Recordar el pasado con dolor genera enfermedades: estudio

La actitud de las personas ante los distintos momentos de la vida afecta de manera directa su bienestar. Por ese motivo, recordar el pasado de manera negativa empeora la salud, concluyó una investigación médica.

Los autores de la Universidad de Granada (España) detallaron que una mala actitud ante el pasado, las experiencias presentes y las expectativas del futuro afecta como las personas perciben su salud y su calidad de vida. «De acuerdo a nuestro estudio, la dimensión que más influencia tiene es la percepción del pasado. Una mirada negativa de lo que ya sucedió se asocia a indicadores de salud más bajos», dijo Cristián Oyanadel, uno de los autores.

MIRADAS POSITIVAS

Para llegar a dichas conclusiones los autores trabajaron con 50 personas de 20 a 70 años de edad. Cada voluntario contestó un amplio cuestionario destinado a evaluar su actitud en torno al pasado, presente y futuro. A su vez, los investigadores evaluaron su calidad de vida así como su salud física y mental.

Oyanadel notó que mirar con pesimismo cualquier momento de la vida afecta el bienestar de todos, pero los que más sufrían este problema eran los que recordaban al pasado con dolor.

Estos desafortunados voluntarios que no logran despegarse de su pasado encuentran muy difícil hacer actividad física todos los días y tienen más limitaciones físicas para realizar su trabajo. A su vez, perciben más fuertemente el dolor físico y presentan un riesgo más alto de enfermarse. Para colmo de males, «tienden a ser depresivos, ansiosos y presentan cambios en su conducta», detalló Oyanadel.

Las personas que se enfocan demasiado en el futuro tampoco la pasan tan bien ya que «ponen sus objetivos personales adelante de todo, se olvidan de vivir sus experiencias placenteras y no se conectan con sus momentos positivos del pasado. Esto no afecta su salud física y mental pero tienen una menor calidad de vida», sostuvo Oyanadel.

«El perfil equilibrado es el ideal ya que estas personas logran una actitud saludable en las tres zonas temporales. Son individuos que aprenden positivamente de sus experiencias pasadas. Están enfocadas en conseguir sus objetivos a futuro y exigen mucho de sí mismos, pero no dejan de prestar atención a sus emociones y viven experiencias placenteras», afirmó el especialista.

Y para fortuna de estas sabias personas, son físicamente más fuertes, tienen una mejor salud mental, menos posibilidades de enfermarse y no los afecta tanto el dolor corporal.

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Recordar el pasado con dolor genera enfermedades: estudio

La actitud de las personas ante los distintos momentos de la vida afecta de manera directa su bienestar. Por ese motivo, recordar el pasado de manera negativa empeora la salud, concluyó una investigación médica.

Los autores de la Universidad de Granada (España) detallaron que una mala actitud ante el pasado, las experiencias presentes y las expectativas del futuro afecta como las personas perciben su salud y su calidad de vida. «De acuerdo a nuestro estudio, la dimensión que más influencia tiene es la percepción del pasado. Una mirada negativa de lo que ya sucedió se asocia a indicadores de salud más bajos», dijo Cristián Oyanadel, uno de los autores.

MIRADAS POSITIVAS

Para llegar a dichas conclusiones los autores trabajaron con 50 personas de 20 a 70 años de edad. Cada voluntario contestó un amplio cuestionario destinado a evaluar su actitud en torno al pasado, presente y futuro. A su vez, los investigadores evaluaron su calidad de vida así como su salud física y mental.

Oyanadel notó que mirar con pesimismo cualquier momento de la vida afecta el bienestar de todos, pero los que más sufrían este problema eran los que recordaban al pasado con dolor.

Estos desafortunados voluntarios que no logran despegarse de su pasado encuentran muy difícil hacer actividad física todos los días y tienen más limitaciones físicas para realizar su trabajo. A su vez, perciben más fuertemente el dolor físico y presentan un riesgo más alto de enfermarse. Para colmo de males, «tienden a ser depresivos, ansiosos y presentan cambios en su conducta», detalló Oyanadel.

Las personas que se enfocan demasiado en el futuro tampoco la pasan tan bien ya que «ponen sus objetivos personales adelante de todo, se olvidan de vivir sus experiencias placenteras y no se conectan con sus momentos positivos del pasado. Esto no afecta su salud física y mental pero tienen una menor calidad de vida», sostuvo Oyanadel.

«El perfil equilibrado es el ideal ya que estas personas logran una actitud saludable en las tres zonas temporales. Son individuos que aprenden positivamente de sus experiencias pasadas. Están enfocadas en conseguir sus objetivos a futuro y exigen mucho de sí mismos, pero no dejan de prestar atención a sus emociones y viven experiencias placenteras», afirmó el especialista.

Y para fortuna de estas sabias personas, son físicamente más fuertes, tienen una mejor salud mental, menos posibilidades de enfermarse y no los afecta tanto el dolor corporal.

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El PTS y Fermasa se unen para reforzar la iniciativa emprendedora

El Parque Tecnológico Ciencias de la Salud de Granada (PTS) y la Feria de Muestras de Armilla han suscrito hoy un acuerdo marco de colaboración que permitirá a ambos beneficiarse mutuamente de sus instalaciones y que reorientará el modelo de la institución ferial hacia las iniciativas emprendedoras sanitarias.

 El convenio, al que se suma la Universidad de Granada, busca aprovechar las instalaciones del recinto ferial para los objetivos del campus biosanitario, que pasan por fomentar la iniciativa emprendedora y la creación de empresas, ha explicado en rueda de prensa el director gerente del parque tecnológico, Jesús Quero.

En el marco de este acuerdo, que establece las líneas futuras de colaboración entre el PTS y Fermasa, las instituciones pretenden llevar a cabo distintas iniciativas que, de momento, se concretan en dos proyectos para los que solicitarían las correspondientes subvenciones.

El primero de ellos, que requeriría de una subvención de unos 70.000 euros, es un foro para la innovación emprendedora que tendría por objetivo poner en contacto a emprendedores y empresas.

El otro, de mayor envergadura, es un centro de servicios avanzados cuya puesta en marcha cifran en 3,7 millones de euros.

Ambos han sido declarados «elegibles» por el ministerio, según Quero, para quien la puesta en marcha de estos dos proyectos «dotaría al PTS de nuevas instalaciones y pondría en valor las zonas infrautilizadas de la Feria de Muestras».

Además, pretenden crear una «gran feria de la salud» que sea referente nacional en este campo.

El presidente de Fermasa y alcalde de Armilla, Antonio Ayllón (PP), ha subrayado el beneficio mutuo que supone este acuerdo de colaboración que reorientará el modelo de gestión de la feria.

Para el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, iniciativas como ésta permitirán relanzar al campus biosanitario en medio de la crisis.

Por otra parte, tanto el alcalde de Armilla como el director gerente del PTS se han referido a una providencia del juzgado que investiga la emisión de aguas residuales a través de las canalizaciones del parque tecnológico a la acequia Arabuleila, en el término de Armilla, conocida hoy.

En esa providencia, que publica el diario Granada Hoy, el juez insta a las administraciones a que adopten las medidas oportunas para prevenir un problema de salud pública tras confirmar que el uso de las aguas afectadas por los vertidos puede ponerla en peligro.

El alcalde de Armilla ha dicho que el asunto está en vías de solución con independencia del procedimiento judicial que se sigue por esta causa, en la que está imputado su antecesor en el cargo, Gerardo Sánchez (PSOE).

Por su parte, Quero ha señalado que la solución pasa por una actuación presupuestada en unos 60.000 o 70.000 euros que están en condiciones de asumir y que consistiría en conectar las obras de urbanización hechas con el colector de aguas residuales de Granada. EFE
Economía, negocios y finanzas Macroeconomía ECO:ECONOMIA MACROECONOMIA

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El PTS y Fermasa se unen para reforzar la iniciativa emprendedora

El Parque Tecnológico Ciencias de la Salud de Granada (PTS) y la Feria de Muestras de Armilla han suscrito hoy un acuerdo marco de colaboración que permitirá a ambos beneficiarse mutuamente de sus instalaciones y que reorientará el modelo de la institución ferial hacia las iniciativas emprendedoras sanitarias.

 El convenio, al que se suma la Universidad de Granada, busca aprovechar las instalaciones del recinto ferial para los objetivos del campus biosanitario, que pasan por fomentar la iniciativa emprendedora y la creación de empresas, ha explicado en rueda de prensa el director gerente del parque tecnológico, Jesús Quero.

En el marco de este acuerdo, que establece las líneas futuras de colaboración entre el PTS y Fermasa, las instituciones pretenden llevar a cabo distintas iniciativas que, de momento, se concretan en dos proyectos para los que solicitarían las correspondientes subvenciones.

El primero de ellos, que requeriría de una subvención de unos 70.000 euros, es un foro para la innovación emprendedora que tendría por objetivo poner en contacto a emprendedores y empresas.

El otro, de mayor envergadura, es un centro de servicios avanzados cuya puesta en marcha cifran en 3,7 millones de euros.

Ambos han sido declarados «elegibles» por el ministerio, según Quero, para quien la puesta en marcha de estos dos proyectos «dotaría al PTS de nuevas instalaciones y pondría en valor las zonas infrautilizadas de la Feria de Muestras».

Además, pretenden crear una «gran feria de la salud» que sea referente nacional en este campo.

El presidente de Fermasa y alcalde de Armilla, Antonio Ayllón (PP), ha subrayado el beneficio mutuo que supone este acuerdo de colaboración que reorientará el modelo de gestión de la feria.

Para el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, iniciativas como ésta permitirán relanzar al campus biosanitario en medio de la crisis.

Por otra parte, tanto el alcalde de Armilla como el director gerente del PTS se han referido a una providencia del juzgado que investiga la emisión de aguas residuales a través de las canalizaciones del parque tecnológico a la acequia Arabuleila, en el término de Armilla, conocida hoy.

En esa providencia, que publica el diario Granada Hoy, el juez insta a las administraciones a que adopten las medidas oportunas para prevenir un problema de salud pública tras confirmar que el uso de las aguas afectadas por los vertidos puede ponerla en peligro.

El alcalde de Armilla ha dicho que el asunto está en vías de solución con independencia del procedimiento judicial que se sigue por esta causa, en la que está imputado su antecesor en el cargo, Gerardo Sánchez (PSOE).

Por su parte, Quero ha señalado que la solución pasa por una actuación presupuestada en unos 60.000 o 70.000 euros que están en condiciones de asumir y que consistiría en conectar las obras de urbanización hechas con el colector de aguas residuales de Granada. EFE
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El PTS y Fermasa se unen para reforzar la iniciativa emprendedora

El Parque Tecnológico Ciencias de la Salud de Granada (PTS) y la Feria de Muestras de Armilla han suscrito hoy un acuerdo marco de colaboración que permitirá a ambos beneficiarse mutuamente de sus instalaciones y que reorientará el modelo de la institución ferial hacia las iniciativas emprendedoras sanitarias.

 El convenio, al que se suma la Universidad de Granada, busca aprovechar las instalaciones del recinto ferial para los objetivos del campus biosanitario, que pasan por fomentar la iniciativa emprendedora y la creación de empresas, ha explicado en rueda de prensa el director gerente del parque tecnológico, Jesús Quero.

En el marco de este acuerdo, que establece las líneas futuras de colaboración entre el PTS y Fermasa, las instituciones pretenden llevar a cabo distintas iniciativas que, de momento, se concretan en dos proyectos para los que solicitarían las correspondientes subvenciones.

El primero de ellos, que requeriría de una subvención de unos 70.000 euros, es un foro para la innovación emprendedora que tendría por objetivo poner en contacto a emprendedores y empresas.

El otro, de mayor envergadura, es un centro de servicios avanzados cuya puesta en marcha cifran en 3,7 millones de euros.

Ambos han sido declarados «elegibles» por el ministerio, según Quero, para quien la puesta en marcha de estos dos proyectos «dotaría al PTS de nuevas instalaciones y pondría en valor las zonas infrautilizadas de la Feria de Muestras».

Además, pretenden crear una «gran feria de la salud» que sea referente nacional en este campo.

El presidente de Fermasa y alcalde de Armilla, Antonio Ayllón (PP), ha subrayado el beneficio mutuo que supone este acuerdo de colaboración que reorientará el modelo de gestión de la feria.

Para el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, iniciativas como ésta permitirán relanzar al campus biosanitario en medio de la crisis.

Por otra parte, tanto el alcalde de Armilla como el director gerente del PTS se han referido a una providencia del juzgado que investiga la emisión de aguas residuales a través de las canalizaciones del parque tecnológico a la acequia Arabuleila, en el término de Armilla, conocida hoy.

En esa providencia, que publica el diario Granada Hoy, el juez insta a las administraciones a que adopten las medidas oportunas para prevenir un problema de salud pública tras confirmar que el uso de las aguas afectadas por los vertidos puede ponerla en peligro.

El alcalde de Armilla ha dicho que el asunto está en vías de solución con independencia del procedimiento judicial que se sigue por esta causa, en la que está imputado su antecesor en el cargo, Gerardo Sánchez (PSOE).

Por su parte, Quero ha señalado que la solución pasa por una actuación presupuestada en unos 60.000 o 70.000 euros que están en condiciones de asumir y que consistiría en conectar las obras de urbanización hechas con el colector de aguas residuales de Granada. EFE
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Voluntarios restauran abrevaderos para conservar sapos en extinción en el PN Sierra de Baza

Los integrantes de la Red de Voluntarios del Parque Natural de la Sierra de Baza aprenden a conocer el mundo de los anfibios y su distribución en el parque y trabajan en la recuperación y puesta en funcionamiento de abrevaderos para animales que a su vez son imprescindibles para facilitar el ciclo de vida del «sapo partero bético». Una especie que está catalogada como vulnerable siendo la única especie de anfibio en Andalucía considerada como especie amenazada debido a una distribución geográfica muy reducida y fragmentada, que está sufriendo declives continuados en sus poblaciones debido principalmente a la sequía, abandono de fuentes y albercas tradicionales en zonas de antigua agricultura de montaña.

 

Los voluntarios recibieron una sesión de formación teórica, a cargo de un técnico especialista en Herpetofauna, que explicó datos básicos del ciclo biológico de los anfibios, sus peculiaridades, su importancia en el medio, y sus amenazas. Se mostró cómo reconocer las principales especies de anfibios existentes, así como las actuaciones efectuadas por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente para la conservación de los hábitats de estos vertebrados.
Ya en la salida al campo los voluntarios ambientales restauraron uno de los abrevaderos que hay en el paraje de Prados del Rey que estaba inservible, con el objetivo de conseguir retener agua y que volviera a tener uso como abrevadero para animales y como importantísimo lugar para vida del sapo partero bético. Una vez terminado el abrevadero y comprobada la estanqueidad, se lleno de agua y se procedió a la suelta de varios renacuajos.
La Estación Biológica de Doñana EBD-CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y el departamento de Biología Animal y Ecología de la Universidad de Granada han realizado un estudio sobre el estado de conservación de las poblaciones de sapo partero bético (Alytes dickhilleni). El proyecto está coordinado desde la Universidad de Granada por Juan Manuel Pleguezuelos y desde la Estación Biológica de Doñana por el investigador Miguel Tejedo, y realizado por un equipo de investigadores que pretenden conocer la distribución y diversidad genética de sus poblaciones, así como los requerimientos ecológicos básicos que permitan la adopción de medidas que ayuden a su conservación.
Los objetivos que se persiguen son: actualizar los datos del estado y distribución de las poblaciones. Analizar la variabilidad genética entre poblaciones de distinta procedencia, para estimar los posibles niveles de endogamia y declive de las mismas. Estudiar los hábitat tanto de los adultos como de las larvas, así como la viabilidad de los mismos y promover medidas activas de conservación como sería establecer un plan de gestión de los puntos de agua usados para su reproducción, que es precisamente lo que están haciendo los voluntarios del Parque Natural de la Sierra de Baza.

Sapo partero

En el estudio Miguel Tejero explica que el sapo partero es de pequeño tamaño que alcanza una longitud de 50-55 mm. Su piel es relativamente lisa con un diseño de manchas parduscas o verdosas sobre fondo claro, con zonas más claras entre los ojos y hocico. Los ojos son grandes con pupilas verticales oscuras, el hocico corto y puntiagudo y el tímpano redondo situado detrás de los ojos.
Las diferencias físicas entre machos y hembras son poco apreciables a simple vista, pero todos los ejemplares con carga de huevos son machos.
El sapo partero lleva una vida principalmente nocturna y pasa el día escondido bajo piedras y en grietas o enterrado en la tierra. Es una especie ovípara, en la época de celo (desde otoño a primavera) los cortejos y cópula ocurren en el medio terrestre, transportando los machos los huevos fecundados. Cuando los renacuajos han madurado lo suficiente el macho se acerca a una zona acuática y moviendo las patas traseras deja caer la masa en el agua. Es entonces cuando los renacuajos eclosionan y comienzan a nadar y a alimentarse. El desarrollo acuático de las larvas suele ser muy largo y depende de la abundancia de comida y la temperatura del agua.

Sapo de montaña

El sapo partero es una especie característica de zonas de montaña, entre 700 y 2.200 metros sobre el nivel del mar. Se suele encontrar en pinares, encinares, robledales, paisajes abiertos y rocosos, en fuentes y albercas tradicionales. Los adultos se ocultan en fisuras de rocas y bajo piedras próximas a puntos de agua.
El sapo partero bético es una especie endémica que tiene un área de distribución restringida al ámbito de las sierras béticas, principalmente Andalucía oriental, aunque se extiende también por las serranías limítrofes de Albacete y Murcia.

En el Parque Natural de la Sierra de Baza el sapo partero bético se encuentra en algunos arroyos, fuentes, estanques, abrevaderos y albercas desde los 1.400 m. hasta los 2060 metros en las zonas más altas del PN como la Canaleja Alta, Pozo de la Nieve, Puerto de las Palomas, Cortijo de Los Herrera, El Cascajal, Fuente de la Fonfría, Cabecera del barranco Fonfría, Rambla de Baúl, Fuente de la Fraguara y Fuente de la Alfaguara.

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Voluntarios restauran abrevaderos para conservar sapos en extinción en el PN Sierra de Baza

Los integrantes de la Red de Voluntarios del Parque Natural de la Sierra de Baza aprenden a conocer el mundo de los anfibios y su distribución en el parque y trabajan en la recuperación y puesta en funcionamiento de abrevaderos para animales que a su vez son imprescindibles para facilitar el ciclo de vida del «sapo partero bético». Una especie que está catalogada como vulnerable siendo la única especie de anfibio en Andalucía considerada como especie amenazada debido a una distribución geográfica muy reducida y fragmentada, que está sufriendo declives continuados en sus poblaciones debido principalmente a la sequía, abandono de fuentes y albercas tradicionales en zonas de antigua agricultura de montaña.

 

Los voluntarios recibieron una sesión de formación teórica, a cargo de un técnico especialista en Herpetofauna, que explicó datos básicos del ciclo biológico de los anfibios, sus peculiaridades, su importancia en el medio, y sus amenazas. Se mostró cómo reconocer las principales especies de anfibios existentes, así como las actuaciones efectuadas por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente para la conservación de los hábitats de estos vertebrados.
Ya en la salida al campo los voluntarios ambientales restauraron uno de los abrevaderos que hay en el paraje de Prados del Rey que estaba inservible, con el objetivo de conseguir retener agua y que volviera a tener uso como abrevadero para animales y como importantísimo lugar para vida del sapo partero bético. Una vez terminado el abrevadero y comprobada la estanqueidad, se lleno de agua y se procedió a la suelta de varios renacuajos.
La Estación Biológica de Doñana EBD-CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y el departamento de Biología Animal y Ecología de la Universidad de Granada han realizado un estudio sobre el estado de conservación de las poblaciones de sapo partero bético (Alytes dickhilleni). El proyecto está coordinado desde la Universidad de Granada por Juan Manuel Pleguezuelos y desde la Estación Biológica de Doñana por el investigador Miguel Tejedo, y realizado por un equipo de investigadores que pretenden conocer la distribución y diversidad genética de sus poblaciones, así como los requerimientos ecológicos básicos que permitan la adopción de medidas que ayuden a su conservación.
Los objetivos que se persiguen son: actualizar los datos del estado y distribución de las poblaciones. Analizar la variabilidad genética entre poblaciones de distinta procedencia, para estimar los posibles niveles de endogamia y declive de las mismas. Estudiar los hábitat tanto de los adultos como de las larvas, así como la viabilidad de los mismos y promover medidas activas de conservación como sería establecer un plan de gestión de los puntos de agua usados para su reproducción, que es precisamente lo que están haciendo los voluntarios del Parque Natural de la Sierra de Baza.

Sapo partero

En el estudio Miguel Tejero explica que el sapo partero es de pequeño tamaño que alcanza una longitud de 50-55 mm. Su piel es relativamente lisa con un diseño de manchas parduscas o verdosas sobre fondo claro, con zonas más claras entre los ojos y hocico. Los ojos son grandes con pupilas verticales oscuras, el hocico corto y puntiagudo y el tímpano redondo situado detrás de los ojos.
Las diferencias físicas entre machos y hembras son poco apreciables a simple vista, pero todos los ejemplares con carga de huevos son machos.
El sapo partero lleva una vida principalmente nocturna y pasa el día escondido bajo piedras y en grietas o enterrado en la tierra. Es una especie ovípara, en la época de celo (desde otoño a primavera) los cortejos y cópula ocurren en el medio terrestre, transportando los machos los huevos fecundados. Cuando los renacuajos han madurado lo suficiente el macho se acerca a una zona acuática y moviendo las patas traseras deja caer la masa en el agua. Es entonces cuando los renacuajos eclosionan y comienzan a nadar y a alimentarse. El desarrollo acuático de las larvas suele ser muy largo y depende de la abundancia de comida y la temperatura del agua.

Sapo de montaña

El sapo partero es una especie característica de zonas de montaña, entre 700 y 2.200 metros sobre el nivel del mar. Se suele encontrar en pinares, encinares, robledales, paisajes abiertos y rocosos, en fuentes y albercas tradicionales. Los adultos se ocultan en fisuras de rocas y bajo piedras próximas a puntos de agua.
El sapo partero bético es una especie endémica que tiene un área de distribución restringida al ámbito de las sierras béticas, principalmente Andalucía oriental, aunque se extiende también por las serranías limítrofes de Albacete y Murcia.

En el Parque Natural de la Sierra de Baza el sapo partero bético se encuentra en algunos arroyos, fuentes, estanques, abrevaderos y albercas desde los 1.400 m. hasta los 2060 metros en las zonas más altas del PN como la Canaleja Alta, Pozo de la Nieve, Puerto de las Palomas, Cortijo de Los Herrera, El Cascajal, Fuente de la Fonfría, Cabecera del barranco Fonfría, Rambla de Baúl, Fuente de la Fraguara y Fuente de la Alfaguara.

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Obesos, pero sanos

Las personas pueden ser obesas, pero metabólicamente saludables y estar en forma, sin que ello suponga tener un mayor riesgo de desarrollar o morir por enfermedad cardiovascular o cáncer que aquellas personas con un peso normal. Eso es lo que dice el estudio más grande realizado hasta ahora sobre este tema, que se publica hoy en European Heart Journal, y que ha coordinado Francisco Ortega, del Departamento de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Granada y del Departamento de Biociencias y Nutrición del Instituto Karolinska (Suecia).

Los resultados, explica a ABC Ortega, demuestran que hay un subgrupo de personas obesas que son metabólicamente saludables, es decir, que no sufren patologías como resistencia a la insulina, diabetes y colesterol alto o hipertensión arterial, y que además tienen una buena condición física. Y es un número nada despreciable, dice este investigador: «el 46% de las 43.265 personas analizadas en este trabajo eran metabólicamente sanos». Es decir, subraya Ortega, «ser obeso no parece tener un efecto perjudicial sobre su salud y, lo más importante, los médicos deberían tener esto en cuenta cuando atienden a una persona obesa».

Es cierto que la obesidad está ligada a un gran número de enfermedades crónicas, como la enfermedad cardiovascular o el cáncer. Sin embargo, explica Ortega, de alguna manera este subgrupo de pacientes parecen estar protegidos de las complicaciones metabólicas relacionadas con la obesidad. «Tienen una mayor capacidad cardiorrespiratoria que otros individuos obesos, pero, hasta ahora, no se sabía hasta qué punto estas personas metabólicamente sanas, pero obesas, tenían un menor riesgo de enfermedad o de muerte prematura».

Forma física

Ortega, que durante la investigación trabajaba en la Universidad de Carolina del Sur (EE.UU.) bajo la dirección de Steven Blair, subraya que el hecho diferencial de este análisis es que no sólo se ha tenido en cuenta la obesidad, «que sí es factor de riesgo cardiovascular», sino otros parámetros fundamentales: la forma física y el estado metabólico. Y, asegura, si se contemplan todos estos factores en conjunto vemos que una grande parte de los obesos, casi la mitad, «están sanos».

El estudio se inició en 1979 y los investigadores siguieron a los pacientes hasta 2003. Según Ortega, todos completaron un cuestionario detallado, con información de sus antecedentes médicos y su estilo de vida; además, se les realizaba un examen físico que incluía una prueba de esfuerzo para evaluar su aptitud cardiorrespiratoria y se valoró su Índice de Masa Corporal (IMC) y su porcentaje de grasa corporal.

Los resultados mostraron que las personas metabólicamente sanas, pero obesas, tenían un riesgo de un 38% menor de mortalidad por cualquier causa que las personas obesas metabólicamente poco saludables, mientras que no se observaron diferencias significativas entre los obesos y metabólicamente sanos y las personas con un peso normal y sanos desde un punto de vista metabólico. Y además, el riesgo de desarrollar o morir por enfermedad cardiovascular o cáncer se redujo entre un 30-50% en las personas obesas, pero metabólicamente sanas.

Ortega subraya que hay dos conclusiones principales que se derivan del estudio. En primer lugar, se debe considerar una mejor condición física como una característica de este subgrupo de obesos metabólicamente sanos. Además, « nuestro estudio muestra por primera vez que los individuos obesos, pero metabólicamente sanos, tienen un pronóstico similar al de las personas con peso normal y metabólicamente sanas»

Los resultados, a juicio de Ortega, sugieren que los médicos deben tener en cuenta que «no todas las personas obesas tienen el mismo pronóstico». Se deben valorar, resalta, marcadores de la condición física y del estado metabólico para hacer una mejor estimación del riesgo de enfermedad cardiovascular y de cáncer en estos pacientes obesos.

La «paradoja de la obesidad»
El otro estudio, realizado en la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), ha analizado datos de más de 64.000 pacientes del Registro sueco de angiografía coronaria y angioplastia, y parece confirmar lo que se denomina la «paradoja de la obesidad», que sugiere que una vez que una persona ha desarrollado una enfermedad cardiaca parece tener un menor riesgo de morir si tiene sobrepeso o es obeso, que si su peso es normal o bajo.

Los investigadores estudiaron a 64.436 pacientes que habían desarrollado un síndrome coronario agudo -angina inestable o infarto de miocardio- y que se habían sometido a una angiografía coronaria entre mayo de 2005 y diciembre de 2008. Según explicó Oskar Angerås, coordinador de la investigación, los pacientes con el riesgo más bajo eran, paradójicamente, los que tenían con sobrepeso u obesidad, con un IMC que van de 26,5 a 35 kg/m2. «El riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular más alto se encontró en los pacientes con un peso muy bajo y en aquellos con obesidad mórbida».

Sin evidencias

Se sabe que mantener un peso saludable es una de las vías para evitar el desarrollo de problemas de corazón. Sin embargo, los investigadores advierten que los consejos para reducir el peso se han extendido a los pacientes con sobrepeso y obesos que ya han desarrollado problemas de corazón, a pesar de que apenas hay evidencias científicas de que sea una medida eficaz. «Creemos -señalan los investigadores suecos- que no hay evidencias que demuestren que la reducción de peso por sí misma tenga un valor predictivo positivo después de haber sufrido un síndrome coronario. En realidad, algunas evidencias sugieren que la pérdida de peso puede, de hecho, tener un efecto negativo».

En un editorial que acompaña a ambos informes, se señala que los datos de estos y de otros estudios disponibles permiten concluir que la pérdida de peso en pacientes con enfermedades crónicas y un IMC <40 kg/m2 siempre es malo; «de hecho no existe un solo estudio que demuestre que la pérdida de peso en la enfermedad crónica prolongue la supervivencia de los pacientes». Y añade que, en este contexto, el tejido graso tiene distintos efectos beneficiosos, «y se debe reconocer que la obesidad no está necesariamente asociada con la función metabólica anómala».

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Obesos, pero sanos

Las personas pueden ser obesas, pero metabólicamente saludables y estar en forma, sin que ello suponga tener un mayor riesgo de desarrollar o morir por enfermedad cardiovascular o cáncer que aquellas personas con un peso normal. Eso es lo que dice el estudio más grande realizado hasta ahora sobre este tema, que se publica hoy en European Heart Journal, y que ha coordinado Francisco Ortega, del Departamento de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Granada y del Departamento de Biociencias y Nutrición del Instituto Karolinska (Suecia).

Los resultados, explica a ABC Ortega, demuestran que hay un subgrupo de personas obesas que son metabólicamente saludables, es decir, que no sufren patologías como resistencia a la insulina, diabetes y colesterol alto o hipertensión arterial, y que además tienen una buena condición física. Y es un número nada despreciable, dice este investigador: «el 46% de las 43.265 personas analizadas en este trabajo eran metabólicamente sanos». Es decir, subraya Ortega, «ser obeso no parece tener un efecto perjudicial sobre su salud y, lo más importante, los médicos deberían tener esto en cuenta cuando atienden a una persona obesa».

Es cierto que la obesidad está ligada a un gran número de enfermedades crónicas, como la enfermedad cardiovascular o el cáncer. Sin embargo, explica Ortega, de alguna manera este subgrupo de pacientes parecen estar protegidos de las complicaciones metabólicas relacionadas con la obesidad. «Tienen una mayor capacidad cardiorrespiratoria que otros individuos obesos, pero, hasta ahora, no se sabía hasta qué punto estas personas metabólicamente sanas, pero obesas, tenían un menor riesgo de enfermedad o de muerte prematura».

Forma física

Ortega, que durante la investigación trabajaba en la Universidad de Carolina del Sur (EE.UU.) bajo la dirección de Steven Blair, subraya que el hecho diferencial de este análisis es que no sólo se ha tenido en cuenta la obesidad, «que sí es factor de riesgo cardiovascular», sino otros parámetros fundamentales: la forma física y el estado metabólico. Y, asegura, si se contemplan todos estos factores en conjunto vemos que una grande parte de los obesos, casi la mitad, «están sanos».

El estudio se inició en 1979 y los investigadores siguieron a los pacientes hasta 2003. Según Ortega, todos completaron un cuestionario detallado, con información de sus antecedentes médicos y su estilo de vida; además, se les realizaba un examen físico que incluía una prueba de esfuerzo para evaluar su aptitud cardiorrespiratoria y se valoró su Índice de Masa Corporal (IMC) y su porcentaje de grasa corporal.

Los resultados mostraron que las personas metabólicamente sanas, pero obesas, tenían un riesgo de un 38% menor de mortalidad por cualquier causa que las personas obesas metabólicamente poco saludables, mientras que no se observaron diferencias significativas entre los obesos y metabólicamente sanos y las personas con un peso normal y sanos desde un punto de vista metabólico. Y además, el riesgo de desarrollar o morir por enfermedad cardiovascular o cáncer se redujo entre un 30-50% en las personas obesas, pero metabólicamente sanas.

Ortega subraya que hay dos conclusiones principales que se derivan del estudio. En primer lugar, se debe considerar una mejor condición física como una característica de este subgrupo de obesos metabólicamente sanos. Además, « nuestro estudio muestra por primera vez que los individuos obesos, pero metabólicamente sanos, tienen un pronóstico similar al de las personas con peso normal y metabólicamente sanas»

Los resultados, a juicio de Ortega, sugieren que los médicos deben tener en cuenta que «no todas las personas obesas tienen el mismo pronóstico». Se deben valorar, resalta, marcadores de la condición física y del estado metabólico para hacer una mejor estimación del riesgo de enfermedad cardiovascular y de cáncer en estos pacientes obesos.

La «paradoja de la obesidad»
El otro estudio, realizado en la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), ha analizado datos de más de 64.000 pacientes del Registro sueco de angiografía coronaria y angioplastia, y parece confirmar lo que se denomina la «paradoja de la obesidad», que sugiere que una vez que una persona ha desarrollado una enfermedad cardiaca parece tener un menor riesgo de morir si tiene sobrepeso o es obeso, que si su peso es normal o bajo.

Los investigadores estudiaron a 64.436 pacientes que habían desarrollado un síndrome coronario agudo -angina inestable o infarto de miocardio- y que se habían sometido a una angiografía coronaria entre mayo de 2005 y diciembre de 2008. Según explicó Oskar Angerås, coordinador de la investigación, los pacientes con el riesgo más bajo eran, paradójicamente, los que tenían con sobrepeso u obesidad, con un IMC que van de 26,5 a 35 kg/m2. «El riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular más alto se encontró en los pacientes con un peso muy bajo y en aquellos con obesidad mórbida».

Sin evidencias

Se sabe que mantener un peso saludable es una de las vías para evitar el desarrollo de problemas de corazón. Sin embargo, los investigadores advierten que los consejos para reducir el peso se han extendido a los pacientes con sobrepeso y obesos que ya han desarrollado problemas de corazón, a pesar de que apenas hay evidencias científicas de que sea una medida eficaz. «Creemos -señalan los investigadores suecos- que no hay evidencias que demuestren que la reducción de peso por sí misma tenga un valor predictivo positivo después de haber sufrido un síndrome coronario. En realidad, algunas evidencias sugieren que la pérdida de peso puede, de hecho, tener un efecto negativo».

En un editorial que acompaña a ambos informes, se señala que los datos de estos y de otros estudios disponibles permiten concluir que la pérdida de peso en pacientes con enfermedades crónicas y un IMC <40 kg/m2 siempre es malo; «de hecho no existe un solo estudio que demuestre que la pérdida de peso en la enfermedad crónica prolongue la supervivencia de los pacientes». Y añade que, en este contexto, el tejido graso tiene distintos efectos beneficiosos, «y se debe reconocer que la obesidad no está necesariamente asociada con la función metabólica anómala».

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Cuando ser obeso puede ser saludable

Uno de los síntomas del inicio del ‘nuevo curso’ es cuando la publicidad inunda los sentidos con un único mensaje: quitarse los kilos cogidos en el verano. Si para lucir ‘tipito’ en la playa muchos se sometieron a la ‘operación bikini’, ahora llega el invierno y hay recuperarse de los excesos veraniegos. Además, la conciencia nos dicta que ya no es sólo un tema de apariencia, sino que ese sobrepeso, si no nos cuidamos, puede llevarnos a problemas importantes de salud.

 

Pero ahora dos estudios ponen de relieve que no todo lo obeso es sinónimo de mala salud. En algunos casos parece que al contrario. Mientras que desde EEUU nos hablan de obesos metabólicamente saludables, desde Suecia nos explican que esta población tiene incluso menos riesgo de morir si se ha desarrollado una enfermedad de corazón en lo que vuelve a ser un ejemplo de la llamada ‘paradoja de la obesidad’.

Metabólicamente sanos

«Es sabido que la obesidad está ligada a un gran número de enfermedades crónicas, tales como los problemas cardiovasculares. Sin embargo, hay un grupo de personas obesas que parecen estar protegidas de estas patologías», afirma a ELMUNDO.es el doctor Francisco Ortega, investigador Ramón y Cajal de la facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada y uno de los autores de este estudio.

Estos afortunados se caracterizarían por ser personas obesas (es decir, según el Índice de Masa Corporal -IMC- superarían los 30kg/metro cuadrado o tener un porcentaje de masa grasa mayor del 30% en mujeres y del 25% en hombres), metabólicamente sanas y en forma, sin mayor riesgo de desarrollar o morir por las clásicas enfermedades asociadas a los kilos de más. «Es más, las posibilidades de tener alguna de estas patologías son parecidas a las de una persona con peso normal», explica.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores llevaron a cabo su análisis en la University of South Carolina (EEUU) realizando el estudio más amplio sobre este tema, con 43.265 participantes. «A todos ellos se les reclutó de 1979 a 2003. Durante este tiempo realizamos test y tomamos datos de sus condiciones físicas y corporales; igualmente observamos las causas de muerte de aquellos que habían fallecido durante este tiempo», indica este investigador.

Los autores, que publican sus conclusiones en ‘European Heart Journal’, observaron que tenían un grupo de personas sanas y de peso normal, otro de obesos o mórbidos que desarrollaron problemas asociados a su peso y un tercer grupo «de algo más de 5.000 personas que estaban completamente sanas a pesar de su obesidad», indica Ortega.

Para hablar de este grupo de personas que Ortega estima en un 30% de la población mundial, «se mostraba que estaban sanos y aunque seguramente haya varios factores que expliquen su situación, nosotros encontramos que tenían una característica en común: su condición física».

«Cuando se realizan estudios sobre la obesidad se suelen medir parámetros clínicos como la tensión, los triglicéridos y demás, pero pocas veces se tiene en cuenta la condición física del paciente. En nuestro estudio medimos lo que se llama sus capacidades aeróbicas o cardiorrespiratorias, es decir, evaluamos en una prueba de esfuerzo su aptitud cardiorrespiratoria, así como las mediciones de talla, peso, circunferencia de la cintura y porcentaje de grasa corporal. Todos ellos presentaban una gran condición física, como la de cualquier persona de peso normal», prosigue este doctor.

Con estos datos, y ajustándolos al resto de parámetros estudiados, los investigadores llegaron a la conclusión de que este grupo de personas tenía un 38% menos de riesgo de muerte por cualquier causa asociada, comparado con el de sus compañeros metabólicamente menos sanos. «El riesgo de desarrollar o sufrir una enfermedad cardiovascular o un cáncer asociado a su peso se redujo entre un 30 a un 50% en estas personas», añaden en el estudio.

Pero el estudio va más allá de sus simples datos ‘curiosos’. «Lo que hemos demostrado con estos datos es que la forma física es un factor importante para la buena o mala salud de la persona. Normalmente, cuando estas personas se realizan un chequeo se miden los parámetros clásicos de glucosa, colesterol o presión arterial, pero creemos que si se tiene en cuenta su condición física y la grasa corporal la estimación del riesgo cardiovascular de las personas obesas sería mucho más preciso», resume este especialista.

No es la primera vez que se estudia a los ‘obesos sanos’. Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) detectaron hace dos años que algunas personas con obesidad mórbida estaban metabólicamente sanas, posiblemente por algún factor genético. Un resultado que, según indicó el líder de la investigación, el doctor Francisco J. Tinahones, era «muy importante, pues se podría mostrar la clave para evitar enfermedades metabólicas aunque se incremente el tejido adiposo, así como posibilitar la investigación con nuevos fármacos siempre que se descubran los mecanismos por los que estas personas están sanas».

La paradoja de la obesidad

Y si hay una parte de obesos sin problemas, otro estudio aparecido en la misma revista indica que el sobrepeso y la obesidad ayudan a tener un menor riesgo de morir cuando ya se ha desarrollado una enfermedad del corazón si se compara con aquellos que tienen un peso normal o están delgados.

En este caso, investigadores suecos estudiaron a 64.436 pacientes que habían desarrollado síndromes coronarios agudos, como la angina inestable o el infarto de miocardio entre los años 2005 y 2008.

Todos ellos se sometieron a una angiografía coronaria, es decir, un procedimiento en el que se utiliza un tinte especial y rayos X para observar el interior de las arterias coronarias.

«Hemos encontrado que los pacientes que tenían bajo peso (un IMC inferior a 18,5 kg/metro cuadrado) tenían mayor riego de morir por estas patologías cardiacas, justo el doble que aquellos que tenían un IMC normal (entre 21 a 23,5 kg/metro cuadrado). Sin embargo, su riesgo de morir por estas enfermedades era tres veces mayor que los que presentaban un IMC superior a 26,5; aunque eso sí, el riesgo más alto era para aquellos que sufrían obesidad mórbida, con un índice superior a los 40kg/metro cuadrado», indica el estudio.

Por todo esto, los investigadores concluyen en que creen «que no existe evidencia que demuestre que la reducción de peso en sí misma tenga un valor predictivo positivo después de un problema del corazón. En realidad, algunas evidencias sugieren que la pérdida de peso después de estos episodios pueden tener un efecto negativo», indican.

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Cuando ser obeso puede ser saludable

Uno de los síntomas del inicio del ‘nuevo curso’ es cuando la publicidad inunda los sentidos con un único mensaje: quitarse los kilos cogidos en el verano. Si para lucir ‘tipito’ en la playa muchos se sometieron a la ‘operación bikini’, ahora llega el invierno y hay recuperarse de los excesos veraniegos. Además, la conciencia nos dicta que ya no es sólo un tema de apariencia, sino que ese sobrepeso, si no nos cuidamos, puede llevarnos a problemas importantes de salud.

 

Pero ahora dos estudios ponen de relieve que no todo lo obeso es sinónimo de mala salud. En algunos casos parece que al contrario. Mientras que desde EEUU nos hablan de obesos metabólicamente saludables, desde Suecia nos explican que esta población tiene incluso menos riesgo de morir si se ha desarrollado una enfermedad de corazón en lo que vuelve a ser un ejemplo de la llamada ‘paradoja de la obesidad’.

Metabólicamente sanos

«Es sabido que la obesidad está ligada a un gran número de enfermedades crónicas, tales como los problemas cardiovasculares. Sin embargo, hay un grupo de personas obesas que parecen estar protegidas de estas patologías», afirma a ELMUNDO.es el doctor Francisco Ortega, investigador Ramón y Cajal de la facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada y uno de los autores de este estudio.

Estos afortunados se caracterizarían por ser personas obesas (es decir, según el Índice de Masa Corporal -IMC- superarían los 30kg/metro cuadrado o tener un porcentaje de masa grasa mayor del 30% en mujeres y del 25% en hombres), metabólicamente sanas y en forma, sin mayor riesgo de desarrollar o morir por las clásicas enfermedades asociadas a los kilos de más. «Es más, las posibilidades de tener alguna de estas patologías son parecidas a las de una persona con peso normal», explica.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores llevaron a cabo su análisis en la University of South Carolina (EEUU) realizando el estudio más amplio sobre este tema, con 43.265 participantes. «A todos ellos se les reclutó de 1979 a 2003. Durante este tiempo realizamos test y tomamos datos de sus condiciones físicas y corporales; igualmente observamos las causas de muerte de aquellos que habían fallecido durante este tiempo», indica este investigador.

Los autores, que publican sus conclusiones en ‘European Heart Journal’, observaron que tenían un grupo de personas sanas y de peso normal, otro de obesos o mórbidos que desarrollaron problemas asociados a su peso y un tercer grupo «de algo más de 5.000 personas que estaban completamente sanas a pesar de su obesidad», indica Ortega.

Para hablar de este grupo de personas que Ortega estima en un 30% de la población mundial, «se mostraba que estaban sanos y aunque seguramente haya varios factores que expliquen su situación, nosotros encontramos que tenían una característica en común: su condición física».

«Cuando se realizan estudios sobre la obesidad se suelen medir parámetros clínicos como la tensión, los triglicéridos y demás, pero pocas veces se tiene en cuenta la condición física del paciente. En nuestro estudio medimos lo que se llama sus capacidades aeróbicas o cardiorrespiratorias, es decir, evaluamos en una prueba de esfuerzo su aptitud cardiorrespiratoria, así como las mediciones de talla, peso, circunferencia de la cintura y porcentaje de grasa corporal. Todos ellos presentaban una gran condición física, como la de cualquier persona de peso normal», prosigue este doctor.

Con estos datos, y ajustándolos al resto de parámetros estudiados, los investigadores llegaron a la conclusión de que este grupo de personas tenía un 38% menos de riesgo de muerte por cualquier causa asociada, comparado con el de sus compañeros metabólicamente menos sanos. «El riesgo de desarrollar o sufrir una enfermedad cardiovascular o un cáncer asociado a su peso se redujo entre un 30 a un 50% en estas personas», añaden en el estudio.

Pero el estudio va más allá de sus simples datos ‘curiosos’. «Lo que hemos demostrado con estos datos es que la forma física es un factor importante para la buena o mala salud de la persona. Normalmente, cuando estas personas se realizan un chequeo se miden los parámetros clásicos de glucosa, colesterol o presión arterial, pero creemos que si se tiene en cuenta su condición física y la grasa corporal la estimación del riesgo cardiovascular de las personas obesas sería mucho más preciso», resume este especialista.

No es la primera vez que se estudia a los ‘obesos sanos’. Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) detectaron hace dos años que algunas personas con obesidad mórbida estaban metabólicamente sanas, posiblemente por algún factor genético. Un resultado que, según indicó el líder de la investigación, el doctor Francisco J. Tinahones, era «muy importante, pues se podría mostrar la clave para evitar enfermedades metabólicas aunque se incremente el tejido adiposo, así como posibilitar la investigación con nuevos fármacos siempre que se descubran los mecanismos por los que estas personas están sanas».

La paradoja de la obesidad

Y si hay una parte de obesos sin problemas, otro estudio aparecido en la misma revista indica que el sobrepeso y la obesidad ayudan a tener un menor riesgo de morir cuando ya se ha desarrollado una enfermedad del corazón si se compara con aquellos que tienen un peso normal o están delgados.

En este caso, investigadores suecos estudiaron a 64.436 pacientes que habían desarrollado síndromes coronarios agudos, como la angina inestable o el infarto de miocardio entre los años 2005 y 2008.

Todos ellos se sometieron a una angiografía coronaria, es decir, un procedimiento en el que se utiliza un tinte especial y rayos X para observar el interior de las arterias coronarias.

«Hemos encontrado que los pacientes que tenían bajo peso (un IMC inferior a 18,5 kg/metro cuadrado) tenían mayor riego de morir por estas patologías cardiacas, justo el doble que aquellos que tenían un IMC normal (entre 21 a 23,5 kg/metro cuadrado). Sin embargo, su riesgo de morir por estas enfermedades era tres veces mayor que los que presentaban un IMC superior a 26,5; aunque eso sí, el riesgo más alto era para aquellos que sufrían obesidad mórbida, con un índice superior a los 40kg/metro cuadrado», indica el estudio.

Por todo esto, los investigadores concluyen en que creen «que no existe evidencia que demuestre que la reducción de peso en sí misma tenga un valor predictivo positivo después de un problema del corazón. En realidad, algunas evidencias sugieren que la pérdida de peso después de estos episodios pueden tener un efecto negativo», indican.

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La Universidad reparte su material informático entre las asociaciones sin ánimo de lucro

Los interesados pueden acceder a esta iniciativa mediante la web de la Oficina de Software Libre
La Oficina de Software Libre (OSL) de la delegación del Rector para las TIC de la Universidad de Granada, en colaboración con la Gerencia y la Unidad de Calidad Ambiental de la institución, ha abierto por tercera vez consecutiva una campaña de donación de material informático dirigida a asociaciones sin ánimo de lucro y organizaciones no gubernamentales.

Como en ocasiones anteriores, los interesados podrán acceder a esta campaña por medio de la web de la OSL y rellenando un formulario, según informó en una nota la Universidad de Granada.

Con esta campaña se ponen a disposición de las instituciones interesadas casi cien equipos informáticos procedentes de las aulas y la Administración de la Universidad de Granada, incluyendo impresoras, escáneres y monitores.

Todos los equipos están en estado de funcionamiento, comprobados por la OSL y dotados de un sistema operativo libre y aplicaciones ofimáticas libres. Así, las instituciones receptoras tendrán la posibilidad de poder usar el material de forma inmediata tanto para tareas administrativas como docentes.

En anteriores campañas, más de 30 asociaciones se han beneficiado del material donado y han comenzado a usar software libre a consecuencia de la misma.

El principal motivo por el cual estas asociaciones acuden a dicha donación es que usar sistemas operativos y aplicaciones libres no les crea ninguna obligación de mantenimiento de licencias ni dependencia tecnológica por lo que en su caso es una opción totalmente factible.

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