La UGR forma a guías y conductores profesionales del Desierto Occidental egipcio, en la lectura e interpretación de mapas topográficos y en navegación GPS

Un curso, financiado por el CICODE, de la Universidad de Granada ha conseguido enseñar a los trabajadores del Desierto Occidental egipcio a conducir con un sistema de GPS usando un receptor GPS, un mapa y un ordenador con conexión a Internet.

El Programa de formación ha usado sistemas informatizados idénticos a los empleados por los estudiantes de Geología de la Universidad de Granada y ha sido subvencionado dentro de la VIII Convocatoria de Proyectos de Cooperación Universitaria para el desarrollo (CICODE), del Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Cooperación al Desarrollo.

Según explica Fernando Bea Barredo, catedrático del Dpto. de Mineralogía y Petrología de la Universidad de Granada y responsable del proyecto, la idea del curso surgió de los propios guías y conductores egipcios que habían acompañado anteriormente a una expedición geológica de la Universidad de Granada. Ya que las actividades de guía y conductor turístico son el recurso económico más importante de la zona, el proyecto ha supuesto una mejora en las condiciones de trabajo e ingresos de los beneficiarios, así como un impacto positivo sobre la conservación de zonas turísticas del desierto.

El curso fue impartido a 30 trabajadores del desierto occidental de Egipto (conductores de safaris y guías turísticos) que ya son capaces de manejar un sistema de GPS, y planificar un recorrido de varios días en el desierto usando mapas y ordenadores. Después del curso, los asistentes han estado, y están, en comunicación constante con nosotros por correo electrónico, haciendo preguntas y pidiéndonos que comprobemos las rutas que han fijado, explica el profesor Bea. Además han asistido al curso dos profesores del la Universidad de Tanta, con el compromiso de trasladar la información, incluidos mapas y manuales, a otros profesores y estudiantes de geología de esta Universidad, y un capitán del ejército, destinado a las patrullas de protección en el desierto del Oeste.

El Desierto Occidental de Egipto ocupa 700.000 Km2, que representa las dos terceras partes del territorio total de Egipto. Este inmenso desierto, el más grande del mundo y la zona más árida de la tierra, se extiende desde el Nilo hasta la frontera con Libia, al Oeste, y desde el Mediterráneo hasta la frontera con Sudán, al Sur. Las únicas zonas habitadas son cinco Oasis (Siwa, Bahariya, Farafra, Dakhla y Kharga) y la única ruta transitable es una carretera de mala calidad que los une. El resto es sólo arena.

En los últimos años los turistas occidentales demandan más y más safaris en el desierto profundo (zonas remotas como Gilf Kebir, Oweinat, etc), lo que ha llevado a la creación de una nueva profesión entre la población de los Oasis: guías turísticos especializados en el desierto y conductores de safaris. Puesto que los recorridos pueden durar 10-15 días dentro del desierto, la localización y orientación pueden ser un gran problema, incluso para la gente bien entrenada, especialmente en condiciones atmosféricas adversas (como tormentas de arena..). Un GPS en esas condiciones puede representar la salvación de un grupo de personas.

El curso se llevó a cabo en Bawity, capital del Oasis de Bahariya durante el 25 y 26 de Abril del 2009 para clases teóricas y después en el desierto para las clases prácticas.

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Una intervención neuropsicológica temprana reduce las secuelas de las personas con daño cerebral adquirido

Investigadores de la Universidad de Granada han demostrado que la rehabilitación neuropsicológica permite reducir considerablemente las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus.

Su trabajo ha puesto de manifiesto que estos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital, y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, porque una intervención temprana (durante los 6 primeros meses) minimiza las secuelas posteriores.

Los traumatismos craneoencefálicos y los ictus son muy frecuentes y afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular. Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas (atención, memoria, planificación, etc.), emocional (irritabilidad, falta de motivación, etc.) y comportamental (impulsividad, agresividad, etc.).

En la mayoría de los afectados quedan secuelas estables que impiden la recuperación de su nivel de funcionamiento previo, limitando gravemente la independencia en las actividades cotidianas, laborales, académicas y sociales. El programa de intervención llevado a cabo en la Universidad de Granada ha tenido como objetivo la reducción y compensación de las secuelas mencionadas.

Una intervención temprana

Esta investigación ha sido realizada por Alfonso Caracuel Romero, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez García y Antonio Verdejo García. Su trabajo ha demostrado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales (primarias o derivadas directamente de la lesión y secundarias o consecuencia de los cambios en la vida de la persona) y por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y comportamentales.

Para llevar a cabo esta investigación, sus autores han trabajado con un grupo inicial de 7 pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares, y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento. Posteriormente el programa se llevó a cabo con 18 pacientes y familiares. Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general (atención, memoria, etc.), en su estado emocional (menores niveles de depresión), niveles de actividad (reducción del estado de apatía) y en su capacidad para regular su comportamiento social. Sin embargo, dentro del grupo, las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de 6 meses.

Alfonso Caracuel Romero afirma que, hasta la fecha, no existían datos provenientes de estudios en el contexto sociosanitario español que demostrasen la eficacia de los programas holísticos de rehabilitación neuropsicológica. Con este trabajo apunta el investigador- se ha demostrado la importancia de trabajar conjuntamente los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales de las personas que se ven afectados tras el daño cerebral.

Parte de los resultados de este trabajo han sido publicados en revistas nacionales (Rehabilitación) e internacionales como Archives of Clinical Neuropsychology, y aparecerán próximamente en la revista The Journal of Head Trauma Rehabilitation.

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Una veintena de esculturas de basura participan en ‘Reciclar con Arte’

El Ayuntamiento y la Universidad de Granada (UGR) han organizado el II Concurso Internacional ‘Recilcar con Arte’, que en esta edición cuenta con 24 esculturas seleccionadas entre más de cincuenta. Las obras, elaboradas con materiales reutilizados, pretende convertirse en una “plataforma de investigación” sobre el reciclaje y concienciar a los ciudadanos de que la basura puede tener una segunda oportunidad.

El alcalde de la ciudad, José Torres Hurtado, y el rector de la UGR, Francisco González Loderio, han rubricado esta mañana el convenio por el que más de veinte obras se expondrán a partir del jueves en la sala del Rey Chico. El concurso va acompañado de un taller que imnparte la Facultad de Bellas Artes sobre intervención y acondicionamiento de espacios universitarios con materiales reutilizados, a cargo del colectivo Basurama.

En esta ocasión, en la convocatoria han participado artistas de países como Portugal, Estonia, Italia, Grecia o Puerto Rico, con obras realizadas en metal, neumáticos, materiales plásticos o papel.

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Una intervención neuropsicológica temprana reduce las secuelas de las personas con daño cerebral, según un estudio

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han puesto de manifiesto que una rehabilitación neuropsicológica temprana permite reducir «considerablemente» las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus.

   En concreto, este trabajo sostiene que dichos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, tras detallar que «una intervención temprana durante los seis primeros meses» minimiza las secuelas posteriores, según ha informado este martes la UGR.

   Además, los autores del estudio recuerdan que los traumatismos craneoencefálicos y los ictus afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular.

   Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas (atención y memoria), emocional (irritabilidad y falta de motivación) y del comportamiento (impulsividad y agresividad).

   En la mayoría de los afectados quedan secuelas estables que impiden la recuperación de su nivel de funcionamiento previo, limitando gravemente la independencia en las actividades cotidianas, laborales, académicas y sociales. Por ello, el programa de intervención llevado a cabo en la UGR ha tenido como objetivo la reducción y compensación de las secuelas mencionadas.

   Ahora, la investigación realizada por Alfonso Caracuel, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez y Antonio Verdejo, ha revelado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales y, por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y del comportamiento.

   Para llevar a cabo este estudio, sus autores han trabajado con un grupo inicial de siete pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares, y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento.

MEJORAS CONSTATADAS

   Posteriormente, el programa se llevó a cabo con 18 pacientes y familiares. Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general (atención y memoria), en su estado emocional (menores niveles de depresión), en su actividad (reducción del estado de apatía) y en su capacidad para regular su comportamiento social.

   Las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de seis meses.

   «Con este trabajo se ha demostrado la importancia de trabajar conjuntamente los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales de las personas que se ven afectados tras el daño cerebral», ha reseñado Caracuel.

   Parte de los resultados de este trabajo han sido publicados en revistas nacionales como ‘Rehabilitación’ e internacionales como ‘Archives of Clinical Neuropsychology’. También aparecerán próximamente en la revista ‘The Journal of Head Trauma Rehabilitation’.

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Una intervención neuropsicológica temprana reduce las secuelas de las personas con daño cerebral, según un estudio

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han puesto de manifiesto que una rehabilitación neuropsicológica temprana permite reducir «considerablemente» las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus.

En concreto, este trabajo sostiene que dichos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, tras detallar que «una intervención temprana durante los seis primeros meses» minimiza las secuelas posteriores, según ha informado este martes la UGR.

Además, los autores del estudio recuerdan que los traumatismos craneoencefálicos y los ictus afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular.

Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas (atención y memoria), emocional (irritabilidad y falta de motivación) y del comportamiento (impulsividad y agresividad).

En la mayoría de los afectados quedan secuelas estables que impiden la recuperación de su nivel de funcionamiento previo, limitando gravemente la independencia en las actividades cotidianas, laborales, académicas y sociales. Por ello, el programa de intervención llevado a cabo en la UGR ha tenido como objetivo la reducción y compensación de las secuelas mencionadas.

Ahora, la investigación realizada por Alfonso Caracuel, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez y Antonio Verdejo, ha revelado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales y, por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y del comportamiento.

Para llevar a cabo este estudio, sus autores han trabajado con un grupo inicial de siete pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares, y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento.

Mejoras constatadas

Posteriormente, el programa se llevó a cabo con 18 pacientes y familiares. Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general (atención y memoria), en su estado emocional (menores niveles de depresión), en su actividad (reducción del estado de apatía) y en su capacidad para regular su comportamiento social.

Las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de seis meses.

«Con este trabajo se ha demostrado la importancia de trabajar conjuntamente los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales de las personas que se ven afectados tras el daño cerebral», ha reseñado Caracuel.

Parte de los resultados de este trabajo han sido publicados en revistas nacionales como ‘Rehabilitación’ e internacionales como ‘Archives of Clinical Neuropsychology’. También aparecerán próximamente en la revista ‘The Journal of Head Trauma Rehabilitation’.

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Una intervención neuropsicológica temprana reduce las secuelas de las personas con daño cerebral, según un estudio

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han puesto de manifiesto que una rehabilitación neuropsicológica temprana permite reducir ‘considerablemente’ las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus.

En concreto, este trabajo sostiene que dichos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, tras detallar que ‘una intervención temprana durante los seis primeros meses’ minimiza las secuelas posteriores, según ha informado este martes la UGR.

Además, los autores del estudio recuerdan que los traumatismos craneoencefálicos y los ictus afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular.

Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas (atención y memoria), emocional (irritabilidad y falta de motivación) y del comportamiento (impulsividad y agresividad).

En la mayoría de los afectados quedan secuelas estables que impiden la recuperación de su nivel de funcionamiento previo, limitando gravemente la independencia en las actividades cotidianas, laborales, académicas y sociales. Por ello, el programa de intervención llevado a cabo en la UGR ha tenido como objetivo la reducción y compensación de las secuelas mencionadas.

Ahora, la investigación realizada por Alfonso Caracuel, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez y Antonio Verdejo, ha revelado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales y, por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y del comportamiento.

Para llevar a cabo este estudio, sus autores han trabajado con un grupo inicial de siete pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares, y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento.

MEJORAS CONSTATADAS

Posteriormente, el programa se llevó a cabo con 18 pacientes y familiares. Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general (atención y memoria), en su estado emocional (menores niveles de depresión), en su actividad (reducción del estado de apatía) y en su capacidad para regular su comportamiento social.

Las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de seis meses.

‘Con este trabajo se ha demostrado la importancia de trabajar conjuntamente los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales de las personas que se ven afectados tras el daño cerebral’, ha reseñado Caracuel.

Parte de los resultados de este trabajo han sido publicados en revistas nacionales como ‘Rehabilitación’ e internacionales como ‘Archives of Clinical Neuropsychology’. También aparecerán próximamente en la revista ‘The Journal of Head Trauma Rehabilitation’.

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Una intervención neuropsicológica temprana reduce las secuelas de las personas con daño cerebral, según un estudio

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han puesto de manifiesto que una rehabilitación neuropsicológica temprana permite reducir «considerablemente» las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus.

En concreto, este trabajo sostiene que dichos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, tras detallar que «una intervención temprana durante los seis primeros meses» minimiza las secuelas posteriores, según ha informado este martes la UGR.

Además, los autores del estudio recuerdan que los traumatismos craneoencefálicos y los ictus afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular.

Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas (atención y memoria), emocional (irritabilidad y falta de motivación) y del comportamiento (impulsividad y agresividad).

En la mayoría de los afectados quedan secuelas estables que impiden la recuperación de su nivel de funcionamiento previo, limitando gravemente la independencia en las actividades cotidianas, laborales, académicas y sociales. Por ello, el programa de intervención llevado a cabo en la UGR ha tenido como objetivo la reducción y compensación de las secuelas mencionadas.

Ahora, la investigación realizada por Alfonso Caracuel, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez y Antonio Verdejo, ha revelado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales y, por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y del comportamiento.

Para llevar a cabo este estudio, sus autores han trabajado con un grupo inicial de siete pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares, y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento.

MEJORAS CONSTATADAS

Posteriormente, el programa se llevó a cabo con 18 pacientes y familiares. Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general (atención y memoria), en su estado emocional (menores niveles de depresión), en su actividad (reducción del estado de apatía) y en su capacidad para regular su comportamiento social.

Las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de seis meses.

«Con este trabajo se ha demostrado la importancia de trabajar conjuntamente los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales de las personas que se ven afectados tras el daño cerebral», ha reseñado Caracuel.

Parte de los resultados de este trabajo han sido publicados en revistas nacionales como ‘Rehabilitación’ e internacionales como ‘Archives of Clinical Neuropsychology’. También aparecerán próximamente en la revista ‘The Journal of Head Trauma Rehabilitation’.

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Una intervención neuropsicológica temprana reduce las secuelas de las personas con daño cerebral, según un estudio

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han puesto de manifiesto que una rehabilitación neuropsicológica temprana permite reducir «considerablemente» las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus.

En concreto, este trabajo sostiene que dichos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, tras detallar que «una intervención temprana durante los seis primeros meses» minimiza las secuelas posteriores, según ha informado este martes la UGR.

Además, los autores del estudio recuerdan que los traumatismos craneoencefálicos y los ictus afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular.

Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas (atención y memoria), emocional (irritabilidad y falta de motivación) y del comportamiento (impulsividad y agresividad).

En la mayoría de los afectados quedan secuelas estables que impiden la recuperación de su nivel de funcionamiento previo, limitando gravemente la independencia en las actividades cotidianas, laborales, académicas y sociales. Por ello, el programa de intervención llevado a cabo en la UGR ha tenido como objetivo la reducción y compensación de las secuelas mencionadas.

Ahora, la investigación realizada por Alfonso Caracuel, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez y Antonio Verdejo, ha revelado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales y, por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y del comportamiento.

Para llevar a cabo este estudio, sus autores han trabajado con un grupo inicial de siete pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares, y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento.

MEJORAS CONSTATADAS

Posteriormente, el programa se llevó a cabo con 18 pacientes y familiares. Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general (atención y memoria), en su estado emocional (menores niveles de depresión), en su actividad (reducción del estado de apatía) y en su capacidad para regular su comportamiento social.

Las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de seis meses.

«Con este trabajo se ha demostrado la importancia de trabajar conjuntamente los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales de las personas que se ven afectados tras el daño cerebral», ha reseñado Caracuel.

Parte de los resultados de este trabajo han sido publicados en revistas nacionales como ‘Rehabilitación’ e internacionales como ‘Archives of Clinical Neuropsychology’. También aparecerán próximamente en la revista ‘The Journal of Head Trauma Rehabilitation’.

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Una intervención neuropsicológica temprana reduce las secuelas de las personas con daño cerebral, según un estudio

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han puesto de manifiesto que una rehabilitación neuropsicológica temprana permite reducir «considerablemente» las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus.

En concreto, este trabajo sostiene que dichos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, tras detallar que «una intervención temprana durante los seis primeros meses» minimiza las secuelas posteriores, según ha informado este martes la UGR.

Además, los autores del estudio recuerdan que los traumatismos craneoencefálicos y los ictus afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular.

Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas (atención y memoria), emocional (irritabilidad y falta de motivación) y del comportamiento (impulsividad y agresividad).

En la mayoría de los afectados quedan secuelas estables que impiden la recuperación de su nivel de funcionamiento previo, limitando gravemente la independencia en las actividades cotidianas, laborales, académicas y sociales. Por ello, el programa de intervención llevado a cabo en la UGR ha tenido como objetivo la reducción y compensación de las secuelas mencionadas.

Ahora, la investigación realizada por Alfonso Caracuel, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez y Antonio Verdejo, ha revelado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales y, por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y del comportamiento.

Para llevar a cabo este estudio, sus autores han trabajado con un grupo inicial de siete pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares, y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento.

MEJORAS CONSTATADAS
Posteriormente, el programa se llevó a cabo con 18 pacientes y familiares. Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general (atención y memoria), en su estado emocional (menores niveles de depresión), en su actividad (reducción del estado de apatía) y en su capacidad para regular su comportamiento social.

Las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de seis meses.

«Con este trabajo se ha demostrado la importancia de trabajar conjuntamente los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales de las personas que se ven afectados tras el daño cerebral», ha reseñado Caracuel.

Parte de los resultados de este trabajo han sido publicados en revistas nacionales como «Rehabilitación» e internacionales como «Archives of Clinical Neuropsychology». También aparecerán próximamente en la revista «The Journal of Head Trauma Rehabilitation».

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Una intervención neuropsicológica temprana reduce las secuelas de las personas con daño cerebral, según un estudio

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han puesto de manifiesto que una rehabilitación neuropsicológica temprana permite reducir «considerablemente» las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus. En concreto, este trabajo sostiene que dichos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, tras detallar que «una intervención temprana durante los seis primeros meses» minimiza las secuelas posteriores, según ha informado este martes la UGR. Además, los autores del estudio recuerdan que los traumatismos craneoencefálicos y los ictus afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular. Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas (atención y memoria), emocional (irritabilidad y falta de motivación) y del comportamiento (impulsividad y agresividad). En la mayoría de los afectados quedan secuelas estables que impiden la recuperación de su nivel de funcionamiento previo, limitando gravemente la independencia en las actividades cotidianas, laborales, académicas y sociales. Por ello, el programa de intervención llevado a cabo en la UGR ha tenido como objetivo la reducción y compensación de las secuelas mencionadas. Ahora, la investigación realizada por Alfonso Caracuel, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez y Antonio Verdejo, ha revelado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales y, por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y del comportamiento. Para llevar a cabo este estudio, sus autores han trabajado con un grupo inicial de siete pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares, y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento. MEJORAS CONSTATADAS Posteriormente, el programa se llevó a cabo con 18 pacientes y familiares. Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general (atención y memoria), en su estado emocional (menores niveles de depresión), en su actividad (reducción del estado de apatía) y en su capacidad para regular su comportamiento social. Las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de seis meses. «Con este trabajo se ha demostrado la importancia de trabajar conjuntamente los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales de las personas que se ven afectados tras el daño cerebral», ha reseñado Caracuel. Parte de los resultados de este trabajo han sido publicados en revistas nacionales como ‘Rehabilitación’ e internacionales como ‘Archives of Clinical Neuropsychology’. También aparecerán próximamente en la revista ‘The Journal of Head Trauma Rehabilitation’.
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La UGR tiene ‘prácticamente llenas’ las plazas de todas sus titulaciones y prevé aumentar algunas

La mayoría de las vacantes de las titulaciones que se imparten en la Universidad de Granada (UGR) están “prácticamente llenas”, por lo que la institución docente prevé aumentar la oferta en algunas de ellas para dar la oportunidad a quien lo desee de “estudiar en Granada”.

Según ha informado en rueda de prensa el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, aún quedan “algunos huecos” en las titulaciones que se imparten en Ceuta y Melilla, aunque no en las relacionadas con Enfermería, Medicina y Ciencias de la Salud en general.

A juicio de Lodeiro, este lleno general de plazas y el aumento de la nota de corte en varias titulaciones evidencian que el número de estudiantes “ha aumentado”, por lo que la institución estudiará en qué titulaciones puede ofertar más plazas para atender la demanda.

Por otra parte, Lodeiro ha confirmado que la UGR es la universidad andaluza que mayor número de másters ofrece, con un total de 67 aprobados hasta la fecha y la previsión de arrancar el año con un total de 80 en los distintos ámbitos de estudio.

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Una intervención neuropsicológica temprana reduce las secuelas de las personas con daño cerebral, según un estudio

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han puesto de manifiesto que una rehabilitación neuropsicológica temprana permite reducir «considerablemente» las secuelas cognitivas, emocionales y de conducta que sufren las personas con daño cerebral adquirido, generalmente por traumatismos craneoencefálicos e ictus.

En concreto, este trabajo sostiene que dichos pacientes deben recibir tratamiento neuropsicológico ya en el hospital y no esperar a ser atendidos posteriormente por los servicios sociales, tras detallar que «una intervención temprana durante los seis primeros meses» minimiza las secuelas posteriores, según ha informado este martes la UGR.

Además, los autores del estudio recuerdan que los traumatismos craneoencefálicos y los ictus afectan a personas cada vez más jóvenes, a pesar de las campañas preventivas para reducir los accidentes de tráfico y mejorar los hábitos de salud cardiovascular.

Ambas patologías producen alteraciones sobre la conducta, fundamentalmente en las áreas cognitivas (atención y memoria), emocional (irritabilidad y falta de motivación) y del comportamiento (impulsividad y agresividad).

En la mayoría de los afectados quedan secuelas estables que impiden la recuperación de su nivel de funcionamiento previo, limitando gravemente la independencia en las actividades cotidianas, laborales, académicas y sociales. Por ello, el programa de intervención llevado a cabo en la UGR ha tenido como objetivo la reducción y compensación de las secuelas mencionadas.

Ahora, la investigación realizada por Alfonso Caracuel, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, y dirigida por los profesores Miguel Pérez y Antonio Verdejo, ha revelado que cuanto más se retrase el tratamiento, mayor repercusión tendrán las alteraciones emocionales y, por lo tanto, mayor influencia de éstas sobre las alteraciones emocionales y del comportamiento.

Para llevar a cabo este estudio, sus autores han trabajado con un grupo inicial de siete pacientes con daño cerebral adquirido y sus familiares, y se ha comparado con un grupo control de pacientes que no recibieron este tratamiento.

MEJORAS CONSTATADAS

Posteriormente, el programa se llevó a cabo con 18 pacientes y familiares. Los pacientes mejoraron en su funcionamiento cognitivo general (atención y memoria), en su estado emocional (menores niveles de depresión), en su actividad (reducción del estado de apatía) y en su capacidad para regular su comportamiento social.

Las personas que recibieron atención neuropsicológica temprana tuvieron a largo plazo una recuperación en los aspectos emocionales y cognitivos significativamente mayor que las que fueron atendidas cuando ya habían pasado más de seis meses.

«Con este trabajo se ha demostrado la importancia de trabajar conjuntamente los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales de las personas que se ven afectados tras el daño cerebral», ha reseñado Caracuel.

Parte de los resultados de este trabajo han sido publicados en revistas nacionales como ‘Rehabilitación’ e internacionales como ‘Archives of Clinical Neuropsychology’. También aparecerán próximamente en la revista ‘The Journal of Head Trauma Rehabilitation’.

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