplicarles las horas de Educación Física, éstas incluyeron ejercicios físicos de alta intensidad.

Inmediatamente antes y después de la intervención, que duró cuatro meses, los investigadores aplicaron a todos los participantes un test de inteligencia cognitiva, además de analizar su rendimiento académico.

RESULTADOS

66663 De este modo, observaron que todas las variables relacionadas con el rendimiento cognitivo, excepto el razonamiento verbal, aumentaron significativamente en el grupo que realizó cuatro horas de Educación Física de alta intensidad con respecto al grupo control que siguió recibiendo sus dos horas con normalidad. Además, el rendimiento académico medio de las asignaturas cursadas mejoró notablemente. Particularmente, las mejoras en las calificaciones fueron más importantes en asignaturas como Matemáticas, pero no en Lenguaje.

Francisco B. Ortega, investigador Ramón y Cajal de la Universidad de Granada y del Instituto Karolinska de Suecia, e investigador responsable de este trabajo, advierte de la necesidad de realizar más estudios en esta misma línea, con una muestra más amplia de participantes. «Con todo, nuestro estudio nos permite afirmar que la intensidad de las sesiones de Educación Física en los centros educativos podría desempeñar un papel importante sobre el rendimiento cognitivo y el éxito académico de los alumnos».

Ortega añade que «estudios previos han demostrado que las personas con mejor condición física tienen un mayor tamaño del hipocampo, centro del aprendizaje y memoria, lo que contribuiría a explicar los resultados observados en este estudio».

El efecto positivo del ejercicio físico sobre el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una de las sustancias que contribuyen al crecimiento de nuevas neuronas y sinapsis, así como el aumento de la capilarización y flujo sanguíneo a nivel cerebral, «son algunos de los mecanismos fisiológicos que se cree podrían explicar la mejora cognitiva y académica observada como consecuencia del aumento del número e intensidad de las sesiones de Educación Física».

Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de Daniel Navarro Ardoy, asesor de formación del Centro de Profesorado de la Región de Murcia, profesor de Educación Física y primer autor de este trabajo. Esta investigación fue codirigida por el catedrático de Fisiología Manuel Castillo Garzón, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.

Navarro Ardoy afirma que «estos resultados son de primordial importancia en este momento, en el que el Gobierno español está confeccionando una nueva Ley de Educación. Un reciente estudio realizado por la Unión Europea ha puesto de manifiesto que España es uno de los países que dedica menos tiempo a Educación Física en sus escuelas, por debajo de las tres horas recomendadas desde Europa».

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Los alumnos que hacen más ejercicio físico en el instituto sacan mejores notas

Los adolescentes que hacen más ejercicio físico en el instituto sacan mejores notas y tienen un mejor rendimiento cognitivo, lo que implica aspectos como la capacidad verbal y no verbal, el razonamiento abstracto, la capacidad espacial, el razonamiento verbal y la habilidad numérica.

 

[Img #11937] Así lo ha confirmado un estudio realizado por un grupo de científicos españoles, entre los que se encuentran tres investigadores de la Universidad de Granada.

El objetivo de este trabajo, publicado en el último número de ‘Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports’, era analizar los efectos de un programa de intervención escolar, denominado Edufit y centrado en aumentar el número de clases de Educación Física por semana y la intensidad de las mismas en un instituto de Murcia.

Para ello, sus autores trabajaron con una muestra formada por 67 adolescentes de entre 12 y 14 años, de ambos sexos (43 chicos y 24 chicas), que se dividió en tres grupos distintos.

El primero de ellos actuó como grupo control (no se intervino en él), y siguió practicando con normalidad sus clases de Educación Física, esto es, dos sesiones de 55 minutos a la semana, incluido el tiempo de desplazamiento a las instalaciones, cambio de ropa y aseo después de la práctica.

En el segundo grupo, sus integrantes tuvieron el doble de horas de Educación Física a la semana (cuatro), mientras que a los miembros del tercero, además de duplicarles las horas de Educación Física, éstas incluyeron ejercicios físicos de alta intensidad.

Inmediatamente antes y después de la intervención, que duró cuatro meses, los investigadores aplicaron a todos los participantes un test de inteligencia cognitiva, además de analizar su rendimiento académico.

RESULTADOS

66663 De este modo, observaron que todas las variables relacionadas con el rendimiento cognitivo, excepto el razonamiento verbal, aumentaron significativamente en el grupo que realizó cuatro horas de Educación Física de alta intensidad con respecto al grupo control que siguió recibiendo sus dos horas con normalidad. Además, el rendimiento académico medio de las asignaturas cursadas mejoró notablemente. Particularmente, las mejoras en las calificaciones fueron más importantes en asignaturas como Matemáticas, pero no en Lenguaje.

Francisco B. Ortega, investigador Ramón y Cajal de la Universidad de Granada y del Instituto Karolinska de Suecia, e investigador responsable de este trabajo, advierte de la necesidad de realizar más estudios en esta misma línea, con una muestra más amplia de participantes. «Con todo, nuestro estudio nos permite afirmar que la intensidad de las sesiones de Educación Física en los centros educativos podría desempeñar un papel importante sobre el rendimiento cognitivo y el éxito académico de los alumnos».

Ortega añade que «estudios previos han demostrado que las personas con mejor condición física tienen un mayor tamaño del hipocampo, centro del aprendizaje y memoria, lo que contribuiría a explicar los resultados observados en este estudio».

El efecto positivo del ejercicio físico sobre el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una de las sustancias que contribuyen al crecimiento de nuevas neuronas y sinapsis, así como el aumento de la capilarización y flujo sanguíneo a nivel cerebral, «son algunos de los mecanismos fisiológicos que se cree podrían explicar la mejora cognitiva y académica observada como consecuencia del aumento del número e intensidad de las sesiones de Educación Física».

Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de Daniel Navarro Ardoy, asesor de formación del Centro de Profesorado de la Región de Murcia, profesor de Educación Física y primer autor de este trabajo. Esta investigación fue codirigida por el catedrático de Fisiología Manuel Castillo Garzón, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.

Navarro Ardoy afirma que «estos resultados son de primordial importancia en este momento, en el que el Gobierno español está confeccionando una nueva Ley de Educación. Un reciente estudio realizado por la Unión Europea ha puesto de manifiesto que España es uno de los países que dedica menos tiempo a Educación Física en sus escuelas, por debajo de las tres horas recomendadas desde Europa».

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Los adolescentes que hacen más ejercicio en el instituto sacan mejores notas, según un estudio

66663 Los adolescentes que hacen más ejercicio físico en el instituto sacan mejores notas y tienen un mejor rendimiento cognitivo, lo que implica aspectos como la capacidad verbal y no verbal, el razonamiento abstracto, la capacidad espacial, el razonamiento verbal y la habilidad numérica.

Así lo ha confirmado un estudio realizado por un grupo de científicos españoles, entre los que se encuentran tres investigadores de la Universidad de Granada.

El objetivo de este trabajo, publicado en el último número de ‘Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports’, era analizar los efectos de un programa de intervención escolar, denominado Edufit y centrado en aumentar el número de clases de Educación Física por semana y la intensidad de las mismas en un instituto de Murcia.

Para ello, sus autores trabajaron con una muestra formada por 67 adolescentes de entre 12 y 14 años, de ambos sexos (43 chicos y 24 chicas), que se dividió en tres grupos distintos.

El primero de ellos actuó como grupo control (no se intervino en él), y siguió practicando con normalidad sus clases de Educación Física, esto es, dos sesiones de 55 minutos a la semana, incluido el tiempo de desplazamiento a las instalaciones, cambio de ropa y aseo después de la práctica.

En el segundo grupo, sus integrantes tuvieron el doble de horas de Educación Física a la semana (cuatro), mientras que a los miembros del tercero, además de duplicarles las horas de Educación Física, éstas incluyeron ejercicios físicos de alta intensidad.

Inmediatamente antes y después de la intervención, que duró cuatro meses, los investigadores aplicaron a todos los participantes un test de inteligencia cognitiva, además de analizar su rendimiento académico.

De este modo, observaron que todas las variables relacionadas con el rendimiento cognitivo, excepto el razonamiento verbal, aumentaron significativamente en el grupo que realizó cuatro horas de Educación Física de alta intensidad con respecto al grupo control que siguió recibiendo sus dos horas con normalidad. Además, el rendimiento académico medio de las asignaturas cursadas mejoró notablemente. Particularmente, las mejoras en las calificaciones fueron más importantes en asignaturas como Matemáticas, pero no en Lenguaje.

Francisco B. Ortega, investigador Ramón y Cajal de la Universidad de Granada y del Instituto Karolinska de Suecia, e investigador responsable de este trabajo, advierte de la necesidad de realizar más estudios en esta misma línea, con una muestra más amplia de participantes. «Con todo, nuestro estudio nos permite afirmar que la intensidad de las sesiones de Educación Física en los centros educativos podría desempeñar un papel importante sobre el rendimiento cognitivo y el éxito académico de los alumnos».

Ortega añade que «estudios previos han demostrado que las personas con mejor condición física tienen un mayor tamaño del hipocampo, centro del aprendizaje y memoria, lo que contribuiría a explicar los resultados observados en este estudio».

El efecto positivo del ejercicio físico sobre el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una de las sustancias que contribuyen al crecimiento de nuevas neuronas y sinapsis, así como el aumento de la capilarización y flujo sanguíneo a nivel cerebral, «son algunos de los mecanismos fisiológicos que se cree podrían explicar la mejora cognitiva y académica observada como consecuencia del aumento del número e intensidad de las sesiones de Educación Física».

Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de Daniel Navarro Ardoy, asesor de formación del Centro de Profesorado de la Región de Murcia, profesor de Educación Física y primer autor de este trabajo. Esta investigación fue codirigida por el catedrático de Fisiología Manuel Castillo Garzón, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.

Navarro Ardoy afirma que «estos resultados son de primordial importancia en este momento, en el que el Gobierno español está confeccionando una nueva Ley de Educación. Un reciente estudio realizado por la Unión Europea ha puesto de manifiesto que España es uno de los países que dedica menos tiempo a Educación Física en sus escuelas, por debajo de las tres horas recomendadas desde Europa».

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Los adolescentes que hacen más ejercicio en el instituto sacan mejores notas, según un estudio

66663 Los adolescentes que hacen más ejercicio físico en el instituto sacan mejores notas y tienen un mejor rendimiento cognitivo, lo que implica aspectos como la capacidad verbal y no verbal, el razonamiento abstracto, la capacidad espacial, el razonamiento verbal y la habilidad numérica.

Así lo ha confirmado un estudio realizado por un grupo de científicos españoles, entre los que se encuentran tres investigadores de la Universidad de Granada.

El objetivo de este trabajo, publicado en el último número de ‘Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports’, era analizar los efectos de un programa de intervención escolar, denominado Edufit y centrado en aumentar el número de clases de Educación Física por semana y la intensidad de las mismas en un instituto de Murcia.

Para ello, sus autores trabajaron con una muestra formada por 67 adolescentes de entre 12 y 14 años, de ambos sexos (43 chicos y 24 chicas), que se dividió en tres grupos distintos.

El primero de ellos actuó como grupo control (no se intervino en él), y siguió practicando con normalidad sus clases de Educación Física, esto es, dos sesiones de 55 minutos a la semana, incluido el tiempo de desplazamiento a las instalaciones, cambio de ropa y aseo después de la práctica.

En el segundo grupo, sus integrantes tuvieron el doble de horas de Educación Física a la semana (cuatro), mientras que a los miembros del tercero, además de duplicarles las horas de Educación Física, éstas incluyeron ejercicios físicos de alta intensidad.

Inmediatamente antes y después de la intervención, que duró cuatro meses, los investigadores aplicaron a todos los participantes un test de inteligencia cognitiva, además de analizar su rendimiento académico.

De este modo, observaron que todas las variables relacionadas con el rendimiento cognitivo, excepto el razonamiento verbal, aumentaron significativamente en el grupo que realizó cuatro horas de Educación Física de alta intensidad con respecto al grupo control que siguió recibiendo sus dos horas con normalidad. Además, el rendimiento académico medio de las asignaturas cursadas mejoró notablemente. Particularmente, las mejoras en las calificaciones fueron más importantes en asignaturas como Matemáticas, pero no en Lenguaje.

Francisco B. Ortega, investigador Ramón y Cajal de la Universidad de Granada y del Instituto Karolinska de Suecia, e investigador responsable de este trabajo, advierte de la necesidad de realizar más estudios en esta misma línea, con una muestra más amplia de participantes. «Con todo, nuestro estudio nos permite afirmar que la intensidad de las sesiones de Educación Física en los centros educativos podría desempeñar un papel importante sobre el rendimiento cognitivo y el éxito académico de los alumnos».

Ortega añade que «estudios previos han demostrado que las personas con mejor condición física tienen un mayor tamaño del hipocampo, centro del aprendizaje y memoria, lo que contribuiría a explicar los resultados observados en este estudio».

El efecto positivo del ejercicio físico sobre el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una de las sustancias que contribuyen al crecimiento de nuevas neuronas y sinapsis, así como el aumento de la capilarización y flujo sanguíneo a nivel cerebral, «son algunos de los mecanismos fisiológicos que se cree podrían explicar la mejora cognitiva y académica observada como consecuencia del aumento del número e intensidad de las sesiones de Educación Física».

Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de Daniel Navarro Ardoy, asesor de formación del Centro de Profesorado de la Región de Murcia, profesor de Educación Física y primer autor de este trabajo. Esta investigación fue codirigida por el catedrático de Fisiología Manuel Castillo Garzón, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.

Navarro Ardoy afirma que «estos resultados son de primordial importancia en este momento, en el que el Gobierno español está confeccionando una nueva Ley de Educación. Un reciente estudio realizado por la Unión Europea ha puesto de manifiesto que España es uno de los países que dedica menos tiempo a Educación Física en sus escuelas, por debajo de las tres horas recomendadas desde Europa».

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Publican un libro sobre el léxico militar de la fortificación en el español del XVI y XVII

«El léxico militar de la fortificación en el español de los siglos XVI y XVII» es el título del libro publicado por la Editorial Universidad de Granada y escrito por la profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada. La profesora López Vallejo contribuye con este libro a modificar tres hechos fundamentales de la historia del léxico español.

«El léxico militar de la fortificación en el español de los siglos XVI y XVII» es el título del libro publicado por la Editorial Universidad de Granada y escrito por la profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada. (Campus de Melilla), quien reflexiona sobre el hecho de que la revolución militar acontecida en el Siglo de Oro español fue de tal calado que dejó una huella de especial significación en el léxico áureo.

La profesora López Vallejo contribuye con este libro a modificar tres hechos fundamentales de la historia del léxico español: la existencia de estudios que versen sobre el vocabulario de la fortificación militar en el español clásico; la necesidad de investigar la historia de las terminologías en el dominio español, puesta de relieve, por ejemplo, en los recientes coloquios sobre los lenguajes de especialidad en lenguas iberorromances; y la carencia de un diccionario histórico del español.

La investigadora de la UGR afirma que, de acuerdo con las necesidades de la lexicolografía histórica, el objetivo principal de este proyecto se sustenta «en el estudio de una parcela específica del vocabulario de la ingeniería defensiva, a través de las voces que se recopilan en un glosario».

Al respecto, la autora añade un conjunto de tablas y gráficos en los que se indica, sintéticamente, qué soluciones adopta el español ante las novedades referenciales que inundan la ingeniería militar defensiva y en qué proporción toman parte cada uno de los principales procesos de creación léxico-semántica estudiados.

Según la profesora María Ángeles López Vallejo, los siglos áureos españoles son testigos de, entre otros, «dos hitos fundamentales: la llamada revolución militar y el ennoblecimiento del castellano como lengua de expresión de las disciplinas científico-técnicas que ven su alumbramiento o próspero desarrollo en esta época. De una de las consecuencias de la conjugación de estas dos circunstancias nos hacemos eco en estas páginas, en las que brindaremos la oportunidad de conocer la configuración de la terminología propia de un ámbito de la milicia que ocupa, junto con la artillería, un papel hegemónico dentro de la aludida revolución militar».

Se trata del léxico de la fortificación. El protagonismo que adquiere la poliorcética en los nuevos escenarios bélicos conlleva a los soldados españoles, que tienen una participación decisiva en varios conflictos internacionales, a perfeccionar sus sistemas defensivos frente a los ingenios tradicionales.

Así, urge la necesidad de designar las nuevas realidades, y serán varios los procesos de creación léxica, endógena y exógena, a los que recurrirá la lengua española para dar nombre a los conceptos inaugurados en el campo de la fortificación.

En este libro, de 270 páginas, se da cuenta de estos procesos y se traza la biografía de las principales palabras que constituyen el vocabulario de la fortificación de los siglos XVI y XVII, vocablos estos atestiguados a partir de un heterogéneo y original corpus.

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Publican un libro sobre el léxico militar de la fortificación en el español del XVI y XVII

«El léxico militar de la fortificación en el español de los siglos XVI y XVII» es el título del libro publicado por la Editorial Universidad de Granada y escrito por la profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada. La profesora López Vallejo contribuye con este libro a modificar tres hechos fundamentales de la historia del léxico español.

«El léxico militar de la fortificación en el español de los siglos XVI y XVII» es el título del libro publicado por la Editorial Universidad de Granada y escrito por la profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada. (Campus de Melilla), quien reflexiona sobre el hecho de que la revolución militar acontecida en el Siglo de Oro español fue de tal calado que dejó una huella de especial significación en el léxico áureo.

La profesora López Vallejo contribuye con este libro a modificar tres hechos fundamentales de la historia del léxico español: la existencia de estudios que versen sobre el vocabulario de la fortificación militar en el español clásico; la necesidad de investigar la historia de las terminologías en el dominio español, puesta de relieve, por ejemplo, en los recientes coloquios sobre los lenguajes de especialidad en lenguas iberorromances; y la carencia de un diccionario histórico del español.

La investigadora de la UGR afirma que, de acuerdo con las necesidades de la lexicolografía histórica, el objetivo principal de este proyecto se sustenta «en el estudio de una parcela específica del vocabulario de la ingeniería defensiva, a través de las voces que se recopilan en un glosario».

Al respecto, la autora añade un conjunto de tablas y gráficos en los que se indica, sintéticamente, qué soluciones adopta el español ante las novedades referenciales que inundan la ingeniería militar defensiva y en qué proporción toman parte cada uno de los principales procesos de creación léxico-semántica estudiados.

Según la profesora María Ángeles López Vallejo, los siglos áureos españoles son testigos de, entre otros, «dos hitos fundamentales: la llamada revolución militar y el ennoblecimiento del castellano como lengua de expresión de las disciplinas científico-técnicas que ven su alumbramiento o próspero desarrollo en esta época. De una de las consecuencias de la conjugación de estas dos circunstancias nos hacemos eco en estas páginas, en las que brindaremos la oportunidad de conocer la configuración de la terminología propia de un ámbito de la milicia que ocupa, junto con la artillería, un papel hegemónico dentro de la aludida revolución militar».

Se trata del léxico de la fortificación. El protagonismo que adquiere la poliorcética en los nuevos escenarios bélicos conlleva a los soldados españoles, que tienen una participación decisiva en varios conflictos internacionales, a perfeccionar sus sistemas defensivos frente a los ingenios tradicionales.

Así, urge la necesidad de designar las nuevas realidades, y serán varios los procesos de creación léxica, endógena y exógena, a los que recurrirá la lengua española para dar nombre a los conceptos inaugurados en el campo de la fortificación.

En este libro, de 270 páginas, se da cuenta de estos procesos y se traza la biografía de las principales palabras que constituyen el vocabulario de la fortificación de los siglos XVI y XVII, vocablos estos atestiguados a partir de un heterogéneo y original corpus.

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Publican un libro sobre el léxico militar de la fortificación en el español del XVI y XVII

«El léxico militar de la fortificación en el español de los siglos XVI y XVII» es el título del libro publicado por la Editorial Universidad de Granada y escrito por la profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada. La profesora López Vallejo contribuye con este libro a modificar tres hechos fundamentales de la historia del léxico español.

«El léxico militar de la fortificación en el español de los siglos XVI y XVII» es el título del libro publicado por la Editorial Universidad de Granada y escrito por la profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada. (Campus de Melilla), quien reflexiona sobre el hecho de que la revolución militar acontecida en el Siglo de Oro español fue de tal calado que dejó una huella de especial significación en el léxico áureo.

La profesora López Vallejo contribuye con este libro a modificar tres hechos fundamentales de la historia del léxico español: la existencia de estudios que versen sobre el vocabulario de la fortificación militar en el español clásico; la necesidad de investigar la historia de las terminologías en el dominio español, puesta de relieve, por ejemplo, en los recientes coloquios sobre los lenguajes de especialidad en lenguas iberorromances; y la carencia de un diccionario histórico del español.

La investigadora de la UGR afirma que, de acuerdo con las necesidades de la lexicolografía histórica, el objetivo principal de este proyecto se sustenta «en el estudio de una parcela específica del vocabulario de la ingeniería defensiva, a través de las voces que se recopilan en un glosario».

Al respecto, la autora añade un conjunto de tablas y gráficos en los que se indica, sintéticamente, qué soluciones adopta el español ante las novedades referenciales que inundan la ingeniería militar defensiva y en qué proporción toman parte cada uno de los principales procesos de creación léxico-semántica estudiados.

Según la profesora María Ángeles López Vallejo, los siglos áureos españoles son testigos de, entre otros, «dos hitos fundamentales: la llamada revolución militar y el ennoblecimiento del castellano como lengua de expresión de las disciplinas científico-técnicas que ven su alumbramiento o próspero desarrollo en esta época. De una de las consecuencias de la conjugación de estas dos circunstancias nos hacemos eco en estas páginas, en las que brindaremos la oportunidad de conocer la configuración de la terminología propia de un ámbito de la milicia que ocupa, junto con la artillería, un papel hegemónico dentro de la aludida revolución militar».

Se trata del léxico de la fortificación. El protagonismo que adquiere la poliorcética en los nuevos escenarios bélicos conlleva a los soldados españoles, que tienen una participación decisiva en varios conflictos internacionales, a perfeccionar sus sistemas defensivos frente a los ingenios tradicionales.

Así, urge la necesidad de designar las nuevas realidades, y serán varios los procesos de creación léxica, endógena y exógena, a los que recurrirá la lengua española para dar nombre a los conceptos inaugurados en el campo de la fortificación.

En este libro, de 270 páginas, se da cuenta de estos procesos y se traza la biografía de las principales palabras que constituyen el vocabulario de la fortificación de los siglos XVI y XVII, vocablos estos atestiguados a partir de un heterogéneo y original corpus.

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Los arrendadores de pisos de estudiantes ajustan los precios

Con la llegada de las calores estivales y la conclusión del curso académico toca buscar alojamiento para el próximo curso. En esta tarea se empeñan en estas semanas cientos de estudiantes de la Universidad de Granada, que, como es costumbre, buscan y rebuscan con el objetivo de encontrar un piso que se ajuste a sus necesidades y, sobre todo, a sus bolsillos. 

La realidad se impone y la mayoría apostará por compartir alojamiento -y gastos- el próximo curso académico. Desde la Oficina de Gestión de Alojamientos del Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad de Granada se explica que «con la crisis» los alumnos que utilizan este servicio de la UGR «priorizan» compartir entre varios, por cuestiones de ahorro, mientras que las «necesidades» que plantean esos mismo estudiantes son las mismas que años anteriores, sobre todo que el piso esté bien equipado y que esté bien situado.

Cada curso más de 10.000 personas se lanzan a buscar piso en Granada, según los datos que maneja la Oficina de la UGR de años anteriores. Otro «dato significativo» para los responsables de este servicio es que acumula más de medio millón de páginas abiertas en su web (http://estudiantes.ugr.es/alojamientos3/).

Este año, la oferta vuelve a ser «inmensa» por lo que los arrendadores están obligados a ajustar los precios. Según José María Suárez, del servicio de alojamiento de la UGR, «no se observa un incremento» en el alquiler con respecto al curso anterior, y «los precios están contenidos», precisamente para poder competir en el mercado.

Según explica Suárez, los precios oscilan entre un mínimo de unos 200 euros «sin manutención» y los 800 euros que puede rondar alojarse en un colegio o residencia.

En cuanto a la búsqueda en sí de piso, se mantiene el sistema tradicional de empapelar la ciudad (con especial insistencia en puntos de especial interés, como pueden ser las facultades) con anuncios que o bien ofrecen un piso o bien buscan un compañero con el que compartir alojamiento. Sin embargo, este método más tradicional convive con la búsqueda on line. La propia Oficina de Gestión de Alojamientos ofrece en su web la posibilidad de buscar piso. Para ello ofrece la posibilidad de visionar fotos de la oferta, que el propio servicio garantiza que se ajustan a la realidad.

En la misma web se pueden consultar además las convocatorias de plazas bonificadas en las residencias Emperador Carlos V y Fernando de los Ríos, que están abiertas hasta el 10 de julio en el caso de la primera residencia y el 15 para la segunda. En el caso de la Carlos V se ofertan habitaciones dobles a 403 euros, mientras que la Fernando de los Ríos cuenta con diez plazas a 170 euros.

Por otro lado, la Oficina -que comenzó a funcionar en el año 2008- trabaja para poner en marcha entre septiembre y octubre una opción de buscador que permite ajustar la oferta del servicio de la UGR a lo que el usuario de la web demanda, tal y como ya se puede buscar en otras universidades, como la de Cambridge.

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Los arrendadores de pisos de estudiantes ajustan los precios

Con la llegada de las calores estivales y la conclusión del curso académico toca buscar alojamiento para el próximo curso. En esta tarea se empeñan en estas semanas cientos de estudiantes de la Universidad de Granada, que, como es costumbre, buscan y rebuscan con el objetivo de encontrar un piso que se ajuste a sus necesidades y, sobre todo, a sus bolsillos. 

La realidad se impone y la mayoría apostará por compartir alojamiento -y gastos- el próximo curso académico. Desde la Oficina de Gestión de Alojamientos del Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad de Granada se explica que «con la crisis» los alumnos que utilizan este servicio de la UGR «priorizan» compartir entre varios, por cuestiones de ahorro, mientras que las «necesidades» que plantean esos mismo estudiantes son las mismas que años anteriores, sobre todo que el piso esté bien equipado y que esté bien situado.

Cada curso más de 10.000 personas se lanzan a buscar piso en Granada, según los datos que maneja la Oficina de la UGR de años anteriores. Otro «dato significativo» para los responsables de este servicio es que acumula más de medio millón de páginas abiertas en su web (http://estudiantes.ugr.es/alojamientos3/).

Este año, la oferta vuelve a ser «inmensa» por lo que los arrendadores están obligados a ajustar los precios. Según José María Suárez, del servicio de alojamiento de la UGR, «no se observa un incremento» en el alquiler con respecto al curso anterior, y «los precios están contenidos», precisamente para poder competir en el mercado.

Según explica Suárez, los precios oscilan entre un mínimo de unos 200 euros «sin manutención» y los 800 euros que puede rondar alojarse en un colegio o residencia.

En cuanto a la búsqueda en sí de piso, se mantiene el sistema tradicional de empapelar la ciudad (con especial insistencia en puntos de especial interés, como pueden ser las facultades) con anuncios que o bien ofrecen un piso o bien buscan un compañero con el que compartir alojamiento. Sin embargo, este método más tradicional convive con la búsqueda on line. La propia Oficina de Gestión de Alojamientos ofrece en su web la posibilidad de buscar piso. Para ello ofrece la posibilidad de visionar fotos de la oferta, que el propio servicio garantiza que se ajustan a la realidad.

En la misma web se pueden consultar además las convocatorias de plazas bonificadas en las residencias Emperador Carlos V y Fernando de los Ríos, que están abiertas hasta el 10 de julio en el caso de la primera residencia y el 15 para la segunda. En el caso de la Carlos V se ofertan habitaciones dobles a 403 euros, mientras que la Fernando de los Ríos cuenta con diez plazas a 170 euros.

Por otro lado, la Oficina -que comenzó a funcionar en el año 2008- trabaja para poner en marcha entre septiembre y octubre una opción de buscador que permite ajustar la oferta del servicio de la UGR a lo que el usuario de la web demanda, tal y como ya se puede buscar en otras universidades, como la de Cambridge.

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Los arrendadores de pisos de estudiantes ajustan los precios

Con la llegada de las calores estivales y la conclusión del curso académico toca buscar alojamiento para el próximo curso. En esta tarea se empeñan en estas semanas cientos de estudiantes de la Universidad de Granada, que, como es costumbre, buscan y rebuscan con el objetivo de encontrar un piso que se ajuste a sus necesidades y, sobre todo, a sus bolsillos. 

La realidad se impone y la mayoría apostará por compartir alojamiento -y gastos- el próximo curso académico. Desde la Oficina de Gestión de Alojamientos del Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad de Granada se explica que «con la crisis» los alumnos que utilizan este servicio de la UGR «priorizan» compartir entre varios, por cuestiones de ahorro, mientras que las «necesidades» que plantean esos mismo estudiantes son las mismas que años anteriores, sobre todo que el piso esté bien equipado y que esté bien situado.

Cada curso más de 10.000 personas se lanzan a buscar piso en Granada, según los datos que maneja la Oficina de la UGR de años anteriores. Otro «dato significativo» para los responsables de este servicio es que acumula más de medio millón de páginas abiertas en su web (http://estudiantes.ugr.es/alojamientos3/).

Este año, la oferta vuelve a ser «inmensa» por lo que los arrendadores están obligados a ajustar los precios. Según José María Suárez, del servicio de alojamiento de la UGR, «no se observa un incremento» en el alquiler con respecto al curso anterior, y «los precios están contenidos», precisamente para poder competir en el mercado.

Según explica Suárez, los precios oscilan entre un mínimo de unos 200 euros «sin manutención» y los 800 euros que puede rondar alojarse en un colegio o residencia.

En cuanto a la búsqueda en sí de piso, se mantiene el sistema tradicional de empapelar la ciudad (con especial insistencia en puntos de especial interés, como pueden ser las facultades) con anuncios que o bien ofrecen un piso o bien buscan un compañero con el que compartir alojamiento. Sin embargo, este método más tradicional convive con la búsqueda on line. La propia Oficina de Gestión de Alojamientos ofrece en su web la posibilidad de buscar piso. Para ello ofrece la posibilidad de visionar fotos de la oferta, que el propio servicio garantiza que se ajustan a la realidad.

En la misma web se pueden consultar además las convocatorias de plazas bonificadas en las residencias Emperador Carlos V y Fernando de los Ríos, que están abiertas hasta el 10 de julio en el caso de la primera residencia y el 15 para la segunda. En el caso de la Carlos V se ofertan habitaciones dobles a 403 euros, mientras que la Fernando de los Ríos cuenta con diez plazas a 170 euros.

Por otro lado, la Oficina -que comenzó a funcionar en el año 2008- trabaja para poner en marcha entre septiembre y octubre una opción de buscador que permite ajustar la oferta del servicio de la UGR a lo que el usuario de la web demanda, tal y como ya se puede buscar en otras universidades, como la de Cambridge.

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«Multar la prostitución callejera no funciona; sólo ha cambiado el problema de sitio»

«Para lo único que han servido las ordenanzas municipales que multan la prostitución callejera, como las de Granada o Málaga, es para que los ayuntamientos grandes le trasladen el problema a otros más pequeños, que tienen menos recursos para hacerles frente». Lo explica Francisco Jiménez Bautista, profesor en la Universidad de Granada, antropólogo y especialista en prostitución y en geografía urbana y exclusión social. En noviembre de 2009, cuando la ciudad donde reside, Granada, fue la segunda de España y la primera de Andalucía en multar el sexo mercenario en la calle, fue una de las voces más críticas.

Con tres años y medio de perspectiva, y después de que otras capitales como Málaga o Sevilla se uniesen a ese tipo de medidas, Jiménez valora que «no han servido para nada, porque sólo han cambiado el problema de sitio, no han aplicado ni una sola de las medidas de integración que proponían y han reducido el poder que tenían las prostitutas para negociar con los clientes las condiciones, lo que aumenta su inseguridad». En el caso de Málaga, la prostitución callejera «ocupa los polígonos industriales, lugares que la Policía ni se molesta en recorrer y donde las mujeres son mucho más vulnerables. Y en Granada sólo las han movido 500 metros, hasta las rotondas que ya son término municipal de Atarfe o Maracena».

Jiménez Bautista (Molvízar, Granada) ha publicado más de una docena de libros y 34 artículos sobre violencia, exclusión y geografía urbana, con estudios sobre la violencia en Colombia y, en 2009, una ‘Geografía de la prostitución en Granada’ en la que analizaba pormenorizadamente el fenómeno en su ciudad. Ejerce su magisterio actualmente en el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada.

Si se ha vuelto más insegura la vida de las prostitutas no es, según ha podido comprobar, por devolverlas a los pisos o a los clubs, lugares con los que no hay trasvase con la calle –»la prostituta que ejerce en la calle es porque no quiere que otro se quede el dinero»–, sino porque «las vuelve furtivas». Si la prostituta tiene que atender con prisas sin saber cuántos clientes va a tener, «negocian muy rápido las condiciones, dejan de poder imponer el preservativo, se exponen más… De momento no estamos viendo un repunte de las venéreas, pero no me extrañaría que llegase».

Francisco Jiménez Bautista
A todo esto se une la crisis económica que «ha tirado los precios, lo que antes costaba 40 euros ahora se vende por 10. Eso es porque ha bajado la demanda, los clientes no tienen dinero, y ha aumentado la oferta». Las españolas se han reincorporado a la prostitución «para la subsistencia. Hace cinco años las únicas prostitutas callejeras españolas eran yonquis, hoy ha renacido con fuerza un fenómeno que tenemos muy estudiado en países como Colombia: mujeres que se van del pueblo a la ciudad para prostituirse y envían dinero a casa».

Y la crisis no se nota sólo en la calle. «Los grandes prostíbulos están cerrando. Necesitaban mucho dinero del ladrillo y políticos corruptos para sobrevivir y ya no están. Esos prostíbulos, además, desautorizaban las ordenanzas que decían que perseguían la prostitución, porque hacían evidente la doble moral que buscaba ocultar el problema en lugar de asumirlo».

O prohibir o legalizar

En Francia o en Suecia «han prohibido la prostitución con todas las consecuencias, y han puesto los medios». Señala el profesor que «otra cuestión es cómo descubrimos que los franceses cruzan los Pirineos para ir a Lleida a consumir sexo de pago, en una inversión de cuando nosotros íbamos a Perpiñán a ver películas que no llegaban a España, o que los suecos vayan los fines de semana en el ferry a los países bálticos a lo mismo. Pero el Estado es coherente en su acción, no hace barbaridades».

Aunque tiene claro que está a favor de la legalización, Jiménez advierte que «aceptaría que se prohibiese, pero haciéndolo con todas las consecuencias, cerrando clubs y poniendo los medios para sacar a las mujeres que la practican de la marginalidad. Lo que me preocupa es que se haga como las ordenanzas, sin poner medios económicos ni valorar las consecuencias».

La legalización, según el modelo holandés o alemán, «permite convertir a estas mujeres en trabajadoras, pudiendo cotizar al doble porque su vida laboral es muy reducida, de unos 20 años, pero sobre todo permitiría una sanidad más controlada y mayor seguridad. En España este debate no se asume por las contradicciones de la izquierda, que hereda las del feminismo: unas feministas han defendido siempre que era una forma de liberación porque otorgaba independencia económica, y otras que era la mayor forma de explotación machista».

Otro dato que contempla con preocupación es el cambio en los perfiles de los clientes. «Son hombres casados o jóvenes, precisamente los que no deberían tener problemas para conseguir sexo sin pagar. Pero es un problema de educación sexual. En España hemos retrocedido 30 años en educación sexual y ahora, en lugar de recibirse en la escuela o la universidad, que yo la he impartido, se recibe del porno. Y el porno no es sexo normal. He escuchado a prostitutas escandalizadas de las cosas que les han pedido, pero ni siquiera eso es el problema. Estamos fomentando una generación de insatisfechos porque estamos queriendo separar la sexualidad de la personalidad y ocultarla, y es increíble que repitamos los mismos errores».

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