Los estudiantes españoles son los más numerosos en Europa y a su vez España es el país que más universitarios extranjeros acoge en el marco del programa Erasmus. Más de 213.000 nacionales obtuvieron una beca para estudiar o formarse en el extranjero durante el curso académico 2009/10, cifra que constituye un récord y supone un incremento del 7,4% con respecto al año anterior.

Erasmus es el programa de intercambio de estudiantes de más éxito en el mundo y, de mantenerse las tendencias actuales, la Unión Europea alcanzaría en 2012/13 su objetivo de becar a tres millones de estudiantes europeos desde el inicio del programa en 1987. Los tres destinos más populares entre los estudiantes en 2009/10 fueron España, Francia y el Reino Unido. España, además, fue el país que mayor número de estudiantes envió al extranjero, seguida de Francia y Alemania

A lo largo de sus 23 años de historia, España ha aportado el 14% del total de los estudiantes Erasmus, por lo que se sitúa en tercer lugar solo después de Francia (15,24%) y Alemania (15,21%). Desde la integración en este macroproyecto educativo europeo, son ya 319.397 los estudiantes españoles que han disfrutado de una beca Erasmus. En el conjunto del continente, 2.278.414 estudiantes europeos han dispuesto de esta beca desde 1987.

En cuanto a las cifras de las Universidades, en el curso 2009/2010, siete universidades españolas están presentes el ranking de las diez europeas que más estudiantes reciben. La Universidad de Granada, con 1.858 estudiantes, fue la que más becados acogió, seguida de la Universidad de Valencia y la Complutense de Madrid.

De las diez universidades europeas que más estudiantes Erasmus envían, cinco son españolas. La clasificación la encabeza la Complutense de Madrid, que en el curso 2009/2010 envió a 1.473 estudiantes a centros europeos.

Las prácticas en empresas en el extranjero vienen siendo apoyadas a través de Erasmus desde 2007, y cada vez son más populares. En 2009/10, eligieron esta opción 35.000 estudiantes (uno de cada seis), lo que representa un incremento del 17,3 % con respecto al año anterior.

El importe medio mensual de la beca Erasmus recibida por los estudiantes disminuyó en un 7 %, situándose en 254 euros, un descenso que viene explicado por el aumento del número de beneficiarios pero no de los fondos a recibir. Además, la demanda supera ampliamente la disponibilidad de becas Erasmus en la mayor parte de los países participantes. Un estudio realizado para el Parlamento Europeo en 2010 afirmaba que solo un 24% de los estudiantes que no habían participado en Erasmus decían no estar interesado por un programa de estudio en el extranjero.

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Hasta el próximo 15 de julio, se puede visitar la exposición de Arquitectura de Tierra en el Ksar de Tamnougalt, valle del Draa, Marruecos, que recoge el trabajo desarrollado en un taller realizado por profesores y alumnos de la ETS de Ingeniería de Edificación de la Universidad de Granada.

Según explican «representa mucho más que una experiencia docente. Se exponen los trabajos realizados a través de paneles con fotografías y textos, que van más allá de lo meramente descriptivo para adentrarse en aspectos constructivos, arquitectónicos, cromáticos, sociológicos a través de la mirada contemporánea». Es decir, «Otros mundos, otras formas de vivir».

Este Taller se desarrolló en septiembre de 2010 y se planteó con un doble enfoque; por un lado, se trata de experimentar otras estrategias pedagógicas, diferentes caminos hacia la formación integral de los estudiantes, incidiendo en la actitud para la comprensión y el respeto de una cultura «ajena» a través del conocimiento que se obtiene del contacto directo con ella. Por otra parte, se quería indagar acerca de la oportunidad de abrir y desarrollar nuevas vías para la investigación, sobre la base de la cooperación universitaria, y desde la perspectiva de la salvaguarda de una arquitectura y tecnología tradicionales, de alto valor patrimonial pero también muy frágiles.

Se pretendía además que los trabajos del Taller pudieran dar lugar a iniciativas que contribuyeran a un cierto desarrollo sostenible en un área geográfica de recursos limitados y fuertemente condicionados al ciclo del agua. Los participantes en este Taller, en la conciencia de que ninguna sociedad avanzada lo es si no es solidaria, creen necesaria y urgente la promoción de estudios y proyectos específicos de colaboración, dirigidos a la recuperación de la arquitectura del Sur del Atlas como foco del desarrollo social. Señalan que «en ese sentido, a través de diferentes organismos, agencias y programas de colaboración con países en vías de desarrollo, instaremos a que se creen o se mantengan, posibles inversiones públicas y privadas con destino en esta zona».

Tamnougalt es un ejemplo de un hábitat singular y una arquitectura patrimonial universal, la de los valles presaharianos del sur del Atlas Marroquí, en peligro de desaparición. Ksar de Tamnougalt es la antigua capital de los Mezguita, centro de reunión de los diferentes caídes del valle del Drâa y paso obligado para las caravanas que se dirigían a Marrakech. Actualmente está dividida en tres barrios o aldeas, de las cuales el antiguo Ksar es la que ha centrado el interés del Taller, pues esconde la mayor riqueza patrimonial de la Arquitectura de Tierra. Se trata de una villa fortificada, con la menor longitud posible de muralla, albergando el mayor número de habitantes dispuestos a la defensa de la misma ante los ataques de otros pueblos nómadas.

El abandono progresivo de la antigua villa por sus habitantes originales, emigrados o instalados en los barrios de extramuros del Ksar, ha llevado aparejado la precariedad de esta arquitectura de materiales nobles pero débilmente trabados, que resiste a duras penas la acción del agua o del viento, y que para su conservación y supervivencia en el tiempo ha requerido siempre de un mantenimiento periódico hoy prácticamente inexistente, como asimismo es casi inexistente la acción pública que se ocupe de ella. El deterioro de las interesantes kasbas y otras edificaciones públicas, como las mezquitas, el hamman, el morabito, o las puertas extra o intramuros, que constituyen un rico patrimonio cultural, y no solo para sus habitantes, está acelerándose sin que se aprecien signos fundamentados en iniciativas públicas o privadas propicias a la conservación, que hagan pensar en que este proceso se va a detener.

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