El Telegrama de Melilla

Portada: Cuatro ponencias analizan el carácter altruista y el agresivo en el Campus de la UGR

Pág. 13: Cuatro ponencias analizarán estos dos caracteres humanos y sus consecuencias

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Ideal

Págs. 12-13: «El gran mal de Granada es que nos faltan unos objetivos comunes»

Estímulos fiscales para impulsar las empresas

Pág. 36: CARTA AL DIRECTOR. La Universidad de Granada, los egos y personalismos

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Estímulos fiscales para impulsar las empresas

Pág. 36: CARTA AL DIRECTOR. La Universidad de Granada, los egos y personalismos

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Granada Hoy

Pág. 23: La actividad de los delegados de curso se reconocerá con créditos

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Granada Hoy

Pág. 23: La actividad de los delegados de curso se reconocerá con créditos

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La actividad de los delegados de curso se reconocerá con créditos

Los estudiantes de la Universidad de Granada (UGR) que sean delegados de curso podrán ‘convalidar’ su actividad como representantes de sus compañeros por créditos, según lo aprobado en el último consejo de gobierno de la institución académica.

La Universidad entiende que la actividad desempeñada por los delegados de curso supone representar a los compañeros, por lo que se prevé reconocer esa dedicación con un crédito por curso académico, con un tope de dos créditos a lo largo de todo el grado.

La solicitud para obtener este crédito debe efectuarse por el decano de la facultad o el director del centro, de forma anual. En la solicitud, según lo aprobado en consejo de gobierno, deben reflejarse de forma «pormenorizada» las actividades a desarrollar por los delegados, así como una estimación en horas de la dedicación requerida para llevar a cabo, precisamente, dichas actividades. Asimismo, se pide que se especifique un mecanismo de seguimiento del cumplimiento de las actividades por parte del decanato o de la dirección del centro.

A los delegados se les exige asistir y participar en las comisiones docentes o académicas de los grados, así como comparecer en las comisiones de garantía interna de la calidad de la titulación. Además, deben presentarse a «cuantas otras comisiones que le puedan afectar al grado».

Por otro lado, en la misma sesión del consejo de gobierno se aprobó la Normativa de Evaluación y de calificación de los estudiantes de la Universidad de Granada. El documento adapta la normativa a la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y establece, entre otros aspectos, la obligatoriedad de adaptar las tutorías a los estudiantes con necesidades educativas especiales, y la posibilidad de que se establezcan «instrumentos telemáticos» complementarios al régimen presencial de las tutorías.

Asimismo, regula el sistema de calificaciones y su revisión. El texto recoge aspectos como las actividades que pueden componer los sistemas de evaluación (exámenes, trabajos, prácticas o participación en clases o seminarios), cómo deben desarrollarse las pruebas (duración, publicidad de fechas o tiempo mínimo entre examen y examen de asignaturas de un mismo curso). También se advierte de que copiar o plagiar conlleva la calificación numérica de cero, «con independencia de las responsabilidades disciplinarias a que haya lugar», y prohíbe el uso de aparatos electrónicos, tales como teléfonos móviles.

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La actividad de los delegados de curso se reconocerá con créditos

Los estudiantes de la Universidad de Granada (UGR) que sean delegados de curso podrán ‘convalidar’ su actividad como representantes de sus compañeros por créditos, según lo aprobado en el último consejo de gobierno de la institución académica.

La Universidad entiende que la actividad desempeñada por los delegados de curso supone representar a los compañeros, por lo que se prevé reconocer esa dedicación con un crédito por curso académico, con un tope de dos créditos a lo largo de todo el grado.

La solicitud para obtener este crédito debe efectuarse por el decano de la facultad o el director del centro, de forma anual. En la solicitud, según lo aprobado en consejo de gobierno, deben reflejarse de forma «pormenorizada» las actividades a desarrollar por los delegados, así como una estimación en horas de la dedicación requerida para llevar a cabo, precisamente, dichas actividades. Asimismo, se pide que se especifique un mecanismo de seguimiento del cumplimiento de las actividades por parte del decanato o de la dirección del centro.

A los delegados se les exige asistir y participar en las comisiones docentes o académicas de los grados, así como comparecer en las comisiones de garantía interna de la calidad de la titulación. Además, deben presentarse a «cuantas otras comisiones que le puedan afectar al grado».

Por otro lado, en la misma sesión del consejo de gobierno se aprobó la Normativa de Evaluación y de calificación de los estudiantes de la Universidad de Granada. El documento adapta la normativa a la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y establece, entre otros aspectos, la obligatoriedad de adaptar las tutorías a los estudiantes con necesidades educativas especiales, y la posibilidad de que se establezcan «instrumentos telemáticos» complementarios al régimen presencial de las tutorías.

Asimismo, regula el sistema de calificaciones y su revisión. El texto recoge aspectos como las actividades que pueden componer los sistemas de evaluación (exámenes, trabajos, prácticas o participación en clases o seminarios), cómo deben desarrollarse las pruebas (duración, publicidad de fechas o tiempo mínimo entre examen y examen de asignaturas de un mismo curso). También se advierte de que copiar o plagiar conlleva la calificación numérica de cero, «con independencia de las responsabilidades disciplinarias a que haya lugar», y prohíbe el uso de aparatos electrónicos, tales como teléfonos móviles.

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Las poblaciones prehistóricas usaron el bronce en lugar del cobre por cuestiones estéticas, según arqueólogos

65313 Durante la Prehistoria no se empezó a utilizar el bronce en lugar del cobre por ser éste un material más duro sino por una simple cuestión estética, ya que brilla más y es más parecido a la plata, según expone un grupo de arqueólogos de la Universidad de Granada (UGR) en un artículo publicado en ‘Menga. Revista de Prehistoria de Andalucía’ y en cuyo trabajo ha participado el laboratorio del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de la Islas Baleares. 

Los autores defienden una teoría muy novedosa: la importante innovación tecnológica que supuso el desarrollo de la metalurgia del bronce (aleación de cobre y estaño) se produjo únicamente porque este metal era visualmente más atractivo, y no porque mejorara las condiciones técnicas de los útiles y herramientas realizados en cobre hasta ese momento.

Los investigadores, pertenecientes al grupo GEA, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR, han llegado a esta conclusión tras analizar el material hallado en el yacimiento arqueológico del Cerro de San Cristóbal de Ogíjares (Granada).

Este yacimiento pertenece a la Edad del Bronce (2200-1500 AC), y se enmarca dentro de la denominada Cultura de El Argar, que se extiende por todo el sureste de la Península Ibérica. Se trata de un poblado de pequeñas dimensiones (0,6 hectáreas, aproximadamente) situado en plena Vega de Granada, en un entorno especialmente propicio para el desarrollo de prácticas agrícolas, la principal base subsistencial de estas poblaciones.

14

Enterramientos localizados

Los investigadores encontraron 14 enterramientos, donde pudieron identificar, al menos, a 17 individuos. Todos ellos estaban acompañados de ajuares funerarios, compuestos por varias vasijas cerámicas y objetos de metal, fundamentalmente puñales y adornos como pulseras y anillos.

Además, de entre estos objetos metálicos llama la atención un hallazgo excepcional, consistente en 83 clavos o tachuelas que, posiblemente, formaron parte de algún objeto realizado en material orgánico como el cuero o la madera, ya desaparecido, y que formarían parte de alguna prenda de vestir o de algún tipo de contenedor.

Precisamente, los investigadores estudiaron en profundidad la tecnología de manufactura de estos objetos metálicos, analizando su composición, metalografía y microdureza. Sorprendentemente, descubrieron que la aleación de cobre y estaño (esto es, el bronce) no mejora las propiedades funcionales de los objetos, como tradicionalmente se había sostenido.

«Al contrario —apunta Gonzalo Aranda Jiménez, investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR y uno de los autores del trabajo—, la dureza y resistencia de los objetos metálicos realizados en bronce es equiparable a los previamente manufacturados sólo en cobre». Los arqueólogos creen que el bronce empezó a emplearse por razones de índole simbólica e ideológica como, por ejemplo, la modificación del color de los objetos.

Material hallado en los años ochenta

Aranda Jiménez destaca la enorme importancia que tienen las excavaciones preventivas como el yacimiento arqueológico del Cerro de San Cristóbal de Ogíjares, que se llevó a cabo en los años 80, aunque el material hallado se ha analizado ahora. «Estas excavaciones ofrecen muchísima información sobre las sociedades pasadas y suponen una magnífica oportunidad de colaboración entre las empresas de arqueología y los grupos de investigación de las universidades».

En este trabajo han colaborado también investigadores del Instituto de Historia del CSIC, el Laboratorio de Antropología de la UGR, el centro de investigación «Arqueología y Ciencia de los Materiales» del Deutsches Bergbau-Museum de Bochum (Alemania), el Museo Arqueológico Nacional (Madrid), el laboratorio del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de la Islas Baleares o el Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén.

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Las poblaciones prehistóricas usaron el bronce en lugar del cobre por cuestiones estéticas, según arqueólogos

65313 Durante la Prehistoria no se empezó a utilizar el bronce en lugar del cobre por ser éste un material más duro sino por una simple cuestión estética, ya que brilla más y es más parecido a la plata, según expone un grupo de arqueólogos de la Universidad de Granada (UGR) en un artículo publicado en ‘Menga. Revista de Prehistoria de Andalucía’ y en cuyo trabajo ha participado el laboratorio del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de la Islas Baleares. 

Los autores defienden una teoría muy novedosa: la importante innovación tecnológica que supuso el desarrollo de la metalurgia del bronce (aleación de cobre y estaño) se produjo únicamente porque este metal era visualmente más atractivo, y no porque mejorara las condiciones técnicas de los útiles y herramientas realizados en cobre hasta ese momento.

Los investigadores, pertenecientes al grupo GEA, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR, han llegado a esta conclusión tras analizar el material hallado en el yacimiento arqueológico del Cerro de San Cristóbal de Ogíjares (Granada).

Este yacimiento pertenece a la Edad del Bronce (2200-1500 AC), y se enmarca dentro de la denominada Cultura de El Argar, que se extiende por todo el sureste de la Península Ibérica. Se trata de un poblado de pequeñas dimensiones (0,6 hectáreas, aproximadamente) situado en plena Vega de Granada, en un entorno especialmente propicio para el desarrollo de prácticas agrícolas, la principal base subsistencial de estas poblaciones.

14

Enterramientos localizados

Los investigadores encontraron 14 enterramientos, donde pudieron identificar, al menos, a 17 individuos. Todos ellos estaban acompañados de ajuares funerarios, compuestos por varias vasijas cerámicas y objetos de metal, fundamentalmente puñales y adornos como pulseras y anillos.

Además, de entre estos objetos metálicos llama la atención un hallazgo excepcional, consistente en 83 clavos o tachuelas que, posiblemente, formaron parte de algún objeto realizado en material orgánico como el cuero o la madera, ya desaparecido, y que formarían parte de alguna prenda de vestir o de algún tipo de contenedor.

Precisamente, los investigadores estudiaron en profundidad la tecnología de manufactura de estos objetos metálicos, analizando su composición, metalografía y microdureza. Sorprendentemente, descubrieron que la aleación de cobre y estaño (esto es, el bronce) no mejora las propiedades funcionales de los objetos, como tradicionalmente se había sostenido.

«Al contrario —apunta Gonzalo Aranda Jiménez, investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR y uno de los autores del trabajo—, la dureza y resistencia de los objetos metálicos realizados en bronce es equiparable a los previamente manufacturados sólo en cobre». Los arqueólogos creen que el bronce empezó a emplearse por razones de índole simbólica e ideológica como, por ejemplo, la modificación del color de los objetos.

Material hallado en los años ochenta

Aranda Jiménez destaca la enorme importancia que tienen las excavaciones preventivas como el yacimiento arqueológico del Cerro de San Cristóbal de Ogíjares, que se llevó a cabo en los años 80, aunque el material hallado se ha analizado ahora. «Estas excavaciones ofrecen muchísima información sobre las sociedades pasadas y suponen una magnífica oportunidad de colaboración entre las empresas de arqueología y los grupos de investigación de las universidades».

En este trabajo han colaborado también investigadores del Instituto de Historia del CSIC, el Laboratorio de Antropología de la UGR, el centro de investigación «Arqueología y Ciencia de los Materiales» del Deutsches Bergbau-Museum de Bochum (Alemania), el Museo Arqueológico Nacional (Madrid), el laboratorio del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de la Islas Baleares o el Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén.

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El brillo del metal, vital para la evolución del hombre prehistórico

65313 Un grupo de arqueólogos de la Universidad de Granada afirma que el desarrollo de la metalurgia del bronce, obtenido de la aleación de cobre y estaño, se produjo especialmente por los cambios en el brillo y color de los objetos, más parecidos a la plata, y no porque fuera más duro como se pensaba hasta ahora.

La investigación, dice en un comunicado la institución, revela que durante la Prehistoria no se empezó por tanto a utilizar el bronce en lugar del cobre por ser éste un material más duro, sino por una simple cuestión estética: brillaba más y era más parecido a la plata.

En un artículo científico publicado recientemente, un grupo de arqueólogos defienden una teoría que, según sus proponentes, resulta muy novedosa, al determinar que la importante innovación tecnológica que supuso el desarrollo de la metalurgia del bronce se produjo únicamente porque este metal era visualmente más atractivo.

Los investigadores, del departamento de Prehistoria y Arqueología, llegaron a esta conclusión tras analizar el material hallado en el yacimiento arqueológico del Cerro de San Cristóbal de Ogíjares (Granada).

Este yacimiento pertenece a la Edad del Bronce (2200-1500 AC), y se enmarca dentro de la denominada Cultura de El Argar, que se extiende por todo el sureste de la Península Ibérica.

PULSERAS Y ANILLOS. Los investigadores encontraron 14 enterramientos, donde pudieron identificar al menos a 17 individuos, todos ellos acompañados de ajuares funerarios, compuestos por varias vasijas cerámicas y objetos de metal, fundamentalmente puñales y adornos como pulseras y anillos.

Además, de entre estos objetos metálicos, llamó la atención un hallazgo excepcional, consistente en 83 clavos o tachuelas que, posiblemente, formaron parte de algún objeto realizado en material orgánico como el cuero o la madera, ya desaparecido, y que formarían parte de alguna prenda de vestir o de algún tipo de contenedor.

Precisamente, los investigadores estudiaron en profundidad la tecnología de manufactura de estos objetos metálicos, analizando su composición, metalografía y microdureza.

Sorprendentemente, descubrieron que la aleación de cobre y estaño (bronce) no mejoraba las propiedades funcionales de los objetos, como tradicionalmente se había sostenido.

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El brillo del metal, vital para la evolución del hombre prehistórico

65313 Un grupo de arqueólogos de la Universidad de Granada afirma que el desarrollo de la metalurgia del bronce, obtenido de la aleación de cobre y estaño, se produjo especialmente por los cambios en el brillo y color de los objetos, más parecidos a la plata, y no porque fuera más duro como se pensaba hasta ahora.

La investigación, dice en un comunicado la institución, revela que durante la Prehistoria no se empezó por tanto a utilizar el bronce en lugar del cobre por ser éste un material más duro, sino por una simple cuestión estética: brillaba más y era más parecido a la plata.

En un artículo científico publicado recientemente, un grupo de arqueólogos defienden una teoría que, según sus proponentes, resulta muy novedosa, al determinar que la importante innovación tecnológica que supuso el desarrollo de la metalurgia del bronce se produjo únicamente porque este metal era visualmente más atractivo.

Los investigadores, del departamento de Prehistoria y Arqueología, llegaron a esta conclusión tras analizar el material hallado en el yacimiento arqueológico del Cerro de San Cristóbal de Ogíjares (Granada).

Este yacimiento pertenece a la Edad del Bronce (2200-1500 AC), y se enmarca dentro de la denominada Cultura de El Argar, que se extiende por todo el sureste de la Península Ibérica.

PULSERAS Y ANILLOS. Los investigadores encontraron 14 enterramientos, donde pudieron identificar al menos a 17 individuos, todos ellos acompañados de ajuares funerarios, compuestos por varias vasijas cerámicas y objetos de metal, fundamentalmente puñales y adornos como pulseras y anillos.

Además, de entre estos objetos metálicos, llamó la atención un hallazgo excepcional, consistente en 83 clavos o tachuelas que, posiblemente, formaron parte de algún objeto realizado en material orgánico como el cuero o la madera, ya desaparecido, y que formarían parte de alguna prenda de vestir o de algún tipo de contenedor.

Precisamente, los investigadores estudiaron en profundidad la tecnología de manufactura de estos objetos metálicos, analizando su composición, metalografía y microdureza.

Sorprendentemente, descubrieron que la aleación de cobre y estaño (bronce) no mejoraba las propiedades funcionales de los objetos, como tradicionalmente se había sostenido.

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