La Universidad de Granada halla a las madres de 202 niños
La UGR lidera un proyecto mundial para luchar contra el tráfico de menores, que ya ha dado frutos en Latinoamérica.
Miles de niños, de apenas cinco, seis o siete años, deambulan por el mundo con la certeza de no conocer pasado, presente o futuro. Son las principales víctimas del tráfico de seres humanos, una práctica delictiva que les arrebata de sus familias y que lamentablemente está extendida en muchas partes del planeta en forma de secuestros de menores o adopciones ilegales -las víctimas se cifran en unas 800.000 personas al año-.
Las consecuencias para los niños son abusos laborales, sexuales o de cualquier otro tipo. La Universidad de Granada (UGR) es consciente de la situación, y desde hace tres años está empleando los medios a sus disposición para combatir el tráfico ilegal de niños. Lo hace a través de un programa promovido por el profesor José Antonio Lorente y el Laboratorio de Identificación Genética que dirige en la UGR. Lo bueno es que el trabajo está empezando a dar frutos: La UGR ha logrado mediante muestras de ADN reunir a 202 niños con sus madres en los
últimos tres años.
Lorente explicó ayer que el programa DNA-Prokids tiene «una triple misión: identificar a las víctimas y devolverlas a su familia, dificultar el tráfico de seres humanos gracias a la identificación de las víctimas y obtener información sobre los orígenes, las rutas y los medios de comisión del delito, claves para el trabajo de las fuerzas policiales y judiciales». La UGR, de hecho, cuenta actualmente con una base de datos con unas 400 muestras de mujeres y más de 600 de niños «a la espera de que lleguen al laboratorio de Identificación Genética otras muestras que permitan demostrar que hay coincidencias», destacó.
Muestras. El programa ofrece, a través de las instalaciones de la UGR, la posibilidad de realizar gratuitamente los análisis a quien lo solicite, así como de formar a los especialistas que en el futuro tomarán las muestras y realizarán los análisis en los diferentes países. «La Universidad cuenta ya con un banco de muestras importante, pero su función no es guardar las muestras que lleguen de todo el mundo, eso es algo que debe hacer cada uno de los países», aclaró Lorente.
De momento, sólo tres de las naciones que sufren de forma alarmante este tráfico de menores dispone de base de datos propia. Se trata de México, Guatemala y Filipinas. «El tráfico de seres humanos es uno de los delitos internacionales más horrendos del siglo XXI, pero la identificación genética puede ser un arma muy eficaz», afirmó el profesor de la UGR. Esta es la idea que los responsables del programa quiere extender y para ello ya se han reunido con altos cargos de, entre otros países, Brasil, China, Colombia, Dubai, Filipinas, India o Malasia.
El rector, Francisco González Lodeiro, destacó además el buen hacer del Laboratorio de Identificación Genética de la UGR, un departamento que «ya fue pionero en 1998 al comenzar a colaborar con la Guardia Civil en la búsqueda e identificación de desaparecidos». El delegado de Justicia, Baldomero Oliver, destacó igualmente las bondades del programa DNA-Prokids, que «conjuga la investigación de la UGR con la lucha contra el tráfico de menores». La UGR ya ha conseguido devolver la sonrisa a 202 niños, pero el trabajo no ha hecho más que comenzar.
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