La posible supresión de las becas Séneca durante el próximo curso 2013-2014 que el Gobierno baraja ha encendido las alarmas entre aquellos que aspiran a poder extudiar fuera de su universidad, aunque moviéndose en el territorio nacional para una experiencia que es calificada como «única» para quienes actualmente la llevan a cabo.
En ello coicinden tanto Belén Extremera como Adriana García, dos alumnas de la Universidad de Granada que han relatado a Granada Digital cómo están viviendo sus respectivos tercero de carrera que cursan actualmente en Madrid y Salamanca gracias a este tipo de subvenciones de 500 euros, y que dan para vivir lejos de su ciudad dependiendo del destino que elijan.
Ocurre por ejemplo en el caso de Belén Extremera, una mañagueña de 20 años que cursa sus estudios de Filología Hispánica en la Univerisdad de Granada y que decidió llevar a cabo el de tercero en otro punto de la geografía nacional, decantándose por Salamanca.
La futura filóloga permanecerá en la ciudad castellano-leonesa hasta el próximo junio, al haberse decantado por desarrollar este ciclo de su grado fuera de Granada, lo que supnen nueve meses con 500 euros, a excepción del primero, en el que el Gobierno también les dota con unos 120 euros por los gastos de movilidad.
Y con esta cuantía, Belén asegura que es posible continuar sus estudios lejos del punto en el que habitualmente los lleva a cabo, aunque para ello tiene que decantarse por un piso que está alejado del centro universitario y por el que paga mensualmente 187 euros con todos los gastos incluidos.
«Me he ido a una zona del extraradio y con esos 500 euros puedo pagar el alquiler, la comida y el material», señala extremera, que además recuerda que se trata de un piso antiguo y compartido con otras dos personas más.
Pero, ¿debe ir el reparto de las becas en función de la ciudad española que se elija? A juicio de Belén esto ocasionaría que el alumnado se decantase por puntos más caros o mejor dotados en cuantía que otras, por lo que iría en detrimento de otras universidades en principio menos atractivas económicamente: «Debe ser el importe igual para todas».
Belén Extremera, en Salamanca donde desarrolla la beca Séneca.
APLAZADAS POR EL GOBIERNO, ¿PARA EL RESTO DE BECAS?
A esta alumna de Filología Hispánica le genera dudas que tal y como se ha filtrado el Gobierno destine realmente el dinero que quiere ahorrarse de las becas Séneca a las becas ordinarias que convoca para los universitarios: «No me lo creo».
Extremera considera que si esto se hace sería una gran noticia, pero cree que deberían buscarse otras opciones en este sentido como la reorganización del presupuesto para evitar la supresión de estas ayudas -que en Granada generan la movilidad de unos 400 estudiantes anuales-.
Estudiar en Salamanca, manifiesta, le está ayudando a conocer otra forma de hacer las cosas y de ampliar sus concocimientos, de la administración o del propio alumnado, y por ello considera que es una experiencia que «merece la pena vivirla».
Asegura que terminará sus estudios en Granada y recomienda, no obstante, que si alguien puede elija esta opción formativa dejando de lado el apartado económico porque «no hay nada como comprobar las cosas por una misma».
CIUDADES CARAS, BECAS INSUFICIENTES
Pero no siempre vivir con 500 euros al mes es posible para los alumnos que están acogidos a este programa Séneca, principalmente para quienes eligen una ciudad con una calidad de vida más cara que otra. Entonces la cantidad se hace insuficiente.
Así lo asegura Adriana García, una granadina también cursando sus estudios en la Universidad de Granada y que en esta ocasión se decantó por cursar tercero de su grado de Marketing en la Facultad Rey Juan Carlos I de Madrid, en la que está desde el pasado septiembre.
La mayoría de la beca, manifiesta, se le va en la cuantía que debe pagar para la estancia del piso, ubicado junto a la propia facultad. En Madrid, dice, el piso más barato está entre los 350 y los 400 euros pese a que se comparta.
García añade que en Granada sí podría subsistir con esta cuantía, que en caso de recortarse considera que es un error sobre todo en la situación actual en la que se abordan asuntos como los del caso Bárcenas: «Cualquier recorte en Educación me parece mal».
No obstante, esta alumna universitaria cree que puede ser un aspecto positivo si el Gobierno destina el dinero a las becas, lo que considera que es lo «menos malo» del asunto, sobre todo para gente que realmente lo pueda necesitar, pese a que Séneca ofrece una buena oportunidad para desplazarse por el resto del país.
Adriana García, frente a la Universidad Rey Juan Carlos I de Madrid.
UN PLAN DE ESTUDIOS «TOTALMENTE» DIFERENTE
A juicio de Adriana García, el plan de estudios es totalmente diferente en la Universidad Rey Juan Carlos I de Madrid en comparación con el de la Universidad de Granada, pese a que se tratan en ambos casos de grados que ya se rigen bajo el paraguas del Plan Bolonia.
Es éste uno de los aspectos que destaca de poder estudiar lejos de su facultad de origen, en la que añade también que ya ha comenzado a hacer contactos para que cuando termine pueda desarrollar las prácticas en la capital del país, opción más remota en caso de no haber salido de Granada.
Junto a Madrid, para su carrera existían otras opciones como Sevilla o Zaragoza, pero García «lo tenía claro», porque en esta ciudad ha conseguido ampliar la formación así como la posibilidad de conocer a gente nueva.
Sea como fuere, está convencida de que acabará su Grado en Granada, porque la sección de Mercados de su carrera solo la puede cursar en la universidad granadina.
Los que no puedan hacer las becas el próximo año se perderán, añade, una experiencia para la que no tiene palabras para describir.
Y es que alumnas como Adriana o Belén son solo dos ejemplos de los más de 2.200 alumnos españoles que disfrutan de estas becas, de los que 380 están vinculados a la Universidad de Granada. El adiós provisonal deja en el aire estas subvenciones y, sobre todo, si los de este año son los últimos becados por Séneca.
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