La polémica propuesta de la Generalitat de Cataluña de cobrar a otras comunidades autónomas por los alumnos foráneos que estudien en sus universidades públicas ha dejado boquiabierta a la comunidad universitaria granadina. Los catalanes están haciendo cálculos de cuánto tendrían que cobrar por los 12.500 jóvenes procedentes de otras comunidades que están matriculados en sus siete universidades públicas y estiman que rondaría los 100 millones de euros. Un capital muy suculento en tiempos de crisis. Pero, según esta medida, sólo la Universidad de Granada tendría que cobrar más de 64 millones de euros por los 8.000 estudiantes españoles no andaluces que se han inscrito este año en sus centros.
Si hay una institución que pueda opinar sobre la medida propuesta por la Generalitat de Cataluña, esa en la Universidad de Granada. En 2011, la UGR tenía matriculados casi 57.000 alumnos, de los que 52.000 son españoles y, de éstos, 44.000 andaluces, lo que significa que la ‘tasa’ catalana tendría que ser aplicada a unos 8.000 alumnos aproximadamente.
El rector de la UGR, Francisco González Lodeiro, no tardó en reaccionar y manifestó en un acto la semana pasada que la propuesta podía ser anticonstitucional. «Los españoles somos iguales ante la ley y ante los impuestos y no se puede poner una tasa en la que a un español de Ciudad Real le van a cobrar más en Barcelona que a uno de Sabadell», dijo.
El máximo representante de la institución granadina está a la espera de que la medida, que tachó de «irracional», se matice en la reunión del próximo mes que mantendrán todos los rectores del país con el Gobierno. Sin embargo, considera que no tiene sentido que hoy en día, cuando lo que se busca es captar el mayor número de estudiantes posibles para hacer más viables las universidades, se pongan trabas a su movilidad.
Con la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior, que promulga el intercambio de estudiantes entre los distintos países que integran la UE, nunca antes se había planteado cobrar una tasa por la presencia de universitarios foráneos. Lo que sí se ha planteado en España, según explicó el rector de la UGR, es «cobrar más caras a los estudiantes que no son europeos».
En la UGR hay matriculados unos 2.000 estudiantes procedentes de países no comunitarios, una medida que supondría unos ingresos extras considerables a la institución.
La polémica ‘tasa’ catalana, planteada como un fondo de solidaridad similar al que ya hay establecido para la sanidad, no es el único punto que se está debatiendo en los despachos del Gobierno Central. El coste que supone para el Estado una plaza universitaria es muy superior al que se paga con las matrículas (en una relación media de 3.500 euros respecto a 800, aproximadamente). Así que además de elevar las tasas de las matrículas (ocho comunidades las han subido entre un 4% y un 7,6% por encima de la inflación), se plantea eliminar los grados universitarios con menos de 40 alumnos.
En Granada, sólo un grado, el de Literaturas Comparadas, tiene menos de 40 alumnos. De un total de 71 títulos ofertados para primero este curso, cuatro estarían en riesgo de desaparecer (los otros tres son el de Ingeniería Informática de Ceuta y los de Gestión y Administración Pública y Relaciones Laborales, ambos de Melilla).
El portavoz del Vicerrectorado de Grado y Posgrado, Salvador Morales, recuerda que para evitar la existencia de aulas semivacías, las universidades públicas iniciaron hace un par de años la refundición de títulos que permitían mantener una oferta académica diversificada y estratégica, al tiempo que aseguraba un mínimo de alumnos. Ese fue el caso de Lenguas Modernas y sus Literaturas, que ha sido todo un éxito, e Ingeniería Informática.
Los másteres públicos también están sujetos a una oferta mínima, que en Andalucía el Gobierno ha fijado en 15 alumnos, pero que en Cataluña están pensando en establecer en 10. Sólo cuatro, de un total de 87 másteres en la UGR tienen menos de 15 alumnos. Aunque para Morales el criterio con los estudios de posgrado no puede ser similar al de los grados. «Son enseñanzas especializadas y la calidad es proporcional a la dedicación que se preste, no pueden tener muchos alumnos», dice.
También en los másteres la UGR tiene matriculados a 2.400 estudiantes procedentes de otra universidad distinta.