ANUDIS nace para conseguir una universidad más accesible para los estudiantes con discapacidad

Antes de darse a conocer la investigación titulada Discapacitados, Universidad y Empleo realizada por las profesoras de la Universidad de Cádiz (UCA) Eva Garrido y Carmen Ferradans, se reunían en la Universidad de Granada a finales de marzo del presente año un grupo de estudiantes con discapacidad dispuestos a organizarse para poder reclamar una mayor presencia en la universidad española, así como una mayor accesibilidad a la misma para poder acceder a ella en igualdad de condiciones al resto de la comunidad universitaria. Este estudio presentaba que solo un 7,2% de personas discapacitadas tienen estudios universitarios terminados, destacando el escaso acceso del colectivo a la educación universitaria lo que se traduce en futuros empleos poco cualificados para ellos. Con este porcentaje queda manifiesto que algo se está haciendo mal en relación a la formación y discapacidad.

En este marco se constituía la Asociación Nacional de Universitarios con Discapacidad (ANUDIS) que anunciaba la pasada semana el lanzamiento de su existencia así como presentaba públicamente sus objetivos con los que pretende conseguir una normalización, accesibilidad y adaptación real para las diversas discapacidades en cualquier universidad del estado español mediante el lema ‘Defender los derechos de las personas con discapacidad en la Universidad’.

Dicha asociación está promovida y organizada por Antonio Tejada, joven líder del movimiento asociativo de la discapacidad en España, junto con otros dieciséis universitarios con discapacidad de ocho universidades diferentes de nuestro país, donde en pocas semanas han superado el medio centenar de socios. El presidente es Domingo Pisón Capellán, estudiante de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid en el Grado en Comunicación Audiovisual; el secretario es Juan Manuel Barquero Carranza, de la Universidad de Granada y estudiante de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática y Telecomunicación; el tesorero es Alberto Fernández Olmedo también estudiante de la universidad granadina de la Licenciatura en Derecho; y la vocal es Bárbara Úbeda Sosa de la Universidad Complutense de Madrid y estudiante de la Licenciatura de Psicología.

Las asociación nace pidiendo reformas y el cumplimiento de la ley, ya que las universidades siguen sin cumplir con las normas legislativas tanto españolas como europeas, como la Ley de Igualdad, No Discriminación y Accesibilidad Universal (LIONDAU), cuyas premisas son precisamente la no discriminación, una acción positiva y una plena accesibilidad universal para garantizar una igualdad de oportunidades en el ambiente universitario y reivindicar todas aquellas propuestas que garanticen esta igualdad y el cumplimiento de las necesidades a nivel educativo con sus adaptaciones necesarias según las diferentes diversidades de la discapacidad, o a nivel arquitectónico tanto en los interiores de las mismas incluidas las aulas, como los exteriores y entornos, aumentando también la formación específica y sensibilización por parte del personal docente y laboral, etc.

Ante todo se quieren aportar soluciones para mitigar los obstáculos que todavía persisten en el alumnado, profesorado y establecimientos del ámbito universitario, así como potenciar estos estudios a todos los niveles entre la comunidad universitaria con discapacidad, incluida la docencia e investigación.

Para ello, las acciones de sensibilización y concienciación social con miras a eliminar las barreras de todo tipo que puedan perturbar el normal desarrollo de las personas con discapacidad y su inclusión en la Universidad, son la clave para lograr una verdadera inclusión así como fomentar y garantizar la superación personal y autoestima de estos estudiantes, demostrando a la sociedad en general y al mercado de trabajo en particular, las capacidades de los universitarios con discapacidad.

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Insólito: si mientes, te crecerá la nariz

Un estudio científico demostró que la historia de Pinocho, el clásico niño al que por mentir le crecía la nariz, tiene algo de real. Al parecer, cuando una persona miente, se producen cambios térmicos que alteran el tamaño de la nariz.

La investigación realizada por expertos del departamento de la Universidad de Granada reveló que cuando una persona miente se produce el denominado «efecto Pinocho»: la temperatura de la punta de la nariz aumenta o disminuye.

También existe un efecto cerebral. «La ínsula, que es un área cerebral vinculada a nuestro ‘yo’ más auténtico, se activa cuando estamos hablando de manera cierta sobre nuestros sentimientos», explican los expertos.

Sin embargo, cuando no hay sentimientos reales, ésta no se activa. «A más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», indica el estudio.

Para llegar a esa conclusión, los expertos Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López aplicaron la termografía -una técnica para detectar la temperatura de los cuerpos- al ámbito de la psicología, obteniendo resultados novedosos.

Los investigadores descubrieron que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende. En cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se produce una suba general de la temperatura facial. También detectaron que al mentir aumenta la temperatura corporal en la zona del músculo orbital, situado en la esquina interna del ojo.

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Insólito: si mientes, te crecerá la nariz

Un estudio científico demostró que la historia de Pinocho, el clásico niño al que por mentir le crecía la nariz, tiene algo de real. Al parecer, cuando una persona miente, se producen cambios térmicos que alteran el tamaño de la nariz.

La investigación realizada por expertos del departamento de la Universidad de Granada reveló que cuando una persona miente se produce el denominado «efecto Pinocho»: la temperatura de la punta de la nariz aumenta o disminuye.

También existe un efecto cerebral. «La ínsula, que es un área cerebral vinculada a nuestro ‘yo’ más auténtico, se activa cuando estamos hablando de manera cierta sobre nuestros sentimientos», explican los expertos.

Sin embargo, cuando no hay sentimientos reales, ésta no se activa. «A más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», indica el estudio.

Para llegar a esa conclusión, los expertos Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López aplicaron la termografía -una técnica para detectar la temperatura de los cuerpos- al ámbito de la psicología, obteniendo resultados novedosos.

Los investigadores descubrieron que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende. En cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se produce una suba general de la temperatura facial. También detectaron que al mentir aumenta la temperatura corporal en la zona del músculo orbital, situado en la esquina interna del ojo.

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Insólito: si mientes, te crecerá la nariz

Un estudio científico demostró que la historia de Pinocho, el clásico niño al que por mentir le crecía la nariz, tiene algo de real. Al parecer, cuando una persona miente, se producen cambios térmicos que alteran el tamaño de la nariz.

La investigación realizada por expertos del departamento de la Universidad de Granada reveló que cuando una persona miente se produce el denominado «efecto Pinocho»: la temperatura de la punta de la nariz aumenta o disminuye.

También existe un efecto cerebral. «La ínsula, que es un área cerebral vinculada a nuestro ‘yo’ más auténtico, se activa cuando estamos hablando de manera cierta sobre nuestros sentimientos», explican los expertos.

Sin embargo, cuando no hay sentimientos reales, ésta no se activa. «A más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», indica el estudio.

Para llegar a esa conclusión, los expertos Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López aplicaron la termografía -una técnica para detectar la temperatura de los cuerpos- al ámbito de la psicología, obteniendo resultados novedosos.

Los investigadores descubrieron que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende. En cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se produce una suba general de la temperatura facial. También detectaron que al mentir aumenta la temperatura corporal en la zona del músculo orbital, situado en la esquina interna del ojo.

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Las mentiras provocan cambios en la nariz

Científicos de la Universidad de Granada han comprobado experimentalmente que las mentiras afectan a la nariz, aunque no alargándola, como a Pinocho, sino provocando cambios en la temperatura de la zona. Esto ocurre en general cuando se hace un gran esfuerzo mental, o durante un ataque de ansiedad. Mediante el uso del termógrafo, han comprobado también que la excitación sexual a nivel térmico es muy similar en hombres y en mujeres.

 

Cuando una persona miente, se produce un «efecto Pinocho» gracias al cual la temperatura de la punta de su nariz aumenta o disminuye, y también aumenta su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Si realizamos un gran esfuerzo mental, desciende la temperatura en nuestra nariz, y ante un ataque de ansiedad, se produce una subida general de la temperatura facial. Estas son algunas de las conclusiones de una investigación pionera sobre termografía realizada en el departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, que ha descubierto nuevas aplicaciones de esta sugerente técnica.

La termografía es una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Las cámaras termográficas se emplean para cuestiones tan distintas como medir con exactitud la pérdida de energía de los edificios, o como indicador de enfermedades respiratorias en animales bovinos o de la rabia en mapaches.

En el siglo XX, la termografía experimentó su mayor desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial, con el impulso de las investigaciones militares para detectar al enemigo (visión nocturna) que llevaban a cabo en el ejército de Estados Unidos.

Hombres y mujeres se excitan por igual

Los investigadores de la UGR Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López han aplicado por primera vez esta técnica al ámbito de la Psicología, obteniendo resultados muy novedosos e interesantes. Así, gracias a ella es posible detectar el deseo y la excitación sexual tanto masculina como femenina, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital. Su trabajo ha demostrado que, a nivel fisiológico, hombres y mujeres se excitan en el mismo tiempo, aunque subjetivamente las mujeres indiquen no estarlo o estarlo menos.

Los científicos han descubierto que, ante situaciones en las que un sujeto realiza un esfuerzo mental (enfrentarse a tareas difíciles, al ser evaluado o al mentir sobre hechos), se producen cambios térmicos faciales.

Así, cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, estos cambios térmicos se producen en la nariz, y se activa en el cerebro una estructura denominada «ínsula» que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales (llamados «cualias, pero no se activa cuando no los hay.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores en la nota de prensa de la Universidad.

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La huella térmica del flamenco

También han obtenido huellas térmicas (esto es, patrones corporales de cambio de temperatura específicos) del ejercicio aeróbico y de distintos tipos de baile, como el ballet. «Cuando una persona baila flamenco –explica Elvira Salazar-, desciende la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos. Esta es la huella térmica del flamenco, aunque cada tipo de danza tiene su propia huella».

Los científicos han demostrado que la detección de asimetrías de temperatura corporal entre ambos lados del cuerpo y de cambios locales de la temperatura (subidas y bajadas en torno a un grado) se relaciona, además de con el estado físico, con el estado mental y emocional de la persona. «En este sentido, el termograma nos da un marcador somático de estados subjetivos o mentales, y nos permite ver lo que la persona siente o piensa», señala Salazar.

Además, la termografía sirve para evaluar las emociones (ya que el patrón térmico facial es diferente), y para determinar el contagio emocional. «Por ejemplo, las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta».

Además, en determinadas enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple, el organismo no regula bien la temperatura ante el calor y el frío, lo que se detecta con un termograma. Otras aplicaciones de la termografía son determinar el patrón corporal de grasa, algo de gran utilidad para los programas de adelgazamiento y entrenamiento físico, así como los cambios de temperatura corporal en celíacos, personas con anorexia, etc.

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Las mentiras provocan cambios en la nariz

Científicos de la Universidad de Granada han comprobado experimentalmente que las mentiras afectan a la nariz, aunque no alargándola, como a Pinocho, sino provocando cambios en la temperatura de la zona. Esto ocurre en general cuando se hace un gran esfuerzo mental, o durante un ataque de ansiedad. Mediante el uso del termógrafo, han comprobado también que la excitación sexual a nivel térmico es muy similar en hombres y en mujeres.

 

Cuando una persona miente, se produce un «efecto Pinocho» gracias al cual la temperatura de la punta de su nariz aumenta o disminuye, y también aumenta su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Si realizamos un gran esfuerzo mental, desciende la temperatura en nuestra nariz, y ante un ataque de ansiedad, se produce una subida general de la temperatura facial. Estas son algunas de las conclusiones de una investigación pionera sobre termografía realizada en el departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, que ha descubierto nuevas aplicaciones de esta sugerente técnica.

La termografía es una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Las cámaras termográficas se emplean para cuestiones tan distintas como medir con exactitud la pérdida de energía de los edificios, o como indicador de enfermedades respiratorias en animales bovinos o de la rabia en mapaches.

En el siglo XX, la termografía experimentó su mayor desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial, con el impulso de las investigaciones militares para detectar al enemigo (visión nocturna) que llevaban a cabo en el ejército de Estados Unidos.

Hombres y mujeres se excitan por igual

Los investigadores de la UGR Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López han aplicado por primera vez esta técnica al ámbito de la Psicología, obteniendo resultados muy novedosos e interesantes. Así, gracias a ella es posible detectar el deseo y la excitación sexual tanto masculina como femenina, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital. Su trabajo ha demostrado que, a nivel fisiológico, hombres y mujeres se excitan en el mismo tiempo, aunque subjetivamente las mujeres indiquen no estarlo o estarlo menos.

Los científicos han descubierto que, ante situaciones en las que un sujeto realiza un esfuerzo mental (enfrentarse a tareas difíciles, al ser evaluado o al mentir sobre hechos), se producen cambios térmicos faciales.

Así, cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, estos cambios térmicos se producen en la nariz, y se activa en el cerebro una estructura denominada «ínsula» que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales (llamados «cualias, pero no se activa cuando no los hay.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores en la nota de prensa de la Universidad.

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La huella térmica del flamenco

También han obtenido huellas térmicas (esto es, patrones corporales de cambio de temperatura específicos) del ejercicio aeróbico y de distintos tipos de baile, como el ballet. «Cuando una persona baila flamenco –explica Elvira Salazar-, desciende la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos. Esta es la huella térmica del flamenco, aunque cada tipo de danza tiene su propia huella».

Los científicos han demostrado que la detección de asimetrías de temperatura corporal entre ambos lados del cuerpo y de cambios locales de la temperatura (subidas y bajadas en torno a un grado) se relaciona, además de con el estado físico, con el estado mental y emocional de la persona. «En este sentido, el termograma nos da un marcador somático de estados subjetivos o mentales, y nos permite ver lo que la persona siente o piensa», señala Salazar.

Además, la termografía sirve para evaluar las emociones (ya que el patrón térmico facial es diferente), y para determinar el contagio emocional. «Por ejemplo, las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta».

Además, en determinadas enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple, el organismo no regula bien la temperatura ante el calor y el frío, lo que se detecta con un termograma. Otras aplicaciones de la termografía son determinar el patrón corporal de grasa, algo de gran utilidad para los programas de adelgazamiento y entrenamiento físico, así como los cambios de temperatura corporal en celíacos, personas con anorexia, etc.

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Científicos de la Universidad de Granada han comprobado experimentalmente que las mentiras afectan a la nariz, aunque no alargándola, como a Pinocho, sino provocando cambios en la temperatura de la zona. Esto ocurre en general cuando se hace un gran esfuerzo mental, o durante un ataque de ansiedad. Mediante el uso del termógrafo, han comprobado también que la excitación sexual a nivel térmico es muy similar en hombres y en mujeres.

 

Cuando una persona miente, se produce un «efecto Pinocho» gracias al cual la temperatura de la punta de su nariz aumenta o disminuye, y también aumenta su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Si realizamos un gran esfuerzo mental, desciende la temperatura en nuestra nariz, y ante un ataque de ansiedad, se produce una subida general de la temperatura facial. Estas son algunas de las conclusiones de una investigación pionera sobre termografía realizada en el departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, que ha descubierto nuevas aplicaciones de esta sugerente técnica.

La termografía es una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Las cámaras termográficas se emplean para cuestiones tan distintas como medir con exactitud la pérdida de energía de los edificios, o como indicador de enfermedades respiratorias en animales bovinos o de la rabia en mapaches.

En el siglo XX, la termografía experimentó su mayor desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial, con el impulso de las investigaciones militares para detectar al enemigo (visión nocturna) que llevaban a cabo en el ejército de Estados Unidos.

Hombres y mujeres se excitan por igual

Los investigadores de la UGR Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López han aplicado por primera vez esta técnica al ámbito de la Psicología, obteniendo resultados muy novedosos e interesantes. Así, gracias a ella es posible detectar el deseo y la excitación sexual tanto masculina como femenina, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital. Su trabajo ha demostrado que, a nivel fisiológico, hombres y mujeres se excitan en el mismo tiempo, aunque subjetivamente las mujeres indiquen no estarlo o estarlo menos.

Los científicos han descubierto que, ante situaciones en las que un sujeto realiza un esfuerzo mental (enfrentarse a tareas difíciles, al ser evaluado o al mentir sobre hechos), se producen cambios térmicos faciales.

Así, cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, estos cambios térmicos se producen en la nariz, y se activa en el cerebro una estructura denominada «ínsula» que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales (llamados «cualias, pero no se activa cuando no los hay.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores en la nota de prensa de la Universidad.

Artículos relacionados
Una nueva técnica no invasiva ayuda a combatir la obesidad
Marsella crea un mapa termográfico de la ciudad para ahorrar energía
La mentira no puede ser detectada a través de los ojos
Un nuevo método informático permite detectar la mentira
La distinción entre verdad y mentira implica procesos neuronales distintos
La huella térmica del flamenco

También han obtenido huellas térmicas (esto es, patrones corporales de cambio de temperatura específicos) del ejercicio aeróbico y de distintos tipos de baile, como el ballet. «Cuando una persona baila flamenco –explica Elvira Salazar-, desciende la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos. Esta es la huella térmica del flamenco, aunque cada tipo de danza tiene su propia huella».

Los científicos han demostrado que la detección de asimetrías de temperatura corporal entre ambos lados del cuerpo y de cambios locales de la temperatura (subidas y bajadas en torno a un grado) se relaciona, además de con el estado físico, con el estado mental y emocional de la persona. «En este sentido, el termograma nos da un marcador somático de estados subjetivos o mentales, y nos permite ver lo que la persona siente o piensa», señala Salazar.

Además, la termografía sirve para evaluar las emociones (ya que el patrón térmico facial es diferente), y para determinar el contagio emocional. «Por ejemplo, las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta».

Además, en determinadas enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple, el organismo no regula bien la temperatura ante el calor y el frío, lo que se detecta con un termograma. Otras aplicaciones de la termografía son determinar el patrón corporal de grasa, algo de gran utilidad para los programas de adelgazamiento y entrenamiento físico, así como los cambios de temperatura corporal en celíacos, personas con anorexia, etc.

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Crean la Red Española de Investigadores y Doctores con Discapacidad

Un grupo de alumnos de doctorado de la Universidad de Granada, correspondientes al tercer ciclo universitario, ha creado la Red Española de Investigadores y Doctores con Discapacidad (Reiddis), según ha informado hoy la institución académica en un comunicado.

El objetivo de esta red es promover el encuentro de investigadores, personal investigador en formación, técnicos de investigación, doctorados y doctores con diferentes discapacidades.

Pretenden así poner en común estudios, inquietudes y reivindicaciones comunes, así como detectar investigaciones que puedan aumentar la inclusión de las personas con discapacidad, la calidad de vida y garantizar la igualdad real de oportunidades.

Además aspiran a fomentar la búsqueda de alternativas de financiación por los recortes que afectan a la investigación universitaria española.

Antonio Tejada, alumno de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Granada y promotor de la red, destaca que esta pretende ser un espacio «plural, multidisciplinario y abierto», donde se crucen investigaciones de diferentes campos y se dé lugar a nuevos espacios y conceptos de investigación.

De esta manera, también se percibiría al colectivo como un productor de conocimiento científico, sirviendo este modelo para exportarlo a otros países y crear una red internacional.

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Crean la Red Española de Investigadores y Doctores con Discapacidad

Un grupo de alumnos de doctorado de la Universidad de Granada, correspondientes al tercer ciclo universitario, ha creado la Red Española de Investigadores y Doctores con Discapacidad (Reiddis), según ha informado hoy la institución académica en un comunicado.

El objetivo de esta red es promover el encuentro de investigadores, personal investigador en formación, técnicos de investigación, doctorados y doctores con diferentes discapacidades.

Pretenden así poner en común estudios, inquietudes y reivindicaciones comunes, así como detectar investigaciones que puedan aumentar la inclusión de las personas con discapacidad, la calidad de vida y garantizar la igualdad real de oportunidades.

Además aspiran a fomentar la búsqueda de alternativas de financiación por los recortes que afectan a la investigación universitaria española.

Antonio Tejada, alumno de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Granada y promotor de la red, destaca que esta pretende ser un espacio «plural, multidisciplinario y abierto», donde se crucen investigaciones de diferentes campos y se dé lugar a nuevos espacios y conceptos de investigación.

De esta manera, también se percibiría al colectivo como un productor de conocimiento científico, sirviendo este modelo para exportarlo a otros países y crear una red internacional.

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¡Mientes!, se te nota en la nariz

¿Creías que solo a Pinocho le cambiaba la nariz cuando mentía? Científicos de la Universidad de Granada comprobaron que la punta de la nariz y la esquina interna del ojo se calientan cuando una persona miente.

Los investigadores Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López usaron la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos, para ver estos cambios.

Si la persona realiza un gran esfuerzo mental la temperatura de la nariz desciende. Y si tiene un ataque de ansiedad se produce una subida general de la temperatura de la cara, dieron a conocer en su estudio.

Cuando alguien miente se activa una estructura en su cerebro, la ínsula, encargada de regular la temperatura corporal.

El sexo no ha quedado fuera de la investigación. Los científicos descubrieron que los cambios de temperatura cuando el ser humano se excita se presentan en el pecho y genitales de hombres y mujeres.

La termografía es una técnica que se ha usado medir la pérdida de energía de los edificios, así como indicador de enfermedades respiratorias en animales bovinos y para detectar la rabia en mapaches.

En el siglo XX, la termografía fue usada para crear los lentes de visión nocturna, que usaba el Ejército estadounidense para detectar el calor de seres humanos en la oscuridad.

Carlo Collodi, el creador de Pinocho, ¿habrá sentido que su nariz se calentaba cuando mentía? ¿O por qué a Pinocho le crecía la nariz?.

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¡Mientes!, se te nota en la nariz

¿Creías que solo a Pinocho le cambiaba la nariz cuando mentía? Científicos de la Universidad de Granada comprobaron que la punta de la nariz y la esquina interna del ojo se calientan cuando una persona miente.

Los investigadores Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López usaron la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos, para ver estos cambios.

Si la persona realiza un gran esfuerzo mental la temperatura de la nariz desciende. Y si tiene un ataque de ansiedad se produce una subida general de la temperatura de la cara, dieron a conocer en su estudio.

Cuando alguien miente se activa una estructura en su cerebro, la ínsula, encargada de regular la temperatura corporal.

El sexo no ha quedado fuera de la investigación. Los científicos descubrieron que los cambios de temperatura cuando el ser humano se excita se presentan en el pecho y genitales de hombres y mujeres.

La termografía es una técnica que se ha usado medir la pérdida de energía de los edificios, así como indicador de enfermedades respiratorias en animales bovinos y para detectar la rabia en mapaches.

En el siglo XX, la termografía fue usada para crear los lentes de visión nocturna, que usaba el Ejército estadounidense para detectar el calor de seres humanos en la oscuridad.

Carlo Collodi, el creador de Pinocho, ¿habrá sentido que su nariz se calentaba cuando mentía? ¿O por qué a Pinocho le crecía la nariz?.

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Efecto ‘Pinocho’: La nariz delata a los mentirosos

Un estudio realizado por científicos del departamento de la Universidad de Granada reveló que cuando una persona miente se produce el denominado «efecto Pinocho»: la temperatura de la punta de la nariz aumenta o disminuye.

También existe un efecto cerebral. «La ínsula, que es un área cerebral vinculada a nuestro «yo» más auténtico, se activa cuando estamos hablando de manera cierta sobre nuestros sentimientos», explican los expertos. Sin embargo, cuando no hay sentimientos reales, ésta no se activa. «A más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», indica el estudio.

Para llegar a esa conclusión, los expertos Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López aplicaron la termografía -una técnica para detectar la temperatura de los cuerpos- al ámbito de la psicología, obteniendo resultados novedosos.

Los investigadores descubrieron que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende. En cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se produce una suba general de la temperatura facial.

También detectaron que al mentir aumenta la temperatura corporal en la zona del músculo orbital, situado en la esquina interna del ojo.

Los hallazgos «nos permiten conocer un poco mejor cómo somos y cómo son las emociones complejas», indicó Elvira Salazar.

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