Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han demostrado que la rehabilitación neuropsicológica permite reducir considerablemente las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus.
Su trabajo ha puesto de manifiesto que estos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, ya que una intervención temprana, durante los seis primeros meses, minimiza las secuelas.
Los traumatismos craneoencefálicos y los ictus son muy frecuentes y afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular.
Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas, emocional y comportamental, según ha informado hoy la UGR en un comunicado.
El programa de intervención llevado a cabo en la Universidad de Granada ha tenido como objetivo la reducción y compensación de sus secuelas.
Esta investigación ha sido realizada por Alfonso Caracuel Romero, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez García y Antonio Verdejo García.
Su trabajo ha demostrado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales, primarias o derivadas directamente de la lesión y secundarias o consecuencia de los cambios en la vida de la persona, y por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y comportamentales.
Para llevar a cabo esta investigación, sus autores han trabajado con un grupo inicial de siete pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento.
Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general, en su estado emocional, niveles de actividad y en su capacidad para regular su comportamiento social.
Dentro del grupo, las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de seis meses