Formulan una nueva hipótesis sobre por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos

Un investigador de la Universidad de Granada (UGR) ha formulado una nueva hipótesis en torno a un enigma que la comunidad científica aún no ha sido capaz de resolver y que podría revolucionar la industria farmacéutica: ¿Por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos? Su trabajo ha determinado que el uso de antibióticos puede provocar, incluso, que bacterias que no eran resistentes adquieran dicha resistencia porque captan el ADN de otras que sí lo son.
Mohammed Bakkali, científico del departamento de Genética de la Facultad de Ciencias de la UGR, sostiene que el abuso que se hace de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos, ya que la presencia de antibióticos las somete a un enorme estrés. «De este modo, las bacterias que no eran resistentes se convierten en resistentes de forma completamente accidental al ingerir este ADN e incluso pueden hacerse mucho más virulentas, en parte debido al estrés al que las sometemos cuando abusamos del uso de los antibióticos», apunta el investigador, en un comunicado remitido por la UGR.

 Desde hace décadas, científicos de todo el mundo investigan cuándo, cómo y por qué las bacterias captan ADN de otras bacterias resistentes a los antibióticos, haciéndose así resistentes también. Las respuestas al cuándo captan el ADN (en situaciones desfavorables o estresantes) y al cómo es el aparato que las bacterias usan para captarlo están claras, pero, hasta la fecha, «nadie ha determinado la razón que lleva a las bacterias a ingerir ese material genético», apunta Bakkali en un trabajo publicado en el último número de la revista ‘Archives of Microbiology’.

En condiciones normales, una bacteria podría tener mucho que perder si ‘decide’ captar ADN, ya que no dispone de un ‘lector de ADN’ que le permita captar solo las moléculas que le son útiles y lo más probable es que este ADN le sea dañino, e incluso letal.

En su artículo, Mohammed Bakkali argumenta que, en realidad, las bacterias no buscan ADN para captar (parecen no ‘querer’ ese ADN, ya que están continuamente degradándolo, es decir, rompiéndolo), y que dicha captación es un evento fortuito y sub-producto de un tipo de motilidad bacteriana que forma parte a su respuesta al estrés al cual la bacteria puede verse sometida.

Por lo tanto, el uso indiscriminado de antibióticos que hacemos en la actualidad «no solamente selecciona las bacterias resistentes, sino que también hace que las bacterias capten más ADN, debido al aumento de su motilidad en respuesta al estrés que les impone el antibiótico».

El resultado es que el estrés impuesto por el propio antibiótico induce la captación de material genético que puede conferir resistencia al antibiótico por parte de bacterias que de otra forma no iban a captar ese ADN ni hacerse resistentes al antibiótico. Además, dicho efecto se ve potenciado por su inespecificidad, ya que ocurre tanto en el patógeno diana como en otras bacterias.

El investigador de la UGR afirma que, cuando una bacteria capta ADN procedente de otra que era resistente a un antibiótico (y que pudo morir debido a otro factor ambiental), la bacteria que lo capta consigue resistencia a ese antibiótico. «De esta forma las bacterias pueden ir añadiendo arsenal de resistencia a antibióticos y terminar resistentes a una amplia gama de éstos, como es el caso de la cepa multi-resistente de un estafilococo, llamado ‘Staphylococcus aurius’, que causa estragos en muchos quirófanos».

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Formulan una nueva hipótesis sobre por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos

Un investigador de la Universidad de Granada (UGR) ha formulado una nueva hipótesis en torno a un enigma que la comunidad científica aún no ha sido capaz de resolver y que podría revolucionar la industria farmacéutica: ¿Por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos? Su trabajo ha determinado que el uso de antibióticos puede provocar, incluso, que bacterias que no eran resistentes adquieran dicha resistencia porque captan el ADN de otras que sí lo son.
Mohammed Bakkali, científico del departamento de Genética de la Facultad de Ciencias de la UGR, sostiene que el abuso que se hace de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos, ya que la presencia de antibióticos las somete a un enorme estrés. «De este modo, las bacterias que no eran resistentes se convierten en resistentes de forma completamente accidental al ingerir este ADN e incluso pueden hacerse mucho más virulentas, en parte debido al estrés al que las sometemos cuando abusamos del uso de los antibióticos», apunta el investigador, en un comunicado remitido por la UGR.

 Desde hace décadas, científicos de todo el mundo investigan cuándo, cómo y por qué las bacterias captan ADN de otras bacterias resistentes a los antibióticos, haciéndose así resistentes también. Las respuestas al cuándo captan el ADN (en situaciones desfavorables o estresantes) y al cómo es el aparato que las bacterias usan para captarlo están claras, pero, hasta la fecha, «nadie ha determinado la razón que lleva a las bacterias a ingerir ese material genético», apunta Bakkali en un trabajo publicado en el último número de la revista ‘Archives of Microbiology’.

En condiciones normales, una bacteria podría tener mucho que perder si ‘decide’ captar ADN, ya que no dispone de un ‘lector de ADN’ que le permita captar solo las moléculas que le son útiles y lo más probable es que este ADN le sea dañino, e incluso letal.

En su artículo, Mohammed Bakkali argumenta que, en realidad, las bacterias no buscan ADN para captar (parecen no ‘querer’ ese ADN, ya que están continuamente degradándolo, es decir, rompiéndolo), y que dicha captación es un evento fortuito y sub-producto de un tipo de motilidad bacteriana que forma parte a su respuesta al estrés al cual la bacteria puede verse sometida.

Por lo tanto, el uso indiscriminado de antibióticos que hacemos en la actualidad «no solamente selecciona las bacterias resistentes, sino que también hace que las bacterias capten más ADN, debido al aumento de su motilidad en respuesta al estrés que les impone el antibiótico».

El resultado es que el estrés impuesto por el propio antibiótico induce la captación de material genético que puede conferir resistencia al antibiótico por parte de bacterias que de otra forma no iban a captar ese ADN ni hacerse resistentes al antibiótico. Además, dicho efecto se ve potenciado por su inespecificidad, ya que ocurre tanto en el patógeno diana como en otras bacterias.

El investigador de la UGR afirma que, cuando una bacteria capta ADN procedente de otra que era resistente a un antibiótico (y que pudo morir debido a otro factor ambiental), la bacteria que lo capta consigue resistencia a ese antibiótico. «De esta forma las bacterias pueden ir añadiendo arsenal de resistencia a antibióticos y terminar resistentes a una amplia gama de éstos, como es el caso de la cepa multi-resistente de un estafilococo, llamado ‘Staphylococcus aurius’, que causa estragos en muchos quirófanos».

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Formulan una nueva hipótesis sobre por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos

Un investigador de la Universidad de Granada (UGR) ha formulado una nueva hipótesis en torno a un enigma que la comunidad científica aún no ha sido capaz de resolver y que podría revolucionar la industria farmacéutica: ¿Por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos? Su trabajo ha determinado que el uso de antibióticos puede provocar, incluso, que bacterias que no eran resistentes adquieran dicha resistencia porque captan el ADN de otras que sí lo son.
Mohammed Bakkali, científico del departamento de Genética de la Facultad de Ciencias de la UGR, sostiene que el abuso que se hace de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos, ya que la presencia de antibióticos las somete a un enorme estrés. «De este modo, las bacterias que no eran resistentes se convierten en resistentes de forma completamente accidental al ingerir este ADN e incluso pueden hacerse mucho más virulentas, en parte debido al estrés al que las sometemos cuando abusamos del uso de los antibióticos», apunta el investigador, en un comunicado remitido por la UGR.

 Desde hace décadas, científicos de todo el mundo investigan cuándo, cómo y por qué las bacterias captan ADN de otras bacterias resistentes a los antibióticos, haciéndose así resistentes también. Las respuestas al cuándo captan el ADN (en situaciones desfavorables o estresantes) y al cómo es el aparato que las bacterias usan para captarlo están claras, pero, hasta la fecha, «nadie ha determinado la razón que lleva a las bacterias a ingerir ese material genético», apunta Bakkali en un trabajo publicado en el último número de la revista ‘Archives of Microbiology’.

En condiciones normales, una bacteria podría tener mucho que perder si ‘decide’ captar ADN, ya que no dispone de un ‘lector de ADN’ que le permita captar solo las moléculas que le son útiles y lo más probable es que este ADN le sea dañino, e incluso letal.

En su artículo, Mohammed Bakkali argumenta que, en realidad, las bacterias no buscan ADN para captar (parecen no ‘querer’ ese ADN, ya que están continuamente degradándolo, es decir, rompiéndolo), y que dicha captación es un evento fortuito y sub-producto de un tipo de motilidad bacteriana que forma parte a su respuesta al estrés al cual la bacteria puede verse sometida.

Por lo tanto, el uso indiscriminado de antibióticos que hacemos en la actualidad «no solamente selecciona las bacterias resistentes, sino que también hace que las bacterias capten más ADN, debido al aumento de su motilidad en respuesta al estrés que les impone el antibiótico».

El resultado es que el estrés impuesto por el propio antibiótico induce la captación de material genético que puede conferir resistencia al antibiótico por parte de bacterias que de otra forma no iban a captar ese ADN ni hacerse resistentes al antibiótico. Además, dicho efecto se ve potenciado por su inespecificidad, ya que ocurre tanto en el patógeno diana como en otras bacterias.

El investigador de la UGR afirma que, cuando una bacteria capta ADN procedente de otra que era resistente a un antibiótico (y que pudo morir debido a otro factor ambiental), la bacteria que lo capta consigue resistencia a ese antibiótico. «De esta forma las bacterias pueden ir añadiendo arsenal de resistencia a antibióticos y terminar resistentes a una amplia gama de éstos, como es el caso de la cepa multi-resistente de un estafilococo, llamado ‘Staphylococcus aurius’, que causa estragos en muchos quirófanos».

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Nueva hipótesis sobre resistencia de las bacterias a los antibióticos

Un investigador de la Universidad de Granada ha formulado una nueva hipótesis en torno a un interrogante que la comunidad científica aún no ha sido capaz de resolver y que podría revolucionar la industria farmacéutica, que se pregunta por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos.

Su trabajo, del que ha informado hoy la institución académica en un comunicado, ha determinado que el uso de antibióticos puede provocar, incluso, que bacterias que no eran resistentes adquieran dicha resistencia porque captan el ADN de otras que sí lo son.

Mohammed Bakkali, científico del departamento de Genética de la Facultad de Ciencias, sostiene que el abuso que se hace de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos, ya que la presencia de antibióticos las somete a un enorme estrés.

Según el investigador, de este modo, las bacterias que no eran resistentes se convierten en resistentes de forma completamente accidental al ingerir este ADN, e incluso pueden hacerse mucho más virulentas, en parte debido al estrés al que las someten cuando se abusa del uso de los antibióticos.

Desde hace décadas, científicos de todo el mundo investigan cuándo, cómo y por qué las bacterias captan ADN de otras bacterias resistentes a los antibióticos, haciéndose así resistentes también.

Las respuestas a cuándo captan el ADN -en situaciones desfavorables o estresantes- y a cómo es el aparato que las bacterias usan para captarlo están claras, pero hasta la fecha nadie había determinado la razón que las lleva a ingerir ese material genético.

En su trabajo, Mohammed Bakkali argumenta que el uso indiscriminado de antibióticos que se hace en la actualidad no solamente selecciona las bacterias resistentes, sino que también hace que las bacterias capten más ADN, debido alaumento de su motilidad en respuesta al estrés que les impone el antibiótico.

El resultado es que el estrés impuesto por el propio antibiótico induce la captación de material genético que puede conferir resistencia al antibiótico por parte de bacterias que de otra forma no iban a captar ese ADN ni hacerse resistentes al antibiótico.

El investigador afirma que, cuando una bacteria capta ADN procedente de otra que era resistente a un antibiótico y que pudo morir debido a otro factor ambiental, la bacteria que lo capta consigue resistencia a ese antibiótico.

«De esta forma las bacterias pueden ir añadiendo arsenal de resistencia a antibióticos y terminar resistentes a una amplia gama de éstos, como es el caso de la cepa multiresistente de un estafilococo, llamado ‘Staphylococcus aurius’, que causa estragos en muchos quirófanos», ha explicado.

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Nueva hipótesis sobre resistencia de las bacterias a los antibióticos

Un investigador de la Universidad de Granada ha formulado una nueva hipótesis en torno a un interrogante que la comunidad científica aún no ha sido capaz de resolver y que podría revolucionar la industria farmacéutica, que se pregunta por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos.

Su trabajo, del que ha informado hoy la institución académica en un comunicado, ha determinado que el uso de antibióticos puede provocar, incluso, que bacterias que no eran resistentes adquieran dicha resistencia porque captan el ADN de otras que sí lo son.

Mohammed Bakkali, científico del departamento de Genética de la Facultad de Ciencias, sostiene que el abuso que se hace de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos, ya que la presencia de antibióticos las somete a un enorme estrés.

Según el investigador, de este modo, las bacterias que no eran resistentes se convierten en resistentes de forma completamente accidental al ingerir este ADN, e incluso pueden hacerse mucho más virulentas, en parte debido al estrés al que las someten cuando se abusa del uso de los antibióticos.

Desde hace décadas, científicos de todo el mundo investigan cuándo, cómo y por qué las bacterias captan ADN de otras bacterias resistentes a los antibióticos, haciéndose así resistentes también.

Las respuestas a cuándo captan el ADN -en situaciones desfavorables o estresantes- y a cómo es el aparato que las bacterias usan para captarlo están claras, pero hasta la fecha nadie había determinado la razón que las lleva a ingerir ese material genético.

En su trabajo, Mohammed Bakkali argumenta que el uso indiscriminado de antibióticos que se hace en la actualidad no solamente selecciona las bacterias resistentes, sino que también hace que las bacterias capten más ADN, debido alaumento de su motilidad en respuesta al estrés que les impone el antibiótico.

El resultado es que el estrés impuesto por el propio antibiótico induce la captación de material genético que puede conferir resistencia al antibiótico por parte de bacterias que de otra forma no iban a captar ese ADN ni hacerse resistentes al antibiótico.

El investigador afirma que, cuando una bacteria capta ADN procedente de otra que era resistente a un antibiótico y que pudo morir debido a otro factor ambiental, la bacteria que lo capta consigue resistencia a ese antibiótico.

«De esta forma las bacterias pueden ir añadiendo arsenal de resistencia a antibióticos y terminar resistentes a una amplia gama de éstos, como es el caso de la cepa multiresistente de un estafilococo, llamado ‘Staphylococcus aurius’, que causa estragos en muchos quirófanos», ha explicado.

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Nueva hipótesis sobre resistencia de las bacterias a los antibióticos

Un investigador de la Universidad de Granada ha formulado una nueva hipótesis en torno a un interrogante que la comunidad científica aún no ha sido capaz de resolver y que podría revolucionar la industria farmacéutica, que se pregunta por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos.

Su trabajo, del que ha informado hoy la institución académica en un comunicado, ha determinado que el uso de antibióticos puede provocar, incluso, que bacterias que no eran resistentes adquieran dicha resistencia porque captan el ADN de otras que sí lo son.

Mohammed Bakkali, científico del departamento de Genética de la Facultad de Ciencias, sostiene que el abuso que se hace de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos, ya que la presencia de antibióticos las somete a un enorme estrés.

Según el investigador, de este modo, las bacterias que no eran resistentes se convierten en resistentes de forma completamente accidental al ingerir este ADN, e incluso pueden hacerse mucho más virulentas, en parte debido al estrés al que las someten cuando se abusa del uso de los antibióticos.

Desde hace décadas, científicos de todo el mundo investigan cuándo, cómo y por qué las bacterias captan ADN de otras bacterias resistentes a los antibióticos, haciéndose así resistentes también.

Las respuestas a cuándo captan el ADN -en situaciones desfavorables o estresantes- y a cómo es el aparato que las bacterias usan para captarlo están claras, pero hasta la fecha nadie había determinado la razón que las lleva a ingerir ese material genético.

En su trabajo, Mohammed Bakkali argumenta que el uso indiscriminado de antibióticos que se hace en la actualidad no solamente selecciona las bacterias resistentes, sino que también hace que las bacterias capten más ADN, debido alaumento de su motilidad en respuesta al estrés que les impone el antibiótico.

El resultado es que el estrés impuesto por el propio antibiótico induce la captación de material genético que puede conferir resistencia al antibiótico por parte de bacterias que de otra forma no iban a captar ese ADN ni hacerse resistentes al antibiótico.

El investigador afirma que, cuando una bacteria capta ADN procedente de otra que era resistente a un antibiótico y que pudo morir debido a otro factor ambiental, la bacteria que lo capta consigue resistencia a ese antibiótico.

«De esta forma las bacterias pueden ir añadiendo arsenal de resistencia a antibióticos y terminar resistentes a una amplia gama de éstos, como es el caso de la cepa multiresistente de un estafilococo, llamado ‘Staphylococcus aurius’, que causa estragos en muchos quirófanos», ha explicado.

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Por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos

Un investigador de la Universidad de Granada ha formulado una nueva hipótesis que podría revolucionar la industria farmacéutica: ¿por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos? Su trabajo ha determinado que el uso de antibióticos puede provocar, incluso, que bacterias que no eran resistentes adquieran dicha resistencia porque captan el ADN de otras que sí lo son.

Mohammed Bakkali, experto de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada (UGR), sostiene que el abuso que hacemos de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos, ya que la presencia de antibióticos las somete a un enorme estrés.

El abuso que hacemos de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos

«De este modo, las bacterias que no eran resistentes se convierten en resistentes de forma completamente accidental al ingerir este ADN, e incluso pueden hacerse mucho más virulentas, en parte debido al estrés al que las sometemos cuando abusamos del uso de los antibióticos», apunta el investigador.

Desde hace décadas, científicos de todo el mundo investigan cuándo, cómo y por qué las bacterias captan ADN de otras bacterias resistentes a los antibióticos, haciéndose así resistentes también.

Mientras que las respuestas al cuándo captan el ADN (en situaciones desfavorables o estresantes) y al cómo es el aparato que las bacterias usan para captarlo están claras, hasta la fecha «nadie ha determinado la razón que lleva a las bacterias a ingerir ese material genético», apunta Bakkali en un trabajo publicado en el último número de la revista Archives of Microbiology.

En condiciones normales, una bacteria podría tener mucho que perder si ‘decide’ captar ADN, ya que no dispone de un ‘lector’ que le permita captar solo las moléculas que le son útiles y lo más probable es que este ADN le sea dañino, e incluso letal.

No quieren ese ADN, porque lo rompen

En su artículo, Bakkali argumenta que, en realidad, las bacterias no buscan ADN para captar (parecen no ‘querer’ ese ADN, ya que están continuamente degradándolo, es decir, rompiéndolo) y que dicha captación es un evento fortuito y sub-producto de un tipo de motilidad bacteriana que forma parte de su respuesta al estrés al cual la bacteria puede verse sometida.

Por lo tanto, el uso indiscriminado de antibióticos que hacemos en la actualidad «no solamente selecciona las bacterias resistentes, sino que también hace que las bacterias capten más ADN, debido al aumento de su motilidad en respuesta al estrés que les impone el antibiótico».

El resultado es que el estrés impuesto por el propio antibiótico induce la captación de material genético que puede conferir resistencia al antibiótico por parte de bacterias que de otra forma no iban a captar ese ADN ni hacerse resistentes al antibiótico. Además, dicho efecto se ve potenciado por su inespecificidad, ya que ocurre tanto en el patógeno diana como en otras bacterias.

El investigador afirma que, cuando una bacteria capta ADN procedente de otra que era resistente a un antibiótico (y que pudo morir debido a otro factor ambiental), la bacteria que lo capta consigue resistencia a ese antibiótico. «De esta forma las bacterias pueden ir añadiendo arsenal de resistencia a antibióticos y terminar resistentes a una amplia gama de estos, como es el caso de la cepa multi-resistente de un estafilococo, llamado Staphylococcus aurius, que causa estragos en muchos quirófanos».

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Por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos

Un investigador de la Universidad de Granada ha formulado una nueva hipótesis que podría revolucionar la industria farmacéutica: ¿por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos? Su trabajo ha determinado que el uso de antibióticos puede provocar, incluso, que bacterias que no eran resistentes adquieran dicha resistencia porque captan el ADN de otras que sí lo son.

Mohammed Bakkali, experto de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada (UGR), sostiene que el abuso que hacemos de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos, ya que la presencia de antibióticos las somete a un enorme estrés.

El abuso que hacemos de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos

«De este modo, las bacterias que no eran resistentes se convierten en resistentes de forma completamente accidental al ingerir este ADN, e incluso pueden hacerse mucho más virulentas, en parte debido al estrés al que las sometemos cuando abusamos del uso de los antibióticos», apunta el investigador.

Desde hace décadas, científicos de todo el mundo investigan cuándo, cómo y por qué las bacterias captan ADN de otras bacterias resistentes a los antibióticos, haciéndose así resistentes también.

Mientras que las respuestas al cuándo captan el ADN (en situaciones desfavorables o estresantes) y al cómo es el aparato que las bacterias usan para captarlo están claras, hasta la fecha «nadie ha determinado la razón que lleva a las bacterias a ingerir ese material genético», apunta Bakkali en un trabajo publicado en el último número de la revista Archives of Microbiology.

En condiciones normales, una bacteria podría tener mucho que perder si ‘decide’ captar ADN, ya que no dispone de un ‘lector’ que le permita captar solo las moléculas que le son útiles y lo más probable es que este ADN le sea dañino, e incluso letal.

No quieren ese ADN, porque lo rompen

En su artículo, Bakkali argumenta que, en realidad, las bacterias no buscan ADN para captar (parecen no ‘querer’ ese ADN, ya que están continuamente degradándolo, es decir, rompiéndolo) y que dicha captación es un evento fortuito y sub-producto de un tipo de motilidad bacteriana que forma parte de su respuesta al estrés al cual la bacteria puede verse sometida.

Por lo tanto, el uso indiscriminado de antibióticos que hacemos en la actualidad «no solamente selecciona las bacterias resistentes, sino que también hace que las bacterias capten más ADN, debido al aumento de su motilidad en respuesta al estrés que les impone el antibiótico».

El resultado es que el estrés impuesto por el propio antibiótico induce la captación de material genético que puede conferir resistencia al antibiótico por parte de bacterias que de otra forma no iban a captar ese ADN ni hacerse resistentes al antibiótico. Además, dicho efecto se ve potenciado por su inespecificidad, ya que ocurre tanto en el patógeno diana como en otras bacterias.

El investigador afirma que, cuando una bacteria capta ADN procedente de otra que era resistente a un antibiótico (y que pudo morir debido a otro factor ambiental), la bacteria que lo capta consigue resistencia a ese antibiótico. «De esta forma las bacterias pueden ir añadiendo arsenal de resistencia a antibióticos y terminar resistentes a una amplia gama de estos, como es el caso de la cepa multi-resistente de un estafilococo, llamado Staphylococcus aurius, que causa estragos en muchos quirófanos».

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Por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos

Un investigador de la Universidad de Granada ha formulado una nueva hipótesis que podría revolucionar la industria farmacéutica: ¿por qué las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos? Su trabajo ha determinado que el uso de antibióticos puede provocar, incluso, que bacterias que no eran resistentes adquieran dicha resistencia porque captan el ADN de otras que sí lo son.

Mohammed Bakkali, experto de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada (UGR), sostiene que el abuso que hacemos de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos, ya que la presencia de antibióticos las somete a un enorme estrés.

El abuso que hacemos de los antibióticos «obliga» a las bacterias a captar ADN de otras bacterias que sí son resistentes a ellos

«De este modo, las bacterias que no eran resistentes se convierten en resistentes de forma completamente accidental al ingerir este ADN, e incluso pueden hacerse mucho más virulentas, en parte debido al estrés al que las sometemos cuando abusamos del uso de los antibióticos», apunta el investigador.

Desde hace décadas, científicos de todo el mundo investigan cuándo, cómo y por qué las bacterias captan ADN de otras bacterias resistentes a los antibióticos, haciéndose así resistentes también.

Mientras que las respuestas al cuándo captan el ADN (en situaciones desfavorables o estresantes) y al cómo es el aparato que las bacterias usan para captarlo están claras, hasta la fecha «nadie ha determinado la razón que lleva a las bacterias a ingerir ese material genético», apunta Bakkali en un trabajo publicado en el último número de la revista Archives of Microbiology.

En condiciones normales, una bacteria podría tener mucho que perder si ‘decide’ captar ADN, ya que no dispone de un ‘lector’ que le permita captar solo las moléculas que le son útiles y lo más probable es que este ADN le sea dañino, e incluso letal.

No quieren ese ADN, porque lo rompen

En su artículo, Bakkali argumenta que, en realidad, las bacterias no buscan ADN para captar (parecen no ‘querer’ ese ADN, ya que están continuamente degradándolo, es decir, rompiéndolo) y que dicha captación es un evento fortuito y sub-producto de un tipo de motilidad bacteriana que forma parte de su respuesta al estrés al cual la bacteria puede verse sometida.

Por lo tanto, el uso indiscriminado de antibióticos que hacemos en la actualidad «no solamente selecciona las bacterias resistentes, sino que también hace que las bacterias capten más ADN, debido al aumento de su motilidad en respuesta al estrés que les impone el antibiótico».

El resultado es que el estrés impuesto por el propio antibiótico induce la captación de material genético que puede conferir resistencia al antibiótico por parte de bacterias que de otra forma no iban a captar ese ADN ni hacerse resistentes al antibiótico. Además, dicho efecto se ve potenciado por su inespecificidad, ya que ocurre tanto en el patógeno diana como en otras bacterias.

El investigador afirma que, cuando una bacteria capta ADN procedente de otra que era resistente a un antibiótico (y que pudo morir debido a otro factor ambiental), la bacteria que lo capta consigue resistencia a ese antibiótico. «De esta forma las bacterias pueden ir añadiendo arsenal de resistencia a antibióticos y terminar resistentes a una amplia gama de estos, como es el caso de la cepa multi-resistente de un estafilococo, llamado Staphylococcus aurius, que causa estragos en muchos quirófanos».

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Innovador material que produce combustible ‘low cost’ y además reduce las emisiones de CO2

nvestigadores de la Universidad de Granada (UGR) han desarrollado un nuevo material, a base de carbón dopado, que permite producir energía a bajo coste y reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Se trata de un gel, que se acaba de patentar, y que permite convertir el CO2 de nuevo en hidrocarburos, mediante una transformación electro-catalítica, ahorrando una gran cantidad de tiempo y dinero.

En la actualidad, las centrales de energías renovables (eólica, solar o mareomotriz, esta última procedente de las mareas) producen picos de energía que se desperdicia, porque no coinciden con las necesidades energéticas. Almacenar esta energía en baterías para aprovecharla posteriormente sería un proceso muy costoso, que requiere grandes cantidades de metales puros muy caros, como el níquel o el cobre, por lo que en la actualidad este proceso apenas se realiza.

El gel de carbón dopado desarrollado en la UGR actúa como un electrocatalizador altamente disperso (está formado en un 90 por ciento de carbón y una baja cantidad de metales pesados) y efectivo, por lo que permite transformar el CO2 en hidrocarburos a bajo coste. Este nuevo material, desarrollado íntegramente en la institución granadina tras más de 10 años de investigación sobre geles de carbón, ha sido patentado recientemente por la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI).

EN FASE DE LABORATORIO

Como explica el investigador principal del proyecto, Agustín F. Pérez-Cadenas, el gel de carbón dopado «no es una solución mágica para evitar las emisiones de CO2 a la atmósfera y acabar con la contaminación causada por el efecto invernadero, pero permite reducirlas considerablemente y disminuir también los costes energéticos». De momento, este sistema se encuentra en una fase de laboratorio, y no se ha aplicado aún en plantas energéticas reales, si bien las pruebas realizadas en la UGR han dado lugar a resultados «altamente prometedores».

El equipo investigador que está trabajando actualmente en esta línea de investigación está formado por los profesores de la UGR Agustín F. Pérez Cadenas, Carlos Moreno Castilla, Francisco Carrasco Marín, Francisco J. Maldonado Hodar y Sergio Morales Torres, además de María Pérez Cadenas (UNED). Inicialmente colaboró también Freek Kapteijn, de la TUDelft (Países Bajos).

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Innovador material que produce combustible ‘low cost’ y además reduce las emisiones de CO2

nvestigadores de la Universidad de Granada (UGR) han desarrollado un nuevo material, a base de carbón dopado, que permite producir energía a bajo coste y reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Se trata de un gel, que se acaba de patentar, y que permite convertir el CO2 de nuevo en hidrocarburos, mediante una transformación electro-catalítica, ahorrando una gran cantidad de tiempo y dinero.

En la actualidad, las centrales de energías renovables (eólica, solar o mareomotriz, esta última procedente de las mareas) producen picos de energía que se desperdicia, porque no coinciden con las necesidades energéticas. Almacenar esta energía en baterías para aprovecharla posteriormente sería un proceso muy costoso, que requiere grandes cantidades de metales puros muy caros, como el níquel o el cobre, por lo que en la actualidad este proceso apenas se realiza.

El gel de carbón dopado desarrollado en la UGR actúa como un electrocatalizador altamente disperso (está formado en un 90 por ciento de carbón y una baja cantidad de metales pesados) y efectivo, por lo que permite transformar el CO2 en hidrocarburos a bajo coste. Este nuevo material, desarrollado íntegramente en la institución granadina tras más de 10 años de investigación sobre geles de carbón, ha sido patentado recientemente por la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI).

EN FASE DE LABORATORIO

Como explica el investigador principal del proyecto, Agustín F. Pérez-Cadenas, el gel de carbón dopado «no es una solución mágica para evitar las emisiones de CO2 a la atmósfera y acabar con la contaminación causada por el efecto invernadero, pero permite reducirlas considerablemente y disminuir también los costes energéticos». De momento, este sistema se encuentra en una fase de laboratorio, y no se ha aplicado aún en plantas energéticas reales, si bien las pruebas realizadas en la UGR han dado lugar a resultados «altamente prometedores».

El equipo investigador que está trabajando actualmente en esta línea de investigación está formado por los profesores de la UGR Agustín F. Pérez Cadenas, Carlos Moreno Castilla, Francisco Carrasco Marín, Francisco J. Maldonado Hodar y Sergio Morales Torres, además de María Pérez Cadenas (UNED). Inicialmente colaboró también Freek Kapteijn, de la TUDelft (Países Bajos).

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Innovador material que produce combustible ‘low cost’ y además reduce las emisiones de CO2

nvestigadores de la Universidad de Granada (UGR) han desarrollado un nuevo material, a base de carbón dopado, que permite producir energía a bajo coste y reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Se trata de un gel, que se acaba de patentar, y que permite convertir el CO2 de nuevo en hidrocarburos, mediante una transformación electro-catalítica, ahorrando una gran cantidad de tiempo y dinero.

En la actualidad, las centrales de energías renovables (eólica, solar o mareomotriz, esta última procedente de las mareas) producen picos de energía que se desperdicia, porque no coinciden con las necesidades energéticas. Almacenar esta energía en baterías para aprovecharla posteriormente sería un proceso muy costoso, que requiere grandes cantidades de metales puros muy caros, como el níquel o el cobre, por lo que en la actualidad este proceso apenas se realiza.

El gel de carbón dopado desarrollado en la UGR actúa como un electrocatalizador altamente disperso (está formado en un 90 por ciento de carbón y una baja cantidad de metales pesados) y efectivo, por lo que permite transformar el CO2 en hidrocarburos a bajo coste. Este nuevo material, desarrollado íntegramente en la institución granadina tras más de 10 años de investigación sobre geles de carbón, ha sido patentado recientemente por la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI).

EN FASE DE LABORATORIO

Como explica el investigador principal del proyecto, Agustín F. Pérez-Cadenas, el gel de carbón dopado «no es una solución mágica para evitar las emisiones de CO2 a la atmósfera y acabar con la contaminación causada por el efecto invernadero, pero permite reducirlas considerablemente y disminuir también los costes energéticos». De momento, este sistema se encuentra en una fase de laboratorio, y no se ha aplicado aún en plantas energéticas reales, si bien las pruebas realizadas en la UGR han dado lugar a resultados «altamente prometedores».

El equipo investigador que está trabajando actualmente en esta línea de investigación está formado por los profesores de la UGR Agustín F. Pérez Cadenas, Carlos Moreno Castilla, Francisco Carrasco Marín, Francisco J. Maldonado Hodar y Sergio Morales Torres, además de María Pérez Cadenas (UNED). Inicialmente colaboró también Freek Kapteijn, de la TUDelft (Países Bajos).

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