Los estudiantes que llegan a la UGR de otros países «gastan más que los universitarios que vienen de otras provincias españolas», afirma Teodoro Luque
«Habría que cuidarlos mucho más». Claro y directo. Lo dice el coordinador del Campus de Excelencia Internacional (CEI) Bio-Tic Granada y catedrático responsable de ‘Estudio del impacto económico de la Universidad de Granada en su entorno’, Teodoro Luque, que se presentó en 2009. Hicieron un análisis exhaustivo de todos los parámetros y el montante global de dinero que generaba la institución universitaria en la provincia. En aquellos datos se incluía lo que gastaban los estudiantes internacionales en Granada.
Era superior a la media de los alumnos nacionales. Los erasmus y los universitarios de otros programas desembolsaban una media superior a los siete mil euros. En la actualidad «puede rondar los ocho mil euros». Con estas cifras encima de la mesa, al curso los estudiantes internacionales, que son unos tres mil, dejan en Granada unos 24 millones de euros. Alquiler, comida, esquí en la sierra, viajes a la Costa, a la Alpujarra… Aprovechan el tiempo y participan en todas las actividades que pueden. Son un importante elemento dinamizador, por eso, que Luque destaque la importancia de que se les cuide por parte de las administraciones. «Y no solo por el dinero que dejan en el curso que están aquí sino por la gente que traen después», relata en relación a los familiares, amigos… a los que hablan sobre Granada y después vienen a visitarla.
«El hecho de que la UGR sea una universidad que recibe a miles de estudiantes internacionales todos los años, unos bajo programas de movilidad internacional y otros como estudiantes oficiales, ha supuesto una fuerte transformación de la propia Universidad, cambiando de manera radical nuestros campus y las aulas de nuestra Universidad, convirtiéndolas en lugares multilingües, multinacionales, multiculturales, y de fértil intercambio para toda la comunidad universitaria, incluidos aquellos que no se pueden desplazar a otro país. Pero es innegable también el beneficio que supone para las ciudades donde se ubica la Universidad (Granada, Ceuta y Melilla), para la provincia y el propio país», destaca la vicerrectora de Relaciones Internacionales de la institución universitaria granadina, Dorothy Kelly, que hace ver lo tangible y lo intangible.
La Universidad granadina recibe unos 3.000 estudiantes internacionales de los cinco continentes en programas de movilidad internacional, que suelen venir a estudiar un curso completo o un cuatrimestre. A este número hay que sumar los estudiantes internacionales que eligen a la UGR como destino para realizar un grado completo, un máster o un doctorado, como alumnos oficiales, y cuya estancia puede ser de uno o dos años en el caso de los másteres, tres y cuatro años para un doctorado, y cuatro o cinco años para el caso de un grado. Estos últimos no se han incluido para el cálculo de los 24 millones de euros. Si bien, anoten: en el curso 2011-2012 en los posgrados, másteres y doctorados, había matriculados unos 1.637 universitarios extranjeros.
«Los estudiantes internacionales suelen ser muy activos desde un punto de vista del turismo. Suelen aprovechar intensamente sus estancias en la UGR para visitar y disfrutar de todo lo que puede ofrecer la ciudad y la provincia en cuanto a turismo, cultura, deporte, ocio…. Aprovechan también la situación geográfica de Granada y de España para visitar otras regiones del país e incluso otros países cercanos. Para un estudiante, por ejemplo de Latinoamérica, de Norteamérica o de China, las distancias entre los países europeos son pequeñas en comparación con las distancias en sus continentes. Además los estudian- tes internacionales suelen recibir a sus familias y a sus amigos en Granada varias veces a lo largo del curso, aumentando por tanto el beneficio para la ciudad, Sierra Nevada, costa, provincia, en términos económicos y de turismo», según pone en valor Dorothy Kelly.
La mandataria universitaria insiste: «Hay que recordar que estos estudiantes tienen que alquilar un piso, realizan la compra diaria, se apuntan a un gimnasio, van al cine,al teatro… y que por tanto el gasto económico que revierte en la ciudad es muy importante. También es bastante frecuente que, años después de haber estudiado en la UGR, regresan a la Universidad granadina para continuar sus estudios o simplemente vuelven a visitar Granada con sus familias por el recuerdo imborrable que se llevaron durante sus estancias. Y ese recuerdo suelen transmitirlo boca a boca a sus amigos, familias y compañeros, convirtiéndose en auténticos embajadores de la UGR, de la ciudad y de la provincia».
Integración
Desde la Asociación Erasmus Student Network Granada, (ESN Granada), su presidente Javier Garrido explica que estos estudiantes «intentan adaptarse y conocer la ciudad lo mejor posible. Al igual que cuando nosotros fuimos estudiantes en otro país y queríamos descubrir el máximo posible del lugar donde nos encontrábamos, ellos visitan la sierra, cuando hace buen tiempo van a la playa, incluso intentan conocer los pueblecitos de alrededor… Además algunos se involucran en actividades sociales o se hacen forofos del equipo de fútbol de Granada por el simple hecho de vivir en la ciudad y sentirse como un granadino más. Por suerte Granada es una ciudad que
ofrece un amplio abanico de posibilidades».
En cuanto al trato hacia los estudiantes internacionales: «Creemos que es muy buena la ayuda que aporta la Universidad a los estudiantes de intercambio en cuanto a información y facilidades a la hora de su adaptación en la ciudad. Del mismo modo, el Ayuntamiento realiza un acto de bienvenida y varias asociaciones como la nuestra los intentamos integrar el máximo posible. Nosotros también hemos sido estudiantes internacionales por lo que nos sen-
timos europeos y conocemos las dificultades de adaptación en una nueva ciudad, por esto, vemos importante hacerles sentir como en casa y creemos importante mejorar la calidad de movilidad ayudándoles a partir de nuestras experiencias vividas y nuestro conocimientos adquiridos».