Algunos de los efectos del calentamiento climático en los ecosistemas terrestres apuntan al desplazamiento de las especies de plantas hacia el Norte y a zonas más altas. Pues bien, estos efectos ya se están produciendo en las montañas de Europa.
Un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Viena, en el que también han participado científicos españoles (Instituto Pirenaico de Ecología-CSIC y la Universidad de Granada), ha analizado los cambios en la riqueza de especies de plantas vasculares en 66 cumbres de 17 lugares montañosos de Europa entre 2001 y 2008, constatando que las plantas están «escalando» hacia las cimas pero también se desplazan latitudinalmente hacia el Norte.
Según detallan los investigadores en Science, mientras en la última década el número de especies en los sistemas montañosos del norte y centro de Europa ha aumentado en promedio, en las montañas de la región mediterránea la situación es justo la contraria, pues el número de especies se estancó o disminuyó.
De las catorce cumbres en regiones mediterráneas analizadas, ocho habían perdido especies, cuatro se habían mantenido igual y solo dos habían ganado en riqueza. En España se analizaron cumbres de Sierra Nevada y de los Pirineos centrales, resultando en que las primeras han perdido riqueza y las segundas han ganado, con lo que en nuestro propio territorio se cumple la tendencia de desplazamiento de plantas hacia el Norte.
Unos resultados que en el caso de nuestro territorio y el resto de la región mediterránea se apoyan en que se está produciendo una verdadera «carrera» por el agua debido a una crisis hídrica importante.
Se pierden más especies en cumbres bajas
En este sentido, uno de los autores principales del estudio, Harald Pauli, de la Academia de Ciencias de Austria, afirma que «las pérdidas de especies observadas fueron más pronunciadas en las cumbres más bajas, donde las plantas sufren antes la deficiencia de agua, que en los picos más altos. El calentamiento climático y la disminución de lluvias en el Mediterráneo, durante los últimos decenios, se ajustan bien al patrón de disminución de la presencia de especies».
Por tanto, los investigadores sugieren que la presión sobre las especies de plantas del sur de Europa aumentará a medida que el clima se vaya volviendo más cálido y seco.
No obstante, los investigadores advierten también que esto no significa que las montañas más septentrionales supongan una zona segura para la supervivencia de la flora de montaña, pues las especies alpinas tendrán ahora que competir con las recién llegadas.
«Las plantas que acaban de aparecer son, en su mayoría, las especies más extendidas de las elevaciones más bajas, y supondrán una creciente competencia para las flores alpinas más raras», explica Michael Gottfried, de la Universidad de Viena.
En España, estudios anteriores ponen de manifiesto que ya se está produciendo este desplazamiento de la vegetación en altitud, incluso en zonas más bajas. Así, por ejemplo, en toda la zona del macizo del Montseny, en Cataluña, se está produciendo una sustitución de la vegetación de ecosistemas templados (hayedos) por vegetación mediterránea (encinares), al igual que en el macizo de Peñalara, en la sierra de Guadarrama, donde los pastos están dejando paso a los arbustos.
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