La Universidad de Granada coordina una revista online de divulgación científica en el ámbito de la Psicología denominada Ciencia Cognitiva

La Universidad de Granada coordina una revista online de divulgación científica en el ámbito de la Psicología denominada Ciencia Cognitiva

Un grupo de profesores de distintos centros de investigación españoles e internacionales, coordinados por la Universidad de Granada, han puesto en marcha una revista de divulgación científica, disponible en Internet de forma totalmente gratuita, denominada Ciencia Cognitiva.

El objetivo de esta publicación es acercar los últimos descubrimientos de este ámbito al público de habla castellana, tanto al público en general como a los especialistas, ayudando a mantenerse al día de los descubrimientos que tienen lugar en áreas afines.

Aunque el origen de la idea, el acto de su fundación y la composición de su primer consejo editorial se vinculan principalmente con la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada, la revista Ciencia Cognitiva (CC) nació con vocación auténticamente interdisciplinar e internacional, siempre dentro del ámbito de la lengua castellana, y su único hogar común es el dominio www.cienciacognitiva.org, afirma su editor, el profesor Julio Santiago de Torres, del departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la UGR.

Sobre las Ciencias Cognitivas

Las ciencias cognitivas comprenden un amplio conjunto de disciplinas que comparten un interés en la mente, sea biológica o artificial, y su relación con lo físico, neuronal, corporal, social y cultural, así como en sus cambios durante la vida del individuo y a lo largo de la evolución de las especies. Destacan varias ramas de la Psicología, la Neurociencia, la Filosofía, la Lingüística, la Antropología y la Inteligencia Artificial, entre otras. Todas ellas tienen cabida en esta publicación, nacida en el seno de la Universidad de Granada.

Noticias, temas de actualidad, revisión de temas clásicos, entrevistas con investigadores de reconocido prestigio en Ciencia Cognitiva, artículos de opinión y todo tipo de comentarios sobre los temas tratados en la revista forman el contenido de CC. El Consejo Editorial de la publicación está formado por reconocidos especialistas e investigadores de las diferentes ciencias cognitivas, y garantiza la calidad y relevancia de la información publicada en la revista, ya que todos los artículos pasan por un riguroso proceso de revisión antes de su publicación, afirma el profesor Santiago de Torres.

Ciencia Cognitiva pone la divulgación científica en manos de los propios científicos que generan el conocimiento. De este modo, un científico puede publicar un descubrimiento, por un lado, en una revista especializada internacional, en inglés, y por otro, en Ciencia Cognitiva de forma resumida. De ese modo, llega tanto al reducido grupo de especialistas del que forma parte como al conjunto del público hispanohablante.

En el Consejo Editorial de Ciencia Cognitiva colaboran investigadores de la Universidad Internacional de Cataluña, Universidad de las Islas Baleares, Universidad de Zaragoza, Universidad de Murcia, Universidad de Barcelona, la Pontifica Universidad Católica de Chile o la Universidad de California, entre otras muchas.
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Universitarios participan en proyecto científico-artístico sobre sinestesia

Universitarios participan en proyecto científico-artístico sobre sinestesia

Unos quinientos alumnos de la Universidad de Granada van a beneficiarse de un proyecto de innovación docente a partir de investigaciones internacionales sobre la sinestesia que combinan aspectos artísticos y comunicativos pero también psicológicos, neurológicos e informáticos.

El proyecto pretende «potenciar de forma sistemática la práctica interpretativa y creadora de los alumnos» en disciplinas como música o expresión plástica, ha explicado a Efe la coordinadora, María José de Córdoba, introduciéndoles también en un «análisis científico de la misma» basados en los estudios existentes sobre sinestesia, fenómeno psíquico en el que una imagen propia de un sentido viene determinada por otra sensación que afecta a un sentido diferente.

Esta iniciativa, realizada en colaboración con la Fundación Internacional Artecittà, viene avalada por el estudio realizado entre 2006 y 2009 sobre sinestesia con aplicaciones didácticas multidisciplinares para alumnos de Ciencias de la Educación, Bellas Artes y Psicología.

La Fundación Artecittà cuenta con una aplicación informática para testar fenómenos sinestésicos, muy comunes en las prácticas artísticas y las personalidades creativas, con la categoría color/sonido/textura.

La Universidad de Granada (UGR) estudia la extensión del proyecto a titulaciones como Comunicación Audiovisual, Historia del Arte, Literatura, Danza, Teatro, Informática y Física Aplicada.

Los alumnos participantes podrán perfeccionar por ellos mismos sus conocimientos y destrezas sobre interpretación, dirección o composición artística, explica De Córdoba, mediante la actividad investigadora y plástica que surgirá, a su vez, de la propia reflexión científica acerca del fenómeno de la sinestesia.

El proyecto de la UGR, titulado \’Nuevas unidades metodológicas artísticas: la sinestesia como base de la generación de un pensamiento holístico creativo\’, se enmarca dentro de una nueva disciplina científica cuyos primeros resultados se empiezan a dar a conocer en citas como los dos congresos internacionales celebrados en 2007 y 2009 en Granada sobre Sinestesia, Ciencia y Arte. Al mismo tiempo, la promoción de la investigación sobre la sinestesia sonido-color y música visual se está llevando a cabo, en colaboración con la Universidad Politécnica de Milán, a través de la organización de los certámenes internacionales MuVi.
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Un experto dice que no hay indicios de que el cambio climático provoque más terremotos

Un experto dice que no hay indicios de que el cambio climático provoque más terremotos

El cambio climático previsto para las próximas décadas no debe provocar, en un principio, más terremotos en la tierra, ya que la temperatura o los aspectos climatológicos no influyen en los movimientos sísmicos.

Así lo ha manifestado a Efe el subdirector del Instituto Andaluz de Geofísica, Gerardo Alguacil, que ha asegurado que son muchos los que piensan que los días de calor son los más propensos a los terremotos, aunque «los cambios de temperatura del planeta que se han producido en siglos no han mostrado indicios de que se relacionen con la actividad sísmica».

«En una cueva hace la misma temperatura en invierno y en verano», ha explicado este profesor de la Universidad de Granada, que ha puesto este ejemplo como muestra de que los cambios de temperatura sólo afectan a capas muy superficiales y cuya coincidencia histórica de los movimientos con la época del año hacen que muchos piensen que exista relación.

Alguacil ha recordado que la actividad sísmica de la península ibérica es «moderada», ya que en España y Portugal no es frecuente que se registren terremotos de importancia, aunque ha apuntado que en el Sur del país luso «es una excepción, ya que ahí sí se registran más terremotos, aunque los más importantes ocurren con una diferencia prolongada en la línea del tiempo».

Precisamente, el pasado 17 de diciembre se registró un movimiento sísmico en el Cabo de San Vicente, a 14 kilómetros de profundidad, que fue percibido en diferentes puntos de Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Madrid.

Sin embargo, este experto ha manifestado que los movimientos sísmicos «no se pueden predecir», ya que aunque existen trabajos activos de investigación y cada vez se conocen más datos, los terremotos «son un fenómeno típicamente caótico en el que intervienen numerosas variables que no se pueden conocer y que a veces, pueden aportar indicios de cuándo se van a producir pero sin exactitud científica».

Desde este organismo, dependiente de la Universidad de Granada, hacen un llamamiento para que las edificaciones que no cumplen con la normativa antisísmica se adapten.

Según dicho subdirector, en zonas rurales se produce mucha autoconstrucción «sin encomendarse a ningún técnico, por lo que puede que haya echado de más o de menos, con el riesgo que ello conlleva».

Además, ha indicado que los daños materiales y humanos que puede ocasionar un movimiento sísmico depende de factores como su magnitud, profundidad, si se ha producido de día, cuando hay más gente en la calle, o de noche, cuando todo el mundo duerme; el tipo de terreno -si se trata de zona de vega o de roca- o las estructuras de los edificios construidos.
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Un experto dice que no hay indicios de que el cambio climático provoque más terremotos

Un experto dice que no hay indicios de que el cambio climático provoque más terremotos

El cambio climático previsto para las próximas décadas no debe provocar, en un principio, más terremotos en la tierra, ya que la temperatura o los aspectos climatológicos no influyen en los movimientos sísmicos.

Así lo ha manifestado el subdirector del Instituto Andaluz de Geofísica, Gerardo Alguacil, que ha asegurado que son muchos los que piensan que los días de calor son los más propensos a los terremotos, aunque «los cambios de temperatura del planeta que se han producido en siglos no han mostrado indicios de que se relacionen con la actividad sísmica».

«En una cueva hace la misma temperatura en invierno y en verano», ha explicado este profesor de la Universidad de Granada, que ha puesto este ejemplo como muestra de que los cambios de temperatura sólo afectan a capas muy superficiales y cuya coincidencia histórica de los movimientos con la época del año hacen que muchos piensen que exista relación.

Alguacil ha recordado que la actividad sísmica de la península ibérica es «moderada», ya que en España y Portugal no es frecuente que se registren terremotos de importancia, aunque ha apuntado que en el sur del país luso «es una excepción, ya que ahí sí se registran más terremotos, aunque los más importantes ocurren con una diferencia prolongada en la línea del tiempo».

Precisamente, el pasado 17 de diciembre se registró un movimiento sísmico en el Cabo de San Vicente, a 14 kilómetros de profundidad, que fue percibido en diferentes puntos de Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Madrid.

Sin embargo, este experto ha manifestado que los movimientos sísmicos «no se pueden predecir», ya que aunque existen trabajos activos de investigación y cada vez se conocen más datos, los terremotos «son un fenómeno típicamente caótico en el que intervienen numerosas variables que no se pueden conocer y que a veces pueden aportar indicios de cuándo se van a producir pero sin exactitud científica».

Desde este organismo, dependiente de la Universidad de Granada, hacen un llamamiento para que las edificaciones que no cumplen con la normativa antisísmica se adapten.

Según dicho subdirector, en zonas rurales se produce mucha autoconstrucción «sin encomendarse a ningún técnico, por lo que puede que haya echado de más o de menos, con el riesgo que ello conlleva».
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Experto dice no hay indicios de que cambio climático provoque más terremotos

Experto dice no hay indicios de que cambio climático provoque más terremotos

El cambio climático previsto para las próximas décadas no debe provocar, en un principio, más terremotos en la tierra, ya que la temperatura o los aspectos climatológicos no influyen en los movimientos sísmicos.
Así lo ha manifestado a Efe el subdirector del Instituto Andaluz de Geofísica, Gerardo Alguacil, que ha asegurado que son muchos los que piensan que los días de calor son los más propensos a los terremotos, aunque «los cambios de temperatura del planeta que se han producido en siglos no han mostrado indicios de que se relacionen con la actividad sísmica».
«En una cueva hace la misma temperatura en invierno y en verano», ha explicado este profesor de la Universidad de Granada, que ha puesto este ejemplo como muestra de que los cambios de temperatura sólo afectan a capas muy superficiales y cuya coincidencia histórica de los movimientos con la época del año hacen que muchos piensen que exista relación.
Alguacil ha recordado que la actividad sísmica de la península ibérica es «moderada», ya que en España y Portugal no es frecuente que se registren terremotos de importancia, aunque ha apuntado que en el sur del país luso «es una excepción, ya que ahí sí se registran más terremotos, aunque los más importantes ocurren con una diferencia prolongada en la línea del tiempo».
Precisamente, el pasado 17 de diciembre se registró un movimiento sísmico en el Cabo de San Vicente, a 14 kilómetros de profundidad, que fue percibido en diferentes puntos de Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Madrid.
Sin embargo, este experto ha manifestado que los movimientos sísmicos «no se pueden predecir», ya que aunque existen trabajos activos de investigación y cada vez se conocen más datos, los terremotos «son un fenómeno típicamente caótico en el que intervienen numerosas variables que no se pueden conocer y que a veces pueden aportar indicios de cuándo se van a producir pero sin exactitud científica».
Desde este organismo, dependiente de la Universidad de Granada, hacen un llamamiento para que las edificaciones que no cumplen con la normativa antisísmica se adapten.
Según dicho subdirector, en zonas rurales se produce mucha autoconstrucción «sin encomendarse a ningún técnico, por lo que puede que haya echado de más o de menos, con el riesgo que ello conlleva».
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Experto dice no hay indicios de que cambio climático provoque más terremotos

Experto dice no hay indicios de que cambio climático provoque más terremotos

El cambio climático previsto para las próximas décadas no debe provocar, en un principio, más terremotos en la tierra, ya que la temperatura o los aspectos climatológicos no influyen en los movimientos sísmicos.
Así lo ha manifestado a Efe el subdirector del Instituto Andaluz de Geofísica, Gerardo Alguacil, que ha asegurado que son muchos los que piensan que los días de calor son los más propensos a los terremotos, aunque «los cambios de temperatura del planeta que se han producido en siglos no han mostrado indicios de que se relacionen con la actividad sísmica».
«En una cueva hace la misma temperatura en invierno y en verano», ha explicado este profesor de la Universidad de Granada, que ha puesto este ejemplo como muestra de que los cambios de temperatura sólo afectan a capas muy superficiales y cuya coincidencia histórica de los movimientos con la época del año hacen que muchos piensen que exista relación.
Alguacil ha recordado que la actividad sísmica de la península ibérica es «moderada», ya que en España y Portugal no es frecuente que se registren terremotos de importancia, aunque ha apuntado que en el sur del país luso «es una excepción, ya que ahí sí se registran más terremotos, aunque los más importantes ocurren con una diferencia prolongada en la línea del tiempo».
Precisamente, el pasado 17 de diciembre se registró un movimiento sísmico en el Cabo de San Vicente, a 14 kilómetros de profundidad, que fue percibido en diferentes puntos de Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Madrid.
Sin embargo, este experto ha manifestado que los movimientos sísmicos «no se pueden predecir», ya que aunque existen trabajos activos de investigación y cada vez se conocen más datos, los terremotos «son un fenómeno típicamente caótico en el que intervienen numerosas variables que no se pueden conocer y que a veces pueden aportar indicios de cuándo se van a producir pero sin exactitud científica».
Desde este organismo, dependiente de la Universidad de Granada, hacen un llamamiento para que las edificaciones que no cumplen con la normativa antisísmica se adapten.
Según dicho subdirector, en zonas rurales se produce mucha autoconstrucción «sin encomendarse a ningún técnico, por lo que puede que haya echado de más o de menos, con el riesgo que ello conlleva».
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Experto dice no hay indicios de que cambio climático provoque más terremotos

Experto dice no hay indicios de que cambio climático provoque más terremotos

El cambio climático previsto para las próximas décadas no debe provocar, en un principio, más terremotos en la tierra, ya que la temperatura o los aspectos climatológicos no influyen en los movimientos sísmicos.
Así lo ha manifestado a Efe el subdirector del Instituto Andaluz de Geofísica, Gerardo Alguacil, que ha asegurado que son muchos los que piensan que los días de calor son los más propensos a los terremotos, aunque «los cambios de temperatura del planeta que se han producido en siglos no han mostrado indicios de que se relacionen con la actividad sísmica».
«En una cueva hace la misma temperatura en invierno y en verano», ha explicado este profesor de la Universidad de Granada, que ha puesto este ejemplo como muestra de que los cambios de temperatura sólo afectan a capas muy superficiales y cuya coincidencia histórica de los movimientos con la época del año hacen que muchos piensen que exista relación.
Alguacil ha recordado que la actividad sísmica de la península ibérica es «moderada», ya que en España y Portugal no es frecuente que se registren terremotos de importancia, aunque ha apuntado que en el sur del país luso «es una excepción, ya que ahí sí se registran más terremotos, aunque los más importantes ocurren con una diferencia prolongada en la línea del tiempo».
Precisamente, el pasado 17 de diciembre se registró un movimiento sísmico en el Cabo de San Vicente, a 14 kilómetros de profundidad, que fue percibido en diferentes puntos de Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Madrid.
Sin embargo, este experto ha manifestado que los movimientos sísmicos «no se pueden predecir», ya que aunque existen trabajos activos de investigación y cada vez se conocen más datos, los terremotos «son un fenómeno típicamente caótico en el que intervienen numerosas variables que no se pueden conocer y que a veces pueden aportar indicios de cuándo se van a producir pero sin exactitud científica».
Desde este organismo, dependiente de la Universidad de Granada, hacen un llamamiento para que las edificaciones que no cumplen con la normativa antisísmica se adapten.
Según dicho subdirector, en zonas rurales se produce mucha autoconstrucción «sin encomendarse a ningún técnico, por lo que puede que haya echado de más o de menos, con el riesgo que ello conlleva».
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La sinestesia, mezcla de los sentidos

La sinestesia, mezcla de los sentidos

El proceso de aprendizaje puede llevar a experimentar combinaciones de los distintos sentidos a través de la vista, el oí­do, el olfato, el gusto o el tacto. Es posible imaginar formas cuadradas o triangulares en el momento de comer o formar secuencias espaciales para los dí­as de la semana o los años. Esto le ocurre a una de cada veinte personas cuando viven experiencias cotidianas. Es una condición denominada sinestesia, cuya forma más común consiste en «ver» colores cuando se leen palabras o números.

La sinestesia es una condición neurológica por la que los sentidos se combinan de formas poco corrientes. Es una manera especial de contemplar la realidad que ciertas personas consideran más rica porque diversas áreas del cerebro se comunican entre ellas y no categorizan, como es habitual. Sus ventajas no están demostradas, excepto con la memoria, pero tampoco se han detectado desventajas, por lo que ha sobrevivido durante la evolución humana.

No se considera un problema o un déficit, sino una experiencia adicional que enriquece la percepción de la realidad. A lo largo de la historia, ha permitido a muchos artistas desarrollar sus trabajos creativos. Algunos músicos pueden tocar las notas de manera similar a la creación de un puzzle.

Se distingen varios tipos de sinestesia, aunque el más común y estudiado es el denominado «color-grafema», en el que las letras, palabras o números evocan colores. Otras personas perciben colores cuando se enfrentan a unidades de tiempo y también es frecuente imaginarlos en las palabras, los sonidos o las notas musicales. Además, hay quien asocia los sabores con colores, sonidos o sensaciones táctiles, hasta llegar a casi todas las combinaciones posibles entre los distintos sentidos.
Cuestión de aprendizaje

Las personas con sinestesia espacio-temporal visualizan las fechas en tres dimensiones

Investigaciones previas habí­an demostrado que el cerebro de las personas sinestésicas se comporta de un modo diferente. Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Padua (Italia) confirma que el proceso de aprendizaje está muy relacionado con estas vivencias en el futuro. Las conclusiones revelan que el aprendizaje puede llevar a conductas sinestésicas incluso sin que la persona sea consciente de la experiencia misma.

El grupo, liderado por Ilaria Berteletti, utilizó un test clásico de diagnóstico de sinestesia mediante el cual se asocian una serie de números a diferentes colores. Un paciente para quien el número 2 corresponde al color rojo, mostrará más dificultad para nombrar el mismo número asociado al color verde. Esta desaceleración en la respuesta, en general, se toma como evidencia de que las experiencias sinestésicas son reales y automáticas.

La desaceleración también se produjo al presentar los números en forma de puntos (como si representaran dados), a pesar de que el participante aseguró no haber detectado ningún color para este tipo de estí­mulo. Según los cientí­ficos, los resultados sugieren que el concepto de un número, sin tener en cuenta la forma en que se presenta ante los ojos -en dí­gitos o en puntos- es suficiente para producir el marcador de comportamiento sinestésico, incluso si el participante no es consciente de que experimenta esta condición. «Una vida de experiencias sinestésicas puede dar lugar a la creación de asociaciones entre las diferentes clases de estí­mulos», afirma el coautor del estudio Edward Hubbard.
Percepción inconsciente

La mayorí­a de las personas que experimentan sinestesia lo hacen de manera inconsciente. Tampoco se percatan de que el resto de la gente no percibe la realidad de la misma forma. Piensan que el modo en que ven el mundo es común. La sinestesia puede pasar desapercibida durante años si los afectados no comparten sus experiencias, aunque al hacerlo se enfrentan a la incredulidad de sus oyentes, por lo que se acostumbran a no hablar de ello.

Otra caracterí­stica de la sinestesia es su carácter estable en el tiempo. En el caso del tipo «color-grafema», siempre se relaciona el mismo color para un número concreto. Son sensaciones de carácter perceptual, que no se basan en la memoria y no se pueden reprimir: son automáticas e involuntarias.
Base cientí­fica

El estudio cientí­fico de la sinestesia no se popularizó hasta hace un par de décadas. En la actualidad, un amplio número de laboratorios en todo el mundo analiza las caracterí­sticas psicológicas de este fenómeno, así­ como sus bases neuronales y la posible influencia de distintos genes en su trasmisión. Uno de estos laboratorios se encuentra en la Universidad de Granada. El grupo de Neurociencia Cognitiva se ha especializado en las reacciones afectivas asociadas a las percepciones sinestésicas.

Cuando una persona con sinestesia percibe un estí­mulo de un color distinto al experimentado de manera interna (asocia el color verde a la letra A, pero debe enfrentarse a ésta coloreada en naranja), se genera un desagrado. Diversos estudios de comportamiento llevados a cabo en esta universidad española muestran que esta reacción afectiva es automática, difí­cil de ignorar y tan potente como para influir en la conducta de la persona que la experimenta.
MEMORIA Y SINESTESIA

Los beneficios de la sinestesia se relacionan con la memoria, sobre todo, en el ámbito de la vida cotidiana. Es más sencillo recordar un nombre, un número de teléfono u otras informaciones importantes gracias a la asociación con un color. Respecto a la sinestesia espacio-temporal, un trabajo reciente de la Universidad de Edimburgo (Escocia) apunta sus beneficios cognitivos.

Las personas visualizan los números como si se localizaran en un espacio en tres dimensiones (pueden ver que el año 1980 está más alejado que 1995). Estos mapas mentales se crean en el espacio en 3D de todo el cuerpo o en una dimensión virtual en la propia mente (en forma de elipse, columnas o espirales). Según los investigadores escoceses, las personas con este tipo de sinestesia son capaces de recordar mejor que otras personas fechas de sucesos pasados.
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La Universidad de Granada investigará nuevas técnicas del tratamiento vegetal en la restauración paisají­stica.

La Universidad de Granada investigará nuevas técnicas del tratamiento vegetal en la restauración paisají­stica.

Se analizarán los procedimientos y especies vegetales idóneas en la construcción de infraestructuras, así como el uso de lodos de depuradoras.

La consejera andaluza de Obras Públicas y Transportes, Rosa Aguilar, ha firmado dos convenios con el rector de la Universidad de Granada, Francisco González, para la investigación y desarrollo de nuevas técnicas del tratamiento vegetal en la restauración paisajística. Uno de los acuerdos también lo ha rubricado el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, en calidad de presidente de la Empresa Municipal de Abastecimiento y Saneamiento de Granada (EMASAGRA), ya que recoge la utilización, como material de investigación, los lodos de las depuradoras en la revegetación de taludes. El presupuesto conjunto de ambas investigaciones asciende a 309.153 euros.

El primero de los compromisos adquiridos tiene por objeto realizar un proyector de I+D+i que analice los resultados de la aplicación de diferentes técnicas y especies vegetales en la restauración paisajística en las infraestructuras viarias de Andalucía durante los últimos diez años, y determine el porcentaje de éxitos y la identificación de los procesos más eficaces.

El trabajo también incluye la definición de una serie de fundamentos técnicoscientíficos que se han de usar para lograr una perfecta integración ambiental, cultural y socio económica de la obra en su entorno.

Los estudios se desarrollarán durante dos años, transcurridos los mismos, el equipo investigador, formado por personal de la Universidad y de GIASA, redactará un documento final sobre recomendaciones técnicas y criterios de selección de especies para la mejor integración de las infraestructuras en el medio natural.

El segundo de los convenios centra su trabajo en investigar el resultado del uso de lodos de depuradoras en los procesos de hidrosiembra en los taludes de las carreteras. Se busca dar un uso a los lodos originados en los procesos de depuración que en la actualidad presentan un alto coste económico y medioambiental. El tratamiento de los lodos suponen un importante coste para las depuradoras, el coste medio de cada tonelada de lodo es de 20 euros, por lo que una ciudad media puede soportar un coste anual de 1 millón de euros para el tratamiento de estos residuos.

Este convenio da continuidad a otro anterior firmado entre la Consejería de Obras Públicas y la Universidad de Granada mediante el cual se experimentó en esta línea de trabajo en alguno de los taludes de la carretera A-305 entre Arjona y Porcuna. Los resultados de estos experimentos han sido satisfactorios, por lo que ahora se aplicará esta técnica a escala real en la totalidad de los taludes que se están realizando con motivo de las obras de acondicionamiento de la A-6050 desde el cruce de la JV-2216 a Valdepeñas de Jaén.
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Granada Hoy

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