Presentación del catálogo de la exposición “Pulso enamorado de las horas. Antonio Carvajal desde la poesía y el arte”

  • En el acto, presidido por la vicerrectora de Extensión Universitaria y Deporte, María Elena Martín-Vivaldi, intervendrán el director del Centro de Cultura Contemporánea, Ricardo Anguita, y el director de la Cátedra “Federico García Lorca”, Juan Varo

Tendrá lugar en el Salón de Caballeros XXIV del Palacio de La Madraza (C/ Oficios, 14), el viernes, 25 de enero de 2013, a las 20 horas El catálogo de la exposición “Pulso enamorado de las horas. Antonio Carvajal desde la poesía y el arte” será presentado el viernes, 25 de enero de 2013, a las 20 horas, en el Salón de Caballeros XXIV del Palacio de La Madraza (C/ Oficios, 14), en un acto presidido por la vicerrectora de Extensión Universitaria y Deporte, María Elena Martín-Vivaldi, en el que intervendrán el director del Centro de Cultura Contemporánea, Ricardo Anguita, y el director de la Cátedra “Federico García Lorca”, Juan Varo. Tras la presentación del catálogo, el acto continuará con una lectura de poemas de Antonio Carvajal.

Actividad

  • Presentación: catálogo de la exposición “Pulso enamorado de las horas. Antonio Carvajal desde la poesía y el arte”.
  • Intervienen: María Elena Martín-Vivaldi, Ricardo Anguita y Juan Varo.
  • Lugar: Salón de Caballeros XXIV del Palacio de La Madraza (Oficios, 14).
  • Día: viernes, 25 de enero de 2013.
  • Hora: 20 horas.
  • Organiza: Centro de Cultura Contemporánea del Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Deporte de la UGR.

 

Contacto: Profesor: Francisco J. Sánchez Montalbán. Director de la Colección de Arte Contemporáneo de la UGR. Correo electrónico: fjsanche@ugr.es


Presentación del catálogo de la exposición “Pulso enamorado de las horas. Antonio Carvajal desde la poesía y el arte”

  • En el acto, presidido por la vicerrectora de Extensión Universitaria y Deporte, María Elena Martín-Vivaldi, intervendrán el director del Centro de Cultura Contemporánea, Ricardo Anguita, y el director de la Cátedra “Federico García Lorca”, Juan Varo

Tendrá lugar en el Salón de Caballeros XXIV del Palacio de La Madraza (C/ Oficios, 14), el viernes, 25 de enero de 2013, a las 20 horas El catálogo de la exposición “Pulso enamorado de las horas. Antonio Carvajal desde la poesía y el arte” será presentado el viernes, 25 de enero de 2013, a las 20 horas, en el Salón de Caballeros XXIV del Palacio de La Madraza (C/ Oficios, 14), en un acto presidido por la vicerrectora de Extensión Universitaria y Deporte, María Elena Martín-Vivaldi, en el que intervendrán el director del Centro de Cultura Contemporánea, Ricardo Anguita, y el director de la Cátedra “Federico García Lorca”, Juan Varo. Tras la presentación del catálogo, el acto continuará con una lectura de poemas de Antonio Carvajal.

Actividad

  • Presentación: catálogo de la exposición “Pulso enamorado de las horas. Antonio Carvajal desde la poesía y el arte”.
  • Intervienen: María Elena Martín-Vivaldi, Ricardo Anguita y Juan Varo.
  • Lugar: Salón de Caballeros XXIV del Palacio de La Madraza (Oficios, 14).
  • Día: viernes, 25 de enero de 2013.
  • Hora: 20 horas.
  • Organiza: Centro de Cultura Contemporánea del Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Deporte de la UGR.

 

Contacto: Profesor: Francisco J. Sánchez Montalbán. Director de la Colección de Arte Contemporáneo de la UGR. Correo electrónico: fjsanche@ugr.es


Los consumidores de cocaína son más sensibles a emociones negativas

Un estudio de investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU-UCH) de Valencia y de la de Granada ha demostrado biológicamente que consumidores de cocaína son «más sensibles» a emociones negativas y «menos capaces» de controlar estos estados emocionales, según ha informado la institución académica en un comunicado.

Según este estudio, la dependencia de la cocaína está «asociada a un pronunciado aumento de las emociones negativas, que persiste aunque se abandone el consumo de esta sustancia». La identificación de las áreas cerebrales afectadas en este proceso resulta de «gran ayuda» para tratar a aquellas personas que intentan abandonar el consumo.

Con este objetivo, el investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la CEU-UCH Samuel Asensio Alcaide ha participado en un estudio en colaboración con investigadores de la Universidad de Granada para determinar mediante técnicas de resonancia magnética funcional (fMRI) las alteraciones tanto en la respuesta cerebral (regiones activadas) como en el patrón de conectividad entre distintas regiones, durante la evaluación de emociones negativas, en personas con dependencia de la cocaína.

El trabajo, publicado por la revista ‘Addiction Biology’, ha comparado las reacciones cerebrales ante imágenes relacionadas con emociones negativas en un grupo de personas adictas a la cocaína que habían superado los 15 días de abstinencia, y en otro grupo de personas no consumidoras de esta sustancia, todas ellas con características socio-demográficas y de edad similares y sin otro tipo de trastornos psiquiátricos.

Durante las resonancias practicadas a ambos grupos, se han medido las respuestas cerebrales ante la visualización de imágenes que generan sentimientos negativos, intercaladas con imágenes neutras mostrando un patrón normal de activación frente a estímulos con contenido emocional.

ALTERACIONES EN ACTIVIDAD DEL CÓRTEX

Sin embargo, al comparar los dos grupos de sujetos, se observaron alteraciones en la actividad del córtex prefrontal dorsolateral y del giro frontal inferior, regiones pertenecientes a la corteza prefrontal e involucradas en el control de la conducta, así como en la conectividad de estas regiones con otras estructuras del sistema límbico, como la amígdala o el tálamo anterior, encargadas del procesamiento de las emociones, las cuales también afectan a la conducta influyendo en el procesamiento de la corteza prefrontal.

El registro de estas disfunciones permite fundamentar, por primera vez biológicamente, que, comparándolas con personas no consumidoras, las personas que han consumido cocaína son más sensibles a los estímulos con contenido emocional negativo y menos capaces de controlar los estados emocionales que estos estímulos desencadenan, dificultando así el mantenimiento de los estados de abstinencia y la rehabilitación.

DEPRESIÓN ESTRÉS, ENFADO, FRUSTRACIÓN

La mayor activación del córtex prefrontal dorsolateral en los consumidores de cocaína está asociada a la evaluación de las emociones negativas y a la depresión severa. Esta región cerebral está también vinculada el deseo de consumir drogas, con lo que aunque las personas estudiadas llevaban más de 15 días sin consumir cocaína, sus evaluaciones negativas sobre las imágenes eran similares a las de una persona con el síndrome de abstinencia.

En el estudio realizado por investigadores de la CEU-UCH y la Universidad de Granada, las personas que habían consumido cocaína mostraron también una «mayor reactividad» emocional en su cerebro durante la experimentación de emociones negativas. Esto guarda relación con estudios precedentes sobre la «especial sensibilidad» hacia el castigo en los adictos a la cocaína, su excesiva evaluación de las emociones negativas y la relación con las áreas cerebrales relacionadas con los afectos negativos y el estrés.

El estudio también ha permitido demostrar que los consumidores de cocaína «ven reducida la actividad en áreas del cerebro relacionadas con el control cognitivo, así como la conectividad funcional entre regiones de control cognitivo (prefrontales) y regiones de procesamiento emocional (sistema límbico), hecho que puede reflejar la falta de autocontrol y de atención en estados altamente emocionales en este tipo de pacientes».

«Todo este significativo deterioro de los sistemas que regulan las emociones contribuye a explicar fenómenos clínicos detectados entre consumidores de cocaína, como la persistencia de los afectos negativos, el mal manejo del enfado o su elevada intolerancia ante la frustración», ha señalado la institución.

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Los consumidores de cocaína son más sensibles a emociones negativas

Un estudio de investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU-UCH) de Valencia y de la de Granada ha demostrado biológicamente que consumidores de cocaína son «más sensibles» a emociones negativas y «menos capaces» de controlar estos estados emocionales, según ha informado la institución académica en un comunicado.

Según este estudio, la dependencia de la cocaína está «asociada a un pronunciado aumento de las emociones negativas, que persiste aunque se abandone el consumo de esta sustancia». La identificación de las áreas cerebrales afectadas en este proceso resulta de «gran ayuda» para tratar a aquellas personas que intentan abandonar el consumo.

Con este objetivo, el investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la CEU-UCH Samuel Asensio Alcaide ha participado en un estudio en colaboración con investigadores de la Universidad de Granada para determinar mediante técnicas de resonancia magnética funcional (fMRI) las alteraciones tanto en la respuesta cerebral (regiones activadas) como en el patrón de conectividad entre distintas regiones, durante la evaluación de emociones negativas, en personas con dependencia de la cocaína.

El trabajo, publicado por la revista ‘Addiction Biology’, ha comparado las reacciones cerebrales ante imágenes relacionadas con emociones negativas en un grupo de personas adictas a la cocaína que habían superado los 15 días de abstinencia, y en otro grupo de personas no consumidoras de esta sustancia, todas ellas con características socio-demográficas y de edad similares y sin otro tipo de trastornos psiquiátricos.

Durante las resonancias practicadas a ambos grupos, se han medido las respuestas cerebrales ante la visualización de imágenes que generan sentimientos negativos, intercaladas con imágenes neutras mostrando un patrón normal de activación frente a estímulos con contenido emocional.

ALTERACIONES EN ACTIVIDAD DEL CÓRTEX

Sin embargo, al comparar los dos grupos de sujetos, se observaron alteraciones en la actividad del córtex prefrontal dorsolateral y del giro frontal inferior, regiones pertenecientes a la corteza prefrontal e involucradas en el control de la conducta, así como en la conectividad de estas regiones con otras estructuras del sistema límbico, como la amígdala o el tálamo anterior, encargadas del procesamiento de las emociones, las cuales también afectan a la conducta influyendo en el procesamiento de la corteza prefrontal.

El registro de estas disfunciones permite fundamentar, por primera vez biológicamente, que, comparándolas con personas no consumidoras, las personas que han consumido cocaína son más sensibles a los estímulos con contenido emocional negativo y menos capaces de controlar los estados emocionales que estos estímulos desencadenan, dificultando así el mantenimiento de los estados de abstinencia y la rehabilitación.

DEPRESIÓN ESTRÉS, ENFADO, FRUSTRACIÓN

La mayor activación del córtex prefrontal dorsolateral en los consumidores de cocaína está asociada a la evaluación de las emociones negativas y a la depresión severa. Esta región cerebral está también vinculada el deseo de consumir drogas, con lo que aunque las personas estudiadas llevaban más de 15 días sin consumir cocaína, sus evaluaciones negativas sobre las imágenes eran similares a las de una persona con el síndrome de abstinencia.

En el estudio realizado por investigadores de la CEU-UCH y la Universidad de Granada, las personas que habían consumido cocaína mostraron también una «mayor reactividad» emocional en su cerebro durante la experimentación de emociones negativas. Esto guarda relación con estudios precedentes sobre la «especial sensibilidad» hacia el castigo en los adictos a la cocaína, su excesiva evaluación de las emociones negativas y la relación con las áreas cerebrales relacionadas con los afectos negativos y el estrés.

El estudio también ha permitido demostrar que los consumidores de cocaína «ven reducida la actividad en áreas del cerebro relacionadas con el control cognitivo, así como la conectividad funcional entre regiones de control cognitivo (prefrontales) y regiones de procesamiento emocional (sistema límbico), hecho que puede reflejar la falta de autocontrol y de atención en estados altamente emocionales en este tipo de pacientes».

«Todo este significativo deterioro de los sistemas que regulan las emociones contribuye a explicar fenómenos clínicos detectados entre consumidores de cocaína, como la persistencia de los afectos negativos, el mal manejo del enfado o su elevada intolerancia ante la frustración», ha señalado la institución.

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Uno de cada cuatro pacientes con cáncer de pulmón en Andalucía debería recibir radioterapia y no lo hace

Uno de cada cuatro pacientes con cáncer de pulmón en Andalucía debería recibir radioterapia y no lo hace, según sostiene un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y del Hospital Virgen de las Nieves de la capital granadina, que ha revelado así que los hospitales públicos andaluces «utilizan menos la radioterapia» en el tratamiento de pacientes con tumor de pulmón «de lo que marcan los protocolos clínicos».

En concreto, este trabajo apunta a que la radioterapia la emplean un 25 por ciento menos de lo que se debería, lo que se traduce, según las estimaciones de los autores de esta investigación, «en más de 3.000 meses de pérdida en supervivencia para el conjunto de pacientes diagnosticados de cáncer de pulmón por culpa de este no tratamiento».

Para llevar a cabo este trabajo, publicado en el último número de la revista ‘Journal of Thoracic Oncology’, sus autores revisaron las historias clínicas y el tratamiento de todos los pacientes sometidos a radioterapia para el cáncer de pulmón en 2007 en los 12 hospitales públicos andaluces que cuentan con instalaciones de radioterapia.

Los datos fueron agrupados según el tipo de hospital, paciente, las características del tratamiento, el tipo histológico y el estado del tumor. Este hecho es un muy significativo, ya que otros estudios similares hacen referencia a encuestas o a datos de registros agregados.

ESTUDIO CON 3.051 PACIENTES

De los 3.051 pacientes diagnosticados con cáncer de pulmón analizados, 610 fueron tratados con radioterapia inicial con una tasa de radiación global del 20 por ciento, cuando la tasa de radiación recomendada según sus historiales hubiera sido de 1.383 pacientes. De este modo, 773 pacientes con cáncer de pulmón más (es decir, un 25%) debería haber sido tratado con radioterapia y no lo fue.

Como explica el profesor de la UGR José Expósito, la radioterapia tiene «un papel definido y claro en el tratamiento del cáncer de pulmón» y, de acuerdo con la literatura científica, «puede establecerse el porcentaje de pacientes que ‘deben’ recibir radioterapia, en función del estadiaje, del tipo histológico y otras consideraciones».

Los estudios desarrollados por el grupo del profesor canadiense Mackillop, con el que han trabajado los investigadores de la UGR, estiman además la aportación neta en términos de meses de supervivencia que la radioterapia puede aportar en cada situación clínica. 

En este artículo, los investigadores han analizado, mediante test de regresión, las variables de las que puede depender esta diferencia entre los pacientes que deberían recibir radioterapia y los que realmente la reciben. «Esta variación puede deberse tanto a cierto déficit en equipamiento (unidades de radioterapia y profesionales), como a los estilos de práctica (preferencias) de los especialistas», ha concluido Expósito.

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Uno de cada cuatro pacientes con cáncer de pulmón en Andalucía debería recibir radioterapia y no lo hace

Uno de cada cuatro pacientes con cáncer de pulmón en Andalucía debería recibir radioterapia y no lo hace, según sostiene un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y del Hospital Virgen de las Nieves de la capital granadina, que ha revelado así que los hospitales públicos andaluces «utilizan menos la radioterapia» en el tratamiento de pacientes con tumor de pulmón «de lo que marcan los protocolos clínicos».

En concreto, este trabajo apunta a que la radioterapia la emplean un 25 por ciento menos de lo que se debería, lo que se traduce, según las estimaciones de los autores de esta investigación, «en más de 3.000 meses de pérdida en supervivencia para el conjunto de pacientes diagnosticados de cáncer de pulmón por culpa de este no tratamiento».

Para llevar a cabo este trabajo, publicado en el último número de la revista ‘Journal of Thoracic Oncology’, sus autores revisaron las historias clínicas y el tratamiento de todos los pacientes sometidos a radioterapia para el cáncer de pulmón en 2007 en los 12 hospitales públicos andaluces que cuentan con instalaciones de radioterapia.

Los datos fueron agrupados según el tipo de hospital, paciente, las características del tratamiento, el tipo histológico y el estado del tumor. Este hecho es un muy significativo, ya que otros estudios similares hacen referencia a encuestas o a datos de registros agregados.

ESTUDIO CON 3.051 PACIENTES

De los 3.051 pacientes diagnosticados con cáncer de pulmón analizados, 610 fueron tratados con radioterapia inicial con una tasa de radiación global del 20 por ciento, cuando la tasa de radiación recomendada según sus historiales hubiera sido de 1.383 pacientes. De este modo, 773 pacientes con cáncer de pulmón más (es decir, un 25%) debería haber sido tratado con radioterapia y no lo fue.

Como explica el profesor de la UGR José Expósito, la radioterapia tiene «un papel definido y claro en el tratamiento del cáncer de pulmón» y, de acuerdo con la literatura científica, «puede establecerse el porcentaje de pacientes que ‘deben’ recibir radioterapia, en función del estadiaje, del tipo histológico y otras consideraciones».

Los estudios desarrollados por el grupo del profesor canadiense Mackillop, con el que han trabajado los investigadores de la UGR, estiman además la aportación neta en términos de meses de supervivencia que la radioterapia puede aportar en cada situación clínica. 

En este artículo, los investigadores han analizado, mediante test de regresión, las variables de las que puede depender esta diferencia entre los pacientes que deberían recibir radioterapia y los que realmente la reciben. «Esta variación puede deberse tanto a cierto déficit en equipamiento (unidades de radioterapia y profesionales), como a los estilos de práctica (preferencias) de los especialistas», ha concluido Expósito.

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Los consumidores de cocaína son más sensibles a emociones negativas

Un estudio de investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU-UCH) de Valencia y de la de Granada ha demostrado biológicamente que consumidores de cocaína son«más sensibles» a emociones negativas y «menos capaces» de controlar estos estados emocionales, según ha informado la institución académica en un comunicado. Según este estudio, la dependencia de la cocaína está «asociada a un pronunciado aumento de las emociones negativas, que persiste aunque se abandone el consumo de esta sustancia».

La identificación de las áreas cerebrales afectadas en este proceso resulta de «gran ayuda» para tratar a aquellas personas que intentan abandonar el consumo. Con este objetivo, el investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la CEU-UCH Samuel Asensio Alcaide ha participado en un estudio en colaboración con investigadores de la Universidad de Granada para determinar mediante técnicas de resonancia magnética funcional (fMRI) las alteraciones tanto en la respuesta cerebral (regiones activadas) como en el patrón de conectividad entre distintas regiones, durante la evaluación de emociones negativas, en personas con dependencia de la cocaína.

El trabajo, publicado por la revista «Addiction Biology», ha comparado las reacciones cerebrales ante imágenes relacionadas con emociones negativas en un grupo de personas adictas a la cocaína que habían superado los 15 días de abstinencia, y en otro grupo de personas no consumidoras de esta sustancia, todas ellas con características socio-demográficas y de edad similares y sin otro tipo de trastornos psiquiátricos.

Durante las resonancias practicadas a ambos grupos, se han medido las respuestas cerebrales ante la visualización de imágenes que generan sentimientos negativos, intercaladas con imágenes neutras mostrando un patrón normal de activación frente a estímulos con contenido emocional.

Alteraciones en actividad del córtex
Sin embargo, al comparar los dos grupos de sujetos, se observaron alteraciones en la actividad del córtex prefrontal dorsolateral y del giro frontal inferior, regiones pertenecientes a la corteza prefrontal e involucradas en el control de la conducta, así como en la conectividad de estas regiones con otras estructuras del sistema límbico, como la amígdala o el tálamo anterior, encargadas del procesamiento de las emociones, las cuales también afectan a la conducta influyendo en el procesamiento de la corteza prefrontal.

El registro de estas disfunciones permite fundamentar, por primera vez biológicamente, que, comparándolas con personas no consumidoras, las personas que han consumido cocaína son más sensibles a los estímulos con contenido emocional negativo y menos capaces de controlar los estados emocionales que estos estímulos desencadenan, dificultando así el mantenimiento de los estados de abstinencia y la rehabilitación.

Depresión, estrés, enfado, frustración
La mayor activación del córtex prefrontal dorsolateral en los consumidores de cocaína está asociada a la evaluación de las emociones negativas y a la depresión severa. Esta región cerebral está también vinculada al deseo de consumir drogas, con lo que aunque las personas estudiadas llevaban más de 15 días sin consumir cocaína, sus evaluaciones negativas sobre las imágenes eran similares a las de una persona con el síndrome de abstinencia.

En el estudio realizado por investigadores de la CEU-UCH y la Universidad de Granada, las personas que habían consumido cocaína mostraron también una «mayor reactividad» emocional en su cerebro durante la experimentación de emociones negativas. Esto guarda relación con estudios precedentes sobre la «especial sensibilidad» hacia el castigo en los adictos a la cocaína, su excesiva evaluación de las emociones negativas y la relación con las áreas cerebrales relacionadas con los afectos negativos y el estrés.

El estudio también ha permitido demostrar que los consumidores de cocaína «ven reducida la actividad en áreas del cerebro relacionadas con el control cognitivo, así como la conectividad funcional entre regiones de control cognitivo (prefrontales) y regiones de procesamiento emocional (sistema límbico), hecho que puede reflejar la falta de autocontrol y de atención en estados altamente emocionales en este tipo de pacientes».

«Todo este significativo deterioro de los sistemas que regulan las emociones contribuye a explicar fenómenos clínicos detectados entre consumidores de cocaína, como la persistencia de los afectos negativos, el mal manejo del enfado o su elevada intolerancia ante la frustración», ha señalado la institución.

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Los consumidores de cocaína son más sensibles a emociones negativas

Un estudio de investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU-UCH) de Valencia y de la de Granada ha demostrado biológicamente que consumidores de cocaína son«más sensibles» a emociones negativas y «menos capaces» de controlar estos estados emocionales, según ha informado la institución académica en un comunicado. Según este estudio, la dependencia de la cocaína está «asociada a un pronunciado aumento de las emociones negativas, que persiste aunque se abandone el consumo de esta sustancia».

La identificación de las áreas cerebrales afectadas en este proceso resulta de «gran ayuda» para tratar a aquellas personas que intentan abandonar el consumo. Con este objetivo, el investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la CEU-UCH Samuel Asensio Alcaide ha participado en un estudio en colaboración con investigadores de la Universidad de Granada para determinar mediante técnicas de resonancia magnética funcional (fMRI) las alteraciones tanto en la respuesta cerebral (regiones activadas) como en el patrón de conectividad entre distintas regiones, durante la evaluación de emociones negativas, en personas con dependencia de la cocaína.

El trabajo, publicado por la revista «Addiction Biology», ha comparado las reacciones cerebrales ante imágenes relacionadas con emociones negativas en un grupo de personas adictas a la cocaína que habían superado los 15 días de abstinencia, y en otro grupo de personas no consumidoras de esta sustancia, todas ellas con características socio-demográficas y de edad similares y sin otro tipo de trastornos psiquiátricos.

Durante las resonancias practicadas a ambos grupos, se han medido las respuestas cerebrales ante la visualización de imágenes que generan sentimientos negativos, intercaladas con imágenes neutras mostrando un patrón normal de activación frente a estímulos con contenido emocional.

Alteraciones en actividad del córtex
Sin embargo, al comparar los dos grupos de sujetos, se observaron alteraciones en la actividad del córtex prefrontal dorsolateral y del giro frontal inferior, regiones pertenecientes a la corteza prefrontal e involucradas en el control de la conducta, así como en la conectividad de estas regiones con otras estructuras del sistema límbico, como la amígdala o el tálamo anterior, encargadas del procesamiento de las emociones, las cuales también afectan a la conducta influyendo en el procesamiento de la corteza prefrontal.

El registro de estas disfunciones permite fundamentar, por primera vez biológicamente, que, comparándolas con personas no consumidoras, las personas que han consumido cocaína son más sensibles a los estímulos con contenido emocional negativo y menos capaces de controlar los estados emocionales que estos estímulos desencadenan, dificultando así el mantenimiento de los estados de abstinencia y la rehabilitación.

Depresión, estrés, enfado, frustración
La mayor activación del córtex prefrontal dorsolateral en los consumidores de cocaína está asociada a la evaluación de las emociones negativas y a la depresión severa. Esta región cerebral está también vinculada al deseo de consumir drogas, con lo que aunque las personas estudiadas llevaban más de 15 días sin consumir cocaína, sus evaluaciones negativas sobre las imágenes eran similares a las de una persona con el síndrome de abstinencia.

En el estudio realizado por investigadores de la CEU-UCH y la Universidad de Granada, las personas que habían consumido cocaína mostraron también una «mayor reactividad» emocional en su cerebro durante la experimentación de emociones negativas. Esto guarda relación con estudios precedentes sobre la «especial sensibilidad» hacia el castigo en los adictos a la cocaína, su excesiva evaluación de las emociones negativas y la relación con las áreas cerebrales relacionadas con los afectos negativos y el estrés.

El estudio también ha permitido demostrar que los consumidores de cocaína «ven reducida la actividad en áreas del cerebro relacionadas con el control cognitivo, así como la conectividad funcional entre regiones de control cognitivo (prefrontales) y regiones de procesamiento emocional (sistema límbico), hecho que puede reflejar la falta de autocontrol y de atención en estados altamente emocionales en este tipo de pacientes».

«Todo este significativo deterioro de los sistemas que regulan las emociones contribuye a explicar fenómenos clínicos detectados entre consumidores de cocaína, como la persistencia de los afectos negativos, el mal manejo del enfado o su elevada intolerancia ante la frustración», ha señalado la institución.

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Los consumidores de cocaína son más sensibles a emociones negativas

Un estudio de investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU-UCH) de Valencia y de la de Granada ha demostrado biológicamente que consumidores de cocaína son «más sensibles» a emociones negativas y «menos capaces» de controlar estos estados emocionales, según ha informado la institución académica en un comunicado.

Según este estudio, la dependencia de la cocaína está «asociada a un pronunciado aumento de las emociones negativas, que persiste aunque se abandone el consumo de esta sustancia». La identificación de las áreas cerebrales afectadas en este proceso resulta de «gran ayuda» para tratar a aquellas personas que intentan abandonar el consumo.

Con este objetivo, el investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la CEU-UCH Samuel Asensio Alcaide ha participado en un estudio en colaboración con investigadores de la Universidad de Granada para determinar mediante técnicas de resonancia magnética funcional (fMRI) las alteraciones tanto en la respuesta cerebral (regiones activadas) como en el patrón de conectividad entre distintas regiones, durante la evaluación de emociones negativas, en personas con dependencia de la cocaína.

El trabajo, publicado por la revista ‘Addiction Biology’, ha comparado las reacciones cerebrales ante imágenes relacionadas con emociones negativas en un grupo de personas adictas a la cocaína que habían superado los 15 días de abstinencia, y en otro grupo de personas no consumidoras de esta sustancia, todas ellas con características socio-demográficas y de edad similares y sin otro tipo de trastornos psiquiátricos.

Durante las resonancias practicadas a ambos grupos, se han medido las respuestas cerebrales ante la visualización de imágenes que generan sentimientos negativos, intercaladas con imágenes neutras mostrando un patrón normal de activación frente a estímulos con contenido emocional.

Actividad del córtex

Sin embargo, al comparar los dos grupos de sujetos, se observaron alteraciones en la actividad del córtex prefrontal dorsolateral y del giro frontal inferior, regiones pertenecientes a la corteza prefrontal e involucradas en el control de la conducta, así como en la conectividad de estas regiones con otras estructuras del sistema límbico, como la amígdala o el tálamo anterior, encargadas del procesamiento de las emociones, las cuales también afectan a la conducta influyendo en el procesamiento de la corteza prefrontal.

El registro de estas disfunciones, comparándolas con personas no consumidoras, permite fundamentar, por primera vez biológicamente, que las personas que han consumido cocaína son más sensibles a los estímulos con contenido emocional negativo y menos capaces de controlar los estados emocionales que estos estímulos desencadenan, dificultando así el mantenimiento de los estados de abstinencia y la rehabilitación.

Explica su intolerancia a la frustración

La mayor activación del córtex prefrontal dorsolateral en los consumidores de cocaína está asociada a la evaluación de las emociones negativas y a la depresión grave. Esta región cerebral está también vinculada al deseo de consumir drogas, con lo que aunque las personas estudiadas llevaban más de 15 días sin consumir cocaína, sus evaluaciones negativas sobre las imágenes eran similares a las de una persona con el síndrome de abstinencia.

En el estudio realizado por investigadores de la CEU-UCH y la Universidad de Granada, las personas que habían consumido cocaína mostraron también una «mayor reactividad» emocional en su cerebro durante la experimentación de emociones negativas. Esto guarda relación con estudios precedentes sobre la «especial sensibilidad» hacia el castigo en los adictos a la cocaína, su excesiva evaluación de las emociones negativas y la relación con las áreas cerebrales relacionadas con los afectos negativos y el estrés.

El estudio también ha permitido demostrar que los consumidores de cocaína «ven reducida la actividad en áreas del cerebro relacionadas con el control cognitivo, así como la conectividad funcional entre regiones de control cognitivo (prefrontales) y regiones de procesamiento emocional (sistema límbico), hecho que puede reflejar la falta de autocontrol y de atención en estados altamente emocionales en este tipo de pacientes».

«Todo este significativo deterioro de los sistemas que regulan las emociones contribuye a explicar fenómenos clínicos detectados entre consumidores de cocaína, como la persistencia de los afectos negativos, el mal manejo del enfado o su elevada intolerancia ante la frustración», ha señalado la institución.

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Los consumidores de cocaína son más sensibles a emociones negativas

Un estudio de investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU-UCH) de Valencia y de la de Granada ha demostrado biológicamente que consumidores de cocaína son «más sensibles» a emociones negativas y «menos capaces» de controlar estos estados emocionales, según ha informado la institución académica en un comunicado.

Según este estudio, la dependencia de la cocaína está «asociada a un pronunciado aumento de las emociones negativas, que persiste aunque se abandone el consumo de esta sustancia». La identificación de las áreas cerebrales afectadas en este proceso resulta de «gran ayuda» para tratar a aquellas personas que intentan abandonar el consumo.

Con este objetivo, el investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas de la CEU-UCH Samuel Asensio Alcaide ha participado en un estudio en colaboración con investigadores de la Universidad de Granada para determinar mediante técnicas de resonancia magnética funcional (fMRI) las alteraciones tanto en la respuesta cerebral (regiones activadas) como en el patrón de conectividad entre distintas regiones, durante la evaluación de emociones negativas, en personas con dependencia de la cocaína.

El trabajo, publicado por la revista ‘Addiction Biology’, ha comparado las reacciones cerebrales ante imágenes relacionadas con emociones negativas en un grupo de personas adictas a la cocaína que habían superado los 15 días de abstinencia, y en otro grupo de personas no consumidoras de esta sustancia, todas ellas con características socio-demográficas y de edad similares y sin otro tipo de trastornos psiquiátricos.

Durante las resonancias practicadas a ambos grupos, se han medido las respuestas cerebrales ante la visualización de imágenes que generan sentimientos negativos, intercaladas con imágenes neutras mostrando un patrón normal de activación frente a estímulos con contenido emocional.

Actividad del córtex

Sin embargo, al comparar los dos grupos de sujetos, se observaron alteraciones en la actividad del córtex prefrontal dorsolateral y del giro frontal inferior, regiones pertenecientes a la corteza prefrontal e involucradas en el control de la conducta, así como en la conectividad de estas regiones con otras estructuras del sistema límbico, como la amígdala o el tálamo anterior, encargadas del procesamiento de las emociones, las cuales también afectan a la conducta influyendo en el procesamiento de la corteza prefrontal.

El registro de estas disfunciones, comparándolas con personas no consumidoras, permite fundamentar, por primera vez biológicamente, que las personas que han consumido cocaína son más sensibles a los estímulos con contenido emocional negativo y menos capaces de controlar los estados emocionales que estos estímulos desencadenan, dificultando así el mantenimiento de los estados de abstinencia y la rehabilitación.

Explica su intolerancia a la frustración

La mayor activación del córtex prefrontal dorsolateral en los consumidores de cocaína está asociada a la evaluación de las emociones negativas y a la depresión grave. Esta región cerebral está también vinculada al deseo de consumir drogas, con lo que aunque las personas estudiadas llevaban más de 15 días sin consumir cocaína, sus evaluaciones negativas sobre las imágenes eran similares a las de una persona con el síndrome de abstinencia.

En el estudio realizado por investigadores de la CEU-UCH y la Universidad de Granada, las personas que habían consumido cocaína mostraron también una «mayor reactividad» emocional en su cerebro durante la experimentación de emociones negativas. Esto guarda relación con estudios precedentes sobre la «especial sensibilidad» hacia el castigo en los adictos a la cocaína, su excesiva evaluación de las emociones negativas y la relación con las áreas cerebrales relacionadas con los afectos negativos y el estrés.

El estudio también ha permitido demostrar que los consumidores de cocaína «ven reducida la actividad en áreas del cerebro relacionadas con el control cognitivo, así como la conectividad funcional entre regiones de control cognitivo (prefrontales) y regiones de procesamiento emocional (sistema límbico), hecho que puede reflejar la falta de autocontrol y de atención en estados altamente emocionales en este tipo de pacientes».

«Todo este significativo deterioro de los sistemas que regulan las emociones contribuye a explicar fenómenos clínicos detectados entre consumidores de cocaína, como la persistencia de los afectos negativos, el mal manejo del enfado o su elevada intolerancia ante la frustración», ha señalado la institución.

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Presentación del espacio ‘Más química para un mayor bienestar’

  • Dentro de una nueva edición de la ‘Ventana a la Ciencia’

El Parque de las Ciencias presentará mañana, viernes 25 de enero, una nueva edición de la ‘Ventana a la Ciencia’, en la que durante un año y medio nueve universidades andaluzas mostrarán sus principales trabajos de investigación a los visitantes del museo. La Universidad de Granada inaugura el programa con la exposición ‘Más química para un mayor bienestar’, en el marco de la celebración del centenario de la implantación de los estudios de química en la UGR.

‘Ventana a la Ciencia’ es una iniciativa impulsada por la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía, el Parque de las Ciencias y las universidades andaluzas para acercar la investigación a la sociedad, fomentar vocaciones científicas y concienciar a la sociedad de la importancia de la I+D+i.

Descargue el tŕiptico del curso

Convocatoria:

  • Asisten: María Dolores Suárez. Vicerrectora de Investigación de la UGR.
  • Jorge A. Rodríguez Navarro, Director Científico.
  • Ernesto Páramo, Director del Parque de las Ciencias.
  • Miembros y Primeras Autoridades del Consorcio.
  • Día: Viernes, 25 de enero
  • Lugar: Hall. Edificio Macroscopio
  • Hora: 11.00 horas

Más información: www.parqueciencias.com


Presentación del espacio ‘Más química para un mayor bienestar’

  • Dentro de una nueva edición de la ‘Ventana a la Ciencia’

El Parque de las Ciencias presentará mañana, viernes 25 de enero, una nueva edición de la ‘Ventana a la Ciencia’, en la que durante un año y medio nueve universidades andaluzas mostrarán sus principales trabajos de investigación a los visitantes del museo. La Universidad de Granada inaugura el programa con la exposición ‘Más química para un mayor bienestar’, en el marco de la celebración del centenario de la implantación de los estudios de química en la UGR.

‘Ventana a la Ciencia’ es una iniciativa impulsada por la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía, el Parque de las Ciencias y las universidades andaluzas para acercar la investigación a la sociedad, fomentar vocaciones científicas y concienciar a la sociedad de la importancia de la I+D+i.

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Convocatoria:

  • Asisten: María Dolores Suárez. Vicerrectora de Investigación de la UGR.
  • Jorge A. Rodríguez Navarro, Director Científico.
  • Ernesto Páramo, Director del Parque de las Ciencias.
  • Miembros y Primeras Autoridades del Consorcio.
  • Día: Viernes, 25 de enero
  • Lugar: Hall. Edificio Macroscopio
  • Hora: 11.00 horas

Más información: www.parqueciencias.com