El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

   En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

   El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

   Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

   A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

   De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

   Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

   En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

   En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

   Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

   Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

   Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan ‘todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio’, mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. ‘Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital’, asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es ‘analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos’ identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los ‘e-lectores’; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. ‘Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers’, explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por ‘ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura’. En el caso de las Ciencias Aplicadas hay ‘una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros’.

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores ‘las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos’. De hecho, ‘no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito’.

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. ‘La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos’, añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias ‘campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro’; recomiendan a los profesores ‘empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos’ y animan a las bibliotecas al ‘préstamo’ o descarga de estos textos ‘con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico’.

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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Los inmigrantes sustituyen las consultas de especialistas por las Urgencias

Los inmigrantes residentes en España sustituyen la asistencia médica especializada por la de urgencias, servicio para el que parece existir una barrera de acceso menor, según ha concluido una investigación realizada por la Universidad de Granada (UGR) y la London School of Economics, publicada en el ‘European Journal of Health Economics’.

   «Existen diferencias importantes en el uso de servicios sanitarios en España en función del país de nacimiento de los individuos. En términos generales, los inmigrantes usan más los servicios hospitalarios y, sobre todo, las Urgencias», ha explicado en declaraciones a SINC y recogidas por Europa Press la investigadora de la UGR que lidera el estudio, Dolores Jiménez.

   Para el análisis, los investigadores compararon los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2003 (año en el que se comenzó a clasificar a los encuestados según su nacionalidad) y 2006.

   «Los españoles usan más los servicios del médico de cabecera y del especialista. Sin embargo, los inmigrantes los visitan menos porque tienen mejor salud y son más jóvenes, en términos generales, que la población española», ha apuntado Jiménez.

   Según el estudio, las diferencias que los científicos encuentran en el uso de los servicios del especialista, hospital y Urgencias según la nacionalidad se deben a factores «no observables». Así, la limitación del uso de los servicios del especialista se debería a distintas barreras, como las diferencias en el tratamiento de los pacientes en función de la nacionalidad, la falta de comunicación con el médico de cabecera, los horarios y otros aspectos culturales asociados al paciente.

   En general, las personas con mayores ingresos tienden más a acudir al hospital y a los servicios de Urgencia que los que tienen recursos económicos más limitados. Además, un nivel de estudios inferior al universitario aumenta la probabilidad de visitar al médico de cabecera y de Urgencias y disminuye la de acudir al especialista.

   Por otro lado, la edad parece reducir la visita a todo tipo de servicios de salud, excepto al médico de cabecera. La probabilidad de acudir a los servicios especializados disminuye después de los 65 años. «A medida que las personas envejecen, tienden a sufrir dolencias más crónicas y, una vez diagnosticadas, el tratamiento puede requerir un contacto frecuente con un médico de cabecera», ha indicado el estudio.

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Los inmigrantes sustituyen las consultas de especialistas por las Urgencias

Los inmigrantes residentes en España sustituyen la asistencia médica especializada por la de urgencias, servicio para el que parece existir una barrera de acceso menor, según ha concluido una investigación realizada por la Universidad de Granada (UGR) y la London School of Economics, publicada en el ‘European Journal of Health Economics’.

‘Existen diferencias importantes en el uso de servicios sanitarios en España en función del país de nacimiento de los individuos. En términos generales, los inmigrantes usan más los servicios hospitalarios y, sobre todo, las Urgencias’, ha explicado en declaraciones a SINC y recogidas por Europa Press la investigadora de la UGR que lidera el estudio, Dolores Jiménez.

Para el análisis, los investigadores compararon los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2003 (año en el que se comenzó a clasificar a los encuestados según su nacionalidad) y 2006.

‘Los españoles usan más los servicios del médico de cabecera y del especialista. Sin embargo, los inmigrantes los visitan menos porque tienen mejor salud y son más jóvenes, en términos generales, que la población española’, ha apuntado Jiménez.

Según el estudio, las diferencias que los científicos encuentran en el uso de los servicios del especialista, hospital y Urgencias según la nacionalidad se deben a factores ‘no observables’. Así, la limitación del uso de los servicios del especialista se debería a distintas barreras, como las diferencias en el tratamiento de los pacientes en función de la nacionalidad, la falta de comunicación con el médico de cabecera, los horarios y otros aspectos culturales asociados al paciente.

En general, las personas con mayores ingresos tienden más a acudir al hospital y a los servicios de Urgencia que los que tienen recursos económicos más limitados. Además, un nivel de estudios inferior al universitario aumenta la probabilidad de visitar al médico de cabecera y de Urgencias y disminuye la de acudir al especialista.

Por otro lado, la edad parece reducir la visita a todo tipo de servicios de salud, excepto al médico de cabecera. La probabilidad de acudir a los servicios especializados disminuye después de los 65 años. ‘A medida que las personas envejecen, tienden a sufrir dolencias más crónicas y, una vez diagnosticadas, el tratamiento puede requerir un contacto frecuente con un médico de cabecera’, ha indicado el estudio.

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Los inmigrantes residentes en España sustituyen la asistencia médica especializada por la de urgencias, servicio para el que parece existir una barrera de acceso menor, según ha concluido una investigación realizada por la Universidad de Granada (UGR) y la London School of Economics, publicada en el ‘European Journal of Health Economics’.

«Existen diferencias importantes en el uso de servicios sanitarios en España en función del país de nacimiento de los individuos. En términos generales, los inmigrantes usan más los servicios hospitalarios y, sobre todo, las Urgencias», ha explicado en declaraciones a SINC y recogidas por Europa Press la investigadora de la UGR que lidera el estudio, Dolores Jiménez.

Para el análisis, los investigadores compararon los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2003 (año en el que se comenzó a clasificar a los encuestados según su nacionalidad) y 2006.

«Los españoles usan más los servicios del médico de cabecera y del especialista. Sin embargo, los inmigrantes los visitan menos porque tienen mejor salud y son más jóvenes, en términos generales, que la población española», ha apuntado Jiménez.

Según el estudio, las diferencias que los científicos encuentran en el uso de los servicios del especialista, hospital y Urgencias según la nacionalidad se deben a factores «no observables». Así, la limitación del uso de los servicios del especialista se debería a distintas barreras, como las diferencias en el tratamiento de los pacientes en función de la nacionalidad, la falta de comunicación con el médico de cabecera, los horarios y otros aspectos culturales asociados al paciente.

En general, las personas con mayores ingresos tienden más a acudir al hospital y a los servicios de Urgencia que los que tienen recursos económicos más limitados. Además, un nivel de estudios inferior al universitario aumenta la probabilidad de visitar al médico de cabecera y de Urgencias y disminuye la de acudir al especialista.

Por otro lado, la edad parece reducir la visita a todo tipo de servicios de salud, excepto al médico de cabecera. La probabilidad de acudir a los servicios especializados disminuye después de los 65 años. «A medida que las personas envejecen, tienden a sufrir dolencias más crónicas y, una vez diagnosticadas, el tratamiento puede requerir un contacto frecuente con un médico de cabecera», ha indicado el estudio.

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El 40% de los estudiantes de la Universidad de Granada usa ya el libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57%, no utilizan “todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio”, mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. “Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital”, asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es “analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos” identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los “e-lectores”; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. “Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers”, explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por “ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura”. En el caso de las Ciencias Aplicadas hay “una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros”.

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores “las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos”. De hecho, “no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito”.

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. “La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos”, añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias “campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro”; recomiendan a los profesores “empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos” y animan a las bibliotecas al “préstamo” o descarga de estos textos “con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico”.

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Los inmigrantes sustituyen las consultas de especialistas por las Urgencias

Los inmigrantes residentes en España sustituyen la asistencia médica especializada por la de urgencias, servicio para el que parece existir una barrera de acceso menor, según ha concluido una investigación realizada por la Universidad de Granada (UGR) y la London School of Economics, publicada en el ‘European Journal of Health Economics’.

«Existen diferencias importantes en el uso de servicios sanitarios en España en función del país de nacimiento de los individuos. En términos generales, los inmigrantes usan más los servicios hospitalarios y, sobre todo, las Urgencias», ha explicado en declaraciones a SINC y recogidas por Europa Press la investigadora de la UGR que lidera el estudio, Dolores Jiménez.

Para el análisis, los investigadores compararon los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2003 (año en el que se comenzó a clasificar a los encuestados según su nacionalidad) y 2006.

«Los españoles usan más los servicios del médico de cabecera y del especialista. Sin embargo, los inmigrantes los visitan menos porque tienen mejor salud y son más jóvenes, en términos generales, que la población española», ha apuntado Jiménez.

Según el estudio, las diferencias que los científicos encuentran en el uso de los servicios del especialista, hospital y Urgencias según la nacionalidad se deben a factores «no observables». Así, la limitación del uso de los servicios del especialista se debería a distintas barreras, como las diferencias en el tratamiento de los pacientes en función de la nacionalidad, la falta de comunicación con el médico de cabecera, los horarios y otros aspectos culturales asociados al paciente.

En general, las personas con mayores ingresos tienden más a acudir al hospital y a los servicios de Urgencia que los que tienen recursos económicos más limitados. Además, un nivel de estudios inferior al universitario aumenta la probabilidad de visitar al médico de cabecera y de Urgencias y disminuye la de acudir al especialista.

Por otro lado, la edad parece reducir la visita a todo tipo de servicios de salud, excepto al médico de cabecera. La probabilidad de acudir a los servicios especializados disminuye después de los 65 años. «A medida que las personas envejecen, tienden a sufrir dolencias más crónicas y, una vez diagnosticadas, el tratamiento puede requerir un contacto frecuente con un médico de cabecera», ha indicado el estudio.
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Ideal

Pág. 11: Emociones y alegrías

Pág. 14: El Consejo de Gobierno de la UGR aprueba el calendario electoral

Pág. 42 – Deportes: El ‘Uni’ quiere mantener la dinámica ganadora ante Las Torres de Cotillas

Pág. 49: Mayor Zaragoza ‘Reacciona’

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