l Defensor Universitario recibió a lo largo de 2012 un total de 965 expedientes, pocos si se tiene en cuenta la dimensión de la Universidad de Granada, con casi 70.000 alumnos, pero una cantidad notable si se echa la vista atrás y se observa que hace apenas cinco años el número de quejas apenas llegaba al centenar. No sólo han aumentado las reclamaciones -un 6% más que en 2011-, sino que han variado en su fondo. Según el Defensor Universitario, Enrique Hita, el pasado año se registraron unas 60 quejas procedentes del profesorado, con un matiz nuevo, cada vez más los docentes se quejan del comportamiento de sus alumnos.

«Son quejas que no puedo atender, para esas cuestiones está la inspección de servicio», subraya Hita, que ayer hizo público su balance en el Claustro de la UGR. «Sobre todo se quejan del comportamiento, de la forma en la que se dirigen hacia ellos», reseña el Defensor, que apunta, no obstante, que la inmensa mayoría de las reclamaciones que recibe proceden del alumnado. Otras de las cuestiones que han elevado a nivel de queja los profesores son, según Hita, la carga docente, los criterios para escoger las asignaturas o la cuestión de la distribución de espacios.

En el otro lado, los alumnos tienen su principal motivo de queja precisamente en el profesorado. Según el informe, el 35% de las reclamaciones de los estudiantes van contra los docentes, bien por los criterios de evaluación o faltas de asistencia. «Los alumnos exigen cada vez más que se cumpla», explica el Defensor. También se quejan de los horarios o de la posibilidad de elegir grupo.

Los alumnos, además, también han manifestado ante el Defensor discrepancias relacionadas con los órganos de gobierno de la UGR (22%), dirección de centros y departamentos (20%).

La mayoría de las reclamaciones son de procedimiento (44%), seguidas por cuestiones de evaluación, docencia y convivencia universitaria.

En 2012 se recibieron 245 quejas, a las que se suman 634 expedientes, la gran mayoría (84%) remitidos por vía telemática. El 92% corresponden a alumnos, el 6% a personal docente y el resto a personal de administración y servicios, una cantidad mínima ya que «utilizan la vía sindical».

En el terreno de sugerencias realizadas por el Defensor, Enrique Hita planteó ante el Claustro la necesidad de que haya un mejor conocimiento de la normativa o de regular la distribución de competencias entre los distintos órganos de los centros, entre otros aspectos que atañen tanto a alumnos, profesores como el resto del personal de la UGR.

Sobre su labor, el Defensor subrayó que se dio solución a aproximadamente el 80% de los casos. Asimismo, defendió la necesidad de mantener su «independencia como un principio de actuación esencial».

En el Claustro de ayer, tras la presentación del informe, hubo tres intervenciones, entre las que destacó la de un estudiante que «ha hecho sugerencias muy positivas».

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l Defensor Universitario recibió a lo largo de 2012 un total de 965 expedientes, pocos si se tiene en cuenta la dimensión de la Universidad de Granada, con casi 70.000 alumnos, pero una cantidad notable si se echa la vista atrás y se observa que hace apenas cinco años el número de quejas apenas llegaba al centenar. No sólo han aumentado las reclamaciones -un 6% más que en 2011-, sino que han variado en su fondo. Según el Defensor Universitario, Enrique Hita, el pasado año se registraron unas 60 quejas procedentes del profesorado, con un matiz nuevo, cada vez más los docentes se quejan del comportamiento de sus alumnos.

«Son quejas que no puedo atender, para esas cuestiones está la inspección de servicio», subraya Hita, que ayer hizo público su balance en el Claustro de la UGR. «Sobre todo se quejan del comportamiento, de la forma en la que se dirigen hacia ellos», reseña el Defensor, que apunta, no obstante, que la inmensa mayoría de las reclamaciones que recibe proceden del alumnado. Otras de las cuestiones que han elevado a nivel de queja los profesores son, según Hita, la carga docente, los criterios para escoger las asignaturas o la cuestión de la distribución de espacios.

En el otro lado, los alumnos tienen su principal motivo de queja precisamente en el profesorado. Según el informe, el 35% de las reclamaciones de los estudiantes van contra los docentes, bien por los criterios de evaluación o faltas de asistencia. «Los alumnos exigen cada vez más que se cumpla», explica el Defensor. También se quejan de los horarios o de la posibilidad de elegir grupo.

Los alumnos, además, también han manifestado ante el Defensor discrepancias relacionadas con los órganos de gobierno de la UGR (22%), dirección de centros y departamentos (20%).

La mayoría de las reclamaciones son de procedimiento (44%), seguidas por cuestiones de evaluación, docencia y convivencia universitaria.

En 2012 se recibieron 245 quejas, a las que se suman 634 expedientes, la gran mayoría (84%) remitidos por vía telemática. El 92% corresponden a alumnos, el 6% a personal docente y el resto a personal de administración y servicios, una cantidad mínima ya que «utilizan la vía sindical».

En el terreno de sugerencias realizadas por el Defensor, Enrique Hita planteó ante el Claustro la necesidad de que haya un mejor conocimiento de la normativa o de regular la distribución de competencias entre los distintos órganos de los centros, entre otros aspectos que atañen tanto a alumnos, profesores como el resto del personal de la UGR.

Sobre su labor, el Defensor subrayó que se dio solución a aproximadamente el 80% de los casos. Asimismo, defendió la necesidad de mantener su «independencia como un principio de actuación esencial».

En el Claustro de ayer, tras la presentación del informe, hubo tres intervenciones, entre las que destacó la de un estudiante que «ha hecho sugerencias muy positivas».

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63819 Un equipo de científicos ha hallado en una laguna de Sierra Nevada ubicada a 3.020 metros sobre el nivel del mar evidencias de polución atmosférica provocada por plomo, asociada a actividades metalúrgicas, que datan de hace unos 3.900 años (la Edad del Bronce Temprana).

Se trata de los restos de contaminación atmosférica más antigua de la que se tienen registros en el sur de la península ibérica, según informa la Universidad de Granada en un comunicado.

El grupo de investigación lo conforman las universidades de Granada, Sevilla y Arizona del Norte (Estados Unidos) junto a investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, la Junta de Andalucía y la empresa granadina Estudios Geológicos y Medioambientales.

Este trabajo, que ha sido publicado en la revista Science of the Total Environment, pone de manifiesto la influencia de la actividad humana sobre el medio ambiente debido al inicio de la metalurgia durante el Holoceno final en el sur de la península ibérica.

A partir de los análisis geoquímicos realizados en los sedimentos depositados durante los últimos 10.000 años en la Laguna de Río Seco, un lago remoto alpino de Sierra Nevada situado a 3.020 metros sobre el nivel del mar, se han conseguido reconocer evidencias de polución atmosférica por plomo asociada a actividades metalúrgicas desde hace unos 3.900 años (Edad del Bronce Temprana).

Coincide con un incremento en los incendios y deforestación en el sur de la península.

Según el investigador de la Universidad de Granada José Antonio Lozano Rodríguez, estos datos evidencian «la gran influencia que ya ejercían nuestros antepasados sobre el medio ambiente».

La contaminación por plomo aumentó gradualmente durante la Edad del Bronce Tardío y del Hierro Temprano, coincidiendo con el desarrollo y expansión de la metalurgia en el sur de la península.

El registro estudiado muestra la máxima contaminación por plomo hace unos 2.900 años, lo que implicaría una intensa movilización y manipulación de este metal en las inmediaciones de Sierra Nevada.

En el registro estudiado por los científicos también se observan importantes niveles de contaminación atmosférica por plomo durante el imperio romano, que explotó grandes cantidades de este metal en el sur de la península, así como durante los últimos 300 años, coincidiendo con la revolución industrial y la reactivación de la actividad minera del plomo en el sur de España.

Un dato que también muestra este registro es una disminución en la polución atmosférica por plomo durante las últimas décadas, «lo que sugiere que las medidas tomadas globalmente para reducir las emisiones de plomo a la atmósfera, como el uso de la gasolina sin plomo, han contribuido a disminuir los niveles atmosféricos de este metal», según Lozano.

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63819 Un equipo de científicos ha hallado en una laguna de Sierra Nevada ubicada a 3.020 metros sobre el nivel del mar evidencias de polución atmosférica provocada por plomo, asociada a actividades metalúrgicas, que datan de hace unos 3.900 años (la Edad del Bronce Temprana).

Se trata de los restos de contaminación atmosférica más antigua de la que se tienen registros en el sur de la península ibérica, según informa la Universidad de Granada en un comunicado.

El grupo de investigación lo conforman las universidades de Granada, Sevilla y Arizona del Norte (Estados Unidos) junto a investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, la Junta de Andalucía y la empresa granadina Estudios Geológicos y Medioambientales.

Este trabajo, que ha sido publicado en la revista Science of the Total Environment, pone de manifiesto la influencia de la actividad humana sobre el medio ambiente debido al inicio de la metalurgia durante el Holoceno final en el sur de la península ibérica.

A partir de los análisis geoquímicos realizados en los sedimentos depositados durante los últimos 10.000 años en la Laguna de Río Seco, un lago remoto alpino de Sierra Nevada situado a 3.020 metros sobre el nivel del mar, se han conseguido reconocer evidencias de polución atmosférica por plomo asociada a actividades metalúrgicas desde hace unos 3.900 años (Edad del Bronce Temprana).

Coincide con un incremento en los incendios y deforestación en el sur de la península.

Según el investigador de la Universidad de Granada José Antonio Lozano Rodríguez, estos datos evidencian «la gran influencia que ya ejercían nuestros antepasados sobre el medio ambiente».

La contaminación por plomo aumentó gradualmente durante la Edad del Bronce Tardío y del Hierro Temprano, coincidiendo con el desarrollo y expansión de la metalurgia en el sur de la península.

El registro estudiado muestra la máxima contaminación por plomo hace unos 2.900 años, lo que implicaría una intensa movilización y manipulación de este metal en las inmediaciones de Sierra Nevada.

En el registro estudiado por los científicos también se observan importantes niveles de contaminación atmosférica por plomo durante el imperio romano, que explotó grandes cantidades de este metal en el sur de la península, así como durante los últimos 300 años, coincidiendo con la revolución industrial y la reactivación de la actividad minera del plomo en el sur de España.

Un dato que también muestra este registro es una disminución en la polución atmosférica por plomo durante las últimas décadas, «lo que sugiere que las medidas tomadas globalmente para reducir las emisiones de plomo a la atmósfera, como el uso de la gasolina sin plomo, han contribuido a disminuir los niveles atmosféricos de este metal», según Lozano.

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