Determinan cambios que permiten a células cancerígenas avanzar a metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada junto con Pfizer y la Junta de Andalucía, han determinado los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, principal motivo de las muertes por cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente sin relación anatómica directa.

Para que esto ocurra, es necesario que esas células, a las que los investigadores denominan «Células Tumorales Circulantes» (CTC), viajen a través de la sangre hacia esos órganos.

Los investigadores granadinos han conseguido poner de manifiesto la existencia de CTC en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, demostrando así la capacidad de estas células para ser adaptarse a microambientes hostiles como la sangre.

También para sobrevivir a pesar de los tratamientos y posteriormente dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después.

Este hallazgo, del que hoy ha informado la Universidad, no había sido visualizado hasta ahora en este tipo de microambientes.

Los resultados de la investigación del grupo «Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis», publicados por las revistas científicas Cancer Biology & Therapy, Clinical Translational Oncoly y Annals of Oncology, han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas células CTC antes del inicio de su tratamiento, tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTC durante el tratamiento y después del mismo, permite discriminar qué pacientes responden favorablemente a la quimioterapia y cuáles no, de tal forma que aquellos que muestran persistencia de CTC durante la administración de la misma, sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor, y por tanto son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos, pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

Para el profesor de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, director de GENYO y responsable del grupo, el estudio de las CTC es importante no sólo porque pueden ser las responsables del desarrollo de metástasis, sino también porque presentan características genéticas diferentes a las que se encuentran en el tumor primario y la metástasis.

Todo ello hace que las células verdaderamente agresivas escapen no sólo a la acción del sistema inmunitario, sino también a la de los agentes terapéuticos habitualmente utilizados en el tratamiento de los pacientes con cáncer.

La mayoría de estos tratamientos están dirigidos a la acción sobre células tumorales que se encuentran en fase «proliferativa».

Las CTC por el contrario pueden encontrarse en una fase que los responsables de la investigación denominan como «durmiente», es decir, «no proliferante».

Puesto que la presencia de estas células podría ser indicativa de una falta de respuesta al tratamiento, conseguir aislarlas y caracterizarlas genéticamente permitiría clasificar a los pacientes de acuerdo con sus posibilidades de recaída, pudiendo realizar así seguimientos personalizados.

El grupo «Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis» ya ha registrado una patente relacionada con los resultados de su investigación.

El proyecto, que tiene carácter internacional, cuenta con la colaboración de Roche Pharma, Pangaea y la Universidad de Tromso (Noruega), a través del doctor Íñigo Martínez Zubiaurre.

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El rector presenta el informe de seguimiento del Plan de Comunicación de los títulos de grado y máster de la Universidad de Granada

  • Jueves 16 de junio, a las 12 horas, en el Salón Rojo del Hospital Real

Mañana, jueves 16 de junio, a las 12 horas, en el Salón Rojo del Hospital Real, el rector Francisco González Lodeiro presentará en rueda de prensa el informe de seguimiento del Plan de Comunicación de los títulos de grado y máster de la Universidad de Granada.

En la presentación estará acompañado de Lola Ferre Cano, vicerrectora de Enseñanza de Grado y Posgrado, y Salvador del Barrio García, profesor del Departamento de Comercialización e Investigación de Mercados y director del equipo de trabajo que ha realizado el estudio, formado además por Juan Sánchez Fernández y José Ángel Ibáñez Zapata, profesores del mismo departamento.

CONVOCATORIA: RUEDA DE PRENSA

  • DÍA: jueves 16 de junio.
  • HORA: 12 horas.
  • LUGAR: Salón Rojo, Hospital Real.

Determinan los cambios genéticos que permiten a ciertas células cancerígenas avanzar hacia la metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada, la farmacéutica Pfizer y la Junta de Andalucía, han conseguido determinar los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, que es el principal motivo de las muertes ocasionadas por cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente y sin relación anatómica directa. Para que esto ocurra, es necesario que esas células, a las que los investigadores denominan ‘Células Tumorales Circulantes’ (CTCs), viajen a través de la sangre hacia esos órganos.

Ahora, los investigadores del GENYO han conseguido poner de manifiesto la existencia de estas CTCs en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, «demostrando así la capacidad de estas células no sólo para ser capaces de adaptarse a microambientes hostiles como la sangre, sino también para sobrevivir a pesar de los tratamientos y, posteriormente, dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después», según ha resaltado este martes en una nota la Universidad de Granada, que ha destacado que este hallazgo «no había sido visualizado hasta ahora en este tipo de microambientes».

De hecho, los resultados de la investigación del grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, han sido ya publicados por las revistas científicas ‘Cancer Biology & Therapy’, ‘Clinical Translational Oncoly’ y ‘Annals of Oncology’, que han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas Células Tumorales Circulantes (CTCs) antes del inicio de su tratamiento tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTCs durante el tratamiento y después del mismo, permite discriminar qué pacientes responden favorablemente a la quimioterapia y cuáles no, de forma que aquellos que muestran persistencia de CTCs durante la administración de la misma sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor y, por tanto, son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos, pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

TRATAMIENTOS PERSONALIZADOS MÁS EFICACES

Para el profesor de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, director de GENYO y responsable del grupo, el estudio de las Células Tumorales Circulantes (CTCs) es importante, «no sólo porque pueden ser las responsables del desarrollo de metástasis, sino también porque presentan características genéticas diferentes a las que encontramos en el tumor primario y la metástasis, haciendo que las células verdaderamente agresivas escapen no sólo a la acción del sistema inmunitario, sino también a la de los agentes terapéuticos habitualmente utilizados en el tratamiento de los pacientes con cáncer».

Además, ha explicado que la mayoría de estos tratamientos «están dirigidos a la acción sobre células tumorales que se encuentran en fase proliferativa». Las CTCs, por el contrario, pueden encontrarse en una fase que los responsables de la investigación denominan como «durmiente», es decir, en fase «no proliferante».

Puesto que la presencia de estas células podría ser indicativa de una falta de respuesta al tratamiento, conseguir aislarlas y caracterizarlas genéticamente permitiría clasificar a los pacientes de acuerdo con sus posibilidades de recaída, pudiendo realizar así seguimientos personalizados.

REGISTRADA UNA PATENTE

El grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, está integrado por los doctores María José Serrano Fernández, José Luis García Puche, Pedro Sánchez Rovira, Juan Carlos Álvarez, Lucas González Herrera, Laura Vera Rodríguez, José Javier López Caballero y José Antonio Lorente, y ya ha registrado una patente relacionada con los resultados de su investigación.

El proyecto, que tiene carácter internacional, cuenta con la colaboración de Roche Pharma, Pangaea y la Universidad de Tromso (Noruega), a través del doctor Íñigo Martínez Zubiaurre.

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Determinan los cambios genéticos que permiten a ciertas células cancerígenas avanzar hacia la metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada, la farmacéutica Pfizer y la Junta de Andalucía, han conseguido determinar los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, que es el principal motivo de las muertes ocasionadas por cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente y sin relación anatómica directa. Para que esto ocurra, es necesario que esas células, a las que los investigadores denominan ‘Células Tumorales Circulantes’ (CTCs), viajen a través de la sangre hacia esos órganos.

Ahora, los investigadores del GENYO han conseguido poner de manifiesto la existencia de estas CTCs en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, «demostrando así la capacidad de estas células no sólo para ser capaces de adaptarse a microambientes hostiles como la sangre, sino también para sobrevivir a pesar de los tratamientos y, posteriormente, dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después», según ha resaltado este martes en una nota la Universidad de Granada, que ha destacado que este hallazgo «no había sido visualizado hasta ahora en este tipo de microambientes».

De hecho, los resultados de la investigación del grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, han sido ya publicados por las revistas científicas ‘Cancer Biology & Therapy’, ‘Clinical Translational Oncoly’ y ‘Annals of Oncology’, que han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas Células Tumorales Circulantes (CTCs) antes del inicio de su tratamiento tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTCs durante el tratamiento y después del mismo, permite discriminar qué pacientes responden favorablemente a la quimioterapia y cuáles no, de forma que aquellos que muestran persistencia de CTCs durante la administración de la misma sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor y, por tanto, son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos, pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

TRATAMIENTOS PERSONALIZADOS MÁS EFICACES

Para el profesor de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, director de GENYO y responsable del grupo, el estudio de las Células Tumorales Circulantes (CTCs) es importante, «no sólo porque pueden ser las responsables del desarrollo de metástasis, sino también porque presentan características genéticas diferentes a las que encontramos en el tumor primario y la metástasis, haciendo que las células verdaderamente agresivas escapen no sólo a la acción del sistema inmunitario, sino también a la de los agentes terapéuticos habitualmente utilizados en el tratamiento de los pacientes con cáncer».

Además, ha explicado que la mayoría de estos tratamientos «están dirigidos a la acción sobre células tumorales que se encuentran en fase proliferativa». Las CTCs, por el contrario, pueden encontrarse en una fase que los responsables de la investigación denominan como «durmiente», es decir, en fase «no proliferante».

Puesto que la presencia de estas células podría ser indicativa de una falta de respuesta al tratamiento, conseguir aislarlas y caracterizarlas genéticamente permitiría clasificar a los pacientes de acuerdo con sus posibilidades de recaída, pudiendo realizar así seguimientos personalizados.

REGISTRADA UNA PATENTE

El grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, está integrado por los doctores María José Serrano Fernández, José Luis García Puche, Pedro Sánchez Rovira, Juan Carlos Álvarez, Lucas González Herrera, Laura Vera Rodríguez, José Javier López Caballero y José Antonio Lorente, y ya ha registrado una patente relacionada con los resultados de su investigación.

El proyecto, que tiene carácter internacional, cuenta con la colaboración de Roche Pharma, Pangaea y la Universidad de Tromso (Noruega), a través del doctor Íñigo Martínez Zubiaurre.

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Determinan los cambios genéticos que permiten la metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada, la farmacéutica Pfizer y la Junta de Andalucía, han logrado determinar los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células cancerígenas avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, que es el principal motivo de la muerte ocasionada por un cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente y sin relación anatómica directa. Este proceso tiene lugar cuando esas ‘Células Tumorales Circulantes’ (CTCs) viajan a través de la sangre hacia los órganos.

Los investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO) han logrado sacar a la luz la existencia de estas CTCs en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, ‘demostrando así la capacidad de estas células no sólo para ser capaces de adaptarse a microambientes hostiles como la sangre, sino también para sobrevivir a pesar de los tratamientos y, más tarde, dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después’.

De hecho, los resultados de la investigación del grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, han sido ya publicados por las revistas científicas ‘Cancer Biology & Therapy’, ‘Clinical Translational Oncoly’ y ‘Annals of Oncology’, que han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas Células Tumorales Circulantes antes del inicio de su tratamiento tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTCs durante el tratamiento y después del mismo, permite descubrir qué pacientes responden bien a la quimioterapia y cuáles no, de tal forma que aquellos que muestran persistencia de CTCs durante la administración de la misma sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor y, por lo tanto, son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos, pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

Tratamientos personalizados más eficaces

Para el profesor de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, director de GENYO y responsable del grupo, el estudio de las Células Tumorales Circulantes (CTCs) es importante, ‘no sólo porque pueden ser las responsables del desarrollo de metástasis, sino también porque presentan características genéticas diferentes a las que encontramos en el tumor primario y la metástasis, haciendo que las células verdaderamente agresivas escapen no sólo a la acción del sistema inmunitario, sino también a la de los agentes terapéuticos habitualmente utilizados en el tratamiento de los pacientes con cáncer’.

Además, ha explicado que la mayoría de estos tratamientos ‘están dirigidos a la acción sobre células tumorales que se encuentran en fase proliferativa’. Las CTCs, por el contrario, pueden encontrarse en una fase que los responsables de la investigación denominan como ‘durmiente’, es decir, en fase ‘no proliferante’.

Registrada una patente

El grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, está integrado por los doctores María José Serrano Fernández, José Luis García Puche, Pedro Sánchez Rovira, Juan Carlos Álvarez, Lucas González Herrera, Laura Vera Rodríguez, José Javier López Caballero y José Antonio Lorente, y ya ha registrado una patente relacionada con los resultados de su investigación.

El proyecto, que tiene carácter internacional, cuenta con la colaboración de Roche Pharma, Pangaea y la Universidad de Tromso (Noruega), a través del doctor Íñigo Martínez Zubiaurre.

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Determinan los cambios genéticos que permiten a ciertas células cancerígenas avanzar hacia la metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada, la farmacéutica Pfizer y la Junta de Andalucía, han conseguido determinar los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, que es el principal motivo de las muertes ocasionadas por cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente y sin relación anatómica directa. Para que esto ocurra, es necesario que esas células, a las que los investigadores denominan ‘Células Tumorales Circulantes’ (CTCs), viajen a través de la sangre hacia esos órganos.

Ahora, los investigadores del GENYO han conseguido poner de manifiesto la existencia de estas CTCs en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, «demostrando así la capacidad de estas células no sólo para ser capaces de adaptarse a microambientes hostiles como la sangre, sino también para sobrevivir a pesar de los tratamientos y, posteriormente, dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después», según ha resaltado este martes en una nota la Universidad de Granada, que ha destacado que este hallazgo «no había sido visualizado hasta ahora en este tipo de microambientes».

De hecho, los resultados de la investigación del grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, han sido ya publicados por las revistas científicas ‘Cancer Biology & Therapy’, ‘Clinical Translational Oncoly’ y ‘Annals of Oncology’, que han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas Células Tumorales Circulantes (CTCs) antes del inicio de su tratamiento tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTCs durante el tratamiento y después del mismo, permite discriminar qué pacientes responden favorablemente a la quimioterapia y cuáles no, de forma que aquellos que muestran persistencia de CTCs durante la administración de la misma sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor y, por tanto, son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos, pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

Tratamientos personalizados más eficaces

Para el profesor de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, director de GENYO y responsable del grupo, el estudio de las Células Tumorales Circulantes (CTCs) es importante, «no sólo porque pueden ser las responsables del desarrollo de metástasis, sino también porque presentan características genéticas diferentes a las que encontramos en el tumor primario y la metástasis, haciendo que las células verdaderamente agresivas escapen no sólo a la acción del sistema inmunitario, sino también a la de los agentes terapéuticos habitualmente utilizados en el tratamiento de los pacientes con cáncer».

Además, ha explicado que la mayoría de estos tratamientos «están dirigidos a la acción sobre células tumorales que se encuentran en fase proliferativa». Las CTCs, por el contrario, pueden encontrarse en una fase que los responsables de la investigación denominan como «durmiente», es decir, en fase «no proliferante».

Puesto que la presencia de estas células podría ser indicativa de una falta de respuesta al tratamiento, conseguir aislarlas y caracterizarlas genéticamente permitiría clasificar a los pacientes de acuerdo con sus posibilidades de recaída, pudiendo realizar así seguimientos personalizados.

Registrada una patente

El grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, está integrado por los doctores María José Serrano Fernández, José Luis García Puche, Pedro Sánchez Rovira, Juan Carlos Álvarez, Lucas González Herrera, Laura Vera Rodríguez, José Javier López Caballero y José Antonio Lorente, y ya ha registrado una patente relacionada con los resultados de su investigación.

El proyecto, que tiene carácter internacional, cuenta con la colaboración de Roche Pharma, Pangaea y la Universidad de Tromso (Noruega), a través del doctor Íñigo Martínez Zubiaurre.

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Determinan los cambios genéticos que permiten a ciertas células cancerígenas avanzar hacia la metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada, la farmacéutica Pfizer y la Junta de Andalucía, han conseguido determinar los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, que es el principal motivo de las muertes ocasionadas por cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente y sin relación anatómica directa. Para que esto ocurra, es necesario que esas células, a las que los investigadores denominan «Células Tumorales Circulantes» (CTCs), viajen a través de la sangre hacia esos órganos.

Ahora, los investigadores del GENYO han conseguido poner de manifiesto la existencia de estas CTCs en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, «demostrando así la capacidad de estas células no sólo para ser capaces de adaptarse a microambientes hostiles como la sangre, sino también para sobrevivir a pesar de los tratamientos y, posteriormente, dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después», según ha resaltado este martes en una nota la Universidad de Granada, que ha destacado que este hallazgo «no había sido visualizado hasta ahora en este tipo de microambientes».

De hecho, los resultados de la investigación del grupo «Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis», han sido ya publicados por las revistas científicas «Cancer Biology & Therapy», «Clinical Translational Oncoly» y «Annals of Oncology», que han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas Células Tumorales Circulantes (CTCs) antes del inicio de su tratamiento tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTCs durante el tratamiento y después del mismo, permite discriminar qué pacientes responden favorablemente a la quimioterapia y cuáles no, de forma que aquellos que muestran persistencia de CTCs durante la administración de la misma sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor y, por tanto, son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos, pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

TRATAMIENTOS PERSONALIZADOS MÁS EFICACES
Para el profesor de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, director de GENYO y responsable del grupo, el estudio de las Células Tumorales Circulantes (CTCs) es importante, «no sólo porque pueden ser las responsables del desarrollo de metástasis, sino también porque presentan características genéticas diferentes a las que encontramos en el tumor primario y la metástasis, haciendo que las células verdaderamente agresivas escapen no sólo a la acción del sistema inmunitario, sino también a la de los agentes terapéuticos habitualmente utilizados en el tratamiento de los pacientes con cáncer».

Además, ha explicado que la mayoría de estos tratamientos «están dirigidos a la acción sobre células tumorales que se encuentran en fase proliferativa». Las CTCs, por el contrario, pueden encontrarse en una fase que los responsables de la investigación denominan como «durmiente», es decir, en fase «no proliferante».

Puesto que la presencia de estas células podría ser indicativa de una falta de respuesta al tratamiento, conseguir aislarlas y caracterizarlas genéticamente permitiría clasificar a los pacientes de acuerdo con sus posibilidades de recaída, pudiendo realizar así seguimientos personalizados.

REGISTRADA UNA PATENTE
El grupo «Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis», está integrado por los doctores María José Serrano Fernández, José Luis García Puche, Pedro Sánchez Rovira, Juan Carlos Álvarez, Lucas González Herrera, Laura Vera Rodríguez, José Javier López Caballero y José Antonio Lorente, y ya ha registrado una patente relacionada con los resultados de su investigación.

El proyecto, que tiene carácter internacional, cuenta con la colaboración de Roche Pharma, Pangaea y la Universidad de Tromso (Noruega), a través del doctor Íñigo Martínez Zubiaurre.

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Determinan los cambios genéticos que permiten a ciertas células cancerígenas avanzar hacia la metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada, la farmacéutica Pfizer y la Junta de Andalucía, han conseguido determinar los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, que es el principal motivo de las muertes ocasionadas por cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente y sin relación anatómica directa. Para que esto ocurra, es necesario que esas células, a las que los investigadores denominan ‘Células Tumorales Circulantes’ (CTCs), viajen a través de la sangre hacia esos órganos.

Ahora, los investigadores del GENYO han conseguido poner de manifiesto la existencia de estas CTCs en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, «demostrando así la capacidad de estas células no sólo para ser capaces de adaptarse a microambientes hostiles como la sangre, sino también para sobrevivir a pesar de los tratamientos y, posteriormente, dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después», según ha resaltado este martes en una nota la Universidad de Granada, que ha destacado que este hallazgo «no había sido visualizado hasta ahora en este tipo de microambientes».

De hecho, los resultados de la investigación del grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, han sido ya publicados por las revistas científicas ‘Cancer Biology & Therapy’, ‘Clinical Translational Oncoly’ y ‘Annals of Oncology’, que han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas Células Tumorales Circulantes (CTCs) antes del inicio de su tratamiento tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTCs durante el tratamiento y después del mismo, permite discriminar qué pacientes responden favorablemente a la quimioterapia y cuáles no, de forma que aquellos que muestran persistencia de CTCs durante la administración de la misma sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor y, por tanto, son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos, pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

TRATAMIENTOS PERSONALIZADOS MÁS EFICACES

Para el profesor de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, director de GENYO y responsable del grupo, el estudio de las Células Tumorales Circulantes (CTCs) es importante, «no sólo porque pueden ser las responsables del desarrollo de metástasis, sino también porque presentan características genéticas diferentes a las que encontramos en el tumor primario y la metástasis, haciendo que las células verdaderamente agresivas escapen no sólo a la acción del sistema inmunitario, sino también a la de los agentes terapéuticos habitualmente utilizados en el tratamiento de los pacientes con cáncer».

Además, ha explicado que la mayoría de estos tratamientos «están dirigidos a la acción sobre células tumorales que se encuentran en fase proliferativa». Las CTCs, por el contrario, pueden encontrarse en una fase que los responsables de la investigación denominan como «durmiente», es decir, en fase «no proliferante».

Puesto que la presencia de estas células podría ser indicativa de una falta de respuesta al tratamiento, conseguir aislarlas y caracterizarlas genéticamente permitiría clasificar a los pacientes de acuerdo con sus posibilidades de recaída, pudiendo realizar así seguimientos personalizados.

REGISTRADA UNA PATENTE

El grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, está integrado por los doctores María José Serrano Fernández, José Luis García Puche, Pedro Sánchez Rovira, Juan Carlos Álvarez, Lucas González Herrera, Laura Vera Rodríguez, José Javier López Caballero y José Antonio Lorente, y ya ha registrado una patente relacionada con los resultados de su investigación.

El proyecto, que tiene carácter internacional, cuenta con la colaboración de Roche Pharma, Pangaea y la Universidad de Tromso (Noruega), a través del doctor Íñigo Martínez Zubiaurre.

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Determinan los cambios genéticos que permiten a ciertas células cancerígenas avanzar hacia la metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada, la farmacéutica Pfizer y la Junta de Andalucía, han conseguido determinar los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, que es el principal motivo de las muertes ocasionadas por cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente y sin relación anatómica directa. Para que esto ocurra, es necesario que esas células, a las que los investigadores denominan ‘Células Tumorales Circulantes’ (CTCs), viajen a través de la sangre hacia esos órganos.

Ahora, los investigadores del GENYO han conseguido poner de manifiesto la existencia de estas CTCs en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, «demostrando así la capacidad de estas células no sólo para ser capaces de adaptarse a microambientes hostiles como la sangre, sino también para sobrevivir a pesar de los tratamientos y, posteriormente, dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después», según ha resaltado este martes en una nota la Universidad de Granada, que ha destacado que este hallazgo «no había sido visualizado hasta ahora en este tipo de microambientes».

De hecho, los resultados de la investigación del grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, han sido ya publicados por las revistas científicas ‘Cancer Biology & Therapy’, ‘Clinical Translational Oncoly’ y ‘Annals of Oncology’, que han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas Células Tumorales Circulantes (CTCs) antes del inicio de su tratamiento tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTCs durante el tratamiento y después del mismo, permite discriminar qué pacientes responden favorablemente a la quimioterapia y cuáles no, de forma que aquellos que muestran persistencia de CTCs durante la administración de la misma sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor y, por tanto, son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos, pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

TRATAMIENTOS PERSONALIZADOS MÁS EFICACES

Para el profesor de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, director de GENYO y responsable del grupo, el estudio de las Células Tumorales Circulantes (CTCs) es importante, «no sólo porque pueden ser las responsables del desarrollo de metástasis, sino también porque presentan características genéticas diferentes a las que encontramos en el tumor primario y la metástasis, haciendo que las células verdaderamente agresivas escapen no sólo a la acción del sistema inmunitario, sino también a la de los agentes terapéuticos habitualmente utilizados en el tratamiento de los pacientes con cáncer».

Además, ha explicado que la mayoría de estos tratamientos «están dirigidos a la acción sobre células tumorales que se encuentran en fase proliferativa». Las CTCs, por el contrario, pueden encontrarse en una fase que los responsables de la investigación denominan como «durmiente», es decir, en fase «no proliferante».

Puesto que la presencia de estas células podría ser indicativa de una falta de respuesta al tratamiento, conseguir aislarlas y caracterizarlas genéticamente permitiría clasificar a los pacientes de acuerdo con sus posibilidades de recaída, pudiendo realizar así seguimientos personalizados.

REGISTRADA UNA PATENTE

El grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, está integrado por los doctores María José Serrano Fernández, José Luis García Puche, Pedro Sánchez Rovira, Juan Carlos Álvarez, Lucas González Herrera, Laura Vera Rodríguez, José Javier López Caballero y José Antonio Lorente, y ya ha registrado una patente relacionada con los resultados de su investigación.

El proyecto, que tiene carácter internacional, cuenta con la colaboración de Roche Pharma, Pangaea y la Universidad de Tromso (Noruega), a través del doctor Íñigo Martínez Zubiaurre.

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Determinan los cambios genéticos que permiten a ciertas células cancerígenas avanzar hacia la metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada, la farmacéutica Pfizer y la Junta de Andalucía, han conseguido determinar los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, que es el principal motivo de las muertes ocasionadas por cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente y sin relación anatómica directa. Para que esto ocurra, es necesario que esas células, a las que los investigadores denominan ‘Células Tumorales Circulantes’ (CTCs), viajen a través de la sangre hacia esos órganos.

Ahora, los investigadores del GENYO han conseguido poner de manifiesto la existencia de estas CTCs en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, «demostrando así la capacidad de estas células no sólo para ser capaces de adaptarse a microambientes hostiles como la sangre, sino también para sobrevivir a pesar de los tratamientos y, posteriormente, dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después», según ha resaltado este martes en una nota la Universidad de Granada, que ha destacado que este hallazgo «no había sido visualizado hasta ahora en este tipo de microambientes».

De hecho, los resultados de la investigación del grupo ‘Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis’, han sido ya publicados por las revistas científicas ‘Cancer Biology & Therapy’, ‘Clinical Translational Oncoly’ y ‘Annals of Oncology’, que han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas Células Tumorales Circulantes (CTCs) antes del inicio de su tratamiento tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTCs durante el tratamiento y después del mismo, permite discriminar qué pacientes responden favorablemente a la quimioterapia y cuáles no, de forma que aquellos que muestran persistencia de CTCs durante la administración de la misma sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor y, por tanto, son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos, pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

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Determinan los cambios que hacen que las células cancerígenas avancen a metástasis

Investigadores del Centro de Genómica e Investigación Oncológica (GENYO), participado por la Universidad de Granada junto con Pfizer y la Junta de Andalucía, han determinado los cambios genéticos y fenotípicos que permiten a determinadas células avanzar hacia el desarrollo de un proceso metastático.

El proceso de metástasis, principal motivo de las muertes por cáncer, se produce por el paso de células tumorales desde el tumor primario hasta un órgano diferente sin relación anatómica directa.

Para que esto ocurra, es necesario que esas células, a las que los investigadores denominan «Células Tumorales Circulantes» (CTC), viajen a través de la sangre hacia esos órganos.

Los investigadores granadinos han conseguido poner de manifiesto la existencia de CTC en proceso de división celular en una paciente de cáncer de mama sometida a tratamiento sistémico, demostrando así la capacidad de estas células para ser adaptarse a microambientes hostiles como la sangre.

También para sobrevivir a pesar de los tratamientos y posteriormente dividirse y colonizar otros órganos y tejidos pudiendo producir una metástasis tiempo después.

Este hallazgo, del que hoy ha informado la Universidad, no había sido visualizado hasta ahora en este tipo de microambientes.

Los resultados de la investigación del grupo «Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis», publicados por las revistas científicas Cancer Biology & Therapy, Clinical Translational Oncoly y Annals of Oncology, han demostrado que pacientes con cáncer de mama que presentan esas células CTC antes del inicio de su tratamiento, tienden a desarrollar metástasis o a sufrir recaídas metastásicas poco tiempo después.

La permanencia de estas CTC durante el tratamiento y después del mismo, permite discriminar qué pacientes responden favorablemente a la quimioterapia y cuáles no, de tal forma que aquellos que muestran persistencia de CTC durante la administración de la misma, sufren recaídas de la enfermedad y tienen una supervivencia global menor que aquellos que no las presentan.

Esto se debe a que esas células ofrecen capacidad de resistencia a los tratamientos convencionales que se administran de acuerdo con las características genéticas del tumor y por tanto son capaces de sobrevivir al ataque de dichos fármacos pudiendo producir así metástasis en otros órganos.

Para el profesor de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, director de GENYO y responsable del grupo, el estudio de las CTC es importante no sólo porque pueden ser las responsables del desarrollo de metástasis, sino también porque presentan características genéticas diferentes a las que se encuentran en el tumor primario y la metástasis.

Todo ello hace que las células verdaderamente agresivas escapen no sólo a la acción del sistema inmunitario, sino también a la de los agentes terapéuticos habitualmente utilizados en el tratamiento de los pacientes con cáncer.

La mayoría de estos tratamientos están dirigidos a la acción sobre células tumorales que se encuentran en fase «proliferativa».

Las CTC por el contrario pueden encontrarse en una fase que los responables de la investigación denominan como «durmiente», es decir, «no prolifrante».

Puesto que la presencia de estas células podría ser indicativa de una falta de respuesta al tratamiento, conseguir aislarlas y caracterizarlas genéticamente permitiría clasificar a los pacientes de acuerdo con sus posibilidades de recaída, pudiendo realizar así seguimientos personalizados.

El grupo «Biodinámica de células tumorales circulantes, microambiente tumoral y metástasis» ya ha registrado una patente relacionada con los resultados de su investigación.

El proyecto, que tiene carácter internacional, cuenta con la colaboración de Roche Pharma, Pangaea y la Universidad de Tromso (Noruega), a través del doctor Íñigo Martínez Zubiaurre.

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Ceuta tendrá campus universitario

Ceuta contará a partir del curso 2012-2013 con un nuevo campus universitario que acogerá el antiguo Cuartel del Teniente Ruiz, según el acuerdo firmado este martes por el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Jesús Vivas, el rector de la Universidad de Granada, Francisco G. Lodeiro, y el rector de la Universidad Nacional de Educación a distancia (UNED), Juan A. Gimeno.

   El nuevo campus albergará los centros universitarios que existen actualmente dispersos en la ciudad, la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Granada y el Centro Asociado de la UNED, así como una Escuela de Idiomas. También contará con una residencia de estudiantes y profesores, salón de grados, salas de estudio, comedor universitario e instalaciones deportivas.

   Para el presidente ceutí, se trata de un proyecto de «singular relevancia». En este sentido, ha destacado su «embergadura», ya que supone una inversión cercana a los 27 millones de euros, además de 16.000 metros cuadrados rehabilitados, 6.000 metros cuadrados de nueva construcción y 1.000 metros cuadrados de espacios abiertos. También ha hecho hincapié en que gracias a este proyecto se rehabilitará un inmueble «de extraordinario valor arquitectónico e histórico».

   En virtud del acuerdo firmado, habrá también un nuevo Instituto de Educación Secundaria en las instalaciones actuales de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Granada, y la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Granada se trasladará al edificio que actualmente ocupa el Centro Asociado de la UNED. Todo ello beneficiará a 3.000 estudiantes, según ha constatado Vivas.

   El presidente ceutí se ha manifestado «especialmente satisfecho» por los principios de «lealtad institucional y ánimo de colaboración» que inspiran el acuerdo. A su juicio, el acuerdo pone de manifiesto la «sensibilidad» de las distintas administraciones «para procurar que los ceutíes no se vean perjudicados en el derecho a tener acceso a los servicios básicos en igualdad de condiciones que el resto de los españoles por las condiciones de extrapeninsularidad».

   Por su parte, el ministro, Ángel Gabilondo, quien ha felicitado a Vivas por su reelección como presidente ceutí, ha considerado que el haber firmado este acuerdo «a cuatro bandas» en tiempos de austeridad es «una buena noticia». «La austeridad se escribe con ‘a’ de acuerdo, si no hay acuerdo la austeridad suele significar que unos están bien y otros peor; se escribe también con ‘a’ de agregación, los tiempos de austeridad llaman a que sumemos fuerzas», ha declarado, al tiempo que ha abogado por «reforzar» la educación «en tiempos difíciles».

   Según Gabilondo, el campus aportará a Ceuta «visibilidad universitaria» y actuará como «polo de atracción para los estudiantes en un contexto de calidad y excelencia». Además, ha asegurado que «incidirá en la empleabilidad de los titulados», argumentando que en los espacios donde hay universidades hay generación de empleo y riqueza.

   Por otra parte, ha reafirmado su compromiso con la ciudad autónoma y ha destacado que en el ámbito de la educación «se han logrado muchos avances», aunque ha admitido que «hay mucho por hacer». «Tenemos temas pendientes y los tenemos que abordar», ha agregado, haciendo referencia al conservatorio y al nuevo Instituto de Educación Secundaria.

   Dirigiéndose a los rectores presentes en el acto, ha alabado la «proyección internacional» de la Universidad de Granada y la «dimensión social» de la UNED. El rector de la Universidad de Granada, Francisco G. Lodeiro, ha ratificado que para su universidad las ciudades de Ceuta y Melilla son «prioritarias». Por su parte, el rector de la UNED, Juan A. Gimeno, ha vaticinado que el campus universitario supondrá un «cambio cualitativo» y propiciará «sinergias y acciones en común» entre ambas universidades.

   Según ha recordado el presidente ceutí, el Cuartel del teniente Ruíz es un edificio emblemático que aparece en todas las vistas panorámicas de la ciudad. Su construcción se inició por mandato de la reina Isabel II y se terminó en 1871. Fue sede del regimiento fijo de Infantería donde sirvió el héroe nacional que da nombre al acuartelamiento.

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